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- Primera parte
La primera parte del rol ya la entregamos y nos dieron la experiencia correspondiente, seguimos nuestra aventura en esta segunda parte por donde lo dejamos.
Empezó el espectáculo, yo estaba intrigada y tenia curiosidad por ver a ese tal Hardete, las risas fueron un no parar desde el comienzo, en uno de esos ataques de risa se me escapo un trozo de mi filete golpeando en la nuca de un señor calvo de mediana edad que tenia en frente mía
Disculpe señor!! le juro que no era mi intención molestarle! déjeme que le limpie la calva!- le dije sin animo de ofender.
Niña!! lleva mas cuidado la próxima vez!!- Me contesto el hombre con tono de estar algo molesto... no se muy bien porque....
el espectáculo continuo y el manejo de las marionetas era fascinante y la entrada de la chica en escena también fue un punto que me encanto.
En mitad de la actuación vi que se me acerco el bufón y se me saltaron los ojos de alegría al pensar que me iba a hacer participe de su actuación. Pocos segundos después me lleve la "decepción" de que solo me pidiera que les trajera una cerveza, lo cual hice encantada, incluyendo en el pedido otra para mi.
Al cabo de tres cervezas y como no quería perderme el comienzo de la historia aproveche para ir al aseo, al levantarme note un pequeño mareo... -Uff creo que se acabaron las cervezas para mi...- me dije a mi misma.
Estando en el WC escuché un fuerte portazo seguido de un silencio absoluto, algo parecía no ir bien asique me asome cuidadosamente, asomando la cabeza lo justo para ver lo que pasaba en el salón de la taberna.
Una panda de 5 borrachos entraron con muy malas formas una de ellos era un hombre alto, de unos dos metros de altura, corpulento con un parche en el ojo izquierdo, en su cinturón se podía ver un par de dagas y en su mano izquierda sostenía una jarra de madera y en la derecha una espada larga y con pinta de ser muy pesada.
Mis chicos y yo venimos con mucha sed y ganas de algo de acción -Dijo el hombre de dos metros que parecía ser el cabecilla.
Zi! más oz vale zervirnos como ez debido o mereiz lo que ez bueno, ñeñeñeñe - Continuo diciendo un hombrecillo que parecía todo lo contrario al anterior, 1.50m, calvo con una nariz bastante grande y roja, parecía que había recibido algún golpe recientemente, en su cintura se veía que tenia un par de lo que parecían ser "ballestas de mano"
Nunca me había visto en una situación así, no sabia como actuar, en ese momento mire a mi alrededor y vi que había una ventana en lo alto del WC por la que cavia perfectamente y daba a la calle, asique me subí al inodoro y salte por ella.
Una vez fuera me dirigía a ir corriendo a buscar ayuda cuando escuche un grito.
Aaaaaah!!!! -Parecía el grito de una chica
Sin pensármelo dos veces fui corriendo hacia la entrada principal, por donde entro la maldita panda de borrachos y a la vez que me transformaba en mi forma de oso completa golpeaba fuertemente la puerta de la taberna tirándola abajo y soltando un fuerte rugido.
Instantáneamente todas las miradas se volvieron hacia mi, el hombre corpulento había sacado su espada y parecía que se dirigía hacia el dueño de la taberna y la chica que grito resulto ser la hija de este, la chica bufón, que el maldito enano calvo le había clavado una flecha en su hombro izquierdo.
La situación se había vuelto muy complicada, tenia que hacer algo, pero no sabia si alguien mas iba a plantarles cara a esta panda de impresentables o por el contrario yo iba a salir de allí muy mal parada....
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Como presentación aquellos tipos dijeron que tenían sed y ganas de “acción”. La verdad es que no hacía falta que hubiesen dicho nada, pues saltaba a la vista que es lo que tenían en mente. Esa forma de abrir la puerta de una patada, la actitud y esa mirada, no dejaban lugar a dudas que pretendían interrumpir la agradable velada con altercados.
Los personajes eran de lo más variopinto. Había uno que bien alcanzaba los dos metros, con un parche en el ojo y muy peludo. Otro era muy bajito, regordete y calvo. Los otros tres parecían hermanos por algunos rasgos en común, aunque seguían siendo muy diferentes entre sí y más todavía con el resto. Uno tenía rasgos similares a los de un toro, frente muy cuadrada y un par de bultos en la frente que bien podrían ser unos cuernos incipientes. El otro tenía una cara un tanto alargada en los extremos, como si le hubiesen estirado por las orejas, de forma que parecía una rana sonriendo. Por último, el tercero tenía la cara proyectada hacia delante, con unos labios muy pequeños y sonrosados. Si lo mirabas rápidamente parecía la cara de una paloma, rasgo que se confirmaba si lo observabas con más detenimiento. A pesar de todas sus diferencias, los tres tenían un color de piel broncíneo y las orejas pequeñas. Además, eran patizambos, característica que resultaba cómica unido a toda la escena. Para más inri, cada uno tenía una altura, siendo el más alto el tipo del parche (que parecía ser el cabecilla) y el más bajo el gordo calvo. No sé si por casualidad o no, se habían colocado por orden de altura. No pude reprimir una carcajada a pesar de todo.
Mi actitud despreocupada no pareció sentar muy bien al grupo recién llegado, que no tardaron en lanzar por los aires una mesa.
-¿De qué coño te ríes? – Dijo el más alto.
-No, nada. Cosas de payaso. Creía que iba a ser el único esta noche y resulta que ya somos siete. ¿También queréis ligar con ella?
Ante mi respuesta, la chica bufón me miró incrédula por replicar de aquella forma a los cinco. Antes de que pudiera darme cuenta, el bajo gordo lanzó una flecha en dirección a la chica, directa al corazón. Gracias a Husky, pude apartarla a tiempo para que recibiese el flechazo en el hombro izquierdo. Mientras el más corpulento ya se dirigía hacia el dueño del local.
Agarré a la bibliotecaria antes de que se desplomase y la retiré a un lugar seguro. Mientras la apartaba un sonido similar al de una bomba me hizo girar bruscamente. Por un momento pensé que había sido un disparo directo a la chica, para enmendar el tiro fallido anterior. El tiempo se dilató, de tal manera que antes de terminar de girar el cuello, volví la vista a la chica. Con los ojos abiertos como soles miré de nuevo a la muchacha para comprobar su estado y para mi tranquilidad pude ver que seguía viva. Su cara demostraba un gran dolor, la flecha le había traspasado por completo sin llegar a clavarse en el homoplato, lo que facilitaría después sacarle el proyectil. Volví a girarme para contemplar que estaba pasando y vi a un oso enorme tras la puerta, rugiendo salvajemente. El golpe de la puerta al impactar contra el suelo y el rugido habían sido casi simultaneo, pero para mí era como si los hechos hubiesen ocurrido a cámara lenta.
Ahora sí que una expresión de terror se dibujó en mi cara. ¿Un oso? ¿Esos desgraciados tenían un oso por mascota? Podía pelear contra personas, ya lo había hecho antes, pero ¿contra un oso y cinco tipos a la vez? No lo creía… En seguida comprendí que el oso no pertenecía a esa escoria, ya que si bien mi cara hacía un momento había sido de auténtico terror, la de estos no era menos. Tenían la cara desconfigurada en una mueca inverosímil. Los músculos faciales rígidos, con la boca abierta en una expresión de pánico absoluto. Aproveché la situación para lanzar una daga al cabecilla, que se dirigía hacia el posadero.
La gente del local, antes completamente inmóvil, al ver al oso se alejaron todo lo posible de la entrada, yéndose hacia la pared donde había dejado a la chica. No quería que sufriese más daños, así que antes de lanzarme al ataque del tipo de cara de toro, dejé a Tenacitas como vigilante de la chica. Tendría que estar muy pendiente de que nadie se acercase. En el momento que fueron contra ella, moví a Tenacitas y a mis marionetas de madera para golpear a la gente, de forma que a pesar de estar todos comprimidos contra la pared, ella tenía un pequeño semicírculo de seguridad. Seguramente nadie le haría daño, pero no tenía la total seguridad. Demasiados daños había sufrido ya…
Antes de que pudiera darse cuenta, estampé una silla en la cabeza del cara toro y lancé otra daga al tuerto, que ya se estaba recuperando del primer dagazo. Esta vez apunté a la mano en la que tenía la daga para lanzarla, de forma que la que empuñaba cayó al suelo y la segunda quedó clavada en la mano, atravesándole la palma y cortándole algunos nervios. La sangre de la pierna de la primera daga y la de la mano, ya comenzaban a manchar el suelo del local.
Los personajes eran de lo más variopinto. Había uno que bien alcanzaba los dos metros, con un parche en el ojo y muy peludo. Otro era muy bajito, regordete y calvo. Los otros tres parecían hermanos por algunos rasgos en común, aunque seguían siendo muy diferentes entre sí y más todavía con el resto. Uno tenía rasgos similares a los de un toro, frente muy cuadrada y un par de bultos en la frente que bien podrían ser unos cuernos incipientes. El otro tenía una cara un tanto alargada en los extremos, como si le hubiesen estirado por las orejas, de forma que parecía una rana sonriendo. Por último, el tercero tenía la cara proyectada hacia delante, con unos labios muy pequeños y sonrosados. Si lo mirabas rápidamente parecía la cara de una paloma, rasgo que se confirmaba si lo observabas con más detenimiento. A pesar de todas sus diferencias, los tres tenían un color de piel broncíneo y las orejas pequeñas. Además, eran patizambos, característica que resultaba cómica unido a toda la escena. Para más inri, cada uno tenía una altura, siendo el más alto el tipo del parche (que parecía ser el cabecilla) y el más bajo el gordo calvo. No sé si por casualidad o no, se habían colocado por orden de altura. No pude reprimir una carcajada a pesar de todo.
Mi actitud despreocupada no pareció sentar muy bien al grupo recién llegado, que no tardaron en lanzar por los aires una mesa.
-¿De qué coño te ríes? – Dijo el más alto.
-No, nada. Cosas de payaso. Creía que iba a ser el único esta noche y resulta que ya somos siete. ¿También queréis ligar con ella?
Ante mi respuesta, la chica bufón me miró incrédula por replicar de aquella forma a los cinco. Antes de que pudiera darme cuenta, el bajo gordo lanzó una flecha en dirección a la chica, directa al corazón. Gracias a Husky, pude apartarla a tiempo para que recibiese el flechazo en el hombro izquierdo. Mientras el más corpulento ya se dirigía hacia el dueño del local.
Agarré a la bibliotecaria antes de que se desplomase y la retiré a un lugar seguro. Mientras la apartaba un sonido similar al de una bomba me hizo girar bruscamente. Por un momento pensé que había sido un disparo directo a la chica, para enmendar el tiro fallido anterior. El tiempo se dilató, de tal manera que antes de terminar de girar el cuello, volví la vista a la chica. Con los ojos abiertos como soles miré de nuevo a la muchacha para comprobar su estado y para mi tranquilidad pude ver que seguía viva. Su cara demostraba un gran dolor, la flecha le había traspasado por completo sin llegar a clavarse en el homoplato, lo que facilitaría después sacarle el proyectil. Volví a girarme para contemplar que estaba pasando y vi a un oso enorme tras la puerta, rugiendo salvajemente. El golpe de la puerta al impactar contra el suelo y el rugido habían sido casi simultaneo, pero para mí era como si los hechos hubiesen ocurrido a cámara lenta.
Ahora sí que una expresión de terror se dibujó en mi cara. ¿Un oso? ¿Esos desgraciados tenían un oso por mascota? Podía pelear contra personas, ya lo había hecho antes, pero ¿contra un oso y cinco tipos a la vez? No lo creía… En seguida comprendí que el oso no pertenecía a esa escoria, ya que si bien mi cara hacía un momento había sido de auténtico terror, la de estos no era menos. Tenían la cara desconfigurada en una mueca inverosímil. Los músculos faciales rígidos, con la boca abierta en una expresión de pánico absoluto. Aproveché la situación para lanzar una daga al cabecilla, que se dirigía hacia el posadero.
La gente del local, antes completamente inmóvil, al ver al oso se alejaron todo lo posible de la entrada, yéndose hacia la pared donde había dejado a la chica. No quería que sufriese más daños, así que antes de lanzarme al ataque del tipo de cara de toro, dejé a Tenacitas como vigilante de la chica. Tendría que estar muy pendiente de que nadie se acercase. En el momento que fueron contra ella, moví a Tenacitas y a mis marionetas de madera para golpear a la gente, de forma que a pesar de estar todos comprimidos contra la pared, ella tenía un pequeño semicírculo de seguridad. Seguramente nadie le haría daño, pero no tenía la total seguridad. Demasiados daños había sufrido ya…
Antes de que pudiera darse cuenta, estampé una silla en la cabeza del cara toro y lancé otra daga al tuerto, que ya se estaba recuperando del primer dagazo. Esta vez apunté a la mano en la que tenía la daga para lanzarla, de forma que la que empuñaba cayó al suelo y la segunda quedó clavada en la mano, atravesándole la palma y cortándole algunos nervios. La sangre de la pierna de la primera daga y la de la mano, ya comenzaban a manchar el suelo del local.
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Me encontraba delante de toda esta gente, clientes del bar, el dueño, los borrachos y Hardete, todo pasaba muy rápido, la gente empezó a correr Hardete lanzando sus dagas al tipo del parche... la situación me superaba, no tenia prácticamente ninguna experiencia en peleas, sabia que tenia que actuar pero no muy bien como.
Pocos segundos después de mi entrada, los tres tipos que parecían ser hermanos se abalanzaron sobre mi, dos de ellos se sacaron un cuchillo de sus botas y el tercero llevaba una botella de cristal que parecía haber roto de alguna de las mesas del bar. Los dos del cuchillo estaban ya saltando sobre mi por el lado izquierdo mientras el de la botella de cristal hacia lo mismo por la derecha. No podia con los tres pero tenia que actuar.
Le di la espalda al tipo de mi derecha y me levante sobre mis patas traseras encarando a los que me atacaban por la izquierda. Espere el momento justo, cuando estaban lo mas cerca posible de mi y les golpee con mis zarpas delanteras haciéndoles chocar sus cabezas una con otra, ambos quedaron aturdidos y tendidos en el suelo, pero parecía que no tardarían en recuperarse.
El hombre que se quedo a mi espalda, con la botella rota y sujeta con ambas manos fuertemente, la levanto por encima de su cabeza y me la clavo en mi peluda espalda. Rugí de tal manera debido al dolor que el propio individuo que me clavo la botella se quedo paralizado por un momento. Aproveché ese instante para girarme a la vez que le golpeaba con mi zarpa derecha y lo estampaba contra la pared.
Cambie a mi forma hibrida con la intención de ganar algo de movilidad, ya que vi como el enano gordo y calvo se acercaba a la pared donde estaban todos los clientes del bar, incluida la hija del tabernero custodiada por la marioneta de Hardete. Me disponía a salir corriendo a por el cuando el dolor de mi espalda me hizo mella, lancé mi brazo hacia detrás para quitarme un trozo de cristal que todavía tenia clavado, el dolor era intenso y mi espalda estaba ensangrentada, pero el maldito enano cada vez estaba mas cerca de la gente y Hardete parecía estar bastante ocupado con el tipo del parche.
Mire a mi alrededor con la intención de encontrar una solución, tenia que decidir en segundos, no tenia mas tiempo, cuando de repente lo vi... ¿como no lo había pensado antes? mi maza, estaba a mitad de camino entre yo, y el enano, apoyada en la pared. Hice acoplo de todas mis fuerzas y tras tres largas zancadas agarre la maza con ambas manos, aprovechando el impulso de la carrera di otra zancada mas mientras me giraba sobre mi pierna izquierda y balanceé la maza con todas mis fuerzas para golpear al maldito enano que estaba a punto de atacar a un pobre crio que se había tropezado intentando huir. Justo en el ultimo segundo, la maza impacto fuertemente sobre el costado derecho del enano, dejándole completamente fuera de combate y seguro que algún hueso roto.
Tras esto caí exhausta al suelo, tendida boca abajo volví a mi forma humana, estaba agotada, necesitaba un respiro, la herida de mi espalda me dolía fuertemente, en ese instante gire mi cabeza hacia la zona de la entrada y vi como los tres tipos que me atacaron al principio, empezaban a levantarse y se dirigían hacia mi...
Jajajaja así que ese maldito oso en realidad era una insignificante gatita.... - Dijo uno de ellos con los ojos inyectados en sangre y una cara llena de ira.
Oh no...- Dije con voz cansada
Pocos segundos después de mi entrada, los tres tipos que parecían ser hermanos se abalanzaron sobre mi, dos de ellos se sacaron un cuchillo de sus botas y el tercero llevaba una botella de cristal que parecía haber roto de alguna de las mesas del bar. Los dos del cuchillo estaban ya saltando sobre mi por el lado izquierdo mientras el de la botella de cristal hacia lo mismo por la derecha. No podia con los tres pero tenia que actuar.
Le di la espalda al tipo de mi derecha y me levante sobre mis patas traseras encarando a los que me atacaban por la izquierda. Espere el momento justo, cuando estaban lo mas cerca posible de mi y les golpee con mis zarpas delanteras haciéndoles chocar sus cabezas una con otra, ambos quedaron aturdidos y tendidos en el suelo, pero parecía que no tardarían en recuperarse.
El hombre que se quedo a mi espalda, con la botella rota y sujeta con ambas manos fuertemente, la levanto por encima de su cabeza y me la clavo en mi peluda espalda. Rugí de tal manera debido al dolor que el propio individuo que me clavo la botella se quedo paralizado por un momento. Aproveché ese instante para girarme a la vez que le golpeaba con mi zarpa derecha y lo estampaba contra la pared.
Cambie a mi forma hibrida con la intención de ganar algo de movilidad, ya que vi como el enano gordo y calvo se acercaba a la pared donde estaban todos los clientes del bar, incluida la hija del tabernero custodiada por la marioneta de Hardete. Me disponía a salir corriendo a por el cuando el dolor de mi espalda me hizo mella, lancé mi brazo hacia detrás para quitarme un trozo de cristal que todavía tenia clavado, el dolor era intenso y mi espalda estaba ensangrentada, pero el maldito enano cada vez estaba mas cerca de la gente y Hardete parecía estar bastante ocupado con el tipo del parche.
Mire a mi alrededor con la intención de encontrar una solución, tenia que decidir en segundos, no tenia mas tiempo, cuando de repente lo vi... ¿como no lo había pensado antes? mi maza, estaba a mitad de camino entre yo, y el enano, apoyada en la pared. Hice acoplo de todas mis fuerzas y tras tres largas zancadas agarre la maza con ambas manos, aprovechando el impulso de la carrera di otra zancada mas mientras me giraba sobre mi pierna izquierda y balanceé la maza con todas mis fuerzas para golpear al maldito enano que estaba a punto de atacar a un pobre crio que se había tropezado intentando huir. Justo en el ultimo segundo, la maza impacto fuertemente sobre el costado derecho del enano, dejándole completamente fuera de combate y seguro que algún hueso roto.
Tras esto caí exhausta al suelo, tendida boca abajo volví a mi forma humana, estaba agotada, necesitaba un respiro, la herida de mi espalda me dolía fuertemente, en ese instante gire mi cabeza hacia la zona de la entrada y vi como los tres tipos que me atacaron al principio, empezaban a levantarse y se dirigían hacia mi...
Jajajaja así que ese maldito oso en realidad era una insignificante gatita.... - Dijo uno de ellos con los ojos inyectados en sangre y una cara llena de ira.
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Al ver que aquel oso se proponía destrozar a los tres hermanos, yo me fui a por el tuerto que todavía sangraba a causa de mis dagas. El cabecilla de la banda ya se había sacado la daga de la mano, dejándola caer al suelo, haciendo que la sangre saliese todavía más rápidamente al quitar el objeto que obturaba los cortes en venas y arterias. Aproveché los instantes que dedicaba a sacarse la daga, para lanzarle una silla a la cabeza y cargar contra él. El posadero había aprovechado mi ataque inicial para esconderse debajo del mostrador y coger un cuchillo jamonero por si acaso aquel tipo conseguía llegar hasta él. Saltaba a la vista que de ser así, poco iba a poder hacer, con cuchillo o sin él.
Tras recibir el impacto de la silla en la cabeza, y abalanzarme sobre él, tuvimos un tira y afloja, donde yo golpeaba con el puño izquierdo y le cortaba con una daga que empuñaba en la mano derecha en las articulaciones para reducir su movilidad, ya que el tipo era bastante más grande que yo. Gracias a esta estrategia de lucha y a mi gran agilidad, apenas consiguió golpearme una o dos veces, y todas porque me distraía vigilando como iba la situación en el resto de la taberna.
El oso, se había transformado en un ser medio hombre medio bestia, por lo que en seguida comprendí que se trataba de un usuario de akuma tipo zoan. Me había enfrascado demasiado en mi pelea con el tuerto y ahora el oso estaba herido. Tenía una botella clavada en la espalda. A juzgar por la posición de la botella, los cortes no serían demasiado profundos, pero al parecer se había clavado lo suficiente para no caer por el propio peso. De haber sido un único corte, la botella habría caído al no tener suficiente profundidad.
Escuché el grito de un niño. El hombre gordo y calvo, había aprovechado la confusión y sendas peleas para atacar a los parroquianos, concretamente a un niño. El ser híbrido consiguió llegar una enorme maza que había apoyada en la pared y un instante antes de que el alopécico pusiera sus mugrientas manos sobre aquel pobre chico, le propinó un mazazo en las costillas. El impacto fue terrible, seguramente le habría roto varias costillas y con suerte alguna le habría perforado algún pulmón. Fuera como fuese, el golpe dejó fuera de combate al gordo, dejando solo a cuatro oponentes. En el mismo momento que asestó el mazazo, el oso se transformó en una chica, que cayó agotada al suelo. Había puesto todas sus energías en ese último golpe. Al contemplar quien era en realidad aquel oso enorme del principio me quedé totalmente atónito. ¿Aquella chica paliducha y esmirriada de pelo azul podía convertirse en semejante monstruo?
El hermano más grande con cara de toro, tenía una brecha en la cabeza debido al sillazo inicial que le había pegado, sin embargo parecía tener una gran resistencia ya que parecía que no tuviese el cráneo medio abierto. Las cosas se complicaban por momentos, ahora tenía que enfrentarme a cuatro tipos yo solo y además no podía dejar que se acercasen a mi querida bufona. Uno de los tres dijo algo que no llegué a escuchar bien al respecto de la chica peliazul. Aunque no quería no me quedaban muchas más opciones que terminar con aquello por la vía rápida. Aprovechando mi superioridad sobre el tipo del parche, le di una patada con la bota izquierda, donde tenía una daga oculta y únicamente sobresalía la punta, en las costillas con la intención de perforarme un pulmón. Le clavé la mano derecha al suelo con la daga que acababa de dejar caer y realicé un movimiento vertical con el brazo izquierdo, al tiempo que pronunciaba “Excalibur” en dirección al tipo con cara de toro.
El grito de su jefe, les hizo volverse antes de atacar a la chica paliducha y gracias a ello, Excalibur únicamente cercenó el brazo izquierdo del tipo que cayó inmediatamente al suelo inconsciente por el dolor.
Qué poco aguante.
Golpeé el pecho del tuerto con el puño izquierdo y me levanté. El que tenía cara de sapo sacó una pistola y apuntó a los civiles hacinados contra la pared y el que parecía una paloma cogió a la paliducha y le puso una espada en el cuello. Me exigieron que me rindiese o de lo contrario matarían a la chica y al resto de la gente. No podía permitirles salirse con la suya, sin embargo tampoco podía permitir semejante baño de sangre. Durante unos segundos eternos para mí, pasaron mil ideas por mi mente. Tracé cientos planes para salir de aquel apuro pero todos tenían un riesgo muy elevado. Finalmente me puse de rodillas.
El anfibio, pasó de apuntar a la gente a apuntarme a mí. Sabía que no se habían dado cuenta de Tenacitas, así que la hice saltar por encima de toda la gente y activé el dial de humo al tiempo que rodaba sobre mí mismo. Ensarté al hermano rana con ambas tenazas y lo lancé contra su hermano y la chica peliazul. Me supo muy mal, ya que sería ella quien recibiría el golpe del cuerpo al estar delante, pero al menos conseguiría que el otro tipo la soltase ya que al soltar la columna de humo no veía exactamente donde estaba y podía darle a ella a pesar de mi técnica Danza de Dagas.
El capitán se había desmayado por la pérdida de sangre y las múltiples heridas sufridas, así que me desentendí de él y me centré en el oponente que quedaba. Utilicé el dial de agua salada para dispersar el humo y esta vez sí, lancé una daga que clavé entre ceja y ceja, con la ayuda de mi Tanken Odori, del hermano que quedaba vivo. Si ya de por sí la muchacha estaba débil, el baño con agua salada la dejó más débil todavía al ser una usuario de tipo zoan.
Me abrí paso con Tenacitas hasta la bufona de nuevo y con la ayuda de Agnes, Stich, Husky y Tenacitas la traje dónde estaba la paliducha. Ambas parecían estar en buen estado, dentro de lo que cabía, así que me limité a contemplar la escena. Los tres hermanos habían muerto, el más grande desangrado al amputarle un brazo entero y los otros dos por diversos cortes. El jefe estaba inconsciente clavado al suelo, el gordo gemía y respiraba costosamente, pero permanecía consciente tirado sin poder moverse y el local estaba hecho unos zorros.
Tras recibir el impacto de la silla en la cabeza, y abalanzarme sobre él, tuvimos un tira y afloja, donde yo golpeaba con el puño izquierdo y le cortaba con una daga que empuñaba en la mano derecha en las articulaciones para reducir su movilidad, ya que el tipo era bastante más grande que yo. Gracias a esta estrategia de lucha y a mi gran agilidad, apenas consiguió golpearme una o dos veces, y todas porque me distraía vigilando como iba la situación en el resto de la taberna.
El oso, se había transformado en un ser medio hombre medio bestia, por lo que en seguida comprendí que se trataba de un usuario de akuma tipo zoan. Me había enfrascado demasiado en mi pelea con el tuerto y ahora el oso estaba herido. Tenía una botella clavada en la espalda. A juzgar por la posición de la botella, los cortes no serían demasiado profundos, pero al parecer se había clavado lo suficiente para no caer por el propio peso. De haber sido un único corte, la botella habría caído al no tener suficiente profundidad.
Escuché el grito de un niño. El hombre gordo y calvo, había aprovechado la confusión y sendas peleas para atacar a los parroquianos, concretamente a un niño. El ser híbrido consiguió llegar una enorme maza que había apoyada en la pared y un instante antes de que el alopécico pusiera sus mugrientas manos sobre aquel pobre chico, le propinó un mazazo en las costillas. El impacto fue terrible, seguramente le habría roto varias costillas y con suerte alguna le habría perforado algún pulmón. Fuera como fuese, el golpe dejó fuera de combate al gordo, dejando solo a cuatro oponentes. En el mismo momento que asestó el mazazo, el oso se transformó en una chica, que cayó agotada al suelo. Había puesto todas sus energías en ese último golpe. Al contemplar quien era en realidad aquel oso enorme del principio me quedé totalmente atónito. ¿Aquella chica paliducha y esmirriada de pelo azul podía convertirse en semejante monstruo?
El hermano más grande con cara de toro, tenía una brecha en la cabeza debido al sillazo inicial que le había pegado, sin embargo parecía tener una gran resistencia ya que parecía que no tuviese el cráneo medio abierto. Las cosas se complicaban por momentos, ahora tenía que enfrentarme a cuatro tipos yo solo y además no podía dejar que se acercasen a mi querida bufona. Uno de los tres dijo algo que no llegué a escuchar bien al respecto de la chica peliazul. Aunque no quería no me quedaban muchas más opciones que terminar con aquello por la vía rápida. Aprovechando mi superioridad sobre el tipo del parche, le di una patada con la bota izquierda, donde tenía una daga oculta y únicamente sobresalía la punta, en las costillas con la intención de perforarme un pulmón. Le clavé la mano derecha al suelo con la daga que acababa de dejar caer y realicé un movimiento vertical con el brazo izquierdo, al tiempo que pronunciaba “Excalibur” en dirección al tipo con cara de toro.
El grito de su jefe, les hizo volverse antes de atacar a la chica paliducha y gracias a ello, Excalibur únicamente cercenó el brazo izquierdo del tipo que cayó inmediatamente al suelo inconsciente por el dolor.
Qué poco aguante.
Golpeé el pecho del tuerto con el puño izquierdo y me levanté. El que tenía cara de sapo sacó una pistola y apuntó a los civiles hacinados contra la pared y el que parecía una paloma cogió a la paliducha y le puso una espada en el cuello. Me exigieron que me rindiese o de lo contrario matarían a la chica y al resto de la gente. No podía permitirles salirse con la suya, sin embargo tampoco podía permitir semejante baño de sangre. Durante unos segundos eternos para mí, pasaron mil ideas por mi mente. Tracé cientos planes para salir de aquel apuro pero todos tenían un riesgo muy elevado. Finalmente me puse de rodillas.
El anfibio, pasó de apuntar a la gente a apuntarme a mí. Sabía que no se habían dado cuenta de Tenacitas, así que la hice saltar por encima de toda la gente y activé el dial de humo al tiempo que rodaba sobre mí mismo. Ensarté al hermano rana con ambas tenazas y lo lancé contra su hermano y la chica peliazul. Me supo muy mal, ya que sería ella quien recibiría el golpe del cuerpo al estar delante, pero al menos conseguiría que el otro tipo la soltase ya que al soltar la columna de humo no veía exactamente donde estaba y podía darle a ella a pesar de mi técnica Danza de Dagas.
El capitán se había desmayado por la pérdida de sangre y las múltiples heridas sufridas, así que me desentendí de él y me centré en el oponente que quedaba. Utilicé el dial de agua salada para dispersar el humo y esta vez sí, lancé una daga que clavé entre ceja y ceja, con la ayuda de mi Tanken Odori, del hermano que quedaba vivo. Si ya de por sí la muchacha estaba débil, el baño con agua salada la dejó más débil todavía al ser una usuario de tipo zoan.
Me abrí paso con Tenacitas hasta la bufona de nuevo y con la ayuda de Agnes, Stich, Husky y Tenacitas la traje dónde estaba la paliducha. Ambas parecían estar en buen estado, dentro de lo que cabía, así que me limité a contemplar la escena. Los tres hermanos habían muerto, el más grande desangrado al amputarle un brazo entero y los otros dos por diversos cortes. El jefe estaba inconsciente clavado al suelo, el gordo gemía y respiraba costosamente, pero permanecía consciente tirado sin poder moverse y el local estaba hecho unos zorros.
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No podía hacer mucho mas para ayudar a aquel bufón, aunque por lo que parecía tampoco le hacia mucha falta... en un momento la sala de la taberna se convirtió en un baño de sangre, con toda la confusión, uno de los tipos a los que había derribado anteriormente, el que tenia cara de paloma, me rodeo con su brazo izquierdo y con el derecho sostenía una espada que me la coloco en el cuello, ¿era ese mi final ? ¿ tan pronto ?
Milésimas de segundo después, que para mi parecieron minutos enteros si cabe, su jefe soltó un grito de dolor y desesperación que hizo que incluso mi cuerpo agotado se sobresaltara, lo mismo paso con el maldito rufián que estaba a punto de terminar con mi vida.Aprobeche ese momento de desconcierto para golpear su estomago con mi codo izquierdo, a causa del golpe saco de su boca una mezcla de babas, sangre, y sobretodo, un olor a alcohol que era vomitivo, seguido de eso le mordí la mano de la espada con las fuerzas que me quedaban para conseguir que la soltara y callera al suelo.
Sin darme cuenta la sala se había llenado de humo y segundos después, con mis dientes todavía incrustados en el brazo del palomo, y antes de que me diera tiempo a reaccionar, uno de sus hermanos salió disparado hacia nosotros, golpeándonos y acabando los tres en el suelo.... nuevamente. Suerte que había conseguido que soltara la espada, pues con el golpe fortuito es probable que se me hubiera clavado por accidente, imagine que fue obra del bufón, sin mala fe, pero realmente una parte de mi quería darle una patada en su entrepierna por casi matarme...
Los dos bandidos que tenia encima mía estaban completamente fuera de combate, intente quitármelos de encima, yo estaba contra el suelo, boca abajo y ellos dos encima mía, trate de girar mi cuerpo para librarme de ellos cuando note como sobre mi cabeza y brazos que estabas al descubierto caía agua y seguidamente yo volvía a quedarme sin fuerzas "Agua de mar? como es posible? que mas me puede pasar hoy?" Dije mientras desistía de quitármelos de encima.
Poco después todo se calmo, Hardete había acabado con los cuatro bandidos que quedaron y poco a poco los efectos del agua de mar se me iban pasando. Note como algo o alguien movía los cuerpos de encima mía, gire mi cabeza para ver de quien se trataba y para mi asombro, eran dos de las marionetas de Hardo que venían en mi rescate, no pude evitar sonreír al verlas.
Me encontraba sentada en el suelo, apoyada contra la pared al lado de la Bufona, mi herida cada vez sangraba menos y no parecía tan grave como dio la impresión en un principio, no obstante tenia que tratarla cuanto antes. Pero la peor parte de la velada se la llevo nuestra bufona, que tenia una grave herida en su hombro izquierdo, mis ojos se abrieron como platos al verla, tenia que ser tratada cuanto antes.
Que alguien llame a un medico! - grite, y acto seguido uno de los comensales reacciono de inmediato y salió corriendo en busca de ayuda.
Esta herida tiene muy mala pinta, si tenéis algún botiquín o algo por el estilo puedo vendarla como buenamente pueda, aunque nunca me he visto en una situación así, haré cuanto este en mi mano - Le dije al dueño del local que asomaba tímidamente la cabeza por detrás de la barra.
Ehh... SI! Si! claro, en seguida te traigo cuanto encuentre- Contesto el dueño de la taberna mientras se iba corriendo en busca de algo que nos sirviera de ayuda.
Me relaje por un momento, a la espera de vendar a la chica, mire al frente y vi a Hardo, lleno de sangre
Muchas gracias por todo Jardo, te debo una y gorda... por cierto, mi nombre es Ryn, oye, todas tus actuaciones terminan así? jajaja - Le dije al bufón, ya con una sonrisa y bastante mas calmada.
Milésimas de segundo después, que para mi parecieron minutos enteros si cabe, su jefe soltó un grito de dolor y desesperación que hizo que incluso mi cuerpo agotado se sobresaltara, lo mismo paso con el maldito rufián que estaba a punto de terminar con mi vida.Aprobeche ese momento de desconcierto para golpear su estomago con mi codo izquierdo, a causa del golpe saco de su boca una mezcla de babas, sangre, y sobretodo, un olor a alcohol que era vomitivo, seguido de eso le mordí la mano de la espada con las fuerzas que me quedaban para conseguir que la soltara y callera al suelo.
Sin darme cuenta la sala se había llenado de humo y segundos después, con mis dientes todavía incrustados en el brazo del palomo, y antes de que me diera tiempo a reaccionar, uno de sus hermanos salió disparado hacia nosotros, golpeándonos y acabando los tres en el suelo.... nuevamente. Suerte que había conseguido que soltara la espada, pues con el golpe fortuito es probable que se me hubiera clavado por accidente, imagine que fue obra del bufón, sin mala fe, pero realmente una parte de mi quería darle una patada en su entrepierna por casi matarme...
Los dos bandidos que tenia encima mía estaban completamente fuera de combate, intente quitármelos de encima, yo estaba contra el suelo, boca abajo y ellos dos encima mía, trate de girar mi cuerpo para librarme de ellos cuando note como sobre mi cabeza y brazos que estabas al descubierto caía agua y seguidamente yo volvía a quedarme sin fuerzas "Agua de mar? como es posible? que mas me puede pasar hoy?" Dije mientras desistía de quitármelos de encima.
Poco después todo se calmo, Hardete había acabado con los cuatro bandidos que quedaron y poco a poco los efectos del agua de mar se me iban pasando. Note como algo o alguien movía los cuerpos de encima mía, gire mi cabeza para ver de quien se trataba y para mi asombro, eran dos de las marionetas de Hardo que venían en mi rescate, no pude evitar sonreír al verlas.
Me encontraba sentada en el suelo, apoyada contra la pared al lado de la Bufona, mi herida cada vez sangraba menos y no parecía tan grave como dio la impresión en un principio, no obstante tenia que tratarla cuanto antes. Pero la peor parte de la velada se la llevo nuestra bufona, que tenia una grave herida en su hombro izquierdo, mis ojos se abrieron como platos al verla, tenia que ser tratada cuanto antes.
Que alguien llame a un medico! - grite, y acto seguido uno de los comensales reacciono de inmediato y salió corriendo en busca de ayuda.
Esta herida tiene muy mala pinta, si tenéis algún botiquín o algo por el estilo puedo vendarla como buenamente pueda, aunque nunca me he visto en una situación así, haré cuanto este en mi mano - Le dije al dueño del local que asomaba tímidamente la cabeza por detrás de la barra.
Ehh... SI! Si! claro, en seguida te traigo cuanto encuentre- Contesto el dueño de la taberna mientras se iba corriendo en busca de algo que nos sirviera de ayuda.
Me relaje por un momento, a la espera de vendar a la chica, mire al frente y vi a Hardo, lleno de sangre
Muchas gracias por todo Jardo, te debo una y gorda... por cierto, mi nombre es Ryn, oye, todas tus actuaciones terminan así? jajaja - Le dije al bufón, ya con una sonrisa y bastante mas calmada.
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Nada más terminar la pelea, la muchacha osa, pidió a gritos un médico. Inmediatamente uno de los presentes salió corriendo gritando socorro a pleno pulmón. Nada más salir el hombre, se puso a inspeccionar la herida de la bufona y pidió un botiquín. ¿Era médico y estaba pidiendo un médico? En cuanto el dueño del local se fue a buscar todo lo que podría ser útil para unos primeros auxilios se dirigió a mí. Me dijo que se llamaba Ryn, que estaba en deuda conmigo y que si todas mis actuaciones terminaban así. Mi compañera de profesión parecía estar algo mejor, una vez había pasado el susto inicial y había comprendido que la herida no era mortal.
-Solo si hay alguna chica bonita a la que pretendo impresionar. – Le contesté sonriendo a la arlequín. - Tengo un convenio con la marina, que los llamo y liberan a prisioneros para que yo los reduzca y la chica se fije en mí, pero esta vez se han excedido. – Le guiñé un ojo y la chica comenzó a sonreír levemente por mi tono cómico. Al reírse sintió una punzada de dolor debido a su herida y la sonrisa se le borró de la cara. – Perdóname, por ser tan payaso.
Ante mi comentario comenzó a reírse de nuevo, obviando esta vez las punzadas de dolor que sentía.
-Por cierto, se pronuncia “ardo”, la hache es muda. Por cierto, muchas gracias por ayudarme con esa escoria. No pareces tan fuerte a simple vista. - Me giré hacia la otra chica. – Eres la bibliotecaria, ¿verdad? Te he reconocido desde que te he visto entrar. Oye, Ryn, no sé si serás médico o no, pero por tu forma de inspeccionar la herida y pedir el botiquín diría que sí. ¿Me ayudas a partir la flecha? Esto te va a doler, más vale que muerdas aquí.
Hice que Tenacitas cogiese una botella de ron y le di para que bebiese un par de tragos a la bibliotecaria y le di el brazo de Tenacitas envuelto con un trozo de tela para que no se hiciese daño en la boca.
-Solo si hay alguna chica bonita a la que pretendo impresionar. – Le contesté sonriendo a la arlequín. - Tengo un convenio con la marina, que los llamo y liberan a prisioneros para que yo los reduzca y la chica se fije en mí, pero esta vez se han excedido. – Le guiñé un ojo y la chica comenzó a sonreír levemente por mi tono cómico. Al reírse sintió una punzada de dolor debido a su herida y la sonrisa se le borró de la cara. – Perdóname, por ser tan payaso.
Ante mi comentario comenzó a reírse de nuevo, obviando esta vez las punzadas de dolor que sentía.
-Por cierto, se pronuncia “ardo”, la hache es muda. Por cierto, muchas gracias por ayudarme con esa escoria. No pareces tan fuerte a simple vista. - Me giré hacia la otra chica. – Eres la bibliotecaria, ¿verdad? Te he reconocido desde que te he visto entrar. Oye, Ryn, no sé si serás médico o no, pero por tu forma de inspeccionar la herida y pedir el botiquín diría que sí. ¿Me ayudas a partir la flecha? Esto te va a doler, más vale que muerdas aquí.
Hice que Tenacitas cogiese una botella de ron y le di para que bebiese un par de tragos a la bibliotecaria y le di el brazo de Tenacitas envuelto con un trozo de tela para que no se hiciese daño en la boca.
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Tras unos momentos de calma, y tras terminar lo que parecía ser un ritual de cortejo entre el bufón y la bibliotecaria, el bufón me pidió ayuda para retirar la flecha de la bufona, la marioneta que parecía llamarse "Tenacitas" le dio una botella de ron a la chica y esta mordió fuertemente un trozo de tela.
He estado varios años tratando a los niños de donde vengo, pero cosas cotidianas, gripe, constipados, cosas así. Nunca me he visto en situaciones de este estilo, he estudiado y leído al respecto pero no lo he llevado a la practica. PERO VAMOS A ELLO!!! - Dije con un tono de euforia, con una sonrisa en la cara y los ojos abiertos como platos. A pesar de lamentarlo por la chica, una parte de mi se alegraba, pues podía poner a prueba mis conocimientos y aprender cosas nuevas y coger experiencia en este tipo de heridas, que no se porque, imaginaba que próximamente iba a ver muchos de este estilo.
La bibliotecaria cambio su cara drásticamente, ya no tenia cara de dolor, su cara paso a ser de autentico pánico, escupió la tela que tenia en la boca y me dijo rápidamente.
Espera espera espera!!!! realmente sabes lo que haces?? no quiero ofenderte pero... tu cara me da miedo y pareces realmente estar disfrutando con esto...- Me dijo la chica con voz entrecortada
Que si mujer! que esto no es nada! no te preocupes! Jardo, sujétala fuerte, esto será solo un momentito- Le dije mientras cortaba la parte posterior de la flecha y le metía de nuevo la tela en la boca.- PREPADOS!!! LISTOS!!! YA!!!
LA chica grito como si no hubiese mañana y se le saltaban las lagrimas de los ojos, en ese momento su padre apareció corriendo, rápido como el viento.
Aquí traigo el botiquín!! Malditos seáis, porque no habéis esperado a que os trajera el botiquín para sacarle la flecha... - Dijo el hombre con cara de sorpresa.
Ups... Pues tienes razón..-jejeje- Conteste con voz jocosa y cara inocente.El botiquín era no muy grande con forma de mochila, asas para llevarlo a la espalda y un compartimento central y dos mas pequeños a los laterales, a los laterales llevaba dos botellas pequeñas llenas de alcohol y en el central hila y aguja para coser heridas, vendas, tres calmantes para inyectarlos por vía intravenosa y un paquete de tiritas adhesivas, para pequeñas heridas.
Derrame un chorro de alcohol tanto en el orificio de salida como en el de entrada para que no se infectara la herida, la muchacha volvió a gritar como una condenada, pero sin soltar el trapo de tela de la boca. Tranquila, lo peor ya ha pasado, Jardo, presiona la herida fuertemente mientras preparo el hilo y aguja para coserla.
Termine de coserla y le puse un vendaje, sujetándole el brazo con un trozo de venda a través del cuello para que no lo forzara, como si fuera un cabestrillo. con un gesto de descanso me tire hacia atrás y me tumbe boca arriba en el suelo y de repente me di cuenta, mi herida seguía ahí, con la emoción del momento lo había olvidado por completo, pero cuando entro en contacto con el suelo, pegue un bote que me levante de un salto.
Ostras! como duele, Jardo no puedo llegar a curármela yo misma, podrías echarme una mano ?- Le pregunte al bufón, dándole el botiquín, dando por hecho de que lo haría.
Finalmente apareció el doctor del pueblo, un poco tarde ya que las heridas estaban todas tratadas, en un principio me pudo el pánico y pensé que no estaría a la altura, pero la verdad que me defendí bastante bien, o eso creo, de todas formas no venia nada mal que nos echara un vistazo alguien con experiencia.
He estado varios años tratando a los niños de donde vengo, pero cosas cotidianas, gripe, constipados, cosas así. Nunca me he visto en situaciones de este estilo, he estudiado y leído al respecto pero no lo he llevado a la practica. PERO VAMOS A ELLO!!! - Dije con un tono de euforia, con una sonrisa en la cara y los ojos abiertos como platos. A pesar de lamentarlo por la chica, una parte de mi se alegraba, pues podía poner a prueba mis conocimientos y aprender cosas nuevas y coger experiencia en este tipo de heridas, que no se porque, imaginaba que próximamente iba a ver muchos de este estilo.
La bibliotecaria cambio su cara drásticamente, ya no tenia cara de dolor, su cara paso a ser de autentico pánico, escupió la tela que tenia en la boca y me dijo rápidamente.
Espera espera espera!!!! realmente sabes lo que haces?? no quiero ofenderte pero... tu cara me da miedo y pareces realmente estar disfrutando con esto...- Me dijo la chica con voz entrecortada
Que si mujer! que esto no es nada! no te preocupes! Jardo, sujétala fuerte, esto será solo un momentito- Le dije mientras cortaba la parte posterior de la flecha y le metía de nuevo la tela en la boca.- PREPADOS!!! LISTOS!!! YA!!!
LA chica grito como si no hubiese mañana y se le saltaban las lagrimas de los ojos, en ese momento su padre apareció corriendo, rápido como el viento.
Aquí traigo el botiquín!! Malditos seáis, porque no habéis esperado a que os trajera el botiquín para sacarle la flecha... - Dijo el hombre con cara de sorpresa.
Ups... Pues tienes razón..-jejeje- Conteste con voz jocosa y cara inocente.El botiquín era no muy grande con forma de mochila, asas para llevarlo a la espalda y un compartimento central y dos mas pequeños a los laterales, a los laterales llevaba dos botellas pequeñas llenas de alcohol y en el central hila y aguja para coser heridas, vendas, tres calmantes para inyectarlos por vía intravenosa y un paquete de tiritas adhesivas, para pequeñas heridas.
Derrame un chorro de alcohol tanto en el orificio de salida como en el de entrada para que no se infectara la herida, la muchacha volvió a gritar como una condenada, pero sin soltar el trapo de tela de la boca. Tranquila, lo peor ya ha pasado, Jardo, presiona la herida fuertemente mientras preparo el hilo y aguja para coserla.
Termine de coserla y le puse un vendaje, sujetándole el brazo con un trozo de venda a través del cuello para que no lo forzara, como si fuera un cabestrillo. con un gesto de descanso me tire hacia atrás y me tumbe boca arriba en el suelo y de repente me di cuenta, mi herida seguía ahí, con la emoción del momento lo había olvidado por completo, pero cuando entro en contacto con el suelo, pegue un bote que me levante de un salto.
Ostras! como duele, Jardo no puedo llegar a curármela yo misma, podrías echarme una mano ?- Le pregunte al bufón, dándole el botiquín, dando por hecho de que lo haría.
Finalmente apareció el doctor del pueblo, un poco tarde ya que las heridas estaban todas tratadas, en un principio me pudo el pánico y pensé que no estaría a la altura, pero la verdad que me defendí bastante bien, o eso creo, de todas formas no venia nada mal que nos echara un vistazo alguien con experiencia.
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Ryn me puso al día de sus andanzas y experiencia como médico. Parecía estar disfrutando viendo a la jovencita con el hombro atravesado de parte a parte por la flecha y así se lo dijo la herida, añadiendo además que le daba miedo. La verdad ese aspecto tan esmirriado con el color paliducho de piel o el pelo azul intenso le daban un aspecto tétrico. Antes de que pudiera darse cuenta nadie, Ryn ya estaba con las manos en los extremos de la flecha intentando partirla para poder sacarla.
Espero que sepa lo que está haciendo…
Propuse partir únicamente la cabeza de la flecha y sacar la vara después. Para evitar un sufrimiento mayor a la joven bufona hice que Tenacitas cortase la cabeza, con la supervisión de Ryn. Sin embargo en el momento del corte, el astil se movió provocando que la herida gritase. Inmediatamente, para aprovechar la pequeña insensibilización producida por un dolor tan agudo comenzamos a deslizar la vara para sacarla. Los gritos de la muchacha eran desgarradores. A pesar de que estaban medio silenciados por la tela, se podía oír perfectamente el llanto.
El posadero, que resultaba ser el padre de la bibliotecaria, y bufona, salió rápidamente con todo el botiquín al escuchar gritar a su hija. Con mucho acierto nos increpó por comenzar la intervención sin el botiquín a mano, aunque a fin de cuentas todavía no hacía falta nada de lo que había ahí. Primero teníamos que sacar el proyectil del cuerpo de su hija. Nada más salir por completo la flecha, Ryn se hizo cargo de la situación. Limpió con alcohol la herida para evitar que se infectase, lo que provocó nuevos gritos de dolor, y procedió a coser y vendar. Durante la intervención, se había olvidado por completo de su herida. Estaba tan absorta en su tarea que era como si el resto de terminaciones nerviosas de su cuerpo se hubieses quedado en letargo con el fin de no desconcentrarla, no obstante en el momento que terminó y se apoyó con la espalda en el suelo, la cruda realidad volvió. Como si tuviera muelles en la espalda, dio un pequeño respingo y se incorporó nuevamente por el dolor que había provocado su propio peso sobre la herida de su espalda. Me pidió que me hiciese cargo de sus heridas, ya que ella no podía curarse a sí misma.
No sabía muy bien si curarla allí mismo o tendría algún tipo de reparos en quedarse desnuda de cintura para arriba, pero era necesario para poder limpiarle las heridas y curarla correctamente, así que le pregunté. Mis conocimientos en medicina no eran los de un cirujano, pero sí sabía algunas cosas básicas y entre ellas que una correcta limpieza de las heridas evita muchísimos problemas posteriormente. Una vez estuvimos a punto, le ayudé a quitarse la camiseta y observé los cortes. Tal y como había pensado en un principio no eran demasiado profundos, pero aun así Enel sabría dónde habría estado esa botella y podía infectarse y dar lugar a complicaciones. Limpié la sangre con algodón y cuando pude ver mejor donde estaban los cortes exactamente procedí a desinfectarlos con alcohol y algodón. Bien limpiadas las heridas, coloqué unas gasas estériles encima de los cortes y con la ayuda de mis marionetas, ya que tenía más de dos cortes, hicimos un poco de presión para cortar la hemorragia. Limpié nuevamente las heridas y coloqué gasas limpias y las fijé con esparadrapo. Tendría que cambiárselas de vez en cuando, pero esas iban a ser todas las complicaciones que darían las heridas. A parte de lo que pudiera dolerle durante unos cuantos días, claro. Cuando todo estuvo en orden, apareció el doctor del pueblo.
A buenas horas…
Le contamos todo lo ocurrido y procedió a inspeccionar él mismo las heridas. Parecía dar el visto bueno al trabajo hecho con la muchacha, quien tenía a su padre a su lado sin separarse de ella ni un momento. Cuando estuvo satisfecho, siguió con las heridas de Ryn. Por último paso a inspeccionar a los asaltantes heridos. A los que todavía seguían con vida, por supuesto.
En cuanto hubo terminado de mirar a Ryn, yo me desentendí de los heridos, por mí podrían morirse ahí mismo. Le sonreí a Ryn y le hice una señal para que viniese conmigo. Me dirigí hacia donde estaba la bibliotecaria y el posadero.
-Disculpe, igual no es el mejor momento pero… ¿le importaría si sirvo un par de cervezas para Ryn y para mí? Con todo esto me apetece un trago para olvidar. No hace falta que se mueva usted de aquí, puedo servirlas yo mismo.
-No. Faltaría más. Dame un segundo y en seguida te las traigo. – Mientras esperaba detrás de ellos, le dijo algo más a su hija que no llegué a escuchar.
En cuanto el posadero se fue, recogí un pequeño cojín que había tirado por el suelo y lo coloqué a la izquierda de donde me iba a sentar. Me senté al lado de la bufona y le hice un gesto a Ryn, señalándole el cojín, para que se sentase.
-Así te dolerá menos. – Le dije. – Bueno, y ahora… ¿vas a decirme cómo te llamas? - Le pregunté a la hija del posadero. Y sonreí esperando mi ansiada cerveza y como no, la tan deseada respuesta.
Espero que sepa lo que está haciendo…
Propuse partir únicamente la cabeza de la flecha y sacar la vara después. Para evitar un sufrimiento mayor a la joven bufona hice que Tenacitas cortase la cabeza, con la supervisión de Ryn. Sin embargo en el momento del corte, el astil se movió provocando que la herida gritase. Inmediatamente, para aprovechar la pequeña insensibilización producida por un dolor tan agudo comenzamos a deslizar la vara para sacarla. Los gritos de la muchacha eran desgarradores. A pesar de que estaban medio silenciados por la tela, se podía oír perfectamente el llanto.
El posadero, que resultaba ser el padre de la bibliotecaria, y bufona, salió rápidamente con todo el botiquín al escuchar gritar a su hija. Con mucho acierto nos increpó por comenzar la intervención sin el botiquín a mano, aunque a fin de cuentas todavía no hacía falta nada de lo que había ahí. Primero teníamos que sacar el proyectil del cuerpo de su hija. Nada más salir por completo la flecha, Ryn se hizo cargo de la situación. Limpió con alcohol la herida para evitar que se infectase, lo que provocó nuevos gritos de dolor, y procedió a coser y vendar. Durante la intervención, se había olvidado por completo de su herida. Estaba tan absorta en su tarea que era como si el resto de terminaciones nerviosas de su cuerpo se hubieses quedado en letargo con el fin de no desconcentrarla, no obstante en el momento que terminó y se apoyó con la espalda en el suelo, la cruda realidad volvió. Como si tuviera muelles en la espalda, dio un pequeño respingo y se incorporó nuevamente por el dolor que había provocado su propio peso sobre la herida de su espalda. Me pidió que me hiciese cargo de sus heridas, ya que ella no podía curarse a sí misma.
No sabía muy bien si curarla allí mismo o tendría algún tipo de reparos en quedarse desnuda de cintura para arriba, pero era necesario para poder limpiarle las heridas y curarla correctamente, así que le pregunté. Mis conocimientos en medicina no eran los de un cirujano, pero sí sabía algunas cosas básicas y entre ellas que una correcta limpieza de las heridas evita muchísimos problemas posteriormente. Una vez estuvimos a punto, le ayudé a quitarse la camiseta y observé los cortes. Tal y como había pensado en un principio no eran demasiado profundos, pero aun así Enel sabría dónde habría estado esa botella y podía infectarse y dar lugar a complicaciones. Limpié la sangre con algodón y cuando pude ver mejor donde estaban los cortes exactamente procedí a desinfectarlos con alcohol y algodón. Bien limpiadas las heridas, coloqué unas gasas estériles encima de los cortes y con la ayuda de mis marionetas, ya que tenía más de dos cortes, hicimos un poco de presión para cortar la hemorragia. Limpié nuevamente las heridas y coloqué gasas limpias y las fijé con esparadrapo. Tendría que cambiárselas de vez en cuando, pero esas iban a ser todas las complicaciones que darían las heridas. A parte de lo que pudiera dolerle durante unos cuantos días, claro. Cuando todo estuvo en orden, apareció el doctor del pueblo.
A buenas horas…
Le contamos todo lo ocurrido y procedió a inspeccionar él mismo las heridas. Parecía dar el visto bueno al trabajo hecho con la muchacha, quien tenía a su padre a su lado sin separarse de ella ni un momento. Cuando estuvo satisfecho, siguió con las heridas de Ryn. Por último paso a inspeccionar a los asaltantes heridos. A los que todavía seguían con vida, por supuesto.
En cuanto hubo terminado de mirar a Ryn, yo me desentendí de los heridos, por mí podrían morirse ahí mismo. Le sonreí a Ryn y le hice una señal para que viniese conmigo. Me dirigí hacia donde estaba la bibliotecaria y el posadero.
-Disculpe, igual no es el mejor momento pero… ¿le importaría si sirvo un par de cervezas para Ryn y para mí? Con todo esto me apetece un trago para olvidar. No hace falta que se mueva usted de aquí, puedo servirlas yo mismo.
-No. Faltaría más. Dame un segundo y en seguida te las traigo. – Mientras esperaba detrás de ellos, le dijo algo más a su hija que no llegué a escuchar.
En cuanto el posadero se fue, recogí un pequeño cojín que había tirado por el suelo y lo coloqué a la izquierda de donde me iba a sentar. Me senté al lado de la bufona y le hice un gesto a Ryn, señalándole el cojín, para que se sentase.
-Así te dolerá menos. – Le dije. – Bueno, y ahora… ¿vas a decirme cómo te llamas? - Le pregunté a la hija del posadero. Y sonreí esperando mi ansiada cerveza y como no, la tan deseada respuesta.
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El medico del pueblo dio el visto bueno a nuestro trabajo y se fue a ver el estado de los bandidos, yo me desentendí ya del asunto pues ese tipo de gente no se merecía ni una pizca de atención por mi parte. Vi como Hardo le pidió un par de cervezas al padre de la chica y me invito a acompañarle junto a la barra, ofreciéndome un cojín para sentarme mas cómodamente.
Me senté a la izquierda del bufón y la chica se sentó a su derecha, acercó su asiento al de Hardo, sentándose a pocos centímetros de este, el cual le pregunto por su nombre, era curioso como después de todo lo que había pasado ni siquiera supiese su nombre a pesar de la complicidad que parecía haber entre ambos, aunque la verdad que tampoco habíamos tenido oportunidad para hablar siquiera un minuto. A su vez el padre de la bufona nos sirvió las cervezas bien frías en unas jarras de madera de aproximadamente medio litro.
Claro que si! que desconsiderada por mi parte no haberme presentado- Dijo la bufona sonriendo alegremente- Mi nombre es...
Ahhhh!!!! que bien entra!! -grite interrumpiendo a la chica, me había bebido el medio litro de cerveza de una sentada, realmente lo necesitaba.
Jajajaja - Se reía la Chica - Ryn, no deberías haber esperado un segundo? estaría bien un brindis no crees?
Ouch! tienes razón... no pasa nada! otra cerveza por aquí para brindar como dios manda! Le dije al tabernero sonriendo y sacando la lengua de forma jocosa.
Tardo apenas unos segundo en servirme mi segunda cerveza y sin decir nada, gritamos los 3 a la vez...
¡¡¡ POR NOSOTROS !!! KAMPAI!!! . Mientras chocábamos nuestras jarras en alto, derramando parte de la cerveza que había dentro. La noche parecía que empezaba a mejorar
Me senté a la izquierda del bufón y la chica se sentó a su derecha, acercó su asiento al de Hardo, sentándose a pocos centímetros de este, el cual le pregunto por su nombre, era curioso como después de todo lo que había pasado ni siquiera supiese su nombre a pesar de la complicidad que parecía haber entre ambos, aunque la verdad que tampoco habíamos tenido oportunidad para hablar siquiera un minuto. A su vez el padre de la bufona nos sirvió las cervezas bien frías en unas jarras de madera de aproximadamente medio litro.
Claro que si! que desconsiderada por mi parte no haberme presentado- Dijo la bufona sonriendo alegremente- Mi nombre es...
Ahhhh!!!! que bien entra!! -grite interrumpiendo a la chica, me había bebido el medio litro de cerveza de una sentada, realmente lo necesitaba.
Jajajaja - Se reía la Chica - Ryn, no deberías haber esperado un segundo? estaría bien un brindis no crees?
Ouch! tienes razón... no pasa nada! otra cerveza por aquí para brindar como dios manda! Le dije al tabernero sonriendo y sacando la lengua de forma jocosa.
Tardo apenas unos segundo en servirme mi segunda cerveza y sin decir nada, gritamos los 3 a la vez...
¡¡¡ POR NOSOTROS !!! KAMPAI!!! . Mientras chocábamos nuestras jarras en alto, derramando parte de la cerveza que había dentro. La noche parecía que empezaba a mejorar
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Las jarras eran especialmente grandes. A pesar de haber pasado por muchas tabernas, nunca había visto jarras de ese tamaño. En momento en que la bufona decía su nombre, Ryn soltó un grito que ahogó casi por completo las palabras de la chica. Por suerte pude oír su nombre, Audry. Ryn se había bebido toda la jarra de un único trago, ¿cómo era posible que aquella muchacha esmirriada y flacucha se hubiese metido varios litros de cerveza entre pecho y espalda de un solo trago y a esa velocidad? Asombrado miré a la muchacha que se limpiaba un poco de espuma que le había quedado sobre el labio superior.
Mientras yo daba un trago a la cerveza, Audry le dijo que deberíamos haber hecho un brindis antes de beber, por todo lo ocurrido esa noche. Tras esto, la médico peliazul pidió una segunda jarra para poder brindar. Yo contemplaba la escena en un segundo plano, sumido en mis pensamientos. Audry. Me parecía un no muy apropiado para ella. No podía imaginar a una chica que no fuese tan bonita con ese nombre. El nombre me resultaba extremadamente sexy, al igual que la ella.
El padre de Audry no tardó en volver de nuevo con dos jarras, una para Ryn y otra para él mismo. Sonreí a la bufona, cogí la jarra y brindamos. La cerveza saltó de la jarra y calló sobre la baja mojándonos las manos y salpicando al suelo. Dimos un largo trago y entablamos una agradable conversación. La gente ya se estaba dispersando, después del reconocimiento del médico, se llevó a los heridos vivos y, junto con la marina, a los muertos.
Los soldados nos informaron que esa gente llevaba unos días creando problemas por la zona, pero no habían podido localizarlos ya que llegaban al sitio, cogían lo que querían y se marchaban antes de que pudieran llegar a detenerlos. A pesar de que no tenían recompensa por su cabeza, la marina se ofreció a costear, sino completa parcialmente, la reparación del local
Empalmamos una cerveza tras otra hasta altas horas de la noche. Finalmente nos despedimos y nos fuimos a nuestras respectivas habitaciones. Antes de despedirnos, quedé con Audry para desayunar al día siguiente y acompañarla a abrir la biblioteca, y así aprovechar el máximo de tiempo posible con ella, con la excusa de aprovechar el tiempo leyendo.
De camino a la habitación, le pregunté a Ryn que tal llevaba las heridas. Le comenté lo mucho que había sorprendido su fuerza para el tamaño que tenía y como no, la velocidad a la cual se había bebido la cerveza.
-En fin, nunca se debe juzgar un libro por su cubierta, ¿no?
Mientras yo daba un trago a la cerveza, Audry le dijo que deberíamos haber hecho un brindis antes de beber, por todo lo ocurrido esa noche. Tras esto, la médico peliazul pidió una segunda jarra para poder brindar. Yo contemplaba la escena en un segundo plano, sumido en mis pensamientos. Audry. Me parecía un no muy apropiado para ella. No podía imaginar a una chica que no fuese tan bonita con ese nombre. El nombre me resultaba extremadamente sexy, al igual que la ella.
El padre de Audry no tardó en volver de nuevo con dos jarras, una para Ryn y otra para él mismo. Sonreí a la bufona, cogí la jarra y brindamos. La cerveza saltó de la jarra y calló sobre la baja mojándonos las manos y salpicando al suelo. Dimos un largo trago y entablamos una agradable conversación. La gente ya se estaba dispersando, después del reconocimiento del médico, se llevó a los heridos vivos y, junto con la marina, a los muertos.
Los soldados nos informaron que esa gente llevaba unos días creando problemas por la zona, pero no habían podido localizarlos ya que llegaban al sitio, cogían lo que querían y se marchaban antes de que pudieran llegar a detenerlos. A pesar de que no tenían recompensa por su cabeza, la marina se ofreció a costear, sino completa parcialmente, la reparación del local
Empalmamos una cerveza tras otra hasta altas horas de la noche. Finalmente nos despedimos y nos fuimos a nuestras respectivas habitaciones. Antes de despedirnos, quedé con Audry para desayunar al día siguiente y acompañarla a abrir la biblioteca, y así aprovechar el máximo de tiempo posible con ella, con la excusa de aprovechar el tiempo leyendo.
De camino a la habitación, le pregunté a Ryn que tal llevaba las heridas. Le comenté lo mucho que había sorprendido su fuerza para el tamaño que tenía y como no, la velocidad a la cual se había bebido la cerveza.
-En fin, nunca se debe juzgar un libro por su cubierta, ¿no?
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La noche a partir de ese momento fue toda rodada, bebimos una cerveza tras otra, nos contamos historietas y nos reímos a carcajadas. El primero en retirarse fue Hardo, que prosiguiendo con su danza del cortejo, escuche como quedaba con Audry por la mañana temprano, me comento antes de irse, que le sorprendió mi fuerza y mi estomago.
Si bueno, lo de mi fuerza es una larga historia... puede que algún día si volvemos a coincidir te la cuente y con lo de mi estomago, bueno, soy un animal salvaje, todo un oso al fin y al cabo no? jejeje. Buenas noches Jardo, que descanses - Me despedí del bufón propinándole una palmadita amistosa en la espalda, pero con mas fuerza de la que me imaginaba.
Me gire y me dirigí a Audry y a su padre que estaban recogiendo los destrozos del bar y me ofrecí a ayudarles cuanto pudiera, ya que no tenia nada mejor que hacer realmente, al principio se negaron pero accedieron finalmente. En poco mas de una hora lo dejamos todo mas o menos recogido y me fui a despedir de los dueños del local.
Bueno, yo me marcho que ya va siendo hora, ha sido una noche que difícilmente olvidare, tanto por lo bueno como lo malo, por cierto, aquí tenéis vuestro botiquín, ¿me podrías decir de donde podria conseguir uno ? salí de viaje sin el mío y ahora tengo que buscar donde agenciarme uno... soy un desastre jejeje.
De veras lo necesitas? - Me pregunto el dueño del local- Después de todo lo que has hecho por nosotros, lo menos que podemos hacer es regalártelo, llévatelo por favor. Acepte el presente con gusto y me fui a mi habitación exhausta.
A la mañana siguiente desperté bastante temprano, apenas había amanecido... en realidad había dormido muy pocas horas para la noche tan movida que tuvimos pero últimamente me costaba bastante conciliar el sueño, no se porque tenia unas pesadillas horribles, Cansada de dar vueltas en la cama me levante y me fui a pasear por el pueblo a la vez que amanecía, estaba en frente de un jardín precioso cuando vi unas rosas rojas que llamaron especialmente mi atención, no pensé que a nadie le importase, asique cogí una de esas rosas, y me volví a la posada dando un paseo, mientras olía mi preciosa flor.
Subí las escaleras de la posada y me llamo la atención algo, la puerta de una de las habitaciones estaba entreabierta, no me había fijado cuando salí, por el mero hecho de husmear la abrí lentamente para ver que o quien había dentro, para mi sorpresa era la habitación de Hardo! no tenia ni idea de que compartíamos posada, fue una grata sorpresa. Instantáneamente vino a mi mente una idea un tanto traviesa, sigilosamente entre en su habitación, estaba completamente dormido, yo adopte mi forma hibrida, puse mi cara peluda a unos pocos centímetros de la suya y rugí con todas mis fuerzas
Aaaaarggggghhhh!!!!!!!!!!!!!.
Si bueno, lo de mi fuerza es una larga historia... puede que algún día si volvemos a coincidir te la cuente y con lo de mi estomago, bueno, soy un animal salvaje, todo un oso al fin y al cabo no? jejeje. Buenas noches Jardo, que descanses - Me despedí del bufón propinándole una palmadita amistosa en la espalda, pero con mas fuerza de la que me imaginaba.
Me gire y me dirigí a Audry y a su padre que estaban recogiendo los destrozos del bar y me ofrecí a ayudarles cuanto pudiera, ya que no tenia nada mejor que hacer realmente, al principio se negaron pero accedieron finalmente. En poco mas de una hora lo dejamos todo mas o menos recogido y me fui a despedir de los dueños del local.
Bueno, yo me marcho que ya va siendo hora, ha sido una noche que difícilmente olvidare, tanto por lo bueno como lo malo, por cierto, aquí tenéis vuestro botiquín, ¿me podrías decir de donde podria conseguir uno ? salí de viaje sin el mío y ahora tengo que buscar donde agenciarme uno... soy un desastre jejeje.
De veras lo necesitas? - Me pregunto el dueño del local- Después de todo lo que has hecho por nosotros, lo menos que podemos hacer es regalártelo, llévatelo por favor. Acepte el presente con gusto y me fui a mi habitación exhausta.
A la mañana siguiente desperté bastante temprano, apenas había amanecido... en realidad había dormido muy pocas horas para la noche tan movida que tuvimos pero últimamente me costaba bastante conciliar el sueño, no se porque tenia unas pesadillas horribles, Cansada de dar vueltas en la cama me levante y me fui a pasear por el pueblo a la vez que amanecía, estaba en frente de un jardín precioso cuando vi unas rosas rojas que llamaron especialmente mi atención, no pensé que a nadie le importase, asique cogí una de esas rosas, y me volví a la posada dando un paseo, mientras olía mi preciosa flor.
Subí las escaleras de la posada y me llamo la atención algo, la puerta de una de las habitaciones estaba entreabierta, no me había fijado cuando salí, por el mero hecho de husmear la abrí lentamente para ver que o quien había dentro, para mi sorpresa era la habitación de Hardo! no tenia ni idea de que compartíamos posada, fue una grata sorpresa. Instantáneamente vino a mi mente una idea un tanto traviesa, sigilosamente entre en su habitación, estaba completamente dormido, yo adopte mi forma hibrida, puse mi cara peluda a unos pocos centímetros de la suya y rugí con todas mis fuerzas
Aaaaarggggghhhh!!!!!!!!!!!!!.
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Subí a mi habitación, dejando al resto abajo. Coloqué a mis marionetas en un rincón bien puestas, me desmaquillé y me fui a dormir. A mitad de noche, mientras dormía plácidamente un rugido me despertó. Del susto me levanté rápidamente, más bien boté de la cama, y me golpeé contra algo duro. Una silueta medio deforme estaba a escasos centímetros de mí. Tenacitas se lanzó al ataque al tiempo que yo me separaba todo lo posible de ese monstruo. Momentos antes de que la marioneta de pelea hiciese su ataque, comprendí que ese ser híbrido era Ryn. No la ensarté por la espalda de milagro, ya que en el último momento reconocí su silueta de pura casualidad. Al principio me mostré enfadado por el susto, por poco no me había dado un paro cardíaco. Tenacitas volvió a su sitio y se quedó inerte. A medida que fueron pasando los segundos y yo iba recuperando mis niveles de adrenalina normales en el cuerpo, comprendí la situación. Yo durmiendo plácidamente, ella que podía convertirse en medio oso...
Seguramente yo hubiese hecho lo mismo.
Estallé en una carcajada y me disculpé si me había mostrado demasiado brusco por el enfado. Esperaba que el rugido no hubiese despertado a mucha más gente, aunque lo dudaba. Se iba a liar una buena, entre los acontecimientos de por la noche y ahora esto más de uno no iba a pegar ojo en toda la noche, posiblemente en varias. Finalmente, cuando todo volvió a la normalidad, me acosté de nuevo esperando que nada más ocurriese esa noche o pasaría a estar entre las noches más ajetreadas de mi vida.
A la mañana siguiente me desperté antes de que amaneciese. Dado que iba a pasar todo el día en la biblioteca, decidí ir sin todo el maquillaje y ponerme ropa normal. Mi camiseta de algodón y manga corta blanca, un tanto desgastada pero no lo suficiente como para que pareciese vieja, un pantalón de tela marrón ceñido a la cintura y de camal más o menos ancho y unas botas de montaña, viejas pero muy cómodas. Como suelen decir los campesinos, tu mejor par de zapatos es el que debes utilizar a diario. La gente tiende a pensar que precisamente los mejores zapatos que tengas debes guardarlos para las mejores ocasiones, en la que haya algún evento especial. Al contrario de lo que era habitual en mí, me dejé el pelo suelto y al aire. Pensé en teñírmelo para la estación próxima, ya que por ahora me daba un poco de pereza ponerme a hacer la extracción de tinte y demás.
Una vez, actuando dije esto mismo y un hombre de clase alta, me preguntó el porqué de esto. Obviamente todos los campesinos que estaban alrededor lo miraron como si estuviese loco o fuese retrasado mental. Dado que el tipo me había caído bien, procedí a darle la explicación del por qué.
-Muy sencillo. Digamos que tienes tres pares de zapatos, unos muy bonitos, otros no tanto pero aun así elegantes y otros medio desgastados ¿cuándo te pondrías unos bonitos?
-En ocasiones especiales, para ir de gala. Cuando recibiese a algún tenryubiito, por ejemplo.
-En efecto. ¿Y cuándo quisiera arreglarse, pero no fuese una ocasión tan especial? ¿Y cuáles llevaría a diario?
-Pues los siguientes más bonitos y me dejaría los desgastados para el día a día.
-Y con muy buen criterio, usted haría lo correcto. – La gente de a pie asentía dando su aprobación a las respuestas del hombre. – Entonces, podríamos decir que los zapatos bonitos daría igual que fuesen incómodos, que lo suelen ser, ya que únicamente se los pondría en momentos puntuales y por poco tiempo, de forma que no llegaría a ocasionarle demasiados problemas. Los zapatos que utilice para arreglarse, se irán desgastando de un uso más o menos constante, pero aun así tendrá que cambiarlos cada poco tiempo ya que cuando se desgasten no lucirán igual que cuando eran nuevos. Ahora bien, ¿qué pasa con los zapatos diarios? Esos zapatos no los cambiará muy a menudo, pues le dará igual que estén un tanto viejos. Son los que usará para caminar y los que se pondrá cuando sepa que va a mancharse y obviamente no querrá que los otros se echen a perder. Si lo piensa, esos zapatos deben ser los más resistentes, pues son los que más kilómetros harán, con una buena suela de goma y además cómodos. De lo contrario acabarías con ampollas más grandes que el pie.
Asombrado por mi respuesta, el acaudalado asintió tras meditar unos instantes mi reflexión. Los campesinos presentes, de nuevo asentían dando su conformidad a lo dicho.
Bajé a desayunar cuando estuve preparado. Audry ya estaba allí, ayudando a su padre adecentando la posada para abrirla y recibir a los primeros clientes de la jornada. Desayunamos solos en una mesa, mientras disfrutábamos de una agradable conversación, y de la comida, por supuesto. No comentamos demasiado sobre la noche anterior, más que como llevaba la herida. Compartimos algunos trucos el uno con el otro y anécdotas que nos habían ocurrido. De camino a la biblioteca, continuamos con nuestra conversación. A estas alturas, Audry era más que consciente de que estaba tratando de ligar con ella. A veces hacía como que se daba por enterada y me seguía el juego y otras se hacía la tonta.
Al llegar a la biblioteca, me fui a una mesa desde pudiera ver a Audry y me puse a leer algunos libros más. En un momento de atontamiento, me fijé por enésima vez en ella aquella mañana. Llevaba una blusa azul, abrochada hasta el penúltimo botón dejando al descubierto la zona superior a sus pechos. Tal cual la llevaba, la blusa le tapaba hasta justamente el canalillo, de forma que no enseñaba nada, pero quedaba muy sugerente e invitaba a mirarla esperando a que en un movimiento por accidente se le viese algo más. La vestimenta la completaba una falda blanca de caída ancha y unas sandalias atadas al tobillo. Debió darse cuenta que me la estaba comiendo con los ojos pues me sonrió y se puso colorada.
Una de las historias que leí, me recordó a Ryn. Se trataba de una niña huérfana, a la cual la vida le juega muy malas pasadas y en más de una ocasión debe pelear para salvar su vida. A pesar de las descripciones y la corta edad de la niña, esta realiza cosas inverosímiles típicas de los protagonistas de los cuentos. Me pregunté que estaría haciendo Ryn. Por la noche cuando me fui, ella se quedó todavía un rato más. Me había caído bien la chica, la verdad, a pesar de su apariencia tétrica.
Por la tarde volvimos y planeamos una actuación conjunta, ya que la noche anterior se nos frustró el intento. Obviamente los malabares correrían a mi cuenta únicamente. Nada más llegar a la posada pregunté por Ryn, quería hablar con ella, saber que había hecho durante todo el día y proponerle actuar con nosotros de alguna forma especial. Quizás podría participar en alguna de las historias junto a nosotros o hacer como que se peleaba con Tenacitas, aunque eso quizás fuese mejor planificarlo con algo más de tiempo y hacerlo al aire libre.
Seguramente yo hubiese hecho lo mismo.
Estallé en una carcajada y me disculpé si me había mostrado demasiado brusco por el enfado. Esperaba que el rugido no hubiese despertado a mucha más gente, aunque lo dudaba. Se iba a liar una buena, entre los acontecimientos de por la noche y ahora esto más de uno no iba a pegar ojo en toda la noche, posiblemente en varias. Finalmente, cuando todo volvió a la normalidad, me acosté de nuevo esperando que nada más ocurriese esa noche o pasaría a estar entre las noches más ajetreadas de mi vida.
A la mañana siguiente me desperté antes de que amaneciese. Dado que iba a pasar todo el día en la biblioteca, decidí ir sin todo el maquillaje y ponerme ropa normal. Mi camiseta de algodón y manga corta blanca, un tanto desgastada pero no lo suficiente como para que pareciese vieja, un pantalón de tela marrón ceñido a la cintura y de camal más o menos ancho y unas botas de montaña, viejas pero muy cómodas. Como suelen decir los campesinos, tu mejor par de zapatos es el que debes utilizar a diario. La gente tiende a pensar que precisamente los mejores zapatos que tengas debes guardarlos para las mejores ocasiones, en la que haya algún evento especial. Al contrario de lo que era habitual en mí, me dejé el pelo suelto y al aire. Pensé en teñírmelo para la estación próxima, ya que por ahora me daba un poco de pereza ponerme a hacer la extracción de tinte y demás.
Una vez, actuando dije esto mismo y un hombre de clase alta, me preguntó el porqué de esto. Obviamente todos los campesinos que estaban alrededor lo miraron como si estuviese loco o fuese retrasado mental. Dado que el tipo me había caído bien, procedí a darle la explicación del por qué.
-Muy sencillo. Digamos que tienes tres pares de zapatos, unos muy bonitos, otros no tanto pero aun así elegantes y otros medio desgastados ¿cuándo te pondrías unos bonitos?
-En ocasiones especiales, para ir de gala. Cuando recibiese a algún tenryubiito, por ejemplo.
-En efecto. ¿Y cuándo quisiera arreglarse, pero no fuese una ocasión tan especial? ¿Y cuáles llevaría a diario?
-Pues los siguientes más bonitos y me dejaría los desgastados para el día a día.
-Y con muy buen criterio, usted haría lo correcto. – La gente de a pie asentía dando su aprobación a las respuestas del hombre. – Entonces, podríamos decir que los zapatos bonitos daría igual que fuesen incómodos, que lo suelen ser, ya que únicamente se los pondría en momentos puntuales y por poco tiempo, de forma que no llegaría a ocasionarle demasiados problemas. Los zapatos que utilice para arreglarse, se irán desgastando de un uso más o menos constante, pero aun así tendrá que cambiarlos cada poco tiempo ya que cuando se desgasten no lucirán igual que cuando eran nuevos. Ahora bien, ¿qué pasa con los zapatos diarios? Esos zapatos no los cambiará muy a menudo, pues le dará igual que estén un tanto viejos. Son los que usará para caminar y los que se pondrá cuando sepa que va a mancharse y obviamente no querrá que los otros se echen a perder. Si lo piensa, esos zapatos deben ser los más resistentes, pues son los que más kilómetros harán, con una buena suela de goma y además cómodos. De lo contrario acabarías con ampollas más grandes que el pie.
Asombrado por mi respuesta, el acaudalado asintió tras meditar unos instantes mi reflexión. Los campesinos presentes, de nuevo asentían dando su conformidad a lo dicho.
Bajé a desayunar cuando estuve preparado. Audry ya estaba allí, ayudando a su padre adecentando la posada para abrirla y recibir a los primeros clientes de la jornada. Desayunamos solos en una mesa, mientras disfrutábamos de una agradable conversación, y de la comida, por supuesto. No comentamos demasiado sobre la noche anterior, más que como llevaba la herida. Compartimos algunos trucos el uno con el otro y anécdotas que nos habían ocurrido. De camino a la biblioteca, continuamos con nuestra conversación. A estas alturas, Audry era más que consciente de que estaba tratando de ligar con ella. A veces hacía como que se daba por enterada y me seguía el juego y otras se hacía la tonta.
Al llegar a la biblioteca, me fui a una mesa desde pudiera ver a Audry y me puse a leer algunos libros más. En un momento de atontamiento, me fijé por enésima vez en ella aquella mañana. Llevaba una blusa azul, abrochada hasta el penúltimo botón dejando al descubierto la zona superior a sus pechos. Tal cual la llevaba, la blusa le tapaba hasta justamente el canalillo, de forma que no enseñaba nada, pero quedaba muy sugerente e invitaba a mirarla esperando a que en un movimiento por accidente se le viese algo más. La vestimenta la completaba una falda blanca de caída ancha y unas sandalias atadas al tobillo. Debió darse cuenta que me la estaba comiendo con los ojos pues me sonrió y se puso colorada.
Una de las historias que leí, me recordó a Ryn. Se trataba de una niña huérfana, a la cual la vida le juega muy malas pasadas y en más de una ocasión debe pelear para salvar su vida. A pesar de las descripciones y la corta edad de la niña, esta realiza cosas inverosímiles típicas de los protagonistas de los cuentos. Me pregunté que estaría haciendo Ryn. Por la noche cuando me fui, ella se quedó todavía un rato más. Me había caído bien la chica, la verdad, a pesar de su apariencia tétrica.
Por la tarde volvimos y planeamos una actuación conjunta, ya que la noche anterior se nos frustró el intento. Obviamente los malabares correrían a mi cuenta únicamente. Nada más llegar a la posada pregunté por Ryn, quería hablar con ella, saber que había hecho durante todo el día y proponerle actuar con nosotros de alguna forma especial. Quizás podría participar en alguna de las historias junto a nosotros o hacer como que se peleaba con Tenacitas, aunque eso quizás fuese mejor planificarlo con algo más de tiempo y hacerlo al aire libre.
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Del bote que pego Hardo, golpeo su cabeza contra la mía, haciéndome retroceder levemente, de ver el salto que pego de la cama me empecé a reír a carcajada limpia, tirada boca arriba en la cama del bufón, de tal forma que ni me percate de que la marioneta de este salto momentáneamente con la intención de atacarme. Cuando ambos recobramos la compostura seguimos cada uno por su lado.
Puesto que me todavía era temprano aproveché para ir a la playa que estaba a las afueras del pueblo y que ya visite antes de llegar al mismo. Hacia un día estupendo, el sol brillaba fuertemente y corría una leve brisa que juntos, daban una sensación la mar de agradable.
La playa estaba a rebosar, gente jugando en la orilla, nadando, tomando el sol. Un grupo de jóvenes se dedicaban a jugar con na pelota a pocos metros de la orilla, me intente unir a ellos y me aceptaron encantados, tras un buen rato de diversión acabe acalorada y fui directa al agua a refrescarme. El agua esta fría, pero no helada, perfecta para refrescarse, antes de darme cuenta tenia todas yemas de los dedos arrugadas. Después de esto me tire a la arena a secarme al sol y después me volví al pueblo a pegarme una ducha e irme a comer.
Salí de la ducha y me di cuenta que estaba ardiendo, muchas horas al sol con esta piel tan pálida me tenia que pasar factura... Me fui a comer buscando la sombra de los edificios pues los rayos de sol hacían que mi piel ardiese como si en el infierno me encontrase, pase por la puerta de la taberna de la noche anterior, la puerta estaba apuntalada con tablas de madera, suspire hondo recordando brevemente todo lo sucedido y seguí rumbo a un lugar donde comer.
Tras un buen atracón en una bar de la zona, me fui a ver al doctor, para que me diese algún tipo de crema hidratante que pudiera aliviar mi dolor. El hombre aprovechó para felicitarme por mi trabajo del dia anterior y me receto una pomada que me vino la mar de bien. Tenia una estantería llena de libros sobre medicina, cirugía, enfermedades poco comunes, venenos de todo tipo... Me tire toda la tarde leyendo y charlando con el doctor, aprendí mucho viendo como trataba a los pacientes que le iban entrando en la consulta.
De noche y tras un dia tranquilo a la par que agradable, volví a la posada y en la entrada vo a Hardo preguntando por mi en ese mismo momento.
Hey Jardo!! Te veo contento! conseguiste verle las bragas a Audry finalmente??!!! - Dije sin mala intención pero en voz bastante elevada, el recepcionista y un hombre mayor que pasaba por allí se me quedaron mirando con cara de estupefacción.
Después de este momento un pelín incomodo, Hardo me ofreció participar en algún espectáculo con el y Audry, me hizo mucha ilusión y acepte encantado.
Genial!! suena muy divertido!! cuenta conmigo para lo que necesites, la idea de simular la pelea contra tenacitas me parece perfecta, incluso podríamos hacer participe a algún nene del publico montándolo en mi lomo y combatir juntos a tenacitas - Le propuse hablando muy acelerada por la emoción.
Puesto que me todavía era temprano aproveché para ir a la playa que estaba a las afueras del pueblo y que ya visite antes de llegar al mismo. Hacia un día estupendo, el sol brillaba fuertemente y corría una leve brisa que juntos, daban una sensación la mar de agradable.
La playa estaba a rebosar, gente jugando en la orilla, nadando, tomando el sol. Un grupo de jóvenes se dedicaban a jugar con na pelota a pocos metros de la orilla, me intente unir a ellos y me aceptaron encantados, tras un buen rato de diversión acabe acalorada y fui directa al agua a refrescarme. El agua esta fría, pero no helada, perfecta para refrescarse, antes de darme cuenta tenia todas yemas de los dedos arrugadas. Después de esto me tire a la arena a secarme al sol y después me volví al pueblo a pegarme una ducha e irme a comer.
Salí de la ducha y me di cuenta que estaba ardiendo, muchas horas al sol con esta piel tan pálida me tenia que pasar factura... Me fui a comer buscando la sombra de los edificios pues los rayos de sol hacían que mi piel ardiese como si en el infierno me encontrase, pase por la puerta de la taberna de la noche anterior, la puerta estaba apuntalada con tablas de madera, suspire hondo recordando brevemente todo lo sucedido y seguí rumbo a un lugar donde comer.
Tras un buen atracón en una bar de la zona, me fui a ver al doctor, para que me diese algún tipo de crema hidratante que pudiera aliviar mi dolor. El hombre aprovechó para felicitarme por mi trabajo del dia anterior y me receto una pomada que me vino la mar de bien. Tenia una estantería llena de libros sobre medicina, cirugía, enfermedades poco comunes, venenos de todo tipo... Me tire toda la tarde leyendo y charlando con el doctor, aprendí mucho viendo como trataba a los pacientes que le iban entrando en la consulta.
De noche y tras un dia tranquilo a la par que agradable, volví a la posada y en la entrada vo a Hardo preguntando por mi en ese mismo momento.
Hey Jardo!! Te veo contento! conseguiste verle las bragas a Audry finalmente??!!! - Dije sin mala intención pero en voz bastante elevada, el recepcionista y un hombre mayor que pasaba por allí se me quedaron mirando con cara de estupefacción.
Después de este momento un pelín incomodo, Hardo me ofreció participar en algún espectáculo con el y Audry, me hizo mucha ilusión y acepte encantado.
Genial!! suena muy divertido!! cuenta conmigo para lo que necesites, la idea de simular la pelea contra tenacitas me parece perfecta, incluso podríamos hacer participe a algún nene del publico montándolo en mi lomo y combatir juntos a tenacitas - Le propuse hablando muy acelerada por la emoción.
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Nada más verme, Ryn me hizo una pregunta bastante comprometida en un tono elevado. El recepcionista nos miró con estupefacción a ambos y prosiguió con sus cosas como si no hubiese oído nada.
-Muy discreta… Y… No. No le he visto las bragas. Aún. – Añadí guiñándole un ojo.
Aceptó mi propuesta nada más contársela. Se vino arriba y propuso montar una pelea contra Tenacitas montando a algún niño a su lomo. Aunque a primera vista parecía una locura ya que el niño podría resultar herido, después no me pareció tan mal. Lo único que había que hacer era organizar bien el combate. Podría ser muy divertido. Audry bajo poco después y nos ayudó a pensar como podríamos hacerlo. Estaba claro que tendría que ser un espectáculo callejero, ya que en la forma completa, Ryn bien podría ocupar prácticamente todo el espacio que quedase vacía, por lo que no podríamos movernos. Antes de la cena inventamos una pequeña historia que diera pie a la pelea. Audry y yo seríamos los narradores que contarían la historia, Tenacitas el malo malvado de todo y Husky, Agnes y Stich sus esbirros que custodiaban la torre de la princesa a rescatar, quien sería interpretada por Audry. Cuando estuvo más o menos listo pasamos a hablar sobre el espectáculo de esa noche, en el que actuaríamos la bufona y yo únicamente. Al final del día, mi compañera estaba mucho más receptiva a mis piropos y me dedicaba una sonrisa o una mirada furtiva como contestación en lugar de hacerse la tonta.
A pesar de lo ocurrido la noche anterior, la gente asistió de nuevo a la taberna de la posada. Todavía quedaban restos de lo ocurrido, alguna silla medio rota, una mancha de sangre por aquí o algunos arañazos en las mesas. Ryn ya parecía estar casi totalmente recuperada de sus heridas. Audry todavía tenía que andar limpiándose y cambiando las gasas del hombro, tardaría algo más en recuperarse. Para no romper la tónica del día, aproveché la actuación para tirarle los trastos. Cada vez las indirectas eran más picaronas, aunque también más sutiles de forma que poca gente se daba cuenta. Contaba con irme a la habitación esa noche con ella.
La cena fue bastante sencilla, ya que gran parte del día el padre de Audry lo había pasado adecentando el lugar y no había podido comprar alimentos. Los comensales nos tuvimos que apañar con lo que quedaba en las despensas. A pesar de todo, había reserva suficiente de cerveza y vino para pasar un día más o dos sin necesidad de abastecerse de nuevo. Aproveché la disposición de Ryn para actuar con nosotros para hacer involucrarla en alguna parte de la historia y fuese superando la vergüenza, si es que la tenía, de ser el centro de atención de un grupo más o menos numeroso de gente. No quería que al día siguiente el niño saliese herido. No haría nada con Tenacitas que pudiera herirlos, pero nunca se podía estar seguro. Aprovechamos la ocasión para hacer publicidad sobre el espectáculo del día siguiente.
Terminamos la actuación bastante tarde, sin embargo todavía hubo gente que apuró un poco más para tomarse la última. A diferencia de la noche anterior, me quedé ayudando a recoger hasta que todo estuvo limpio y ordenado.
Aproveché unos momentos de soledad con ella para sugerirle, sutilmente, si quería que durmiésemos juntos esa noche. No quise decírselo abiertamente por sí acaso se sentía violenta al querer rechazar la propuesta, así que se lo propuse de forma que podía declinar la oferta simplemente haciéndose la tonta. No tardó en aceptar y nos marchamos juntos a la habitación.
A la mañana siguiente, despertamos los dos a primera hora, bajamos al salón a desayunar y después ella se fue a la biblioteca. Yo tenía pensado quedarme con Ryn para preparar todo lo necesario para la actuación de por la tarde. Queríamos que fuese algo que recordasen en el pueblo por un tiempo, teníamos que buscar muchas cosas (vestuario y cosas varias para la escenificación) en poco tiempo.
Mientras organizaba las cosas con Ryn, se me ocurrió montar a una de las marionetas de madera sobre Tenacitas para simular un combate de caballeros. Podríamos hacer un combate con varias fases, de forma que pudieran pelear montados y después cuerpo a cuerpo. Ya veríamos…
-Muy discreta… Y… No. No le he visto las bragas. Aún. – Añadí guiñándole un ojo.
Aceptó mi propuesta nada más contársela. Se vino arriba y propuso montar una pelea contra Tenacitas montando a algún niño a su lomo. Aunque a primera vista parecía una locura ya que el niño podría resultar herido, después no me pareció tan mal. Lo único que había que hacer era organizar bien el combate. Podría ser muy divertido. Audry bajo poco después y nos ayudó a pensar como podríamos hacerlo. Estaba claro que tendría que ser un espectáculo callejero, ya que en la forma completa, Ryn bien podría ocupar prácticamente todo el espacio que quedase vacía, por lo que no podríamos movernos. Antes de la cena inventamos una pequeña historia que diera pie a la pelea. Audry y yo seríamos los narradores que contarían la historia, Tenacitas el malo malvado de todo y Husky, Agnes y Stich sus esbirros que custodiaban la torre de la princesa a rescatar, quien sería interpretada por Audry. Cuando estuvo más o menos listo pasamos a hablar sobre el espectáculo de esa noche, en el que actuaríamos la bufona y yo únicamente. Al final del día, mi compañera estaba mucho más receptiva a mis piropos y me dedicaba una sonrisa o una mirada furtiva como contestación en lugar de hacerse la tonta.
A pesar de lo ocurrido la noche anterior, la gente asistió de nuevo a la taberna de la posada. Todavía quedaban restos de lo ocurrido, alguna silla medio rota, una mancha de sangre por aquí o algunos arañazos en las mesas. Ryn ya parecía estar casi totalmente recuperada de sus heridas. Audry todavía tenía que andar limpiándose y cambiando las gasas del hombro, tardaría algo más en recuperarse. Para no romper la tónica del día, aproveché la actuación para tirarle los trastos. Cada vez las indirectas eran más picaronas, aunque también más sutiles de forma que poca gente se daba cuenta. Contaba con irme a la habitación esa noche con ella.
La cena fue bastante sencilla, ya que gran parte del día el padre de Audry lo había pasado adecentando el lugar y no había podido comprar alimentos. Los comensales nos tuvimos que apañar con lo que quedaba en las despensas. A pesar de todo, había reserva suficiente de cerveza y vino para pasar un día más o dos sin necesidad de abastecerse de nuevo. Aproveché la disposición de Ryn para actuar con nosotros para hacer involucrarla en alguna parte de la historia y fuese superando la vergüenza, si es que la tenía, de ser el centro de atención de un grupo más o menos numeroso de gente. No quería que al día siguiente el niño saliese herido. No haría nada con Tenacitas que pudiera herirlos, pero nunca se podía estar seguro. Aprovechamos la ocasión para hacer publicidad sobre el espectáculo del día siguiente.
Terminamos la actuación bastante tarde, sin embargo todavía hubo gente que apuró un poco más para tomarse la última. A diferencia de la noche anterior, me quedé ayudando a recoger hasta que todo estuvo limpio y ordenado.
Aproveché unos momentos de soledad con ella para sugerirle, sutilmente, si quería que durmiésemos juntos esa noche. No quise decírselo abiertamente por sí acaso se sentía violenta al querer rechazar la propuesta, así que se lo propuse de forma que podía declinar la oferta simplemente haciéndose la tonta. No tardó en aceptar y nos marchamos juntos a la habitación.
A la mañana siguiente, despertamos los dos a primera hora, bajamos al salón a desayunar y después ella se fue a la biblioteca. Yo tenía pensado quedarme con Ryn para preparar todo lo necesario para la actuación de por la tarde. Queríamos que fuese algo que recordasen en el pueblo por un tiempo, teníamos que buscar muchas cosas (vestuario y cosas varias para la escenificación) en poco tiempo.
Mientras organizaba las cosas con Ryn, se me ocurrió montar a una de las marionetas de madera sobre Tenacitas para simular un combate de caballeros. Podríamos hacer un combate con varias fases, de forma que pudieran pelear montados y después cuerpo a cuerpo. Ya veríamos…
kulun
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Akuma no mi
Varios
Cuando Hardo escucho mi idea de montar a un niño en mi lomo para el espectáculo al principio parecía un poco reacio, pero finalmente acabo gustándole la idea y empezamos a hablar sobre el tinglado que íbamos a montar. Me pase el día pensando en cómo podríamos montar aquel número, estaba bastante emocionada, me hacía realmente ilusión, las ideas brotaban en mi mente más rápido de lo que podía anotarlas.
Llego la noche y volvimos a la taberna de Audry donde iban a actuar Hardo y ella, incluso yo misma tuve una pequeña interacción en su actuación, cosa que no me dio ni la más mínima vergüenza, realmente sentía que había conectado bastante bien con la pareja (aunque no tanto como entre ellos mismos) y me sentía muy a gusto haciendo payasadas con ellos. Tras una cena ligera y unas cuantas cervezas, me marche a dormir con la ilusión de un niño cuando le traen los regalos de navidad.
A la mañana siguiente baje al salón de la posada y allí estaba Hardo esperándome, tras un buen rato hablando sobre como el guion del espectáculo me fui a descansar y a repasar antes de la función y deje a Hardo encargado de conseguir todo el material necesario.
Llego la hora del espectáculo, estábamos en un parque bastante amplio, la verdad que asistió bastante gente, más de la que esperábamos. El lugar contaba con mucho césped por donde correr, había un tobogán que decoramos en forma de fortaleza colgándole unas telas grises, unas banderas y unas antorchas en lo alto del mismo, que no se veían mucho a plena luz del día pero bueno, hacían su papel. Yo iba vestida con una especie de armadura de cartón improvisada y una espada y un escudo de madera, Audry llevaba un vestido rosa ceñido por la parte de arriba, un escote al que Hardo parecía no quitarle ojo y la parte de abajo larga que arrastraba por los suelos, el pelo suelto con una diadema con una estrella a un lado, como una princesa de cuento, iba guapísima. Hardo era el locutor del espectáculo
Dio comienzo la función, hablaba con Audry sobre la paz que reinaba en sus tierras y lo felices que éramos cuando el malvado tenacitas nos asaltó.
Oh No! es el malvado Tenacitas! el asesino a mi padre y ahora viene a por mí!- Grito la princesa.
Princesa Audry! yo la protegeré!- Grite poniéndome delante de ella, protegiéndola. Fui a por tenacitas a intentar golpearle con mi espada de madera dando un salto hacia él. Poco después acabe derrotada por la marioneta, y esta se llevó a Audry a la fortaleza/tobogán.
Desolada y magullada me levante como con esfuerzo y me dirigí al público infantil que nos estaba observando. Maldito tenacitas! ha secuestrado a nuestra princesa y no puedo hacer nada para remediarlo... Solo la valentía de un pequeño y valiente príncipe podría rescatarla, no habrá por casualidad alguien aquí... que sea pequeño y valiente?
Varios niños saltaron como locos intentando ser los elegidos, finalmente escogí a un niño de unos 9 años de edad, rubio con el pelo cortito y ojos azulados, realmente me recordaba a un pequeño príncipe. Le equipe con una armadura de cartón similar a la mía pero evidentemente, más pequeña y le di otra espada de madera.
Solo si eres un hombre valiente y bueno de verdad podremos conseguir salvar a la princesa... Eres valiente y bueno joven príncipe?- Le dije al niño arrodillada ante él.
Siiiii!!! - Contesto saltando y sujetando la espada en alto- Acto seguido y mientras durada su grito, adopte mi forma completa de oso ante la sorpresa del niño. Al principio estaba completamente asustado, no movía ni un musculo, me acerque lentamente a él y con mi enorme cabeza le acaricio muy suavemente para que viese que no corría ningún peligro. Al chico le cambio la cara al instante y se abrazó a mi hocico con fuerza, era realmente un chico valiente.
Agache mis dos patas delantera para que el pequeño subiera encima mía, parecía estar disfrutando de lo lindo, le di una vuelta por el parque, corriendo, poniéndome a dos patas, siempre con cuidado de que no sufriera ni el más mínimo daño y finalmente me plante delante del tobogán y el niño espontáneamente grito - Tenacitas suelta a nuestra princesa!!! - Mire a Hardo y sonreí, eso no estaba preparado pero había quedado que ni pintado.
Salio Tenacitas por detras del tobogan a lomos de otra de las marionetas de Hardo y las dos parejas empezamos a correr la una hacia la otra, tras varias embestidas en las que el chiquillo intentaba golpear pero no daba en el blanco, el nene dio con la clave sin que nos diese tiempo a reaccionar, en una acometida hacia el duo de marionetas, pasando justo por su lado izquierdo el travieso niño lanzo la espada de madera contra Tenacitas.
Finalmente lo derribamos y rescatamos a la princesa. - Oh! mi heroe! me has salvado a mi y a todo el reino, siempre estaremos en deuda contigo- Le dijo Audry mientras se agachaba y le besaba la frente.
Para terminar el acto, nos pusimos todos los participantes, marionetas y niño incluidos frente al publico, saludamos y fuimos aplaudidos y elogiados por todos los asistentes, la actuación parecía haber sido un éxito.
Tras esto, y como era de esperar, todos los niños querían jugar con el oso gigante y las marionetas del bufón, estuve horas jugando con los niños, transportándolo de tres en tres y dejándoles que se tiraran encima mía, poniéndome boca arriba, fue una tarde la mar de divertida. Para terminar el dia, tuvimos una buena cena y me fui pronto a dormir, estaba agotada y al día siguiente, muy a mi pesar, partiría hacia mi nuevo destino el cual no tenia decidido todavía.
Me desperté temprano, le dije a Hardo de quedar para desayunar y despedirnos. Fue un momento bastante emotivo, habíamos pasado muchas cosas en muy poco tiempo, por mi parte al menos habiamos hecho muy buenas migas, tras un fuerte abrazo nos despedimos.
Ha sido un gustazo enorme conocerte Jardo, ojala nos volvamos a encontrar, aunque algo me dice que así será- Le dije mientras me alejaba andando, cargado con mi maza y mi nuevo botiquín a la espada, despidiéndome con la mano y una amplia sonrisa.
Llego la noche y volvimos a la taberna de Audry donde iban a actuar Hardo y ella, incluso yo misma tuve una pequeña interacción en su actuación, cosa que no me dio ni la más mínima vergüenza, realmente sentía que había conectado bastante bien con la pareja (aunque no tanto como entre ellos mismos) y me sentía muy a gusto haciendo payasadas con ellos. Tras una cena ligera y unas cuantas cervezas, me marche a dormir con la ilusión de un niño cuando le traen los regalos de navidad.
A la mañana siguiente baje al salón de la posada y allí estaba Hardo esperándome, tras un buen rato hablando sobre como el guion del espectáculo me fui a descansar y a repasar antes de la función y deje a Hardo encargado de conseguir todo el material necesario.
Llego la hora del espectáculo, estábamos en un parque bastante amplio, la verdad que asistió bastante gente, más de la que esperábamos. El lugar contaba con mucho césped por donde correr, había un tobogán que decoramos en forma de fortaleza colgándole unas telas grises, unas banderas y unas antorchas en lo alto del mismo, que no se veían mucho a plena luz del día pero bueno, hacían su papel. Yo iba vestida con una especie de armadura de cartón improvisada y una espada y un escudo de madera, Audry llevaba un vestido rosa ceñido por la parte de arriba, un escote al que Hardo parecía no quitarle ojo y la parte de abajo larga que arrastraba por los suelos, el pelo suelto con una diadema con una estrella a un lado, como una princesa de cuento, iba guapísima. Hardo era el locutor del espectáculo
Dio comienzo la función, hablaba con Audry sobre la paz que reinaba en sus tierras y lo felices que éramos cuando el malvado tenacitas nos asaltó.
Oh No! es el malvado Tenacitas! el asesino a mi padre y ahora viene a por mí!- Grito la princesa.
Princesa Audry! yo la protegeré!- Grite poniéndome delante de ella, protegiéndola. Fui a por tenacitas a intentar golpearle con mi espada de madera dando un salto hacia él. Poco después acabe derrotada por la marioneta, y esta se llevó a Audry a la fortaleza/tobogán.
Desolada y magullada me levante como con esfuerzo y me dirigí al público infantil que nos estaba observando. Maldito tenacitas! ha secuestrado a nuestra princesa y no puedo hacer nada para remediarlo... Solo la valentía de un pequeño y valiente príncipe podría rescatarla, no habrá por casualidad alguien aquí... que sea pequeño y valiente?
Varios niños saltaron como locos intentando ser los elegidos, finalmente escogí a un niño de unos 9 años de edad, rubio con el pelo cortito y ojos azulados, realmente me recordaba a un pequeño príncipe. Le equipe con una armadura de cartón similar a la mía pero evidentemente, más pequeña y le di otra espada de madera.
Solo si eres un hombre valiente y bueno de verdad podremos conseguir salvar a la princesa... Eres valiente y bueno joven príncipe?- Le dije al niño arrodillada ante él.
Siiiii!!! - Contesto saltando y sujetando la espada en alto- Acto seguido y mientras durada su grito, adopte mi forma completa de oso ante la sorpresa del niño. Al principio estaba completamente asustado, no movía ni un musculo, me acerque lentamente a él y con mi enorme cabeza le acaricio muy suavemente para que viese que no corría ningún peligro. Al chico le cambio la cara al instante y se abrazó a mi hocico con fuerza, era realmente un chico valiente.
Agache mis dos patas delantera para que el pequeño subiera encima mía, parecía estar disfrutando de lo lindo, le di una vuelta por el parque, corriendo, poniéndome a dos patas, siempre con cuidado de que no sufriera ni el más mínimo daño y finalmente me plante delante del tobogán y el niño espontáneamente grito - Tenacitas suelta a nuestra princesa!!! - Mire a Hardo y sonreí, eso no estaba preparado pero había quedado que ni pintado.
Salio Tenacitas por detras del tobogan a lomos de otra de las marionetas de Hardo y las dos parejas empezamos a correr la una hacia la otra, tras varias embestidas en las que el chiquillo intentaba golpear pero no daba en el blanco, el nene dio con la clave sin que nos diese tiempo a reaccionar, en una acometida hacia el duo de marionetas, pasando justo por su lado izquierdo el travieso niño lanzo la espada de madera contra Tenacitas.
Finalmente lo derribamos y rescatamos a la princesa. - Oh! mi heroe! me has salvado a mi y a todo el reino, siempre estaremos en deuda contigo- Le dijo Audry mientras se agachaba y le besaba la frente.
Para terminar el acto, nos pusimos todos los participantes, marionetas y niño incluidos frente al publico, saludamos y fuimos aplaudidos y elogiados por todos los asistentes, la actuación parecía haber sido un éxito.
Tras esto, y como era de esperar, todos los niños querían jugar con el oso gigante y las marionetas del bufón, estuve horas jugando con los niños, transportándolo de tres en tres y dejándoles que se tiraran encima mía, poniéndome boca arriba, fue una tarde la mar de divertida. Para terminar el dia, tuvimos una buena cena y me fui pronto a dormir, estaba agotada y al día siguiente, muy a mi pesar, partiría hacia mi nuevo destino el cual no tenia decidido todavía.
Me desperté temprano, le dije a Hardo de quedar para desayunar y despedirnos. Fue un momento bastante emotivo, habíamos pasado muchas cosas en muy poco tiempo, por mi parte al menos habiamos hecho muy buenas migas, tras un fuerte abrazo nos despedimos.
Ha sido un gustazo enorme conocerte Jardo, ojala nos volvamos a encontrar, aunque algo me dice que así será- Le dije mientras me alejaba andando, cargado con mi maza y mi nuevo botiquín a la espada, despidiéndome con la mano y una amplia sonrisa.
Hardo
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Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
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Varios
A la mañana siguiente Ryn me dejó a cargo de encontrar el material para preparar la función de por la tarde. En primera instancia pensé en ir al bosque a recoger algunas plantas para la ambientación y preguntar por el pueblo si alguien podía dejarme algo. Antes de marchar, el padre de Audry me dijo que lo acompañase un momento. Su hija tenía una habitación donde guardaba cosas para sus espectáculos. En la habitación tenía telas de todos los colores, además de un montón de trastos de atrezzo. Rebusqué por las pertenencias de Audry, con el permiso de su padre, para buscar lo que necesitase. A pesar de todo, me fui al bosque para recoger algunas plantas y ambientar un poco el reino ficticio.
Antes de que llegase la hora a la que habíamos planeado el espectáculo, Audry y yo fuimos a decorar la zona. Habíamos elegido un parque bastante grande con toboganes y columpios para la representación. Cuando todo estuvo preparado, Ryn y Audry se fueron a cambiar para la obra. Yo me fui a vestir a mis marionetas para la ocasión. Esta vez harían de malos, así que los pinté con muecas desagradables y le puse a Tenacitas una capa negra, ya que iba a ser el antagonista. Husky llevaba una pequeña porra para el combate. Poco después llegaron las chicas. Ryn llevaba una armadura medio improvisada para su combate contra Tenacitas. Audry, por su parte, llevaba un vestido ceñido por la parte de arriba, dejando a la vista gran parte del pecho y el inicio del canalillo con un escote muy sexy, La parte de abajo del vestido era larguísima, tanto que le arrastraba por el suelo. Adornándole el cabello llevaba una diadema con una estrella en un lateral. Estaba deslumbrante. Tuve que emplear toda mi fuerza de voluntad para apartar la vista de aquella mujer y proseguir con las tareas. Comenzamos la representación. Me situé a un lado para hacer de narrador y dejar en primer plano a los protagonistas. Aprovechaba mi posición para no quitarle ojo a Audry, el movimiento de sus caderas me tenía totalmente hechizado. La función iba siguiendo el guión establecido, hasta que sacamos a un niño del público a actuar. El niño tenía madera de bufón y muy poca vergüenza. Al contrario de lo que cabría esperar aquel niño improvisaba muy bien y no se sentía cohibido en absoluto.
En la encarnizada pelea de Ryn y el valiente caballero contra la malvada Tenacitas y sus secuaces, mis marionetas se llevaron la peor parte. Después de unos cuantos envites fallidos por parte de los héroes, el valiente guerrero halló la forma de salir victorioso del combate. En una última acometida, lanzó su espada contra mis muñecos e hice que estos recibieran el impacto de lleno para que pudieran alzarse con la victoria. Con la malvada Tenacitas y sus secuaces derrotados, el valiente príncipe y Ryn consiguieron rescatar a la princesa Audry. Para concluir la obra, nos colocamos todos en fila y saludamos al público. Los aplausos y elogios por parte de pequeños y mayores fueron clamorosos.
Tras la representación, Ryn y yo continuamos jugando con el resto de los niños durante unas cuantas horas. Ryn estaba transformada en su forma completa. Aunque la primera vez que la vieron de esta forma se asustaron mucho, sin embargo cuando aquel niño se lanzó a su hocico y la acarició todos desearon hacerlo. Deseo que ahora podían cumplir.
La cena estuvo exquisita. La afluencia de clientela esa noche fue mucho mayor incluso que la anterior. A pesar de que estaba muy cansado, me vi en la obligación de hacer unos pequeños juegos de malabares para contentar a la gente. Aproveché la ocasión para cobrar un alto precio por mi segunda actuación. La cena y todas mis bebidas corrieron a cuenta de terceros, además de unos cuantos berries para mi bolsillo por supuesto. Como la noche anterior me quedé ayudando a recoger hasta cerrar. Acompañé a la habitación a la bufona y le apliqué los cuidados básicos en la herida. A pesar de la herida, verla con el hombro al aire, con la camiseta a modo de vestido palabra de honor me resultaba increíblemente sexy. La besé. Por un momento temí que me rechazase, pero mis miedos quedaron en nada al notar como respondía con la misma emoción que le ponía yo. Aquella noche dormí poco.
A la mañana siguiente, bajé pronto a desayunar. Ryn ya estaba allí desayunando. Me uní a ella y disfrutamos de un desayuno muy completo y agradable. Charlamos sobre la tarde anterior, de cómo habíamos llevado a cabo la representación y alguna anécdota que nos había ocurrido jugando con los niños. Tras el desayuno, se despidió y partió.
Salí a despedirla y mientras se iba caminando, me quedé mirándola fijamente. Hice memoria para recordar cuando había sido la última vez que había congeniado tan bien con alguien en tan poco tiempo. El caso de Suzaku era distinto. Con él había pasado una temporada en la escuela, sin embargo con la muchacha paliducha había sido todo muy intenso. Audry bajó casi al medio día. No había querido despertarla cuando me levanté y la había dejado dormir hasta que quisiera. La herida que tenía le requería mucha energía, que unido a las pocas horas de sueño de la noche anterior habían provocado que estuviese en cama más tiempo del habitual. Me quedé unos cuantos días más allí, disfrutando de la bufona y de las propinas de la gente.
Antes de que llegase la hora a la que habíamos planeado el espectáculo, Audry y yo fuimos a decorar la zona. Habíamos elegido un parque bastante grande con toboganes y columpios para la representación. Cuando todo estuvo preparado, Ryn y Audry se fueron a cambiar para la obra. Yo me fui a vestir a mis marionetas para la ocasión. Esta vez harían de malos, así que los pinté con muecas desagradables y le puse a Tenacitas una capa negra, ya que iba a ser el antagonista. Husky llevaba una pequeña porra para el combate. Poco después llegaron las chicas. Ryn llevaba una armadura medio improvisada para su combate contra Tenacitas. Audry, por su parte, llevaba un vestido ceñido por la parte de arriba, dejando a la vista gran parte del pecho y el inicio del canalillo con un escote muy sexy, La parte de abajo del vestido era larguísima, tanto que le arrastraba por el suelo. Adornándole el cabello llevaba una diadema con una estrella en un lateral. Estaba deslumbrante. Tuve que emplear toda mi fuerza de voluntad para apartar la vista de aquella mujer y proseguir con las tareas. Comenzamos la representación. Me situé a un lado para hacer de narrador y dejar en primer plano a los protagonistas. Aprovechaba mi posición para no quitarle ojo a Audry, el movimiento de sus caderas me tenía totalmente hechizado. La función iba siguiendo el guión establecido, hasta que sacamos a un niño del público a actuar. El niño tenía madera de bufón y muy poca vergüenza. Al contrario de lo que cabría esperar aquel niño improvisaba muy bien y no se sentía cohibido en absoluto.
En la encarnizada pelea de Ryn y el valiente caballero contra la malvada Tenacitas y sus secuaces, mis marionetas se llevaron la peor parte. Después de unos cuantos envites fallidos por parte de los héroes, el valiente guerrero halló la forma de salir victorioso del combate. En una última acometida, lanzó su espada contra mis muñecos e hice que estos recibieran el impacto de lleno para que pudieran alzarse con la victoria. Con la malvada Tenacitas y sus secuaces derrotados, el valiente príncipe y Ryn consiguieron rescatar a la princesa Audry. Para concluir la obra, nos colocamos todos en fila y saludamos al público. Los aplausos y elogios por parte de pequeños y mayores fueron clamorosos.
Tras la representación, Ryn y yo continuamos jugando con el resto de los niños durante unas cuantas horas. Ryn estaba transformada en su forma completa. Aunque la primera vez que la vieron de esta forma se asustaron mucho, sin embargo cuando aquel niño se lanzó a su hocico y la acarició todos desearon hacerlo. Deseo que ahora podían cumplir.
La cena estuvo exquisita. La afluencia de clientela esa noche fue mucho mayor incluso que la anterior. A pesar de que estaba muy cansado, me vi en la obligación de hacer unos pequeños juegos de malabares para contentar a la gente. Aproveché la ocasión para cobrar un alto precio por mi segunda actuación. La cena y todas mis bebidas corrieron a cuenta de terceros, además de unos cuantos berries para mi bolsillo por supuesto. Como la noche anterior me quedé ayudando a recoger hasta cerrar. Acompañé a la habitación a la bufona y le apliqué los cuidados básicos en la herida. A pesar de la herida, verla con el hombro al aire, con la camiseta a modo de vestido palabra de honor me resultaba increíblemente sexy. La besé. Por un momento temí que me rechazase, pero mis miedos quedaron en nada al notar como respondía con la misma emoción que le ponía yo. Aquella noche dormí poco.
A la mañana siguiente, bajé pronto a desayunar. Ryn ya estaba allí desayunando. Me uní a ella y disfrutamos de un desayuno muy completo y agradable. Charlamos sobre la tarde anterior, de cómo habíamos llevado a cabo la representación y alguna anécdota que nos había ocurrido jugando con los niños. Tras el desayuno, se despidió y partió.
Salí a despedirla y mientras se iba caminando, me quedé mirándola fijamente. Hice memoria para recordar cuando había sido la última vez que había congeniado tan bien con alguien en tan poco tiempo. El caso de Suzaku era distinto. Con él había pasado una temporada en la escuela, sin embargo con la muchacha paliducha había sido todo muy intenso. Audry bajó casi al medio día. No había querido despertarla cuando me levanté y la había dejado dormir hasta que quisiera. La herida que tenía le requería mucha energía, que unido a las pocas horas de sueño de la noche anterior habían provocado que estuviese en cama más tiempo del habitual. Me quedé unos cuantos días más allí, disfrutando de la bufona y de las propinas de la gente.
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