Joseph Leto
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Era una tarde tranquila en Loguetown y el joven cabo Joseph Leto estaba al cargo de vigilar la ciudad y cuidar de que los demás cumpliesen con su deber debido a un encargo urgente que llegó desde la sede para todos los rangos superior a Cabo. Al parecer había que salir a buscar a un fugitivo bastante peligroso y por ello había un requisito mínimo de rango, así se aseguraban de que las bajas fuesen las mínimas posibles. El joven vestía de forma informal usando únicamente la chaqueta de su padre que es la única prenda con alguna referencia a la marina ya que por lo general Leto detestaba ir uniformado, le parecía algo exagerado ya que con cumplir con su deber debería bastar para ser considerados buenos marines.
Según nuevas informaciones que recibió a través de su den den mushi de que el criminal había sido arrestado pero que su banda sigue suelta por la ciudad y querían que todos los buscasen y detuviesen para evitar que provocasen el caos para liberar a su líder. El joven Joseph al escuchar esa información cambió el rumbo para volver al centro de la ciudad y a partir de ahí recoger información sobre el paradero de dichos criminales.
Según nuevas informaciones que recibió a través de su den den mushi de que el criminal había sido arrestado pero que su banda sigue suelta por la ciudad y querían que todos los buscasen y detuviesen para evitar que provocasen el caos para liberar a su líder. El joven Joseph al escuchar esa información cambió el rumbo para volver al centro de la ciudad y a partir de ahí recoger información sobre el paradero de dichos criminales.
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Amanecía un día más en aquella isla llamada Logue Town. Para algunos era la ciudad del comienzo y a la vez la ciudad del fin, para mi era una isla más, sin importancia alguna donde podría dedicarme a capturar a algún maleante menor de aquellos lares y hacerme sentir, quizás, un poco más vivo dentro de mi oscuro y lúgubre corazón.
Los días pasaban sin cesar mientras me dedicaba a, en las horas principales del día, buscar maleantes menores, gente que se dedicara a robar a pequeña escala como aquellos que robaban fruta o se dedicaban a robar bolsos al estilo de pegar un tirón y salir por patas. Realmente eso era algo normal en un mundo dominado en su mayor parte por piratas y dado a que al ser un Cipher Pol del grado más bajo existente no se le solían encargar misiones de ningún tipo. Esto me era realmente molesto ya que era muy aburrido no recibir encargos de mis superiores para ningún tipo de actividad, de este modo, me dedicaba a impartir mi propia justicia.
Aquel día me desperté como cualquier otro, me levanté desayuné lo poco que tenía por allí encima, me vestí con mi traje del CP y por encima puse una fina chaqueta que perteneció a mi padre mientras hacía servicio para la Marina y de un salto por la ventana aterricé en el suelo de una callejuela. La verdad era que me había asentado como okupa en un edificio abandonada para así no llamar la atención de los lugareños aunque un tipo con traje viviendo como ocupa...en fin.
Aquella mañana noté un revuelo inusual, parecía como si hubiera demasiado revuelo por las calles, como si pasara algo excepcional. Al parecer, pude ver según llegué al puerto, que había varios buques de la Marina atracados allí -¿Qué ha pasado para que la Marina venga con tantos soldados?-pensé en aquel momento justo antes de que un grupo de soldados se dirigiera hacia mi con actitud chulesca. -Hay chaval, ¿Cómo te llamas? Un momento, arriba las manos, pareces peligroso-Me dijo aquel extraño hombre al cual le miré con frialdad a los ojos mientras alzaba las manos al aire. -¿No crees que para preguntar el nombre de alguien hay primero que presentarse?-Y acto seguido, nada más pronunciar la última sílaba de mi anterior frase, con mi brazo izquierdo sacudí con el canto de la mano un severo golpe a aquel Marine en el hombro lo que hizo que se desmayara.
Casi sin previo aviso, su compañero agarró con fiereza su fusil pero no con la suficiente por que conseguí arrebatárselo y atizarle con el. -Lo siento, no me presento ante extraños-Dije mientras miraba en derredor, ya que mi acción anterior había causado un gran revuelo. Malditos Marines, a saber que querían hacer aquel día en aquella isla.
Los días pasaban sin cesar mientras me dedicaba a, en las horas principales del día, buscar maleantes menores, gente que se dedicara a robar a pequeña escala como aquellos que robaban fruta o se dedicaban a robar bolsos al estilo de pegar un tirón y salir por patas. Realmente eso era algo normal en un mundo dominado en su mayor parte por piratas y dado a que al ser un Cipher Pol del grado más bajo existente no se le solían encargar misiones de ningún tipo. Esto me era realmente molesto ya que era muy aburrido no recibir encargos de mis superiores para ningún tipo de actividad, de este modo, me dedicaba a impartir mi propia justicia.
Aquel día me desperté como cualquier otro, me levanté desayuné lo poco que tenía por allí encima, me vestí con mi traje del CP y por encima puse una fina chaqueta que perteneció a mi padre mientras hacía servicio para la Marina y de un salto por la ventana aterricé en el suelo de una callejuela. La verdad era que me había asentado como okupa en un edificio abandonada para así no llamar la atención de los lugareños aunque un tipo con traje viviendo como ocupa...en fin.
Aquella mañana noté un revuelo inusual, parecía como si hubiera demasiado revuelo por las calles, como si pasara algo excepcional. Al parecer, pude ver según llegué al puerto, que había varios buques de la Marina atracados allí -¿Qué ha pasado para que la Marina venga con tantos soldados?-pensé en aquel momento justo antes de que un grupo de soldados se dirigiera hacia mi con actitud chulesca. -Hay chaval, ¿Cómo te llamas? Un momento, arriba las manos, pareces peligroso-Me dijo aquel extraño hombre al cual le miré con frialdad a los ojos mientras alzaba las manos al aire. -¿No crees que para preguntar el nombre de alguien hay primero que presentarse?-Y acto seguido, nada más pronunciar la última sílaba de mi anterior frase, con mi brazo izquierdo sacudí con el canto de la mano un severo golpe a aquel Marine en el hombro lo que hizo que se desmayara.
Casi sin previo aviso, su compañero agarró con fiereza su fusil pero no con la suficiente por que conseguí arrebatárselo y atizarle con el. -Lo siento, no me presento ante extraños-Dije mientras miraba en derredor, ya que mi acción anterior había causado un gran revuelo. Malditos Marines, a saber que querían hacer aquel día en aquella isla.
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El marine se encaminaba al patíbulo para poder ver si descubría algo sobre los compañeros del criminal que asoló la isla unos días atrás pero que ya estaba encerrado mientras su mente era controlada por el bufón, un tipo simpático pero que llega a ser pesado con sus bromas. Aunque es burlón y alegre no tolera la violencia y mucho menos si se da entre aliados. Los pasos del cabo pelirrojo eran tranquilos y para acortar camino cogía callejones y callejuelas evitando a la aglomeración de civiles que solía juntarse en las calles principales. En una de las callejuelas presenció algo que no le gustó, un grupo de marines apuntaba a un joven rubio con sus fusiles pero éste último, el cual vestía de negro, algo que desde luego llamó la atención del cabo, comenzó a apalearlos con mucha facilidad.
Joseph caminó con calma hacia donde estaban todos y dijo en tono burlesco – Veo que eres partidario de destruir a la marina y que corra la sangre de los inocentes por el suelo. – Por pura desconfianza y sobre todo por costumbre de estar siempre envuelto en combates, muchos de ellos sin sentido, ya tiene las manos listas para desenvainar los cuchillos y disponerse a pelear contra el sujeto de negro, fuese quien fuese.
Joseph caminó con calma hacia donde estaban todos y dijo en tono burlesco – Veo que eres partidario de destruir a la marina y que corra la sangre de los inocentes por el suelo. – Por pura desconfianza y sobre todo por costumbre de estar siempre envuelto en combates, muchos de ellos sin sentido, ya tiene las manos listas para desenvainar los cuchillos y disponerse a pelear contra el sujeto de negro, fuese quien fuese.
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Aquellos dos Marines que acababa de tumbar no eran nadie. A pesar de estar allí en un gran número, parecía que todos ostentaban un rango bastante bajo en el escalafón social de los Marines. No había sido especialmente rudo con ellos y sin embargo habían caído como moscas lo que me llevó a pensar lo dicho anteriormente, la escasez de nivel de aquellos que ahora yacían en el suelo inconscientes.
La verdad es que no tenía la más remota idea de porqué había tanta influencia de Marines aquel día en Logue Town ya que no había mucho revuelo por las calles, lo normal diría yo; algún maleante menor que recibió su paliza por mi parte y poco más. Lo primero que pensé fue que venían a ajusticiar a alguien aquí en el patíbulo pero los diarios que conseguía de formas ilícitas cada día no informaban de aquello y además los Marines que derribé no eran gran cosa, no podían estar escoltando la comitiva de algún gran capo pirata ni en sus estúpidos sueños, esa opción no podía ser. También se me pasó por la cabeza pensar que venían a por mí pero razonando un poco me era incomprensible. No había llamado tanto la atención ni había ajusticiado a nadie de manera represiva y pública así que no se deberían de haber dado cuenta de mi existencia por allí. De todos modos los únicos que sabían de mi estancia por allí eran mis superiores a los cuales les había comentado mi retiro en aquella isla hasta que se me fuera encomendada otra misión y al fin y al cabo, aquellos tipos eran Marines, no miembros del Cipher Pol, esas no podían ser sus intenciones. En pocos segundos me comencé a comer la cabeza de una forma un tanto insospechada; no comprendía el porqué de aquella gente allí, se escapaba de mis conocimientos. No conocía ninguna directriz de ataque contra aquella isla de aquel modo, ¿Qué podían estar tramando?
Justo en aquel momento noté una presencia, parecía una persona que se acercaba hacia mí y hacia los dos Marines que yacían tumbados en el suelo, inconscientes pero no muertos. Rápidamente ladeé mi cabeza hacia mi izquierda para advertir la venida de un extraño hombre de cabellos rojizos. Realmente era curioso ver pelirrojos en aquella isla tan simple y tan corriente que a veces daba incluso hasta terror la simpleza de las gentes allí apostadas de por vida. Comencé a bajar la mirada para advertir lo imponente de sus ropas; era un Marine y no de bajo rango como los anteriores, éste parecía ostentar algún que otro rango ¿Cabo? Tampoco recordaba a la perfección la indumentaria de cada rango de la Marina.
A escasos metros de mi persona, aquel hombre profirió unas palabras hacia mí que me hicieron entender cuál era mi posición y además, cuáles eran sus intenciones al realizar aquella actitud ofensiva.
-Tranquilo Marine, no he tocado ni un pelo a tus subordinados. Bien visto no lo hice, tan sólo están inconscientes – En éste punto metí mi mano izquierda en el bolsillo del pantalón del traje y con la otra comencé a sacudir un poco la chaqueta para que no se me doblara o cogiera una mala forma, adoraba ir en traje- Ya que estás aquí podrías explicarme un par de cosas Marine…Un momento-Solté una carcajada al aire de forma burlesca y volví a mirar a aquel tipo a la cara- No me presenté ante lo que en la Marina sería mi superior. Hyoga, miembro del Cipher Pol. Actualmente no estoy en misión alguna. ¿Qué le trae a usted y a sus hombres por estos lares? No me he percatado de movimiento alguno peligroso por parte de piratas salvo…-En aquel momento caí de lleno en el asunto. Al parecer un grupo de piratas fue abatido aquí hacía un tiempo pero había leído que la Marina se había ocupado de ellos y al no tener cargo alguno yo no quise inmiscuirme- ¿Estáis por lo de aquellos piratas? Había oído que os habíais encargado de ellos, ¿No fue así?.
Terminé mi pequeño monólogo mientras me acercaba hacia el Marine: -Perdone lo de sus subordinados, fueron impertinentes conmigo pero si necesita mi ayuda podría prestársela al Gobierno- Dije mientras dibujaba una media sonrisa recostada hacia la izquierda.
La verdad es que no tenía la más remota idea de porqué había tanta influencia de Marines aquel día en Logue Town ya que no había mucho revuelo por las calles, lo normal diría yo; algún maleante menor que recibió su paliza por mi parte y poco más. Lo primero que pensé fue que venían a ajusticiar a alguien aquí en el patíbulo pero los diarios que conseguía de formas ilícitas cada día no informaban de aquello y además los Marines que derribé no eran gran cosa, no podían estar escoltando la comitiva de algún gran capo pirata ni en sus estúpidos sueños, esa opción no podía ser. También se me pasó por la cabeza pensar que venían a por mí pero razonando un poco me era incomprensible. No había llamado tanto la atención ni había ajusticiado a nadie de manera represiva y pública así que no se deberían de haber dado cuenta de mi existencia por allí. De todos modos los únicos que sabían de mi estancia por allí eran mis superiores a los cuales les había comentado mi retiro en aquella isla hasta que se me fuera encomendada otra misión y al fin y al cabo, aquellos tipos eran Marines, no miembros del Cipher Pol, esas no podían ser sus intenciones. En pocos segundos me comencé a comer la cabeza de una forma un tanto insospechada; no comprendía el porqué de aquella gente allí, se escapaba de mis conocimientos. No conocía ninguna directriz de ataque contra aquella isla de aquel modo, ¿Qué podían estar tramando?
Justo en aquel momento noté una presencia, parecía una persona que se acercaba hacia mí y hacia los dos Marines que yacían tumbados en el suelo, inconscientes pero no muertos. Rápidamente ladeé mi cabeza hacia mi izquierda para advertir la venida de un extraño hombre de cabellos rojizos. Realmente era curioso ver pelirrojos en aquella isla tan simple y tan corriente que a veces daba incluso hasta terror la simpleza de las gentes allí apostadas de por vida. Comencé a bajar la mirada para advertir lo imponente de sus ropas; era un Marine y no de bajo rango como los anteriores, éste parecía ostentar algún que otro rango ¿Cabo? Tampoco recordaba a la perfección la indumentaria de cada rango de la Marina.
A escasos metros de mi persona, aquel hombre profirió unas palabras hacia mí que me hicieron entender cuál era mi posición y además, cuáles eran sus intenciones al realizar aquella actitud ofensiva.
-Tranquilo Marine, no he tocado ni un pelo a tus subordinados. Bien visto no lo hice, tan sólo están inconscientes – En éste punto metí mi mano izquierda en el bolsillo del pantalón del traje y con la otra comencé a sacudir un poco la chaqueta para que no se me doblara o cogiera una mala forma, adoraba ir en traje- Ya que estás aquí podrías explicarme un par de cosas Marine…Un momento-Solté una carcajada al aire de forma burlesca y volví a mirar a aquel tipo a la cara- No me presenté ante lo que en la Marina sería mi superior. Hyoga, miembro del Cipher Pol. Actualmente no estoy en misión alguna. ¿Qué le trae a usted y a sus hombres por estos lares? No me he percatado de movimiento alguno peligroso por parte de piratas salvo…-En aquel momento caí de lleno en el asunto. Al parecer un grupo de piratas fue abatido aquí hacía un tiempo pero había leído que la Marina se había ocupado de ellos y al no tener cargo alguno yo no quise inmiscuirme- ¿Estáis por lo de aquellos piratas? Había oído que os habíais encargado de ellos, ¿No fue así?.
Terminé mi pequeño monólogo mientras me acercaba hacia el Marine: -Perdone lo de sus subordinados, fueron impertinentes conmigo pero si necesita mi ayuda podría prestársela al Gobierno- Dije mientras dibujaba una media sonrisa recostada hacia la izquierda.
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El joven pelirrojo se hallaba ya ante el rubiales que parecía ser alguien peligroso y esperaba una respuesta de éste sujeto a su comentario. Su mirada era seria y penetrante y muy intimidante debido al peculiar color de éstos y se puso más seria con la excusa que puso, dijo que no tocó a los marines, que solo estaban inconscientes. El marine empezaba a cansarse de escuchar excusas absurdas sobre los actos de las personas pero el rubio no se detuvo ahí, siguió hablando tranquilamente como si no hubiese pasado nada. Empezó pidiendo al marine que le explicara algo pero antes de acabar la frase se empezó a reír y luego dijo que se había olvidado de presentarse y se presentó como Hyoga, un nombre que al marine no le resultaba familiar, es más, para él era un simple ciudadano que estaba parado frente a un grupo de marines inconscientes. Preguntó el motivo de la presencia de los marines en la isla y justo en ese momento la personalidad cínica de Joseph apareció tomando el control por lo que el joven cabo simplemente respondió – Estamos aquí para huir de los capitanes que nos vigilan desde el cuartel de esta misma isla. ¿Es que no sabes que siempre hay marines en Loguetown para poder capturar a los piratas que se detienen aquí para ir a Grandline? – Su tono de voz era cínico y burlón, como si le preguntasen una obviedad. Al final el sujeto se contestó a sí mismo por lo que el marine simplemente asintió y luego el rubiales le dijo que prestaría ayuda y se disculpaba por lo de los reclutas.
El pelirrojo se giró y dijo – Rubiales, acompáñame que tenemos algo importante que hacer en la costa oeste de la isla. – Mientras decía eso se alejaba del lugar como si el otro tuviese que obedecerlo sin rechistar.
El pelirrojo se giró y dijo – Rubiales, acompáñame que tenemos algo importante que hacer en la costa oeste de la isla. – Mientras decía eso se alejaba del lugar como si el otro tuviese que obedecerlo sin rechistar.
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Aquel hombre era realmente curioso. Parecía impasible ante cualquier cosa que le dijera y era más, aún sigo pensando que las explicaciones que le dí no le importaron lo más mínimo, aquél personaje tenía ganas de pelea pero no iba a permitir que fuera contra mi, de ningún modo. A juzgar por su aspecto, aquel tipo era más fuerte que yo y no podía jugarmela en una pelea a muerte contra alguien con una personalidad tan fría y cínica; era peligroso y todavía no había conseguido completar mis objetivos, de los cuales la muerte no era principalmente uno de ellos.
A pesar de que pretendía mantener una conversación distendida con aquel sujeto de una forma amigable para no tentarle a que nos tuviéramos que batir en duelo, todo lo que decía era inútil, seguía mirándome con desprecio o al menos eso es lo que yo lograba entrever de sus ojos.
Llegado un momento aquel sujeto pareció interesarle mi oferta ya que me habló sobre la costa oeste de la isla no sin antes explicarme de forma burlesca que los Marines atracaban allí sus buques para detener a piratas que intentaban pasar al Grand Line cosa que era perfectamente lógica y a la cual yo atendía ya que me alojaba en aquella isla con ese motivo principalmente; detener maleantes que perturben el orden público y si es necesario, algún pirata.
Aquel hombre lo primero que hizo para referirse a mi, a pesar de saberse mi nombre ya que me había presentado con anterioridad, me llamaba rubiales. Si más o menos nuestras fuerzas estuvieran equilibradas no me hubiera importado entrar en combate con él o simplemente contestarle de mala manera y de forma poco educada pero simplemente por su vestimenta ya no me la podía jugar así opté por la opción que me brindaba la situación; seguir a aquel hombre a donde me requería no sin antes hacerle una pregunta: -Está bien, te seguiré pero deberías ir explicándome el plan que tienes para cuando lleguemos a la zona oeste de la costa de la isla
La verdad era que no tenía la más mínima idea de a que situación me estaba enfrentando al seguir a aquel tipo el cual todavía no sabía su nombre así que procedí a preguntárselo: -Ahora que lo pienso, todavía no te has presentado, ¿Respondes a algún nombre o en la Marina os llaman por vuestros cargos?-Con esta pregunta a demás de preguntar su nombre pretendía saber a cuál rango pertenecía dentro de la organización de la Marina ya que al fin y al cabo estaba bajo su mando. Suponía que tenía más rango que yo nada más que por la vestimenta, simple y llanamente pero creo que lo más sensato era saber que poder tenía sabiendo su rango. Toda precaución es poco siempre.
A pesar de que pretendía mantener una conversación distendida con aquel sujeto de una forma amigable para no tentarle a que nos tuviéramos que batir en duelo, todo lo que decía era inútil, seguía mirándome con desprecio o al menos eso es lo que yo lograba entrever de sus ojos.
Llegado un momento aquel sujeto pareció interesarle mi oferta ya que me habló sobre la costa oeste de la isla no sin antes explicarme de forma burlesca que los Marines atracaban allí sus buques para detener a piratas que intentaban pasar al Grand Line cosa que era perfectamente lógica y a la cual yo atendía ya que me alojaba en aquella isla con ese motivo principalmente; detener maleantes que perturben el orden público y si es necesario, algún pirata.
Aquel hombre lo primero que hizo para referirse a mi, a pesar de saberse mi nombre ya que me había presentado con anterioridad, me llamaba rubiales. Si más o menos nuestras fuerzas estuvieran equilibradas no me hubiera importado entrar en combate con él o simplemente contestarle de mala manera y de forma poco educada pero simplemente por su vestimenta ya no me la podía jugar así opté por la opción que me brindaba la situación; seguir a aquel hombre a donde me requería no sin antes hacerle una pregunta: -Está bien, te seguiré pero deberías ir explicándome el plan que tienes para cuando lleguemos a la zona oeste de la costa de la isla
La verdad era que no tenía la más mínima idea de a que situación me estaba enfrentando al seguir a aquel tipo el cual todavía no sabía su nombre así que procedí a preguntárselo: -Ahora que lo pienso, todavía no te has presentado, ¿Respondes a algún nombre o en la Marina os llaman por vuestros cargos?-Con esta pregunta a demás de preguntar su nombre pretendía saber a cuál rango pertenecía dentro de la organización de la Marina ya que al fin y al cabo estaba bajo su mando. Suponía que tenía más rango que yo nada más que por la vestimenta, simple y llanamente pero creo que lo más sensato era saber que poder tenía sabiendo su rango. Toda precaución es poco siempre.
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El pelirrojo estaba decepcionado con el rubio, solo quería una pelea amistosa sin riesgos para la vida de ninguno de los dos pero el sujeto se resistía a las provocaciones del joven marine que ahora caminaba con aspecto calmado hacia la costa oeste donde realmente tenían cosas que hacer si el sujeto realmente era quien decía ser. A la espalda del marine seguía colgada su enorme arma, aunque muchos no sabían que era un arma y creían que simplemente era una enorme cruz que servía de maleta. El marine se mantenía callado mientras escuchaba los pasos del supuesto agente del cp siguiéndolo, lo que era un indicio de que probablemente no haya mentido.
Lo único que se oía eran los pasos de los sujetos y las pisadas de los marines que corrían por la ciudad en busca de los criminales pero pronto el rubiales rompió ese patrón pidiendo una explicación el plan que tenía para cuando llegáramos a lo que el marine contestó Mi plan es sencillo, detener o matar a cualquier criminal que aparezca ya que según informes de mis compañeros todos los criminales están allí reunidos para tratar de escapar en barco. Por suerte ya hay un pelotón allí que por lo menos servirá para retrasarlos hasta que lleguemos los de mayor rango para ponerle fin a todo. No dejaba de caminar mientras hablaba, es como si al marine le corriera prisa disparar o cortar a alguien. El rubio siempre le seguía y tras un tiempo le preguntó por su nombre de forma que indirectamente preguntaba por su cargo, no le interesaba darle ninguna de las dos informaciones pero al tener que usarlo como apoyo necesitaría darle su nombre por lo que le dijo que se llamaba Joseph Leto. Finalmente llegaron a su destino donde se veía una verdadera batalla campal que no se detuvo, el único cambio es que 5 criminales que no estaban en pelea ahora apuntaban a los recién llegados por lo que Joseph desenfundó su enorme arma listo para pelear.
Lo único que se oía eran los pasos de los sujetos y las pisadas de los marines que corrían por la ciudad en busca de los criminales pero pronto el rubiales rompió ese patrón pidiendo una explicación el plan que tenía para cuando llegáramos a lo que el marine contestó Mi plan es sencillo, detener o matar a cualquier criminal que aparezca ya que según informes de mis compañeros todos los criminales están allí reunidos para tratar de escapar en barco. Por suerte ya hay un pelotón allí que por lo menos servirá para retrasarlos hasta que lleguemos los de mayor rango para ponerle fin a todo. No dejaba de caminar mientras hablaba, es como si al marine le corriera prisa disparar o cortar a alguien. El rubio siempre le seguía y tras un tiempo le preguntó por su nombre de forma que indirectamente preguntaba por su cargo, no le interesaba darle ninguna de las dos informaciones pero al tener que usarlo como apoyo necesitaría darle su nombre por lo que le dijo que se llamaba Joseph Leto. Finalmente llegaron a su destino donde se veía una verdadera batalla campal que no se detuvo, el único cambio es que 5 criminales que no estaban en pelea ahora apuntaban a los recién llegados por lo que Joseph desenfundó su enorme arma listo para pelear.
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