Misión suicida (Rol Privado) (Dranser y Klein)

El viento soplaba con fuerza ese día. El cielo estaba sumido en la noche y las estrellas brillaban con fuerza en el cielo y no había ninguna nube o al menos aquella figura que observaba desde la playa no conseguía ver ninguna. El chico estaba vestido con una capucha de color marrón clara y un pantalón negro. En su cintura se veía una funda de katana negra. Su rostro estaba totalmente tapado por la capucha y esperaba a cierta persona. Habían sido mandados a espiar las actividades revolucionarias en aquella noche o a conseguir algún documento importante. No le habían dicho quien era su compañero, solo que debía esperarlo en la playa sin hacer ruido. En aquella misión le había tocado ser el segundo, es decir, el otro agente es el que llevaría la misión y sería algo así como el ´´líder´´. Ahora solo quedaba esperar a que apareciera el chico o el hombre. Tal vez incluso era mujer, era algo que Dranser no podía saber, las misiones de los agentes del gobierno eran muy extrañas hasta para sus propios miembros y todo.

Ahora se encontraba en Saint Reia , una isla que por lo que había escuchado era una antigua base del gobierno mundial. Pero ahora pertenecía a los revolucionarios y tal vez por eso les habían mandado allí. El espadachín comenzaba a impacientarse y no sabía si a su compañero misterioso le había podido pasar algo. Había recibido una importante misión la cual era colarse en una banda pirata llamada Sons Anarchy. Había conseguido ya infiltrarse entre ellos pero lo que venía ahora era la parte más difícil de todas. Tener que convivir con ellos, Dranser era una persona muy amable y si le caían bien no podría traicionarles por lo que estaba en un verdadero lio. Ahora no era tiempo de pensar en eso sino en su compañero y en lo que estaba tardando. No era normal que siendo las tres de la mañana tardara tanto. Las olas parecían estar siendo algo más fuertes de lo habitual y eso era algo a tener en cuanta pues podía acercarse un tornado o algo así.

Dranser giró su cabeza y pudo ver unas rocas por lo que sonrió de lado dirigiéndose a ellas de forma tranquila. Se sentó en ellas estirando las piernas y soltando un bostezo de placer pues ya le empezaba a doler el tener que estar de pie todo el tiempo en la incómoda arena. Empezó a pensar en una estrategia. No podían permitirse el lujo de que les pillaran en una isla donde no tenían ninguna ventaja de salir vivos. Aunque el otro sujeto fuera el que mandara siempre podía darle su opinión para que todo saliese mejor. Desde que había comido una fruta del diablo era mucho más cuidado, sobre todo con los temas del agua pues no podía volver a nadar si no quería morir. Ahora solo quedaba esperar allí sentado a que de una vez su compañero apareciera, la bronca se la iban a llevar sus jefes.

-¿Me habéis hecho llamar?- Pregunté yo, dirgiendo mi mirada hacia aquel aquel hombre que se mantenía sentado en una gran butaca mientras degustaba un vino de gran calidad y con la mano libre sostenía un puro de alto precio. Se dibujó una sonrisa en su rostro y acercó un poco la silla para dejar la copa y apoyar los brazos sobre  la mesa que tenía en frente.

-Ya hemos confirmado la presencia de revolucionarios en Santi Reia, pero aún no tenemos información suficiente. Desconocemos su paradero dentro de la isla y las actividades que llevan acabo. Te dirigirás allí en cuanto se te de la orden. Irás con un compañero y mantendréis una misión de espionaje.- Decía aquel hombre con una mirada penetrante y sin borrar la sonrisa de su rostro.

-¿Por qué un compañero? ¿No es suficiente conmigo solo?- Pregunté yo, intentando remediar lo inevitable. no tenía nada en contra de mis compañeros, pero prefería evitar el contacto con cualquier personas aliada con el Gobierno. Bastante tenía ya con aguantar a mis superiores.

-¿Recuerdas el incidente de tu última misión? Dejaste demasiados supervivientes. No hemos perdido nuestra confianza contigo, Calgara, pero queremos asegurar que esta misión sale bien.- Añadió este, dando poco después una calada al puro.

-¡¡Eran niños!!- Exclamé yo, al recordar la desesperación, la tristeza, el miedo y la impotencia de aquellos críos que habían perdido a sus padres en una horrible masacre por parte del Gobierno Mundial.

-Niños o no, tienen sangre revolucionaria en sus venas. ¡¡¡No deberías haberlo permitido!!!- Contestó este, alzando el tono al final y pegando un buen manotazo a la mesa que derramó la copa por esta. -¡Largo! Tu compañero ya debe estar allí.- Finalizó.

Tras aquella conversación, partí a la isla donde tendría que emprender mi misión. Fui en un pequeño bote para no llamar la atención de ningún residente y finalmente llegué a la costa, donde supuestamente estaría esperando el otro agente. Até el bote a unas rocas alargadas y salté a la arena. Portaba un traje negro en su totalidad. Por debajo una camisa verde y una corbata del mismo color que el traje para complementar. Sin embargo, todo esto estaba tapado por una túnica marrón que portaba. Llevaba mi habitual máscara con forma de cabeza de serpiente verde y con una gran melena rubia proveniente de esta. Tras una pequeña observación del terreno, divisé un sujeto sentado en unas rocas cercanas, así que me acerqué a él.

-Intuyo que eres Depredador Dranser.- Comenté con una voz firme y tranquila. -Yo soy Klein, siento haberte hecho esperar, surgieron algunos problemas antes de venir.- Añadí para excusarme de la tardanza.

El chico seguía allí esperando en las rocas de forma tranquila con una ligera sonrisa. Estaba a punto de echarse un pequeño sueñecito cuando de repente observó a una persona acercarse. De forma disimulada llevó su mano derecha a la funda de su Katana. Estaba listo para atacar si se trataba de un revolucionario. Al escuchar las palabras de aquel hombre llamándole por el apodo donde era conocido en el CP sonrió amablemente y dejó la mano quieta. El rostro de aquella persona estaba tapado por una curiosa mascara de serpiente y solo se podía ver su pelo rubio. Su ropa se trataba de una túnica marrón. No podía ver que había debajo. Cuando escuchó al chico disculparse por la tardanza y decir que tuvo problemas negó un poco con la cabeza. Creía que todos los agentes eran fríos y con mala uva pero al parecer este era algo agradable.

- No tienes que disculparte Klein, es un honor participar en esta misión junto a ti. Mi nombre como bien has dicho es Dranser, encantado.

Dijo haciendo una leve reverencia. Tras aquello se quitó la capucha de forma calmada dejando ver su pelo alborotado y pinchudo castaño oscuro. Sus ojos azules grisáceos y la venda blanca que llevaba siempre en la cabeza atada. Tras unos segundos se quitó la túnica y la capucha echando aquella prenda en las rocas y quedándose mucho más cómodo para aquella misión. Su ropa era una simple camiseta de manga corta negra y unos pantalones largos y negros. En sus bies unas botas y por encima de la camiseta un chaleco abierto de color beis. En el cuello llevaba un collar en forma de moneda dorada, su vaina se pudo ver ahora perfectamente al igual que su cinturón negro. Pese a ser un agente del gobierno mundial sus vestimentas eran como las de una persona del montón. Más bien como las de un simple ciudadano aventurero o las de un pobre mendigo. La verdad es que no le importara que le juzgaran por su forma de ser. Bastantes bromas aguantaba ya en la base por ser el típico agente amable y sin sangre fría. Tantas tonterías le habían acostumbrado.

Sacó despacio su katana la cual era de un color dorado intento y parecía tener algo especial. La clavó en la arena y sacó un pequeño trapo pasando este con mucho cuidado, el trapo tenía pegado una especie de plástico aislante por donde el chico lo cogía. La espada era eléctrica y no quería llevarse un calambrazo y quedarse con el brazo dormido un poco. Una vez la limpió volvió a guardar aquel pañuelo en un bolsillo y sacó el arma metiéndola en su vaina de forma tranquila. Después sonrió a su compañero y se pudo escuchar cómo se estaba crujiendo los huesos de los nudillos para después crujirse los del cuello y por ultimo suspirar. Tras aquel sonido le miró.

- Adelante, yo te seguiré no te preocupes. Comencemos la misión de una vez compañero.

El agente que me acompañaría en esta misión, a simple vista parecía alguien agradable y confiado. No parecía enfadado por la espera, si no contento por trabajar conmigo, cosa que me impresionaba, pues a pesar de que solía ir solo, aquellos con los que me había topado no eran precisamente los que alguien buscaría como amigos. Asesinos a sueldo, de sangre fría y sin escrúpulos. Nadie querría juntarse con gente así, y yo no iba a ser la excepción. Sin embargo, aquel hombre inspiraba algo de confianza. -El honor es mío, Dranser, pocas veces puedes ver a alguien tan cordial como tú entre nuestras filas.- Mencioné. Tras esto, mi compañero se quitó la capucha y la túnica, dejando ver su pelo castaño y alborotado, sujetado con una venda en la frente. Sus ojos eran cuanto menos curiosos, azules, pero muy pálidos, aferrándose a un tono grisáceo y sus ropas eran de lo más simple. Podría pasar perfectamente por un civil si no mostraba mucho la espada.

Era poco educado por mi parte no responder con la misma acción, pero no me gustaba mostrarme ante nadie. Para mí era una vergüenza trabajar para ellos y solo lo hacía por mi gente. En cuanto acabara el trato, no dudaría en largarme tan rápido como pudiese. Además, tenía más sentido que si conseguíamos ver alguna población, fuese uno solo el que se hiciera pasar por ciudadano. Podría tener muy controlada a la gente, y lo último que queríamos es que nos descubrieran por querer abusar. Yo me mantendría vigilando a la sombra y si había problemas, no dudaría en ayudar a mi compañero.

-Me dijeron que yo era algo así como el líder de la misión, aunque me parece una tontería. No quiero jerarquías ni estupideces. No voy a darte órdenes, lo único que haré será proponer un plan y tu serás libre de llevarlo acabo o proponer uno mejor.- Comenté haciendo una breve pausa. -Básicamente es algo improvisado, de hecho, no sé ni si podemos hacerlo. Tu ropa puede hacerte pasar perfectamente por un ciudadano, cosa que nos puede ir muy bien para obtener información en caso de que haya algún pueblo, villa, ciudad o lo que sea, si no lo hay, habría que pensar otra cosa, pero bueno. Yo me mantendría oculto por si tienes problemas, pero siempre vigilando, si algo pasa, estaré guardándote las espaldas.- Añadí, explicando el plan que había pensado en el momento.

Si aceptaba y todo salía a pedir de boca, podríamos infiltrarnos con una facilidad espasmosa y eliminar la base de revolucionarios por dentro. Por lo contrario, si teníamos que ir de frente, podría ser peligroso, aunque teníamos entendido que era una base para reclutas, mas no sabíamos la cantidad que había ni las armas que podían disponer. Era un riesgo que prefería dejar como último recurso.

-¿Qué te parece?- Pregunté para ver su respuesta sobre el plan.

Por lo que parecía aquel tipo de la melena rubia era un buen tipo y no era como se lo esperaba. Ya sabía de los típicos agentes que iban callados y eran fríos como el hielo. Además aquel hombre le había dicho que costaba encontrar agentes como él, este respondió con una amable sonrisa por el comentario. Después el tipo comenzó a hablar sobre que no quería jerarquías y nada de líderes. Lo que impresionó al castaño que se quedó observando y escuchando atento el plan del tipo de la máscara de la serpiente. El plan era bastante bueno y no había ninguna pega. Aprovechando sus ropas, Dranser debía adentrarse en el pueblo y buscar información de la base revolucionaria. Si pasaba algo el otro agente que se quedaría entre la sombra actuaria. Eso sacó una sonrisa de nuevo al chico que asintió colocándose la vaina de la espada algo más adentro del pantalón hasta dar la sensación de ser una daga en lugar de una katana.

- Me parece perfecto Klein-San. Cuente conmigo para buscar la información. El mejor sitio para eso suele ser una taberna, creo que hay algunas que duran todo el día y toda la noche. Así a estas horas podré dar con algún borracho y a cambio de una copa sacarle algo. Será un plan fácil, no te fallare.

Tras escuchar el plan y contarle lo que iba a hacer el chico cerró los dos ojos. Tomó algo de aire y saltó un poco a las rocas para divisar unas luces a unos cuarenta metros de ellos. Al parecer era un pequeño pueblo a las afueras de los demás pueblos que estaban más protegidos dentro de la isla. El chico empezó a caminar hacia allí de forma calmada para cumplir su objetivo sabiendo que su compañero le seguiría oculto y guardándole las espaldas como bien había dicho. Confiaba bastante en él pues no era como se lo esperaba. Siendo alguien de esa confianza aquella misión no sería tan estricta y aburrida como podría haber sido. La idea de viajar con alguien que se piensa que es superior y humilla fríamente era una idea que le quitaba el ánimo.

Dejando esos pensamientos atrás se fijo ya cerca de aquel pequeño pueblo en una taberna que tenía un cartel bastante luminoso en el cual ponía ``Taberna Del Rifle´´ sus letras brillaban por las luces de colores que tenían alrededor en un color azul oscuro y brillos plateados. En plena noche era un cartel que llamaba mucho la atención. Eres sería el sitio donde probaría suerte el castaño para el objetivo, le resultaba raro que su compañero entrara con la máscara de serpiente pero bueno. Era otro agente por lo que seguramente tendría todo planeado. Al entrar que se dio cuenta de que había poco ambiente. Solo unas diez personas en total y solo había tres en la barra. El castaño observó a uno que estaba alejado y moviendo la cabeza de un lado a otro por lo que caminó acercándose para después ponerse a su lado de forma disimulada y llamar al camarero.

Las palabras de su compañero con el camarero habían sido perfectas. Con aquella estrategia las sospechas se quitaban del tipo de la máscara de serpiente, el castaño tras haberse ido su compañero sonrió de lado dispuesto a conseguir la información fuese como fuese. De repente el chico miró a otro lado y empezó a fingir que buscaba a alguien para después alzar la voz un poco lo suficiente para que el que estaba a su lado y el camarero la oyeran.

- No me jodas, si aquí hay tipos del gobierno debo largarme de aquí. Mi cabeza tiene un precio superior a treinta millones y no es plato de buen gusto que haya idiotas por aquí. Si al menos no hubiera perdido mi bote…

Tras aquellas palabras el tabernero miró al otro hombre que estaba sentado y este asintió, tras unos segundos el tipo que estaba a su lado se levantó de su sitio y le tocó el hombro al castaño. El tipo era un hombre alto de pelo azul oscuro y ojos rojizos. Su mirada era amable y empezó a hablarle al chico de forma calmada y tranquila ofreciéndole un papel con la mano.

- Si tienes problemas ven a la casa de las afueras, está en el viejo bosque y allí hay un túnel donde tenemos una pequeña base revolucionaria. Lo que hay en el papel es un contraseña para abrir la puerta principal, si quieres algo ve allí camarada y cuidado con esos idiotas.

Tras sus palabras el hombre peli azul salió de allí, Dranser observó el papel para ver la contraseña la cual era ``Holocausto´´ una vez la miró sacó una pequeña bolsa de tela de color marrón. Metió el papel en la bolsa y la dejó en el asiento de la barra. Después salió de la taberna, aquello era un aviso para que su compañero cogiera la bolsa y mirara el contenido. Cuando salió se dirigió al bosque tal y como había dicho aquel tipo. Pudo ver una pequeña casita de madera y se dirigió a ella. Al probar suerte con la puerta se dio cuenta de que estaba cerrada por lo que pegó un suspiro.

En ese momento observó que una de las ventanas estaba rota por lo que entró por ella para después observar aquella caseta. Era una casita normal con estanterías, muebles y unas cortinas. Las luces estaban fundidas y costaba mucho ver. El chico pudo ver una luz roja y se acercó. Había un pequeño teclado, de forma tranquila introdujo la palabra ``Holocausto´´ y la luz se puso verde abriéndose una entrada en la pared. El chico entró y la puerta se cerró quedando la luz roja de nuevo. Frente a él había un pasillo oscuro el cual recorrió lentamente hasta llegar a una sala donde había muchas mesas y en ellas revolucionarios discutiendo planes, en otras jugando a las cartas y en otras comiendo. El chico sonrió de lado y se acercó a una de las que estaban jugando a las cartas.

Off:

Todo salió a pedir de boca, de hecho, salió tan bien que la trampa se olía a kilómetros. No estaba seguro, pero si se habían dado cuenta de lo que buscábamos, probablemente ir a su base sería como meterse de lleno en la boca del lobo, aunque podía ser que aquellos idiotas, al ser reclutas, se hubiesen tragado nuestro papel y viesen a Dranser como un posible aliado ante la amenaza del Gobierno. El castaño salió del establecimiento, dejando una bolsa marrón en un asiento. Pasé rápidamente, intentando evitar todas las miradas posibles y tras coger el recipiente de tela, salió de la taberna y se ocultó entre las sombras. -"Holocasuto".- Pensé, leyendo la nota que había en el interior. Aquella era la contraseña según las palabras del revolucionario y la entrada estaba en el bosque. Corrí para llegar a la caseta donde había entrado mi compañero y me adentré en ella. Tenía que ir con cuidado, pero no quería dejarlo solo. Había dicho que le cubriría las espaldas, y no iba a cambiar de parecer. Y si tenía que pelear, así sería, después de todo, no había ningún alto cargo en aquel lugar.

Tras comprobar que la puerta estaba completamente cerrada y que había una ventana destrozada, y lo suficiente amplia para pasar por ella, me introduje. La iluminación era pésima, al igual que la decoración. No había nada destacable excepto una lucecita roja y un teclado cerca de esta. Introduje la palabra que daría paso a la activación de un mecanismo. Una parte de la pared del fondo se desplazó ligeramente. Entré y esta se cerró acto seguido, dejándome en un túnel con la misma luz que la sala anterior, al menos hasta llegar al lugar donde se reunían los revolucionarios. Allí pude ver a Dranser, charlando con unos cuantos tipos, sentados al rededor de una mesa y repartiendo cartas mientras bebían algún tipo de licor. Más que una sede revolucionaria parecía un establecimiento de ocio lleno de borrachos, como una taberna clandestina.

La infiltración había sido de lo más sencilla, y no parecía haber nada sospechoso, a diferencia de mí. La única invitación había sido hacia Dranser, yo era un intruso y más con aquellos ropajes. No podía dejar que me viesen. Salí del túnel aprovechando la escasa vigilancia y su poca profesionalidad y me escondí como buenamente pude entre unos barriles.

-"Ten cuidado, Dranser. Estamos rodeados por enemigos, no bajes la guardia."- Pensé, diciendo en mi mente aquello que me gustaría decirle a mi compañero, pero que sería incapaz por el momento, solo esperaba de que él fuese inteligente y pensase como yo. No podíamos confiar en ninguno de los presentes y nuestra misión estaba muy clara.