Natalia
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[Presente//Privado] Ideas confusas, ¿Este es tu equipo? [Kagami//Natalia] {Lun 12 Mayo 2014 - 18:38}
Había pasado un poco de tiempo desde la reunión donde se habían dictado las múltiples misiones para algún grupo selecto de agentes del gobierno entre los cuales estaba Natalia junto a un sinfín de papeles y caras desconocidas de las cuales tenia que seleccionar un grupo para conformar su búsqueda interminable por el capitán pirata Kurama Kinzoku. Los reclutas podían bien vivir en la ignorancia, y por supuesto, el callar la procedencia del nuevo líder del CP cuyo nombre estaba compuesto de números. Para todos aquellos que ignorasen su origen y antecedentes había sido dictaminado como lo mejor que se podía hacer de momento hasta que siendo que el anterior orden de la organización estaba algo confuso y mal preparado.
En todo caso se había preparado en los últimos días, no solo completando sus investigaciones, de hecho había hecho grandes avances en sus proyectos, había finalizado su arma de gran porte y había conocido a Eve Ackerman en una situación que es mejor no describir en estos momentos. Además su brazo había recuperado cierta movilidad, mientras que ya se podía estar de pie más tiempo tras el uso exagerado de su fruta a la cual desde aquel momento le tendría algo mas de respeto y cuidado aunque aún no estaba curada por completo, estaba relativamente mejor que cuando había llegado de su entrenamiento sin cuartel en las pruebas limites de la Suitai - Suitai no mi. Se preguntaba el estado de los demás que habían estado junto a ella aunque sin mucha preocupación mas bien como manera de saber cuan destructiva era aquella fruta realmente.
En todo caso también había trazado planes en su mente y por consiguiente se había pospuesto a ponerlos en marcha, de modo que había aprovechado su posición para agilizar trámites que quizá le llevarían más tiempo si siguiera siendo una agente del montón sin respeto. En cualquier caso no tenía tiempo para formalizar. Ahora estaba en una sala de juntas, pequeña, no debería poder albergar a más de quince personas de forma cómoda. En tanto la pelimorada estaba sentado en una de las sillas de la mesa.
-Espero lleguen a tiempo- Indico para si misma revisando aquel reloj de bolsillo, que de filigrana de plata era de las pocas cosas materiales que la mujer conservaba y guardaba con aprecio. Las manecillas se movían indicando que faltan diez minutos para la hora que había acordado. Había ordenado a los hombres a su encargo a buscar a un grupo selecto de personas por las cuales se había guiado tras leer sus fichas técnicas y aptitudes para tal misión, para una búsqueda simple y extensa -Espero al menos que cinco de esas personas acepten, en especial ella...- Esperanzada la mujer fijo su mirada en la puerta de entrada esperando ver a un grupo de personas entrar.
Cerró los ojos paciente, sin embargo esperaba que una persona en especial llegase aceptando el puesto en la nueva división, el porqué le había enviado ese mensaje era un tanto incoherente para ella, pero lo había hecho. Quizá seria hilarante pero la primera carta que Eldestein escribiera seria para una mujer especial y omitiría toda formalidad, algo rápida y apurada le ofrecía un puesto en una nueva división, que fuera su mano derecha y, en otras palabras que tal vez no entendiera, que saliera con ella de nueva cuenta cuando tuvieran tiempo. Por lo demás dependía de los otros asesinos que aceptasen integrarse a aquel nuevo proyecto. Además de obtener el permiso de ciertas cosas y para ello había convocado a alguien en especial, ojala y asistieran… y más aun, aprobasen su petición.
Indicaciones: Dejo a gusto de cada uno lo que dice la carta mientras no se pasan, algo simple que les diga que hay una misión peligrosa sin punto de comienzo que hacer bajo las ordenes de Natalia. Espero que les guste el rol, tengo una o do sorpresas listas~
Ropas de Natalia, por si a alguno se le da por describirla al entrar.
También les dejo avisado que voy a hacer de narrador en parte del tema, ya van a ver.
En todo caso se había preparado en los últimos días, no solo completando sus investigaciones, de hecho había hecho grandes avances en sus proyectos, había finalizado su arma de gran porte y había conocido a Eve Ackerman en una situación que es mejor no describir en estos momentos. Además su brazo había recuperado cierta movilidad, mientras que ya se podía estar de pie más tiempo tras el uso exagerado de su fruta a la cual desde aquel momento le tendría algo mas de respeto y cuidado aunque aún no estaba curada por completo, estaba relativamente mejor que cuando había llegado de su entrenamiento sin cuartel en las pruebas limites de la Suitai - Suitai no mi. Se preguntaba el estado de los demás que habían estado junto a ella aunque sin mucha preocupación mas bien como manera de saber cuan destructiva era aquella fruta realmente.
En todo caso también había trazado planes en su mente y por consiguiente se había pospuesto a ponerlos en marcha, de modo que había aprovechado su posición para agilizar trámites que quizá le llevarían más tiempo si siguiera siendo una agente del montón sin respeto. En cualquier caso no tenía tiempo para formalizar. Ahora estaba en una sala de juntas, pequeña, no debería poder albergar a más de quince personas de forma cómoda. En tanto la pelimorada estaba sentado en una de las sillas de la mesa.
-Espero lleguen a tiempo- Indico para si misma revisando aquel reloj de bolsillo, que de filigrana de plata era de las pocas cosas materiales que la mujer conservaba y guardaba con aprecio. Las manecillas se movían indicando que faltan diez minutos para la hora que había acordado. Había ordenado a los hombres a su encargo a buscar a un grupo selecto de personas por las cuales se había guiado tras leer sus fichas técnicas y aptitudes para tal misión, para una búsqueda simple y extensa -Espero al menos que cinco de esas personas acepten, en especial ella...- Esperanzada la mujer fijo su mirada en la puerta de entrada esperando ver a un grupo de personas entrar.
Cerró los ojos paciente, sin embargo esperaba que una persona en especial llegase aceptando el puesto en la nueva división, el porqué le había enviado ese mensaje era un tanto incoherente para ella, pero lo había hecho. Quizá seria hilarante pero la primera carta que Eldestein escribiera seria para una mujer especial y omitiría toda formalidad, algo rápida y apurada le ofrecía un puesto en una nueva división, que fuera su mano derecha y, en otras palabras que tal vez no entendiera, que saliera con ella de nueva cuenta cuando tuvieran tiempo. Por lo demás dependía de los otros asesinos que aceptasen integrarse a aquel nuevo proyecto. Además de obtener el permiso de ciertas cosas y para ello había convocado a alguien en especial, ojala y asistieran… y más aun, aprobasen su petición.
Indicaciones: Dejo a gusto de cada uno lo que dice la carta mientras no se pasan, algo simple que les diga que hay una misión peligrosa sin punto de comienzo que hacer bajo las ordenes de Natalia. Espero que les guste el rol, tengo una o do sorpresas listas~
Ropas de Natalia, por si a alguno se le da por describirla al entrar.
También les dejo avisado que voy a hacer de narrador en parte del tema, ya van a ver.
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Una figuraba caminaba por los pasillos de Enies Lobby, sus pasos eran sonoros y muy ruidosos, como si no le diera cosa hacer ruido. Su pelo era blanco con una melena que le llegaba un poco más baja que los hombros. Era de un tono blanco con un ligero tinte azulado mezclado, sus ojos eran morados y penetrantes y un colmillo sobresalía de su boca. El chico era un poco musculoso aunque no tanto, simplemente era normalito con fuerza. Vestía una camiseta de color morado y de tirantes ajustada y unos pantalones largos y grises. Llevaba un cinturón negro donde llevaba tres botellas de agua de madera enganchadas. En sus pies portaba unas sandalias finas de madera. Nuestro albino tenía la piel algo pálida y parecía muy tranquilo, iba leyendo una carta que portaba en su mano de forma tranquila y seria, en un tono calmado y muy vago.
- Drale Lars Lee, ha sido seleccionado para una peligrosa misión de vital importancia debido a sus habilidades, estará bajo el mando de la agente Natalia. Diríjase a la base una vez lea esto y elimine las pruebas.
Una vez la leyó por última vez pasó por al lado de una papelera y tras hacer la nota pedazos tiró los restos dentro. No solía ser convocado para misiones debido a lo vago que podía ser, solo tenía un punto débil conocido por mucho ya que no era un secreto. Las mujeres eran su debilidad, pero en casos serios era un maldito psicópata (para resumir parecido a Sanji y Rob lucci) no sabía quién era la persona que le habían nombrado en la carta pero estaba seguro que por el nombre era una chica, no le importaba estar bajo las ordenes de una chica en una misión. Seguramente cumpliría todo sin rechistar simplemente por pereza o por no llevarle la contraria a una señorita.
Por fin abrió la ultima puerta y pudo ver una sala normalita donde cogerían una docena de personas o quizás algunas mas. Sus pasos siguieron avanzando cuando el luchador pudo ver frente a él a una preciosa mujer morena. Los morados ojos del agente especial se pusieron de corazones mientras pegaba dos zancadas clavando una rodilla en el suelo mirando a la preciosa chica y poniendo un extraño tono de voz muy serio.
- Mi nombre es Drale, para servirle preciosa dama, luchador y cocinero experto a su servicio Natalia-Swan
Dijo pensando que sería ella la chica nombrada en la carta, de repente su tono de galán y su mirada perdida en la chica cambiaron a una mirada seria y fría mostrando una tenue sonrisa sádica y sentándose en una silla de al lado mientras sus ojos tomaban un tono rojizo intenso debido al poder de su fruta. Ahora una voz muy distinta a la de antes salió de su boca, una voz seria y algo macabra.
- Bien, en cuanto lleguen los demás estaré encantado de escuchar de que trata esa misión.
Dicho esto se cruzó de brazos cerrando los ojos esperando, había llegado diez minutos antes ya que no le gustaba perderse la información de las misiones. Podía ser un loco amante de las mujeres o un cocinero ejemplar pero sobre todo era un eficaz agente del gobierno dispuesto a eliminar a cualquier pirata o revolucionario que fuera un problema.
- Drale Lars Lee, ha sido seleccionado para una peligrosa misión de vital importancia debido a sus habilidades, estará bajo el mando de la agente Natalia. Diríjase a la base una vez lea esto y elimine las pruebas.
Una vez la leyó por última vez pasó por al lado de una papelera y tras hacer la nota pedazos tiró los restos dentro. No solía ser convocado para misiones debido a lo vago que podía ser, solo tenía un punto débil conocido por mucho ya que no era un secreto. Las mujeres eran su debilidad, pero en casos serios era un maldito psicópata (para resumir parecido a Sanji y Rob lucci) no sabía quién era la persona que le habían nombrado en la carta pero estaba seguro que por el nombre era una chica, no le importaba estar bajo las ordenes de una chica en una misión. Seguramente cumpliría todo sin rechistar simplemente por pereza o por no llevarle la contraria a una señorita.
Por fin abrió la ultima puerta y pudo ver una sala normalita donde cogerían una docena de personas o quizás algunas mas. Sus pasos siguieron avanzando cuando el luchador pudo ver frente a él a una preciosa mujer morena. Los morados ojos del agente especial se pusieron de corazones mientras pegaba dos zancadas clavando una rodilla en el suelo mirando a la preciosa chica y poniendo un extraño tono de voz muy serio.
- Mi nombre es Drale, para servirle preciosa dama, luchador y cocinero experto a su servicio Natalia-Swan
Dijo pensando que sería ella la chica nombrada en la carta, de repente su tono de galán y su mirada perdida en la chica cambiaron a una mirada seria y fría mostrando una tenue sonrisa sádica y sentándose en una silla de al lado mientras sus ojos tomaban un tono rojizo intenso debido al poder de su fruta. Ahora una voz muy distinta a la de antes salió de su boca, una voz seria y algo macabra.
- Bien, en cuanto lleguen los demás estaré encantado de escuchar de que trata esa misión.
Dicho esto se cruzó de brazos cerrando los ojos esperando, había llegado diez minutos antes ya que no le gustaba perderse la información de las misiones. Podía ser un loco amante de las mujeres o un cocinero ejemplar pero sobre todo era un eficaz agente del gobierno dispuesto a eliminar a cualquier pirata o revolucionario que fuera un problema.
Kyoji Kagami
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Descansaba sobre mi fiel compañero, mi dragón blanco, cuando aquella noticia llegó hasta mis oídos. Un nuevo grupo dentro del Cipher Pol, cuyo nombre era algo relacionado con los dragones. No pude evitar comenzar a curiosear. ¿Cuál era el cometido de semejante grupo? ¿Cuál era la razón de su existencia? Mis dudas y mi curiosidad me instaron a investigar algo más acerca de este.
Era un grupo harto peculiar, formado alrededor de una joven, de nombre Natalia, y con un objetivo claro, representado en la figura de un famoso pirata. En un principio la idea se me antojaba aburrida, ya conocía a mucha gente que malgastaba su vida detrás de un pirata, era algo estúpido, por mí que todos fueran donde les diera la gana y se mataran entre ellos, me acostumbraba a centrar en proteger a las personas de estos, y nada más. Darles caza o no era algo nimio, carente de importancia para mí. No obstante, algo llamó mi atención. Cuando entré en Ennies Lobbie a informarme acerca de la susodicha miembro del grupo, Natalia, descubrí varios vacíos en su vida. Se me antojaba ahora más interesante, además era una usuaria de fruta del demonio, cuyo poder según vi era harto curioso. Podría ser divertido, y no tenía nada mejor que hacer, así que decidí entrar en aquel grupo. Tras comunicar mi disponibilidad a las altas esferas, cosa que odiaba, la burocracia era un asco, recibí una carta.
Al parecer la encargada del grupo me había escogido, era algo inteligente, pese a que en mi historial figurara, por mi propia petición explícita de ello, mi “fobia” a las mujeres, tenerme a mí era una garantía en cualquier grupo. Sin duda dentro del CP1 era uno de los más fuertes, si no el más fuerte de todos, y aunque anduviera ocupado en varias misiones, era mejor una parte de mi tiempo que toda la de alguno de los otros.
Aquella carta era algo escueta, venía a decir: “Kyoji Kagami, ha sido seleccionado para una peligrosa misión de vital importancia debido a sus habilidades, estará bajo el mando de la agente Natalia. Diríjase a la base una vez lea esto y elimine las pruebas.”
Por suerte para mí, yo ya estaba en la base al recibirla, así me ahorré regresar. La reunión tendría lugar en una habitación cercana a mi posición, pero yo no tenía intención de asistir. Al menos no realmente. Utilicé arena para formar un pelele, el cual atavié con las ropas que yo acostumbraba a vestir, tapando todo su cuerpo hasta el más mínimo detalle. Él sería el encargado de asistir a la reunión, y mis oídos en esta, a través de un Den Den Mushi que coloqué en él, para así también poder comunicarme si era de vital importancia. En cuanto a mis ojos, eran innecesarios, pues gracias al Kenboushoku haki, no necesitaba ver realmente, al menos no como todos los demás. Además, conocía aquel edificio de memoria, podría moverme sin dificultad alguna en cualquier caso.
Entré, o más bien entró aquel muñeco en la sala y pude ver a dos personas. Una de ellas estaba sentada en una de las sillas, y la otra, más centrada en la sala, debía ser la que dirigía la unidad, esa tal Natalia, o desde que esta se formó, Jade, pues ella sería la dragón de Jade. Sólo dije unas palabras a través de aquel comunicador, tras la cual me senté en el lado más alejado del sujeto que estaba sentado en la silla, justo en la otra esquina del cuarto. –Kyoji Kagami, Kin no ryu (Dragón de Oro), CP1. Es un placer conocerlos. –Y tomé asiento en silencio, esperando al resto, antes de nada quería conocer a todos los integrantes del grupo.
Era un grupo harto peculiar, formado alrededor de una joven, de nombre Natalia, y con un objetivo claro, representado en la figura de un famoso pirata. En un principio la idea se me antojaba aburrida, ya conocía a mucha gente que malgastaba su vida detrás de un pirata, era algo estúpido, por mí que todos fueran donde les diera la gana y se mataran entre ellos, me acostumbraba a centrar en proteger a las personas de estos, y nada más. Darles caza o no era algo nimio, carente de importancia para mí. No obstante, algo llamó mi atención. Cuando entré en Ennies Lobbie a informarme acerca de la susodicha miembro del grupo, Natalia, descubrí varios vacíos en su vida. Se me antojaba ahora más interesante, además era una usuaria de fruta del demonio, cuyo poder según vi era harto curioso. Podría ser divertido, y no tenía nada mejor que hacer, así que decidí entrar en aquel grupo. Tras comunicar mi disponibilidad a las altas esferas, cosa que odiaba, la burocracia era un asco, recibí una carta.
Al parecer la encargada del grupo me había escogido, era algo inteligente, pese a que en mi historial figurara, por mi propia petición explícita de ello, mi “fobia” a las mujeres, tenerme a mí era una garantía en cualquier grupo. Sin duda dentro del CP1 era uno de los más fuertes, si no el más fuerte de todos, y aunque anduviera ocupado en varias misiones, era mejor una parte de mi tiempo que toda la de alguno de los otros.
Aquella carta era algo escueta, venía a decir: “Kyoji Kagami, ha sido seleccionado para una peligrosa misión de vital importancia debido a sus habilidades, estará bajo el mando de la agente Natalia. Diríjase a la base una vez lea esto y elimine las pruebas.”
Por suerte para mí, yo ya estaba en la base al recibirla, así me ahorré regresar. La reunión tendría lugar en una habitación cercana a mi posición, pero yo no tenía intención de asistir. Al menos no realmente. Utilicé arena para formar un pelele, el cual atavié con las ropas que yo acostumbraba a vestir, tapando todo su cuerpo hasta el más mínimo detalle. Él sería el encargado de asistir a la reunión, y mis oídos en esta, a través de un Den Den Mushi que coloqué en él, para así también poder comunicarme si era de vital importancia. En cuanto a mis ojos, eran innecesarios, pues gracias al Kenboushoku haki, no necesitaba ver realmente, al menos no como todos los demás. Además, conocía aquel edificio de memoria, podría moverme sin dificultad alguna en cualquier caso.
Entré, o más bien entró aquel muñeco en la sala y pude ver a dos personas. Una de ellas estaba sentada en una de las sillas, y la otra, más centrada en la sala, debía ser la que dirigía la unidad, esa tal Natalia, o desde que esta se formó, Jade, pues ella sería la dragón de Jade. Sólo dije unas palabras a través de aquel comunicador, tras la cual me senté en el lado más alejado del sujeto que estaba sentado en la silla, justo en la otra esquina del cuarto. –Kyoji Kagami, Kin no ryu (Dragón de Oro), CP1. Es un placer conocerlos. –Y tomé asiento en silencio, esperando al resto, antes de nada quería conocer a todos los integrantes del grupo.
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Antes de que pudiera decir nada y suspirar ante la decepción de quedarse sola en una sala la mujer noto como una persona llegaba justo sobre el reloj. Si no estaba del todo mal era aquel que había consumido el poder de una logia de arena, un poder que le permitía generar cantidades infinitas de dicho material así como estar hecho de tal. Algo interesante sin duda alguna mas no era lo único de interés en aquella persona si se tenia en cuenta lo muy interesante que se veía el informe sobre él. Grandes misiones y una promesa dentro del CP1 por lo que aunque estuviera él solo no podía sentirse del todo decepcionada, su idea de misión había servido de algo -Natalia, un placer- Lo era, hasta cierto punto. No podía mostrarse mucho mas contenta que eso dado que estaba literalmente fuera de si, nadie mas que aquel hombre cubierto hasta lo mas mínimo estaba presente y ni siquiera lo estaba realmente aunque de eso la mujer no sabia nada, no estaba capacitada del todo para saber tales cosas.
La mujer dejo que este tomara asiento mientras se ponía en pie tomando su arma entre manos, aquella imponente Naginata fabricada por ella, de manera de estirar un poco su cuerpo e ir hacia la puerta por donde asomo la mirada soltando un suspiro de resignación. Ni un alma se escuchaba caminando por las afueras de aquel sitio por lo que no le quedaba otra mas que aceptar que estaba perdida, tendría un equipo de una persona "Ya saben lo que dicen, mas vale pájaro en mano que cientos volando..." Con esa frase en su cabeza la mujer cerro la puerta con una fuerte carcajada saliendo de sus labios, algo que seguramente su único invitado no entendería mas no le importaba. Cada uno de los asesinos del Gobierno Mundial era mas serio que el anterior y la mujer en su caso no lo era, prefería el hecho de creerse única e importante así como incomprensible... Claro, ignorando que le habían lavado la cabeza y todo lo que fuera a decir ahora no era mas que un juego del Gorosei para usarla de herramienta.
-Hasta donde se tenían que venir un par mas de personas pero ni modo, creo que seremos tu y yo señor de oro- Tal vez en otro momento preguntaría porque elegir tal material para el nombre pero no era el momento y tampoco le importaba mucho -Muy bien, nuestra misión es ir a cierta isla de los cardinales para recolectar información sobre la ubicación de este hombre- Haría una pausa mientras buscaba entre sus cosas una carpeta llena de imágenes de un anciano hombre así como información y una variada cantidad de situaciones que dejaría caer sobre la mesa junto al único presente -Si quieres leer bienvenido seas, pero eh de decir que son cosas aburridas del montón- Simple y sincera, realmente le parecía absurdo el tener que leer esas cosas por el bien general. Dicho eso se quedaría sentada en un nuevo sitio frente a él intentando adivinar una expresión o un movimiento, algo que le mostrara que era una persona y no otra maquina del gobierno.
OFF-Rol: Ya que, salteamos a Eve y Shiroi ya que no responden y como Drale borro cuenta creo que quedamos solos. Vamos a ponerle algo de ganas a la discusión para terminar el tema y pasar al moderado que me aburro xD
La mujer dejo que este tomara asiento mientras se ponía en pie tomando su arma entre manos, aquella imponente Naginata fabricada por ella, de manera de estirar un poco su cuerpo e ir hacia la puerta por donde asomo la mirada soltando un suspiro de resignación. Ni un alma se escuchaba caminando por las afueras de aquel sitio por lo que no le quedaba otra mas que aceptar que estaba perdida, tendría un equipo de una persona "Ya saben lo que dicen, mas vale pájaro en mano que cientos volando..." Con esa frase en su cabeza la mujer cerro la puerta con una fuerte carcajada saliendo de sus labios, algo que seguramente su único invitado no entendería mas no le importaba. Cada uno de los asesinos del Gobierno Mundial era mas serio que el anterior y la mujer en su caso no lo era, prefería el hecho de creerse única e importante así como incomprensible... Claro, ignorando que le habían lavado la cabeza y todo lo que fuera a decir ahora no era mas que un juego del Gorosei para usarla de herramienta.
-Hasta donde se tenían que venir un par mas de personas pero ni modo, creo que seremos tu y yo señor de oro- Tal vez en otro momento preguntaría porque elegir tal material para el nombre pero no era el momento y tampoco le importaba mucho -Muy bien, nuestra misión es ir a cierta isla de los cardinales para recolectar información sobre la ubicación de este hombre- Haría una pausa mientras buscaba entre sus cosas una carpeta llena de imágenes de un anciano hombre así como información y una variada cantidad de situaciones que dejaría caer sobre la mesa junto al único presente -Si quieres leer bienvenido seas, pero eh de decir que son cosas aburridas del montón- Simple y sincera, realmente le parecía absurdo el tener que leer esas cosas por el bien general. Dicho eso se quedaría sentada en un nuevo sitio frente a él intentando adivinar una expresión o un movimiento, algo que le mostrara que era una persona y no otra maquina del gobierno.
OFF-Rol: Ya que, salteamos a Eve y Shiroi ya que no responden y como Drale borro cuenta creo que quedamos solos. Vamos a ponerle algo de ganas a la discusión para terminar el tema y pasar al moderado que me aburro xD
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La joven que sería la jefa de aquel grupo parecía nerviosa, y no era para menos. El que llegó antes que yo, como vino, se fue, así que me figuré que ni era parte de aquel grupo. Así pues, éramos ella y yo solamente, no era el mejor de los equipos, pero siempre han dicho que es mejor la calidad que la cantidad, así que no estaría del todo mal pese a ser reducido en plantilla. Si acaso había un inconveniente, era que mi única compañera, y jefa a todos los efectos, fuera una chica preciosa. Aquello era un verdadero engorro, sobre todo teniendo en cuenta mi forma de ser, y lo que hacía cuando tenía cerca una hermosa mujer. Pero, mirándolo por el lado bueno, era mejor tenerla de aliada que no como enemiga y no poder dañarla apenas, ¿no?
La muchacha comenzó a otear la sala y el pasillo, para finalmente darse por vencida. No iba a venir nadie más, era evidente. En el Cipher Pol la gente estaba muy ocupada, y aquel tipo de grupos no solían prosperar por falta de agentes, más si la muchacha había buscado a los más fuertes. De no ser porque yo ignoraba la mayor parte de las órdenes de mis superiores, no estaría allí, sino en una misión. Aunque, por esa misma norma, si las cumpliera, ya estaría como mínimo en el CP4, así que tampoco podría haber ingresado en aquel grupo. Afortunadamente, para ella o para ambos, yo era distinto, así que me quedaría a ver en que acababa todo aquello. Me dijo que debían venir más personas, cosa que yo también esperaba, y que al parecer no fue así, de modo que seríamos solo Jade y Oro.
La misión consistía en ir a una isla de los mares cardinales para recolectar información sobre cierto hombre. Una misión simple y aburrida, la verdad, pero al menos no estaría durmiendo todo el día, que ya me aburría de aquello. Me pasó un informe, alegando que era algo aburrido, como todos los informes me supongo, y yo no acostumbraba a leerlos, así que simplemente me levanté, o más bien levanté a aquella estructura de arena disfrazada, y caminé hasta la puerta. Me di cuenta que aquella joven me observaba, así que decidí que, antes de que fuera mi “jefa”, yo también quería ponerla a prueba a ella. Acerqué a mi pelele de arena ahora hasta ella y lo deshice en arena, cayendo al suelo como un montón de arena, ropa, y un Den Den mushi, que comenzó a hablar por mí. –Creo que si vamos a ser compañeros, será mejor que me presente como toca… -Tras decir aquello una de las ventanas de aquella sala se abrió de golpe, y por ella entró una ráfaga de arena, que en el interior de aquella sala tomó forma, para revelarme con mi auténtico cuerpo. –Mi nombre, como dije, es Kagami. Kyoji Kagami. –Tras decir aquello volví a reconstruir a mi pelele de arena. –Es un vigía, lo envío antes de avanzar yo mismo a ningún lado para evitar sorpresas, incluso los logias podemos ser golpeados, y no es de nuestro agrado. –Bromeé mientras terminaba de construirlo. –Por mí, podemos irnos cuando gustes. –Tras decir aquello le indiqué la salida para partir de inmediato, estaba emocionado con aquella misión, pero sobre todo, porque con aquella chica no estaba nervioso. ¿Cuál podía ser la causa?...
La muchacha comenzó a otear la sala y el pasillo, para finalmente darse por vencida. No iba a venir nadie más, era evidente. En el Cipher Pol la gente estaba muy ocupada, y aquel tipo de grupos no solían prosperar por falta de agentes, más si la muchacha había buscado a los más fuertes. De no ser porque yo ignoraba la mayor parte de las órdenes de mis superiores, no estaría allí, sino en una misión. Aunque, por esa misma norma, si las cumpliera, ya estaría como mínimo en el CP4, así que tampoco podría haber ingresado en aquel grupo. Afortunadamente, para ella o para ambos, yo era distinto, así que me quedaría a ver en que acababa todo aquello. Me dijo que debían venir más personas, cosa que yo también esperaba, y que al parecer no fue así, de modo que seríamos solo Jade y Oro.
La misión consistía en ir a una isla de los mares cardinales para recolectar información sobre cierto hombre. Una misión simple y aburrida, la verdad, pero al menos no estaría durmiendo todo el día, que ya me aburría de aquello. Me pasó un informe, alegando que era algo aburrido, como todos los informes me supongo, y yo no acostumbraba a leerlos, así que simplemente me levanté, o más bien levanté a aquella estructura de arena disfrazada, y caminé hasta la puerta. Me di cuenta que aquella joven me observaba, así que decidí que, antes de que fuera mi “jefa”, yo también quería ponerla a prueba a ella. Acerqué a mi pelele de arena ahora hasta ella y lo deshice en arena, cayendo al suelo como un montón de arena, ropa, y un Den Den mushi, que comenzó a hablar por mí. –Creo que si vamos a ser compañeros, será mejor que me presente como toca… -Tras decir aquello una de las ventanas de aquella sala se abrió de golpe, y por ella entró una ráfaga de arena, que en el interior de aquella sala tomó forma, para revelarme con mi auténtico cuerpo. –Mi nombre, como dije, es Kagami. Kyoji Kagami. –Tras decir aquello volví a reconstruir a mi pelele de arena. –Es un vigía, lo envío antes de avanzar yo mismo a ningún lado para evitar sorpresas, incluso los logias podemos ser golpeados, y no es de nuestro agrado. –Bromeé mientras terminaba de construirlo. –Por mí, podemos irnos cuando gustes. –Tras decir aquello le indiqué la salida para partir de inmediato, estaba emocionado con aquella misión, pero sobre todo, porque con aquella chica no estaba nervioso. ¿Cuál podía ser la causa?...
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Jade y Oro, Amarillo y Verde... Colores interesantes y contrastantes así como planteados en base a un material precioso bastante complicado de conseguir o bien, interesante para la mujer que en esos momentos se encontraba esperando una respuesta de un muñeco falso. Vaya molestia cuando se enterara que intentaban engañarla pero no demasiado, no era algo que realmente le molestara dado que después de todo eran asesinos trabajando en las sombras. Agentes del Gobierno, hombres y mujeres criados y preparados física y mentalmente para cargar con los trabajos sucios, para trabajar y hacer misiones como la que Natalia tenia que presentar en esos momentos. Cazar piratas imposibles, personas capaces de levantar una revolución, guerreros prestos a arruinar el orden del Gobierno y otras tantas cosas que la fémina desestimaba dado que para ella todo era por gusto y venganza. Claro que todo era una venganza implantada, una mentira creada para tapar la verdad dentro de los propios recuerdos de la mujer que tenia las mas variadas actitudes en sus recuerdos y algunas lagunas que por el momento ignoraba y dejaba pasar por alto.
Sin leer el informe o decir palabra alguna, simplemente se levanto de su asiento y se puso en camino hacia la puerta haciendo que por la mente de Natalia solo pasaran unas palabras "Creo que somos vos y yo amor..." Pensaría en su arma que estaba recostada sobre la silla, le posaría sus fríos orbes grises unos segundos antes de atender al sujeto que estaba junto a ella pensando en que haría. Lo mas obvio es que se iría de aquella sala dejándola sola con una misión aburrida y unas ganas increíbles de desestimar todo el sistema creado por el gobierno. Aunque lo increíble vino después cuando se acerco a ella y se deshizo... Simplemente se desarmo en un montón de arena, ropa y un pequeño Den Den Mushi a lo que ella no pudo hacer mas que responder con una mirada inexpresiva que mostraba lo real de las palabras que no quería decir "Odio las logias, enserio..." Sabia de las cualidades pasivas de ese tipo de frutas y no creía ver una en acción tan pronto por lo que se quedo callada mientras tomaba asiento mirando sus guantes y pensando si debía de usar su poder.
Una ventana se abrió y una rápida y fuerte ráfaga ingreso dentro de la sala. Cuestión que la mujer ignoro como le tocaba, tenia una idea de que lo que iba a pasar y de ser como pensaba no le tocaba ni moverse de su sitio hasta dentro de un buen rato -Los logias pueden ser golpeados... ¿Eso no es obvio? Osea... Nada, ignorame. ¿Plantearle un poder que no manejaba? No valía la pena y, por sus palabras, era obvio que el mismo conocía esas cuestiones así como la fémina conocía de esos poderes y la debilidad de su poder -Conque un vigía... No es mala idea realmente, un poder bastante versátil para ser sincera- Era la verdad su poder podía hacer una cantidad de cosas variadas y bastante útiles para ser realistas mientras que el poder de la pelimorada simplemente se basaba en destrucción y nada mas que eso.
-No importa, ¡Nos vamos!- Nuevamente dibujaría una sonrisa en su rostro mientras golpeaba la mesa con cierta fuerza poniéndose en pie. Tras eso tomaría a su Naginata y se pondría en camino hacia las afueras de aquella sala para ir hacia algún sitio mas abierto y presto para resistir esa clase de cosas -¿Que te parece un entrenamiento? Estoy obligada a pasar un informe de aptitud física, metal y bla bla bla... Osea, un entrenamiento rápido- Realmente era una excusa y se notaria en su tono de voz. Tenia que pasar un informe mediante pruebas y otra clase de cosas que ella misma estaba dispuesta a pasar por cinco campos de desgano con tal de divertirse un poco ella misma. Un entrenamiento con una logia... Divertido desde donde se lo vea.
Sin leer el informe o decir palabra alguna, simplemente se levanto de su asiento y se puso en camino hacia la puerta haciendo que por la mente de Natalia solo pasaran unas palabras "Creo que somos vos y yo amor..." Pensaría en su arma que estaba recostada sobre la silla, le posaría sus fríos orbes grises unos segundos antes de atender al sujeto que estaba junto a ella pensando en que haría. Lo mas obvio es que se iría de aquella sala dejándola sola con una misión aburrida y unas ganas increíbles de desestimar todo el sistema creado por el gobierno. Aunque lo increíble vino después cuando se acerco a ella y se deshizo... Simplemente se desarmo en un montón de arena, ropa y un pequeño Den Den Mushi a lo que ella no pudo hacer mas que responder con una mirada inexpresiva que mostraba lo real de las palabras que no quería decir "Odio las logias, enserio..." Sabia de las cualidades pasivas de ese tipo de frutas y no creía ver una en acción tan pronto por lo que se quedo callada mientras tomaba asiento mirando sus guantes y pensando si debía de usar su poder.
Una ventana se abrió y una rápida y fuerte ráfaga ingreso dentro de la sala. Cuestión que la mujer ignoro como le tocaba, tenia una idea de que lo que iba a pasar y de ser como pensaba no le tocaba ni moverse de su sitio hasta dentro de un buen rato -Los logias pueden ser golpeados... ¿Eso no es obvio? Osea... Nada, ignorame. ¿Plantearle un poder que no manejaba? No valía la pena y, por sus palabras, era obvio que el mismo conocía esas cuestiones así como la fémina conocía de esos poderes y la debilidad de su poder -Conque un vigía... No es mala idea realmente, un poder bastante versátil para ser sincera- Era la verdad su poder podía hacer una cantidad de cosas variadas y bastante útiles para ser realistas mientras que el poder de la pelimorada simplemente se basaba en destrucción y nada mas que eso.
-No importa, ¡Nos vamos!- Nuevamente dibujaría una sonrisa en su rostro mientras golpeaba la mesa con cierta fuerza poniéndose en pie. Tras eso tomaría a su Naginata y se pondría en camino hacia las afueras de aquella sala para ir hacia algún sitio mas abierto y presto para resistir esa clase de cosas -¿Que te parece un entrenamiento? Estoy obligada a pasar un informe de aptitud física, metal y bla bla bla... Osea, un entrenamiento rápido- Realmente era una excusa y se notaria en su tono de voz. Tenia que pasar un informe mediante pruebas y otra clase de cosas que ella misma estaba dispuesta a pasar por cinco campos de desgano con tal de divertirse un poco ella misma. Un entrenamiento con una logia... Divertido desde donde se lo vea.
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Ella había quedado algo confundida, pero ni de lejos anonadada, al parecer, una logia no era lo bastante sorprendente para ella, y cuando comenté que podíamos ser golpeados, añadió que aquello era lógico. –¿Lógico, dices? Han muerto frente a mí muchos que acabaron por creer todo lo contrario. Muchas veces me han atacado, pocas me han herido realmente. No subestimes el poder de los logias, igual que nosotros no hemos de sobreestimarlo. –Con aquella advertencia concluí aquellas palabras en una conversación que tocaba a su fin, pues en aquel instante, la hermosa joven, tras alagar mi poder, o al menos parte de este, cerró aquella conversación y dijo que era hora de irnos, aunque yo no sabía bien dónde.
Dio un fuerte golpe en la mesa y tomó su espada, al parecer se preparaba para irnos, tal como dijo, y como yo le había sugerido. Realmente era hermosa, así que mi sorpresa iba en aumento al no sentirme incómodo a su lado. Usualmente, en presencia de una chica como ella, apenas podría articular palabra o moverme siquiera, pero con ella era distinto, era más familiar, casi… como si no hablara con una mujer… Nos dirigimos a un lugar más abierto, salíamos de aquella torre para pasar a estar al exterior, mejor, siempre me agradó estar en lugares abiertos, en los que poder guardar las distancias, como buen tirador, si acaso aquello era lo que yo era. En ese instante la joven sugirió algo, un entrenamiento rápido, y yo sonreí al oírla. –De acuerdo, está bien. –Al parecer, y según dijo, debía poner a prueba mis habilidades para elaborar una “ficha técnica”, o algo similar. No obstante, yo no pensaba mostrar todo mi potencial, no me interesaba demostrar más fuerza de la que ya consideraban que yo tenía, así que sencillamente pelearía desganado, demostrando estar a la altura, pero sin sobre exigirme. Además de todo aquello, aquel entrenamiento no mediría mis capacidades, nada más lejos, iba a ser yo quien la pusiera a ella a prueba. Si no era capaz de demostrar que tenía algo por lo que seguirla, nuestros caminos se separarían. Hasta ese momento algo en ella era especial, no solo el hecho de que pudiera hablarle, sino todo en ella, pero no bastaba con eso, debía mostrar todo su potencial, y aquel entrenamiento sería el lugar óptimo para ello.
Llegamos al final al patio trasero de la torre, dónde tendría lugar aquel pequeño entrenamiento. –Antes de empezar, una cosa ha de quedar clara. No obedezco órdenes como todos, esa es la razón por la que no asciendo en este sistema de organización que el gobierno tiene, así que no esperes sumisión por mi parte. –Al decir aquello quería que supiera que no iba a ser solo un subordinado, no iba a acatar órdenes si no estaba de acuerdo con estas. –Solo creo en una “justicia”, la de la fuerza, y si no eres fuerte, si no luchas, no esperes mi ayuda. Este entrenamiento no solo pondrá a prueba mis habilidades o capacidades, yo también voy a medir las tuyas, así como tu determinación, así que no vaciles, no dudes, pues si no estás convencida de lo que haces, si tu ambición flaquea, no dudaré en acabar yo mismo contigo. –Mis palabras eran tan directas como acostumbraba, los modales quizás no eran mi fuerte, pero el combate sí, y pronto empezaría este. Centré mi atención en ella y esperé su respuesta, tanto verbal, como el inicio de aquel entrenamiento que decidiría nuestros destinos.
Dio un fuerte golpe en la mesa y tomó su espada, al parecer se preparaba para irnos, tal como dijo, y como yo le había sugerido. Realmente era hermosa, así que mi sorpresa iba en aumento al no sentirme incómodo a su lado. Usualmente, en presencia de una chica como ella, apenas podría articular palabra o moverme siquiera, pero con ella era distinto, era más familiar, casi… como si no hablara con una mujer… Nos dirigimos a un lugar más abierto, salíamos de aquella torre para pasar a estar al exterior, mejor, siempre me agradó estar en lugares abiertos, en los que poder guardar las distancias, como buen tirador, si acaso aquello era lo que yo era. En ese instante la joven sugirió algo, un entrenamiento rápido, y yo sonreí al oírla. –De acuerdo, está bien. –Al parecer, y según dijo, debía poner a prueba mis habilidades para elaborar una “ficha técnica”, o algo similar. No obstante, yo no pensaba mostrar todo mi potencial, no me interesaba demostrar más fuerza de la que ya consideraban que yo tenía, así que sencillamente pelearía desganado, demostrando estar a la altura, pero sin sobre exigirme. Además de todo aquello, aquel entrenamiento no mediría mis capacidades, nada más lejos, iba a ser yo quien la pusiera a ella a prueba. Si no era capaz de demostrar que tenía algo por lo que seguirla, nuestros caminos se separarían. Hasta ese momento algo en ella era especial, no solo el hecho de que pudiera hablarle, sino todo en ella, pero no bastaba con eso, debía mostrar todo su potencial, y aquel entrenamiento sería el lugar óptimo para ello.
Llegamos al final al patio trasero de la torre, dónde tendría lugar aquel pequeño entrenamiento. –Antes de empezar, una cosa ha de quedar clara. No obedezco órdenes como todos, esa es la razón por la que no asciendo en este sistema de organización que el gobierno tiene, así que no esperes sumisión por mi parte. –Al decir aquello quería que supiera que no iba a ser solo un subordinado, no iba a acatar órdenes si no estaba de acuerdo con estas. –Solo creo en una “justicia”, la de la fuerza, y si no eres fuerte, si no luchas, no esperes mi ayuda. Este entrenamiento no solo pondrá a prueba mis habilidades o capacidades, yo también voy a medir las tuyas, así como tu determinación, así que no vaciles, no dudes, pues si no estás convencida de lo que haces, si tu ambición flaquea, no dudaré en acabar yo mismo contigo. –Mis palabras eran tan directas como acostumbraba, los modales quizás no eran mi fuerte, pero el combate sí, y pronto empezaría este. Centré mi atención en ella y esperé su respuesta, tanto verbal, como el inicio de aquel entrenamiento que decidiría nuestros destinos.
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Camino libre hasta el patio detrás de la torre, todo tranquilo y solo unos agente aburridos y bastante monótonos se cruzaron en su camino mirando a la pelimorada con cierto desprecio. Algo que se había ganado a pulso o al menos eso creía dado que no tenia recuerdo alguno de haber atacado esa misma isla de joven, los mitos y leyendas que contaban sobre ella eran bastante molestos cuando no se puede saber que es verdad y que no confundiendo la realidad con la mentira "Por cierto amor, ¿Crees que puedas tocar una logia?... Bueno, tampoco esperaba que pudieras hacerlo" Soltaría un leve suspiro en lo que caminaba llevando su preciada arma hacia detrás de su cuello dejando colgar sus brazos del a misma mientras ponía paso firme hacia el sitio donde iban a entrenar. Si bien su arma había respondido negativamente ante el hecho de poder golpear una fruta del tipo intangible la mujer sabia que había un método para ello y lo iba a encontrar tarde o temprano. Esperaba que fuera mas temprano que tarde pero de momento no se quejaría por ese hecho, ya se le iba a ocurrir algo para tratar con aquel sujeto.
-¿Ordenes?... No...- Antes de pensar en que responder la mujer simplemente soltaría una fuerte y sonora carcajada que marcaba lo cómico que se le había hecho esas palabras -Yo tampoco cumplo ordenes, solo tomo consejos y aprendo del resto- Ella no daba ordenes, no era de su agrado así como tampoco las recibía. Si alguien le decía que hiciera tal cosa ella simplemente iba a negarse aunque un consejo, como en el caso de formar una división especial, trabajaba de otra manera para ella -¿Ehh?- Levantaría su rostro con una mirada completamente fría así como el tono anterior de la pregunta sonaba completamente molesto. La justicia de la fuerza sonaba bien pero el hecho de que hablara de manera que dejara entendido que la mujer podía dudar de sus acciones... Eso simplemente hizo que se enojara -Nyahahahahaha- Su mirada parecía de otro mundo, casi desbordando una locura que antes no parecía existir así como el timbre de su risa era mas agudo y molesto al de antes. No era bipolar ni escondía un forma nueva de combate enojada simplemente era parte de ella, un sector sádico liberado a su suerte en un sitio como aquel.
Rápida y sin miramientos la mujer se largaría a correr hacia el sitio donde estaba el asesino del gobierno y antes de que este pudiera reaccionar, o al menos eso esperaba, simplemente se dedicaría a... ¿Levantar tierra? ¿Soltar una finta? Había un problema en todo eso, no tenia idea de si realmente fuera a funcionar. Pero aun así no dudo, mas le valía probar las cosas a retirarse y dejarlas estar. Sin decir nada la punta de su arma rozaría el suelo levantando algo de tierra directamente hacia el rostro del hombre de arena para que posteriormente y como medio de distracción la acción anterior la mujer pudiera soltar un golpe amplio con su arma hacia la cintura de aquel sujeto. Después de eso simplemente daría una serie de saltos hacia atrás para tomar una pose defensiva a la espera de un contraataque o bien un abertura por la cual entrar con un nuevo ataque.
Doragon no uso (Mentiras de un Dragón) [AI]
-¿Ordenes?... No...- Antes de pensar en que responder la mujer simplemente soltaría una fuerte y sonora carcajada que marcaba lo cómico que se le había hecho esas palabras -Yo tampoco cumplo ordenes, solo tomo consejos y aprendo del resto- Ella no daba ordenes, no era de su agrado así como tampoco las recibía. Si alguien le decía que hiciera tal cosa ella simplemente iba a negarse aunque un consejo, como en el caso de formar una división especial, trabajaba de otra manera para ella -¿Ehh?- Levantaría su rostro con una mirada completamente fría así como el tono anterior de la pregunta sonaba completamente molesto. La justicia de la fuerza sonaba bien pero el hecho de que hablara de manera que dejara entendido que la mujer podía dudar de sus acciones... Eso simplemente hizo que se enojara -Nyahahahahaha- Su mirada parecía de otro mundo, casi desbordando una locura que antes no parecía existir así como el timbre de su risa era mas agudo y molesto al de antes. No era bipolar ni escondía un forma nueva de combate enojada simplemente era parte de ella, un sector sádico liberado a su suerte en un sitio como aquel.
Rápida y sin miramientos la mujer se largaría a correr hacia el sitio donde estaba el asesino del gobierno y antes de que este pudiera reaccionar, o al menos eso esperaba, simplemente se dedicaría a... ¿Levantar tierra? ¿Soltar una finta? Había un problema en todo eso, no tenia idea de si realmente fuera a funcionar. Pero aun así no dudo, mas le valía probar las cosas a retirarse y dejarlas estar. Sin decir nada la punta de su arma rozaría el suelo levantando algo de tierra directamente hacia el rostro del hombre de arena para que posteriormente y como medio de distracción la acción anterior la mujer pudiera soltar un golpe amplio con su arma hacia la cintura de aquel sujeto. Después de eso simplemente daría una serie de saltos hacia atrás para tomar una pose defensiva a la espera de un contraataque o bien un abertura por la cual entrar con un nuevo ataque.
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De un momento a otro la situación había cambiado. Aquella joven pasó a tener un tono distinto, y una actitud hostil como poco, algo que, honestamente, me gustó. No era cobarde, no se reprimía, aquello era divertido. Antes de esto, hizo, o más bien dijo, algo que también dibujó una sonrisa en mi rostro. Ya iba conociendo a aquella joven, su manera de pensar y de actuar, así que ya me había figurado que no era de las que respetan las normas y dan o cumplen las órdenes, no. Su forma de referirse a los informes o su manera de comportarse la habían delatado como una chica “rebelde”, algo similar a mí, y aquello me hacía feliz. Al fin y al cabo, no habría aguantado a una mandona como los superiores del CP.
Ahora, sin embargo, enseñaba algo que aún me gustaba más que aquella actitud pasiva, y era su fiereza. Sin más comenzó a reír y se lanzó contra mí, aquello me hizo pensar en la posibilidad de que la muchacha poseyera el haki armadura y fuera realmente capaz de herirme. Antes, en la “reunión”, dijo que sí se nos podía golpear, con tono confiado, y ahora se lanzaba sin más. Todo parecía encaminado a que la joven tuviera aquel haki, no obstante podía simplemente ser coincidencia, o un juego mental por su parte, pero no pensaba correr el riesgo. Lo primero que hizo fue levantar algo de tierra. Al parecer pensaba usar un simple engaño. El arte de la guerra se basa en el engaño, al fin y al cabo. Por lo tanto, cuando se es capaz de atacar, se ha de aparentar incapacidad; cuando las tropas se mueven, aparentar inactividad. Si está cerca del enemigo, ha de hacerle creer que está lejos; si está lejos, aparentar que se está cerca.
No iba a ganarme en estrategia, no caería en un truco tan burdo, ya que gracias a mi haki de observación, pude anticipar en gran medida su ataque, por lo que simplemente me desplacé a su espalda, utilizando el soru, y dejando tras de mí una figura de arena, que la joven logró cortar, aunque en vano. –Vaya, no lo haces mal, al menos no contra muñecos de arena. Descarto que poseas el haki observación, o podrías haber anticipado mi movimiento, tal como yo acabo de hacer con el tuyo. No obstante, no estoy seguro de si posees el haki armadura o no, y comprobarlo significaría arriesgarme a recibir daños de manera innecesaria, así que, por ahora, no me preocuparé por este detalle. –Al decir esto comencé a andar lentamente hasta ella, para sonreírle de forma sincera. –Has demostrado valor, sea como sea, así que de momento y hasta que cambie de parecer, formaré equipo contigo. Sin embargo quiero medir tu fuerza, esta vez golpearás algo sólido. –Dije eso ya a unos metros de ella, pues tras confirmarle que formaría parte de su grupo, continué andando.
Me agaché ligeramente, hincando una rodilla en el suelo, y llevé mi mano derecha a este. –Kyusui. –Tras decir esto todo comenzó a convertirse en arena a mí alrededor, y con ella creé un pequeño pilar, un poste de entrenamiento prácticamente. La dureza de este era considerable, pues mi arena rivalizaba con el hierro o hasta incluso con algunos aceros, así que no sería fácil de destruir. –Quiero que lances tu mejor golpe contra el poste, si logras rasgarlo aunque sea, pasaré las pruebas que quieras ponerme después tú a mí. –Y mientras decía aquello construía un sillón de arena, sobre el cual me senté a observar qué haría ahora la joven.
Ahora, sin embargo, enseñaba algo que aún me gustaba más que aquella actitud pasiva, y era su fiereza. Sin más comenzó a reír y se lanzó contra mí, aquello me hizo pensar en la posibilidad de que la muchacha poseyera el haki armadura y fuera realmente capaz de herirme. Antes, en la “reunión”, dijo que sí se nos podía golpear, con tono confiado, y ahora se lanzaba sin más. Todo parecía encaminado a que la joven tuviera aquel haki, no obstante podía simplemente ser coincidencia, o un juego mental por su parte, pero no pensaba correr el riesgo. Lo primero que hizo fue levantar algo de tierra. Al parecer pensaba usar un simple engaño. El arte de la guerra se basa en el engaño, al fin y al cabo. Por lo tanto, cuando se es capaz de atacar, se ha de aparentar incapacidad; cuando las tropas se mueven, aparentar inactividad. Si está cerca del enemigo, ha de hacerle creer que está lejos; si está lejos, aparentar que se está cerca.
No iba a ganarme en estrategia, no caería en un truco tan burdo, ya que gracias a mi haki de observación, pude anticipar en gran medida su ataque, por lo que simplemente me desplacé a su espalda, utilizando el soru, y dejando tras de mí una figura de arena, que la joven logró cortar, aunque en vano. –Vaya, no lo haces mal, al menos no contra muñecos de arena. Descarto que poseas el haki observación, o podrías haber anticipado mi movimiento, tal como yo acabo de hacer con el tuyo. No obstante, no estoy seguro de si posees el haki armadura o no, y comprobarlo significaría arriesgarme a recibir daños de manera innecesaria, así que, por ahora, no me preocuparé por este detalle. –Al decir esto comencé a andar lentamente hasta ella, para sonreírle de forma sincera. –Has demostrado valor, sea como sea, así que de momento y hasta que cambie de parecer, formaré equipo contigo. Sin embargo quiero medir tu fuerza, esta vez golpearás algo sólido. –Dije eso ya a unos metros de ella, pues tras confirmarle que formaría parte de su grupo, continué andando.
Me agaché ligeramente, hincando una rodilla en el suelo, y llevé mi mano derecha a este. –Kyusui. –Tras decir esto todo comenzó a convertirse en arena a mí alrededor, y con ella creé un pequeño pilar, un poste de entrenamiento prácticamente. La dureza de este era considerable, pues mi arena rivalizaba con el hierro o hasta incluso con algunos aceros, así que no sería fácil de destruir. –Quiero que lances tu mejor golpe contra el poste, si logras rasgarlo aunque sea, pasaré las pruebas que quieras ponerme después tú a mí. –Y mientras decía aquello construía un sillón de arena, sobre el cual me senté a observar qué haría ahora la joven.
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Un muñeco. En realidad era mas correcto decir, otro muñeco. Así es como pensaba al parecer mostrarse en cada momento, con un molesto e idéntico muñeco de arena al cual básicamente no podía hacerle mucho daño con un simple golpe como aquel. Incluso dudaba poder hacerle daño al real pero no se mostraría dudando y mucho menos molesta sino mas bien interesada en todo momento con una amplia sonrisa en su rostro que junto a otro rasgos como sus orbes grises y su tono de voz la mostrarían completamente divertida e interesada en ganar de la manera que le fuera posible. Era una asesina después del todo, su especialidad estaba en la mentira, la destrucción y por sobre todas las cosas las artimañas sucias tal como el muñeco de arena o lanzar tierra a los ojos del contrario -Vaya, vaya... Al parecer si te diste cuenta de unas cosas- No iba a negar ni afirmar nada de lo dicho por él, no tenia porque realmente y de hacerlo solo se sacaba una carta a su favor. Era mejor esperar a que lo descubriera por su cuenta, incluso lo hacia mas divertido y podía considerarse una prueba de parte de la fémina.
"No creo que demore mucho en darse cuenta... Eso espero..." Claro que si demoraba demasiado en darse cuenta de ello podía considerarse una decepción aunque no del todo, el poder de su fruta y otras tantas cosas como la falta de información o las palabras confusas podían dificultar un poco el dar algo en un cien por ciento verdadero o correcto -La que debería de aceptar si formar equipo o no soy yo, pero en este caso puedo hacer una excepción- No era estúpida, sabia lo que estaba haciendo aquel asesino compuesto de arena. Pero de todas maneras se dejaría llevar por ello, tal vez jugar un poco y divertirse... Vamos, romper las normas de todo lo que le habían mandado a hacer por simple diversión ,algo normal y que ella esperaba hacer hacia tiempo.
-¿Un poste?- Era realmente deprimente. Se agacho, pronuncio una palabra que sonaba de lo mas interesante para hacer surgir únicamente un poste de arena del suelo. El rostro de desinterés de la mujer debía de ser notable dado que simplemente hundió parte de la hoja de su arma en el suelo para retirarse de una de sus manos uno de los guantes que dejo colgando en la punta opuesta de la Naginata que ahora se encontraba hundida en parte del suelo -Veamos, creo que era algo así...- Simple y sencillamente la mujer tocaría la base del poste que rápidamente caería bajo el sucio poder de su fruta doblándose para tocar el suelo hasta que se partiera a la mitad por la misma fuerza que tenia aplicada -¿Eso cuenta como un rasguño?- Una sonrisa se dibujaría en su rostro mientras volvía caminando a paso lento hacia su arma.
Wankyoku shita daun (Descenso curvo) [Habilidad]
En cuanto volviera a ubicar el guante a medio dedo en su mano tomaría su arma del suelo haciéndola girar un par de veces como si fuera divertido -Yo también quiero sentarme- Se mostraría cómica y ciertamente altiva al verlo sentado y no diría mas, no tenia una prueba que imponerle y mucho menos medios para hacer una cosa como la de él. Esperaría a que lo reclamara o le diera otra cosa que hacer para quejarse mas no para dar una prueba por lo antes dicho.
"No creo que demore mucho en darse cuenta... Eso espero..." Claro que si demoraba demasiado en darse cuenta de ello podía considerarse una decepción aunque no del todo, el poder de su fruta y otras tantas cosas como la falta de información o las palabras confusas podían dificultar un poco el dar algo en un cien por ciento verdadero o correcto -La que debería de aceptar si formar equipo o no soy yo, pero en este caso puedo hacer una excepción- No era estúpida, sabia lo que estaba haciendo aquel asesino compuesto de arena. Pero de todas maneras se dejaría llevar por ello, tal vez jugar un poco y divertirse... Vamos, romper las normas de todo lo que le habían mandado a hacer por simple diversión ,algo normal y que ella esperaba hacer hacia tiempo.
-¿Un poste?- Era realmente deprimente. Se agacho, pronuncio una palabra que sonaba de lo mas interesante para hacer surgir únicamente un poste de arena del suelo. El rostro de desinterés de la mujer debía de ser notable dado que simplemente hundió parte de la hoja de su arma en el suelo para retirarse de una de sus manos uno de los guantes que dejo colgando en la punta opuesta de la Naginata que ahora se encontraba hundida en parte del suelo -Veamos, creo que era algo así...- Simple y sencillamente la mujer tocaría la base del poste que rápidamente caería bajo el sucio poder de su fruta doblándose para tocar el suelo hasta que se partiera a la mitad por la misma fuerza que tenia aplicada -¿Eso cuenta como un rasguño?- Una sonrisa se dibujaría en su rostro mientras volvía caminando a paso lento hacia su arma.
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En cuanto volviera a ubicar el guante a medio dedo en su mano tomaría su arma del suelo haciéndola girar un par de veces como si fuera divertido -Yo también quiero sentarme- Se mostraría cómica y ciertamente altiva al verlo sentado y no diría mas, no tenia una prueba que imponerle y mucho menos medios para hacer una cosa como la de él. Esperaría a que lo reclamara o le diera otra cosa que hacer para quejarse mas no para dar una prueba por lo antes dicho.
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La joven no era idiota, no afirmó ni desmintió nada, se limitó a continuar mi observación, casi en forma de alago forzado, diciendo que sí que me había dado cuenta de algunas cosas. Me iba decantando cada vez más por pensar que no poseía ninguno de los dos tipos de haki, pero tal y como dije, obviaría aquella condición, pues por el momento no era algo que tuviera real importancia. Se me ocurrían muchas formas de ponerla a prueba para comprobar aquello, pero tal y como hice, lo esencial era ver su capacidad de combate, al margen de aquello llamado Haki, de modo que creé aquel poste y esperé a ver su reacción.
Al parecer, de nuevo, se la veía confiada. Aquello no hacía más que hacerme ver la forma de ser de la joven, que al parecer no miraba demasiado las consecuencias de sus actos, lo cual apoyaba mi teoría sobre su ausencia de haki, pues probablemente solo se lanzó contra mí a lo loco, sin más, sin tener estrategia o posibilidades de victoria. Todo aquello, que usualmente me hacían ver a la gente estúpida, en ella parecía darle un aire diferente. Por decirlo de alguna forma, aquella seguridad en sí misma, que casi rozaba la estupidez, se veía atractiva, tentadora, y me incitaba a quedarme a su lado para observar hasta dónde podía llegar aquella joven.
Mis pensamientos y cávalas fueron interrumpidos por ella, que me recriminó el hecho de que ella era quien debía decidir si formar equipo o no, aunque aquello me hizo sonreír, y tras mirarla, con cara de sorpresa, le recordé la cruda realidad de aquel equipo. –Y supongo que si me rechazas escogerías a otro de los muchos candidatos, ¿no? –Dije bromeando acerca de la sala vacía de la que acabábamos de salir hacía no mucho. No obstante, sí se sometió a mi “prueba”, aunque se quedó sorprendida, o más bien decepcionada, al ver un simple poste.
Dejó su arma erguida sobre el suelo, y sobre esta su guante, y se acercó a aquel poste, dubitativa acerca de qué hacer, aunque finalmente se limitó a tocar el poste y hacerlo caer, partiéndose este por la mitad al producirse una fuerza de distensión entre la parte superior, que caía, y la inferior, fija. –Eso ha sido interesante, ¿así que ese es tu poder, eh? Bueno, puede dar juego, la verdad. Sin embargo acabas de cometer un error al enseñármelo, y ha sido que has mostrado su debilidad. Si no me equivoco, necesitas tocar aquello que quieres que “caiga” para poder hacerlo caer, lo cual, contra enemigos que jueguen con las distancias a su favor, es un auténtico problema. –La muchacha tenía potencial, y aquel poder era realmente curioso, y bien entrenado, podría ser muy destructivo, sin embargo en aquel momento nuestras fuerzas estaban dispares, mi nivel de combate y capacidades eran bastante mayores a las suyas, así que no tenía sentido prolongar más aquello, y más después de haber averiguado tantas cosas acerca de ella, de modo que me decidí por zanjar el tema de aquellas “pruebas” de una vez.
Ella comenzó a girar su arma recién recogida y dijo que ella también quería sentarse, cosa que no hizo más que suscitar mi risa. –No es momento para ello. –Murmuré mientras derruía mi asiento de arena y quedaba erguido nuevamente. –Al parecer no piensas ponerme a prueba, me figuro que ya has visto suficiente para implementar esa “ficha técnica”, sin embargo, y para que haya una relativa igualdad en cuanto a conocimiento, te daré algunos datos. Poseo los dos hakis comunes, una fruta del tipo logia, domino el Yonshiki, es decir cuatro de las seis técnicas del rokushiki, y lo más importante. –Antes de concluir utilicé el soru para ponerme justo enfrente de ella, dejando a escasos centímetros de sus ojos los míos. –Soy un demonio. –Al decir esto mis ojos comenzaron a cambiar de color, tornándose dorados completamente y con un aspecto terrorífico. Probablemente, si no la intimidaba, como poco la sorprendería ver aquello. Tras estas palabras pasé por su lado y comencé a alejarme unos metros, para finalmente detenerme en seco y voltear la cabeza hacia ella. –Y añade también esto: “Segundo al mando de la división Doragonzu no shinwa, Kin no ryu” –Le dije con una sonrisa mientras la miraba a los ojos, de nuevo con unos orbes normales en mi rostro. Aquello significaba, a todos los efectos, que nuestra división, de solo dos miembros, acababa de ser oficialmente formada.
Continué andando hasta una esquina, en la cual se encontraba la arena en forma de pelele, quien usualmente portaba mi lanza con filo de kairoseki, siempre con cuidado de no tocar dicho filo con el propio muñeco. Cogí mi arma y me acerqué de nuevo a la joven, girando esta vez yo aquella lanza, para finalmente golpear con ella el suelo, por la parte opuesta al filo. –¿Cuál es nuestra primera misión, “Jefa”? –Pregunté con una sonrisa en mis labios y determinación en mis ojos y en mis palabras, ardía en deseos de comenzar a combatir de forma seria, fuera contra quien fuera mi oponente.
Al parecer, de nuevo, se la veía confiada. Aquello no hacía más que hacerme ver la forma de ser de la joven, que al parecer no miraba demasiado las consecuencias de sus actos, lo cual apoyaba mi teoría sobre su ausencia de haki, pues probablemente solo se lanzó contra mí a lo loco, sin más, sin tener estrategia o posibilidades de victoria. Todo aquello, que usualmente me hacían ver a la gente estúpida, en ella parecía darle un aire diferente. Por decirlo de alguna forma, aquella seguridad en sí misma, que casi rozaba la estupidez, se veía atractiva, tentadora, y me incitaba a quedarme a su lado para observar hasta dónde podía llegar aquella joven.
Mis pensamientos y cávalas fueron interrumpidos por ella, que me recriminó el hecho de que ella era quien debía decidir si formar equipo o no, aunque aquello me hizo sonreír, y tras mirarla, con cara de sorpresa, le recordé la cruda realidad de aquel equipo. –Y supongo que si me rechazas escogerías a otro de los muchos candidatos, ¿no? –Dije bromeando acerca de la sala vacía de la que acabábamos de salir hacía no mucho. No obstante, sí se sometió a mi “prueba”, aunque se quedó sorprendida, o más bien decepcionada, al ver un simple poste.
Dejó su arma erguida sobre el suelo, y sobre esta su guante, y se acercó a aquel poste, dubitativa acerca de qué hacer, aunque finalmente se limitó a tocar el poste y hacerlo caer, partiéndose este por la mitad al producirse una fuerza de distensión entre la parte superior, que caía, y la inferior, fija. –Eso ha sido interesante, ¿así que ese es tu poder, eh? Bueno, puede dar juego, la verdad. Sin embargo acabas de cometer un error al enseñármelo, y ha sido que has mostrado su debilidad. Si no me equivoco, necesitas tocar aquello que quieres que “caiga” para poder hacerlo caer, lo cual, contra enemigos que jueguen con las distancias a su favor, es un auténtico problema. –La muchacha tenía potencial, y aquel poder era realmente curioso, y bien entrenado, podría ser muy destructivo, sin embargo en aquel momento nuestras fuerzas estaban dispares, mi nivel de combate y capacidades eran bastante mayores a las suyas, así que no tenía sentido prolongar más aquello, y más después de haber averiguado tantas cosas acerca de ella, de modo que me decidí por zanjar el tema de aquellas “pruebas” de una vez.
Ella comenzó a girar su arma recién recogida y dijo que ella también quería sentarse, cosa que no hizo más que suscitar mi risa. –No es momento para ello. –Murmuré mientras derruía mi asiento de arena y quedaba erguido nuevamente. –Al parecer no piensas ponerme a prueba, me figuro que ya has visto suficiente para implementar esa “ficha técnica”, sin embargo, y para que haya una relativa igualdad en cuanto a conocimiento, te daré algunos datos. Poseo los dos hakis comunes, una fruta del tipo logia, domino el Yonshiki, es decir cuatro de las seis técnicas del rokushiki, y lo más importante. –Antes de concluir utilicé el soru para ponerme justo enfrente de ella, dejando a escasos centímetros de sus ojos los míos. –Soy un demonio. –Al decir esto mis ojos comenzaron a cambiar de color, tornándose dorados completamente y con un aspecto terrorífico. Probablemente, si no la intimidaba, como poco la sorprendería ver aquello. Tras estas palabras pasé por su lado y comencé a alejarme unos metros, para finalmente detenerme en seco y voltear la cabeza hacia ella. –Y añade también esto: “Segundo al mando de la división Doragonzu no shinwa, Kin no ryu” –Le dije con una sonrisa mientras la miraba a los ojos, de nuevo con unos orbes normales en mi rostro. Aquello significaba, a todos los efectos, que nuestra división, de solo dos miembros, acababa de ser oficialmente formada.
Continué andando hasta una esquina, en la cual se encontraba la arena en forma de pelele, quien usualmente portaba mi lanza con filo de kairoseki, siempre con cuidado de no tocar dicho filo con el propio muñeco. Cogí mi arma y me acerqué de nuevo a la joven, girando esta vez yo aquella lanza, para finalmente golpear con ella el suelo, por la parte opuesta al filo. –¿Cuál es nuestra primera misión, “Jefa”? –Pregunté con una sonrisa en mis labios y determinación en mis ojos y en mis palabras, ardía en deseos de comenzar a combatir de forma seria, fuera contra quien fuera mi oponente.
Natalia
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¿Elegir otro candidato? No, esa ya no era una opción. No lo iba a rechazar ni mucho menos dado que había dicho eso para marcar que era ella la que elegía a fin de cuentas y si se daba el caso de que terminara sola... ¡¿Que mas daba?! Ya había estado sola mucho tiempo en su vida como para no hacer una misión peligrosa bajo el mismo concepto pero, como le habían dicho, era mejor tener un equipo o al menos una personas que fuera capaz de cubrirte la espalda. Ya saben, una mano lava a la otra y ambas se lavan mutuamente... Tal vez sea un concepto raro pero el que la mente de la mujer trabaja en esos momentos para no desesperarse del todo ante la actitud de aquel asesino y mandarlo a por rienda suelta con palabras hirientes o mal sonantes junto a acciones poco femeninas y refinadas. Respiro profundo y soltó el aire a paso tranquilo dado que tenia que ser amable, al menos un poco, para no perder la única opción de dar caza a su pasado para ver que era real en eso.
-¿Para que caiga? Un momento cerebrito... ¿Quien dice que no controlo la gravedad? ¿O que solo te estoy mostrando la parte simple de poder? Osea, ¿De donde sacas deducciones tan rápidas y contundentes sobre el funcionamiento de mis habilidades?- El tono estaba lejos de sonar enojado o feliz sino mas bien en el punto medio del interés y la maldad por mezclar las cosas en su afirmaciones. Simplemente seguía el juego de antes de no negar ni afirmar agregándole el hecho de entrecruzar y mezclar las cosas en un tono divertido. ¿Que ganaba con eso? Pues fácil, ganaba una idea de cuan inteligente era aquella persona y hasta que punto podía dar vuelta las cosas como ella. Ver si era del todo capaz de separar la verdad y la mentira para armar un mapa conceptual claro y objetivo -¿Ficha técnica? Enserio, no pienso hacer esas cosas para los superiores. Son aburridas y faltas de un objetivo lógico...- La mujer simplemente se dignaría a responder a sus palabras aunque no hubiera una pregunta en ellas mientras se ponía en pie desarmando lo que antes había sido un asiento de arena. Extraño u multifuncional poder sin duda alguna.
-Y yo un dragón con hambre de destrucción... ¿Algo mas?- Indiferente, indistinta, normal o como quiera llamarsele a una reacción como la de ella ante el hecho de estar cara a cara con un tipo que le decía ser un demonio. Obvio que su respuesta estaba cargada de una cantidad antinatural de confianza y sarcasmo, como si todo no le pareciera mas que un chiste de mal gusto lo cual era una forma acertada de explicar la forma con la que miraba aquella acción, algo cómico -¿Segundo al mando?- La sonrisa de la mujer era notable y ciertamente tenebrosa mientras escuchaba las palabras del albino y sus ojos se posaban en el cielo reflejando el sol de manera de verse aun mas tétrica de lo normal -Eso quiere decir que me aceptas como capitana, ¿Verdad?- En cuanto dijera esas palabras se daría media vuelta para ver a aquel hombre que de momento integraría únicamente el equipo mirando cada uno de sus movimientos con unos semblantes completamente fríos y desinteresados, algo normal en ella.
Escucho las palabras dirigidas hacia ella y simplemente se dedico a dejar que el silencio hiciera una pausa interesante entre respuesta y pregunta para luego comenzar a caminar hacia la entrada a la torre soltando unas simples palabras al aire -Encontrar y matar a un ex-miembro del Gorosei...- Esa era ni mas ni menos su primera misión y la única en la que giraba todo la creación de la división. De momento ambos irían desde aquel sitio hacia el muelle de la isla para poder tomar un barco y dar camino hacia la isla que tenían que visitar para seguir su primera pista.
-¿Para que caiga? Un momento cerebrito... ¿Quien dice que no controlo la gravedad? ¿O que solo te estoy mostrando la parte simple de poder? Osea, ¿De donde sacas deducciones tan rápidas y contundentes sobre el funcionamiento de mis habilidades?- El tono estaba lejos de sonar enojado o feliz sino mas bien en el punto medio del interés y la maldad por mezclar las cosas en su afirmaciones. Simplemente seguía el juego de antes de no negar ni afirmar agregándole el hecho de entrecruzar y mezclar las cosas en un tono divertido. ¿Que ganaba con eso? Pues fácil, ganaba una idea de cuan inteligente era aquella persona y hasta que punto podía dar vuelta las cosas como ella. Ver si era del todo capaz de separar la verdad y la mentira para armar un mapa conceptual claro y objetivo -¿Ficha técnica? Enserio, no pienso hacer esas cosas para los superiores. Son aburridas y faltas de un objetivo lógico...- La mujer simplemente se dignaría a responder a sus palabras aunque no hubiera una pregunta en ellas mientras se ponía en pie desarmando lo que antes había sido un asiento de arena. Extraño u multifuncional poder sin duda alguna.
-Y yo un dragón con hambre de destrucción... ¿Algo mas?- Indiferente, indistinta, normal o como quiera llamarsele a una reacción como la de ella ante el hecho de estar cara a cara con un tipo que le decía ser un demonio. Obvio que su respuesta estaba cargada de una cantidad antinatural de confianza y sarcasmo, como si todo no le pareciera mas que un chiste de mal gusto lo cual era una forma acertada de explicar la forma con la que miraba aquella acción, algo cómico -¿Segundo al mando?- La sonrisa de la mujer era notable y ciertamente tenebrosa mientras escuchaba las palabras del albino y sus ojos se posaban en el cielo reflejando el sol de manera de verse aun mas tétrica de lo normal -Eso quiere decir que me aceptas como capitana, ¿Verdad?- En cuanto dijera esas palabras se daría media vuelta para ver a aquel hombre que de momento integraría únicamente el equipo mirando cada uno de sus movimientos con unos semblantes completamente fríos y desinteresados, algo normal en ella.
Escucho las palabras dirigidas hacia ella y simplemente se dedico a dejar que el silencio hiciera una pausa interesante entre respuesta y pregunta para luego comenzar a caminar hacia la entrada a la torre soltando unas simples palabras al aire -Encontrar y matar a un ex-miembro del Gorosei...- Esa era ni mas ni menos su primera misión y la única en la que giraba todo la creación de la división. De momento ambos irían desde aquel sitio hacia el muelle de la isla para poder tomar un barco y dar camino hacia la isla que tenían que visitar para seguir su primera pista.
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La joven se vio realmente molesta al concluir mis palabras, ¿igual era impotencia al verse débil frente a quien sería su subordinado? No me importaba mucho, pero cuando comenzó a preguntar acerca de la razón por la que conocía sus habilidades o había pensado aquello, me hizo primero enfadarme, por su actitud, y finalmente, echar a reír. Mirándola fijamente, con una sonrisa en mi rostro, me acerqué de nuevo a ella. –Verás, lo creas o no, el músculo más poderoso de un humano es su cerebro, el conocimiento es poder. El arte de la guerra se basa en conocer a tu enemigo, a tus aliados y a ti mismo. Es por eso que ya sabía de tus habilidades, al menos de cuanto aparece en los registros sobre estas. Además, acabas de confirmarme que no posees ningún haki. –La explicación era sencilla, aunque no la daría. Su tono, de nuevo igual al anterior, acababa de demostrarme cuál era el fallo de la joven al mentir. Aquello era lo que los psicólogos llamarían “calibración”. Cuando ves a alguien mentir, si eres observador, eres capaz de detectar ligeros cambios en su expresión facial, en el tono de su voz, o en su forma de comportarse. Algunas veces eran tics nerviosos, otras, como aquella, sencillamente una manera de actuar. Pocas veces de ahora en adelante podría ser engañado por ella, pues como un instante después confesé a la joven, tras mirarla a los ojos con mis dorados orbes nuevamente. –Estos ojos pueden ver la verdad dentro de las mentiras, de ahora en adelante procura no mentirme, o en su defecto, esforzarte mucho por sonar convincente. –No le expliqué que la razón para “ver” las mentiras era que aquellos ojos observaban todo algo más despacio, por lo que era capaz de detectar aquellos tics de forma sencilla, aunque tampoco hacía falta.
Tras esto dijo que se negaba a hacer las fichas técnicas, y con ello ganó puntos en mi escala de jefas “guay”, si acaso existía tal escala. Me hizo sonreír de nuevo y después dijo que era un dragón, restando importancia a mis palabras, y haciéndome, nuevamente, echar a reír. Finalmente, se giró y preguntó si la aceptaba como capitana, y tras cesar mi risa, me coloqué a su espalda usando el soru, para apoyar mi brazo sobre los hombros ella, casi como un abrazo de camaradas. –Así es, “Jefa”. –Tras esto solo faltaba conocer la misión de aquel grupo, cuál era nuestro primer movimiento, aunque sus palabras me dejaron boquiabierto, sin duda alguna era ambiciosa, pues según entendí, debíamos encontrar y matar a un ex miembro del Gorosei. –Espera, espera, espera… ¿Estás de broma? ¿Cómo se supone que vamos a hacer eso? ¿Tienes idea de lo complicado que…? –Sin terminar la pregunta, caí en la cuenta de que ella era más fuerte que yo, definitivamente. Tal vez no podía ganarme, pero lo que la hacía más fuerte, más peligrosa, era precisamente lo que la iba a llevar a perseguir a alguien a quien ni yo perseguiría. Ella no tenía miedo a nadie, y eso, eso la hacía a ella la más peligrosa de todos. –Olvídalo, es igual. Me figuro que ya lo tienes todo planeado, así que sólo te acompañaré y trataré de no retrasarte demasiado. –No me interesaban los detalles, si ella estaba dispuesta, yo no sería menos, así que en cuanto ella decidiera irnos, partiríamos a llevar a cabo aquella misión, aunque seguramente no sería tan sencillo…
Tras esto dijo que se negaba a hacer las fichas técnicas, y con ello ganó puntos en mi escala de jefas “guay”, si acaso existía tal escala. Me hizo sonreír de nuevo y después dijo que era un dragón, restando importancia a mis palabras, y haciéndome, nuevamente, echar a reír. Finalmente, se giró y preguntó si la aceptaba como capitana, y tras cesar mi risa, me coloqué a su espalda usando el soru, para apoyar mi brazo sobre los hombros ella, casi como un abrazo de camaradas. –Así es, “Jefa”. –Tras esto solo faltaba conocer la misión de aquel grupo, cuál era nuestro primer movimiento, aunque sus palabras me dejaron boquiabierto, sin duda alguna era ambiciosa, pues según entendí, debíamos encontrar y matar a un ex miembro del Gorosei. –Espera, espera, espera… ¿Estás de broma? ¿Cómo se supone que vamos a hacer eso? ¿Tienes idea de lo complicado que…? –Sin terminar la pregunta, caí en la cuenta de que ella era más fuerte que yo, definitivamente. Tal vez no podía ganarme, pero lo que la hacía más fuerte, más peligrosa, era precisamente lo que la iba a llevar a perseguir a alguien a quien ni yo perseguiría. Ella no tenía miedo a nadie, y eso, eso la hacía a ella la más peligrosa de todos. –Olvídalo, es igual. Me figuro que ya lo tienes todo planeado, así que sólo te acompañaré y trataré de no retrasarte demasiado. –No me interesaban los detalles, si ella estaba dispuesta, yo no sería menos, así que en cuanto ella decidiera irnos, partiríamos a llevar a cabo aquella misión, aunque seguramente no sería tan sencillo…
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¿Enserio? ¿Le iba a dar clases a una mujer que gustaba de jugar con sus presas? Realmente se le hacia estúpido que alguien intentara explicarle como funcionaba el arte de la guerra. Ese libro era un asco a ojos de Natalia y aunque aplicaba muchas veces lo que decía en batalla o con sus acciones no lo entendía, le daba un terrible dolor de cabeza el solo intentarlo y por ello simplemente lo ignoraba -Yo no confirme ni negué nada pero después de todo somos compañeros de equipo por lo que... Soltó un largo y tendido suspiro mientras caminaban por los pasillos del enorme edificio de la justicia hacia los muelles -Tengo que contarte la verdad, no vale la pena mentir- Simplemente demoraría en hacerlo, no estaba en sus placeres mas grandes contar todas las cosas que sabia o no hacer y por ello simplemente se limitaría a dar por afirmativo sus suposiciones sobre el nulo control de las afamadas voluntades mas no del resto de las cosas, esas seguirían siendo un secreto para ella misma hasta que lo preguntara o averiguara, lo que fuera primero.
-No es ninguna broma, vamos tras una de las personas mas importantes y mejor escondidas de los siete mares, ¿No leíste el informe?- Se reiría entre dientes dado que había despreciado un informe que podría haberle dado una clave importante a aquel sujeto para rechazar la propuesta de trabajo en equipo de la asesina de morados cabellos que en esos momentos simplemente se dedicaba a jugar con todo lo que decía ya que había tomado cierta confianza de aquel tipo, algo rápido tal vez pero así es ella -¿Planes?... ¿Esas cosas organizadas verdad?... Pues no, no tengo ninguno- Era la verdad, no tenia idea de como armar un plan perfecto, en lo que ella le valía solo tenia que hacer lo mismo de siempre. Entrar a la fuerza, romperlo todo y encontrar al tipo que podía saber algo de su vida pasada borrada -Vamos a ir hacia una isla de los cardinales, no recuerdo el nombre, vamos a entrar con el barco hasta la mitad de la isla y darles un recuerdo a cada uno de los habitantes para que suelten información, listo el plan- Giraría su rostro algo confiada mientras salia por la puerta principal con camino directo hacia los muelles para tomar prestado uno de los enormes buques del Gobierno para tomar rumbo a su primer objetivo esperando claro alguna queja de parte de su compañero ante tal estúpido plan.
-No es ninguna broma, vamos tras una de las personas mas importantes y mejor escondidas de los siete mares, ¿No leíste el informe?- Se reiría entre dientes dado que había despreciado un informe que podría haberle dado una clave importante a aquel sujeto para rechazar la propuesta de trabajo en equipo de la asesina de morados cabellos que en esos momentos simplemente se dedicaba a jugar con todo lo que decía ya que había tomado cierta confianza de aquel tipo, algo rápido tal vez pero así es ella -¿Planes?... ¿Esas cosas organizadas verdad?... Pues no, no tengo ninguno- Era la verdad, no tenia idea de como armar un plan perfecto, en lo que ella le valía solo tenia que hacer lo mismo de siempre. Entrar a la fuerza, romperlo todo y encontrar al tipo que podía saber algo de su vida pasada borrada -Vamos a ir hacia una isla de los cardinales, no recuerdo el nombre, vamos a entrar con el barco hasta la mitad de la isla y darles un recuerdo a cada uno de los habitantes para que suelten información, listo el plan- Giraría su rostro algo confiada mientras salia por la puerta principal con camino directo hacia los muelles para tomar prestado uno de los enormes buques del Gobierno para tomar rumbo a su primer objetivo esperando claro alguna queja de parte de su compañero ante tal estúpido plan.
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Según me dijo la joven, ahora éramos compañeros de equipo, y tendría que contarme la verdad, así que yo debería hacer lo propio con ella, sin embargo, pese a que no le mentiría, no le iba a contar mis mayores secretos, como el punto ciego de mi defensa perfecta o la debilidad añadida de mi fruta, la cual ya podía subsanar fácilmente si hacía falta. –Estoy de acuerdo. –Al decir aquello confirmaba que, como ella dijo, lo mejor sería ser “sinceros” entre nosotros, o al menos todo lo sinceros que se puede esperar que sean los espías del gobierno. –Del mismo modo, procuraré ayudarte a complementar tu poder. Si mi suposición anterior es cierta, no eres capaz de combatir a distancia, por suerte para ambos, yo sí. –La unión hacía la fuerza, aquello era algo evidente, y seguramente de aquella unión nacería un gran equipo, capaz de enfrentar misiones muy complicadas. Tenía la certeza de que pronto me ascenderían al CP5, pues ya me había llegado la carta como notificación de lo mismo aunque aún no se hubiera formalizado, así que seguramente nuestras misiones serían harto difíciles, y si ella no entrenaba duro podríamos fracasar, más si, como dijo, nuestra primera misión, y la razón de la existencia del grupo, era acabar con “aquel” hombre, que lejos de ser alguien afamado, era extraordinariamente fuerte según tenía entendido yo.
Sin embargo, no había leído el informe, pero si hacía memoria recordaba el porqué de aquello. –No, no lo leí porque “alguien” -Dije haciendo especial hincapié en aquella palabra, pues me refería concretamente a ella. –Me dijo que era solo algo aburrido y del montón. –Aquella joven era quien me dijo todo eso en nuestro primer “encuentro”, pero fuera cual fuera el caso, tenía razón, los informes eran aburridos, era más divertido realizar la misión a ciegas. Además, todo iría bien mientras tuvieran un buen plan, cosa que instantes después la muchacha afirmó no tener. –Genial, recapitulemos. Vamos a ir a por una de las personas más peligrosas del mundo sin saber siquiera dónde se encuentra y sin un plan de acción, ¿no? –Me paré unos segundos a pensar, y tras estos sonreí. –Suena genial, me apunto. –Dije con tono alegre, sería peligroso, pero eso lo haría divertido, ¿no? De repente la joven improvisó un “plan”, que preferí ahorrarme la crítica del mismo, consistente en coger un barco, asaltar una isla de la cual ni sabía el nombre y obligarlos a confesar algo que igual ni siquiera sabían allí. Todo un planazo, elaborado, pensado, si el plan fuera hacer el peor plan posible, de seguro era un éxito. –Mejor eso que nada… -Suspiré con resignación ante su obra maestra del ingenio mientras la seguía hacia los muelles, pues debíamos coger un barco prestado con el cual encargarnos de aquella misión. Gracias a Dios con aquellos barcos abandonar la Grand Line era sencillo, relativamente hablando, pues su recubrimiento de kairoseki en la parte inferior del barco y motores para no depender del viento eran increíblemente útiles, así que no nos demoraríamos demasiado en alcanzar aquella isla.
Llegamos al embarcadero y tomamos un barco, junto con algunos marines de bajo rango que se encargarían de llevarnos a buen puerto, o si el plan de la muchacha seguía en marcha más que al puerto, sería a la isla en sí. Embarcamos ambos miembros del Cipher Pol como el grupo de los dragones, rumbo a nuestra primera misión, sin saber a qué nos podríamos enfrentar por el camino o una vez llegáramos. -Qué emocionante. -Dije yo sonriendo mientras arriaban las velas y nos íbamos alejando del puerto, y acercándonos más y más a nuestro destino.
Sin embargo, no había leído el informe, pero si hacía memoria recordaba el porqué de aquello. –No, no lo leí porque “alguien” -Dije haciendo especial hincapié en aquella palabra, pues me refería concretamente a ella. –Me dijo que era solo algo aburrido y del montón. –Aquella joven era quien me dijo todo eso en nuestro primer “encuentro”, pero fuera cual fuera el caso, tenía razón, los informes eran aburridos, era más divertido realizar la misión a ciegas. Además, todo iría bien mientras tuvieran un buen plan, cosa que instantes después la muchacha afirmó no tener. –Genial, recapitulemos. Vamos a ir a por una de las personas más peligrosas del mundo sin saber siquiera dónde se encuentra y sin un plan de acción, ¿no? –Me paré unos segundos a pensar, y tras estos sonreí. –Suena genial, me apunto. –Dije con tono alegre, sería peligroso, pero eso lo haría divertido, ¿no? De repente la joven improvisó un “plan”, que preferí ahorrarme la crítica del mismo, consistente en coger un barco, asaltar una isla de la cual ni sabía el nombre y obligarlos a confesar algo que igual ni siquiera sabían allí. Todo un planazo, elaborado, pensado, si el plan fuera hacer el peor plan posible, de seguro era un éxito. –Mejor eso que nada… -Suspiré con resignación ante su obra maestra del ingenio mientras la seguía hacia los muelles, pues debíamos coger un barco prestado con el cual encargarnos de aquella misión. Gracias a Dios con aquellos barcos abandonar la Grand Line era sencillo, relativamente hablando, pues su recubrimiento de kairoseki en la parte inferior del barco y motores para no depender del viento eran increíblemente útiles, así que no nos demoraríamos demasiado en alcanzar aquella isla.
Llegamos al embarcadero y tomamos un barco, junto con algunos marines de bajo rango que se encargarían de llevarnos a buen puerto, o si el plan de la muchacha seguía en marcha más que al puerto, sería a la isla en sí. Embarcamos ambos miembros del Cipher Pol como el grupo de los dragones, rumbo a nuestra primera misión, sin saber a qué nos podríamos enfrentar por el camino o una vez llegáramos. -Qué emocionante. -Dije yo sonriendo mientras arriaban las velas y nos íbamos alejando del puerto, y acercándonos más y más a nuestro destino.
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