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Amor interracial. ¿Cuán compatibles son las aletas y las patas? (Privado Drake, Cánabar y Kaiser) Empty Amor interracial. ¿Cuán compatibles son las aletas y las patas? (Privado Drake, Cánabar y Kaiser) {Sáb 29 Mar 2014 - 11:35}

Se había separado de Atesaki por un tiempo breve mientras los miembros resolvían sus asuntos, pero no esperaba llegar a esta isla. De hecho ni si quiera sabía que isla era. ¿Dónde se había metido? Intentaba recordar algún dato sobre ese lugar, pero Cánabar son lograba recordar nada perteneciente a ese sitio. Bueno, era una oportunidad para explorar una nueva isla, no todo era malo. Con suerte quizás conseguía algún tesoro. Nunca estaba de más encontrar algo valioso en una isla desconocida. Aunque también podría haber ciudades, marines... No era tan bonito como parecía. Todas las buenas posibilidades estaban ocultas por malas posibilidades.

-¿Qué se le va a hacer? Hora de explorar- Dijo con resignación.

Salió del agua y pisó la arena que se hundía con suavidad bajo sus pies. Estaba caliente al tacto por la constante caricia de los rayos de Sol que iluminaban todo. Era muy agradable mezclado con al brisa marina de olor salado que acariciaba la tosca piel del gyojin. Hasta pensó en tumbarse y echarse una siesta para disfrutar de la sensación. Pero primero tenía que asegurarse de que el lugar no era peligroso o, al menos, eliminar las amenazas. No sería la primera vez que ponía en peligro su vida por ser descuidado. Y lo último que le apetecía ahora era perder su cabeza por estar durmiendo en un sitio desconocido. No era plato de buen gusto.

Llevaba la espada en la espalda y no la sacó en ningún momento. Consideraba una idiotez desenvainar su arma de forma innecesaria y si había alguien en la isla podría considerarlo un acto hostil y atacar. No era su estilo ir provocando al a gente. Las amenazas lo buscaban solas sin su propia ayuda. Pero parecía un lugar la mar de tranquilo. Aunque, por experiencia propia, sabía que estos eran los peores sitios. Por si fuera poco se sentía constantemente observado. No le gustaba nada que alguien lo estuviera vigilando. Podía ser su imaginación, aunque no sería extraño. Era un forastero en el hogar de alguien y tenían que protegerse.

Aunque también cabía la posibilidad de que solo fueran ideas suyas o de que el observador no fuera otra cosa que un animal curioso, hambriento o asustado. Al terminar la playa se podía apreciar el verdor de la hierva y el espesor de los bosques que adornaban la isla. A lo lejos se podía ver alguna montaña y... una columna de humo. Sí que había alguien. No tenía por qué ser nadie peligroso para el gyojin, pero nunca confiaba en ello. Suspiró y se dirigió hacia la columna. SI había un combate cercano no se iba a quedar esperando. Mejor ir a luchar que esperar a que la lucha venga a ti. Además, si no eran luchadores siempre podían ofrecerle comida.


Última edición por Cánabar el Sáb 29 Mar 2014 - 14:13, editado 1 vez
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Amor interracial. ¿Cuán compatibles son las aletas y las patas? (Privado Drake, Cánabar y Kaiser) Empty Re: Amor interracial. ¿Cuán compatibles son las aletas y las patas? (Privado Drake, Cánabar y Kaiser) {Sáb 29 Mar 2014 - 13:28}

- Esta vez voy a destrozaros.

Sonó la voz del castaño desde un bote que se acercaba a la isla. La última vez que estuvo con su líder y el médico no pudo divertirse debido a que solo investigaron a escondidas y se fueron sin armar ruido. Esta vez el chico lobo se había escapado para destrozar aquellos caníbales que había en la isla. Viajaba de forma calmada con una leve sonrisa en el rostro. Sus verdosos ojos estaban fijos en la orilla. El chico estaba muy cambiado desde la última vez que vio la isla. En el ojo izquierdo tenía una cicatriz desde un poco por encima del parpado hasta la mejilla. Su cuerpo era inhumano debido a la poderosa musculatura que este tenía. Su pelo estaba más alborotado y algo más corto. En la cabeza tenía una cinta roja y como siempre viajaba sin camiseta. Esta vez no llevaba consigo la guadaña ni los guanteletes y eso era porque no los necesitaba. Su físico se había convertido en su mayor cualidad.

En cuanto el bote llegó a tierra, el castaño saltó con una tétrica sonrisa y con una mano cogió el bote metiéndolo a dentro de la isla, a continuación observó la vegetación con una leve mueca de desprecio para después volver su rostro a uno sádico y tenebroso. Había vengado a su familia y ahora era libre para vivir destrozando todo a su paso hasta que alguien le matara. Nada más salir de la arena pudo ver a una figura a lo lejos. De repente su cuerpo se recubrió de pelo blanco y sus ojos se quedaron dorados aunque la cicatriz se veía perfectamente. Sus patas eran blancas y una cola salió de la parte baja de su espalda. Las orejas se estiraron y ahora eran lobunas. Los dientes se pusieron bastante afilados y frunció el ceño quedando en forma completa. El lobo blanco aulló con fuerza y salió corriendo a por aquella persona a máxima velocidad.

Cuando estaba llegando hasta aquella figura pensó en saltar y aplastar su garganta con sus dientes, justo cuando iba a saltar los ojos del lobo se abrieron como nunca tomando un color verdoso y volvió a la forma humana quedando sentado de culo en la arena. Aquella silueta que estaba en frente suya no era un desconocido. Su pelo moreno, su pinta de tiburón blanco. Su enorme y poderosa espada, aquellos ojos y la musculatura de aquel ser. Estaba claro quién era, el chico se puso de pie esperando a ver si el tiburón le reconocía. Ahora Drake no parecía alguien tranquilo y alegre sino un asesino frio y medio destrozado. Ahora estaba sonriendo de forma alegre después de mucho al reencontrarse con el único Gyojin que valía la pena. O al menos eso pensaba ya que el rubio llamado Sawaki le había defraudado. De repente cerró el ojo donde tenía la herida y le sonrió de nuevo amablemente mientras reía ahora de forma calmada.

- ¡Cuánto tiempo, Cánabar!
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Amor interracial. ¿Cuán compatibles son las aletas y las patas? (Privado Drake, Cánabar y Kaiser) Empty Re: Amor interracial. ¿Cuán compatibles son las aletas y las patas? (Privado Drake, Cánabar y Kaiser) {Sáb 29 Mar 2014 - 23:47}

Sin saber muy bien por qué, Cánabar había salido solo por unos días. No había dado un motivo coherente ni nada por lo que pudiera permitirla su ida así como así. Había estrechado buenos lazos con él y otros de la banda a pesar de mi actitud egoísta y la poca importancia que demostraba hacia lo ajeno, pero aún no tenía plena confianza en ninguno de ellos. Dejé el barco cerca de una isla a la que el tiburón había llegado. Lo suficiente como para alcanzarla a nado en poco tiempo y lo suficiente como para pasar desapercibida desde la costa. Le expliqué la situación a los miembros y les dije que vigilaran el barco. Yo por mi parte me lancé al agua de cabeza y fui nadando hasta la orilla de aquel lugar.

Salí de esta y me escondí tras unas rocas para observar las intenciones del moreno. Este avanzaba con cautela y se detuvo al alcanzar la frondosa hierba que brotaba tras terminar la playa. Poco después apareció un nuevo sujeto. Un lobo de blanco pelaje y ojos dorados que se distinguían desde gran distancia. Brillaban con intensidad. Este corría a gran velocidad hacia Cánabar. De hecho, si no fuera porque sabía que el tiburón no era un inútil y podría acabar con ese mamífero de un espadazo, hubiera saltado. Sin embargo y para mi sorpresa, aquel pulgoso animal pasó a ser un humano, probablemente usuario de una de esas frutas del diablo, pero lo que más me sorprendió fue que conociese el nombre de mi compañero y le saludase.

-¿Por qué cojones está con ese humano...? ¿Era su intención desde que dejó el barco? ¿Reunirse con ese ser?- Me preguntaba yo en mi mente mientras observaba cuidadosamente las dos figuras.

Me planteaba seriamente el ir y darle una paliza allí mismo, a él por juntarse con un humano, que por si no fuera poco, lo hacía a mis espaldas y al otro por intentar mantener una relación con uno de mis tripulantes, por no mencionar la simplicidad de mi odio hacia él. Mas no creía que era mi mejor opción, ni si quiera sabía cuan fuerte podía ser el invitado. Pero eso no quitaba que me molestara la situación y algo tendría que hacer. Salí de mi escondite, si es que se le podía llamar así a unas rocas y me dirigí a paso firme hacia ellos.

-¡Cánabar!- Exclamé para llamar su atención. -¿Por qué estás con un humano?- Pregunté con un tono frío y una mirada penetrante hacia el desconocido.
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Amor interracial. ¿Cuán compatibles son las aletas y las patas? (Privado Drake, Cánabar y Kaiser) Empty Re: Amor interracial. ¿Cuán compatibles son las aletas y las patas? (Privado Drake, Cánabar y Kaiser) {Lun 31 Mar 2014 - 17:45}

Antes de que pudiera adentrarse en el bosuqe escuchó un ruido. No llegó si quiera a salir de la playa. Tras darse la vuelta vio a un humano muy musculado y con algunas cicatrices. Lo más extraño es que lo había llamado por su nombre. ¿Quién era y por qué lo conocía? Cánabar lo recordaba muy vagamente, lo había visto en algún lugar. Pero no llegaba a saber dónde. Quizás era un gladiador como él y se hubieran encontrado alguna vez en la arena o... no, no podía ser eso. Todos los que se cruzaba con él acababan muertos y este estaba vivo. Además sonreía y parecía alegre de ver al gyojin. Cosa que nunca pasaba.

-¿Quién eres y de qué me conoces?- Preguntó extrañado.

Por si la situación no fuera lo suficientemente extraña alguien más apareció en escena. Kaiser. La orca gritaba desde lejos mientras se acercaba al gyojin y el humano. Los problemas empezaban. Cánabar no aguantaba a Kaiser cuando este empezaba con sus idioteces homicidas y constantes gritos. Le daba igual lo que hiciera, pero no le gustaba que lo molestara con ello, a él no le importaban los humanos ni los gyojin, no era racista ni hacía diferencias. Pero su capitán sí y les aportaba bastantes encontronazos. Como el que estaría a punto de darse. Miró de nuevo al esclavo y, con un vistazo más elaborado, recordó quien era.

Lo vio en aquella isla, en la que estaba siendo curado por el viejo Joe. Sí, era un humano con algún tipo de fruta. Había unos cuantos, estaban en la fuente y alguien estaba allí con una apariencia similar. Pero le sonaba de algo más. Trató de recordar qué ocurría con ese hombre y algo azotó su mente. ¡El lobo blanco! Aquel lobo de la isla donde había pájaros gigantes y hombres caníbales. El lobo que estaba con el chico de pelo blanco y que luego volvió a ver en esa isla transformado en humano. Pero había cambiado mucho, ahora estaba muy musculado y tenía pinta de haber luchado miles de veces. Ahora entendía por qué no lo reconocía.

-¡Eres Drake! ¡Cómo has cambiado! ¿Qué haces aquí?- Preguntó con cierta alegría.

Sí, era aquel lobo. Entonces se percató de que Kaiser estaba cerca. Tenía que pensar en algo o se avecinarían problemas. No se le ocurría nada, pero debía intervenir pro Drake, era algo parecido a un amigo para el gyojin y no podía permitir que su capitán le hiciera algo. Se interpuso entre ambos y esperó a que el gyojin llegara. Después respiró hondo y esperó que lo que dijera convenciera a Kaiser y no hubiera ningún tipo de pelea. No quería tener que ponerse en medio ni recibir daños colaterales. Además no permitiría que ninguno de los dos saliera herido del combate. Después de pensarlo bien, habló a su capitán.

-Este es Drake, un viejo amigo. No es un humano normal y corriente, tiene los poderes de una fruta y lo he visto matar a otros humanos sin miramientos. Además, creo que está más cómodo siendo animal que humano- Le explicó.

Lo de la comodidad era algo que se había inventado para convencer a Kaiser y lo de matar humanos con tanta facilidad... lo cierto es que los habían atacado antes, pero algo tenía que decir.
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Amor interracial. ¿Cuán compatibles son las aletas y las patas? (Privado Drake, Cánabar y Kaiser) Empty Re: Amor interracial. ¿Cuán compatibles son las aletas y las patas? (Privado Drake, Cánabar y Kaiser) {Lun 31 Mar 2014 - 18:19}

Al parecer por la expresión que el tiburón blanco tenía en el rostro no le reconocía. Era algo normal después de su apariencia, de ser un chico de complexión normal y alegre había pasado a una bestia sádica y musculosa. Ahora pensaba en que poder hacer para que el tiburón le reconociera ya que escuchó sus palabras que le decían que no sabía quién era. Este estaba a punto de decirle lo del reino de Torino cuando de repente apareció otro Gyojin. Este era una especie de orca y su musculatura era poderosa, el castaño sonrió de forma calmada admirando aquella orca que había visto en varios carteles. Estaba deseando conocerla y ahora la tenía en frente. De repente aquella orca gritó el nombre del tiburón y le preguntó que hacía con un humano. Eso de humano le molestaba pues no se comparaba con ellos, antes de poder hablar el tiburón blanco salió en su defensa. Cánabar pese a parecer no muy convencido en sus palabras había acertado en todo, el chico lobo le gustaba más ser animal que humano. Además lo de matar humanos sin miramientos era cierto pues eliminaba a todo el que se cruzara en su camino. Ahora un ruido llegó a sus oídos y sonrió de lado.

- Te huelo

Dijo iluminando sus ojos en dorado y poniendo una expresión macabra y temible. De repente un caníbal saltó de unos de los arboles con una lanza a por el castaño. Este gracias a su olfato pudo oler la suciedad que aquel humano portaba y aún así su haki observación le había dado la señal. El chico saltó a por él con una media sonrisa y lo agarró del cuello, con la otra mano le partió la lanza de un solo puñetazo. Después puso al caníbal contra el tronco de un árbol con la mano aún en su cuello.

- Los humanos son solo basura.

Dijo mientras echaba su puño hacia atrás con una mirada macabra. Sin pensárselo lanzó su puño contra el cráneo de aquel hombre destrozándole la cabeza y dejándole allí los sesos. Debido a la fuerza del castaño el árbol fue atravesado por esa parte también. Tras eso soltó el cadáver si cabeza y cuando este caía le pegó una patada partiéndole las costillas y dándole al árbol también tirando este al suelo fácilmente y destrozando el cuerpo del caníbal. Tras aquello volvió su mirada a la orca y al tiburón sonriéndoles ahora con un gesto amable en su rostro.

- Soy Drake, ``La bestia´´ mi cabeza vale unos cincuenta millones y odio a los humanos. Soy más bien un lobo. Cánabar es mi amigo, no había planeado verle pero venía a la isla a cargarme a estos parásitos y le he visto. He visto tu cartel amigo, eres Kaiser. Es un placer poder estar frente a un asesino como tú.

Dijo sonriendo ahora de forma inocente y colocándose al lado de Cánabar que se había puesto en medio. Sonrió a su colega y le chocó el puño de forma suave en el hombro.

- Me alegro de verte amigo.
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Amor interracial. ¿Cuán compatibles son las aletas y las patas? (Privado Drake, Cánabar y Kaiser) Empty Re: Amor interracial. ¿Cuán compatibles son las aletas y las patas? (Privado Drake, Cánabar y Kaiser) {Jue 3 Abr 2014 - 16:49}

Cánabar me presentó a aquel hombre como Drake, alegando que tenía el poder de una fruta del diablo, además de haber matado bastantes humanos sin remordimiento alguno y que estaba más cómodo siendo animal que humano. Supuse que se refería a la forma de lobo que había visto antes de que volviera a su apariencia original. Aquella descripción, aunque corta era concisa y lo suficientemente buena como para que pudiera aceptar un trato menos hostil con aquel ser. Seguía siendo un humano, pero hasta que fuese capaz de eliminarlos a todos, era conveniente tener algún que otro aliado y más si estos podían hacerme parte del trabajo. Tras esto, se escuchó un ruido, prácticamente imperceptible, de hecho, no le habría tomado importancia, pero las palabras de Drake y lo que pasó a continuación me dejaron bastante desconcertado. Otro humano, armado con una lanza, salió de entre la maleza, abalanzándose contra el amigo del tiburón, el cual se giró hacia este y tras un salto lo agarró del cuello, le partió la lanza y lo estampó contra el árbol más cercano.

-Increíble.- Pensé yo al ver los reflejos de aquel hombre, su velocidad y su fuerza, pues no tardó en darle un violento puñetazo que le destrozó la cabeza y rompió el árbol que estaba de apoyo. Dejó caer el cadáver y lo pateó para rematarlo.

Tras esto se presentó por si mismo, apodándose como la bestia, aclarando que odiaba a los humanos y que él en realidad era más lobo que lo ya citado. Y además me conocía, según comentaba, me había visto en algún cartel con precio por mi cabeza, que por lo visto el también tenía y con una buena suma por esta. Era imposible evitar sentirme alagado por las palabras de aquel extraño sujeto además de echarme a reír. -¡Kyahahahaha! ¡Kyahahahaha!- Exclamaba yo, sin dar crédito a todo lo ocurrido.

-He de decir que eres el primer humano que no despierta en mí un deseo irremediable de sangre. Quizás es porque como bien dices eres más bien un lobo.- Comentaba yo, esbozando una sonrisa al haber acabado de reírme y pronunciar aquellas palabras. -Encantado de conocerte Drake.- Dije, a pesar de que hacía años que no le decía eso a un humano.
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Amor interracial. ¿Cuán compatibles son las aletas y las patas? (Privado Drake, Cánabar y Kaiser) Empty Re: Amor interracial. ¿Cuán compatibles son las aletas y las patas? (Privado Drake, Cánabar y Kaiser) {Vie 4 Abr 2014 - 17:55}

Todo salía a pedir de boca. La excusa había funcionado a la perfección y Cánabar había visto algo que creí imposible, Kaiser tratando "bien" a un humano. Se alegraba. Parecía que Kaiser no solo aceptaba a Drake si no que además le había caído bien. Después de ello el lobo hizo un movimiento y anticipó el ataque de alguien. Tras esquivarlo lo mató sin dificultad y Kaiser se alegró de ello. ¿Por qué le habían atacado? Esto le recordaba a lo ocurrido en aquella isla de las aves gigantes. había hombres que también los atacaron. Aunque eran un poco diferentes. Sin embargo, siempre eran atacados hicieran lo que hicieran.

Antes de darse cuenta si quiera de que los habían rodeado, sabía que ese hombre no podía estar solo. Por desgracia nunca se equivocaba en estos asuntos. A su alrededor empezó a aparecer gente armada con lanzas y armas rudimentarias. Había, por lo menos, una veintena de hombres rodeándolos. Sabía que iba a tener que luchar hiciera lo que hiciera, pero no creía que fuera en la mismísima llegada a la isla. Aunque tampoco sabía por qué había venido. Quizás quería descansar un rato y estar solo un tiempo. Pero se alegraba de volverse a topar con Drake y de que éste hubiera conocido a Kaiser de forma tan buena.

-Bueno, que empiece el juego- Dijo con una sonrisa.

Dicho esto desenvainó su espada y esperó a que alguien se abalanzara a por él. En cuanto uno de los atacantes lo hizo perdió la mitad de su cabeza de un solo tajo. Otro intentó lo mismo, pero acabó separado en dos mitades verticalmente. La fuerza del gyojin no tenía ni punto de comparación con esos "guerreros" de pacotilla. Espadazo tras espadazo fue acumulando sangre y cadáveres a su alrededor hasta llegar un punto en el que más de diez cosas, que una vez fueron cuerpos, estaban a sus pies. Lanzó un corte al aire para limpiar su espada de sangre y después volvió a envainarla. Mientras sus compañeros terminaban observó la zona.

Comenzó a andar para adentrarse un poco en la isla. Cuando hubieran terminado ya lo seguirían. Tenía ganas de explorar este sitio y ver si volvían a atacarle. Ahora se había quedado con el deseo de luchar contra alguien fuerte, pero no creía encontrar a alguien así en esta isla. Además parecía demasiado "tranquila". Pero esas eran las peores. Quizás pudiera averiguar algo si dejaba con vida a uno de esos hombres y le preguntaba. Cada vez la situación le recordaba más a lo ocurrido en la isla de los pájaros gigantes. Solo que Drake había cambiado mucho y el chico de pelo blanco había sido sustituido por un gyojin de pelo blanco.
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Amor interracial. ¿Cuán compatibles son las aletas y las patas? (Privado Drake, Cánabar y Kaiser) Empty Re: Amor interracial. ¿Cuán compatibles son las aletas y las patas? (Privado Drake, Cánabar y Kaiser) {Dom 6 Abr 2014 - 19:15}

Tras la eliminación de aquel idiota el chico observaba a Kaiser de forma tranquila y sonriente. Los ojos del chico ahora estaban en un tono dorado escuchando la risa de la orca y sus palabras que le agradaron bastante. De hecho estiró su mano para estrecharla con la del Gyojin pero de repente una emboscada comenzó en aquel lugar, Cánabar fue el primero en comenzar el baño de sangre. El castaño sonrió de lado observando a los idiotas que se acercaban tranquilamente con lanzas y pequeñas dagas. El tiburón blanco era increíble en el combate como lo esperaba, después de haberle visto en Torino se había dado cuenta de su poder, aunque ahora deseaba ver a Kaiser en acción.

- Vamos a divertirnos con estos idiotas, es hora de mostrar el verdadero poder del lobo chicos. Hacía tiempo que quería probar esto.

Dijo sonriendo de lado mientras sus ojos eran mucho más dorados. Ahora había tomado la forma de un lobo blanco algo más grande lo normal pero aquello comenzó a cambiar. Su color blanco fue cambiando a uno rojizo oscuro, sus ojos quedaron dorados y con una malicia increíble. Su tamaño creció más de lo normal y sus garras crecieron al nivel que su musculatura aumentaba. Ahora allí había un lobo enorme de color rojo oscuro y musculoso a cuatro patas. Era su forma completa sumada a su técnica de canalización. Sus ojos expresan maldad y una expresión sádica que ponía los pelos de punta. De hecho varios caníbales retrocedieron gritándole con las lanzas.

El enorme lobo rugió con fuerza saltando a por uno de aquellos tipos, sus dientes se clavaron en la garganta de aquel pobre desgraciado que murió en el acto. La sangre recorría los dientes de la bestia que gruñía arrugando el hocico y entrecerrando los ojos mostrando una imagen de película de terror. En lugar de un lobo parecía un maldito demonio que disfrutaba asesinando a diestro y siniestro. Un aullido siguió aquella masacre y sin pensárselo saltó a por otro de ellos clavando sus fauces en sus costillas, el tipo comenzó a gritar de dolor al sentir aquello en su cuerpo. La sangre y sus tripas salían por la herida y tras sacudirlo en el aire el lobo lo lanzó al suelo. Las gotas de sangre caían de la boca del animal que observaba a su alrededor gruñendo a otros tres que se acercaban.

No tardó mucho en eliminarlos aplastando y desgarrando sus gargantas dejando tan solo cadáveres y más cadáveres. Una vez hizo aquello el lobo tomó su color blanco reduciendo su tamaño volviendo después a la forma humana con la boca llena de sangre y con una mirada tétrica dispuesto a seguir a Cánabar al interior de la selva. Sus víctimas yacían despedazadas en el suelo mientras por la garganta del castaño bajaban algunas gotas de sangre que no había podido evitar tragar. Ahora seguía al tiburón blanco para investigar la isla esperando también a la orca que acababa de conocer llamada Kaiser.
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Amor interracial. ¿Cuán compatibles son las aletas y las patas? (Privado Drake, Cánabar y Kaiser) Empty Re: Amor interracial. ¿Cuán compatibles son las aletas y las patas? (Privado Drake, Cánabar y Kaiser) {Miér 9 Abr 2014 - 14:11}

No tardaron en llegar más hombres como el anterior para aguarnos la fiesta de bienvenida, aunque ellos eran los que iniciaban la verdadera fiesta. Un evento lleno de cadáveres y sangre. Cánabar demostró su gran dominio de aquella enorme esperada, cortado con facilidad el cuerpo de aquellas miserables ratas y Drake, se transformó en un lobo, más grande que la otra vez y con el pelaje de un rojo oscuro, irradiando un aura intimidante. Destrozaba a sus presas como si fueran de papel y como bien dijo el tiburón, sin miramientos. De hecho, parecía estar disfrutando del festín. Esbocé una sonrisa y me uní al combate. Agarré la lanza de uno de ellos y lo hice girar sobre el aire para después lanzarlo contra dos de los suyos. Partí la lanza en dos y le clavé una parte a uno de ellos y la otra al que había lanzado en primer lugar, directas al corazón, no tardarían en morir. Al otro lo cogí por el rostro, levantándolo y aún con aquella sonrisa macabra.

-¿Tus últimas palabras?- Pregunté. -Ah, cierto, si te estoy tapando la boca, que descortés por mi parte.- Añadí. -Pero qué más da. La basura como tú tiene que ir donde toca.- Finalicé antes de doblar el brazo izquierdo hacia dentro y dar un golpe seco con el costado de la mano abierta, separando su cabeza del cuerpo cual gillotina. La sangre salpicó, mi mano y parte del brazo, mi cara y mi torso. Relamí un poco de aquel néctar. -Es una pena que sepáis a mierda, sería mucho más beneficioso si os pudiera comer.- Comenté mirando el cuerpo decapitado y tirándolo al suelo segundos después.

Me preparé para continuar la matanza, pero por lo visto, había tardado demasiado en acabar con los míos, pues el mar de sangre ya se había derramado y con ella, las ratas estaban exterminadas, al menos las que nos atacaron. Me adentré en el bosque junto a ellos y me quedé observándolos. En cierto modo no llegaba a comprender porque Cánabar no me había hablado de aquel tipo viendo como es realmente, aunque era probable que llegase a pensar que no le creería y que solo desembocaría en problemas, y de hecho, era lo más probable. Jamás hubiera pensado, desde aquel incidente, que le daría la mano a uno de ellos en señal de amistad, sin tapujos ni mentiras, pero esto era muy diferente. Él solo era un humano por fuera, por dentro era algo más, era como un demonio sediento de muerte.

-Contadme... ¿Cómo os conocisteis?- Pregunté curioso para romper el hielo y conocer la relación que tenían entre ellos.
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Amor interracial. ¿Cuán compatibles son las aletas y las patas? (Privado Drake, Cánabar y Kaiser) Empty Re: Amor interracial. ¿Cuán compatibles son las aletas y las patas? (Privado Drake, Cánabar y Kaiser) {Miér 9 Abr 2014 - 22:18}

Tras echar un primer vistazo Cánabar se quedó con la información que había obtenido de la isla. No era de relieve muy complicado, por lo que no les costaría mucho explorarla. Además sería sencillo llegar hacia la columna de humo que todavía era visible. Se dio la vuelta y volvió con los otros dos que ya habían terminado su matanza. Kaiser preguntó algo, cómo se habían conocido y eso lo hizo recordar. Hacía bastante tiempo de aquello, en esa época todavía no había conocido a Kaiser y huía de los cazadores de recompensas. Todo había cambiado desde entonces, ya no huía y se había hecho mucho más fuerte de lo que ya era.

-Nos conocimos en una isla que no había visto nunca. Nos atacaron como aquí y tuvimos que dfendernos. Aunque estuvo todo el tiempo en forma de lobo, pro lo que lo confundí con un animal y lo traté como tal. Más adelante nos conocimos en otra isla y ahí me mostró su verdadera forma. Desde entonces se puede decir que nos hicimos amigos. Y ahora vamos hacia aquella columna de humo- Dijo Cánabar.

Después de explicarles eso miró hacia los cadáveres. Todos portaban armas rudimentarias y parecían más habitantes de una tribu que humanos normales. ¿Acaso esta isla estaría subdesarrollada? Dudaba que alguien utilizara ese armamento y ropaje pro voluntad propia si había posibilidades de algo mejor. Aunque tampoco sería lo más extraño del mundo. Menudo desperdicio de vidas. Siempre aborrecía matar, pero algo en su interior le pedía sangre y cuando empezaba no podía parar. Su vida de gladiador lo había consumido por completo y lo había convertido en una máquina de matar. Era lo que mejor se le daba.

Detestaba pensar eso, aunque sabía que era cierto. Volvió a caminar para despejar su mente. Siempre que pensaba en esas cosas comenzaba a padecer remordimientos y odiaba sentirse culpable. Envainó la espada, este había sido un grupo muy grande y dudaba que viniera otro pronto o que hubiera más cerca. Seguramente eran una patrulla, aunque eran demasiados para ello. Pronto lo averiguarían, o quizá no. Lo único que podía saber ahora mismo es que lo único con interés, por ahora, estaba donde se alzaba esa columna de humo. Seguramente más tribales como aquellos, pero lo averiguarían tarde o temprano.

Se sentía bien teniendo a Drake y a Kaiser a su lado. Era como una excursión de amigos, aunque un tanto extraña. No había tenido ninguna excursión durante su infancia robada, por lo que no sabía muy bien cómo eran. Pero dudaba muchísimo que en las excursiones amistosas hubiera sangre, vísceras y muerte. Los niños tienden a divertirse con cosas menos violentas. Aunque a ellos los perseguía la Parca fueran donde fueran. Era su destino como guerrero, matar constantemente hasta que otro guerrero le diera muerte a él. Eso le enseñaron cuando era gladiador y ese aprendizaje se le quedó marcado para siempre..
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Amor interracial. ¿Cuán compatibles son las aletas y las patas? (Privado Drake, Cánabar y Kaiser) Empty Re: Amor interracial. ¿Cuán compatibles son las aletas y las patas? (Privado Drake, Cánabar y Kaiser) {Jue 10 Abr 2014 - 3:55}

La orca había luchado de una forma impresionante y había acabado con aquellos humanos de una forma agradable para el lobo. Al parecer el odio que el Gyojin orca sentía por los humanos era increíble. El lobo blanco es cierto que los eliminaba pero dejó de sentirse humano hace tiempo y por eso lo hacía. Le intrigaba saber la vida de los dos Gyojines pero contar su pasado tal vez no era algo que les agradara por lo que no dijo nada. Los pasos de los tres se dirigían a una cortina de humo que el tiburón blanco había divisado. Mientras andaban Kaiser para romper el hielo le dijo a Cánabar que como se habían conocido, Drake estuvo a punto de hacer una broma en plan ``Pues mi tiburoncito estaba sobre mi y nuestros ojos se miraron mientras nos acercábamos y…´´ pero el tiburón blanco se le adelantó. El chico rió para sus adentros pues casi se le escapaba aquello.

El tiburón blanco había nombrado el Reino de Torino donde se habían conocido. Es cierto que en esa isla el chico estuvo todo el tiempo en su forma completa pues no quería desvelar su identidad en ese tiempo. Recordaba a un peliblanco que también estaba con ellos en esa época pero al final tuvieron que largarse. El castaño quería investigar la torre que se alzaba en el centro pero no fue posible, lo que le recordó que en cuanto pudiera iría para finalizar lo que había empezado. Después Cánabar nombró la segunda vez que se vieron, en aquel temporal lluvioso donde Drake casi se cae por un acantilado que conducía al mar. Allí conoció a un chico que vendía manzanas raras y también se reencontró con su amigo Garland. Ahora se preguntaba qué pensaría el marine si viera en lo que aquel chico amable y solitario se había convertido. No le gustaría para nada, y por ultimo como dio el tiburón blanco, allí se vieron y se hicieron amigos. El chico castaño allí usó su forma humana. Ahora Cánabar dijo que se dirigieran a la columna de humo.

De repente el chico lobo comenzó a aburrirse y de repente empezó a reír por el camino. Era como si se tronchase de risa por algún motivo. Se le había ocurrido un chiste buenísimo y debía compartirlo con sus dos colegas de las profundidades marinas o lo tomarían por loco. Además estaba seguro de que les haría mucha gracia, al menos pensaba que si a Kaiser. Tras unas pequeñas lágrimas de risa en el sitio se frenó de golpe riendo sin parar tumbándose en el suelo y rodando un poco. De repente se quedó mirando a los dos Gyojines tomando un poco de aliento entre las risas que había tenido él solo para después hablarles en un tono bromista donde se notaba que aún se estaba muriendo de risa.

- Tios, si un humano, un lobo y un Gyojin caen al mar ¿quién se hunde antes? Está claro, el lobo y los Gyojines, porque la mierda flota.

Tras sus palabras se levantó de nuevo muriendo el solo de la risa echándose en el hombro de Kaiser ya que se iba a caer de nuevo de la risa.
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Amor interracial. ¿Cuán compatibles son las aletas y las patas? (Privado Drake, Cánabar y Kaiser) Empty Re: Amor interracial. ¿Cuán compatibles son las aletas y las patas? (Privado Drake, Cánabar y Kaiser) {Dom 13 Abr 2014 - 16:58}

Según me contó Cánabar, se conocieron en una isla que desconocía, mientras eran atacados. Se defendieron y lucharon en equipo hasta acabar con sus agresores, y así, pese a que Drake estuvo en forma de lobo durante todo el tiempo, se hicieron amigos. En otra isla fue cuando le mostró su verdadera forma, pero aquella forma de pensar y la relación que ya habían entablado era suficiente como para mantener su amistad. Además, a pesar de que el tiburón fuera un sanguinario, siempre supe que no mantenía el mismo odio que yo. Él era alguien bueno al que habían trastornado por su pasado, al igual que a mí, pero no del mismo modo. Él simplemente se defendía de los que le atacaban, mas no buscaba exterminar ninguna raza, si no acabar con la esclavitud que lo tuvo preso por tanto tiempo. Sin embargo era un gran aliado y no prescindiría de él tan fácilmente.

Continuamos caminando hacia la humareda que se levantaba en forma de columna serpenteante cuando el lobo empezó a reírse a carcajadas. Tras creer que se le había ido la pinza y que la locura nos lo había arrebatado, se acercó a nosotros y nos contó un chiste en contra de los humanos. Haciendo referencia a que estos era una mierda con un toque de humor, cosa que me hizo bastante gracia. Me agarré el pecho y solté una gran carcajada  que daba paso a una risa interminable. Era un chiste corto pero que se había ganado mi puntuación positiva.

-Joder, que bueno macho, no me había reído así desde hace siglos.- Dije yo, soltando las últimas risas y calmándome un poco para poder hablar y seguir con nuestra travesía. Cierto era que siempre me reía, normalmente a costa de los demás, pero no solía hacerlo de forma tan exagerada. Nunca me habían contado un chiste como aquel, y desde luego, estaba deseando que hubiera más.

Y después de aquella parada para troncharnos de risa, seguimos andando para llegar a nuestro objetivo. No sabíamos cuantas personas habría allí. Fueron muchos los que cayeron en la costa y no esperaba que, después de ver sus ropajes y sus armas y la única fuente de calor que había no esperaba que su población fuese muy alta, aunque nunca era bueno hablar de más sin haber visto antes, pues podría sorprenderme al legar. Lo mejor era ser paciente y estar preparado para lo que viniese.
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Amor interracial. ¿Cuán compatibles son las aletas y las patas? (Privado Drake, Cánabar y Kaiser) Empty Re: Amor interracial. ¿Cuán compatibles son las aletas y las patas? (Privado Drake, Cánabar y Kaiser) {Vie 18 Abr 2014 - 15:05}

Drake contó un chiste y Kaiser comenzó a reírse a carcajadas como si fuera lo más gracioso del mundo. Cánabar reconoció que tenía gracia, pero su capitán se reía demasiado. Aunque era lógico, cualquier coa que denigrara a los humanos sería del gusto sádico de la orca. Entonces el tiburón blanco pensó en otra cosa. El aire olía a humo y cenizas. Se podía oler la carne tostada de algo que se había pasado horas en un espeto a la hoguera. Aunque era un olor extraño, Cánabar no había comido nunca un carne que oliera así. Debía ser de algún animal autóctono de esta isla y que no se viera en otros sitios.

Aligeró el paso al que estaba yendo para llegar cuanto antes a ese lugar. Algo le decía que allí había una respuesta a una pregunta que ni siquiera había formulado. ¿Cuál sería? La pregunta era, ¿qué le aguardaba su futuro? Había conocido a Kaiser, conoció a Drake y ahora estaban los tres ahí. Eran lo más parecido que tenía a dos amigos, e tiempo le permitiría seguir conservándolos o se los arrebataría igual que le arrebataron a sus padres y su libertad? De pronto sintió una irrefrenable sed de sangre y su ansia por matar crecía a cada segundo. La ira lo cegó y dejó aflorar sus instintos asesinos y se preparó.

Desenvainó su espada y cortó todo matojo y planta que se interpuso en su camino. Ni si quiera miró atrás para cerciorarse de que sus amigos lo seguían. En cuanto vio la hoguera descubrió lo que había allí. Había un pequeño ejército de tribales. No esperaban al gyojin, por lo que todos se hicieron con sus armas y se prepararon para luchar sin ninguna formación ni conocimiento del enemigo. El tiburón blanco blandió su espada de lado a lado tajando a los rivales que se ponían ante su arma. Quizás Kaiser y Drake estaban detrás de él y quizás no, pero ahora no importaba. Tenía que matar para que no le arrebataran nada.

La sangre salpicaba y empapaba la piel áspera de Cánabar. No sabía cuantos caían ante su espada, pero seguían llegando hacia él y seguían cayendo. Aunque había demasiados como para librarse de ellos tan fácilmente. En algunos momentos parecía que lo herían y, de hecho, algunas lanzas rozaban su cuerpo provocándole pequeñas heridas. Pero no eran graves y no le dolían cuando desataba su furia. Habían liberado a la bestia y no podía dormir hasta que saciara su sed de sangre. Estos guerreros no tenían la culpa, pero luchaban contra el gyojin y eso era suficiente para matarlos. Si no huían y luchaban debían morir.
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Amor interracial. ¿Cuán compatibles son las aletas y las patas? (Privado Drake, Cánabar y Kaiser) Empty Re: Amor interracial. ¿Cuán compatibles son las aletas y las patas? (Privado Drake, Cánabar y Kaiser) {Dom 27 Abr 2014 - 7:18}

Tras el chiste del lobo la orca casi se muere de risa también, aquells dos Gyojines le caían genial al lobo. Eran sus dos colegas y estaba pasando una excursión divertida con ellos,  por primera vez en mucho tiempo se lo estaba pasando bien. A decir verdad hasta ahora se lo había pasado bien matando en solitario pero aquella extraña sensación le agradaba bastante, además eran dos asesino como él y por ese motivo le caían mucho mejor. Mientras caminaban de nuevo, el lobo pudo detectar un extraño olor en el ambiente, era comida. Ahora el tiburón blanco siguió caminando pero el chico lobo le notaba algo nervioso, no sabía porque aplastaba las ramas con su espada de esa forma. Tras seguirle de forma calmada llegaron al poblado, el tiburón blanco sin pensárselo ese lanzó a matar con una habilidad impresionante digna de un gran luchador.

- Parece que Cánabar  tenía ganas de desahogarse, Kaiser, el primero que se cargue mas gana.

Le dijo sonriéndole de lado ofreciéndole aquel reto para después iluminar los ojos de un color blanco terrorífico. De repente su cuerpo empezó a crecer hasta los dos metros, su piel tomó un color rojizo intenso. Parecía como si estuviese quemado, sus brazos aumentaron de grosor, su pecho se musculó bastante. Sus abdominales se desarrollaron aún mas, su cuello era poderoso y grande y todo su cuerpo ganó una fuerza increíble. Sus dientes estaban afilados y sonreía de lado transformado en aquella bestia. De repente el enorme chico rojizo habló en un tono de voz muy grave y potente.

- ¡Cánabar tu también juegas, gana el que mate a mas!

El tiburón blanco partía con ventaja pero ahora le bestia estaba suelta. Dos tipos con lanzas corrieron a por la bestial criatura. Al primero le golpeó con su puño en el pecho tirándolo a seis metros hacia atrás. Al segundo lo agarró del cuello para después de un rodillazo atravesarle el estomago y sacarle la rodilla por la espalda. Los ojos de sus víctimas se cerraban lentamente muriendo por los poderosos ataques físicos del castaño. Otro grupo de tres hombres armados con lanzas se lanzó a por él. Una de las lanzas le rozó el hombro y las demás trataron de atravesarle le pecho. Fue en vano, el chico activó su haki armadura y las lanzas no llegaron a atravesar la piel. Lanzó su pierna hacia el cuello de uno de ellos escuchando el delicioso sonido del cuello partirse. Los otros dos asustados trataron de correr, fue en vano. Drake arrancó un árbol y con esfuerzo lo lanzó contra una de las cabañas destrozándola y matando a los que había dentro. Después corrió a por los dos que huían y a golpes los mató. La temible bestia comenzó a reír eliminando a los nativos del lugar, uno a uno iban sucumbiendo. Los cuellos rotos y las costillas destrozadas abundaban por la zona alrededor del  chico lobo y no parecía que fuese a parar por ahora.

- ¡Si, son como cucarachas! ¡ jajajajajaja!
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Amor interracial. ¿Cuán compatibles son las aletas y las patas? (Privado Drake, Cánabar y Kaiser) Empty Re: Amor interracial. ¿Cuán compatibles son las aletas y las patas? (Privado Drake, Cánabar y Kaiser) {Lun 7 Jul 2014 - 22:41}

No pasaron ni cinco minutos y un olor a carne asada penetró en mis fosas nasales y muy probablemente también en la de mis compañeros, tanto es así que el tiburón blanco aceleró su marcha, agarrando su espada y eliminando todo obstáculo que tuviera por delante a base de cortes. No tardamos en dar con la fuente del humo y del intenso olor y en menos de lo que me esperaba, la sangre empezó a formar parte del suelo. Se abalanzaron sobre nosotros cual bestias, pero el enorme arma de Cánabar partió a varios como si fuesen mantequilla. Este siguió luchando y Drake se unió al combate lanzando al aire un reto para ver quien mataba más. No pude evitar esbozar una sonrisa y contestar con aires de grandeza.

-Eliminaré a todos los que quedan antes de que podáis rozarlos.- Dije yo, soltando algunas risas mientras me lanzaba con fuerza a por uno de aquellos pobres desgraciados.

Tanto Cánabar como Drake ya me llevaban ventaja, y era bastante obvio que no podría eliminar a todos los que quedaban sin que ellos siguiesen matando. No era tan rápido como para hacer tal hazaña y ellos estaban a la par con mi poder, o eso podía decir de Cánabar, pues aún no había visto todo el potencial de aquel hombre lobo, del cual me atrevería a decir que era mucho más fuerte que cualquiera de nosotros dos. Seguidamente dejé de pensar en aquellas cosas, pues estaba perdiendo el tiempo y mientras mantenía mi mente ocupada en cosas sin importancia, el puesto de asesino número 1 se escurría más entre mis dedos.

-¡Vamos basura, atacadme todos a la vez!- Exclamaba yo, aún corriendo hacia un grupo de cinco.

Al llegar allí, dos de ellos intentaron ensartarme con sus lanzas, mas pude evitarles con un salto, y aproveché la fuerza de mi peso para agarrar sus cráneos y estamparlos contra el suelo, provocándoles una muerte inminente. El siguiente en atacarme casi logra alcanzarme, pero agarré su arma y la partí en dos, quedándome con la parte que poseía la punta. Con un movimiento rápido acabó entrando por su ojo y saliendo por detrás, atravesando su cerebro. Los otros dos se lo pensaron demasiado, parecían aterrorizados ante los monstruos que estaban exterminando a su tribu como si fueran insectos. Y aquel fue un gran error. Agarré a ambos por el cuello y empecé a apretar. Soltaron sus armas y empezaban a adoptar un color pálido por la falta de oxígeno. Poco después apreté los sufcientemente fuerte como para romperles el cuello. En ese instante vio como el lobo arrancaba un árbol y lo lanzaba contra una cabaña, sin duda la fuerza de aquel tipo era impresionante. Mantuve la sonrisa en mi rostro y me relamí al ver a una de sus mujeres, de gran porte y de una belleza envidiable.

-¡Tendremos que erradicar la plaga entonces!- Grité yo, tras oír a Drake. -¡Eso sí, no matéis a todas sus mujeres, quiero una de esas para mí!- Continué, crujiendo mi cuello con un movimiento de lado a lado y preparándome para continuar la matanza.
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Amor interracial. ¿Cuán compatibles son las aletas y las patas? (Privado Drake, Cánabar y Kaiser) Empty Re: Amor interracial. ¿Cuán compatibles son las aletas y las patas? (Privado Drake, Cánabar y Kaiser) {Mar 8 Jul 2014 - 19:19}

La situación se descontroló. Drake lanzó un reto al aire, pero a Cánabar no le importaba, la sangre lo había cegado y no había nada más que él y sus enemigos... no, ni si quiera había enemigos. Solo existía su espada y sus víctimas. Todos caían, uno a uno, sin oponer a penas resistencia ante el inmenso mandoble. No había forma de sobrevivir a aquella tormenta de acero y muerte. Las armas de los indígenas herían su cuerpo, pero su espíritu se mantenía erguido e invicto ante los envites de la parca, nada podía detenerlo ahora que su desenfreno letal había sido llamado.

Nada salvo una lágrima. Su espada se detuvo ante el rostro de un pequeño niño que lloraba. Su tez manchada de polvo y barro estaba desencajada del pavor y la tristeza. Entonces algo se rompió en el interior de Cánabar y sintió el mayor dolor que había sentido en mucho tiempo. Gritó con tanta fuerza que, pensaba, podría haber sido escuchado hasta en las islas próximas. Después se giró hacia Kaiser y Drake. Estaban matando a tantos como veían e incluso habían destrozado una cabaña. El tiburón se sintió un miserable, debía detener lo que estaban haciendo.

-¡Vamonos! ¡Se ha acabado la matanza, es ridículo que sigamos haciendo esto! ¡Vamos a buscar a alguien que oponga resistencia de verdad!- Les gritó.

Dicho eso se giró y partió de nuevo hacia la playa por la que habían llegado. No sabía si sus amigos lo seguirían, pero no iba a ser partícipe de esa matanza, él no era un asesino, ¿Qué le había ocurrido? Lo habían atacado, solo se defendía... si los débiles luchan con los fuertes mueren, es la ley de la vida. Pero no estaba bien, no se sentía bien. Lo que había hecho era imperdonable, había estado a punto de exterminar a todo un pueblo e incluso de matar a un pequeño niño inocente. Se le pasaría en unos días, pero ahora tenía que marcharse lo más lejos que pudiera de ese lugar.

El agua olía a sal y estaba a unos metros. Pero se detuvo. Tenía ganas de saltar y perderse en ella durante horas, pero algo se lo impedía. Sus piernas pesaban más que su espada y no querían moverse, simplemente se quedó quieto mirando el océano. ¿Por qué le ocurría eso? Él no le debía nada a nadie, no tenía sentimientos y, si los tenía, no los quería. ¿Por qué, entonces, tenía esos remordimientos? La culpa era de aquellos hombres, no eran suficientemente fuertes. Si lo hubieran sido no estarían muertos. Pero... había hecho lo mismo que le hicieron a él. Hoy había más huérfanos de los que había ayer y él había contribuido a ello.
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Amor interracial. ¿Cuán compatibles son las aletas y las patas? (Privado Drake, Cánabar y Kaiser) Empty Re: Amor interracial. ¿Cuán compatibles son las aletas y las patas? (Privado Drake, Cánabar y Kaiser) {Mar 15 Jul 2014 - 17:04}

Drake volvió a su forma humana dejando de matar de repente, escuchó las palabras del tiburón blanco y lo vio correr. Además observó como la orca se acercaba a una mujer, el lobo le echó una mirada al Gyojin negro y blanco y sonrió de lado mientras se relajaba un poco observando lo asustados que parecían estar todos esos tipos.

- Kaiser, ¡vamos con Cánabar hermano!

Dijo con una sonrisa alejándose de toda aquella matanza, no sabía si el Gyojin iría tras él y el tiburón pero debía intentarlo. De repente mientras volvía a la playa pudo ver al tiburón quieto. Este sonrió sin entender lo que ocurría y comenzó a caminar hacia él tratando de ponerle la mano en el hombro, sin embargo no fue posible. Con la ola que pegó en la arena vino y nuevo invitado, un Gyojin de dos metros y medio de altura surgió de la nada lanzando un terrible puñetazo que impactó en la zona abdominal del castaño. Sus ojos quedaron en blanco perdiendo la respiración mientras escupía algo de saliva.

El chico lobo salió despedido a seis metros contra un árbol arrasándolo por el camino y quedando boca arriba en el suelo. El Gyojin culpable parecía ser una especie de tiburón martillo de ojos dorados y piel grisácea. Su musculatura era impresionante y parecía todo un experto en golpes. Dicho ser se acercó al lobo cogiéndolo de la cabeza con una sola mano mientras este trataba de recuperar la respiración, el puño de aquel enorme tiburón se clavó de nuevo en el estomago del chico lobo. Drake escupió sangre mientras trataba de gritar con todas sus fuerzas.

- ¡Que nadie se meta!

Dijo mientras un codazo del Gyojin le impactaba en el rostro y lo tiraba al suelo haciéndole sangrar. La sangre bañaba la arena, aquel maldito pez lanzó otro puñetazo buscando su rostro para rematarle pero en ese momento el chico lobo paró su puño con su rostro, sin embargo el rostro estaba pigmentado en un tono negro metálico. Su haki armadura consiguió pararlo, de repente se levantó mientras fruncía el ceño. En forma humana era muy difícil combatir con aquel ser, debería usar su forma zoan al menos para igualarle, sin embargo algo le decía que no lo hiciera. Iba a mostrar que no necesitaba su fruta para combatir. Dejó escupir otra bocanada de sangre mientras apretaba los puños y se lanzó al ataque. Ambos combatientes empezaron a lanzarse golpes entre ellos, el Karate Gyojin era superior y el castaño acabó clavado en la arena boca abajo por el pie de aquel tiburón.

Los ojos del lobo comenzaron a cerrarse cuando de repente a su mente vinieron una serie de personas animándole, su chica, Cánabar y Kaiser, Derian, Nat y Alex. Frunció el ceño levantándose y pegando un grito al aire que poco a poco fue cambiando a un rugido. De repente lanzó una patada contra el brazo de aquel tiburón que estaba atacándole, este trató de bloquearlo pero su brazo se partió. El pez empezó a gritar de dolor pero el lobo no le dio cuartel y rápidamente clavó su rodilla en su pecho dejándole de rodillas para después lanzar un nuevo rodillazo a su cabeza y tirarlo al suelo. Se puso sobre su rival mientras sus ojos cambiaban a dorados y rugía iluminando su puño en un aura blanca y tratando de atravesar su cráneo. De repente a escasos centímetros el chico lobo paró su golpe y se quedó mirando los ojos de aquel Gyojin, en sus ojos pudo ver odio además de miedo.

- Vamos acaba el trabajo humano.

- No me compares con ellos… No tengo nada en vuestra contra, más que hombres peces o Gyojines, para mí sois amigos…


Tras sus palabras miró a otro lado levantándose y dejándole con vida, sus ojos cambiaron a un tono verde mientras se limpiaba la sangre de la boca por los golpes y se sentaba pegando la espalda contra un árbol mientras pegaba un suspiro y se llevaba la mano a su estomago el cual tenía un moratón. El Gyojin se quedó allí tumbado frunciendo el ceño, como si no quisiera asimilar las palabras del chico lobo que ahora buscaba a Kaiser y Cánabar con la mirada de forma tranquila.
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Amor interracial. ¿Cuán compatibles son las aletas y las patas? (Privado Drake, Cánabar y Kaiser) Empty Re: Amor interracial. ¿Cuán compatibles son las aletas y las patas? (Privado Drake, Cánabar y Kaiser) {Mar 15 Jul 2014 - 19:13}

Tras eliminar a un par más de aquellos inútiles tribales, agarré a la muchacha. La cogí por el cuello, sin apretar demasiado, no buscaba matarla. La acerqué a mí e inspiré su aroma. A pesar de ser una tribu de humanos patéticos y subdesarrollados, aquella mujer era fabulosa. Lamí su rostro mientras ella intentaba zafarse de mi agarre, cogiéndose a mi mano con las suyas, haciendo fuerza para abrirla, mas sería imposible para ella. -No te esfuerces, preciosa, no podrás escapar, así que será mejor que te relajes y disfrutes. No todos los días tendrás la oportunidad de disfrutar de un gyojin.- Dije yo, llevando la otra mano a la prenda de ropa, hecha de pieles que tapaba sus senos. Estaba a punto de romperla cuando escuché la voz de Cánabar. Intentando que entráramos en razón, alegando que no eran rivales para mí y que debíamos buscar a aquellos que realmente valiesen la pena. En parte era cierto, y aunque deseaba disfrutar de mi presa, quedarme solo no era la mejor opción. Tardaría demasiado en deshacerme de todos los obstáculos para aquello que anhelaba, así que solté a la mujer y me fui tras Drake al escuchar sus palabras.

No entendía porque me detuve realmente. Me costaría más esfuerzo y más tiempo, pero podría haber exterminado a toda la tribu y violar a sus mujeres, habría sido solo cuestión de tiempo, pero aquel tiburón me hací dudar de mis propias ambiciones. Era lo más parecido a un amigo que tenía, pero no quería que así fuese. No quería más amigos, no quería sentir afecto por nadie, una vez lo tuve y lo perdí todo. No quería volver a pasar por lo mismo, tenía miedo de volver a sufrir, cuando justamente era yo el que ahora hacía sentir aquel dolor a los demás. Había cambiado muchísimo en menos de dos años, mi personalidad era completamente distinta a la que mantenía cuando iba junto a Raizen, y no volvería a cambiarla hasta que exterminara cualquier peligro sobre la faz de la tierra.

Al llegar a la playa, el hombre lobo se acercó al tiburón blanco, aquel gyojin, que aun careciendo de la crueldad que yo mostraba, había derramado mucha sangre, y aun así, sentía remordimientos. Aquello era una debilidad, pero solo él podría combatirla. De repente uno de los gyojin de nuestro barco, apareció junto a una ola del mar e inició de forma repentina un combate contra el humano. Probablemente Drake no se lo esperaba o simplemente no quiso hacerle daño, pues recibió varios golpes bastante fuertes y no se transformó. No obstante, consiguió vencer al gyojin martillo tras pocos minutos más y se separó de él antes de matarlo. Sus siguientes palabras se me clavaron como un cuchillo. A pesar de todo nos consideraba sus amigos, y le perdonó la vida a aquel miserable después del o ocurrido. Pocos hombres había conocido como él, y por culpa de ello, cada vez dudaba más de mí mismo.

Me acerqué al gyojin que había irrumpido en la isla y lo miré con desprecio. -No eres más que basura. Eres la vergüenza de nuestra raza. ¡Mírate! Ni si quiera le ha hecho falta usar su verdadero poder para dejarte lloriqueando en el suelo... ¡Inútil, eso es lo que eres, un inútil!- Decía yo, aguantando mis ganas por golpear a aquel tripulante de mi banda. -No quiero verte más. Desde hoy ya no eres parte de Atesaki, y procura no cruzarte en mi camino, o seré yo mismo quien te mate.- Finalicé, antes de cogerlo y tras una pequeña carrera lanzarlo al mar con fuerza a la vez que profería un grito por el esfuerzo. -Hacía tiempo que quería expulsarlo de la banda, solo me traía problemas.- Dije yo, a modo de excusa para evitar un momento incómodo.
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Amor interracial. ¿Cuán compatibles son las aletas y las patas? (Privado Drake, Cánabar y Kaiser) Empty Re: Amor interracial. ¿Cuán compatibles son las aletas y las patas? (Privado Drake, Cánabar y Kaiser) {Lun 21 Jul 2014 - 18:10}

Todo su pasado volvía a él, cada instante de dolor superaba con creces los pequeños momentos de felicidad. Los fantasmas de su vida venían para atormentarlo. Él era fuerte, no se merecía aquello. Siempre había seguido esa vida, esa manera de actuar, su ley. Si él era fuerte y vencía era porque su enemigo era débil. Si alguien lo mataba el débil habría sido él. Pero hasta ahora seguía respirando, merecía saborear la victoria y disfrutarla, no lamentarse y cargar con ella. ¿Acaso el trofeo de los vencedores era el sufrimiento eterno? Si existía un infierno no podía ser muy diferente a lo que estaba sintiendo ahora.

De repente algo salió del agua. La parálisis impedía que Cánabar se moviera, pero pudo ver de qué se trataba. Era Tom el "Tuerto", un gyojin de Atesaki. Le hizo una señal de saludo, pero el tiburón blanco no respondió. Entonces recordó que no estaba solo. Se giró con dificultad y vio a Drake. El tiburón martillo se abalanzó a por él. Cánabar recobró las fuerzas de golpe y corrió hacia el chico lobo con intención de partir en dos al gyojin. No le importaba que fuera su compañero, el humano era su amigo, su hermano. Pero él mismo lo detuvo. Pidió que no intervinieran y el tiburón blanco se detuvo.

Drake era un gran luchador, un guerrero de honro y Cánabar lo respetaba. Aún si su vida estaba en peligro no podía intervenir si él se lo pedía. Pero era algo difícil, muy difícil, de respetar. El combate no se alargó mucho, parecía que el gyojin tenía ventaja pero Drake no se transformaba. Cánabar no lograba explicarse el por qué hasta que Drake venció a su rival. No le había hecho falta transformarse para ello, ganó con la fuerza de su cuerpo humano. Eso debía ser un duro golpe para Kaiser, pues iría en contra de sus propias creencias. Sabía que había humanos muy fuertes, pero verlo de primera mano... El tiburón blanco sonrió.

-Bien hecho, Drake, acabas de limpiar Atesaki- Le dijo con una sonrisa.

La verdad es que el tiburón martillo era un buen miembro. Algo brusco, pero similar a Kaiser en comportamiento. Aunque entendía a su capitán, ¿cómo iba a aceptar ante un humano la derrota de alguien de su banda? Era más fácil para la orca "deshacerse" del problema. Si lo mataba ahí mismo su tapadera se habría tambaleado, pero lo expulsó. Era una lástima, pero debían añadir sangre nueva a la banda. Poco a poco Atesaki se quedaba, por alguna razón, sin miembros. Espero a que Kaiser indicara que hacer, no se iba a ir sin él y mucho menos sin despedirse de Drake. Se acercó y se sentó a su lado.
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Amor interracial. ¿Cuán compatibles son las aletas y las patas? (Privado Drake, Cánabar y Kaiser) Empty Re: Amor interracial. ¿Cuán compatibles son las aletas y las patas? (Privado Drake, Cánabar y Kaiser) {Vie 1 Ago 2014 - 12:01}

El chico lobo se encontraba sentado calmadamente mientras recuperaba la respiración por el combate que había tenido hacía unos segundos escasos. El Gyojin había sido bastante fuerte y un rival muy duro, sin embargo el chico no había usado su fruta, desde hacía tiempo ya, no la usaba. Tan solo la usaba cuando su vida peligraba de alguna manera, mientras tanto usaba su cuerpo y sus puños para todo, era un estilo de vida duro, pero era su elección. El luchador mantuvo una sonrisa amable cuando de repente, Kaiser comenzó a echarle la bronca al otro. El castaño tragó saliva ante los gritos de la orca, todo eso se había formado por su culpa. Miró a otro lado arrepentido de haber vencido por lo que le decían al otro tiburón. Por un momento estuvo a punto de disculparse pues la orca daba miedo en aquella charla. Finalmente cuando echó al Gyojin de la tripulación, el castaño abrió mucho los ojos sin creérselo. Incluso ahora Kaiser había mandado a ese tipo al mar, de repente dijo que le causaba problemas y que llevaba tiempo queriendo echarle, algo que hizo que el chico lobo suspirara relajándose un poco. No quería meter en líos a nadie y menos a los dos Gyojines que consideraba hermanos.

De repente escuchó las palabras de Cánabar, el cual se sentó a su lado sonriendo. El chico lobo le pasó el brazo por encima del hombro como los dos típicos colegas borrachos caminando por la calle y comenzó a sonreír amablemente. Los tres habían pasado una tarde divertida, sangre, risas y lucha. Además de ahora estar en la playa tranquilos, el chico se lo pasaba realmente bien con ellos dos. Cuando estaba junto a ellos, era uno de los pocos momentos en los que podía reírse libremente y ser él mismo y no alguien con personalidad fingida. Siempre que iba con Derian a algún lado, tenía que quedarse serio y firme. Y eso le aburría mucho, cuando estaba solo no había nadie con quien reír o compartir momentos agradables. Todo eso cambiaba cuando estaba con los dos Gyojines. Era una lástima que no pudiese nadar, se iría con ellos en todos los viajes posibles. Pero el agua era mala para él y además tenía trabajo en el Norte con su líder. Pero no cabía duda, en cuanto pudiera, se iría con ellos una temporada a liarla por ahí y a divertirse con ellos pasara lo que pasara.

- ¡Jajajaja Kaiser recuérdame nunca perder delante de ti! ¡No quiero que me lances! ¡Jajajaja! ¡Ahora ven aquí hermanito!

Dijo en gesto cariñoso con una sonrisa, abrazando con su brazo izquierdo al tiburón blanco y abriendo el derecho para que se uniera al abrazo. No podía evitar ser así con la gente que apreciaba, su hacía eso con su jefe, la caían collejas por todos lados. Por el momento estaba muy calmado allí con ellos, en cuanto se despidieran se iría en busca de Minathy pues le habían entrado ganas de verla y de tener una sesión de mimos con su pantera. Pero por el momento no se iba a mover hasta que la orca se uniera al abrazo, su mirada por un momento era incluso infantil, pues pese a ser un Dios de la musculatura y un lobo fiero, era un buenazo en el fondo. El día había merecido la pena, nunca pensó en encontrarse con Cánabar allí y mucho menos conocer a otro Gyojin tan agradable como él. Aquellos hombres del mar eran increíbles y sin lugar a dudas, mucho mejores que los humanos, estar con ellos era increíble en todos los sentidos.
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Amor interracial. ¿Cuán compatibles son las aletas y las patas? (Privado Drake, Cánabar y Kaiser) Empty Re: Amor interracial. ¿Cuán compatibles son las aletas y las patas? (Privado Drake, Cánabar y Kaiser) {Sáb 2 Ago 2014 - 13:50}

Al final, la mentira piadosa salió bien. Drake empezó a reírse, añadiendo una broma y pasando el brazo sobre los hombros del tiburón que se había sentado a su lado. Tras esto abrió el otro para que yo me posara al otro lado. Que me llamara hermanito no me molestó, aunque se me hizo raro. Desde la muerte de Raizen, jamás pensé que podría llevarme bien con un humano, muy a pesar de que él mismo no se considerase como tal y tuviese la suficiente sangre fría como para llevar a cabo una matanza despiadada. Por algún motivo sentía que podríamos llegar a ser grandes amigos y que sin duda, podría ser un aliado de gran importancia. No obstante, no dejaba de repetirme una y otra vez, que no quería estrechar lazos de amistad, ni si quiera con Cánabar o los más cercanos de la banda. Cuando decidí exterminar la humanidad, me deshice de los resquicios de bondad que aún permanecían en mí. Decidí ser una persona completamente diferente, pero a veces me costaba demasiado, fingir ser alguien, que en realidad no era. Pero me arrebataron mi vida, y mi meta, por muy despiadada y sin sentido que fuese, era lo único que daba sentido a mi existencia.

-Tranquilo, el día que te vea perder, no iré a por ti. Mataré al insolente que decidió enfrentar a un aliado de Atesaki.- Dije yo, sentándome al lado del hombre lobo para que este posara su brazo sobre mí.

A veces me preguntaba a mí mismo si algún día volvería a ser como antes. Estaba conociendo a mucha gente, y era irremediable que acabara sintiendo afecto por muchos de ellos. Por más que intentaba ser antisocial, desagradable, por más que procurara ser odiado, siempre había alguien que pensaba lo contrario, que miraba a los demás con otros ojos, o que simplemente esperaba que fueses distinto en algún momento. Pero cada vez que dudaba sobre aquello, recordaba todos mis pecados. Si llegase a cumplir mi meta, o cambiase de parecer antes de hacerlo, no desharía todo el daño que había causado. La muerte era la única forma de borrar mis errores. Pero aún no era mi hora, y mi rencor era demasiado grande como para borrarlo. -"La sangre se paga con sangre."- Pensé yo, observando a mis compañeros.

-Bueno, me alegro de haberte conocido Drake, y espero que la indirecta para que seas nuestro aliado haya funcionado. No nos vendría nada mal contar con tu fuerza de ser necesario.- Decía yo, levantándome y extendiendo mi brazo derecho para estrechar mi mano con la suya. -Es hora de partir, pero estoy seguro de que nuestros caminos se cruzaran de nuevo.- Finalicé, marchando pocos después hacia nuestro barco.

Podría haberle invitado a nuestra navío, pero había visto un bote que probablemente era suyo, además, para llegar al barco de Atesaki, debían nadar un buen rato y un usuario de una fruta del diablo sería incapaz de hacerlo sin hundirse, y aun pudiendo llevarlo a cuestas, prefería dejar mi lado amable a un lado. Durante aquel día había sido demasiado benevolente. No quería acostumbrarme a ello. Me lancé al agua y empecé a nadar esperando que el tiburón me siguiera. Teníamos mucho trabajo por delante.
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