Jallial Reezek
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Akuma no mi
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Estaba de camino, sabía dónde encontrarlo, “él” fue claro con su ubicación. “El reino de la arena”, allí me dirigía ahora, y no tardaría demasiado en llega mientras corriera a aquella velocidad sobre el agua, sin embargo estaba cansado, y decidí parar a recuperarme. Aquel lugar dónde me detuve parecía atrasado en el tiempo, como si por aquella isla no hubieran pasado los siglos, como si, de alguna forma, hubiera quedado al margen del paso de los años. Nada más pisar la costa, como si de un recibimiento se tratara, un dinosaurio, por raro que pareciera, vino a saludarme. Era, si mis conocimientos de paleontología no fallaban, lo llamado Tyranosaurus, un animal básicamente carroñero cuya fuerza se basaba en sus mandíbulas y en sus piernas traseras, pues sus brazos eran como poco enclenques. Me limité a sonreír en mi asombro, mientras él iba acercándose, y a comenzar a murmurarle algo. –Ven, bonito, bonito, ven… -Mientras le hacía gestos para que se acercara. Él, como debía ser habitual, se lanzó contra mí para morderme, pero en un rápido movimiento me coloqué justo debajo de su estómago y lancé un fuerte golpe contra su pecho, empleando el estilo del Rogafufuken. Aquel animal gigante incluso reculó un poco, aunque rápidamente se repuso y volvió a arremeter contra mí, sin embargo esta vez no fui tan permisivo, y tras convertirme en mi forma híbrida, lo agarré del morro y lo estampé contra el suelo, mientras comenzaba a congelarlo de forma lenta, y le dedicaba unas palabras. –Deberías estar congelado en un museo, no seas rebelde y deja de jugar. –Bromeaba con aquel bicho, a por el cual después vendría para comerme, y que en cuestión de segundos ya era una escultura de hielo de un ser que no debía existir. –De todas formas esta isla es muy extraña, creo que iré a explorarla, no me gustaría encontrar más bichos como este. –Mientras decía aquello volvía a mi forma humana y andaba hacia aquella vegetación frondosa, con la esperanza de encontrar algo que comer y algo de agua.
No tardé en encontrar un manantial y en arrimarme a beber de este, aunque nada más hacerlo, salió de él un Ictyosaurus, uno de los dinosaurios de agua. –Mierda de bichos con sobrepoblación, voy a tener que encargarme de unos pocos… -Al decir aquello crují mi cuello y lo primero que hice fue, tras transformarme en forma híbrida, sumergir la mano en el agua, congelando todo aquel manantial, junto a todo bicho que hubiera en él. Después golpee para arrancar un pedazo de hielo, y de él, una vez derretido, bebí para calmar mi sed. En cuanto a la comida, ni que decir tiene que aquellos bichos que se iban cruzando en mi camino acabaron todos pinchados sobre el fuego en una improvisada hoguera. El olor de aquella carne cocinándose seguramente atraería a muchos más seres indeseables, y seguramente delataba mi posición, así como la humareda de la hoguera en la que cocinaba aquella carne. Si alguien se acercaba, seguramente se sorprendería, pues vería a un hombre lobo azul comerse el muslo de un dinosaurio, aunque bien mirado, desde que entré en el Grand Line, pocas cosas eran realmente sorprendentes, pues todo en él era raro, como ejemplo, aquella isla repleta de dinosaurios y plantas ya extintas, aunque en cualquier caso, no sería una imagen habitual.
No tardé en encontrar un manantial y en arrimarme a beber de este, aunque nada más hacerlo, salió de él un Ictyosaurus, uno de los dinosaurios de agua. –Mierda de bichos con sobrepoblación, voy a tener que encargarme de unos pocos… -Al decir aquello crují mi cuello y lo primero que hice fue, tras transformarme en forma híbrida, sumergir la mano en el agua, congelando todo aquel manantial, junto a todo bicho que hubiera en él. Después golpee para arrancar un pedazo de hielo, y de él, una vez derretido, bebí para calmar mi sed. En cuanto a la comida, ni que decir tiene que aquellos bichos que se iban cruzando en mi camino acabaron todos pinchados sobre el fuego en una improvisada hoguera. El olor de aquella carne cocinándose seguramente atraería a muchos más seres indeseables, y seguramente delataba mi posición, así como la humareda de la hoguera en la que cocinaba aquella carne. Si alguien se acercaba, seguramente se sorprendería, pues vería a un hombre lobo azul comerse el muslo de un dinosaurio, aunque bien mirado, desde que entré en el Grand Line, pocas cosas eran realmente sorprendentes, pues todo en él era raro, como ejemplo, aquella isla repleta de dinosaurios y plantas ya extintas, aunque en cualquier caso, no sería una imagen habitual.
Shaky
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Akuma no mi
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Tal como la mujer y sus costumbres aquella remota isla del Grand Line estaba parada. Básicamente congelada en el tiempo y desprovista de cualquier tipo de avance temporal. Por mas interesante que fuera la isla estaba abandonada a su suerte, creada únicamente para tratar con animales prehistóricos y plantas por completo antiguas y, al menos en su isla natal, extintas hacia siglos. En tanto iba adentrándose cada vez la fémina se iba dando cuenta de lo peligroso que podía ser el tomar una planta equivocada dado que cada una de ellas podía ser una cura genial para al menos un tercio de las enfermedades normales mientras otro par podía significar el contraer una enfermedad imposible de curar por medios naturales llegando obviamente a la muerte en poco tiempo -Vaya isla mas antigua...- Con su espada en mano la mujer iba cortando libremente todas las plantas que tenia frente de ella a modo de machete llegando incluso a hacerle un corte a una especie de árbol que rápidamente comenzó a moverse a modo de queja lo que irremediablemente llevo a posar su mirada hacia arriba notando una terrible bestia de al menos el tamaño de una de sus hermanas mayores de Amazon Lily, algo realmente grande para Shaky.
Irremediablemente se le escaparía una especie de silbido mientras iba dando un par de pasos hacia atrás de manera suave admirando aquella colosal bestia y el mar que a una poca distancia se encontraba "Si apenas avance unos metros no quiero imaginar que hay dentro de la isla..." Con esos pensamientos en mente la mujer ajusto su mano derecha sobre el mango de su arma y la restante en su escudo, como si este pudiera cuidarla de un golpe mortal mientras que iba retirándose lentamente hacia atrás presta a moverse rápidamente si hacia falta. Antes de que pudiera pasar nada mas una voz sonó cerca de su posición y el colosal animal se largo a correr contra quien fuera su estúpida victima -Hombre tenia que ser- No sabia si estaba en lo cierto pero el solo hecho de escuchar su timbre de voz le indicaba que era una de esas personas pertenecientes a la raza inferior, un simple y molesto hombre divagando en la isla como ella y, para mejor, congelando a aquel animal.
Dejándose llevar por la curiosidad de ese poder y la previa transformación la mujer guardo su arma y se digno a seguir de manera sigilosa a aquel sujeto desde una distancia prudencial, unos siete metros. Escondiéndose a cada paso que el dudara o girara su mirada para ver hacia atrás, por el momento prefería estar en el anonimato dejándose ocultar por los sonidos naturales y sus propios reflejos.
El agua se veía linda, cristalina y fresca por sobre todo pero a la par era tan amenazante como el resto de la isla dado que una enorme bestia saldría del mar para atacar a aquel sujeto que haría acto de lo inexplicable de nuevo para congelar toda aquella zona. Lo próximo... Bueno, realmente era interesante ver un hombre lobo azulado haciendo cosas sobre naturales en una isla como aquella y no valía de mucho intentar explicarlo -Tsk... Los hombres son estúpidos- Para sorpresa de la única persona viva la mujer saldría de entre los arbustos con su espada enfundada y el escudo colgado cual mochila en su espalda -Estúpidos- Remarcando esa palabra daría un simple golpe al suelo para lanzar algo de tierra sobre el fuego. No mostraría miedo ni similares dado que había visto cosas mas raras aunque no tan interesantes, ella misma era rara al poder convertirse en un gas.
Irremediablemente se le escaparía una especie de silbido mientras iba dando un par de pasos hacia atrás de manera suave admirando aquella colosal bestia y el mar que a una poca distancia se encontraba "Si apenas avance unos metros no quiero imaginar que hay dentro de la isla..." Con esos pensamientos en mente la mujer ajusto su mano derecha sobre el mango de su arma y la restante en su escudo, como si este pudiera cuidarla de un golpe mortal mientras que iba retirándose lentamente hacia atrás presta a moverse rápidamente si hacia falta. Antes de que pudiera pasar nada mas una voz sonó cerca de su posición y el colosal animal se largo a correr contra quien fuera su estúpida victima -Hombre tenia que ser- No sabia si estaba en lo cierto pero el solo hecho de escuchar su timbre de voz le indicaba que era una de esas personas pertenecientes a la raza inferior, un simple y molesto hombre divagando en la isla como ella y, para mejor, congelando a aquel animal.
Dejándose llevar por la curiosidad de ese poder y la previa transformación la mujer guardo su arma y se digno a seguir de manera sigilosa a aquel sujeto desde una distancia prudencial, unos siete metros. Escondiéndose a cada paso que el dudara o girara su mirada para ver hacia atrás, por el momento prefería estar en el anonimato dejándose ocultar por los sonidos naturales y sus propios reflejos.
El agua se veía linda, cristalina y fresca por sobre todo pero a la par era tan amenazante como el resto de la isla dado que una enorme bestia saldría del mar para atacar a aquel sujeto que haría acto de lo inexplicable de nuevo para congelar toda aquella zona. Lo próximo... Bueno, realmente era interesante ver un hombre lobo azulado haciendo cosas sobre naturales en una isla como aquella y no valía de mucho intentar explicarlo -Tsk... Los hombres son estúpidos- Para sorpresa de la única persona viva la mujer saldría de entre los arbustos con su espada enfundada y el escudo colgado cual mochila en su espalda -Estúpidos- Remarcando esa palabra daría un simple golpe al suelo para lanzar algo de tierra sobre el fuego. No mostraría miedo ni similares dado que había visto cosas mas raras aunque no tan interesantes, ella misma era rara al poder convertirse en un gas.
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Al parecer no estaba completamente solo, aunque ya me había dado cuenta hacía tiempo gracias a mi olfato, pero decidí esperar a que aquel sujeto se presentara. Para mi sorpresa, no fue un hombre, sino una mujer, muy bella además, que asomó de entre la maleza, tras la cual se escondía, para acercarse hasta mi posición y echar arena sobre mi pequeña hoguera, con una actitud muy hostil por su parte. –Supongo que eso significa que no quieres un poco, ¿no? –Dije apuntándola con un pedazo de carne de aquel gran reptil del que me encargué un rato antes. –Es igual, en cualquier caso, ¿quién eres? No pareces marine, dudo que haya chicas tan guapas en la marina. –Dije sonriendo mientras ahora daba un bocado a la carne con la que anteriormente le señalé. Lo más probable es que fuera una simple muchacha perdida, aunque, si yo tenía algo de suerte, tal vez fuera una pirata o estuviera dispuesta a serlo, parecía lo bastante guapa para que me interesara, y con el carácter suficiente para ser divertido intentar algo con ella con o sin éxito.
En ese instante, y después de masticar bien la comida, me levanté y me acerqué a ella, y por extraño que pudiera parecer, comencé a olfatearla. –Hmmm… Hueles raro. Apestas a usuario de akuma no mi… -Aquello era en parte una simple conjetura, pero al oler en ella el olor típico de un material, me figuré que o bien iba perfumada, cosa que solo camuflaría su olor, no lo eliminaría, o bien, como afirmé, la muchacha era algo similar a Lavi o Kagami, una muchacha hecha de un elemento. –Se me ocurre una forma de averiguarlo… -Al decir aquello, mientras me iba alejando lentamente, de nuevo hacia la hoguera donde ella me encontró, cogí ahora una piedra. La idea era lanzarla directamente a la cabeza de la joven, sin demasiada velocidad para que no le diera tiempo a convertirse, pero procurando que no pudiera simplemente agacharse o moverse para evitarla, sin embargo, y en el preciso instante en que arqueé el brazo para tomar impulso, apareció un enorme tigre a mi espalda, que con un rugido atrajo mi atención. –Vaya por Dios, ¿ahora qué? –Me giré y vi a aquella cosa, un tigre enorme que corría hacia nosotros, avisado por la humareda del fuego de mi hoguera, o por el olor de la comida que en esta cocinaba. –Vaya por Dios, y siguen saliendo bichos… -Aquello iba, en parte, también por aquella joven que acababa de aparecer, y si se daba cuenta probablemente se enfadaría también. Aquel bicho se iba acercando a toda velocidad, y poco antes de que se acercara, me transformé en mi forma híbrida y creé un camino de hielo bajo sus pies, provocando que resbalara por este, continuando con su carrera sin poder detenerse. Incluso el propio tigre puso cara de miedo al ir deslizándose sobre mi improvisada pista de hielo, aunque yo me reí bastante, además, y tras pasar por encima de mí, continuó avanzando de camino a la joven. -*Mucho mejor que una simple piedra.* -Pensé yo al verlo deslizándose hacia la joven, si me equivocaba, probablemente ella fuera aplastada, si estaba en lo cierto, puede que el peor parado terminara incluso siendo aquel tigre.
En ese instante, y después de masticar bien la comida, me levanté y me acerqué a ella, y por extraño que pudiera parecer, comencé a olfatearla. –Hmmm… Hueles raro. Apestas a usuario de akuma no mi… -Aquello era en parte una simple conjetura, pero al oler en ella el olor típico de un material, me figuré que o bien iba perfumada, cosa que solo camuflaría su olor, no lo eliminaría, o bien, como afirmé, la muchacha era algo similar a Lavi o Kagami, una muchacha hecha de un elemento. –Se me ocurre una forma de averiguarlo… -Al decir aquello, mientras me iba alejando lentamente, de nuevo hacia la hoguera donde ella me encontró, cogí ahora una piedra. La idea era lanzarla directamente a la cabeza de la joven, sin demasiada velocidad para que no le diera tiempo a convertirse, pero procurando que no pudiera simplemente agacharse o moverse para evitarla, sin embargo, y en el preciso instante en que arqueé el brazo para tomar impulso, apareció un enorme tigre a mi espalda, que con un rugido atrajo mi atención. –Vaya por Dios, ¿ahora qué? –Me giré y vi a aquella cosa, un tigre enorme que corría hacia nosotros, avisado por la humareda del fuego de mi hoguera, o por el olor de la comida que en esta cocinaba. –Vaya por Dios, y siguen saliendo bichos… -Aquello iba, en parte, también por aquella joven que acababa de aparecer, y si se daba cuenta probablemente se enfadaría también. Aquel bicho se iba acercando a toda velocidad, y poco antes de que se acercara, me transformé en mi forma híbrida y creé un camino de hielo bajo sus pies, provocando que resbalara por este, continuando con su carrera sin poder detenerse. Incluso el propio tigre puso cara de miedo al ir deslizándose sobre mi improvisada pista de hielo, aunque yo me reí bastante, además, y tras pasar por encima de mí, continuó avanzando de camino a la joven. -*Mucho mejor que una simple piedra.* -Pensé yo al verlo deslizándose hacia la joven, si me equivocaba, probablemente ella fuera aplastada, si estaba en lo cierto, puede que el peor parado terminara incluso siendo aquel tigre.
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La carne no se veía mal realmente y cuando le ofreció un poco la mujer estuvo realmente tentada a aceptar la propuesta casi por el hecho de ser simplemente comida pero se limito a mantener sus semblantes serios aprovechando el momento que llevara la comida a su boca para sentir aun mas desprecio. Solo los hombres ofrecían algo y lo retiraban a ultimo momento, falto de civilización como cualquiera de su especie para ser realistas -¿Marine? ¿Que se supone que son esos? ¿Otro grupo de hombres incivilizados?- Así es, no tenia idea de lo que era la marina pero tal como la había dicho aquel hombre lobo parecía ser a ojos de la fémina un grupo de mas hombres estúpidos. Si se preguntan como a tal edad se desconoce tremenda facción simplemente hay que hacer una revisión a su pasado y notar que toda su vida estuvo encerrada o desprovista de información y eso fue aun peor en cuanto piso Amazon Lily, mas encerrada en una caja de cristal quedaron sus ideas así como mayor fue el desprecio que le tomo a los hombre en general.
En cuanto se acerco a la posición de la espadachina, y como era de esperarse, esta no hizo mas que mirarlo con una mueca de desprecio. ¿Olfatear a alguien como ella? Era una locura simplemente. Pero no haría nada, no valía la pena golpear a un hombre en plena isla por una falta tan simple como esa y dado el caso que quisiera pasarse de listo siempre estaba el poder que había consumido antes de salir de su isla natal, el poder de ser intangible para un gran parte de la civilización sobre los mares dado que sabia de la existencia de los diferentes tipos de voluntades o Hakis como se les llaman en general. En su isla natal manejaban esos poderes para cazar -¿Oler raro? Te juro estúpido neardental de las nieve que...- Que lo iba a matar y esas cosas varias típicas de una Amazona enojada que quedaba acallada ante la actitud falta de sentido de parte de los hombres como el hecho de "tener un método para averiguarlo". Sin duda alguna se merecía una muerte rápida y sin dolor, una mejora al mundo podría decirsele incluso.
Lo próximo paso bastante rápido como para que mujer se hiciera una figura en su cabeza de cada imagen tomando la medida preventiva mas lógica y rápida de todas, pasar su cuerpo a estado gaseoso para que el animal pasara de largo. En cuanto eso pasara tomaría su espada en mano y simplemente asustaría al animal herido para que se alejara tan rápido como había llegado. No era una persona que gustara de matar animales aunque estos fueran agresivos como en aquel caso -Shizuma Cohen- Simple, cortante y rápida. No iba a presentarse con laureles y adornos, simplemente daría su nombre completo esperando que aquella bestia masculina -Jallial obviamente- hiciera lo suyo presentándose y tal vez, como era debido para la fémina, diera algún dato útil sobre como hacia esas cosas. Obviamente que su arma empuñada se mandria como tal y su escudo estaba a un movimiento de intangibilidad de terminar en su otra mano lista para pelear, aunque no fuera notable por lo imponente de su cuerpo la mujer estaba lista para atajar muchas posibilidades como para ponerse a tomar cada una en cuenta a lujo de detalle en tan poco tiempo.
En cuanto se acerco a la posición de la espadachina, y como era de esperarse, esta no hizo mas que mirarlo con una mueca de desprecio. ¿Olfatear a alguien como ella? Era una locura simplemente. Pero no haría nada, no valía la pena golpear a un hombre en plena isla por una falta tan simple como esa y dado el caso que quisiera pasarse de listo siempre estaba el poder que había consumido antes de salir de su isla natal, el poder de ser intangible para un gran parte de la civilización sobre los mares dado que sabia de la existencia de los diferentes tipos de voluntades o Hakis como se les llaman en general. En su isla natal manejaban esos poderes para cazar -¿Oler raro? Te juro estúpido neardental de las nieve que...- Que lo iba a matar y esas cosas varias típicas de una Amazona enojada que quedaba acallada ante la actitud falta de sentido de parte de los hombres como el hecho de "tener un método para averiguarlo". Sin duda alguna se merecía una muerte rápida y sin dolor, una mejora al mundo podría decirsele incluso.
Lo próximo paso bastante rápido como para que mujer se hiciera una figura en su cabeza de cada imagen tomando la medida preventiva mas lógica y rápida de todas, pasar su cuerpo a estado gaseoso para que el animal pasara de largo. En cuanto eso pasara tomaría su espada en mano y simplemente asustaría al animal herido para que se alejara tan rápido como había llegado. No era una persona que gustara de matar animales aunque estos fueran agresivos como en aquel caso -Shizuma Cohen- Simple, cortante y rápida. No iba a presentarse con laureles y adornos, simplemente daría su nombre completo esperando que aquella bestia masculina -Jallial obviamente- hiciera lo suyo presentándose y tal vez, como era debido para la fémina, diera algún dato útil sobre como hacia esas cosas. Obviamente que su arma empuñada se mandria como tal y su escudo estaba a un movimiento de intangibilidad de terminar en su otra mano lista para pelear, aunque no fuera notable por lo imponente de su cuerpo la mujer estaba lista para atajar muchas posibilidades como para ponerse a tomar cada una en cuenta a lujo de detalle en tan poco tiempo.
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La chica me miró mal cuando, finalmente y cansado de esperar, me comí aquel pedazo de carne, para después preguntar acerca de qué eran los marines, llamándolos, así como a todo mi género, incivilizados. No negaría que los marines pudieran ser harto estúpidos, y no podía negar que la mayoría de piratas también lo eran, pero no era bueno generalizar, porque yo, desde luego, no era un ser incivilizado. Entre tanto seguía masticando la carne de un dinosaurio al que acababa de cazar y cocinar, y con la boca abierta para mayor “civismo”. Aún con la boca llena reproché a la muchacha sus palabras. -¿A quiéng llamasg incgibiligzado? –Difícilmente pudo entenderme, pero ya daba igual, me puse a olfatearla tras ello, y al parecer tampoco le agradó. Estuvo a punto, seguramente, de mandarme a la mierda de una forma poco civilizada, pero se contuvo, para bien de ambos. En aquel instante apareció aquella bestia, que se lanzó contra ella, y en ese momento lo vi claro, tal y como creía, ella era una “Logia”, como Kagami, así que sería divertido pelear contra ella, pues debía ser realmente fuerte. Ella parecía ser una mujer de gas o algo así, era complicado el tema de aquellas cosas, ¿podían ser de cualquier sustancia imaginable? Definitivamente me había tocado una fruta aburrida en comparación.
Tras aquello se presentó como Shizuma Cohen, o al menos eso pensé que hizo, pues no dijo nada más acerca de aquel nombre, y en lo que a mí respectaba, podía ser simplemente el nombre de una técnica, y no el suyo propio. –¿Te llamas así? –Pregunté buscando confirmar que aquel era su nombre, y no unas palabras sin sentido dichas de forma inoportuna. –Hmm, supongo que yo también debería presentarme, ¿no? –Pregunté aunque de forma retórica, pues inmediatamente después proseguí hablando yo mismo. –Está bien. Mi nombre es Reezek, Jallial Reezek, es un placer conocerla, señorita “gas”. –Dije con una sonrisa, me intrigaba su poder, era divertido enfrentar a los logia, sobre todo cuando no sabían que les podía golpear, aunque no pensaba herir a aquella muchacha, más bien todo lo contrario, a cada instante me parecía más una buena adquisición, y dado que no conocía a la marina, tal vez sí conociera a los piratas, y con algo de suerte, lograría convencerla para que se hiciera ella a la mar junto a mi banda, aunque aún debía encontrarlos a ellos primero. –Dijiste que no conoces a los marines, ¿cierto? Déjame preguntarte algo. ¿Sabes quiénes son los piratas? –De su respuesta y del tono de esta dependería que mi siguiente frase tras aquella fuera pedirle que se uniera a nosotros o decidle que yo era un simple mercader extraviado, en lugar de un infame pirata.
Antes de seguir con aquella conversación me decanté por conocer algo más de su poder, así que, sin más, le pregunté acerca del alcance del mismo. –Oye, ¿qué más puedes hacer? –Le pregunté a la muchacha, que al ver como se libraba de aquel bicho me había sorprendido, mientras me acercaba mucho a ella, demasiado, probablemente la incomodaría incluso.
Tras aquello se presentó como Shizuma Cohen, o al menos eso pensé que hizo, pues no dijo nada más acerca de aquel nombre, y en lo que a mí respectaba, podía ser simplemente el nombre de una técnica, y no el suyo propio. –¿Te llamas así? –Pregunté buscando confirmar que aquel era su nombre, y no unas palabras sin sentido dichas de forma inoportuna. –Hmm, supongo que yo también debería presentarme, ¿no? –Pregunté aunque de forma retórica, pues inmediatamente después proseguí hablando yo mismo. –Está bien. Mi nombre es Reezek, Jallial Reezek, es un placer conocerla, señorita “gas”. –Dije con una sonrisa, me intrigaba su poder, era divertido enfrentar a los logia, sobre todo cuando no sabían que les podía golpear, aunque no pensaba herir a aquella muchacha, más bien todo lo contrario, a cada instante me parecía más una buena adquisición, y dado que no conocía a la marina, tal vez sí conociera a los piratas, y con algo de suerte, lograría convencerla para que se hiciera ella a la mar junto a mi banda, aunque aún debía encontrarlos a ellos primero. –Dijiste que no conoces a los marines, ¿cierto? Déjame preguntarte algo. ¿Sabes quiénes son los piratas? –De su respuesta y del tono de esta dependería que mi siguiente frase tras aquella fuera pedirle que se uniera a nosotros o decidle que yo era un simple mercader extraviado, en lugar de un infame pirata.
Antes de seguir con aquella conversación me decanté por conocer algo más de su poder, así que, sin más, le pregunté acerca del alcance del mismo. –Oye, ¿qué más puedes hacer? –Le pregunté a la muchacha, que al ver como se libraba de aquel bicho me había sorprendido, mientras me acercaba mucho a ella, demasiado, probablemente la incomodaría incluso.
Shaky
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Sin duda alguna, aquel tipo era uno mas de los hombres que comprometían al mundo al fracaso. Solo había que verlo preguntando quien era el incivilizado con un pedazo de carne en la boca y llegando a entenderse sus palabras con suerte. Si hubiera tenido la oportunidad lo hubiera matado sin pensarlo pero realmente no valía la pena hacer esas cosas, tal como le habían enseñado sus compañeras en Amazon Lily, era mejor esperar y dar una oportunidad a juzgarlo por sus primeas acciones "No juzgar un libro por su portada... ¿Como se supone que soporte tamaño estúpido?" Con esas palabras en mente se quedaría mirando a aquel sujeto para acto seguido evitar aquella bestia nativa de la isla con un simple movimiento para luego presentarse preguntándose de por medio y para mi si misma si aquel tipo también era un ser natal de la isla, otra bestia incivilizada y que solo buscaba comer aunque a diferencia del resto podía articular palabras. O al menos intentarlo -¿Y como pretendes que me llame?- Su respuesta seria del todo únicamente agresiva y molesta, si una persona daba su nombre no era para responder como él lo había hecho.
Respiro tranquila y se descolgó de todas las ganas de matarlo, no tenia que hacerlo, tenia que aguantar, tenia que... Era imposible, simplemente le era imposible estarse calmada cuando una persona era tan estúpida como para preguntar si tenia que presentarse -...- Por suerte y antes de que un insulto terriblemente inadecuado saliera de sus labios el "hombre", como medida de insulto, se presentara bajo el nombre de Jallial Reezek aunque mismamente arruinaría toda la delicadeza al terminar apodandola como "Señorita Gas" -Shaky, prefiero ser llamada como Shaky- Cortante por sobre todas las cosas. No le interesaba tratar con una persona tan estúpida como para tabularla bajo el apodo de su forma etérea -Yo soy una pirata- Esa seria su respuesta, la realidad era mas fácil de explicar y mantener que una mentira trabajada. Ella era una pirata con todas las letras, había robado varias veces, matado sin problemas e incluso había viajado con la tripulación de las afamadas Piratas Kuja al menos una vez dado que actualmente prefería viajar sola, encontrar su propio camino en otras palabras.
-Atrás...- Al ver como se acercaba la fémina empujaría a aquel sujeto poniéndole posteriormente la punta de su arma en el cuello o pecho en caso de que quedara cerca advirtiéndole ciertamente que era mejor que se mantuviera a raya con sus acciones -Puedo cortarte el cuello si así lo deseas- Con esas palabras en un tono frió e indiferente la dama de cabellos oscuros fijaría su mirada modificada por la heterocromía en él mostrandole que hablaba tan enserio como le era posible. No tenia ganas de matarlo y mucho menos de armar una pelea pero en el dado caso de que tuviera que hacerlo, simplemente atravesaría su garganta con su arma, o al menos esperaba que fuera así de simple.
Respiro tranquila y se descolgó de todas las ganas de matarlo, no tenia que hacerlo, tenia que aguantar, tenia que... Era imposible, simplemente le era imposible estarse calmada cuando una persona era tan estúpida como para preguntar si tenia que presentarse -...- Por suerte y antes de que un insulto terriblemente inadecuado saliera de sus labios el "hombre", como medida de insulto, se presentara bajo el nombre de Jallial Reezek aunque mismamente arruinaría toda la delicadeza al terminar apodandola como "Señorita Gas" -Shaky, prefiero ser llamada como Shaky- Cortante por sobre todas las cosas. No le interesaba tratar con una persona tan estúpida como para tabularla bajo el apodo de su forma etérea -Yo soy una pirata- Esa seria su respuesta, la realidad era mas fácil de explicar y mantener que una mentira trabajada. Ella era una pirata con todas las letras, había robado varias veces, matado sin problemas e incluso había viajado con la tripulación de las afamadas Piratas Kuja al menos una vez dado que actualmente prefería viajar sola, encontrar su propio camino en otras palabras.
-Atrás...- Al ver como se acercaba la fémina empujaría a aquel sujeto poniéndole posteriormente la punta de su arma en el cuello o pecho en caso de que quedara cerca advirtiéndole ciertamente que era mejor que se mantuviera a raya con sus acciones -Puedo cortarte el cuello si así lo deseas- Con esas palabras en un tono frió e indiferente la dama de cabellos oscuros fijaría su mirada modificada por la heterocromía en él mostrandole que hablaba tan enserio como le era posible. No tenia ganas de matarlo y mucho menos de armar una pelea pero en el dado caso de que tuviera que hacerlo, simplemente atravesaría su garganta con su arma, o al menos esperaba que fuera así de simple.
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Aquello era una sorpresa, al parecer y según me dijo, después de certificar que aquel era su nombre, y de sugerirme que la llamara Shaky, ella era una pirata. –Interesante… -Insinué con una sonrisa pícara, si ella era una pirata ya tenía medio camino hecho. -¿Tienes tripulación? –Pregunté inmediatamente después, pues podía pertenecer ya a alguna banda, o peor, ser la capitana de alguna. Si tenía un capitán la cosa era fácil, solo debía derrotarlo y llevarla conmigo, y si tenía tripulación, tres cuartos de lo mismo, derrotarlos a todos, y llevarla conmigo, así que era algo irrelevante que tuviera o no una banda, pero si no era así, sería más cómodo para mí. La verdad era que aquella joven no se mostraba por la labor, no la veía muy dispuesta a hacerse a la mar con un tipo como yo, en todo momento era distante, fría y cortante.
Cuando me acerqué a ella para conocer el alcance de su poder, lo que descubrí era el límite de su paciencia, la cual parecía ir acabándose por momentos. Colocó su espada a la altura de mi pecho, dejando claro el mensaje: “Quieto parado”, yo, sin embargo, al ver eso solo me interesé más por ella, y en ese momento me dijo algo que podía hacer, aunque no era aquello a lo que me refería con sus “poderes”. Me amenazó, sin pensárselo dos veces, preguntándome si quería, básicamente, que me cortara el cuello. Se la veía confiada, y no quería arruinar los sueños de la muchacha, así que preferí no enfrentarla y demostrarle la diferencia entre nosotros dos. –Oh, qué miedo… -Dije en parte con un tono de burla, mientras retrocedía lentamente.
Volví a la hoguera y cogí el último pedazo de carne que sobre las brasas de esta quedaba, la que sin duda parecía ser la pieza más jugosa de aquel bicho que ahora era mi cena. Volví hasta su lado mientras mordía y arrancaba con mis dientes un pedazo de la carne que sobre los huesos de lo que parecía ser un costillar había. –Bueno, princesa. –Dije mientras me chupaba los dedos y me relamía. –Seré franco y conciso… -Volví a dar un bocado. –Te quiero en mi banda pirata. –Toda aquella frase era una aberración, pues para empezar, yo no tenía una banda pirata propiamente dicha, para seguir, ella era una Kuja aunque yo no lo supiera, como guerrera amazona debía odiar a los hombres con todo su corazón, aunque más bien, los desconocía. –A propósito, sigo queriendo saber más de tu fruta del… -Al decir aquello caí en que le pedía información sin habérsela dado yo antes. –Oh, perdón. ¿Dónde están mis modales? Yo comí una Zoan Mitológica, la clase más rara de fruta que hay. Gracias a esta no solo soy capaz de convertirme en una bestia, sino que además gano capacidades increíbles, en mi caso, la capacidad de congelar. –Tras haberle contado yo lo mío esperaba, ahora sí, conocer su poder.
Cuando me acerqué a ella para conocer el alcance de su poder, lo que descubrí era el límite de su paciencia, la cual parecía ir acabándose por momentos. Colocó su espada a la altura de mi pecho, dejando claro el mensaje: “Quieto parado”, yo, sin embargo, al ver eso solo me interesé más por ella, y en ese momento me dijo algo que podía hacer, aunque no era aquello a lo que me refería con sus “poderes”. Me amenazó, sin pensárselo dos veces, preguntándome si quería, básicamente, que me cortara el cuello. Se la veía confiada, y no quería arruinar los sueños de la muchacha, así que preferí no enfrentarla y demostrarle la diferencia entre nosotros dos. –Oh, qué miedo… -Dije en parte con un tono de burla, mientras retrocedía lentamente.
Volví a la hoguera y cogí el último pedazo de carne que sobre las brasas de esta quedaba, la que sin duda parecía ser la pieza más jugosa de aquel bicho que ahora era mi cena. Volví hasta su lado mientras mordía y arrancaba con mis dientes un pedazo de la carne que sobre los huesos de lo que parecía ser un costillar había. –Bueno, princesa. –Dije mientras me chupaba los dedos y me relamía. –Seré franco y conciso… -Volví a dar un bocado. –Te quiero en mi banda pirata. –Toda aquella frase era una aberración, pues para empezar, yo no tenía una banda pirata propiamente dicha, para seguir, ella era una Kuja aunque yo no lo supiera, como guerrera amazona debía odiar a los hombres con todo su corazón, aunque más bien, los desconocía. –A propósito, sigo queriendo saber más de tu fruta del… -Al decir aquello caí en que le pedía información sin habérsela dado yo antes. –Oh, perdón. ¿Dónde están mis modales? Yo comí una Zoan Mitológica, la clase más rara de fruta que hay. Gracias a esta no solo soy capaz de convertirme en una bestia, sino que además gano capacidades increíbles, en mi caso, la capacidad de congelar. –Tras haberle contado yo lo mío esperaba, ahora sí, conocer su poder.
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