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Aquella era una gran idea, sin duda. Antes que cualquier otra cosa, nada más haberme presentado de nuevo, nada más estar de vuelta, decidí aquello. Ella y yo, los dos, preparados para combatir, por el honor de nuestras divisiones. Así es, ambos comandantes, la chica pelirroja y el lobo azul, un combate épico, un reencuentro verdaderamente de piratas, con un combate de bienvenida. Aquella era la mejor forma de comprobar si ellos también eran más fuertes, así como de medir mis habilidades y demostrárselas a mis nakamas. Cuando entré a aquella banda, tras mi derrota contra Crimson, lo hice como comandante de su segunda división. A mis órdenes tenía a personas muy fuertes, destacaba entre ellas al pelo pincho, Ikaru, o al bufón, Hardo, con quienes ya había vivido varias aventuras. Ellos merecían tener como superior a alguien fuerte, y quería demostrarles, a ellos y a todos los demás de la banda, no solo de mi división, mi mejoría.
Así pues, nada más volver, con más músculos que nunca antes, con una mirada diferente, más fría, y con un peinado como poco diferente, fui a hablar con la capitana de la primera división, y de la banda en funciones, para proponerle aquel combate. Entré en su camarote tras llamar a la puerta y darle unos segundos, por si estaba haciendo algo “privado” en la intimidad, pero no demasiado tiempo, pues así si lo estaba haciendo me daría tiempo a ver algo al menos. Allí estaba ella, como el culo dorado la llamaría, Benihime. –Ha pasado mucho tiempo, princesita. –Dije con una voz seria, conteniendo mi alegría por reunirme de nuevo con la muchacha de pelo rojo, mientras le dedicaba una mínima sonrisa. –Se te ve más madura, más seria, y más fuerte. –Con aquello orientaba la conversación hacia aquel combate que ya tenía pensado desde hacía tiempo, quería comprobar como de fuerte era ella, y como de fuerte me volví también yo mismo, así que no me andaría con rodeos. –Aunque creo que te he superado, princesita. –Ahora trataba de picarla, para que ella también tuviera ganas de combatir y demostrar lo fuerte que era realmente, y así aceptara mi siguiente desafío. –Pero bueno, supongo que no podemos pelear, porque si te ganara, no, cuando te ganara, todos te perderían el respeto y sabrían que el comandante de la segunda es mejor que la de la primera. –Con aquello terminaba de prender la mecha, pero, solo por si acaso, puse la guinda del pastel en mis palabras. –Además, seguramente no tendrías el valor de querer comprobarlo. –Mi actitud desafiante le incitarían a querer callarme, además, siempre habíamos querido pelear, y desde hacía mucho, mucho tiempo, teníamos aquella espinita clavada. Quería conocer mejor a la capitana, ¿y qué mejor modo que un combate para conocerla? Además, muchas veces habíamos hablado sobre quién era más fuerte, era hora, al fin, de zanjar discusiones sin sentido, y demostrar de una vez quien de los dos era el más fuerte de los comandantes de Sons of Anarchy.
Así pues, nada más volver, con más músculos que nunca antes, con una mirada diferente, más fría, y con un peinado como poco diferente, fui a hablar con la capitana de la primera división, y de la banda en funciones, para proponerle aquel combate. Entré en su camarote tras llamar a la puerta y darle unos segundos, por si estaba haciendo algo “privado” en la intimidad, pero no demasiado tiempo, pues así si lo estaba haciendo me daría tiempo a ver algo al menos. Allí estaba ella, como el culo dorado la llamaría, Benihime. –Ha pasado mucho tiempo, princesita. –Dije con una voz seria, conteniendo mi alegría por reunirme de nuevo con la muchacha de pelo rojo, mientras le dedicaba una mínima sonrisa. –Se te ve más madura, más seria, y más fuerte. –Con aquello orientaba la conversación hacia aquel combate que ya tenía pensado desde hacía tiempo, quería comprobar como de fuerte era ella, y como de fuerte me volví también yo mismo, así que no me andaría con rodeos. –Aunque creo que te he superado, princesita. –Ahora trataba de picarla, para que ella también tuviera ganas de combatir y demostrar lo fuerte que era realmente, y así aceptara mi siguiente desafío. –Pero bueno, supongo que no podemos pelear, porque si te ganara, no, cuando te ganara, todos te perderían el respeto y sabrían que el comandante de la segunda es mejor que la de la primera. –Con aquello terminaba de prender la mecha, pero, solo por si acaso, puse la guinda del pastel en mis palabras. –Además, seguramente no tendrías el valor de querer comprobarlo. –Mi actitud desafiante le incitarían a querer callarme, además, siempre habíamos querido pelear, y desde hacía mucho, mucho tiempo, teníamos aquella espinita clavada. Quería conocer mejor a la capitana, ¿y qué mejor modo que un combate para conocerla? Además, muchas veces habíamos hablado sobre quién era más fuerte, era hora, al fin, de zanjar discusiones sin sentido, y demostrar de una vez quien de los dos era el más fuerte de los comandantes de Sons of Anarchy.
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La lectura se estaba convirtiendo en algo aburrido y monótono para mí, las horas eran lentas en mi camarote hasta que llegaban a un punto de parecer simples reflejos de una vida malgastada, al lado de mi cama está situado el gran ventanal decorado con finos cristales que permite entrar toda la luz proveniente del sol para iluminar la sala y por las noches cuando hay luna llena se deja ver creando una preciosa vista.
Apoyé el libro al lado de mi mesita y me puse a mirar la inmensidad del océano, estaba desierto...con mucha calma..."la calma a veces no es buena..." pensé para mí misma, me recosté sobre la cama pensando que podía hacer, las pesadillas no me dejaban en paz y cada vez dormía menos, necesitaba alguna forma de descansar que por muy difícil que fuera no podía seguir así, estaba haciéndome daño a mi misma, debían ser más de tres noches en las que no pegaba ojo ¿porque me pasa esto? antes solo ocurría cada cierto tiempo pero ahora se hacían más continuas y me preocupaba ¿acaso no cesarían nunca? mientras pensaba en todo eso al cabo de un rato mis ojos se cerraron, finalmente me había quedado dormida.
Luego de estar dormida durante unos diez minutos alguien comenzó a llamar a la puerta, por una vez que conseguía dormir sin una sola pesadilla me llamaban, ¿quien será? pensé malhumorada, habían interrumpido mi valioso sueño por una vez en la que podía descansar, como fuese alguna tontería se iban a enterar y conocerían mi ira.
Me levanté de la cama y cogí la ropa que solía usar a menudo, mi minifalda favorita acompañada de mi chaqueta beige y la camisa blanca, me miré al espejo para ver si estaba bien y solté mi pelo, me gustaba lucir mi larga melena pelirroja, así que me acerqué lentamente a la puerta y la abrí, delante de ella había un hombre, quedé confusa durante unos instantes...¿quién podría ser? a mi mente se me vino Jallial-¡Jallial!-exclamé alegrada, salté como un koala sobre el y le abracé, me alegraba que volviera junto a nosotros-que bien que has vuelto-después de eso me bajé y me quedé frente a el, había cambiado demasiado, estaba casi irreconocible su pelo había cambiado e incluso ahora parecía el doble de musculoso que antes, se ve que el tiempo pasaba para todos.
Mientras hablaba mencionaba varias veces la palabra "princesita" odiaba ese tipo de nombres sobre mí, solo me hacían parecer una chica consentida, aunque igualmente sería por la falta de afecto y cariño que nunca tuve... ¡vaya! parecía que venía muy hablador pero con ganas de picar, ¿a que se debe eso? tengo que contestarle de todas formas-Puede que si me hayas superado o no...¿y quien ha dicho eso? creo que puedo seguir infundando el respeto con mi carácter, tampoco quiero hacerte daño...ya sabes...al estar tanto tiempo fuera quizás has perdido "ciertas facultades"-dije con una sonrisa desafiante-Valor, algo importante para nuestras vidas...- si lo que quería era luchar conmigo lo conseguiría así que avancé un paso hacia el frente y le dije sutilmente al oído-vamos, creo que es hora de demostrar quien es el más fuerte...-agarré mis dos katanas que estaban al lado de la puerta y pasé por su lado, mientras subía las escaleras y me dirigía a cubierta, pero hice un alto y le mencioné con una sonrisa-te dejo media hora por si quieres replantearte la lucha, aún así estaré esperando arriba...-cuando llegué a cubierta me relajé un poco mirando la vista al mar y a esperar si aparecía Jallial para luchar, seguro que eso me distraía un rato y quizás me entretenía...
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La capitana en funciones se había abrazado a mí antes que nada, y como buenos nakamas que éramos, apreté con fuerza su cuerpo tras tanto tiempo sin verla, en señal de amistad. Sin embargo, y tras mis posteriores palabras, ella estaba tan decidida a luchar como yo, así que poco o nada nos iba a detener, pelearíamos y yo saldría victorioso de aquel combate.
La joven se veía prepotente y segura, aunque en su defensa debo decir que yo me vi muy similar durante toda la conversación, y en cuanto las hostilidades verbales finalizaron, ella agarró sus katanas y salió de su camarote, para esperarme en la cubierta. Me dijo que me daría media hora para replantearme aquel combate. ¿Replanteármelo? Ardía en deseos de pelear con la pelirroja y demostrar a todos mi crecimiento en aquellos dos años de duro entrenamiento, así que no debería hacerla esperar. Comencé a subir lentamente las escaleras, avisando a cada paso de mi llegada con el sonido de los escalones al ser aplastados por m bota. Al abrir la puerta la encontré, en mitad de la cubierta. Ya estaba decidido el lugar de la contienda, en aquel mismo barco, sobre aquella madera, se libraría el combate entre los comandantes de la banda. La chica de pelo rojo contra el lobo de pelo azul, la bella y la bestia, el rojo y el azul, aquello era épicamente épico, la sangre me hervía de la emoción, con tan solo pensarlo se me erizaba el vello de todo el cuerpo. –Bien, princesita. –Dije volviendo a llamarla princesita, algo que seguramente también la cabrearía aún más, por la insistencia y el recochineo en aquella palabra. –El combate será muy simple, el primero que cae, pierde. No hay más reglas, simplemente procura no matarme, ¿eh? –Añadí ahora con un tono humorístico, restando algo de tesón al asunto, aunque rápidamente la miré seria y concluí mis palabras. –O no morir… -Mi tono seguía siendo de humor, era evidente que ninguno pensaba llevar el combate a ese extremo, pero ahora se notaba la tensión, se mascaba en el ambiente, algo más apropiado para aquella contienda.
Yo daría el primer paso, no me interesaba la cortesía de dejar a la joven golpear primero, no podía confiarme con ella. –Bien, Rose, no me contendré, muéstrame de qué eres capaz. –Mientras decía aquello cerraba la puerta que bajaba a los camarotes y daba un par de pasos al frente, para crujir mi cuello hacia ambos lados al detenerme, aún a varios metros de distancia respecto a ella. –Shumpo. –Al susurrar esto me desplacé a una velocidad cercana al soru hasta la espalda de la joven, para desde allí, y aprovechando de la ventaja que me daba mi altura, lanzar un puñetazo descendente contra la joven. Aquel puñetazo podía no parecer demasiado devastador, pero si lograba golpearla se daría cuenta de mi fuerza real, e incluso si fallaba, la proyección del golpe de mi puño quebraría la madera del suelo, simplemente por la velocidad y fuerza de aquel impacto.
(AI – Puñetazo descendente) [haki armadura lvl 1]
La joven se veía prepotente y segura, aunque en su defensa debo decir que yo me vi muy similar durante toda la conversación, y en cuanto las hostilidades verbales finalizaron, ella agarró sus katanas y salió de su camarote, para esperarme en la cubierta. Me dijo que me daría media hora para replantearme aquel combate. ¿Replanteármelo? Ardía en deseos de pelear con la pelirroja y demostrar a todos mi crecimiento en aquellos dos años de duro entrenamiento, así que no debería hacerla esperar. Comencé a subir lentamente las escaleras, avisando a cada paso de mi llegada con el sonido de los escalones al ser aplastados por m bota. Al abrir la puerta la encontré, en mitad de la cubierta. Ya estaba decidido el lugar de la contienda, en aquel mismo barco, sobre aquella madera, se libraría el combate entre los comandantes de la banda. La chica de pelo rojo contra el lobo de pelo azul, la bella y la bestia, el rojo y el azul, aquello era épicamente épico, la sangre me hervía de la emoción, con tan solo pensarlo se me erizaba el vello de todo el cuerpo. –Bien, princesita. –Dije volviendo a llamarla princesita, algo que seguramente también la cabrearía aún más, por la insistencia y el recochineo en aquella palabra. –El combate será muy simple, el primero que cae, pierde. No hay más reglas, simplemente procura no matarme, ¿eh? –Añadí ahora con un tono humorístico, restando algo de tesón al asunto, aunque rápidamente la miré seria y concluí mis palabras. –O no morir… -Mi tono seguía siendo de humor, era evidente que ninguno pensaba llevar el combate a ese extremo, pero ahora se notaba la tensión, se mascaba en el ambiente, algo más apropiado para aquella contienda.
Yo daría el primer paso, no me interesaba la cortesía de dejar a la joven golpear primero, no podía confiarme con ella. –Bien, Rose, no me contendré, muéstrame de qué eres capaz. –Mientras decía aquello cerraba la puerta que bajaba a los camarotes y daba un par de pasos al frente, para crujir mi cuello hacia ambos lados al detenerme, aún a varios metros de distancia respecto a ella. –Shumpo. –Al susurrar esto me desplacé a una velocidad cercana al soru hasta la espalda de la joven, para desde allí, y aprovechando de la ventaja que me daba mi altura, lanzar un puñetazo descendente contra la joven. Aquel puñetazo podía no parecer demasiado devastador, pero si lograba golpearla se daría cuenta de mi fuerza real, e incluso si fallaba, la proyección del golpe de mi puño quebraría la madera del suelo, simplemente por la velocidad y fuerza de aquel impacto.
(AI – Puñetazo descendente) [haki armadura lvl 1]
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El ruido de caminar fuertemente golpeando al suelo se escuchaba como si fuese a mi lado, y ahí estaba, al final si que había venido, por el momento sé que aunque yo quisiese intimidar o dar algo de confianza para poder vencerlo estaba segura de que a lo mejor era algo difícil no por nada habrían pasado estos dos años en vano.
El primer ataque lo haría el, se lo tomaba con bastante humor aunque no faltaban ciertos picamientos, era raro, pero desde que había llegado a la banda siempre tuvimos una especie de amistad-rivalidad muy avanzada más que con otros compañeros, quería que este combate fuese importante y uno de los dos debía mostrar quien era el más fuerte, ese momento había llegado...
A medida que yo me ponía en posición para estar atenta con sus ataques el comenzó a atacar, en unos segundos se dirigía hacia mí por la espalda, este ataque debía repelerlo como fuese así que agarré el escudo de mi imperio y dejé que impactara su puño contra el, el golpe fue bastante fuerte haciéndome ir para atrás y empujarme por la presión que suponía.
Me levanté del suelo y no me moví de ahí, había abollado un poco el escudo, "vaya, veo que has mejorado..." dije para mi misma-buen golpe-mencioné con una sonrisa-pero aguanta esto...
Con mis dos espadas en las manos mi subconsciente comenzó a hablar"¿Que es lo que haces? No puedes hacerle daño Rose...es tu nakama..." en ese momento mi cara tomó una expresión de tristeza y miré al suelo "No le ataques..."quizás mi subconsciente tenía razón pero mi instinto me decía que debía pelear contra el, solo para demostrar la superioridad de cada uno, el destino lo quería así y yo no pienso evitarlo, tal vez la conciencia me diga esto pero desde que estoy en esta banda estoy sintiendo lo que es tener sentimientos y apreciar a alguien, poco a poco vuelvo a ser normal...
Levanté mi cabeza y le miré, esta vez haría una serie de golpes complejos que irían al abdomen y a los hombros con gran potencia, corrí hacia el lo más velozmente que pude y con mis dos espadas originé un combo con una serie de golpes de arriba a abajo hacia su pecho, no serían cortes superficiales pero tampoco profundos, solo lo bastante fuertes para dejar debilitado a uno por la pérdida de sangre.
Combo de cortes[AIF]
Jallial Reezek
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Rose sacaba cosas de lugares insospechados, y no contenta con bloquear mi golpe con un escudo, después sacó dos espadas, con las cuales se lanzó a cortarme. Mi velocidad era, de lejos, muy superior a la suya, y haría gala de esta para moverme a su alrededor, aparentemente apareciendo y desapareciendo gracias a aquella velocidad. Ella, sin embargo, no se amedrentó al verlo.
–Justo como cabía esperar de ti, princesita. –Le dije mientras seguía corriendo, para finalmente detenerme frente a ella. Se lanzó a hacerme una serie de cortes, hacia los hombros y el torso, aunque se la veía algo dubitativa al hacerlo, además, aquel ataque no iba con demasiada fuerza.
–No te lo pondré tan fácil… -Murmuré mientras imbuía mis brazos con el haki de armadura más poderoso que tenía y lo usaba para bloquear sus cortes, gracias a lo cual apenas sí logró abrirme pequeñas heridas en estos. Ciertamente, se notaba y mucho el resultado de emplear haki armadura para bloquear ataques.
–¿Qué sucede, Rose? Parece que no te estás esforzando al máximo… No dudes, si tienes dudas, no podrás vencerme. Atácame con todo, necesitarás atacar mucho más fuerte si no quieres ser aplastada. No te contengas, yo no lo haré, al fin y al cabo, somos piratas, debemos ser crueles y despiadados, aunque seas mi nakama, si no puedo pelear contra ti, no nos haremos más fuertes realmente. Si ambos nos contenemos, esto no será un duelo… ¡No demostrará nada! –Tras aquellas palabras debía demostrarle que íbamos en serio, no jugábamos a ser piratas, éramos piratas, guerreros del mar, y debíamos ser poderosos y peligrosos. Para darle a entender que el combate sería sin tregua, comencé a transformarme en mi forma híbrida. Tres metros de lobo azulado ahora se erigían como el rival de la muchacha.
–Y no te apures, si te hago daño, o tú a mí, podremos curarnos después y como nuevos. –Dije con un tono de burla, evidentemente no era tan sencillo, pero así le quitaba tesón al asunto, además, al decir eso denoté que ahora, probablemente, le haría daño. En cuestión de un segundo, empleando ahora mi Hoho, la versión mejorada del Shumpo con la que podía ir tan rápido como el Soru del rokushiki, volví a colocarme junto a ella, esta vez enfrente de la joven de pelo rojo.
–Veamos si puedes bloquear esto tan fácilmente… ¡Shinshei ururufango! –De repente un aura azulada envolvió mi cuerpo.Aquella era una técnica realmente devastadora, de las más poderosas que poseía, que consistía en un combo de 17 golpes, dirigidos a las zonas más sensibles y vulnerables del cuerpo de mi oponente, buscando desgarrar músculos y fracturar huesos con cada golpe, aprovechando que conocía a la perfección las zonas más frágiles del cuerpo, no en vano era un asesino, y además, un médico. Aquella variación en la forma híbrida era, si cabía, más poderosa aún, ya que añadía a los golpes dos cosas devastadoras: Las garras de la forma híbrida, que eran capaces de desgarrar con facilidad, y la capacidad de congelación de aquella fruta del demonio. Por si acaso hiciera falta más devastación, se sumó el haki armadura más poderoso a la mezcla. Cada uno de aquellos golpes seguramente sería capaz de destrozar una roca, y el cuerpo de la joven no parecía más duro que estas, así que si acertaba con aquel ataque, posiblemente el combate estuviera un paso más cerca de decantarse a mí favor.
(AF - Shinshei Ururufango) [Haki armadura lvl 2]
–Justo como cabía esperar de ti, princesita. –Le dije mientras seguía corriendo, para finalmente detenerme frente a ella. Se lanzó a hacerme una serie de cortes, hacia los hombros y el torso, aunque se la veía algo dubitativa al hacerlo, además, aquel ataque no iba con demasiada fuerza.
–No te lo pondré tan fácil… -Murmuré mientras imbuía mis brazos con el haki de armadura más poderoso que tenía y lo usaba para bloquear sus cortes, gracias a lo cual apenas sí logró abrirme pequeñas heridas en estos. Ciertamente, se notaba y mucho el resultado de emplear haki armadura para bloquear ataques.
–¿Qué sucede, Rose? Parece que no te estás esforzando al máximo… No dudes, si tienes dudas, no podrás vencerme. Atácame con todo, necesitarás atacar mucho más fuerte si no quieres ser aplastada. No te contengas, yo no lo haré, al fin y al cabo, somos piratas, debemos ser crueles y despiadados, aunque seas mi nakama, si no puedo pelear contra ti, no nos haremos más fuertes realmente. Si ambos nos contenemos, esto no será un duelo… ¡No demostrará nada! –Tras aquellas palabras debía demostrarle que íbamos en serio, no jugábamos a ser piratas, éramos piratas, guerreros del mar, y debíamos ser poderosos y peligrosos. Para darle a entender que el combate sería sin tregua, comencé a transformarme en mi forma híbrida. Tres metros de lobo azulado ahora se erigían como el rival de la muchacha.
–Y no te apures, si te hago daño, o tú a mí, podremos curarnos después y como nuevos. –Dije con un tono de burla, evidentemente no era tan sencillo, pero así le quitaba tesón al asunto, además, al decir eso denoté que ahora, probablemente, le haría daño. En cuestión de un segundo, empleando ahora mi Hoho, la versión mejorada del Shumpo con la que podía ir tan rápido como el Soru del rokushiki, volví a colocarme junto a ella, esta vez enfrente de la joven de pelo rojo.
–Veamos si puedes bloquear esto tan fácilmente… ¡Shinshei ururufango! –De repente un aura azulada envolvió mi cuerpo.Aquella era una técnica realmente devastadora, de las más poderosas que poseía, que consistía en un combo de 17 golpes, dirigidos a las zonas más sensibles y vulnerables del cuerpo de mi oponente, buscando desgarrar músculos y fracturar huesos con cada golpe, aprovechando que conocía a la perfección las zonas más frágiles del cuerpo, no en vano era un asesino, y además, un médico. Aquella variación en la forma híbrida era, si cabía, más poderosa aún, ya que añadía a los golpes dos cosas devastadoras: Las garras de la forma híbrida, que eran capaces de desgarrar con facilidad, y la capacidad de congelación de aquella fruta del demonio. Por si acaso hiciera falta más devastación, se sumó el haki armadura más poderoso a la mezcla. Cada uno de aquellos golpes seguramente sería capaz de destrozar una roca, y el cuerpo de la joven no parecía más duro que estas, así que si acertaba con aquel ataque, posiblemente el combate estuviera un paso más cerca de decantarse a mí favor.
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