Ataque Pirata en villa Syrup (Privado) (Koga-Alex-Alwyn)

El día estaba algo feo pues una tormenta estaba sobre el cielo. Las nubes negras eran enormes y cubrían todo lo que la vista lograba alcanzar. La lluvia caía sobre aquella isla de forma violenta y algunos truenos se escuchaban en aquel remoto lugar alejado de las demás islas. Había pasado tiempo desde que una tormenta de esa intensidad pasaba por la isla, parecía como si un tsunami estuviera a punto de tragarse la isla por completo. Las olas eran enormes y terribles. Aquello era un golpe de mala suerte para aquel bote que se acercaba. Koga se encontraba en él con una mirada seria y el ceño fruncido al notar como estaba a punto de volcar. Sus manos estaban sujetas al borde de la barca con fuerza mientras gruñía tratando de aguantar aquella maldita tormenta que estaba causando estragos. El rubio observaba arboles pasar por su posición pues el viento era tan fuerte que los había arrancado y los había lanzado al agua.

La situación parecía empeorar y fue cuando de repente una poderosa ola embistió contra la pequeña embarcación del rubio tirándole al agua con violencia. Los ojos del mafioso se cerraron mientras se hundía hacia el fondo del mar. Tras unos diez segundos notando como la corriente le arrastraba abrió los ojos y comenzó a nadar con todas sus fuerzas hacía la superficie del mar. Por fin salió respirando algo más fuerte de lo normal. Una ola se dirigía hacia él pero decidió aprovecharla y nadó hacia ella. La ola le impulsó con fuerza dejándole casi en la orilla, unas cuentas olas más le empujaron con fuerza hasta sacarlo y dejarlo allí tirado en la arena. Comenzó a toser asqueado por haber tragado algo de agua para después arrastrase hacía el interior de la costa alejándose del agua.

Se quedó allí tumbado notando el agua en la cara durante medio minuto o así. Después abrió los ojos para notar como estaba chorreando. Lo que más le alegró fue ver su bote encallado en la arena de la playa. Corrió hacia él de manera rápida sacándolo a fuera un poco más. Su chaqueta estaba chorreando y no estaba de buen humor encima. Se quitó la chaqueta dejándola dentro del bote y quedándose con su camisa morada. Una vez dejó allí la chaqueta dirigió su mirada hacía un pequeño y estrecho camino cuesta arriba. Sus pasos avanzaron notando la lluvia mientras el rubio respiraba algo agitado por lo que había pasado. Comenzó a subir la cuesta despacio dirigiéndose a la villa. Había llegado desde la villa Shimotsuki y no le quedaba remedio de dirigirse a la de Syrup si quería salir vivo de aquella tormenta que le había cogido de imprevisto. Una vez la subió comenzó a caminar buscando una posada en la que poder resguardarse. No había nadie por las calles como era normal con aquel tiempo y el que estuviera debía estar como una cabra. Por fin los ojos verdosos del rubio pudieron divisar una llamada ``Carroy´´. Sonrío de lado y empezó a caminar hacia ella.

Alex estaba en un pequeño restaurante de Villa Syrup. Derian había detenido el barco en aquella isla, debido a la fuerte tormenta, que hacía casi imposible la navegación. Dado que no había gran cosa que hacer mientras estuvieran en la isla, Alex había decidido salir al pueblo a comprobar si alguien necesitaba de sus servicios de médico. No esperaba encontrar ningún paciente, pero por probar suerte no iba a perder nada.

En efecto, en el pequeño pueblo no parecía haber nadie enfermo, por lo que al no ser requeridos sus servicios, había decidido pararse a tomar algo de comer. Y dado que hacía tiempo que no tomaba una buena empanadilla había decidido probar suerte en aquel lugar. En efecto, allí tenían comida en abundancia: carne, pescado, quesos, pan... y Alex no pudo evitar pedir una ración de empanadillas. Estaba degustando una de carne cuando un trueno sonó afuera. "Vaya... parece que el tiempo no mejora... me pregunto que estarán haciendo Derian y los demás..." pensó mientras mordía de nuevo la empanadilla.
El atuendo del médico destacaba ligeramente en el lugar. Mientras que la gente llevaba ropas cómodas, camisetas y chaquetas de colores neutros y nada destacados, Alex llevaba su sudadera negra con plumas. También llevaba unos pantalones, de color crema, que contrastaban con el color oscuro de la sudadera, y unas botas negras impermeables. A su lado, en la mesa, había dejado uno de sus sombreros, de modelo calado y con un motivo rayado, también de color blanco y negro. El aspecto del conjunto era ciertamente extravagante.
Una niña pequeña, de alrededor de cuatro o cinco años, se había acercado hacía un momento a preguntarle si las plumas de su traje eran de verdad, y Alex le había sonreído y le había dicho que eran de un pájaro que se las había prestado a cambio de un jarabe para la tos. La niña había soltado una exclamación de asombro y se había vuelto con el que posiblemente sería su abuelo, un hombre mayor y arrugado que se sentaba en una esquina del restaurante, fumando en pipa de madera y leyendo el periódico. En el restaurante no había mucha más gente, y pese a la tormenta, en el interior se respiraba un ambiente de paz, con olor a pan recién hecho y carne asada. Era bastante agradable. Alex miró el último trozo de su empanadilla y se la tomó de un mordisco.

Aquella tormenta del demonio se cernía sobre la isla como si se estuviera vengando, el dia se transformo en noche, la luz en oscuridad y el viento parecía que fuera a arrancar los tejados de las casas, yo estaba de misión en una isla cercana pero había terminado y regresaba a la base, pero aquel temporal me obligó a quedarme en aquella isla dejada de la mano de Dios, solo me quedaba esperar, la lluvia golpeaba violentamente los cristales de la posada mientras degustaba una especialidad local acompañada de una pinta bien fresquita, el ambiente era tranquilo, la posada era lúgubre, humilde y oscura, y allá en la oscuridad en la mesa del fondo iluminado con la triste luz de una vela estaba yo relajándome un poco pero siempre atento por lo que pudiera pasar.
De pronto, alguien entró en la posada.
No puedo quedarme mucho tiempo, aunque no saben mi identidad, nunca se sabe cuando puede venir la marina a meter los hocicos-Pensé.

La figura del rubio abrió la puerta de la posada con calma y se dispuso a entrar cuando de repente escuchó como alguien le pegó una voz desde su retaguardia. Allí se encontraban cuatro tipos vestidos con capuchas negras y pasamontañas. Los cuatro miraban al rubio fijamente. Este los observó con el ceño fruncido y cerró la puerta de la posada saliendo de nuevo y girándose observando a aquellos tipos de forma seria. El que parecía el cabecilla por estar algo más adelantado que el resto habló con un tono bastante serio y amenazante.

Seré claro, somos unos bandidos que buscamos algo de dinero. El cuento de que no llevas nada encima no será creíble así que no gastes saliva, solo entrega lo que se te está pidiendo y no tendremos que cortarte el cuello estúpido.

Los ojos del rubio observaban a los cuatro idiotas que le amenazaban, sus ojos pudieron ver que llevaban navajas en sus manos. Este chasqueó la lengua se crujió los nudillos y segundos después el cuello. Tras aquel acto de vacilación hacia ellos sonrío de lado y se colocó en posición de combate, no iba a usar su espadón a no ser que la cosa se pusiera fea o algo parecida por lo que le bastaba con los puños por el momento. Dirigió una mirada a los cuatro inútiles que le observaban y le amenazaban. De sus labios salieron unas palabras en un tono arrogante y chulesco con una mezcla de sádico y frio.

Pedazo de mierda, voy a partirte el cuello. No puedes hablarle así a alguien como yo. Vas a ver lo que es el autentico miedo. Solo te voy a decir que lo primero que van a caer van a ser tus brazos. Después tus piernas y puede que si me aburro tu cuello. Los que te siguen acabaran sin piernas, ahora que ya te he advertido ataca con todo lo que tengas maldita basura con piernas.

Tras sus palabras el cabecilla gruñó un poco y salió corriendo hacia el rubio lanzándole un corte con su navaja que iba directo a su cuello. El rubio no se iba a estar quieto como era normal. No se dejaría que le golpearan y mucho menos que le mataran. Se apartó saltando dos zancadas hacia la derecha y tras aquello estiró su mano agarrando su brazo. Acto seguido tiró de este contra él y de un cabezazo lo tiró al suelo con fuerza donde de un pisotón le partió el tobillo. Los otros tres escuchaban los gritos de su líder mientras avanzaban con sus navajas hacia el rubio que sonreía de lado cogiendo al líder del cuello y dándole un rodillazo en el estomago para dejarle sin aire. Tras unos segundos lanzó el cuerpo del inconsciente líder contra un charco y observó a los otros frunciendo el ceño y llevando la mano al mango de su enorme espadón. No se lo pensaría y si le intentaban matar se los cargaría sin piedad ninguna.

Alex observó como un hombre rubio y joven abría la puerta de la posada y se disponía a entrar. Sin embargo, antes de dar un paso hacia el interior del establecimiento, cerró de nuevo la puerta. Alex sintió como fuera seguía lloviendo, y se preguntó que habría pasado para que aquel hombre no hubiera entrado. No le dio mayor importancia, no era cosa suya el meterse en la vida de personas ajenas. Observó su última empanadilla en el plato, con cierto pesar. Tras pensárselo unos instantes, la cogió y la engulló de un solo bocado. Tras estirarse ligeramente, dejó unas monedas en la mesa, lo suficiente como para pagar la consumición más una pequeña propina, y se dirigió a la puerta. Se echó la capucha por encima para taparse de la lluvia de fuera y abrió la puerta.

Lo que vio lo dejó en estado de asombro: el hombre rubio se encontraba haciendo frente a tres hombres con navajas a escasa distancia de la puerta, y a los pies del médico había un cuarto hombre gemía levemente bajo la lluvia y con la cara manchada de barro oscuro. El médico actuó por instinto: echó a correr, alejándose de la pelea, empapándose bajo la lluvia. Tras estar a una distancia prudencial, con el corazón acelerado, pensó: "¡Mierda, me he dejado mis bombas en el barco! ¡No esperaba encontrarme en esta situación aquí! ¿No se supone que este lugar es pacífico?". Pensó en salir corriendo hacia el barco, pero sabía que Derian quería que él se convirtiera en un cazador, y si regresaba huyendo de un combate que ni tan siquiera le concernía, tal vez el noble decidiera darle una lección de "caza". Y si Derian o Drake iban hasta allí, el médico no podía asegurar la seguridad de la gente. Había visto cazar a Derian cuando lo había conocido, y no era un ser racional cuando lo hacía. Decidió observar como evolucionaba la situación. Parecía que el rubio se las apañaba bastante bien en combate. Le preocupaba en hecho de que quien fuera que ganara el combate lo atacara, pero en ese caso siempre podría hacer uso de su akuma para huir. Tragó saliva ruidosamente, esperaba no tener que llegar a ese punto. Un rayo iluminó el cielo tras él, mientras la lluvia caía con furia sobre el pueblo.

Tras el arbusto de la esquina en la que estaba vi llegar a un joven y casi justo después e impidiendo su entrada a la taberna 4 bandidos que querían atracarle. El que parecía el líder le dijo que no lo engañara y que le diera todo, pero el chico no se amilano y le respondió que fuera a buscarlo. Cuando el matón se lanzó hacia el chico respondió con rapidez y lo lanzó al barro, los otros tres se quedaron paralizados, cuando salió de la taberna un joven que paso de todo y tiro camino adelante, y justo después otro todo envuelto en vendas que se quedó a mirar. Yo aproveche todo ese jaleo para acercarme a los tres bandidos y rajar la garganta desde atrás a dos de ellos y lanzar un cuchillo al cuello del otro. Cuando estuvieron los tres muertos, me gire y mire a los dos chicos que estaban allí, el rubio parecía fuerte y el de vendas me daba repelús, a saber que enfermedad tendría para llevar eso.

-Largaros de aquí chicos, soy agente del gobierno, yo me encargare de ese, le hare cantar donde tiene la base y si tienes compinches los eliminare. Nadie molestara la paz de estas tierras mientras yo esté en el pueblo. Además con este temporal seguro que tenéis que volver a vuestras casas a hacer algo. Venga. Venga.

A pesar de apremiarles, no me gusta estar cerca de plebeyos como aquellos, no espere a que me hicieran caso o no, agarre al tío del barro por la bota y tire de él calle arriba, me resguardaría en algún tejadillo y le sacaría información de la mejor que sabía con el terror y el miedo a la muerte.

La puerta de la posada se abrio pero se cerró sin que entrara nadie, yo segui pasando el rato tranquilamente, disfrutando de mi cerveza y mi comida, habia mucha tranquilidad en el bar, una niña correteaba por todos lados mienteas su abuelo fumaba en una pipa, al otro lado habia un par de jovenes que parecian celebrar algo y un tipo con un ¿abrigo de plumas? que acababa de ir del bar, me recosté sobre el respaldo de la silla mientras masticaba un buen trozo de mi comida, era una especie de guiso de carne con zanahorias y frijoles rojos acompañado de arroz y pan y la verdad es que estaba delicioso, suspire mientras seguia analizando lo que tenia alrededor, mire por la ventana y afuera estaba oscuro, de pronto un rayo ilumino la situacion que habia fuera, un tipo grande y rubio estaba frente a otros 4 tipos, apenas me dio tipo a ver como eran ya que la oscuridad lo envolvio todo otra vez pero cuando otro rayo volvio a caer la situacion cambio, incluso me incorporé sobre la mesa, las 4 figuras se habian reducido a tres y a los pies del rubio habia una figura que parecia el cuarto hombre, no se si eran ciudadanos,piratas o que pero no estaba mal algo que me distrajera
Bueno, parece que se las apaña el solo, de momentò me limitare a observar-pensé
asi que levantè mi jarra de cerveza y le di un largo trago hasta que me la termine mientras intentaba vislumbrar a duras penas lo que afuera ocurria, como no vi nada, me levanté, pagué la cuenta de lo que debia y sali afuera, apenas me dio tiempo de cerrar la puerta cuando alguien salio de detras de los arbustos y acabó con la vida de los 3 individuos que habia delante de mi.

-Largaros de aquí chicos, soy agente del gobierno, yo me encargare de ese, le hare cantar donde tiene la base y si tienes compinches los eliminare. Nadie molestara la paz de estas tierras mientras yo esté en el pueblo. Además con este temporal seguro que tenéis que volver a vuestras casas a hacer algo. Venga. Venga.
respondió el tipo

aquella mujer nos miraba con asco y desprecio y lo peor es que trabajaba para el gobierno, posiblemente la marina o el Cipher Pol, esta bien que se quiera mantener la paz pero la forma en que nos miro no me gustó para nada y eso es lo que me llamó la atención, mientras el rubio se quedó alli perplejo y yo habia encontrado algo que hacer mientras pasaba el temporal asi que me dispuse a seguir en la distancia a aquella "Agente del Gobierno" por suerte sus pisadas en el barro le delataban.

Los otros tres que quedaban serían los siguientes objetivos del rubio. Este los observaba seriamente con el ceño fruncido y la camisa chorreando. Llevó la mano hasta el mango de su enorme vaina y sonrío de lado sádicamente pensando en despedazarlos en aquella terrible tempestad. Sus ojos localizaron a un joven moreno que salió de allí sin meterse. A continuación a un tipo cubierto de vendas, cuando volvió la vista a sus presas una chica les había cortado el cuello a dos de ellos. El otro recibió un corte en el cuello y una muerte rápida, ese hecho hizo que el rubio abriera sus ojos de forma incomoda al haber perdido a sus presas. Con cierto enfado se preparó para sacar su arma y atacar a la chica dispuesto a decapitarla pero al escuchar que se trataba de alguien del gobierno mundial se estuvo quieto. Después ella dijo que se fueran pues el tiempo no era para estar en la calle. No quería problemas con el gobierno al menos por ahora y por eso mismo el rubio se había contenido.

Ahora se fijó en como la chica cogía de la bota el cuerpo del hombre que había conseguido el rubio dejar inconsciente. Se dio cuenta de que el tipo de las vendas comenzó a seguirla de forma disimulada, no le daba buena espina ese hombre momia pero eso no era asunto suyo. Un trueno iluminó el cielo y este se quedó observando a todos sin decir nada. Tras unos segundos chasqueó la lengua y se giró entrando de nuevo en la taberna, con la mirada analizó varios sitios hasta encontrar uno libre en la barra. Sin pensárselo se dirigió a este y se sentó tranquilamente dando un suspiro. Ya deberían preocuparse los del gobierno de él en el futuro cuando tuviera precio alto por su cabeza. El mafioso ahora le había entrado pereza para seguir al tipo de las vendas o a cualquier otro de los demás. El camarero le miró de forma tranquila y se acercó hasta él pidiéndole que le dijera que iba a tomar. El rubio al escucharle cerró sus ojos unos segundos y después los abrió levantando la ceja izquierda y hablándole en un tono serio y arrogante.

Póngame un trago del mejor vino que tenga.

El hombre asintió y se retiro a buscarlo. Ahora Koga pensaba en el mal tiempo que hacía y en cuanto tardaría en salir el dichoso sol. Debía dirigirse a su próximo destino y quedarse allí no era algo que le entusiasmara mucho. Su objetivo de empezar a ser un criminal famoso debía empezar cuanto antes y loguetown era el sitio perfecto, estaba aún algo lejos de allí pero si el tiempo le favorecía no tardaría mucho en llegar. De repente el camarero le puso su copa de vino de un color rojo oscuro parecido a la sangre. Este sin pensárselo le pegó un pequeño trago para después suspirar y crujirse los huesos de los nudillos de forma calmada y tranquila.

Alex observó como un hombre vendado aparecía en el combate de espectador, y posteriormente otro individuo acababa con los atacantes restantes con dos lanzamientos de cuchillos extremadamente certeros. Alex decidió que no era buena idea acercarse. Le pareció oír algo al tipo de los cuchillos, aunque no podía jurarlo debido a la lluvia intensa que ensordecía cualquier otro sonido. Tras unos instantes, el grupo se separó. El hombre de los cuchillos se llevó a uno de los derrotados a rastras, mientras que el vendado le siguió desde la distancia. Por la forma en la que lo hacía, podía verse que en realidad estaba acechándolo, intentando que no se le descubriera. Por otro lado, el rubio entró en la posada. Alex suspiró. No sabía qué hacer llegado a aquel punto, así que simplemente decidió acercarse de nuevo a la entrada del restaurante. A estas alturas ya estaba empapado, y solo quería algún lugar cálido donde poner a secar su ropa. De cualquier modo, el rubio era el que menos amenazante le parecía. El tipo de los cuchillos no le hacía mucha gracia, y el vendado era simplemente muy siniestro. Suspiró levemente y entró de nuevo en la posada, intentando localizar al rubio. Lo encontró en un sitio de la barra, bebiendo una copa de vino rojizo. Visto así, el mejor sitio donde podía estar en aquel momento era sin duda el restaurante. Rodeado de tanta gente era difícil que el rubio intentara algo extraño (en el caso de que fuera una amenaza). Se sentó en la mesa que había abandonado unos minutos antes y observó el local. Nada había cambiado en aquellos minutos, como si no se acabara de producir un asesinato múltiple en la entrada del lugar. Alex se sumió en sus pensamientos. Sin lugar a dudas, en cuanto la lluvia amainara lo suficiente como para salir al exterior sin traje de buzo, abandonaría aquel pueblo y se volvería al barco. Observó con cierto desagrado las plumas empapadas. "Mierda... espero que se sequen un poco al menos..."
El camarero se le acercó. Si se sorprendió de volver a verlo allí, no dio muestras de ello. Simplemente, con rigurosa profesionalidad le preguntó que iba a tomar.
- Si aún te quedan empanadillas... ponme una ración. -dijo, pensando que si al menos mantenía la mandíbula entretenida y el estómago activo, no estaría tan ansioso por irse de allí mientras esperaba a que el tiempo mejorase.

Yo segui a mi onjetivo por varias calles siendo cauteloso y sigiloso, queria saber que demonios hacia una miembro de la Cipher Pol por esta isla deshabitada, cuando ella giro una esquina yo la segui pero al girar tambien, desapareció, use mis vendas para escalar al tejado de las casas pero aun asi no pude descubrir donde se habia metido y mas con aquel temporal que no me permitia ver apenas nada.
Despues de un rato buscandola me di por vencido de momento, asi que me di media vuelta y regrese a la posada
Esto no ha acabado, te encontrare, no te moveras de la isla con este tiempo, estas atrapada aqui conmigo-pensé
segui retrocediendo y volvi a meterme en aquella taberna, todo seguira igual de tranquilo, esta vez me apetecia beber algo mas que comer asi que me senté en la barra y le pedi algo de beber al camarero, alcé la mano discretamente y el se acercó.
Pongame un Whisky, seco, por favor-le dije
mientras me lo servia mire a mi alrededor, una pareja de novios tonteaba juvenilmente, 3 tipos con malas pintas hablaban en voz baja mientras miraban a todos lados, 2 ancianos parecian contar batallitas y algunos me miraban y cuchicheaban, tambien vi a un tipo con un poco peculiar y oscuro abrigo de plumas, parecia estar empapado asi que supuse que acababa de entrar y al lado mia estaba aquel rubio fuertote de la pelea de antes, no me habia dado cuenta de que estaba ahi sentado.
Piratas y Cipher Pol, esto puede acabar mal y yo pienso estar cerca cuando ocurra-pensé
Aquello no era normal, el Cipher Pol no se entromete asi con piratas a no ser que tengan algo importante o sean piratas famosos, de esto ultimo dudaba despues de ver la facilidad con que murieron los de antes

El rubio seguía observando la barra de forma tranquila mientras pensaba en sus cosas. De repente pudo ver entrar al tipo de antes y sentarse en una mesa. Además había pedido algo que no había alcanzado a oír por lo que no le dio importancia y siguió a lo suyo. Ahora el que había entrado y se había puesto a su lado era el tipo de las vendas. No le importaba estar a su lado mientras no le atacara, lo que le pasara a los demás no le importaba. Al parecer había pedido un whisky seco y se lo sirvieron, esto pudo saberlo debido a que estaba a su lado y no hacía falta tener el oído muy fino para escuchar lo que pedía el de al lado.

No se preguntaba quién era ahora la persona que había acabado con la vida de los tres tipos de fuera y solo esperaba a que el tiempo parase. Mientras tanto no sabía que podía hacer en aquella isla y a parte de beber vino no había nada que le distrajese. Pegó de nuevo un sorbo de aquel liquido carmesí que ahora bajaba por su garganta quemándole un poco para acabar después en su estomago. De repente otra persona se sentó a su otro lado y empezó a susurrarle de forma siniestra.

- Escucha amigo, los que estaban ahí fuera eran amigos míos por lo que no me ha hecho gracia que hayan muerto. Iría tras la culpable pero no quiero meterme con alguien así y como sabrás la culpa ha sido tuya. Solo voy a pedirte dos cosas y quiero que las cumplas o acabare con tu vida aquí y ahora. Debes darme todo el dinero que lleves encima y después pedirme perdón de rodillas y besar mi bota.

El rubio pegó otro trago al vino bebiéndoselo por completo y escuchando las palabras de aquel sujeto. Estaba claro que hoy no era su día de suerte y todos le querían atracar, el mafioso no estaba de muy buen humor y aquel pobre idiota iba a ser su víctima por estúpido. Sin prestarle atención suspiró mirando al frente. En ese momento el hombre que se había pegado a él sacó una navaja y trató de pegarle una puñalada, el rubio en un acto reflejo desvió el golpe del estúpido insensato dándole con el puño en su muñeca. La navaja acabó clavada en la mesa y tras aquello el rubio se levantó de su sitio. Aquel hombre también se levantó pero antes de que hiciera nada, Koga elevó la pierna derecha dándole una patada en el rostro y tirándole al suelo, a continuación lo levantó con las manos cogiéndole de la camisa y poniéndole contra la pared. Su mirada se clavó en la suya y aquel hombre puso una expresión de miedo totalmente por lo que Koga suspiró dándole un cabezazo y tirándole al suelo. Aquel golpe le había hecho un poco de sangre en la boca al tipo.

Ahora el mafioso sacó algo de dinero y se lo puso en la barra al camarero, tras aquello observó al tipo de las vendas de forma calmada y le sonrió de lado. Era algo que solía hacer, sonreírle a alguien al azar antes de irse de un sitio. Tras aquello paso cerca del chico que comía empanadillas y sin pensárselo dejó unas monedas en la mesa de dicho chico para después salir por la puerta del bar. Simplemente lo había hecho por haber estado presente el chico durante la pelea del rubio y no haber dicho nada. El silencio por los actos era algo que el rubio apreciaba bastante y por eso mismo había decidido pagarle la ración. Al salir de la taberna la lluvia comenzó a caer sobre él pero le dio exactamente igual y continuó caminando de forma tranquila sin hacer nada más. Se dirigía a un bosque cercano y tal vez descansaría un poco allí por todo lo pasado.

Alex observó al hombre vendado entrar en la taberna, y vio como se dirigía a la barra y pedía algo para beber. Era consciente de que aquellos tipos podían ser peligrosos. No sabía si estaban juntos de algún modo, pero ambos habían paricipado en una pelea hacía apenas unos minutos y ahora estaban en la taberna, bebiendo. Tal vez simplemente fuera casualidad.
Alex estaba observando al tipo vendado en la barra cuando vio un movimiento extraño a su lado. El tipo rubio estaba pegándole una patada a un tipo en la cara. "¿¡Pero qué...?!" El rubio cogió al otro hombre y lo puso contra la pared para tumbarlo posteriormente de un cabezazo. Alex estuvo claramente sorprendido por la interrupción de la calma. Parecía que el rubio era un imán para las peleas. Le recordaba levemente a Drake. Tal vez fuera tan impulsivo como el guardaespaldas. Es posible que si el lobo estuviera allí quisiera medir fuerzas con aquel tipo. Estaba pensando en lo inquietante que era aquel hombre cuando escuchó un sonido tintineante. Eran unas monedas. No sabía por qué las había puesto allí, pero el rubio salía por la puerta en ese momento, y no tenía aspecto de querer detenerse. Era bastante extraño, e incluso intimidante. Alex se encogió de hombros. Al menos tenía con qué pagar las empanadillas. Ahora el otro tipo que le preocupaba era el vendado. Observó al tipo noqueado. Un grupo de gente se había acercado a él. Se levantó, cogió su maletín y se dispuso a hacerle unos primeros auxilios básicos. Tal vez aquello no fuera buena idea, pero no podía evitar tratar a alguien si lo necesitaba. Se acercó al hombre. No estaba muy herido, tan solo un golpe en la mandíbula y el tabique fracturado, pero nada grave. Se acabaría curando con un poco de descanso. Alex sonrió para sí mismo. Buscó en su maletín y sacó unas gasas para aplicarle al hombre un antiinflamatorio. Tras limpiarle la cara sangrante (la patada y el cabezazo posterior le había roto alguna venilla y sangraba vistosamente por la nariz), decidió hacerle un pequeño arreglo en la nariz. Se la entablilló con un poco de fuerza y le colocó una pinza para mantenerla quieta y que curase más facilmente. Luego le dijo al tabernero que por favor le diera un poco de agua a aquel hombre en cuanto se despertara. Tras eso, volvió a su mesa y se acabó las empanadillas.

Estaba tranquilamente tomandome un whisky, de reojo vi como un tipo se acercó al rubio de mi lado y le amenazó, pero antes de que se diera cuenta estaba revolcado en el suelo con la nariz sangrando, luego el tipo rubio soltó unas monedas en la mesa del tipo de antes de las plumas y luego salió de la posada, ya eran demasiadas coincidencias las que tuvimos aquel trio y todas relacionadas con piratas.
El muchacho de las plumas se levantó con un maletín y procedió a curar al tipo  de la nariz rota, luego volvió a su asiento y siguió con sus empanadillas.
Pagué mi copa, me levanté cogí al tipo herido por la camisa y lo levanté.
Tu y yo vamos a intimar un poco- le amenacé
Lo saque medio arrastras del local y cuando abri la puerta lo lancé contra los cadaveres de sus amigos que aun seguian alli.
El tiempo estaba mejorando, ya no habia lluvia pero si un fuerte viento y unas nubes negras que ocultaban todo, caminé hasta el pirata y lo volví a arrastrar calle abajo a las afueras de la ciudad en dirección al bosque donde interrogarlo sin interrupciones seria lo suyo, lo até con varias vendas a un arból.
Eres un pirata de eso no tengo duda y por la facilidad con que te golpearon en la taberna, ni eres teniente ni capitán, no tienes ningun rango importante en la banda
El tipo me escupió y eso fue fatal, desenvaine una de mis espadas y  se la clavé hondo en un pie
Por favor, un poco de respeto a los mayores ¿donde esta tu barco?¿cual es el nombre de tu banda?¿cuantos berries valeis? y sobretodo ¿que haceis aqui?
El tipo intento gritar de dolor pero msi vendas se enrrollaron en su boca
Sabes, hay una leyenda de un pirata que en un abordaje su pierna quedó atrapada debajo de un cañon de su barco y se cortó la pierna para sobrevivir, dicen que despues de aquello le llamaron Capitán Patapalo, es algo sobre lo que deberias recapacitar mientras piensas las respuestas que me vas a dar a mis preguntas
Le dije eso mientras sacaba el cuchillo de su pie y lo ponia en posición horizontal dispuesto a cortarle la pierna

Una vez el rubio llegó al bosque siguió caminando unos momentos más para después llegar a un acantilado. Su mirada observaba como las olas del mar impactaban contra las rocas y pensaba lo terrible que sería caer allí y ser destrozado contra los pedruscos puntiagudos. El agua no era problema para aquel chico pero no podría nadar en aquella tempestad. Pensaba en lo que había pasado en la taberna y en la razón por la cual no había eliminado a su presa. Suponía que no merecía la muerte después de todo aunque hubiera tratado de matarle a él. Sus verdosos ojos ahora miraban al cielo mientras notaba el agua caer sobre su cara, no tardó mucho en suspirar cerrando los ojos y apretando los puños. De un simple giro se dio la vuelta para irse de allí.

Pensaba en la chica que se había llevado a los otros tipos y lo que podría haber pasado. De repente escuchó una especie de silbido, como cuando lanzan un tajo al aire y suena la hoja del arma. Como acto reflejo se agachó y una flecha pasó rozándole el pelo. De repente pudo ver a un arquero encapuchado mirándole. Aquel idiota debería ser otro de la banda de aquellos tipos, parecía que salían de debajo de las rocas o algo. Aquel hombre no tardó en cargar una nueva flecha y en mirar al rubio para después tensar la cuerda de su arco y disparar contra el rubio. Este de un ágil movimiento sacó su enorme espadón partiendo la flecha en dos de un poderoso tajo mientras observaba aquel hombre con el ceño fruncido.

De repente aquel hombre salió corriendo y el rubio salió tras él. Al ver que no le costaría alcanzarlo sonrió de lado, aquel tipo no era muy rápido. Una vez estuvo cerca lanzó una patada por su espalda a la cabeza del idiota. A este se la cayó la capucha al caer al suelo, era un tipo castaño de ojos morados con barba. Tendría unos cuarenta años y parecía mosqueado, se levantó rápidamente y lanzó un tajo con una flecha que cogió. Dicho ataque iba hacia Koga, este interpuso su arma para cubrirse y después de un tajo con fuerza partió en dos a su objetivo mientras fruncía el ceño.

El cuerpo comenzó a sangrar de forma exagerada y este lo dejó allí mismo dirigiéndose de nuevo al bosque. Esta vez pudo ver como el tipo de las vendas tenía a otro tipo aprisionado y encima estaba a punto de cortarle la pierna. El rubio se acercó despacio hasta aquella escena sin ninguna intención de parar al vendado e su acto. Le parecía algo genial el poder contar con otro tipo que sabe lo que hace. No era el único que peleaba con aquellos bastardos. Después de acercarse por la espalda habló en un tono tranquilo.

- ¿Estás seguro de eso? Si le cortas la pierna no sufrirá tanto, sería mejor cortarle las pelotas primero, pero todo tuyo amigo.

Alex sonrió al tomarse la última empanadilla. Estaba lleno. Con las monedas que le había dado el tipo rubio pagó la comida y se levantó. Salió del restaurante lentamente. Parecía que había dejado de llover, aunque las nubes seguían cubriendo el cielo. Alex salió del pueblo, hacia lo que supuso que sería el sur. En todas direcciones había bosque. Creía recordar que el barco estaba atracado en la parte oeste del pueblo, pero el único modo de llegar era mediante una cuesta hasta la costa en el norte y otra en el sur. Se disponía a ir a esta última, pero no sabía muy bien como llegar, ya que cuando había salido del barco había ido por el camino del norte. Supuso que si continuaba, acabaría encontrándose la linea de costa.

Estaba en aquello cuando creyó escuchar unas voces entre los árboles, a su derecha. Aquella zona del bosque no era especialmente densa en vegetación, pero sí que había grupos de árboles que podían servirle de escondite. En completo silencio, se escondió tras uno de ellos, con un grueso tronco que le permitiría ocultarse. Si quería podría observar la situación pasando desapercibido por completo gracias a su cobertura. Echó una mirada rápida por un lateral del árbol. Parecía ser el escalofriante tipo de las vendas. "¿Qué demonios está haciendo aquí ese tío?" se preguntó el médico. Parecía que tenía con él a un hombre. Observó como era el hombre que había curado en el restaurante. El hombre vendado lo tenía amordazado con unas vendas que parecían salir de su mismo cuerpo. "¡Este tipo es un monstruo!". El hombre momia cogió un cuchillo y se colocó sobre el otro. Desde su posición Alex no podía ver bien lo que estaban haciendo. Pero sí que pudo observar como el hombre rubio se acercaba al vendado. Así que parecían estar relacionados. Ya eran muchas casualidades. Si mantenía la posición, podría intentar escuchar su conversación sin ser detectado. El viento arrastraba las palabras ligeramente, y además amortiguaba sus propios sonidos. De todos modos, podía escuchar poco desde aquella distancia y con el ruido de fondo provocado por las ramas de los árboles en movimiento. Decidió que tendría que acercarse más.

Cerró los ojos y se concentró. No había probado a descomponerse en gas en una situación como aquella, con tanto viento, pero había entrenado ligeramente para controlar su Akuma, y supuso que podría conseguirlo. Sabía que el cloro era un gas ligero, y que teóricamente podría volar con poco esfuerzo hacia las copas de los árboles. Desde allí tenía planeado observar mejor lo que ocurría desde un puesto más ventajoso.

Su cuerpo se empezó a deshacer en un gas verdoso y de olor penetrante. No le preocupaba, a aquella distancia un humano normal no podría detectar el olor. Pese al viento, observó con alegría que apenas se dispersaba y lograba mantener una forma bastante cohesionada. Cuando sus piernas se hubieron tornado en una columna de gas, empezó a ascender lentamente por detrás del tronco, oculto de la vista del vendado y el rubio. En completo silencio alcanzó una rama alta del árbol y se agarró a ella. Tras encaramarse, se dispuso a escuchar a las personas bajo él, que ahora estaban a una distancia de apenas siete u ocho metros. Por suerte, podía deshacerse de nuevo para moverse entre las ramas de los árboles si era necesario, y el viento seguía ocultando su presencia allí arriba.

OFF: perdon por la demora pero las reglas me obligan a esperar a Alwyn antes de postear pasadas 36 horas

Estaba a solas en aquel bosque y tenia a mi victima frente dispuesto a saciarme con el, de pronto noto una presencia detrás de mi pero decidí hacer como que no le había sentido, entonces alguien empezó a hablar
Estás seguro de eso? Si le cortas la pierna no sufrirá tanto, sería mejor cortarle las pelotas primero, pero todo tuyo amigo.
Me giré lentamente y cuando vi que casualmente era el tipo de la posada me relajé un poco mas, alcé el brazo y le señale
Me gusta tu estilo
me volví a girar y arranqué un trozo de tela de la camisa del pirata
Siento romperte la camisa pero no me apetece tocar tus protuberancias
con mi espada izquierda corté el cinturón cayéndose los pantalones de aquel pirata, su mirada lo decía todo, estaba nervioso y sudoroso y respiraba rápidamente, como preparándose para lo peor
Sabes vas a ser una linda mujercita, igual tus compañeros piratas te convierten en su putita.....sino los mato antes fíjate
Apoye mi mano izquierda sobre el pecho del pirata, me incliné hacia atrás dispuesto a cortar con la otra mano sin necesidad de tocarle "nada" que asco.
De pronto me detuve y miré hacia ambos lados, había notado algo raro en el ambiente, como si alguien mas hubiera allí, pero debí de imaginármelo y cuando me dispuse a hacer el primer corte el pirata habló medio llorando
Joder, joder, espera maldito loco, Dios.......vale, vale, mi barco esta anclado en la zona sur de la isla, junto a unos acantilados, oculto a los demás, oh joder, nuestra banda se llama "los miserables" y valemos poco, solo 10.000 Berries, estamos aquí para hacer pillaje en la isla, nada mas, por favor no me mates, te he dicho lo que se
En ese momento me erguí y mire fijamente al pirata
Hombre un poco miserables si que sois, en una tarde han matado a 4 de los vuestros y en cuanto a ti, ya veremos
me reí por dentro pensando en el tiempo que llevaba sin pasármelo bien, me giré y hablé con el rubio fuertote
El destino nos ha hecho coincidir varias veces en el día de hoy, eso solo puede significar que eres mi pareja en el baile de esta noche y la pista es un barco pirata, ¿te apuntas a rodar cabezas?
me volví esperando la contestación del rubio, mientras ate las manso del pirata y le tapé la boca, luego lo solté del árbol y amarrado de las manos le hice caer de rodillas delante de mi
Tu....te vienes conmigo, si es verdad lo que dices por mi parte vivirás pero si lo que me has contado es mentira te enterrare en la playa cuando la marea este baja y te dejare ahí viendo como te ahogas, ah y reza para que tus compañeros no hayan iniciado ya nada contra la gente de aquí sino se rompe el trato y mueres aquí de rodillas como un perro

Koga observaba como el tipo de las vendas le hacía caso y se disponía a cortarle las pelotas aquel estúpido. Los ojos del rubio observaban de forma fría los ojos del pobre estúpido que estaba a punto de sentir un enorme dolor. Cortarle las pelotas le haría confesar seguramente, no había más dolor en otra zona que en esa. Además de que ya podía ir despidiéndose de las chicas y las relaciones sexuales. Tal como el mafioso había predicho, el chico habló rápidamente diciendo la posición de sus camaradas y el nombre de su banda. La cantidad de dinero era baja pero de todas formas Koga estaba aburrido y aquello sería un buen entretenimiento antes de abandonar la isla de forma definitiva. Justo cuando el rubio se daba la vuelta la voz del tipo de las vendas sonó invitándole a eliminar a la escoria del barco. El mafioso se giró tranquilamente con una media sonrisa observándole para después contestarle de forma calmada.

- Me adelantare entonces. Te espero en cubierta, intentare no haber matado a todos para cuando llegues. Me llamo Koga.

Tras decirle su nombre el rubio sonrió de lado y se dirigió hacia el acantilado nombrado por aquel tipo que estaba muerto de miedo. Los pasos del rubio eran lentos pero intimidantes por el sonido que hacían. Lentamente cerró sus ojos durante unos segundos para después abrirlos rápidamente dirigiéndose a su destino. Al llegar pudo ver desde lo alto del pedrusco al barco pirata donde había algunos hombres en cubierta, era hora de eliminarlos sin piedad. De repente Koga saltó a una montaña más baja y después a otra para finalmente de un mortal hacia atrás caer en la cubierta observando al resto. Todos se quedaron mirándole extrañados pero frunciendo el ceño hacia el invasor. De repente el chico se quedó mirándolos para después hablar en un tono tranquilo y algo serio.

- Parece ser que vosotros sois los compañeros de esos idiotas que llevan todo el día atacando el pueblo. Voy a daros tal paliza que no os van a reconocer no por vuestros carteles.

Muchos empezaron a meterse con él, cosa que a este le dio lo mismo pues ahora estaba sacando su enorme espadón. Todos observaban aquella terrible arma con pavor pues era increíble que aquel rubio pudiera manejar algo tan enorme. Dos de aquellos bucaneros le maldijeron y salieron corriendo a por él lanzándole dos cortes con sus katanas. Este las bloqueó las dos a la vez con su enorme arma fácilmente. Tras aquello hizo presión contra ellos tirándolos al suelo con una media sonrisa. Los dos se levantaron rápidamente cabreados y corrieron hacia él. Este de un poderoso tajo consiguió partir a uno en dos y de otro en diagonal partir después al otro. La sangre ahora adornaba la cubierta de madera de aquel barco. Los que quedaban comenzaron a coger armas observando al rubio con el ceño fruncido. Este sin embargo sonreía de lado con una tétrica mirada.

Alex había observado todo desde su posición en los árboles. Por lo que había oído, los bandidos compañeros del tipo atrapado estaban atracados cerca, en los acantilados del sur. Alex sabía que el barco de Derian estaba cerca de allí por lo que decidió ir a observar como se desarrollaban los hechos. De todos modos, si la cosa se descontrolaba podría volver volando al barco y advertir a los allí presentes de la pelea. Volando sobre los árboles, alcanzó los acantilados en apenas unos minutos. Se quedó observando desde uno de los acantilados, como un pájaro de presa. Tras un pequeño rato, el tipo rubio llegó al barco de los piratas. Dos cayeron bajo su hoja de inmediato, partidos a la mitad por la poderosa espada. Había sido un visto y no visto. Sin embargo, viendo que un grupo de piratas rodeaban al rubio con sus armas, y sin ver aparecer al tipo de las vendas, Alex decidió poner su granito de arena. Aquellos hombres estaban provocando caos en el pueblo, y a Alex no le gustaba eso. Observó la altura a la que estaba, que debía rondar los veinte o treinta metros sobre el nivel del mar, y estimó si valía la pena lo que iba a intentar. Dio un par de pasos hacia atrás para coger impulso. Y saltó.

En la caída, empezó a girar sobre sí mismo, del mismo modo que haría un taladro, y empezó a despedir gas en todas direcciones, creando una especie de torbellino en sacacorchos de cloro. Estaba cayendo a plomo sobre el barco, con todo el peso de su cuerpo, y bajo él había un grupo de cuatro hombres armados con katanas. Los desafortunados miraron hacia arriba antes de sentir como él caía sobre ellos. Cuando tan solo estaba a un par de metros sobre sus cabezas, el médico se volvió intangible, siendo atravesado por los tajos desesperados de los piratas. Si en ese momento hubiera tenido una boca visible, seguramente estaría sonriendo. Aún siendo una nube de cloro sin forma precisa, se golpeó contra el suelo del barco, levantando una nube de gas de cloro que provocó que los hombres empezaran a toser y golpear a ciegas tratando de golpearlo.

- ¡Bebed cloro y morid! -gritó el médico mientras se materializaba a unos pasos de distancia, al lado del rubio armado con aquella arma. Dado que no sabía qué reacción esperar de él, lo observó con cautela, preparado para salir volando si la situación lo requería-. Parece que he llegado a tiempo. -dijo al hombre a su lado con una media sonrisa.

el rubio pareció aceptar de buen grado la propuesta que le hice y se adelantó hacia el barco, mientras yo iba mas lento llevando al desgraciado del pirata, una vez llegamos a los acantilados pude divisar un barco pirata cuya bandera tenia una jolly roger llorando que la verdad pegaba con el nombre de la banda, me fije bien y pude observar que la pelea había empezado, el rubio estaba rodeado de piratas mientras sostenía un arma tan grande que parecía hecha a medida para gigantes, también pude observar que había otra persona allí peleando, tenia una forma etérea como gas o humo, aunque no alcancé a ver bien quien era
vaya mira, al final parece que no mentías, te has ganado tu vida
le di un golpe en la nuca para dejarle inconsciente y lo amarré a un árbol, después empecé a bordear los acantilados y cuando estaba cerca del barco lance una venda al mástil principal y me deslice por ella como una tirolina, y llegue donde se ponen los vigías de allí me puse sobre la barandilla y con un impulso me lancé hacia el timón y cuando estaba a unos 7 metros  usé mi técnica Faust mientras caía y empecé a golpear a 2 tipos a la vez con mis vendas, sin parar, hasta que cayeron al suelo, y para rematar la faena caí sobre la espalda de un tipo y sin pensármelo le clavé una de mis negras espadas en la cabeza.
Con toda la tontería ya me había cargado a tres personas, aunque la fiesta había empezado sin mi.
Todo el barco estaba abarrotado de gente, para ser unos piratas con tan poca recompensa eran muchos, mas de la media.
KOGA!!! TU DESCONOCIDO!!!!estos tipos no valen nada, vamos a matarlos y así hacemos salir al Capitán y sus Tenientes
le grité a mis "nuevos compañeros"
ah por cierto me llamo Nito Komarov

Alex vio al tipo de las vendas saltar y extender sus vendas como si fueran una especie de látigos. Justo entonces, cayó sobre un tercero, atravesándolo con la espada. Alex escuchó cómo el tipo gritaba al rubio y a él mismo:

- ¡¡¡KOGA!!! ¡¡¡TÚ, DESCONOCIDO!!!! ¡Estos tipos no valen nada, vamos a matarlos y así hacemos salir al capitán y sus tenientes! Ah, por cierto, me llamo Nito Komarov -dijo mientras se preparaba para pelear contra los piratas.

En ese momento, el rubio tuvo una reacción extraña. Se dirigió corriendo a la borda del barco y saltó al mar, al tiempo que decía:

- Lo siento, tengo cosas que hacer... en otra parte. -Alex no se lo podía creer. El tipo huía.

Los había dejado con todos aquellos piratas. Pese a ser de recompensa baja, no eran pocos, y empezaron a rodearlo a él y al tipo de las vendas. Estaban en problemas. Alex había gastado bastante energía durante el día, y empezaba a estar cansado. Pese a eso, no podía mostrar debilidad. Los piratas habían visto que no podían dañarlo. Mientras pudiera mantener su fachada de tipo duro tal vez saliera de aquel problema. Sonrió sádicamente, como había visto hacer a Drake en alguna ocasión, antes de pelear. Suspiró y convirtió su brazo en cloro. Manteniendo en forma gaseosa una única parte de su cuerpo podría pelear durante más tiempo. Apuntó a uno de los piratas a la cara y echó el brazo hacia atrás. Luego, se impulsó hacia delante, y su brazo gaseoso se expandió hasta alcanzar al pirata, que estaba a casi cinco metros. Luego, el médico ensanchó su sonrisa y empezó a generar cloro en su mano, asfixiando al hombre. El hombre cayó al suelo, con los ojos en blanco y echando espuma por la boca. Alex regresó su brazo. Toda la acción duró apenas cuatro segundos. Miró al tipo vendado a su espalda. En caso de necesidad, podría salir volando de allí, así que por ahora estaba a salvo. Hizo un gesto para que los piratas fueran a por él.

(OFF: Dado que Koga cerró la cuenta me dijo que posteara yo, y que siguieramos el rol, también me dijo que su personaje haría eso, tirarse al mar y dejarnos tirados)

Estabamos en el barco, rodeados de piratas, fui retrocediendo hasta estar casi espalda con espalda con aquel desconocido, no le conocia de nada, lo unico que sabia y podia tener en mente era que aquel tipo era mi unico "aliado" en ese momento, pronto nos vimos rodeados de piratas, de pronto el rubio fuertote dijo que se las piraba y saltó al mar
Desgraciado, nos deja aquí tirados, traidor, sino estuviera ocupado ahora mismo iría a su caza personalmente
los piratas sonreían confiados pensando que no tendríamos ninguna oportunidad, pobres ilusos, no se percataban de que nosotros 2 valíamos mas que toda la tripulación de este inmundo barco, había visto la habilidad de mi "compañero" y parecía curiosa.
El capitán de estos malnacidos dio un bozarrón diciendo que nos cortaran la cabeza, los tipos no eran muy inteligentes porque uno de ellos vino de frente a por mi dispuesto a matarme, justo cuando lanzó su ataque utilicé mi técnica "Beso del no-muerto" y cuando bajó la espada para golpearme me moví hacia un lado rápidamente, agarre su mano y gracias a su propia fuerza y a la velocidad con la que venia le hice desequilibrar mientras me subía en su espalda y la clavaba mi otra espada en su cuello
luego me puse en pie y apoye uno de mis pies encima del cadáver del pirata mientras desafiaba a los otros desgraciados.

(OFF:entonces doy por hecho que Koga dejo el foro y la partida de forma permanente no? mas que nada para que cuando terminemos la partida avisar de a quienes nos tienen que dar experiencia)

El tipo de las vendas se movía bien, no había duda de ello. Acababa de matar a uno de los piratas en una maniobra acrobática. El capitán del barco los miró con odio. Alex flexionó las piernas, y se llevó la mano a su bolsillo. Miró al capitán con una sonrisa burlona y dijo:

- Está bien, si quieres que toda tu tripulación muera, puedo hacerlo de un modo rápido y bastante doloroso. Tú sabrás si te compensa pelear con nosotros o entregarte por las buenas -hizo como que sacaba algo del bolsillo y cerró el puño con firmeza-. Lo que tengo en esta mano es una bomba de cloro concentrado. Si no quieres que todos vosotros acabéis muertos, tirad las armas. -alzó la mano justo por encima de su cabeza, amenazando con lanzar la bomba inexistente contra el suelo-. Tanto yo como mi amigo estaremos protegidos contra este cloro, puedo evitar que nos afecte, pero tú y todos tus hombres acabaréis en el suelo, ciegos y vomitando sangre. -observó al tipo vendado a su lado y luego al capitán del barco. Si el farol no funcionaba, saltaría desde su posición hacia él, impulsándose primero con sus piernas y luego con un chorro de cloro a presión para atraparlo e inmovilizarlo. Con suerte eso detendría a sus hombres.

Mi compañero se coloco en una posición desafiante hacia el capitán del barco

Está bien, si quieres que toda tu tripulación muera, puedo hacerlo de un modo rápido y bastante doloroso. Tú sabrás si te compensa pelear con nosotros o entregarte por las buenas  Lo que tengo en esta mano es una bomba de cloro concentrado. Si no quieres que todos vosotros acabéis muertos, tirad las armas. Tanto yo como mi amigo estaremos protegidos contra este cloro, puedo evitar que nos afecte, pero tú y todos tus hombres acabaréis en el suelo, ciegos y vomitando sangre.


le miré algo nervioso mientras me puse espaldas con espaldas para tener controlados a los piratas que teníamos por detrás, así no nos pillarían desprevenidos

Esto se nos esta yendo de las manos, este loco nos va a matar-pensé

El capitán pareció ponerse nervioso, después se rió a carcajadas mientras nos señalaba

¿Queréis la recompensa por mi cabeza verdad? Idiotas, vais de farol, ¿como se supone que vas a sobrevivir?, yo no veo que lleves encima ninguna mascara de gas?, pero yo si, A TODOS LOS HOMBRES EN CUBIERTA, MATADLOS, EL RESTO BUSCAD VUESTRAS MASCARAS DE GAS POR SI ACASO- les grito a sus hombres y acto seguido se metió por una puerta hacia el interior del barco

los piratas moralizados por su capitán empezaron a atacarnos, uno de ellos se lanzó espada en alto contra mi y lo pude ver por suerte con el rabillo del ojo, me dio el tiempo justo para usar una de mis técnicas

"Furia de Esclavo"

me encogí como si fuera a saltar y cuando ese desgraciado bajo su espada para asestar el golpe me levanté rápido al tiempo que chocaba  mis espadas con la suya y las empujaba hacia arriba  haciéndole tambalear hacia atrás con los brazos en alto, momento que aproveche para empalar su garganta y atravesar su cuello de delante a atrás y a la vez empelaba su pecho con mi otra espada, acto seguido retire mis espadas y volvi a mi posición original mientras que esta vez todos los piratas en cubierta se lanzaban a la vez contra nosotros.

Rápido piensa en algo-le dije a mi compañero

El capitán del barco se puso pálido momentáneamente ante lo que había dicho Alex. Sin embargo, pronto se recompuso y ordenó a los piratas que se lanzaran sobre el médico y la momia. El vendado acabó con uno de los hombres, pero el resto de ellos se les echaban encima. Alex escuchó como el vendado le decía que pensara en algo. Ahora que los piratas llevaban máscaras de gas, su cloro era mas bien inútil. Podía salir volando de allí y dejar atrás al vendado a modo de carnaza, pero no se lo perdonaría. Entonces decidió seguir con su plan. Calculó el gasto de energía que iba a realizar. Y se impulsó hacia delante, contra los piratas. A escasos centímetros de ellos, se desmaterializó, dejándolos parados y con una cara de asombro. Durante el movimiento, agarró un cuchillo que uno de los tipos llevaba en el cinturón. Se impulsó a toda velocidad hacia arriba, hacia el capitán del barco, que ahora también se había puesto una maldita máscara. Cuando estuvo a la altura del capitán, se materializó de nuevo con el cuchillo en la mano, y le hizo un rápido arco con el cuchillo, apuntando a la cara del hombre. Si no se apartaba a tiempo, recibiría una fea herida en el rostro. Pero el pirata, demostrando una agilidad impresionante, se hizo a un lado. Alex sintió como sus brazos se enfriaban. "Mierda, creo que ese último salto ha sido demasiado..." se lanzó hacia delante y realizó tres cortes rápidos, de nuevo apuntando al rostro tapado por la máscara. Los dos primeros no lograron impactar, pero el tercero logró golpear en algo. No había sido un golpe directo, pero parecía que había rajado uno de los tubos de ventilación de la máscara de gas. El médico decidió jugárselo todo a una carta. Soltó el cuchillo y se lanzó contra el hombre, transformando su brazo izquierdo en gas y dirigiéndolo a la cara del hombre.

- ¡BEBE CLORO Y MUERE! -gritó mientras soltaba una fuerte descarga de gas concentrado contra la máscara, intentando colarlo en el tubo roto.

Tras unos segundos, sintió como el frío aumentaba rápidamente. Esperaba no perder el conocimiento. Eso sería muy malo en aquella situación. Confió en aguantar de pie. Tras él escuchaba los ruidos de pelea. Y ante el, el capitán se tambaleaba. ¿Habría sido suficiente con aquello para tumbarlo? El médico lo dudaba, pero en ese momento no podía pensar con claridad. Estaba muy cansado.