Kagemaru Korosuki
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![[Privado/Pasado]¡Party Hard! Búsqueda en el reino perdido [Suzaku/Allen] Empty](https://2img.net/i/empty.gif)
Mi aventura por los mares sigue en crecimiento a toda vela. Como todo pirata que me considero actualmente debo tener una meta a alcanzar para jamás rendirme y ser fiel a mis creencias. ¿No? Pues siendo consciente de mi poca presencia actual en muchas miradas de los marines me propuse un objetivo clave: ser conocido por mis poderes y pertenencias. Ya porto conmigo dos tipos de armas legendarias que no suele verse en las manos de muchas personas. Una de ellas son mis aclamadas pistolas: en su contenido se encuentra dos almas, siendo dos chicas de comportamientos similares que pueden aconsejarme en muchas de las ocasiones. Y por otro lado tengo el aclamado “virus” que llevo en mi mano izquierda. Su gran poder hace que sea una de mis preferidas aunque no suela emplearlo en muchos de los combates por mi código moral a no emplear armas sobrenaturales si no es necesario. Ambas, tal como he dicho son muy poderosas, y estoy intentando encontrar una tercera para mi colección. Por ello hice caso a un mapa que me encontré en la anterior isla en donde me encontraba. Según su contenido es posible ver ruinas y restos de fósiles en la isla partida de Lvneel, por lo que es muy probable que encuentre algo de valor en dicho sitio si me lo propongo.
Tarde aproximadamente unos cinco días entre descanso y paradas en numerosas zonas el llegar al lugar establecido empleando una técnica del rokushiki conocido como “Geppou”. No me importaba que la gente me viera emplear estos poderes que solo conocen los miembros del CP, ya que en ningún momento he ocultado mi relación con esta facción, mas todo saben que soy un pirata famoso por mí Wanted actual, aunque espero aumentarlo enormemente en mis diferentes cometidos contra los marines. Pero a lo que iba: tras desplazarme desde aquella isla en donde encontré el plano hasta la isla de Lvneel tarde esos días.
Una vez llegada a la isla me pongo a observar la zona. No encuentro a casi ningún ser vivo despierto a estas horas de la mañana. Mi vestimenta,-que viene a ser un traje negro con numerosos adornos metálicos sobre tapado por una capa de tonalidad marrón claro-, se menea por el viento de la zona. No consigo distinguir casi nada por la oscuridad presente y tampoco son ganas para ir activando mis ojos cyborg, por lo que comienzo a caminar recto hacia lo que parece ser una casa abandonada. Espero encontrar allí al menos a alguien civilizado como para pedirle alojamiento. O si no, no me quedara de otra que llevar esto a las manos. No ando como para relajarme, y menos con Sert en mi cabeza dándome por culo con que tenemos que ser más fuertes.
Tarde aproximadamente unos cinco días entre descanso y paradas en numerosas zonas el llegar al lugar establecido empleando una técnica del rokushiki conocido como “Geppou”. No me importaba que la gente me viera emplear estos poderes que solo conocen los miembros del CP, ya que en ningún momento he ocultado mi relación con esta facción, mas todo saben que soy un pirata famoso por mí Wanted actual, aunque espero aumentarlo enormemente en mis diferentes cometidos contra los marines. Pero a lo que iba: tras desplazarme desde aquella isla en donde encontré el plano hasta la isla de Lvneel tarde esos días.
Una vez llegada a la isla me pongo a observar la zona. No encuentro a casi ningún ser vivo despierto a estas horas de la mañana. Mi vestimenta,-que viene a ser un traje negro con numerosos adornos metálicos sobre tapado por una capa de tonalidad marrón claro-, se menea por el viento de la zona. No consigo distinguir casi nada por la oscuridad presente y tampoco son ganas para ir activando mis ojos cyborg, por lo que comienzo a caminar recto hacia lo que parece ser una casa abandonada. Espero encontrar allí al menos a alguien civilizado como para pedirle alojamiento. O si no, no me quedara de otra que llevar esto a las manos. No ando como para relajarme, y menos con Sert en mi cabeza dándome por culo con que tenemos que ser más fuertes.
Suzaku
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- Leyenda:
- Kora, dueño de la taberna.
Las leyendas que había escuchado por la zona hablaban de un tesoro escondido en la isla de Lvneel. Había pasado por allí un par de veces, pero nunca había encontrado nada. Tal vez, como se suele decir, a la tercera fuera la vencida. El viaje hasta Lvneel fue algo rápido. Unos piratas conocidos míos se ofrecieron a llevarme. Decían que era todo un honor poder llevar a una leyenda como yo. Siempre había odiado y adorado a partes iguales que me consideraran como tal. Era un pirata más, igual que cualquier otro, con el mismo objetivo: ganar riquezas. Pasamos los dos días en barco de fiesta en fiesta entre sake y comida. El músico de la tripulación cantaba alegres canciones y bailábamos hasta desfallecer. Incluso el sub-capitán de la banda, borracho como una cuba, me pidió que me uniera a ellos. Obviamente, tuve que rechazar su oferta. Finalmente, llegamos a Lvneel y me despedí de ellos, deseando volver a verles algún día. Eran buenos chicos en un mundo cruel: acabarían asesinados por cualquier pirata despiadado si no tenían cuidado.
Pues ya estamos aquí. ¿Por dónde empiezo? — pensé.
El clima era cálido aunque no asfixiante. A penas había nubes en el cielo, por lo que el riesgo de una climatología adversa era nulo. A escasos metros, el bullicio del puerto era patente. Comerciantes, compradores, capitanes de barco, tabernas… Lo típico que hay en cualquier puerto del Grand Line. La isla no era un lugar de paso obligado de piratas, así que la presencia de la Marina brillaba por su ausencia. Me alegré de ello. Tener más de ciento cuarenta millones de recompensa por tu cabeza hace que vayas con algo más de cuidado. Comencé a andar hacia el interior de la población en busca de algún lugar para tomarme un descanso del viaje. En la plaza central había puestos de comida, de souvenir, incluso un malabarista subido en un monociclo haciendo malabares con tres bolos. Recordé mis otras visitas a la isla, así que decidí ir al mismo lugar de siempre. Al entrar, el camarero me recibió con una gran sonrisa.
— Suzaku Shakkin, capitán de los famosos Barbarrubia. — comenzó. Siéntate por favor. ¿Te pongo lo de siempre?
— Sí, Kora, por favor. — contesté amablemente mientras me sentaba.
Cuando me acabe esto, le preguntaré si sabe algo del tesoro. — pensé mientras esperaba a que me sirvieran.
Pues ya estamos aquí. ¿Por dónde empiezo? — pensé.
El clima era cálido aunque no asfixiante. A penas había nubes en el cielo, por lo que el riesgo de una climatología adversa era nulo. A escasos metros, el bullicio del puerto era patente. Comerciantes, compradores, capitanes de barco, tabernas… Lo típico que hay en cualquier puerto del Grand Line. La isla no era un lugar de paso obligado de piratas, así que la presencia de la Marina brillaba por su ausencia. Me alegré de ello. Tener más de ciento cuarenta millones de recompensa por tu cabeza hace que vayas con algo más de cuidado. Comencé a andar hacia el interior de la población en busca de algún lugar para tomarme un descanso del viaje. En la plaza central había puestos de comida, de souvenir, incluso un malabarista subido en un monociclo haciendo malabares con tres bolos. Recordé mis otras visitas a la isla, así que decidí ir al mismo lugar de siempre. Al entrar, el camarero me recibió con una gran sonrisa.
— Suzaku Shakkin, capitán de los famosos Barbarrubia. — comenzó. Siéntate por favor. ¿Te pongo lo de siempre?
— Sí, Kora, por favor. — contesté amablemente mientras me sentaba.
Cuando me acabe esto, le preguntaré si sabe algo del tesoro. — pensé mientras esperaba a que me sirvieran.
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Me empiezo a dirigir con ahínco hacia la casa posicionada frente a mi ubicación. Como bien puedo observar por el estado de las nubes aun es muy temprano, y no se ve apenas el sol como debería ser a pesar de la hora en la que me encuentro. Mis ojos me pesan más de lo normal por el poco descanso que he realizado desde la pasada noche, lo que me lleva a bostezar intensamente un par de veces antes de siquiera acercarme al edificio nombrado en pos de buscar a alguien con quien charlar algo sobre el tesoro a buscar. Poco son las ganas que me fuerzan a dirigirme hacia aquel objetivo con el sueño que tengo ahora mismo, pero poco a poco consigo acortar las distancias hasta que me hallo frente al pomo de la puerta con una cara de malas pulgas.
Haciendo un leve giro en el objeto consigo hacer que la puerta se abra ante mí-¿Hola? ¿Hay alguien?-Pregunto un tanto sarcástico al suponerme que la casa estaría abandonada. Me fijo en su interior y más de lo mismo: una simple cama deshecha, varios armarios llenos de libro y uno que otro barril con fruta podrida. Parece que nadie ha pisado la casa en mucho tiempo. Comienzo a entrar levemente cerrando la puerta poco a poco por cada paso que daba. No me iba a confiar en la primera impresión dada, por lo que respiro a una velocidad menor intentando no aumentar mis pulsaciones mientras inspecciono la zona con suma calma-Nada. Me extraña, la verdad-Parece que al final la casa sí que estaba abandonada, y fue tal la alegría que me llevo al suponerme eso que me echo sobre la cama presente en la habitación. Parece que los meses han hecho que este más dura, pero aun se puede utilizar perfectamente-Sert. Voy a descansar un rato. Mantén la mente alerta por si acaso. No debem….debemos confiarnos-Mis ojos comenzaron a cesar levemente mientras dejaba mi espalda apoyada sobre una de las paredes y el resto de mi cuerpo tendido sobre esta, dejando que el sueño me apoderase poco a poco.
No sé cuanto tiempo paso, mas algo me despertó sin yo querer saberlo. Unos ruidos como de pasos comenzaron a molestar el tranquilo ambiente de la sala. Yo poco a poco me despertaba de mi sueño y cuando quise darme cuenta una persona se avecinaba contra mí con una navaja de no gran tamaño. Mis ojos se abrieron de par en par produciéndome algo de daño por las legañas presentes, pero dejando eso de lado muevo mi cuerpo hacia mi derecha para que su arma blanca falle su objetivo. Fue tal su prepotencia al intentar atacarme y fastidiarme mi sueño reparador que sin remordimiento realice una extracción de energía desde mi mano en forma de punta, logrando que el cuerpo del sujeto fuese atravesado en cuestión de microsegundos. Un grito de agonía salía de su boca mientras la sangre brotaba de esta, dejando mi rostro algo manchado-Escoria por donde vaya…-Una explosión ocurre acto seguido, logrando que el edificio entero se derrumbase al igual que la extinción del cuerpo del sujeto frente a mí.
Una humareda no normal nace de los escombros del edificio, y todo lo que fue una arquitectura en su momento ahora solo se trata de restos. Mi cuerpo sigue posicionado en la misma zona, clavando la mirada en el horizonte donde una vez una vida hubo. Sonrío al ver el destrozo que acabo de producir y miro hacia el frente, pudiendo ver como el sol ya se hallaba por encima de mi cabeza-Si es lo que digo. No se puede echar una siesta ahora sin tener que estar en alerta. Y Sert. A ver si la próxima….-Digo un tanto aburrido de la misma historia-Bueno. Da igual-Me limpio la sangre que se halla en mi rostro con la túnica que robe, para acto seguido lanzarlo a un lado-Por lo que parece hay una ciudad más adelante, y parece que hay actividad...que extraño. Sera mejor que me dirija hacia allí a ver si encuentro algo…-No tarde mucho en levantarme de mi posición para empezar a desplazarme hacia el frente, en busca de algún ciudadano que me pueda ayudar y no busque matarme.
Haciendo un leve giro en el objeto consigo hacer que la puerta se abra ante mí-¿Hola? ¿Hay alguien?-Pregunto un tanto sarcástico al suponerme que la casa estaría abandonada. Me fijo en su interior y más de lo mismo: una simple cama deshecha, varios armarios llenos de libro y uno que otro barril con fruta podrida. Parece que nadie ha pisado la casa en mucho tiempo. Comienzo a entrar levemente cerrando la puerta poco a poco por cada paso que daba. No me iba a confiar en la primera impresión dada, por lo que respiro a una velocidad menor intentando no aumentar mis pulsaciones mientras inspecciono la zona con suma calma-Nada. Me extraña, la verdad-Parece que al final la casa sí que estaba abandonada, y fue tal la alegría que me llevo al suponerme eso que me echo sobre la cama presente en la habitación. Parece que los meses han hecho que este más dura, pero aun se puede utilizar perfectamente-Sert. Voy a descansar un rato. Mantén la mente alerta por si acaso. No debem….debemos confiarnos-Mis ojos comenzaron a cesar levemente mientras dejaba mi espalda apoyada sobre una de las paredes y el resto de mi cuerpo tendido sobre esta, dejando que el sueño me apoderase poco a poco.
No sé cuanto tiempo paso, mas algo me despertó sin yo querer saberlo. Unos ruidos como de pasos comenzaron a molestar el tranquilo ambiente de la sala. Yo poco a poco me despertaba de mi sueño y cuando quise darme cuenta una persona se avecinaba contra mí con una navaja de no gran tamaño. Mis ojos se abrieron de par en par produciéndome algo de daño por las legañas presentes, pero dejando eso de lado muevo mi cuerpo hacia mi derecha para que su arma blanca falle su objetivo. Fue tal su prepotencia al intentar atacarme y fastidiarme mi sueño reparador que sin remordimiento realice una extracción de energía desde mi mano en forma de punta, logrando que el cuerpo del sujeto fuese atravesado en cuestión de microsegundos. Un grito de agonía salía de su boca mientras la sangre brotaba de esta, dejando mi rostro algo manchado-Escoria por donde vaya…-Una explosión ocurre acto seguido, logrando que el edificio entero se derrumbase al igual que la extinción del cuerpo del sujeto frente a mí.
Una humareda no normal nace de los escombros del edificio, y todo lo que fue una arquitectura en su momento ahora solo se trata de restos. Mi cuerpo sigue posicionado en la misma zona, clavando la mirada en el horizonte donde una vez una vida hubo. Sonrío al ver el destrozo que acabo de producir y miro hacia el frente, pudiendo ver como el sol ya se hallaba por encima de mi cabeza-Si es lo que digo. No se puede echar una siesta ahora sin tener que estar en alerta. Y Sert. A ver si la próxima….-Digo un tanto aburrido de la misma historia-Bueno. Da igual-Me limpio la sangre que se halla en mi rostro con la túnica que robe, para acto seguido lanzarlo a un lado-Por lo que parece hay una ciudad más adelante, y parece que hay actividad...que extraño. Sera mejor que me dirija hacia allí a ver si encuentro algo…-No tarde mucho en levantarme de mi posición para empezar a desplazarme hacia el frente, en busca de algún ciudadano que me pueda ayudar y no busque matarme.
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–– Aquí tiene, capitán. –– me dijo Kora mientras me servía mi copa de whisky.
Sabía que no me gustaba que me llamaran capitán, pues desde que me separé de mis hermanos y de mi tripulación, no era capitán de nada. Incluso había perdido mi barco. Lo único que me quedaba era una recompensa de más de ciento cuarenta millones a mi cabeza y gente que buscaba conseguirla. Aunque nadie era lo bastante hombre para lograrlo.
Le di un largo primer trago a la copa. Noté como bajaba por la garganta y me supo a gloria. Hacía demasiado tiempo que no disfrutaba del buen gusto de una copa de whisky relajado en la mesa de un bar de confianza. Me lo tomé con la mayor tranquilidad del mundo mientras disfrutaba de la vista de una joven muchacha sentada dos mesas más allá. Tenía el pelo moreno y unos preciosos ojos verdes. Cuando vio que la observaba, me sonrió. Yo levanté la copa en signo de brindis por ella. Me devolvió el gesto.
–– Kora, ¿qué bebe la señorita de aquella mesa? –– le pregunté al camarero.
–– Oh, sí. La señorita Tess. Es una habitual de este bar. Siempre bebe tónica con lima. –– contestó Kora.
Le hice un gesto con la mano y le dejé un billete encima de su bandeja. Él ya sabía que mi intención es que invitara a aquella mujer a una bebida de mi parte. Si todo salía bien, la mujer se levantaría y se sentaría en mi mesa, empezaríamos una conversación y quien sabe si la noche tendría un final feliz. Me quedé observándola a la vez que le daba tragos a mi copa. Sus ojos eran preciosos. No podía desprenderme de ellos ni de su mirada. Aquella mujer era tremendamente cautivadora.
Sabía que no me gustaba que me llamaran capitán, pues desde que me separé de mis hermanos y de mi tripulación, no era capitán de nada. Incluso había perdido mi barco. Lo único que me quedaba era una recompensa de más de ciento cuarenta millones a mi cabeza y gente que buscaba conseguirla. Aunque nadie era lo bastante hombre para lograrlo.
Le di un largo primer trago a la copa. Noté como bajaba por la garganta y me supo a gloria. Hacía demasiado tiempo que no disfrutaba del buen gusto de una copa de whisky relajado en la mesa de un bar de confianza. Me lo tomé con la mayor tranquilidad del mundo mientras disfrutaba de la vista de una joven muchacha sentada dos mesas más allá. Tenía el pelo moreno y unos preciosos ojos verdes. Cuando vio que la observaba, me sonrió. Yo levanté la copa en signo de brindis por ella. Me devolvió el gesto.
–– Kora, ¿qué bebe la señorita de aquella mesa? –– le pregunté al camarero.
–– Oh, sí. La señorita Tess. Es una habitual de este bar. Siempre bebe tónica con lima. –– contestó Kora.
Le hice un gesto con la mano y le dejé un billete encima de su bandeja. Él ya sabía que mi intención es que invitara a aquella mujer a una bebida de mi parte. Si todo salía bien, la mujer se levantaría y se sentaría en mi mesa, empezaríamos una conversación y quien sabe si la noche tendría un final feliz. Me quedé observándola a la vez que le daba tragos a mi copa. Sus ojos eran preciosos. No podía desprenderme de ellos ni de su mirada. Aquella mujer era tremendamente cautivadora.
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Tras realizar aquel destrozo sin haber sido planeado comienzo a dirigirme hacia la ciudad que se halla frente a mi posición. No hay cosas que me atrajesen a simple vista la verdad, y menos aún consiguiera captar mi poco interés en este tipo de ciudades medio aburridas. Solo busco en estos momentos encontrar algo que me condujese hacia aquel tesoro que de tanto he oído hablar y es el motivo principal de mi llegada a esta isla. No creo que muchos ciudadanos sepan de dicha información al no estar relacionados con este tipo de temas en sus vidas diarias, por lo que tendré que arriesgarme con la gente más rara de la zona, llegando a ser los más a tener en cuenta los arqueólogos ya que son los que se dedican fielmente a buscar restos y posibles tesoros. Lo malo de hacer esto es que seguramente buscarían favorecerse a sí mismo en caso de hallar el bote, con lo que seguramente el tesoro a buscar acabaría reduciéndose de mala manera. Por ello creo que lo mejor será que me fie de los rumores que me han llegado e intente encontrarlo por mí mismo, sin buscar ayuda en ningún ciudadano ni medio que suponga un coste alguno.
Mis pasos me llevaron hasta el interior de aquella ciudad. Los edificios no son de un tamaño muy alto, pero su construcción parece haber sido costosa. La madera con la que se hizo dicho trabajo parece de buena calidad, y al tacto aun parece conservarse en buen estado. Una sonrisa se hace presente en mi rostro al ver como la gente cuida de las cosas a su alrededor, lo que me hace recordar poco a poco los habitantes de mi isla natal, quienes podían durar con una simple maqueta echa de palillos más de 2 años si se lo proponían. Es por ello, y ya que está en mi sangre el no desaprovechar ni destrozar nada que fuese innecesario, pudiendo muchas veces acaparar más problemas por este motivo (aunque hay casos que esto me lo paso por donde yo sé).
Debo buscar algún lugar en donde pueda descansar y no molestar a nadie mientras hallo pistas en el mapa sucio que tengo en mi maleta, por lo que miro por la zona en busca de alguna zona tranquila y que no tuviese mucho contacto con el exterior-Un bar-Bingo. Un local se hace presente a unos pocos pasos frente a mí, por lo que sin dudarlo entro en su interior y meneando un poco el pelo para que no tapase mis ojos me hago ver-Hola. Buenos días-Digo para acto seguido entrar en su interior, pudiendo captar una gran cantidad de personas que de no ser por la apariencia exterior diría que no son de aquí. Me siento en una mesa próxima a la salida sin hacer mucho caso a sus integrantes y sin llamar mucho la atención, para así acto seguido mirar hacia mi maleta, en la que tengo en su interior a un inquilino un tanto molesto-Creo que ya paso la hora del castigo. Sal anda-Digo para abrir la cremallera del susodicho objeto y dejar libre a mi mono, el que sin dudar nada más salir me hace un corte de manga bien hecho, a lo que le muerdo dicho dedo y reír levemente viendo como reaccionaba ante tal dolor-Compórtate que no estamos en una zona pública-Expreso en voz baja para no llamar la atención (Que para mi suerte no fue para tanto), intentando solo concentrarme y buscar información.
Mis pasos me llevaron hasta el interior de aquella ciudad. Los edificios no son de un tamaño muy alto, pero su construcción parece haber sido costosa. La madera con la que se hizo dicho trabajo parece de buena calidad, y al tacto aun parece conservarse en buen estado. Una sonrisa se hace presente en mi rostro al ver como la gente cuida de las cosas a su alrededor, lo que me hace recordar poco a poco los habitantes de mi isla natal, quienes podían durar con una simple maqueta echa de palillos más de 2 años si se lo proponían. Es por ello, y ya que está en mi sangre el no desaprovechar ni destrozar nada que fuese innecesario, pudiendo muchas veces acaparar más problemas por este motivo (aunque hay casos que esto me lo paso por donde yo sé).
Debo buscar algún lugar en donde pueda descansar y no molestar a nadie mientras hallo pistas en el mapa sucio que tengo en mi maleta, por lo que miro por la zona en busca de alguna zona tranquila y que no tuviese mucho contacto con el exterior-Un bar-Bingo. Un local se hace presente a unos pocos pasos frente a mí, por lo que sin dudarlo entro en su interior y meneando un poco el pelo para que no tapase mis ojos me hago ver-Hola. Buenos días-Digo para acto seguido entrar en su interior, pudiendo captar una gran cantidad de personas que de no ser por la apariencia exterior diría que no son de aquí. Me siento en una mesa próxima a la salida sin hacer mucho caso a sus integrantes y sin llamar mucho la atención, para así acto seguido mirar hacia mi maleta, en la que tengo en su interior a un inquilino un tanto molesto-Creo que ya paso la hora del castigo. Sal anda-Digo para abrir la cremallera del susodicho objeto y dejar libre a mi mono, el que sin dudar nada más salir me hace un corte de manga bien hecho, a lo que le muerdo dicho dedo y reír levemente viendo como reaccionaba ante tal dolor-Compórtate que no estamos en una zona pública-Expreso en voz baja para no llamar la atención (Que para mi suerte no fue para tanto), intentando solo concentrarme y buscar información.
- Información:
- Siento la tardanza. Estuve liado con temas de estudio. Pense en ahorrarnos un poco la búsqueda y por ello use la lógica de que debo leer el mapa en una zona tranquila (Mira que entrar en un bar xD...) para leerlo. Puedes decir que el mismo bar o no, yo según lo que digas haré una cosa u otra.
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