[Rol moderado] (Kodama) Vacaciones inversas

Hacía un día maravilloso, soleado, calor, un día de pleno verano, esa era la razón de que la isla de verano se hubiese llenado del todo. Todo tipo de personas de todos los mares se habían reunido allí para descansar de su estresada vida, incluso algún revolucionario y algún pirata se encontraba allí en son de paz. Pero no todos estaba en son de paz, he ahí el papel del marine Kodama.

MARINE FORD, HACE 2 HORAS ATRÁS...
Estabas en Marineford, en el barco de tu flota, junto con Dan y los demás compañeros de la tripulación, incluido tu capitán, se le notaba algo nervioso, ¿que podía se lo que le pasaba? Tras un rato todo el mundo parado, llegó un alto mando de la marina personalmente al barco de la flota, se acercó directamente a Minato; estos en ese momento se fueron a hablar al camarote personal de Minato.

Tus compañeros tenían una cara de sorprendidos al ver a ese alto mando que nuca creían que iban a ver. Tras un rato salieron los dos, el alto mando se fue sin decir nada, mientras que Minato se acercó a ti.

Minato: Kodama, quiero que te encargues de esta misión, te acompañará Dan. Toma esta carta.

Ves como extiende su mano, donde tenía una carta plegada en tres, se trataba de una misión en la isla de verano, las indicaciones venían muy bien explicadas. Salisteis los dos en otro barco distinto, era parecido a un buque de marina, pero se diferenciaba en una cosa, no tenía ningún símbolo marine, además, no tenéis puesto el traje oficial de la marina, era una misión a escondidas.

Tenéis que interceptar a una banda de traficantes peligrosos en la isla de verano, ellos saben ya que la marina tarde o temprano visitará esa isla, por lo que os tenéis que quitar la ropa oficial de la marina e ir de turistas, os pondremos unas maletas a los dos para que la caracterización sea completa. Mucha suerte.

Dato: Te encuentras ya en la isla, en recepción para coger una habitación, la marina paga todos los gastos, no consumas mucho. Dan se encuentra a tu lado, mirando por todos sitio, como si le sorprendiera algo.

Comenzó como un día normal, las gaviotas sobrevolaban el enorme puerto de Marine Ford y los rayos del Sol golpeaban sin piedad a los numerosos marines que andaban de un lado para otro, unos preparándose para zarpar y otros cumpliendo sus tareas rutinarias. Sin embargo pronto se dio cuenta de que no todo sería tan idílico como podía parecer. Su capitán estaba tenso, y cuando un hombre como él estaba tenso era señal suficiente como para preocuparse.

Kodama se encontraba en la cubierta de su barco junto a Dan, uno de sus compañeros. El hombre-árbol estaba de pie oteando el mar y meditando sobre que podría haber molestado a su capitán cuando de repente un oficial de alto rango llegó hasta la embarcación generando el desconcierto entre la tripulación. No lo había visto nunca pero su capa indicaba que no era un tipo cualquiera. No se imaginaba que podría haberle llevado hasta allí, ya que no era muy común que los altos cargos se acercasen a hablar con sus subordinados, sino más bien al revés.

Estuvo un rato hablando en el camarote del capitán, hasta que ambos salieron. El oficial ni siquiera se dignó a mirarlos mientras se marchaba. Nada más subir a cubierta Minato se acercó a él y le entregó un sobre mientras le explicaba que él y Dan deberían cumplir una misión importante. Según las instrucciones que venían en la carta, debían acudir de incógnito a la isla Kyuuka, un lugar famoso por su clima paradisíaco y por ser uno de los mayores destinos turísticos de la Grand Line. Tanto su compañero Dan como él zarparon en un barco sin ningún símbolo de la marina y llegaron a la isla con ropas de paisano e incluso con un par de maletas. La idea era pasar por turistas. Kodama se preguntaba como iba a pasar él desapercibido, aunque supuso que la mejor forma de no llamar la atención era que todos se fijaran en él o algo así. Su misión era capturar a un grupo de traficantes que se encontraba en la isla. El problema era que ellos ya sabían que la marina acudiría así que tendrían que hacerse pasar por ciudadanos normales.

Una vez en la isla buscaron un hotel, al fin y al cabo sus papeles debían ser impecables. Se disponían ya a coger una habitación cuando Kodama se percató del nerviosismo de su compañero. Miraba a todos sitios como si estuviera buscando algo.

-Oye, ¿pasa algo? Pareces bastante nervioso. -le preguntó el hombre-árbol mientras miraba también a su alrededor. Tal vez alguno de esos traficantes estuviese por allí, si ese era el caso debería estar preparado. Sus armas las llevaba en una de las dos maletas que portaban así que esperaba no tener que entablar combate en un lugar tan concurrido como aquel donde cualquiera podía verse involucrado.

Se notaba en el ambiente, la tranquilidad era la protagonista en este paraje donde la gente desconectaba durante un tiempo de su vida real. Al llegar, todo el mundo te miraba, pero seguía su camino.

Dan: Solamente desconfío en todo el mundo de aquí, nada más.

De repente, un hombre se cruza en vuestro camino, tenía en la cara una sonrisa que tiraba más a la falsedad que a la realidad, además parecía algo pesado. Os preguntó si teníais reserva. Si piensas un poco te acuerdas que en la carta de la misión explicaba el número de habitación y el nombre de la reserva.

Mientras, fuera, en la zona de la piscina se podía ver a una serie de personas que iban juntas a un sitio concreto, iban vestidos de verano como todos los demás.

-Solamente desconfío en todo el mundo de aquí, nada más. -contestó su compañero. Seguramente le habría sorprendido el hecho de que un árbol andante no generase expectación entre la gente de la isla. Al menos a él le sorprendía bastante. Supuso que era porque allí todo el mundo estaba de vacaciones o trabajando y preferían ir a su bola.

Sin embargo no tuvo mucho más tiempo para pensar en ello. Pronto llegó su turno en la recepción y un sonriente hombrecillo les preguntó el número de habitación. Su expresión era una mezcla entre una sonrisa y una mueca que Kodama no supo identificar. Lo cierto era que no se le daba demasiado bien identificar las expresiones faciales así que no le dio demasiada importancia.

-Nuestra habitación es la 106. Tenemos una reserva a nombre de Oshinobi. -le dijo al recepcionista mientras echaba una ojeada a su alrededor sin prestar casi atención al tipo del mostrador.

Algo había llamado su atención en la zona de la piscina. Sabía que estaban buscando a un grupo de peligrosos traficantes y que estos sabían que la marina llegaría, así que desde que habían llegado a la isla había prestado especial atención a los grupos numerosos. Supuso que si les esperaban no andarían por ahí en solitario ya que serían más vulnerables. Por eso estaba centrado en el grupo de bañistas que atravesaba la zona de la piscina en una dirección desconocida. Era muy probable que no fueran más que simples turistas pero no quería correr riesgos. Durante el tiempo que llevaba en la marina había aprendido a no fiarse de las apariencias de los criminales.

El marine se disculpó con Dan y con el recepcionista y les dijo que antes de subir a su habitación querría ver la zona exterior y la piscina. Se alejó despacio hasta el borde de esta y mientras caminaba no dejó de observar a todos a su alrededor. Prestó especial atención al grupo que había visto antes e intentó fijarse hacia donde se dirigían y si había alguien sospechoso entre ellos. Tal vez incluso reconociera a alguno de algún cartel de recompensa. Eso le daría la prueba que necesitaba para identificarlos como sus objetivos.

Tras alejarte e irte a la zona de la piscina, Dan cogió las maletas sin decir nada y se fue a la habitación. El recepcionista también se fue a su puesto de trabajo. Había mucho tráfico de personas, no paraban de llegar y de irse, se podía ver que era un un paraíso muy habitado.

Tras irte a perseguir a ese grupo de personas, viste que se metieron en una zona, que como bien ponía en el cartel pegado en la puerta, era acceso prohibido, solo podían pasar los trabajadores. De repente, alguien estaba a tus espaldas, se trataba del mismo recepcionista de antes.

Hombre: Buenas, te he visto algo despistado por aquí. Si quieres te puedo explicar un poco las instalaciones.

Ese hombre seguía teniendo esa sonrisa falsa de antes, pero parecía que esta vez se le podía notar algo nervioso, ¿que le podía ocurrir? En ese momento también apareció Dan con el traje de baño. Parecía algo desesperado para disfrutar de esas "vacaciones".

El recepcionista resultó ser un hombre bastante insistente. Incluso para la increíble paciencia de Kodama, aquel hombre comenzaba a ser exasperante. Mientras el marine se dedicaba a seguir con la mirada al grupo de posibles sospechosos, el tipo de la recepción se acercó a él y se puso justo delante de él bloqueando su vista. Kodama intentó pasar por su lado ignorándole por completo, pero el hombre no parecía dispuesto a dejarle en paz.

-Buenas, te he visto algo despistado por aquí. Si quieres te puedo explicar un poco las instalaciones. -dijo el recepcionista con una sonrisa aún más amplia que la que lucía antes. Parecía que necesitara constante atención tanto como respirar y comenzaba a resultar molesto.

-No se preocupe, solo estaba echando un vistazo. -contestó el hombre-árbol fingiendo una sonrisa. Para su desgracia había perdido la oportunidad de seguir a aquellos tipos. Debido a la inoportuna intervención del recepcionista los había perdido de vista y dudaba que pudiese encontrarlos de nuevo en un lugar tan grande. Además suponía que si intentaba escabullirse de aquel hombre para seguir con su persecución resultaría un tanto sospechoso. -Si no le importa subiré a dejar las maletas a mi habitación y luego bajaré.

El marine ignoró el hecho de que su compañero Dan ya hubiera bajado a la piscina vestido con un llamativo bañador de un color que incluso dañaba los ojos y subió hasta su habitación manteniendo siempre un ojo pendiente de todo lo que le rodeaba. Además había comenzado a sospechar del recepcionista, si de verdad había criminales por los alrededores no le extrañaría que lo supiera. De hecho sería extraño que no se hubiera fijado. Una reunión inusual, un hombre sospechoso, cualquier cosa habría podido despertar la suspicacia de alguno de los trabajadores del hotel, especialmente de aquel que se encargaba de recibir a los turistas.

El marine emprendió el camino hacia su cuarto y cuando nadie le miraba aprovechó para escabullirse en una estancia exclusiva para el personal. Esta se encontraba a un par de metros del mostrador de recepción y lucía un cartel blanco que dejaba claro que no se podía entrar. Con un poco de suerte allí encontraría los registros del hotel y podría identificar a sus objetivos. Tras mirar una vez más a su alrededor, Kodama convirtió su dedo índice en una diminuta rama, forzó la cerradura y entró.

Finalmente pudiste entrar por esa puerta sin que nadie te hubiese visto, cuando entras puedes ver una gran habitación con un montón de papeleo encima de la mesa y ordenados en carpetas en varias estanterías, si te fijas bien puedes ver claramente que en cada carpeta hay una etiqueta donde pone varias fechas ¿Que podrá ser?

Si dejas de lado todo el papeleo puedes ver que toda la habitación, hablando de su decorado y mantenimiento está impoluto, una gran sala si señor, con su cuadro y todo, donde se podía ver a un hombre algo gordo y calvo sosteniendo un objeto un tanto extraño, como un tipo de objeto científico. De repente escuchas unas voces que vienen de detrás de la puerta por donde tu has entrado antes, dos voces, una de una mujer y la otra del recepcionista pesado.

Chica: Vamos a la reunión, el jefe nos quiere ver, dice que es urgente.
Chico: Bien, por ahora han venido dos personas más, no creo que vengan más, vamos rápido.

Por otra parte, la gente que esta veraneando en la piscina y por todos los lados del recinto, seguían a lo suyo, tranquilamente. Dan era el único que estaba en la piscina, en la parte donde no cubría, se le veía algo preocupado, no para de mirar a todos lados disimuladamente, en verdad parecía que hacía su trabajo de ver a gente sospechosa.

El interior del despacho estaba perfectamente ordenado y limpio. Todo estaba en su lugar, nada parecía mal colocado en aquel lugar y además estaba todo tan limpio que parecía que se podía comer en el suelo. Sin embargo Kodama era un árbol así que no necesitaba comer, y mucho menos en el suelo. En la parte posterior de la habitación, había una mesa llena de carpetas con documentos. El marine comenzó a ojear los nombres de la carpeta en busca de algo que pudiera serle de utilidad. Una de ellas, con varias fechas anotadas llamó su atención así que se la guardo en el interior de la capa que utilizaba para cubrir sus espadas.

Mientras rebuscaba en el interior de algunos cajones, procurando dejarlo todo tal y como estaba, oyó un par de voces en el exterior que llamaron su atención. Se trataba de un hombre, el recepcionista cuya voz tenía más que aprendida, y una mujer. Esta última mencionó algo sobre una reunión urgente y un jefe. Perfectamente podría tratarse de una reunión de empleados o algo así, pero no podía permitirse el lujo de dejarlo pasar. Decidió que en cuanto se alejaran un poco de la puerta, saldría y los seguiría hasta el lugar de la reunión. Quizás hablasen sobre los criminales que podrían estar ocultando. O tal vez podrían hablar sobre alguna actividad interesante, al fin y al cabo tenía mucho tiempo.

El hombre-árbol, con la carpeta a buen recaudo, se acercó a la puerta y observó a través de la cerradura como la chica se marchaba con el recepcionista siguiéndola. Esperaría el momento oportuno y saldría tras ellos, para poder espiarlos. Con un poco de suerte podría hacerle antes una señal a Dan, quien todavía permanecía en la piscina. Sin embargo, antes de que pudiese salir del despacho, oyó hablar al recepcionista.

-Espera un momento, tengo que anotar la entrada de los últimos huéspedes y dejar un par de papeles, voy detrás de ti. -En ese momento Kodama contempló con estupor como el hombre se encaminó de nuevo hacia la puerta. No sabía que le preocupaba más, si el hecho de que fuese a pillarle o que pudiese soltarle otra tediosa charla.

El marine se apartó de la puerta y se acercó hasta una ventana en el fondo de la estancia, justo detrás del escritorio. La abrió intentando no hacer ruido y, en el momento en que el recepcionista entraba, saltó al otro lado y avanzó hasta una zona de arbustos. Por suerte tuvo el tiempo suficiente como para dejar caer su capa en el exterior y ocultar sus ropas y armas bajo su corteza, haciéndose pasar por un árbol normal y corriente. Solo esperaba que aquel tipo no se diera cuenta de la nueva planta que había en su hotel.

El recepcionista entró en la habitación, estaba tan preocupado en cosas suyas que no se dio cuenta de tu existencia. Entró y rápidamente sacó de una carpeta un listado donde puso varios nombres de personas que habían entrado. Metió la hoja dentro de la carpeta, guardó la carpeta en una estantería y salió a toda prisa. En ese momento le sonó el móvil justamente cuando iba a salir, volvió a cerrar la puerta, volvió dentro de la habitación y contestó la llamada.

Recepcionista: Si señor, ahora mismo, la mercancía llegará al jefe enseguida, el grupo de personas que lo traen están ya en el hotel, ya están registrados en el cuadernillo de ayer. Bien, si, ahora mismo lo comunico por megafonía sobre eso.

Noticia:¡Señores, la gran habitación de los espectáculos está a punto de abrir, cuando quieran pueden entrar y coger asiento, disfruten de su estancia!

El recepcionista salió de la habitación mientras colgaba el teléfono. De ahí ya se fue a la reunión junto a su compañera. Si sales en estos momentos a la recepción, verás como toda la gente se va a sus habitaciones a cambiarse para ir al gran salón donde se empezará una velada con música, espectáculos y demás. Ya era de noche, Dan salió de la piscina para niños y se fue a buscarte.

El chico y la chica se metieron al momento por una puerta que se abría mediante un código compuesto por 4 números.

Su camuflaje improvisado resultó como esperaba. El recepcionista ni siquiera se había dado cuenta de que había un nuevo árbol en su hotel y por suerte había salido del despacho sin más. Al estar de espaldas no sabía cuando iba a salir, así que cuando oyó la puerta cerrarse a punto estuvo de girarse. Sin embargo pudo oír como esta volvía a abrirse y el hombre entraba de nuevo hablando por un pequeño Den Den Mushi con un hombre desconocido, así que tuvo que rectificar inmediatamente y quedarse en su posición un rato más.

-Si señor, ahora mismo, la mercancía llegará al jefe enseguida, el grupo de personas que lo traen están ya en el hotel, ya están registrados en el cuadernillo de ayer. Bien, si, ahora mismo lo comunico por megafonía sobre eso. -oyó decir al recepcionista.

El marine sonrió, parecía ser que habían acertado con el hotel. Era evidente que allí era donde se ocultaban los criminales que buscaban y por lo visto iban a recibir un envío próximamente. Lo que más le llamó la atención fue que las personas que iban a hacer la entrega habían sido registrados en el cuaderno con el que el hombre-árbol acababa de hacerse y que guardaba en el interior de su capa. Después le echaría un vistazo con calma y buscaría a los que resultaran más sospechosos.

Mientras el recepcionista colgaba el auricular del Den Den Mushi, un mensaje sonó por la megafonía del hotel anunciando un espectáculo. Sin duda se trataba de un truco para hacer que todo el mundo desalojase el hotel y así tener más libertad de movimiento. Sin embargo no contaban con que un par de marines andaban por allí. Al menos uno, él, ya que Dan estaría por alguna parte investigando por su cuenta. Solo esperaba que no se pasase con el mini-bar.

En cuanto oyó como la puerta se cerraba definitivamente, Kodama abandonó su camuflaje y entró de nuevo en el despacho, para después echar un vistazo entreabriendo la puerta y salir tras el recepcionista y la chica. A través de la multitud de gente que se dirigía hacia la sala de espectáculos o hacia sus habitaciones, pudo ver como sus dos objetivos entraban por una puerta metálica. Al acercarse observó que esta se abría solo con un código de 4 dígitos, el cual desconocía. Tal vez pudiera encontrarlo apuntado en la carpeta. Por suerte se le ocurrió una idea, si acababan de introducir el código aún podrían distinguirse las huellas en las teclas marcadas, con lo que las posibilidades se reducían. Además pensó que los números más usados tendrían alguna señal de desgaste. Cualquier cosa le valdría para poder continuar con su investigación. De no poder atravesar la puerta no le quedaría otra que intentar escuchar a través de ella y esperar a que alguien saliera.

Llegas a la puerta, inspeccionas los botones para introducir el mecanismo, pero no encuentras nada relevante para poder descifrar ese código. Si mirar a tu alrededor no hay nadie, solo algunos hospedantes que iban directamente al lugar citado por megáfono. A los 5 segundos ya no hay nadie en recepción y desde donde estas puedes ver como anochece. Dan aparece por allí vestido por fin y con su martillo en la mano y con una cara seria.

Imagen:

Dan: Tengo un mal presentimiento sobre esto, que de repente los llamen a todos en una sola sala para mi es malo.

Sin decir nada fue al sitio donde estaban todos, tu estas separado por dos puertas de distancia, se puede escuchar medianamente bien lo que la gente dice o cualquier ruido. Bien puedes intentar entrar por la puerta por donde han entrado las dos personas del staff o puedes ir al salón donde están todos los huéspedes.

No parecía haber nada que le ayudase a averiguar el código de la puerta metálica, por lo visto tendría que esperar a que alguien saliese. Curiosamente no había nadie por los alrededores, todo el mundo se había marchado ya a ver el espectáculo que habían anunciado por megafonía y habían dejado el hotel desierto. Desde su posición podía escuchar levemente los ruidos que provenían del salón de espectáculos, situado a pocos metros de distancia.

En ese momento apareció Dan. Parecía que su compañero compartía sus sospechas sobre aquel espectáculo que reunía a todos los clientes del hotel en un mismo lugar. Kodama se planteó ir a echar un vistazo, al fin y al cabo desde la puerta podría vigilar si salía alguien del personal de la habitación bloqueada. El marine se acercó hasta la puerta, oyendo cada vez más fuerte el sonido de los espectadores de aquel show. Mientras se acercaba le dijo a Dan si podía vigilar la puerta blindada por si alguien salía y que si era así le avisara. El roble le entregó un puntero láser, igual al que él mismo llevaba, que utilizarían para así llamar su atención y comunicarse a distancia de forma sigilosa.

Decidió que se asomaría a ver parte del tan afamado espectáculo desde la puerta por si había algo raro. No tenía necesidad de llegar a entrar, se quedaría en el umbral y aprovecharía para ojear la carpeta que había robado en la recepción. Según había oído decir al recepcionista, los nombres de los tipos que habían traído la mercancía de contrabando estaban allí registrados. Miraría los números de habitación de cualquiera que hubiese llegado el día anterior y aprovecharía que el hotel estaba desierto para entrar a las habitaciones y registrarlas en busca de pruebas. Solo esperaba que la reunión no terminase antes de que tuviera tiempo a hacerlo, no quería perder de vista a aquella gente.