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Me encontraba en la playa haciendo como siempre el vago y como no viendo a las muchachas pasear por la playa, no hacia un día de mucho calor pero apetecía estar tumbado en la playa con la suave brisa del aire dándome en la cara y arremolinando mi pelo, estaba haciendo meditación en aquella arena con las piernas cruzadas pero bueno era meditación si se le podía llama de algún modo pues a cada chica ``bonita´´ que pasaba dejaba de lado mi meditación. llego un momento en el que decidí remojar mis piernas por lo que me quite mis botas y mi casaca para así estar mas fresco las metí en un macuto que llevaba no muy grande pero lo suficiente como para meter ambas cosas, también desate mi cinturón y lo deje al lado del macuto, aunque no me gustaba desprenderme de mis katanas no iba a ocurrir nada, me posiciones en un lugar donde las resaca de las olas me mojaba mis pies y divisaba en horizonte una bonita puesta de sol.
-Dentro de poco mis puestas de sol no llegaran a ser tan bonitas.
Dentro de poco llegaría a estar en el Cp y mi vida cambiaría entraría en una academia de lucha donde mis habilidades mejorarían aun mas, porque si la Cp me había mandado una carta de reclutamiento era por mis habilidades, pero entrar era algo que debía de hacer para vengar a mis padres.
A la media hora de estar observando el horizonte me di la vuelta para recoger mis cosas, me puse mi cinturón pero no me puse ni las botas ni la casaca aun me iba a estar un rato paseando por la playa la luna empezaba a bañar la playa y me encantaba esa sensación.
-Dentro de poco mis puestas de sol no llegaran a ser tan bonitas.
Dentro de poco llegaría a estar en el Cp y mi vida cambiaría entraría en una academia de lucha donde mis habilidades mejorarían aun mas, porque si la Cp me había mandado una carta de reclutamiento era por mis habilidades, pero entrar era algo que debía de hacer para vengar a mis padres.
A la media hora de estar observando el horizonte me di la vuelta para recoger mis cosas, me puse mi cinturón pero no me puse ni las botas ni la casaca aun me iba a estar un rato paseando por la playa la luna empezaba a bañar la playa y me encantaba esa sensación.
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La brisa que antes se había tornado dorada como el trigo en verano ahora se mostraba de una intensa plata. El reflejo de la luna se veía en mis ojos apagados por la luz de las estrellas que resistían a caer ante el candor de aquella luna tan hipnótica. Tomé aire. La sal inundó cada una de mis células. Expiré, dejando en mi gusto un indescriptible sabor a sal *es... reconfortante* me dije mientras me acercaba a la orilla.
Mis músculos se resistieron a moverse por un instante. Los entrenamientos con el maestro me habían agotado hasta el punto de producirme microrroturas desde los extrínsecos hasta los faciales *pero me encanta este dolor. Significa que lo estoy haciendo bien, siempre y cuando me pueda mover* Y efectivamente, aunque con dolor podía moverme de forma usual. Además sabía que mi maestro tenía cuidado de no lesionarme así que ¿por qué preocuparse? Simplemente dejaría que la playa actuara de calmante.
Mis pies desnudos se hundieron en la arena mientras llevaba las botas en la mano derecha. Como mil agujas se clavaron produciendo quizás el mismo efecto que la acupuntura. Una escalofrío de confort me recorrió la espalda. Era un buen sitio donde pasar la noche, donde pensar, donde escribir. Tenía la noche libre ya que, como parte del entrenamiento tenía que pasar la noche fuera, solo y sin un solo berrie en el bolsillo. Y lo mejor, tenía uno de mis juguetes así que la diversión estaba asegurada. Quizás lo único que echaría en falta sería el pijama de una pieza, pero qué se le iba a hacer. Las órdenes de mi maestro eran intocables e irrefutables.
Empecé a caminar acercándome a la orilla mientras mis ojos ambarinos se posaban en cada detalle, en cada olor, en cada sonido. Analizando hasta las piedras de cuarzo y los cristales deformados por años de mareas y vientos océanicos. Algunos tenían una forma curiosa: una escama, un trapecio cuyos lados eran desiguales... y uno con forma de lágrima pulida. Este último lo cogí y lo alcé enfocándolo a la luna, actuando este como un prisma. Y como un baile los rayos lunares se fundieron con el prisma de una forma tan especial, rompiéndose como un amor fatal. Eran curiosos los procesos de refracción de la luz. Muy curiosos... Hasta que la vena de niño pequeño afloró ya que empezó a jugar con la lágrima de cristal mientras andaba por la orilla.
Mis pies se refrescaban mientras probaba mil y un ángulos distintos riéndome... Pero un golpe brusco hizo que la lágrima cayera y se perdiera en el océano para siempre jamás. Me froté la cabeza un poco ofuscado pero la culpa había sido mía al fin y al cabo. Y un poco mosqueado y reticente, como un niño que no quiere admitir su culpa le dije al extraño- perdone señor, andaba distraído-
Mis músculos se resistieron a moverse por un instante. Los entrenamientos con el maestro me habían agotado hasta el punto de producirme microrroturas desde los extrínsecos hasta los faciales *pero me encanta este dolor. Significa que lo estoy haciendo bien, siempre y cuando me pueda mover* Y efectivamente, aunque con dolor podía moverme de forma usual. Además sabía que mi maestro tenía cuidado de no lesionarme así que ¿por qué preocuparse? Simplemente dejaría que la playa actuara de calmante.
Mis pies desnudos se hundieron en la arena mientras llevaba las botas en la mano derecha. Como mil agujas se clavaron produciendo quizás el mismo efecto que la acupuntura. Una escalofrío de confort me recorrió la espalda. Era un buen sitio donde pasar la noche, donde pensar, donde escribir. Tenía la noche libre ya que, como parte del entrenamiento tenía que pasar la noche fuera, solo y sin un solo berrie en el bolsillo. Y lo mejor, tenía uno de mis juguetes así que la diversión estaba asegurada. Quizás lo único que echaría en falta sería el pijama de una pieza, pero qué se le iba a hacer. Las órdenes de mi maestro eran intocables e irrefutables.
Empecé a caminar acercándome a la orilla mientras mis ojos ambarinos se posaban en cada detalle, en cada olor, en cada sonido. Analizando hasta las piedras de cuarzo y los cristales deformados por años de mareas y vientos océanicos. Algunos tenían una forma curiosa: una escama, un trapecio cuyos lados eran desiguales... y uno con forma de lágrima pulida. Este último lo cogí y lo alcé enfocándolo a la luna, actuando este como un prisma. Y como un baile los rayos lunares se fundieron con el prisma de una forma tan especial, rompiéndose como un amor fatal. Eran curiosos los procesos de refracción de la luz. Muy curiosos... Hasta que la vena de niño pequeño afloró ya que empezó a jugar con la lágrima de cristal mientras andaba por la orilla.
Mis pies se refrescaban mientras probaba mil y un ángulos distintos riéndome... Pero un golpe brusco hizo que la lágrima cayera y se perdiera en el océano para siempre jamás. Me froté la cabeza un poco ofuscado pero la culpa había sido mía al fin y al cabo. Y un poco mosqueado y reticente, como un niño que no quiere admitir su culpa le dije al extraño- perdone señor, andaba distraído-
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Iba tranquilamente andando por la playa cuando me tropecé con un chaval no muy menor que yo, lo primero que vi al chocarme esque algo caía en el agua y con mis reflejos lo pude atrapar antes de que se perdiera en el agua.
-Muchacho no soy tan mayor como para que me digas señor- mi rostro mostró una sonrisa amable -Que solo tengo 18 años-
Le cogí la mano al muchacho con mucha tranquilidad y serenidad no quería que se asustara y aun mas cuando veía su cara de cabreo, abrí su mano y puse la pequeña piedra en su mano.
-Recuerda los mayores tesoros los crea la Tierra, y te lo dice un estudiante de arqueología- cogí mi macuto que se había caído al agua por coger la piedra del agua, mire el cielo y vi que ya era noche cerrada.
-Muchacho ¿no debería de descansar un poco? Que estamos ya muy de noche y en la noche no ocurren cosas buenas.- Puse una cara socarrona como si de un monstruo fuera.
Y al momento le inste a que me siguiera con un movimiento de mano, quería que no pasara mucho tiempo aquí fue aunque fuer apacible y ademas sentía una necesidad de beber y comer pues no cataba bocado desde el desayuno. Al salir a andar mire hacia el muchacho y sonreí quería que se sintiera seguro pues no era normal ver a un muchacho con dos espadas y sin casaca ni botas.
-Me llamo Lupin y te invito a lo que sea que bebas – Solté una carcajada no para meterme con el ni nada sino por reírme de mi propio desconocimiento de el.
Y dicho esto comencé a andar de nuevo a un paso ligero no por huir de el ni por echar una carrera sino por que mi instinto de supervivencia me decía que debía de comer pronto y beber hasta saciarme.
``que raro era encontrar a un muchacho tan joven en una playa a estas horas, aunque no creo que fuer atan joven como su cuerpo me dice´´ Pensé mientras andaba esperando a que viniera conmigo y me aceptara mi invitación a una copa
-Muchacho no soy tan mayor como para que me digas señor- mi rostro mostró una sonrisa amable -Que solo tengo 18 años-
Le cogí la mano al muchacho con mucha tranquilidad y serenidad no quería que se asustara y aun mas cuando veía su cara de cabreo, abrí su mano y puse la pequeña piedra en su mano.
-Recuerda los mayores tesoros los crea la Tierra, y te lo dice un estudiante de arqueología- cogí mi macuto que se había caído al agua por coger la piedra del agua, mire el cielo y vi que ya era noche cerrada.
-Muchacho ¿no debería de descansar un poco? Que estamos ya muy de noche y en la noche no ocurren cosas buenas.- Puse una cara socarrona como si de un monstruo fuera.
Y al momento le inste a que me siguiera con un movimiento de mano, quería que no pasara mucho tiempo aquí fue aunque fuer apacible y ademas sentía una necesidad de beber y comer pues no cataba bocado desde el desayuno. Al salir a andar mire hacia el muchacho y sonreí quería que se sintiera seguro pues no era normal ver a un muchacho con dos espadas y sin casaca ni botas.
-Me llamo Lupin y te invito a lo que sea que bebas – Solté una carcajada no para meterme con el ni nada sino por reírme de mi propio desconocimiento de el.
Y dicho esto comencé a andar de nuevo a un paso ligero no por huir de el ni por echar una carrera sino por que mi instinto de supervivencia me decía que debía de comer pronto y beber hasta saciarme.
``que raro era encontrar a un muchacho tan joven en una playa a estas horas, aunque no creo que fuer atan joven como su cuerpo me dice´´ Pensé mientras andaba esperando a que viniera conmigo y me aceptara mi invitación a una copa
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El extraño recogió el cristal al vuelo, para mi sorpresa. Apenas me había cruzado con él y pudo ver que algo se me caía de las manos y recogerlo. Me impresionó mucho. Demasiado ¿quién sería? Mi parte analítica volvió a la carga, cambiando mi postura y mi manera de hablar al igual que mi mirada, mientras el muchacho depositaba el cristal en mi mano. Después se volvió a recoger el macuto que se le había caído, seguramente por culpa de aquel movimiento que tanto me había sorprendido mientras me hablaba. Pero mi mente no estaba en sus palabras. Sino en sí mismo.
Mis ojos amarillos centellearon recorriendo su cuerpo rápidamente. Alto, algo más que un metro ochenta. Complexión atlética con una piel casi tan blanca como mi nieve pero con claras evidencias de que había estado tomando el sol ese mismo día. Y mientras con unos ojos marrones como su pelo, que amables contemplaban el cielo, sus espadas me evidenciaron lo que ya sabía: era un guerrero.
¿Qué debía hacer? ¿Irse por otro camino? A la hora de juzgar a la gente solía fallar con demasiada y precipitosa experiencia. Pero el hecho de que había tirado sus espadas para coger la piedra indicaba que no buscaba pelea. De hecho tampoco parecía estar en ninguna posición de ataque; sus músculos estaban muy relajados además de que había dejado de mirarme por un instante. *Osea, que no quiere pelear* me dije como conclusión.
De repente hechó a andar incitándome con la mano a seguirle. No tenía nada que hacer y al fin y al cabo la finalidad de ir a la playa era la de pasear, así que si podía además obtener más información acerca de cómo actuar con alguien, mejor que mejor *pero con cuidado* me dije. Tenía armas al fin y al cabo.
Le contesté a las primeras frases que él me dijo, para entablar una conversación tal y como había leído en un libro- Es discutible, pero al fin y al cabo todo se basa en lo natural eso es cierto- *puede ser interesante hablar con él* pensé.
La siguiente frase no la entendí. Pero intenté contestarle con algo-para mi esto es descansar, no se preocupe- le dije para después añadir- y en cuanto a la noche, podría defenderme en caso de que se presentara un problema- terminé indicando hacia mi sable. Mi poder de logia no era cauto revelárselo a un extraño. Y menos cerca del mar.
Comenzó a andar más deprisa y le seguí el ritmo sin mucho problema, al mismo tiempo que se presentó, *ahora me toca a mí presentarme* pensé teniendo en mente el libro de :"Cómo conocer gente nueva"- Yo me llamo Lie- debido al incendio de mi orfanato no podía revelar mi nombre auténtico, así que ese seudónimo estaba bien. Era coherente- yo tengo 16 años, casi 17- le seguí diciendo.
Agua, gracias, pero no es necesario tengo una cantimplora aquí mismo- le enseñé la susodicha cantimplora mientras pensaba* y si no siempre puedo formar nieve y derretirla*
Mis ojos amarillos centellearon recorriendo su cuerpo rápidamente. Alto, algo más que un metro ochenta. Complexión atlética con una piel casi tan blanca como mi nieve pero con claras evidencias de que había estado tomando el sol ese mismo día. Y mientras con unos ojos marrones como su pelo, que amables contemplaban el cielo, sus espadas me evidenciaron lo que ya sabía: era un guerrero.
¿Qué debía hacer? ¿Irse por otro camino? A la hora de juzgar a la gente solía fallar con demasiada y precipitosa experiencia. Pero el hecho de que había tirado sus espadas para coger la piedra indicaba que no buscaba pelea. De hecho tampoco parecía estar en ninguna posición de ataque; sus músculos estaban muy relajados además de que había dejado de mirarme por un instante. *Osea, que no quiere pelear* me dije como conclusión.
De repente hechó a andar incitándome con la mano a seguirle. No tenía nada que hacer y al fin y al cabo la finalidad de ir a la playa era la de pasear, así que si podía además obtener más información acerca de cómo actuar con alguien, mejor que mejor *pero con cuidado* me dije. Tenía armas al fin y al cabo.
Le contesté a las primeras frases que él me dijo, para entablar una conversación tal y como había leído en un libro- Es discutible, pero al fin y al cabo todo se basa en lo natural eso es cierto- *puede ser interesante hablar con él* pensé.
La siguiente frase no la entendí. Pero intenté contestarle con algo-para mi esto es descansar, no se preocupe- le dije para después añadir- y en cuanto a la noche, podría defenderme en caso de que se presentara un problema- terminé indicando hacia mi sable. Mi poder de logia no era cauto revelárselo a un extraño. Y menos cerca del mar.
Comenzó a andar más deprisa y le seguí el ritmo sin mucho problema, al mismo tiempo que se presentó, *ahora me toca a mí presentarme* pensé teniendo en mente el libro de :"Cómo conocer gente nueva"- Yo me llamo Lie- debido al incendio de mi orfanato no podía revelar mi nombre auténtico, así que ese seudónimo estaba bien. Era coherente- yo tengo 16 años, casi 17- le seguí diciendo.
Agua, gracias, pero no es necesario tengo una cantimplora aquí mismo- le enseñé la susodicha cantimplora mientras pensaba* y si no siempre puedo formar nieve y derretirla*
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JUM con un interesante muchacho me había encontrado, me empezo a caer bien era muy timido y reservado pero algo me decia que tenia un gran don.
-Muchacho ahora vas a probar algo con mas sabor que el agua, pero no abuses (carcajada) que me dejas sin dinero.
Le mire y sonrei aquel muchacho era un pequeño muchacho muy entrañable a mi parecer, aunque me encantaria ver a que se dedica.
Tras unos cinco minutos andando a pies ligeros llegamos ala taberna entramos y le dije de sentarnos en un pequeña mesa en una esquina cercana a la puerta. llame al camaerero que era gordo alto y con un bigote muy frondoso.
-Pon me una jarra de las negras, y al muchacho ponle el zumo de uva dulce.
Mire al chico y profundice en sus ojos, pero solo conseguí que una sensación fría cono el hielo recorriera mi cuerpo.
-Chico tienes alguna idea de ¿quien soy y a que me dedico? por que si hubiera sido un tipo mas malo, un malhechor, podrías haber salido herido de nuestro encuentro. Y mas cuando estas exhausto de tu entrenamiento que deduzco por tu sudor y por tus reflejos agotados.
La taberna se empezó a hacer cada vez mas concurrida y se empezaba a llenar de hombres buscando diversión tras el trabajo jóvenes músicos buscando fama y reconocimiento y jóvenes mozas en busca de un rato de baile y diversión. Era a mi parecer un buen ambiente, ameno y concurrido sin ninguna trifulca y el único jaleo de la buena musica que azuzaba a bailar y de los hombre contando sus chistes y diversiones que les habían ocurrido
-Muchacho ahora vas a probar algo con mas sabor que el agua, pero no abuses (carcajada) que me dejas sin dinero.
Le mire y sonrei aquel muchacho era un pequeño muchacho muy entrañable a mi parecer, aunque me encantaria ver a que se dedica.
Tras unos cinco minutos andando a pies ligeros llegamos ala taberna entramos y le dije de sentarnos en un pequeña mesa en una esquina cercana a la puerta. llame al camaerero que era gordo alto y con un bigote muy frondoso.
-Pon me una jarra de las negras, y al muchacho ponle el zumo de uva dulce.
Mire al chico y profundice en sus ojos, pero solo conseguí que una sensación fría cono el hielo recorriera mi cuerpo.
-Chico tienes alguna idea de ¿quien soy y a que me dedico? por que si hubiera sido un tipo mas malo, un malhechor, podrías haber salido herido de nuestro encuentro. Y mas cuando estas exhausto de tu entrenamiento que deduzco por tu sudor y por tus reflejos agotados.
La taberna se empezó a hacer cada vez mas concurrida y se empezaba a llenar de hombres buscando diversión tras el trabajo jóvenes músicos buscando fama y reconocimiento y jóvenes mozas en busca de un rato de baile y diversión. Era a mi parecer un buen ambiente, ameno y concurrido sin ninguna trifulca y el único jaleo de la buena musica que azuzaba a bailar y de los hombre contando sus chistes y diversiones que les habían ocurrido
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Parecía obstinado a invitarme a algo, y por lo que había leído en el libro a algunas personas les molestaba que le rechazaran una copa gratis. Se rió por lo que supuse que había hecho una broma pero yo me quedé mirándolo extrañado, sin entenderla, lo que decía tenía lógica, pero él me sonrió. Definitivamente parecía ser una buena persona porque su estar era animado y relajado, daba la sensación de que las espadas que llevaba eran de adorno. Pero evidentemente no lo eran.
Aún así decidí confiar en él (al fin y al cabo si algo ocurría no era un niñito indefenso) y continuamos andando hasta encontrar una taberna. Entró y le seguí algo receloso *¿Y si no es una taberna?* Pero se oían gritos de gente que se lo estaba pasando en grande. Además al pasar adentro un fuerte olor a alcohol y a juerga inundó mi cerebro durante los segundos que tardábamos en ocupar una mesa cercana a la esquina de la puerta. ´
Entonces un hombre fornido, alto, de una complexión bastante ancha y con algún quilito de más nos dio la bienvenida con una amplia sonrisa dibujada con un bigote bien poblado. Lupin pidió por mi un zumo de uvas a lo que le contesté- gracias pero de verdad que no era necesario. No tengo dinero con que pagarle- le dije algo avergonzado. Después lo pensé y le ofrecí un juguete de madera hecho a mano- lo hice hace poco y puede que no tenga mucho valor, pero por favor, acéptelo como muestra de gratitud- Tenía la forma de una simple caja, pero en cuanto lo movías empezaban a salir piezas unida a la caja central formando huecos en esta, para así dar lugar a un copo de nieve. Tenía 100 posibilidades distintas de copos, ya que no había dos copos iguales en el mundo. En realidad era un muñeco preciado para mí, pero las convenciones sociales dicen que hay que responder con un regalo una invitación. Y eso hice.
Me miró a los ojos intentando analizarme. No me sorprendí, yo lo había hecho antes con él así que aguanté la mirada hasta que Lupin la apartó. Y después me dijo algo que me hizo sonreír -caballero Lupin, ya le he dicho que no soy ningún niñito indefenso ni nada de por el estilo- tras una pausa en la que lo miré con unos ojos entre curiosos y sorprendidos le dije-y es cierto que vengo de un entrenamiento pero... no es sabio subestimar al rival. A veces los animales más exhaustos son los más peligrosos, porque no tienen ya nada que perder- después le di un sorbo a mi zumo, agradecido de beber algo líquido y me acordé de otra convención social- pero gracias por preocuparse-
Poco a poco la tasca se fue llenando de desconocidos hasta llegar a conformarse un ambiente atorado y sofocante. Parecía que todo el mundo se lo pasaba en grande: la gente bailaba con los músicos y las damas comenzaban a coquetear de aquí para allá. Un ambiente festivo y juerguista que parecía no tener fin. Suspiré y miré a Lupin- perdone ¿le importa que le haga una pregunta?- mi mirada se mostró algo impaciente por saber la respuesta pero mi pose seguía serena, mientras tenía la copa en la mano.
Aún así decidí confiar en él (al fin y al cabo si algo ocurría no era un niñito indefenso) y continuamos andando hasta encontrar una taberna. Entró y le seguí algo receloso *¿Y si no es una taberna?* Pero se oían gritos de gente que se lo estaba pasando en grande. Además al pasar adentro un fuerte olor a alcohol y a juerga inundó mi cerebro durante los segundos que tardábamos en ocupar una mesa cercana a la esquina de la puerta. ´
Entonces un hombre fornido, alto, de una complexión bastante ancha y con algún quilito de más nos dio la bienvenida con una amplia sonrisa dibujada con un bigote bien poblado. Lupin pidió por mi un zumo de uvas a lo que le contesté- gracias pero de verdad que no era necesario. No tengo dinero con que pagarle- le dije algo avergonzado. Después lo pensé y le ofrecí un juguete de madera hecho a mano- lo hice hace poco y puede que no tenga mucho valor, pero por favor, acéptelo como muestra de gratitud- Tenía la forma de una simple caja, pero en cuanto lo movías empezaban a salir piezas unida a la caja central formando huecos en esta, para así dar lugar a un copo de nieve. Tenía 100 posibilidades distintas de copos, ya que no había dos copos iguales en el mundo. En realidad era un muñeco preciado para mí, pero las convenciones sociales dicen que hay que responder con un regalo una invitación. Y eso hice.
Me miró a los ojos intentando analizarme. No me sorprendí, yo lo había hecho antes con él así que aguanté la mirada hasta que Lupin la apartó. Y después me dijo algo que me hizo sonreír -caballero Lupin, ya le he dicho que no soy ningún niñito indefenso ni nada de por el estilo- tras una pausa en la que lo miré con unos ojos entre curiosos y sorprendidos le dije-y es cierto que vengo de un entrenamiento pero... no es sabio subestimar al rival. A veces los animales más exhaustos son los más peligrosos, porque no tienen ya nada que perder- después le di un sorbo a mi zumo, agradecido de beber algo líquido y me acordé de otra convención social- pero gracias por preocuparse-
Poco a poco la tasca se fue llenando de desconocidos hasta llegar a conformarse un ambiente atorado y sofocante. Parecía que todo el mundo se lo pasaba en grande: la gente bailaba con los músicos y las damas comenzaban a coquetear de aquí para allá. Un ambiente festivo y juerguista que parecía no tener fin. Suspiré y miré a Lupin- perdone ¿le importa que le haga una pregunta?- mi mirada se mostró algo impaciente por saber la respuesta pero mi pose seguía serena, mientras tenía la copa en la mano.
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Aquel ambiente me serenaba reía, sonreía y aplaudía cuando veía que la música era buena, pero eso si nunca dejaba de lado la conversación con mi pequeño amigo Lie. Le denege el muñeco mientras le decía.
-Seria una pena que con lo manazas que soy lo rompieras, asique prométeme que lo tendrás lo guardas y el día que consigas el sueño que tengas me lo traerás.
Esto se lo dije antes de que me diera cuenta de que me miraba sereno y me dijo que si me podía hacer un pregunta, le di un sorbo a mi jarra de cerveza negra y le respondí:
-Claro, porque no ibas a hacerme una pregunta, el ansia de conocimiento es un don nunca un defecto.
En ese momento vi que dos chicas jóvenes de lo que serian uno 18 o 19 años me miraban asique llame al camarero y le dije:
-Invita a las dos chicas que miran hacia aquí la morena y la pelirroja. Y di que es de parte de Lie.- Mire a Lie- Nunca esta mal tener algo de compañía mas cuando no quiero que acabe mi noche.Aunque cuando quieras te acompaño a donde te quedes a dormir.
Y entonces espere a que Lie disparara esa pregunta que tenia que hacerme. con pose serena y sonriente. Hacia tiempo que no era así de feliz.
-Seria una pena que con lo manazas que soy lo rompieras, asique prométeme que lo tendrás lo guardas y el día que consigas el sueño que tengas me lo traerás.
Esto se lo dije antes de que me diera cuenta de que me miraba sereno y me dijo que si me podía hacer un pregunta, le di un sorbo a mi jarra de cerveza negra y le respondí:
-Claro, porque no ibas a hacerme una pregunta, el ansia de conocimiento es un don nunca un defecto.
En ese momento vi que dos chicas jóvenes de lo que serian uno 18 o 19 años me miraban asique llame al camarero y le dije:
-Invita a las dos chicas que miran hacia aquí la morena y la pelirroja. Y di que es de parte de Lie.- Mire a Lie- Nunca esta mal tener algo de compañía mas cuando no quiero que acabe mi noche.Aunque cuando quieras te acompaño a donde te quedes a dormir.
Y entonces espere a que Lie disparara esa pregunta que tenia que hacerme. con pose serena y sonriente. Hacia tiempo que no era así de feliz.
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Lo miré de forma algo extraña *¿Un sueño?* Ah claro, ellos lo llamaban así. Mi meta.
-Pero entonces tendrá que esperar mucho- le dije algo contrariado.
No comprendía porqué no lo aceptaba *¿Acaso no se dan los regalos por agradecimiento hasta que se alcanzan las metas?* Frustrado le pegué un sorbo a mi copa. De ser así jamás se lo daría. Nunca alcanzaría a mi maestro aunque deseara con todas mis fuerzas hacerlo. Al fin y al cabo el poder de mi logia era brutal, pero aún le quedaba mucho por aprender. Demasiado.
Observé cómo actuaba Lupin mientras esperaba para poder contestarle: parecía estar en su ambiente. Cómodo, relajado con una sonrisa en la cara. Pero claro, en la playa también lo había visto así. Me quedé analizándolo, como intentando aprender la razón de sus movimientos mientras pedía una copa a dos chicas que iban de aquí para allá. Eran de una estatura media, jóvenes sin lugar a dudas por sus curvas y sus miradas despreocupadas, que se habían posado en Lupin más de una vez en lo que llevábamos de noche. Pero las invitó de mi parte. *¿De mi parte?* realmente se tenía que haber confundido.
*¿Compañía durmiendo..?* Rememoré aquellos días en el orfanato en los que compartía habitación con más de diez niños. Era molesto: toses, cuchicheos, movimientos... No había manera de encontrar más silencio que el de su propio corazón tranquilo. Cada vez comprendía menos la situación *¿Será por lo que bebe?* El alcohol nublaba la mente de aquellos que se excedían. Pero claro, tampoco es que entendiera mucho de lo que se tenía que hacer en esos casos. Así que tomó aire para que Lupin pudiera oírle entre tanto jaleo:
-Pues... Usted parece experimentado en este tipo de situaciones... Y yo, sinceramente no las entiendo ¿podría explicarme qué se suele hacer una noche en una taberna, tal y como está ahora?-le dije seriamente con una mirada entre curiosa y deseosa de saber la respuesta. Sin embargo antes de que pudiera contestar le dije-oh, no es necesario, yo esta noche no creo que duerma. No tengo rumbo fijo hasta el primer rayo del alba... y acabé con un- Ah! Sí, ¿por qué ha invitado a mi nombre a esas señoritas? Creo que se ha confundido, dígaselo al camarero está cerca. Si quiere lo llamo yo mismo-
-Pero entonces tendrá que esperar mucho- le dije algo contrariado.
No comprendía porqué no lo aceptaba *¿Acaso no se dan los regalos por agradecimiento hasta que se alcanzan las metas?* Frustrado le pegué un sorbo a mi copa. De ser así jamás se lo daría. Nunca alcanzaría a mi maestro aunque deseara con todas mis fuerzas hacerlo. Al fin y al cabo el poder de mi logia era brutal, pero aún le quedaba mucho por aprender. Demasiado.
Observé cómo actuaba Lupin mientras esperaba para poder contestarle: parecía estar en su ambiente. Cómodo, relajado con una sonrisa en la cara. Pero claro, en la playa también lo había visto así. Me quedé analizándolo, como intentando aprender la razón de sus movimientos mientras pedía una copa a dos chicas que iban de aquí para allá. Eran de una estatura media, jóvenes sin lugar a dudas por sus curvas y sus miradas despreocupadas, que se habían posado en Lupin más de una vez en lo que llevábamos de noche. Pero las invitó de mi parte. *¿De mi parte?* realmente se tenía que haber confundido.
*¿Compañía durmiendo..?* Rememoré aquellos días en el orfanato en los que compartía habitación con más de diez niños. Era molesto: toses, cuchicheos, movimientos... No había manera de encontrar más silencio que el de su propio corazón tranquilo. Cada vez comprendía menos la situación *¿Será por lo que bebe?* El alcohol nublaba la mente de aquellos que se excedían. Pero claro, tampoco es que entendiera mucho de lo que se tenía que hacer en esos casos. Así que tomó aire para que Lupin pudiera oírle entre tanto jaleo:
-Pues... Usted parece experimentado en este tipo de situaciones... Y yo, sinceramente no las entiendo ¿podría explicarme qué se suele hacer una noche en una taberna, tal y como está ahora?-le dije seriamente con una mirada entre curiosa y deseosa de saber la respuesta. Sin embargo antes de que pudiera contestar le dije-oh, no es necesario, yo esta noche no creo que duerma. No tengo rumbo fijo hasta el primer rayo del alba... y acabé con un- Ah! Sí, ¿por qué ha invitado a mi nombre a esas señoritas? Creo que se ha confundido, dígaselo al camarero está cerca. Si quiere lo llamo yo mismo-
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Este chico ya me intrigaba mucho, al mismo tiempo que me daba cosa de ver que no sabia casi nada de la vida, de como disfrutarla.
-Chico me da igual cuanto haya de esperar (sonreí) así te podre ver otra vez, (suspiro) chico hoy vas a descubrir bastante de la vida pues no te voy a enseñar yo que es lo que se hace en una taberna sino que te lo va a enseñar la noche y la taberna misma. Ahhh y las copas las pago yo pero son a tu nombre pues si las damas deciden acercarse sera merito tuyo a personas como ami nos suelen calar y no quiero que se me escape semejante presa como es la pelirroja de ojos azules.
Me acomode mas en mi asiento y di unos golpes con mi jarra para que el camarero se acercara a rellenarla cosa que paso al minuto. En verdad al camarero lo conocía de hace tiempo pues yo regento bastante esta taberna. Pasados unos minutos las chicas se acercaron a presentarnos su gratitud y a preguntar por Lie para darle las gracias.
-Lie tu da las gracias y deja la compañía para otra noche ¿vale? recuerda que a veces la suspicacia gana mas que un violento ataque ademas de que a las mujeres se les debe de atacar sin que ellas mismas lo sepan, aunque siempre lo saben aunque se hacen las tontas (carcajada) Chico me empiezas a caer muuuuuuuy bien. (Sonreí)
Me gustaba como se estaba alargando la noche y como transcurría.
-Chico dentro de poco habrá pelea pero no deberás de hacer caso a ella déjame actuar ami pues siempre vienen por aquí unos marines sinvergüenzas con ganas de meter mano en los asuntos que no deben de meter mano y tengo digamos privilegios ante estos asique no te preocupes te avisare cuando lleguen (sonreí y puse una cara serena) ahora cuéntame mas de ti de tu vida y recuerda preguntar lo que desees de mi.
Y me volví a acomodar en mi asiento.[/color]
-Chico me da igual cuanto haya de esperar (sonreí) así te podre ver otra vez, (suspiro) chico hoy vas a descubrir bastante de la vida pues no te voy a enseñar yo que es lo que se hace en una taberna sino que te lo va a enseñar la noche y la taberna misma. Ahhh y las copas las pago yo pero son a tu nombre pues si las damas deciden acercarse sera merito tuyo a personas como ami nos suelen calar y no quiero que se me escape semejante presa como es la pelirroja de ojos azules.
Me acomode mas en mi asiento y di unos golpes con mi jarra para que el camarero se acercara a rellenarla cosa que paso al minuto. En verdad al camarero lo conocía de hace tiempo pues yo regento bastante esta taberna. Pasados unos minutos las chicas se acercaron a presentarnos su gratitud y a preguntar por Lie para darle las gracias.
-Lie tu da las gracias y deja la compañía para otra noche ¿vale? recuerda que a veces la suspicacia gana mas que un violento ataque ademas de que a las mujeres se les debe de atacar sin que ellas mismas lo sepan, aunque siempre lo saben aunque se hacen las tontas (carcajada) Chico me empiezas a caer muuuuuuuy bien. (Sonreí)
Me gustaba como se estaba alargando la noche y como transcurría.
-Chico dentro de poco habrá pelea pero no deberás de hacer caso a ella déjame actuar ami pues siempre vienen por aquí unos marines sinvergüenzas con ganas de meter mano en los asuntos que no deben de meter mano y tengo digamos privilegios ante estos asique no te preocupes te avisare cuando lleguen (sonreí y puse una cara serena) ahora cuéntame mas de ti de tu vida y recuerda preguntar lo que desees de mi.
Y me volví a acomodar en mi asiento.[/color]
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