Iniciando mis fecho ... digo, mis aventuras (Rol Moderado)

Es un día caluroso, no hay prácticamente ninguna nube en el cielo azul salvo algunas excepciones de aquí por allá, pero de eso no h ay que preocuparse. Llegas a la Villa Sirup en un pequeño bote que arrendaste en una isla pasada, supuestamente tienes que devolver el bote una vez que los termines de ocupar, aunque eso ya es decisión tuya. En un pequeño local de comida cerca de tu posición aparecen unos tipos grandes y fornidos con cicatrices en su cuerpo y portando distintas armas como equipamiento, básicamente estos tipos son todo lo que te puedes esperar de unos bandidos comunes y corrientes, sin ningún tipo de habilidad especial.

- A ver, deme el dinero si no quiere que esta espada encuentre como su destino tu cuello idiota-.

Uno de los tipos amenazó al que parece ser el dueño del local con una espada, estos hombres quieren el dinero y harán todo lo posible para cumplir con sus objetivos por muy descabellados que sean. En este momento tienes 3 elecciones, una pasas de largo de todo este asunto, la segunda es que puedes ayudar al dueño y acabar con los bandidos y tercero, puedes aprovecharte de la situación y llegar a cabo tus propias fechorías. Tu decides que hacer, tu destino está en tus propias manos.

Había llegado a Villa Sirup con un bote arrendado en la isla previa, hace poco tiempo decidió que sería pirata, que esa era la vida más adecuada para él y por ese motivo también había decidido quedarse el bote y no devolverlo. Desde luego Lekic tenía dotes para ser un buen pirata, la gente que no conocía no le importaba y eso le permitiría actuar con sangre fría a la hora de conseguir sus objetivos, además era un gran espadachín, un gran combatidor y más desde que había comido la fruta del diablo. Al pelirrojo le entró el hambre y decidió que era hora de comer, no tenía ni una sola moneda encima así que comería de gorra y saldría sin pagar como buen pirata.

Lekic había pedido carne con salsa de tomate y también un poco de arroz, cuando se disponía a comer observó la llegada de un par de tipos con armas de todo tipo y varias cicatrices, los tipos a primera vista imponían sobre todo por su tamaño pero probablemente serían unos simples bandidos poca cosa... La suerte le había sonreído era una gran oportunidad para empezar a hacerse nombre y conseguir dinero, se levantó de su sitio y se colocó al lado de la puerta de salida - Eh! - Cuando había captado la atención de los bandidos les dedicó una sonrisa burlona y dijo - A ver si os laváis un poco que con toda la peste que desprendéis me habéis hecho salir del local, si tenéis lo que hay que tener salid fuera y pelead conmigo panda de parguelas - Tras eso salió del sitio, le convenían más los espacios abiertos, fuera si se encontraba en problemas siempre podría recurrir a su akuma, dentro si resultaba que esos tíos eran más fuertes de lo que parecían se podía meter en muchos problemas.

Al armarse el jaleo entre tu y los bandidos la gente comenzó a huir despavorida del lugar hasta que quedó desierto con la excepción del dueño del local. Este fue a la barra y sacó una pistola que usaba en casos de emergencias como este. El hombre disparó dos veces, una de las balas rompió una ventana y la otra le impacto en la cabeza a uno de los peligrosos bandidos matándole en el acto. Enfurecido, el que parece ser el líder de la banda sacó un revolver y le disparó al pobre hombre matándole en el acto.

-Bueno bueno, ahora sigues tu infeliz-.

Luego de decir esto, el líder te apuntó con su pistola y disparó dos veces, las dos balas van dirigidas exactamente a tus dos piernas con el objetivo de inmovilizarte, mientras tanto otros dos bandidos sacaron unas espadas y te atacaron por ambos lado y por último vino un último idiota para atacarte por la espalda con un mazo. Puede que estos bandidos no sean la gran cosa en solitario, pero unidos son de temer. Quedan cuatro bandidos, uno ya murió gracias el sacrificio del dueño del local, ahora te toca a ti lo que debes e hacer para sobrevivir.