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La isla paradisiaca se podía ver perfectamente en todo su esplendor, el día estaba nublado y el viento era de un nivel muy alto. La gente estaba acostumbrada a que en aquel lugar hiciese siempre sol y muy buen ambiente, sin embargo ahora no era el caso y mucho no sabían dónde meterse. Las sombrillas volaban con fuerza y los niños pequeños se iban con sus padres rápidamente. Todo parecía ser un día de perros, estaba a punto de ser un día muy sangriento. A los oídos de cierto asesino había llegado la información de que un destacamento de marines iba a hacer una pequeña inspección por allí, esas basuras no debían salir vivas de aquel lugar y este se ocuparía personalmente de aquello. No sabía si los marines tendrían rangos muy altos pero debía arriesgarse, la basura debe ser exterminada y no hay peor escoria que la marina y el gobierno mundial.
Sobre uno de los pequeños edificios se podía ver la figura del asesino conocido como Kedra, su mirada estaba fija en el océano esperando a que el barco llegase –Pronto comenzara la batalla, id rezando lo que sepáis malditos inútiles. –Susurró aquel chico mientras mordía una pequeña manzana de color rojo, estaba claro que prefería la carne pero hasta que no llegaran los marines no podía armarla. No era bueno que antes de que ellos aparecieran, ya hubiera asesinatos, enviarían a muchas tropas más en ese caso y ya sí que podía haber un buen peligro y de los grandes. No era conveniente ver por allí a un comodoro o a algún teniente comandante. Era mejor por el momento ir acabando con reclutas, cabos y algunos oficiales técnicos para darse a conocer y ya más tarde irían cayendo como moscas los altos cargos. De todas formas los planes del lobo espectral constaban de esa forma, primero la marina, después el gobierno mundial y por último los Shichibukais seguidos de los Yonkaikos y los Yonkous. Planeaba hundir todo en la oscuridad bajo el mando de un rey pirata que trajera el poder y la libertad de vuelta y ese sería él.
Su sonrisa se amplió cuando por el horizonte pudo ver la bandera blanca de la marina, el viento aumentaba su fuerza y una siniestra y tétrica mirada aparecía en los ojos de aquel asesino. Se puso de pie sobre aquel pequeño tejado del edificio mientras su pelo se ondeaba debido al clima, ahora sus mechones apuntaban a la derecha. No llevaba la camiseta como de costumbre, así dejaba ver su poderoso cuerpo a la vista de cualquiera. Sus pectorales estaban fornidos y desarrollados al igual que sus abdominales, sus brazos, su cuello, sus piernas y su espalda. Era un completo monstruo físicamente, definido no podía estarlo más y también tenía una altura de 1,92. Portaba su pantalón blanco largo y sus botas blancas de metal. También en su cinturón negro llevaba una funda del tamaño de una navaja y en la pierna derecha la funda de un arma del tamaño de una pistola parecía ser.
Esperaba paciente a que el barco se acercara, el luchador ya estaba deseoso de comenzar su espectáculo de terror, su sonrisa era ahora macabra y pronto sería mucho más, no iba a sobrevivir ninguno y por supuesto el barco tampoco. Planeaba arrasarlo, ese día se iba a organizar una buena, esperaba que los críos o los ciudadanos no se metieran por el medio de aquello o debería eliminarlos también. –Comienza la fiesta –Murmuró mientras sonreía de lado y saltaba del pequeño edificio al suelo y empezaban a caminar rumbo al puerto de forma tranquila y calmada.
Sobre uno de los pequeños edificios se podía ver la figura del asesino conocido como Kedra, su mirada estaba fija en el océano esperando a que el barco llegase –Pronto comenzara la batalla, id rezando lo que sepáis malditos inútiles. –Susurró aquel chico mientras mordía una pequeña manzana de color rojo, estaba claro que prefería la carne pero hasta que no llegaran los marines no podía armarla. No era bueno que antes de que ellos aparecieran, ya hubiera asesinatos, enviarían a muchas tropas más en ese caso y ya sí que podía haber un buen peligro y de los grandes. No era conveniente ver por allí a un comodoro o a algún teniente comandante. Era mejor por el momento ir acabando con reclutas, cabos y algunos oficiales técnicos para darse a conocer y ya más tarde irían cayendo como moscas los altos cargos. De todas formas los planes del lobo espectral constaban de esa forma, primero la marina, después el gobierno mundial y por último los Shichibukais seguidos de los Yonkaikos y los Yonkous. Planeaba hundir todo en la oscuridad bajo el mando de un rey pirata que trajera el poder y la libertad de vuelta y ese sería él.
Su sonrisa se amplió cuando por el horizonte pudo ver la bandera blanca de la marina, el viento aumentaba su fuerza y una siniestra y tétrica mirada aparecía en los ojos de aquel asesino. Se puso de pie sobre aquel pequeño tejado del edificio mientras su pelo se ondeaba debido al clima, ahora sus mechones apuntaban a la derecha. No llevaba la camiseta como de costumbre, así dejaba ver su poderoso cuerpo a la vista de cualquiera. Sus pectorales estaban fornidos y desarrollados al igual que sus abdominales, sus brazos, su cuello, sus piernas y su espalda. Era un completo monstruo físicamente, definido no podía estarlo más y también tenía una altura de 1,92. Portaba su pantalón blanco largo y sus botas blancas de metal. También en su cinturón negro llevaba una funda del tamaño de una navaja y en la pierna derecha la funda de un arma del tamaño de una pistola parecía ser.
Esperaba paciente a que el barco se acercara, el luchador ya estaba deseoso de comenzar su espectáculo de terror, su sonrisa era ahora macabra y pronto sería mucho más, no iba a sobrevivir ninguno y por supuesto el barco tampoco. Planeaba arrasarlo, ese día se iba a organizar una buena, esperaba que los críos o los ciudadanos no se metieran por el medio de aquello o debería eliminarlos también. –Comienza la fiesta –Murmuró mientras sonreía de lado y saltaba del pequeño edificio al suelo y empezaban a caminar rumbo al puerto de forma tranquila y calmada.
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Después de los eventos en Jaya me encontraba en Kyuuka, estaba de pie cerca de un puerto, donde el olor a pescado es costumbre.
El clima estaba empeorando, donde hacia demasiado viento como para levantar las mesas de los restaurantes al aire libre, le hacía caso omiso al clima, quedándome a disfrutar el olor salado del mar, y el escuchar las olas pegando en la playa, mientras bebía una botella de vino, seria blanco por lo suave que sabe, pero mi mente surgían dudas, “¿porque no me fue a buscar?”, “¿que estuvo haciendo en estos años de ausencia?”; pero esas preguntas se contestarían después, o tal vez no.
-¿ya viste?, es la marina-
-¿Qué estarán haciendo aquí?
-no lo sé, pero vayamos al puerto-
Escuche las personas que estaban detrás de mí, “mierda, ¿Qué querrán los soldados en esta ciudad?, apenas me puedo controlar con los que andan rondando” pensaba, hice una mueca y me levante del lugar donde estaba sentado, empecé a caminar dirigiéndome al puerto, guiándome por el ruido de las pisadas y gritos de la multitud que se juntaban en el puerto. Los soldados de la marina estaban separando a la multitud, dejando un pasillo donde podrían pasar los marines que desembarcaban; me escondí en la multitud y agarre mi lanza/guadaña con la mano izquierda, sin desenfundarla, esperando a que pasaran los soldados para atacarlos por sorpresa; mi sangre comenzaba a arder del odio y furia hacia los soldados, empecé a temblar, tenía que tranquilizarme, así que respire lentamente para controlar mi ritmo cardiaco; al calmarse me concentre en el ruido de las pisadas de los soldados, podía sentir sus auras bajando del barco, al parecer uno de ellos es capitán, lo podía intuir por medio de su aura, que era más grande que las demás personas que estaban desembarcando.
El clima estaba empeorando, donde hacia demasiado viento como para levantar las mesas de los restaurantes al aire libre, le hacía caso omiso al clima, quedándome a disfrutar el olor salado del mar, y el escuchar las olas pegando en la playa, mientras bebía una botella de vino, seria blanco por lo suave que sabe, pero mi mente surgían dudas, “¿porque no me fue a buscar?”, “¿que estuvo haciendo en estos años de ausencia?”; pero esas preguntas se contestarían después, o tal vez no.
-¿ya viste?, es la marina-
-¿Qué estarán haciendo aquí?
-no lo sé, pero vayamos al puerto-
Escuche las personas que estaban detrás de mí, “mierda, ¿Qué querrán los soldados en esta ciudad?, apenas me puedo controlar con los que andan rondando” pensaba, hice una mueca y me levante del lugar donde estaba sentado, empecé a caminar dirigiéndome al puerto, guiándome por el ruido de las pisadas y gritos de la multitud que se juntaban en el puerto. Los soldados de la marina estaban separando a la multitud, dejando un pasillo donde podrían pasar los marines que desembarcaban; me escondí en la multitud y agarre mi lanza/guadaña con la mano izquierda, sin desenfundarla, esperando a que pasaran los soldados para atacarlos por sorpresa; mi sangre comenzaba a arder del odio y furia hacia los soldados, empecé a temblar, tenía que tranquilizarme, así que respire lentamente para controlar mi ritmo cardiaco; al calmarse me concentre en el ruido de las pisadas de los soldados, podía sentir sus auras bajando del barco, al parecer uno de ellos es capitán, lo podía intuir por medio de su aura, que era más grande que las demás personas que estaban desembarcando.
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Los pasos del asesino continuaban acercándose al puerto, la muerte había llegado aquella isla, hoy muchas bajas iban a realizarse en aquel lugar. Los dorados ojos del chico espectral estaban fijos al frente, pasó por un callejón oscuro y repleto de basura y unos cuantos chimes inútiles. Algunos cubos de basura y unas malditas ratas saliendo de varios agujeros distribuidos por el callejón. Incluso una ciudad de vacaciones tan lujosa como esa tenía sus propios barrios bajos como se les solía llamar. Las cascaras de plátanos y las latas vacías de atún y demás comida en conserva, ocupaban bastante espacio por aquel sucio callejón. No le importaba mucho pues pisabas los objetos como si de simples insectos se tratasen, el ruido metálico de sus botas era increíble y cuando pisaba algo sonoro, el ruido del metal era el que sonaba con más fuerza como era normal debido a su fuerza.
No le importaba tampoco el mal olor y la suciedad, él pensaba dejarlo todo repleto de sangre y de muerte por lo que no le molestaba de ninguna forma. Por fin vio la salida del callejón y salió de este de forma calmada y tranquila con su semblante de siempre bastante serio, no planeaba tener piedad y si alguien trataba de impedírselo, también eliminaría al insensato que se le ocurriera. No le molestaba matar a gente inocente, la forma de pensar del asesino era fácil, si no se metían de por medio en sus planes, vivirían por el momento. Pensaba de forma muy anarquista y era lo que planeaba infundir en el planeta, no le gustaba la idea de que el gobierno mandase en aquel lugar de ninguna forma. Estaban mucho mejor eliminados y pulverizados, era una forma de vida cruel y sádica pero era su forma de ver la vida.
La gente se iba apartando al paso de aquel asesino, además parecían estar algo nerviosos, no por su presencia sino por todo lo que estaba pasando en la isla de vacaciones. Estaba nublado, la marina aparecía y todo estaba siendo un poco raro. Mientras el castaño caminaba, un tipo de pelo moreno y ojos azules le seguía de cerca vestido con una camiseta negra y unos pantalones rojos, en su mano derecha había una navaja. No tardó mucho en correr hacia el chico lobo para tratar de robarle, sin embargo cuando Kedra notó un olor humano acercarse mucho a su posición no le importó lanzar una patada hacia atrás. Le daba igual a quien le podía dar pues no permitía que ningún desconocido se le acercara por la espalda de esa forma tan rápida y confiada. Su bota de metal lanzó al tipo hacia atrás tirándolo a tres metros dejándole una marca en el pecho que debía ser muy dolorosa por los quejidos de aquel hombre que apretaba los puños en el suelo.
- Inútil.
Dijo simplemente en un tono bajo aquella figura mientras proseguía su camino al puerto de la isla, no tardó mucho en llegar y allí pudo ver como los marines se echaban a los lados haciende un gesto militar. Eso significaba que un alto cargo estaba a punto de pasar, y así fue, un tipo alto de pelo azul oscuro y largo y ojos verdes comenzó a pasar por la tablilla del barco. Portaba un chaleco blanco sobre sus hombros con varias medallas y una camisa blanca además de unos pantalones blancos y una camiseta interna negra. Sus manos estaban tapadas por guantes blancos y calzaba finos zapatos negros. En su espalda llevaba una especie de lanza de color negro con la parte afilada de color blanca. El chico lobo se quedó observándole fijamente a los ojos mientras los demás marines miraban extrañados de no saber quién era aquel tipo sin camiseta que ahora sonreía de lado de una forma sádica y tenebrosa, además sus ojos inspiraban terror a varios de aquellos hombres y era algo que el chico notaba.
No le importaba tampoco el mal olor y la suciedad, él pensaba dejarlo todo repleto de sangre y de muerte por lo que no le molestaba de ninguna forma. Por fin vio la salida del callejón y salió de este de forma calmada y tranquila con su semblante de siempre bastante serio, no planeaba tener piedad y si alguien trataba de impedírselo, también eliminaría al insensato que se le ocurriera. No le molestaba matar a gente inocente, la forma de pensar del asesino era fácil, si no se metían de por medio en sus planes, vivirían por el momento. Pensaba de forma muy anarquista y era lo que planeaba infundir en el planeta, no le gustaba la idea de que el gobierno mandase en aquel lugar de ninguna forma. Estaban mucho mejor eliminados y pulverizados, era una forma de vida cruel y sádica pero era su forma de ver la vida.
La gente se iba apartando al paso de aquel asesino, además parecían estar algo nerviosos, no por su presencia sino por todo lo que estaba pasando en la isla de vacaciones. Estaba nublado, la marina aparecía y todo estaba siendo un poco raro. Mientras el castaño caminaba, un tipo de pelo moreno y ojos azules le seguía de cerca vestido con una camiseta negra y unos pantalones rojos, en su mano derecha había una navaja. No tardó mucho en correr hacia el chico lobo para tratar de robarle, sin embargo cuando Kedra notó un olor humano acercarse mucho a su posición no le importó lanzar una patada hacia atrás. Le daba igual a quien le podía dar pues no permitía que ningún desconocido se le acercara por la espalda de esa forma tan rápida y confiada. Su bota de metal lanzó al tipo hacia atrás tirándolo a tres metros dejándole una marca en el pecho que debía ser muy dolorosa por los quejidos de aquel hombre que apretaba los puños en el suelo.
- Inútil.
Dijo simplemente en un tono bajo aquella figura mientras proseguía su camino al puerto de la isla, no tardó mucho en llegar y allí pudo ver como los marines se echaban a los lados haciende un gesto militar. Eso significaba que un alto cargo estaba a punto de pasar, y así fue, un tipo alto de pelo azul oscuro y largo y ojos verdes comenzó a pasar por la tablilla del barco. Portaba un chaleco blanco sobre sus hombros con varias medallas y una camisa blanca además de unos pantalones blancos y una camiseta interna negra. Sus manos estaban tapadas por guantes blancos y calzaba finos zapatos negros. En su espalda llevaba una especie de lanza de color negro con la parte afilada de color blanca. El chico lobo se quedó observándole fijamente a los ojos mientras los demás marines miraban extrañados de no saber quién era aquel tipo sin camiseta que ahora sonreía de lado de una forma sádica y tenebrosa, además sus ojos inspiraban terror a varios de aquellos hombres y era algo que el chico notaba.
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No me pude controlar más, deseaba la sangre de los marines en mis manos y mi arma, pero aun no era el momento de actuar, lo sabía pero aun así no lo quería aceptar.
Pasaban los segundos como si fueran horas, la tensión del ambiente se hacía cada vez más fuerte, sintiendo todas las auras preocupadas, dudosas, es posible que la llegada de un capitán sea la causante de todo este alboroto. Del otro lado del pasillo percibí una presencia que se diferenciaba enormemente de las demás, con su aura agitada, deseosa de sangre como la mía, mientras que las auras de los marines respondían con temor, “era de esperarse”, pensé.
Ya no podía resistirme, la sangre me ardía y me hacía estremecer, tanta ansiedad me iba a matar, así que actué. Con un paso veloz avance desenfundando mi lanza/guadaña, sosteniéndola con mi mano izquierda, cuando me faltaban pocos metros para llegar al pasillo, corrí, hasta estamparme con el primer marine que me estaba dando la espalda, clavándole la punta de la lanza en su columna vertebral. Los dos caímos, el marine me sirvió como amortiguador de la caída, me levante y con una patada le pise el cráneo del hombre que estaba en el piso, matándolo por una hemorragia; apunte mi arma hacia donde estaba el capitán, en señal de reto.
-Vengare a los hombres que murieron en tus manos como en las manos de todos los marines- grite fuertemente que en todo el puerto se escuchó mi voz, con un tono desafiante. La multitud empezó a correr, por miedo a que perdieran sus vidas en esta batalla, pero una persona se quedó, la misma que estaba sedienta de sangre.
-¿Quién eres tú para desafiarme, maldita escoria?- dijo el capitán, mientras que sus hombres hacían un tipo muro con sus cuerpos para protegerlo.
-Solamente soy un cuervo caído- respondí, el aura del capitán se agito, como si me conociera, al parecer estuvo en el buque cuando mi familia fue asesinada, -respóndeme maldito marine, ¿eras uno de los tripulantes del buque cuando hundieron este barco?- pregunte, quitándome el pañuelo que tenía en el brazo izquierdo, la extendí y le mostré mi bandera, una bandera que siempre me recordaría a mi familia, la bandera de un cuervo con las alas abiertas.
El aura del capitán se estremeció, escuche sus pasos mientras se hacía para adelante, -Recuerdo que esos tripulantes pidieron piedad para que no los matáramos-, diciendo esto se rio y mando a los marines a atacarme.
Sus palabras hicieron que me hirviera la sangre, y las lágrimas se me salieran lentamente mientras recordaba el pasado, al sentir que los marines venían agarre mi arma con las dos manos y me abalance hacia ellos, cortando estómagos, piernas, brazos y cabezas mientras me abría paso hacia la venganza.
Pasaban los segundos como si fueran horas, la tensión del ambiente se hacía cada vez más fuerte, sintiendo todas las auras preocupadas, dudosas, es posible que la llegada de un capitán sea la causante de todo este alboroto. Del otro lado del pasillo percibí una presencia que se diferenciaba enormemente de las demás, con su aura agitada, deseosa de sangre como la mía, mientras que las auras de los marines respondían con temor, “era de esperarse”, pensé.
Ya no podía resistirme, la sangre me ardía y me hacía estremecer, tanta ansiedad me iba a matar, así que actué. Con un paso veloz avance desenfundando mi lanza/guadaña, sosteniéndola con mi mano izquierda, cuando me faltaban pocos metros para llegar al pasillo, corrí, hasta estamparme con el primer marine que me estaba dando la espalda, clavándole la punta de la lanza en su columna vertebral. Los dos caímos, el marine me sirvió como amortiguador de la caída, me levante y con una patada le pise el cráneo del hombre que estaba en el piso, matándolo por una hemorragia; apunte mi arma hacia donde estaba el capitán, en señal de reto.
-Vengare a los hombres que murieron en tus manos como en las manos de todos los marines- grite fuertemente que en todo el puerto se escuchó mi voz, con un tono desafiante. La multitud empezó a correr, por miedo a que perdieran sus vidas en esta batalla, pero una persona se quedó, la misma que estaba sedienta de sangre.
-¿Quién eres tú para desafiarme, maldita escoria?- dijo el capitán, mientras que sus hombres hacían un tipo muro con sus cuerpos para protegerlo.
-Solamente soy un cuervo caído- respondí, el aura del capitán se agito, como si me conociera, al parecer estuvo en el buque cuando mi familia fue asesinada, -respóndeme maldito marine, ¿eras uno de los tripulantes del buque cuando hundieron este barco?- pregunte, quitándome el pañuelo que tenía en el brazo izquierdo, la extendí y le mostré mi bandera, una bandera que siempre me recordaría a mi familia, la bandera de un cuervo con las alas abiertas.
El aura del capitán se estremeció, escuche sus pasos mientras se hacía para adelante, -Recuerdo que esos tripulantes pidieron piedad para que no los matáramos-, diciendo esto se rio y mando a los marines a atacarme.
Sus palabras hicieron que me hirviera la sangre, y las lágrimas se me salieran lentamente mientras recordaba el pasado, al sentir que los marines venían agarre mi arma con las dos manos y me abalance hacia ellos, cortando estómagos, piernas, brazos y cabezas mientras me abría paso hacia la venganza.
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La situación había cambiado un poco, el asesino observaba como un chico salía de repente, este no se lo pensó y atravesó a uno de los marines con su lanza, cayó al suelo con aquel cadáver usándolo como una especie de colchón para no dañarse en la caída. Ahora el chico mantenía una especie de conversación con aquel tipo que parecía ser el capitán que todos protegían. En esos rangos no era de extrañar que los capitanes poseyeran el haki y eso era algo realmente peligroso pues podrían predecir movimientos y golpear con más fuerza. Aquel capitán no parecía ser una excepción, realmente la capa blanca donde ponía “capitán” sobre los hombros de aquel tipo, mostraba autoridad y respeto. Sin embargo el chico lobo no respetaba nada de eso y no tardó en observar como los marines iban a por el otro chico, no pensaba consentir aquello de ninguna forma.
- Lo que tengáis que decirle a él, decídmelo también a mí.
Dijo con una tétrica mirada mientras otro marine fruncía el ceño observándole, este portaba una chaqueta donde ponía que se trataba de un sargento mayor. No dudó un instante en sacar una espada larga y correr a por el castaño. Aquel marine era moreno y tenía los ojos castaños, un poco de barba y no era muy alto. Nada más llegar al chico lobo, lanzó un tajo tratando de decapitarle el muy iluso. El lobo espectral solo tuvo que agacharse y notar como la hoja pasaba por encima de su cabeza, a continuación elevó la pierna golpeándole en la mejilla derecha tirándole al suelo con fuerza mientras sonreía de lado observándole fijamente. El sargento mayor se levantó con el ceño frunció mientras se lanzaba al ataque de nuevo, esta vez no iba a vivir para contarlo en ningún lado.
- Parásito.
Dijo el castaño mientras lanzaba rápidamente un golpe a su estomago y lo dejaba allí clavado de rodillas, a continuación saltó para después caer con la pierna derecha por delante aplastando la cabeza de aquel tipo contra el suelo y notando como el sonido a cuello roto y metal sonaba. Aquel marine había perecido, sonrió de lado mientras ahora observaba a otros dos marines acercarse a su posición. Dos cabos al parecer, esos ilusos no sabían a quien se estaban enfrentando.
- Game over.
Dijo de nuevo Kedra mientras ahora iluminaba sus ojos en rojo y una extraña aura salía de su cuerpo, de repente los dos cabos se quedaron paralizados. Sus cuerpos no les permitían reaccionar debido al miedo. Era una de las habilidades de la fruta del asesino, el aura oscura del cadejo permitía sembrar el miedo en la gente, aquellos marines empezaron a temblar mientras tragaban saliva. El capitán no pareció inmutarse, era normal debido al poder que aquel hombre tenía, pelear con él debía ser la derrota segura. No perdió más el tiempo y lanzó un puñetazo al rostro de uno de ellos tirándole de espaldas y partiéndole la nariz.
- Uno menos.
Susurró mientras ahora giraba el cuello hacia el otro, este empezó a balbucear tratando de pedirle perdón pero el chico lobo no iba a escucharle. Sin pensárselo ni un instante, elevó su rodilla izquierda mientras saltaba hacia él y partía su mandíbula con toda su maldad debido a la mala leche que este poseía. Su sonrisa aumentó al ver a los cabos y al sargento mayor derrotado. Ahora observó de nuevo aquel capitán mientras se cruzaba los brazos mirando al chico, era imposible que consiguiera vencer al gran cargo, sin embargo podía dar la sorpresa, incluso Kedra estaba pensando en huir antes de que aquel tipo de pusiera en estado peligroso y salieran heridos.
- De modo que un capitán, no había visto a uno tan cerca, sería mejor empezar a correr, jejeje…
- Lo que tengáis que decirle a él, decídmelo también a mí.
Dijo con una tétrica mirada mientras otro marine fruncía el ceño observándole, este portaba una chaqueta donde ponía que se trataba de un sargento mayor. No dudó un instante en sacar una espada larga y correr a por el castaño. Aquel marine era moreno y tenía los ojos castaños, un poco de barba y no era muy alto. Nada más llegar al chico lobo, lanzó un tajo tratando de decapitarle el muy iluso. El lobo espectral solo tuvo que agacharse y notar como la hoja pasaba por encima de su cabeza, a continuación elevó la pierna golpeándole en la mejilla derecha tirándole al suelo con fuerza mientras sonreía de lado observándole fijamente. El sargento mayor se levantó con el ceño frunció mientras se lanzaba al ataque de nuevo, esta vez no iba a vivir para contarlo en ningún lado.
- Parásito.
Dijo el castaño mientras lanzaba rápidamente un golpe a su estomago y lo dejaba allí clavado de rodillas, a continuación saltó para después caer con la pierna derecha por delante aplastando la cabeza de aquel tipo contra el suelo y notando como el sonido a cuello roto y metal sonaba. Aquel marine había perecido, sonrió de lado mientras ahora observaba a otros dos marines acercarse a su posición. Dos cabos al parecer, esos ilusos no sabían a quien se estaban enfrentando.
- Game over.
Dijo de nuevo Kedra mientras ahora iluminaba sus ojos en rojo y una extraña aura salía de su cuerpo, de repente los dos cabos se quedaron paralizados. Sus cuerpos no les permitían reaccionar debido al miedo. Era una de las habilidades de la fruta del asesino, el aura oscura del cadejo permitía sembrar el miedo en la gente, aquellos marines empezaron a temblar mientras tragaban saliva. El capitán no pareció inmutarse, era normal debido al poder que aquel hombre tenía, pelear con él debía ser la derrota segura. No perdió más el tiempo y lanzó un puñetazo al rostro de uno de ellos tirándole de espaldas y partiéndole la nariz.
- Uno menos.
Susurró mientras ahora giraba el cuello hacia el otro, este empezó a balbucear tratando de pedirle perdón pero el chico lobo no iba a escucharle. Sin pensárselo ni un instante, elevó su rodilla izquierda mientras saltaba hacia él y partía su mandíbula con toda su maldad debido a la mala leche que este poseía. Su sonrisa aumentó al ver a los cabos y al sargento mayor derrotado. Ahora observó de nuevo aquel capitán mientras se cruzaba los brazos mirando al chico, era imposible que consiguiera vencer al gran cargo, sin embargo podía dar la sorpresa, incluso Kedra estaba pensando en huir antes de que aquel tipo de pusiera en estado peligroso y salieran heridos.
- De modo que un capitán, no había visto a uno tan cerca, sería mejor empezar a correr, jejeje…
- Off:
- El aura del miedo funciona asi ^^
Igual nivel al mio: sienten algo de miedo
Nivel inderior al mio: Siente màs miedo
Nivel de 20 niveles debajo del mio: Sienten muchisimo miedo
Nivel superior al mio: no sienten nada.
Por cierto, no creo que podamos con un capitan ni los dos juntos XD estan al nivel 35 y con hakis jajaja
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Mientras me abría paso el hombre misterioso entro en acción, matando a un soldado, tal vez sargento por su aura poco destacable entre los demás, y de pronto activo un poder que por un momento me inmovilizo, percibiendo el aura asesina del hombre, sintiendo el miedo por primera vez desde hace 3 años, pero no me detuvo por completo; el miedo fue totalmente opacado por el deseo de venganza, así que seguí avanzando, balanceando mi arma a diestra y siniestra.
Mataba a muchos marines, perdí la cuenta, tal vez unos diez o veinte antes de llegar a donde estaba el capitán, su aura parecía calmada, sin importar la situación en la que estaba en ese momento, se quedó firme, como si estuviera esperando que lo atacaran, tanta confianza y arrogancia me enfermaba.
Cuando iba a llegar a él se interpusieron dos sargentos, tal vez de mayores, pero no me importaba, me abalance a atacarlos, dando una estocada al hombre de la izquierda, pero este lo esquivo, mientras que el otro me golpeo con un guantelete metálico en el estómago, sacándome el aire y haciéndome retroceder unos pasos. Agarre con fuerza mi arma y contraataque, dirigiéndome al enemigo armado con el guantelete, pero el otro lo defendió, parando su ataque con su espada, empujándome y comenzando una serie de ataques; mientras lo esquivaba, el otro se posiciono atrás de mí, con un esfuerzo sorprendente lo esquive, balanceando mi lanza/guadaña hacia su pecho, y ahí fue, estando enterrada el filo de la guadaña en su pecho horizontalmente, no perdí tiempo y le corte el brazo izquierdo, causando que lanzara un grito de dolor.
El aura de su compañero se hizo más agitada, queriendo venganza, y sin pensarlo dos veces el hombre corrió para atacarle. Atacaba sin sentido, tal vez desorientado y cegado por su ira al igual que yo, la única diferencia es que el no merecía mi furia, sino el capitán era quien iba a sufrir. Lo esquivaba fácilmente de un lado a otro, como siempre guiándome por el sonido que producía la espada al blandirla, cada vez que esquivaba se enfurecía, entraba en desesperación, así que, para acabar con su sufrimiento le corte la cabeza, con un giro rápido, dejando llevar el filo de la guadaña a su destino. Cuando acabe con el me dirigí al que estaba herido para acabar su sufrimiento, pero en eso actuó el capitán; con una velocidad impresionante se puso delante de mí, sin tiempo de reaccionar me dio un uppercut, levantándome del piso, acción siguiente se puso a lado mío, levanto su pierna y, con un movimiento descendente me clavo en el piso, con su talón pegando mi pecho, haciendo un pequeño cráter en el piso al caer mi cuerpo; mi caja torácica no podía aguantar otro golpe, apenas y salieron ilesos mis huesos, pero el daño de los órganos y quijada fue inmensa, desfasando mi quijada y un dolor insoportable en el corazón y estómago, apenas y me pude levantar cuando me dio una patada en el estómago, rompiendo mis costillas, y, mientras estaba en el aire me dio un golpe en las costillas ya rotas, mandándome a volar unos metros hasta chocar con una pared.
Débilmente me levante, arreglándome la quijada y tomándome unos tranquilizantes para el dolor, sabía que no iban a causar tanto efecto, pero por lo menos era para olvidar el daño. Pensaba en retirarme pero algo en mi interior no podía, empecé a toser, a juzgar por el sabor en mi boca era sangre, tambien sangraba por la nariz. Al parecer estaba usando kouka mientras me pegaba, lo sabia por la textura de sus golpes al contactarme.
-¡Maldito seas, cabron de…!- no me dejo de terminar cuando se puso delante de mí, sabía que podría ser mi fin, pero no lo aceptaba, no hasta encontrar a mi padre.
El hombre me iba a dar un golpe final cuando de pronto un señor apareció delante de mí y me protegió, parando el golpe con otro golpe.
-Sal de aquí cuervo, aun no puedes morir- me dijo, esa voz la reconocía, era la misma que la del señor que me visito en Jaya.
-Tu, niño, ayúdalo, yo mantendré ocupado este capitán- dijo, dirigiéndose al hombre que estaba en esta pelea, “mierda, por poco y me mata, no se porque, pero que bueno que aparecio” pensaba mientras me retiraba, agarrándome las costillas y caminando débilmente por un callejón que se encontraba cerca, no sabía si me iba a ayudar, pero necesitaba irme de ese lugar como pueda. Dudas se creaban en mi cabeza mientras el tiempo avanzaba, "¿quien es ese señor?, ¿estara siguiendome?", no importaba, tenia que atenderme, y rapido. Atras de mi estaba el hombre misterioso luchando con el capitan.
Mataba a muchos marines, perdí la cuenta, tal vez unos diez o veinte antes de llegar a donde estaba el capitán, su aura parecía calmada, sin importar la situación en la que estaba en ese momento, se quedó firme, como si estuviera esperando que lo atacaran, tanta confianza y arrogancia me enfermaba.
Cuando iba a llegar a él se interpusieron dos sargentos, tal vez de mayores, pero no me importaba, me abalance a atacarlos, dando una estocada al hombre de la izquierda, pero este lo esquivo, mientras que el otro me golpeo con un guantelete metálico en el estómago, sacándome el aire y haciéndome retroceder unos pasos. Agarre con fuerza mi arma y contraataque, dirigiéndome al enemigo armado con el guantelete, pero el otro lo defendió, parando su ataque con su espada, empujándome y comenzando una serie de ataques; mientras lo esquivaba, el otro se posiciono atrás de mí, con un esfuerzo sorprendente lo esquive, balanceando mi lanza/guadaña hacia su pecho, y ahí fue, estando enterrada el filo de la guadaña en su pecho horizontalmente, no perdí tiempo y le corte el brazo izquierdo, causando que lanzara un grito de dolor.
El aura de su compañero se hizo más agitada, queriendo venganza, y sin pensarlo dos veces el hombre corrió para atacarle. Atacaba sin sentido, tal vez desorientado y cegado por su ira al igual que yo, la única diferencia es que el no merecía mi furia, sino el capitán era quien iba a sufrir. Lo esquivaba fácilmente de un lado a otro, como siempre guiándome por el sonido que producía la espada al blandirla, cada vez que esquivaba se enfurecía, entraba en desesperación, así que, para acabar con su sufrimiento le corte la cabeza, con un giro rápido, dejando llevar el filo de la guadaña a su destino. Cuando acabe con el me dirigí al que estaba herido para acabar su sufrimiento, pero en eso actuó el capitán; con una velocidad impresionante se puso delante de mí, sin tiempo de reaccionar me dio un uppercut, levantándome del piso, acción siguiente se puso a lado mío, levanto su pierna y, con un movimiento descendente me clavo en el piso, con su talón pegando mi pecho, haciendo un pequeño cráter en el piso al caer mi cuerpo; mi caja torácica no podía aguantar otro golpe, apenas y salieron ilesos mis huesos, pero el daño de los órganos y quijada fue inmensa, desfasando mi quijada y un dolor insoportable en el corazón y estómago, apenas y me pude levantar cuando me dio una patada en el estómago, rompiendo mis costillas, y, mientras estaba en el aire me dio un golpe en las costillas ya rotas, mandándome a volar unos metros hasta chocar con una pared.
Débilmente me levante, arreglándome la quijada y tomándome unos tranquilizantes para el dolor, sabía que no iban a causar tanto efecto, pero por lo menos era para olvidar el daño. Pensaba en retirarme pero algo en mi interior no podía, empecé a toser, a juzgar por el sabor en mi boca era sangre, tambien sangraba por la nariz. Al parecer estaba usando kouka mientras me pegaba, lo sabia por la textura de sus golpes al contactarme.
-¡Maldito seas, cabron de…!- no me dejo de terminar cuando se puso delante de mí, sabía que podría ser mi fin, pero no lo aceptaba, no hasta encontrar a mi padre.
El hombre me iba a dar un golpe final cuando de pronto un señor apareció delante de mí y me protegió, parando el golpe con otro golpe.
-Sal de aquí cuervo, aun no puedes morir- me dijo, esa voz la reconocía, era la misma que la del señor que me visito en Jaya.
-Tu, niño, ayúdalo, yo mantendré ocupado este capitán- dijo, dirigiéndose al hombre que estaba en esta pelea, “mierda, por poco y me mata, no se porque, pero que bueno que aparecio” pensaba mientras me retiraba, agarrándome las costillas y caminando débilmente por un callejón que se encontraba cerca, no sabía si me iba a ayudar, pero necesitaba irme de ese lugar como pueda. Dudas se creaban en mi cabeza mientras el tiempo avanzaba, "¿quien es ese señor?, ¿estara siguiendome?", no importaba, tenia que atenderme, y rapido. Atras de mi estaba el hombre misterioso luchando con el capitan.
- Off-rol:
- Tenia que ser capitan, y a la vez me da una golpiza.
si te preguntas quien es ese señor lo tendrias que ver en mi rol anterior :d
y su identidad aun no tengo la menor idea :)
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Aquel chico realmente tenía valor, ahora se había interpuesto entre dos sargentos y no se había molestado nada en empezar a pelear con ellos. Mientras tanto al chico lobo le atacaron dos cabos que portaban espadas cortas, este frunció el ceño mientras esquivaba sus tajos llevándose un tajo en el hombro de roce. Al ver como las gotas de su sangre caían al suelo, sus ojos se iluminaron en rojo mientras elevaba la pierna con fuerza estampando la fuerza de su pie contra el cuello del cabo rompiéndoselo al momento, el otro corrió la misma suerte. El puño del chico espectral se clavó en su pecho con violencia y empezó a escupir sangre clavado de rodillas, otra patada en el cuello finalizó su vida. Realmente aquel chico era una bestia temible en el combate con las piernas, también sabía usar los puños pero las piernas eran su mejor arma sin duda, podía realizar cualquier patada ya fuese aérea o baja y con toda la potencia de su cuerpo.
- Maldición, no dejare que le venzan.
Dijo ahora el castaño mientras observaba como aquel capitán golpeaba al peliblanco y formaba un pequeño cráter en el suelo debido a la temible fuerza con la que había golpeado al chico. De repente cuando fue a rematarle, un tipo apareció parando el golpe del capitán, llamó a Kedra niño, eso hizo que el chico espectral frunciera el ceño aún más mientras apretaba los puños. No se lo pensó e ignoró el mensaje de aquel tipo, su aura oscura aumentó mientras lanzaba una poderosa patada contra el capitán, este la paró con el antebrazo pero soltó una mueca de molestia, se notaba que le había dolido algo el golpe del chico lobo. A continuación este lanzó un puñetazo contra Kedra, el puño de este se interpuso y ambos nudillos chocaron, el puño del capitán habría lanzado al lobo por los aires pero había algo extraño.
- Soul Of Dragón.
El brazo derecho del chico lobo estaba rodeado por un aura en forma de dragón rojo que había usado una onda de choque acumulada para repeler la fuerza del capitán. Pudo oler la sangre del chico que se alejaba, estaba herido. Los dorados ojos del castaño observaron los del capitán que parecía estar feliz, aquel bastardo no se estaba esforzando y el chico lobo había usado ya una de sus más feroces técnicas. Sabía que no iba a poder con aquel tipo, por lo que saltó hacia atrás con una media sonrisa observando al hombre anterior.
- Muy bien, ocúpate tú, yo pondré a salvo al peliblanco. Mayin Okami.
Pronunció de repente mientras ahora su aura negra se volvía de color blanca, sus ojos se volvían rojos y de repente se desplazó a una velocidad increíble que al ojo humano le costaría seguir. Era inferior al Soru pero aún así era bastante rápida, no tardó mucho en llegar al lado del chico peliblanco y sin decir nada más, lo cogió colocando su brazo por encima de su hombro derecho para después volver a desplazarse aquella velocidad tan elevada. No tardaron en llegar a un callejón más alejado donde el chico espectral dejó al peliblanco apoyado en unas cajas. A continuación el aura blanca que rodeaba su cuerpo desapareció y sus ojos volvieron a su color dorado de siempre. Sus nudillos de la mano derecha sangraban, el golpe de aquel tipo había sido muy fuerte. La mirada del capitán oscuro se clavó en el chico mientras ahora apoyaba la espalda contra la pared del callejón.
- No debes sentirte mal, has peleado con mucho valor, era un capitán de la marina, un tipo muy difícil de vencer.
- Maldición, no dejare que le venzan.
Dijo ahora el castaño mientras observaba como aquel capitán golpeaba al peliblanco y formaba un pequeño cráter en el suelo debido a la temible fuerza con la que había golpeado al chico. De repente cuando fue a rematarle, un tipo apareció parando el golpe del capitán, llamó a Kedra niño, eso hizo que el chico espectral frunciera el ceño aún más mientras apretaba los puños. No se lo pensó e ignoró el mensaje de aquel tipo, su aura oscura aumentó mientras lanzaba una poderosa patada contra el capitán, este la paró con el antebrazo pero soltó una mueca de molestia, se notaba que le había dolido algo el golpe del chico lobo. A continuación este lanzó un puñetazo contra Kedra, el puño de este se interpuso y ambos nudillos chocaron, el puño del capitán habría lanzado al lobo por los aires pero había algo extraño.
- Soul Of Dragón.
El brazo derecho del chico lobo estaba rodeado por un aura en forma de dragón rojo que había usado una onda de choque acumulada para repeler la fuerza del capitán. Pudo oler la sangre del chico que se alejaba, estaba herido. Los dorados ojos del castaño observaron los del capitán que parecía estar feliz, aquel bastardo no se estaba esforzando y el chico lobo había usado ya una de sus más feroces técnicas. Sabía que no iba a poder con aquel tipo, por lo que saltó hacia atrás con una media sonrisa observando al hombre anterior.
- Muy bien, ocúpate tú, yo pondré a salvo al peliblanco. Mayin Okami.
Pronunció de repente mientras ahora su aura negra se volvía de color blanca, sus ojos se volvían rojos y de repente se desplazó a una velocidad increíble que al ojo humano le costaría seguir. Era inferior al Soru pero aún así era bastante rápida, no tardó mucho en llegar al lado del chico peliblanco y sin decir nada más, lo cogió colocando su brazo por encima de su hombro derecho para después volver a desplazarse aquella velocidad tan elevada. No tardaron en llegar a un callejón más alejado donde el chico espectral dejó al peliblanco apoyado en unas cajas. A continuación el aura blanca que rodeaba su cuerpo desapareció y sus ojos volvieron a su color dorado de siempre. Sus nudillos de la mano derecha sangraban, el golpe de aquel tipo había sido muy fuerte. La mirada del capitán oscuro se clavó en el chico mientras ahora apoyaba la espalda contra la pared del callejón.
- No debes sentirte mal, has peleado con mucho valor, era un capitán de la marina, un tipo muy difícil de vencer.
- Off:
- Deberé verlo ^^
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Estaba tambaleándome, los golpes eran muy fuertes, si no tuviera la fuerza física que tengo me hubiera matado. A lo lejos sentí un aura extraña, con su visión no podía diferenciar, ya que, además de borrosa, era blanca; sentía que se acercaba a mucha velocidad, “no es humano” pensaba, cuando llego percibí que se colocó a lado mío, colocando su brazo en mi hombro derecho y llevándome a su velocidad lejos del puerto.
Cuando estábamos lo suficientemente lejos bajo la velocidad, dejándonos en un callejón. Su aura volvió a la normalidad, por lo que intuí que debía de ser un usuario de una akuma no mi; me dejo recargado en unas cajas que estaban cerca, mientras que él se recargaba en la pared, me hablo, pero de las palabras que dijo diferencie unas pocas, “muy difícil de vencer”, estas palabras, estas malditas palabras no quería aceptarlas, creía que con mi poder podía vencer cualquier obstáculo, vivía en una ilusión donde yo era el héroe, pero no era así, por fin entendí, y tuvo que ser por las malas.
Me aleje de mis pensamientos y escuche un goteo que venía de la mano del hombre, junto con el olor a sangre. Al parecer se enfrento contra el capitan, ya que ninguno de esos soldados le pudieron hacer daño.
-Estas herido- dije con una voz débil, empecé a caminar al final del callejón, en busca de una enfermería, tenia una gran deuda con ese hombre y la tenia que pagar.
-Sígueme, que te voy a curar, y por cierto me llamo Vince- comente y, al dar unos pocos pasos me empecé a tambalear, perdiendo el equilibrio y la audición, apenas y me podía mover, de mi cinturón agarre mi botella y me la tome, acabándomela en unos pocos tragos, esto me daría un poco más de energía antes de desmayarme.
Salimos a la calle y nos dirigimos a una enfermería, pero, a los cuantos metros del edificio me desmaye, cayendo como una roca al suelo. A lo lejos sentia una presencia que venia a ayudarme, y eso fue lo ultimo en sentir antes de perder la conciencia.
Cuando recuperaba la conciencia escuchaba voces alejadas, aun no recuperaba mi audición, sentía como me estaban vendando y poniéndome inyecciones, por lo que intuí que estaba siendo atendido por profesionales,“¿dónde estará ese hombre que me salvo?” me preguntaba, le debía mucho a ese hombre que aún no sabía su nombre, cuando me pudiera levantar le devolvería el favor, cueste lo que cueste.
Cuando estábamos lo suficientemente lejos bajo la velocidad, dejándonos en un callejón. Su aura volvió a la normalidad, por lo que intuí que debía de ser un usuario de una akuma no mi; me dejo recargado en unas cajas que estaban cerca, mientras que él se recargaba en la pared, me hablo, pero de las palabras que dijo diferencie unas pocas, “muy difícil de vencer”, estas palabras, estas malditas palabras no quería aceptarlas, creía que con mi poder podía vencer cualquier obstáculo, vivía en una ilusión donde yo era el héroe, pero no era así, por fin entendí, y tuvo que ser por las malas.
Me aleje de mis pensamientos y escuche un goteo que venía de la mano del hombre, junto con el olor a sangre. Al parecer se enfrento contra el capitan, ya que ninguno de esos soldados le pudieron hacer daño.
-Estas herido- dije con una voz débil, empecé a caminar al final del callejón, en busca de una enfermería, tenia una gran deuda con ese hombre y la tenia que pagar.
-Sígueme, que te voy a curar, y por cierto me llamo Vince- comente y, al dar unos pocos pasos me empecé a tambalear, perdiendo el equilibrio y la audición, apenas y me podía mover, de mi cinturón agarre mi botella y me la tome, acabándomela en unos pocos tragos, esto me daría un poco más de energía antes de desmayarme.
Salimos a la calle y nos dirigimos a una enfermería, pero, a los cuantos metros del edificio me desmaye, cayendo como una roca al suelo. A lo lejos sentia una presencia que venia a ayudarme, y eso fue lo ultimo en sentir antes de perder la conciencia.
Cuando recuperaba la conciencia escuchaba voces alejadas, aun no recuperaba mi audición, sentía como me estaban vendando y poniéndome inyecciones, por lo que intuí que estaba siendo atendido por profesionales,“¿dónde estará ese hombre que me salvo?” me preguntaba, le debía mucho a ese hombre que aún no sabía su nombre, cuando me pudiera levantar le devolvería el favor, cueste lo que cueste.
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El asesino podía notar que aquel chico estaba bastante herido, aquel capitán le había golpeado bastante fuerte, escuchó las palabras del peliblanco decirle que le iba a curar, eso era algo que impresionó un poco al chico lobo pues no conocía a gente capaz de comportarse de una forma tan amable. De repente escuchó el nombre del chico y pudo ver cómo caía al suelo al salir del callejón. Al parecer había quedado inconsciente, los dorados ojos del lobo lo observaban con calma mientras se quedaba pensativo. Ese chico era valiente pero también algo suicida, podría haber muerto peleando con aquel marine y ni siquiera le importó aquel hecho, parecía que conocía a ese marine de algo pero eso era asunto del chico. El castaño activó de repente su haki de observación para estar más atento a las cosas, se acercó al cuerpo del chico y cerró los ojos unos segundos pensando en que podía hacer. De repente pudo notar como una presencia se acercaba, frunció el ceño mientras cogía al chico y lo colocaba en sus hombros para después dirigirse a la enfermería.
No sabía porque había hecho algo así pero lo que estaba claro, era que el castaño no iba a dejar de ninguna forma que el peliblanco muriese allí. De repente un aura blanca apareció alrededor del chico de ojos dorados mientras activaba de nuevo su técnica de velocidad y se alejaba de allí con el cuerpo del chico en sus hombros. No solía salvar a gente, al revés, le gustaba matarla, pero al ver la valentía de aquel chaval, no pudo evitar hacer lo que hizo. Seguramente el peliblanco en un futuro podría derrotar al capitán, el cadejo negro no iba a matar a ese marine, dejaría que el propio chico fuera quien le venciese con el paso del tiempo. Si era necesario le ayudaría a realizar aquel propósito que tendría seguramente el chico, no soportaba ver a luchadores con valor no cumplir sus sueños. Trataría de llevarse al chico a su tripulación, allí había más personas, algunas crueles y otras muy amables, pero la principal cualidad era que el capitán Kedra no permitía ninguna pelea. Prefería que sus compañeros permanecieran juntos apoyándose los unos en los otros sin pensar en los problemas que eso podría causarles en el futuro. Al menos así lo veía el castaño que sentía una sensación de respeto por sus hombres y nunca los abandonaría.
De repente llegó a un edificio algo antiguo, en la pared había señalada una cruz de color rojo, por lo que dedujo que era el sitio que buscaba. Golpeó con la rodilla en la puerta de forma tranquila mientras esperaba ahora la respuesta o que le abrieran las puertas, si nadie abría, se vería obligado a derribarle de una patada. Sin embargo aquello no fue necesario pues de repente una mujer salió, era una chica de unos treinta años y rubia, ojos verdes y unas gafas. Además portaba una bata, antes de que pudiera decir nada, el luchador entró por si mismo auto invitándose a entrar. Había varios médicos, estos observaron lo que hacía, dejó al chico en una de las camillas cuando de repente dirigió su mirada más sádica y seria a los demás. Estos entendieron que el castaño quería que curaran al chico, estos le miraron asintiendo y levantándose preparados para empezar pues no parecía haber más clientes en aquel lugar. El cadejo negro se dirigió a las escaleras y comenzó a subirlas para después llegar a un pasillo y abrir la primera sala a la izquierda. Estaba compuesta de una cama de color blanco y de una mesita junto a una estantería. El castaño se sentó en la cama para después tumbarse boca arriba y esperar a que el chico peliblanco apareciera, se lamió la herida de los nudillos y a continuación entrecerró los ojos quedándose alerta ante todo por si los marines atacaban aquel lugar buscándolos.
No sabía porque había hecho algo así pero lo que estaba claro, era que el castaño no iba a dejar de ninguna forma que el peliblanco muriese allí. De repente un aura blanca apareció alrededor del chico de ojos dorados mientras activaba de nuevo su técnica de velocidad y se alejaba de allí con el cuerpo del chico en sus hombros. No solía salvar a gente, al revés, le gustaba matarla, pero al ver la valentía de aquel chaval, no pudo evitar hacer lo que hizo. Seguramente el peliblanco en un futuro podría derrotar al capitán, el cadejo negro no iba a matar a ese marine, dejaría que el propio chico fuera quien le venciese con el paso del tiempo. Si era necesario le ayudaría a realizar aquel propósito que tendría seguramente el chico, no soportaba ver a luchadores con valor no cumplir sus sueños. Trataría de llevarse al chico a su tripulación, allí había más personas, algunas crueles y otras muy amables, pero la principal cualidad era que el capitán Kedra no permitía ninguna pelea. Prefería que sus compañeros permanecieran juntos apoyándose los unos en los otros sin pensar en los problemas que eso podría causarles en el futuro. Al menos así lo veía el castaño que sentía una sensación de respeto por sus hombres y nunca los abandonaría.
De repente llegó a un edificio algo antiguo, en la pared había señalada una cruz de color rojo, por lo que dedujo que era el sitio que buscaba. Golpeó con la rodilla en la puerta de forma tranquila mientras esperaba ahora la respuesta o que le abrieran las puertas, si nadie abría, se vería obligado a derribarle de una patada. Sin embargo aquello no fue necesario pues de repente una mujer salió, era una chica de unos treinta años y rubia, ojos verdes y unas gafas. Además portaba una bata, antes de que pudiera decir nada, el luchador entró por si mismo auto invitándose a entrar. Había varios médicos, estos observaron lo que hacía, dejó al chico en una de las camillas cuando de repente dirigió su mirada más sádica y seria a los demás. Estos entendieron que el castaño quería que curaran al chico, estos le miraron asintiendo y levantándose preparados para empezar pues no parecía haber más clientes en aquel lugar. El cadejo negro se dirigió a las escaleras y comenzó a subirlas para después llegar a un pasillo y abrir la primera sala a la izquierda. Estaba compuesta de una cama de color blanco y de una mesita junto a una estantería. El castaño se sentó en la cama para después tumbarse boca arriba y esperar a que el chico peliblanco apareciera, se lamió la herida de los nudillos y a continuación entrecerró los ojos quedándose alerta ante todo por si los marines atacaban aquel lugar buscándolos.
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Recupere la conciencia completamente, todo mi torso estaba vendado. Me pare lentamente para que no se me abrieran las heridas, chasquee los dedos para ubicarme, estaba en un cuarto; cuando estaba a punto de abrir la puerta una enfermera abrió la puerta y, al no fijarse que estaba ahí, choco contra mi pecho, haciéndose unos pasos hacia atrás.
-Disculpe, pero tiene que estar recostado señor- dijo la enfermera.
-No hay tiempo, le agradezco el favor y lo pagare, por ahora tengo que saber ir con el hombre que me trajo aquí- respondí con una voz firme.
La enfermera pensó un poco y cuando iba a hablar un señor apareció atrás de ella, “¿Qué demonios?, ni note su aura al acercarse” pensé, sorprendido de que el hombre podía ocultar bastante bien su presencia.
-No se preocupe, me encargare de el- dijo y la enfermera se fue, dejándonos los dos solos; -veo que despertaste cuervo, que alegría- me dijo con un tono amigable, aun no sabía quién era el y ya me trataba con mucha confianza.
-¿Quién es usted y porque me protege?- le pregunte y el hombre me empujo de vuelta al cuarto, cerró la puerta y se dirigió a la cama, sentándose en ella.
se quedó en silencio, pensando en las palabras que iba a decir, -soy alguien muy odiado por muchos, especialmente por ti- dijo y me quede pensativo, intentando recordar la voz de la persona y su presencia, pero lo que dijo a continuación me intrigo.
-Me llamo Johnson, Climer D. Johnson, y estoy aquí para…- en ese momento me acerque a él, agarrando uno de los bisturíes que estaba en el mueble de a lado y se lo puse en el cuello.
-¿Qué demonios está pasando?, quiero respuestas y ya- dije, desesperado y confuso, esperando una excusa para que no lo matara, pero eso iba a ser casi imposible.
-Lo que pasa es que me enviaron a protegerte- dijo tranquilamente, pero de todas maneras lo iba a matar; le intente cortar el cuello pero no pude, al parecer uso haki, le hice varias cortadas que podrían ser mortales sin resultado alguno, “debe de ser un sueño, lo sé” pensaba, quería imaginar que era un sueño, pero no pude.
-¿Quién demonios te envió, el Cipher Pol, el gobierno, la marina, quien?- dije, alejándome un poco, incapaz de matarlo en este momento, no podía hacer nada, solamente esperaba que respondiera la pregunta.
-Tu abuelo- respondió, me quede impactado por lo que dijo, “¿Cómo demonios conocía a mi abuelo?, ¿Qué sucesos habrían pasado estos 3 años desde la destrucción de y muerte de la antigua tripulación en donde crecí y me crie?” esas y muchas más dudas surgían en mi cabeza.
-Tienes muchas dudas, solamente te voy a decir que visites a tu abuelo- dijo entregándome una vivre card que dirigía a la ubicación de mi abuelo. –No soy la misma persona de antes Vince, he cambiado, y aunque no busco tu perdón, espero que me aceptes como aliado-comento y se fue, era la primera vez que escuchaba a un hombre tan arrepentido, y su aura estaba tranquila todo ese tiempo, “entonces es cierto” pensé, y aunque no lo quería creer ahí estaba, las auras de las personas nunca mentían.
Me dirigí a donde estaba el hombre que me salvo, trate de olvidar lo que habia sucedido; me guie por su aura, entre en la sala en donde se encontraba, al parecer estaba bien. Me recargue en una pared, -¿Cómo te llamas?- pregunte, aun no me sabia el nombre del hombre que me había salvado y, si hay alguna manera de devolver el favor hare todo lo posible para hacerlo.
-Disculpe, pero tiene que estar recostado señor- dijo la enfermera.
-No hay tiempo, le agradezco el favor y lo pagare, por ahora tengo que saber ir con el hombre que me trajo aquí- respondí con una voz firme.
La enfermera pensó un poco y cuando iba a hablar un señor apareció atrás de ella, “¿Qué demonios?, ni note su aura al acercarse” pensé, sorprendido de que el hombre podía ocultar bastante bien su presencia.
-No se preocupe, me encargare de el- dijo y la enfermera se fue, dejándonos los dos solos; -veo que despertaste cuervo, que alegría- me dijo con un tono amigable, aun no sabía quién era el y ya me trataba con mucha confianza.
-¿Quién es usted y porque me protege?- le pregunte y el hombre me empujo de vuelta al cuarto, cerró la puerta y se dirigió a la cama, sentándose en ella.
se quedó en silencio, pensando en las palabras que iba a decir, -soy alguien muy odiado por muchos, especialmente por ti- dijo y me quede pensativo, intentando recordar la voz de la persona y su presencia, pero lo que dijo a continuación me intrigo.
-Me llamo Johnson, Climer D. Johnson, y estoy aquí para…- en ese momento me acerque a él, agarrando uno de los bisturíes que estaba en el mueble de a lado y se lo puse en el cuello.
-¿Qué demonios está pasando?, quiero respuestas y ya- dije, desesperado y confuso, esperando una excusa para que no lo matara, pero eso iba a ser casi imposible.
-Lo que pasa es que me enviaron a protegerte- dijo tranquilamente, pero de todas maneras lo iba a matar; le intente cortar el cuello pero no pude, al parecer uso haki, le hice varias cortadas que podrían ser mortales sin resultado alguno, “debe de ser un sueño, lo sé” pensaba, quería imaginar que era un sueño, pero no pude.
-¿Quién demonios te envió, el Cipher Pol, el gobierno, la marina, quien?- dije, alejándome un poco, incapaz de matarlo en este momento, no podía hacer nada, solamente esperaba que respondiera la pregunta.
-Tu abuelo- respondió, me quede impactado por lo que dijo, “¿Cómo demonios conocía a mi abuelo?, ¿Qué sucesos habrían pasado estos 3 años desde la destrucción de y muerte de la antigua tripulación en donde crecí y me crie?” esas y muchas más dudas surgían en mi cabeza.
-Tienes muchas dudas, solamente te voy a decir que visites a tu abuelo- dijo entregándome una vivre card que dirigía a la ubicación de mi abuelo. –No soy la misma persona de antes Vince, he cambiado, y aunque no busco tu perdón, espero que me aceptes como aliado-comento y se fue, era la primera vez que escuchaba a un hombre tan arrepentido, y su aura estaba tranquila todo ese tiempo, “entonces es cierto” pensé, y aunque no lo quería creer ahí estaba, las auras de las personas nunca mentían.
Me dirigí a donde estaba el hombre que me salvo, trate de olvidar lo que habia sucedido; me guie por su aura, entre en la sala en donde se encontraba, al parecer estaba bien. Me recargue en una pared, -¿Cómo te llamas?- pregunte, aun no me sabia el nombre del hombre que me había salvado y, si hay alguna manera de devolver el favor hare todo lo posible para hacerlo.
- Off-rol:
- Tener insomio me inspira :d
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Kedra continuaba en aquella sala, estaba tumbado sobre una cama con los ojos entrecerrados. Estaba pensando en sus cosas, esperaba a decidir cuál sería el próximo objetivo de los piratas Kage Akuma. Sus ojos empezaron a brillar mientras decidía, era una situación difícil debido a que había muchos lugares a los que ir, en primer lugar irían a todas las islas del East Blue para ir dejando constancia de la tenebrosa banda. Se levantó de la cama dirigiéndose a una de las ventanas, podía ver bastantes calles y además el puerto, al parecer ya no había muchos problemas pues no había casi marines, todo parecía haberse calmado bastante, sin embargo muchos marines habían caído eliminados y eso era bueno. Esas ratas uniformadas de blanco debían perecer fuese como fuese. Aún pensaba en quién podía ser aquel capitán, parecía un tipo fuerte, pasaron unos segundos y dejó de darle importancia, se preguntaba como estaría el chico. Pegó un suspiro mientras un aura negra comenzó a surgir a su alrededor mientras se relamía, su poder estaba saliendo, pegó un pequeño bostezo y el aura desapareció. Sin embargo un perro que pasaba por la calle se puso a llorar agazapándose en el suelo, estaba claro que la habilidad del cadejo negro era el miedo. De eso se alimentaba y le gustaba bastante cuando más de una persona se ponía a temblar frente a sus ojos, era un bonito espectáculo a decir verdad, una de las pocas cosas que le gustaban al chico lobo.
- Parece ser que esos cobardes se han retirado por el momento, deberé atacar un cuartel si esto continua así, no permitiré que esas basuras se crean superiores, la era del lobo negro ha llegado y nada impedirá que Kage Akuma llegue a lo más alto.
En el rostro del chico espectral se notaba seriedad ante todo, sus ojos tenebrosos observaban el horizonte de forma calmada, estaba seguro de su próximo objetivo, ya sabía lo que iba a hacer. Se dirigiría a la isla Conami en solitario para ver si podía unir a alguien más a su causa, pero eso sería tras el viaje a Loguetown donde había quedado con el Shichibukai Kirito. Pegó un pequeño suspiro girándose de forma tranquila y sentándose de nuevo en la cama mientras activaba su haki de observación, le costaba todavía mucho localizar presencias por lo que lo desactivó mientras ahora su olfato detectaba el olor del chico. Efectivamente tal y como el olfato del lobo espectral había deducido, el chico entró por la puerta, de repente le preguntó su nombre. El asesino sonrió de lado mientras se levantaba de su asiento observándole, su figura era bastante imponente debido a la altura y la musculatura. De repente contestó de forma calmada en un tono serio y grave.
- Me llamo Kedra. Capitán de Kage Akuma, la banda de las sombras. Ahora debería volver con los míos.
Dijo dirigiéndose a la puerta, sin embargo se frenó en seco mientras su mano tocaba el pomo, esperaría por si el chico le quería decir algo. No iba a dejarle allí plantado después de todo lo pasado con los marines, esperando una respuesta, una despedida, una pregunta o cualquier cosa, el castaño se quedó allí quieto dándole la espalda mientras entrecerraba los ojos. Había sido un día bastante duro. El tiempo parecía ir a mejor debido a que el Sol estaba saliendo, no podía estar mucho tiempo allí, le daría un total de tres minutos a aquel chico para que le hablara o se largaría, no podía permitir que los marines encontraran el barco de la banda o habría una guerra terrible.
- Parece ser que esos cobardes se han retirado por el momento, deberé atacar un cuartel si esto continua así, no permitiré que esas basuras se crean superiores, la era del lobo negro ha llegado y nada impedirá que Kage Akuma llegue a lo más alto.
En el rostro del chico espectral se notaba seriedad ante todo, sus ojos tenebrosos observaban el horizonte de forma calmada, estaba seguro de su próximo objetivo, ya sabía lo que iba a hacer. Se dirigiría a la isla Conami en solitario para ver si podía unir a alguien más a su causa, pero eso sería tras el viaje a Loguetown donde había quedado con el Shichibukai Kirito. Pegó un pequeño suspiro girándose de forma tranquila y sentándose de nuevo en la cama mientras activaba su haki de observación, le costaba todavía mucho localizar presencias por lo que lo desactivó mientras ahora su olfato detectaba el olor del chico. Efectivamente tal y como el olfato del lobo espectral había deducido, el chico entró por la puerta, de repente le preguntó su nombre. El asesino sonrió de lado mientras se levantaba de su asiento observándole, su figura era bastante imponente debido a la altura y la musculatura. De repente contestó de forma calmada en un tono serio y grave.
- Me llamo Kedra. Capitán de Kage Akuma, la banda de las sombras. Ahora debería volver con los míos.
Dijo dirigiéndose a la puerta, sin embargo se frenó en seco mientras su mano tocaba el pomo, esperaría por si el chico le quería decir algo. No iba a dejarle allí plantado después de todo lo pasado con los marines, esperando una respuesta, una despedida, una pregunta o cualquier cosa, el castaño se quedó allí quieto dándole la espalda mientras entrecerraba los ojos. Había sido un día bastante duro. El tiempo parecía ir a mejor debido a que el Sol estaba saliendo, no podía estar mucho tiempo allí, le daría un total de tres minutos a aquel chico para que le hablara o se largaría, no podía permitir que los marines encontraran el barco de la banda o habría una guerra terrible.
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Me respondió, se llamaba Kedra y era capitán de una tripulación, menciono que tenía que volver. Podía pagarle el favor uniéndome a su tripulación. Se dirigió hacia la puerta, de modo en que se tenía que ir, pero se detuvo, tal vez esperando a que tuviera algo que decirle.
-Te debo un favor y te lo voy a pagar-, le hice una pequeña reverencia, inclinando el torso hacia adelante con la mano derecha pegada al pecho, -Y ese favor se lo pagare si me deja unirme a su tripulación- le dije tranquilo y confiado, podía ser una nueva adición a la tripulación, tenía habilidades como cocinero y como médico, dos profesiones que ayudarían muy bien a cualquier tripulación que este.
-Además necesito arreglar unos asuntos con ese maldito capitán y otros… personales- le mencione incorporándome, -y por lo que siento, tu aura tiene una sed de sangre tremenda, tal vez contra la marina o, si eres más atrevido contra el gobierno mundial- le dije, mientras caminaba a lo largo de la habitación, podía suponer demasiadas cosas, pero por los eventos anteriores podía ser lo más razonable.
-Tenemos un mismo objetivo si mi hipótesis es cierta- continúe, -así que te lo pido una vez más, déjame unirme a tu tripulación- le dije, mencionando esas palabras de nuevo, si le di en el clavo tenía la posibilidad de que dijera que sí, pero nunca debo de confiarme tanto, por lo que espere a su respuesta.
-Te debo un favor y te lo voy a pagar-, le hice una pequeña reverencia, inclinando el torso hacia adelante con la mano derecha pegada al pecho, -Y ese favor se lo pagare si me deja unirme a su tripulación- le dije tranquilo y confiado, podía ser una nueva adición a la tripulación, tenía habilidades como cocinero y como médico, dos profesiones que ayudarían muy bien a cualquier tripulación que este.
-Además necesito arreglar unos asuntos con ese maldito capitán y otros… personales- le mencione incorporándome, -y por lo que siento, tu aura tiene una sed de sangre tremenda, tal vez contra la marina o, si eres más atrevido contra el gobierno mundial- le dije, mientras caminaba a lo largo de la habitación, podía suponer demasiadas cosas, pero por los eventos anteriores podía ser lo más razonable.
-Tenemos un mismo objetivo si mi hipótesis es cierta- continúe, -así que te lo pido una vez más, déjame unirme a tu tripulación- le dije, mencionando esas palabras de nuevo, si le di en el clavo tenía la posibilidad de que dijera que sí, pero nunca debo de confiarme tanto, por lo que espere a su respuesta.
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Kedra continuaba calmado y tranquilo con la mano en el pomo de la puerta, tras unos segundos aquel chico habló, dijo algo que el asesino no se esperaba. Se quería unir a su tripulación y además acertó en sus palabras. El castaño tenía como meta acabar con el gobierno mundial y con la marina, no le iba a ser fácil pero su objetivo sería conseguirlo. Tenía un buen equipo con el que conseguirlo, ahora el chico pedía el ingreso. Según lo que había pasado, ese chico no parecía tener lugar a donde irse. Además tendría como meta acabar con aquel capitán de la marina, si iba con él seguramente podría hacerlo en poco tiempo. El chico espectral se mantuvo en el sitio mientras esperaba unos segundos. Su respiración era calmada y de repente suspiró mientras se giraba, se mantuvo quieto observando al chico unos segundos mientras le observaba.
El silencio invadió la sala totalmente y el chico espectral parecía no hablar y que no iba a hacerlo. Aquello podía ser malo, pero teniendo en cuenta que casi nunca hablaba podía ser bueno. Todo era posible y sin duda alguna el asesino no mataba a todo el mundo pues los médicos del edificio estaban vivos, sin embargo los marines no tenían oportunidad de librarse del usuario de la fruta mitológica. Se giró de nuevo dándole la espalda y abrió la puerta con la mano por fin para después entrecerrar los ojos. Finalmente unas palabras salieron de su boca, eran en un tono serio pero calmado, además su voz era bastante grave por lo que le dio un toque de liderazgo.
- Bienvenido a Kage Akuma.
No iba a dejar allí al chico, no se veía mala persona y no era el típico chulo bocazas ni el típico asesino sádico como él. Era una persona tranquila y no parecía tener malas intenciones, la gente de ese tipo era bienvenida en la banda oscura ya que no era obligatorio matar a nadie. De modo que tras aceptarlo ya solo quedaba una cosa, llegar hasta donde el barco para largarse de aquella isla del Grand Line y continuar con la aventura y el objetivo de la banda de las sombras, eliminar al gobierno y a la marine, no planeaba rendirse y la piedad no era ninguna opción. Aún estaba quiero en aquella posición, de repente volvió a hablar usando el mismo tono mientras ahora bajaba por las escaleras.
- Recoge tus cosas, te espero en la entrada, en cuanto estés listo sal y nos iremos de aquí, tienes quince minutos.
Dijo el chico lobo mientras bajaba las escaleras y observaba a varios médicos y médicas que lo miraron y enseguida apartaron la mirada debido a los tétricos ojos del asesino. Este pasó del tema y se relamió un poco mientras ahora se dirigía a la salida, abrió la puerta y se quedó en la calle echando su espalda en la pared, en cuanto el chico apareciera, podrían largarse de allí y de ese modo seguir con sus cosas. Ya había encontrado un miembro más para su causa, empezaban a ser bastantes pero eso era bueno y no le disgustaba. Eran bastantes piratas y todos con muy buenas habilidades y capacidades, todos juntos harían un buen equipo. El cielo parecía mejorar el tiempo y el castaño pudo ver desde su posición como las velas blancas de los barcos de la marina se movían. Aquellos idiotas abandonaban la isla, tal vez iban a por refuerzos o tal vez no, fuese como fuese en quince minutos, el peliblanco y el castaño ya no iban a estar allí presentes por lo que no había problema.
El silencio invadió la sala totalmente y el chico espectral parecía no hablar y que no iba a hacerlo. Aquello podía ser malo, pero teniendo en cuenta que casi nunca hablaba podía ser bueno. Todo era posible y sin duda alguna el asesino no mataba a todo el mundo pues los médicos del edificio estaban vivos, sin embargo los marines no tenían oportunidad de librarse del usuario de la fruta mitológica. Se giró de nuevo dándole la espalda y abrió la puerta con la mano por fin para después entrecerrar los ojos. Finalmente unas palabras salieron de su boca, eran en un tono serio pero calmado, además su voz era bastante grave por lo que le dio un toque de liderazgo.
- Bienvenido a Kage Akuma.
No iba a dejar allí al chico, no se veía mala persona y no era el típico chulo bocazas ni el típico asesino sádico como él. Era una persona tranquila y no parecía tener malas intenciones, la gente de ese tipo era bienvenida en la banda oscura ya que no era obligatorio matar a nadie. De modo que tras aceptarlo ya solo quedaba una cosa, llegar hasta donde el barco para largarse de aquella isla del Grand Line y continuar con la aventura y el objetivo de la banda de las sombras, eliminar al gobierno y a la marine, no planeaba rendirse y la piedad no era ninguna opción. Aún estaba quiero en aquella posición, de repente volvió a hablar usando el mismo tono mientras ahora bajaba por las escaleras.
- Recoge tus cosas, te espero en la entrada, en cuanto estés listo sal y nos iremos de aquí, tienes quince minutos.
Dijo el chico lobo mientras bajaba las escaleras y observaba a varios médicos y médicas que lo miraron y enseguida apartaron la mirada debido a los tétricos ojos del asesino. Este pasó del tema y se relamió un poco mientras ahora se dirigía a la salida, abrió la puerta y se quedó en la calle echando su espalda en la pared, en cuanto el chico apareciera, podrían largarse de allí y de ese modo seguir con sus cosas. Ya había encontrado un miembro más para su causa, empezaban a ser bastantes pero eso era bueno y no le disgustaba. Eran bastantes piratas y todos con muy buenas habilidades y capacidades, todos juntos harían un buen equipo. El cielo parecía mejorar el tiempo y el castaño pudo ver desde su posición como las velas blancas de los barcos de la marina se movían. Aquellos idiotas abandonaban la isla, tal vez iban a por refuerzos o tal vez no, fuese como fuese en quince minutos, el peliblanco y el castaño ya no iban a estar allí presentes por lo que no había problema.
- Off:
- Pues bienvenido ^^,en cuanto comentes, podemos darlo por finalizado
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Se mantuvo pensando, sentía que me observaba pero nada más, un gran silencio lleno la habitación, después de un tiempo se giró hacia la puerta, mientras escuchaba el chillido de la puerta al abrirse y me dio la bienvenida a Kage Akuma, el nombre de su tripulación, “estaba en lo cierto” pensé y seguido me dijo que recogiera mis cosas y me esperaba en la entrada.
-quince minutos- susurre después de que Kedra se había ido, no perdí el tiempo y baje las escaleras en busca de mis cosas. Cuando entre al cuarto la presencia de la enfermera estaba ahí, tal vez esperándome.
-Ya se recuperó, ¿no es así?- me pregunto con el tono típico amigable que te daban en todos los hospitales. –Ya, solamente vengo por mis cosas- le conteste y en eso la enfermera recogió algunas cosas y me las entrego.
-Aquí está su ropa y su arma junto a sus otras pertenencias- menciono y se quedó limpiando mientras me vestía y equipaba, la jarra que anteriormente estaba vacía ahora estaba llena, -Gracias y adiós- le dije y cuando salí escuche a la señorita decir algo que me trajo dudas, -Adiós señor Lauret, que el protector este con usted- dijo, me quede pensando por un momento, “¿cómo sabia mi nombre? ¿Quién era el protector?”, pero por ahora no le daría mucha importancia, lo que necesitaba era salir de esta isla.
Salí a la calle y sentí la presencia de Kedra esperándome, -Estoy listo- le dije, desde ese día me uní a Kage Akuma, y esperaba varias aventuras, las cuales serán contadas en otro momento.
-quince minutos- susurre después de que Kedra se había ido, no perdí el tiempo y baje las escaleras en busca de mis cosas. Cuando entre al cuarto la presencia de la enfermera estaba ahí, tal vez esperándome.
-Ya se recuperó, ¿no es así?- me pregunto con el tono típico amigable que te daban en todos los hospitales. –Ya, solamente vengo por mis cosas- le conteste y en eso la enfermera recogió algunas cosas y me las entrego.
-Aquí está su ropa y su arma junto a sus otras pertenencias- menciono y se quedó limpiando mientras me vestía y equipaba, la jarra que anteriormente estaba vacía ahora estaba llena, -Gracias y adiós- le dije y cuando salí escuche a la señorita decir algo que me trajo dudas, -Adiós señor Lauret, que el protector este con usted- dijo, me quede pensando por un momento, “¿cómo sabia mi nombre? ¿Quién era el protector?”, pero por ahora no le daría mucha importancia, lo que necesitaba era salir de esta isla.
Salí a la calle y sentí la presencia de Kedra esperándome, -Estoy listo- le dije, desde ese día me uní a Kage Akuma, y esperaba varias aventuras, las cuales serán contadas en otro momento.
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