La pelirroja y el castaño. ¿ Misión o conversación ? [Rose y Kuroi]

La noche estaba siendo tranquila, demasiado diría yo, sin ruidos y ni el sonido del mar, tan solo el silencio…el puro silencio…

Me encontraba recostada sobre mi cama mirando el techo de mi camarote, apenas podía pegar ojo, pero últimamente siempre estaba así, sin dormir…algo que se estaba convirtiendo demasiado grave para mí ¿Cuánto tiempo podría aguantar así? Poco, quizás una semana o menos, pero si seguía así podría acabar enfermándome; “Malditas pesadillas…” pensé para mí misma entristecida, nunca podré acabar con ellas y nadie puede ayudarme a vencerlas, es un destino cruel pero inevitable.

Mientras observaba todo, la claridad de la luna llena entraba sobre la gran ventana quitando la oscuridad, me levanté y me senté sobre las mantas de mi almohada mirando por ella; sin saber por qué empezaron a venirse a mi cabeza un montón de recuerdos a la cabeza, pero eran recuerdos bonitos…algo que no olvidaría en mucho tiempo como cuando había conocido a Crimson, luchado junto a Jallial en aquel reino de la mentira, que Zarlet me salvase de la nieve… mi cabeza se paró en ese último recuerdo “¿dónde estarás? Te extraño…” Era raro supongo que poco a poco empezaba a ver lo que era tener sentimientos y preocuparse por la gente, pero jamás lo hubiese logrado si no tuviese aquel combate contra Jall, el me lo había enseñado…¡grandes recuerdos! que no cambiaría por nada y que si no apareciesen en mi destino mi vida no tendría sentido.

Me levanté de la cama y me estiré, poco a poco comenzaba a amanecer dejando ver en el cielo a un costado pocas estrellas y al otro un color rosáceo violeta. Me acerqué al espejo que había colgado en la pared para arreglarme y vestirme y lo miré fijamente, solo veía mi reflejo apagado y con un mal aspecto “No puedo dejar que me vean con esta cara, sino me preguntarán que me pasa…” me solté mi pelo dejando caer mi larga melena pelirroja, y de un cajón saqué una especie de ungüentos que una anciana me había dado en la isla anterior que impedían mostrar la palidez del cuerpo, en mi caso la cara. La extendía suavemente por toda la piel y unos minutos después mi piel brillaba como antes de tener las pesadillas, sé que no podría estar con esos potingues por el resto de mi vida pero hasta que no encontrase una solución para el problema debería quedarme con ellos, lo malo sería cuando se acabasen ya que no tendría la receta y solo los tenía esa mujer pero bueno quizás para ese entonces ya se habrá pasado todo.

Una vez vestida y arreglada saqué de mi estantería un libro que contenía las cartas de navegación y mapas de casi todos los mares, me puse a leer al lugar al que nos dirigíamos y era la isla Gyojin, una isla interesante seguramente nos esperen allí muchas cosas pero no hay que ir confiados, estará poblado de gyojines que odian la raza humana y podrían atacarnos en cuanto nos vieran…lo primero que haré será dirigir el barco hasta alguna cala bastante alejada o a alguna gruta que esté realmente alejada del puerto.

Salí de mi camarote y caminé hasta llegar al timón del barco, una vez arriba saqué mis habilidades de navegación y conduje el Red Love Machine hasta una pequeña playa abandonada que se situaba al norte de la isla, como sabía las coordenadas de la ciudad no creo que hubiese problemas a no ser que nos encontrasen por el olfato.

Cuando ya había acabado todo el trabajo bajé hasta cubierta, aún no había amanecido del todo y supongo que estarían durmiendo como piedras, suspiré y en voz cabizbaja agitando la cabeza dije-Panda de vagos.

Volví a adentrarme en el interior del barco y esta vez no fui con rumbo a mi habitación, pasé de largo por el pasillo de los camarotes y observé el de nuestro último nakama, Kuroi Kage, a simple vista me parecía un chico bastante extraño pero tan solo debía conocerle mejor como al resto y quien sabe, a lo mejor meterle en el cupo de la gente que aprecio.

Después de hacer un pequeño recorrido por cualquier pasillo aburriéndome, llegué a la cocina, oía algo de jaleo para una sola persona así que me acerqué sigilosamente, pude ver que era Kuroi y atacaba la nevera, pasé la puerta de largo para que no se me oyese pero como estaba todo oscuro no pude evitar chocar contra una silla y tropezarme “Mierda… ¿Qué hace una silla en medio de un corredor?” pensé cabreada.

Me relajé y volví hacia detrás de la puerta, a estas alturas seguro que ya me había oído así que no me quedaba otra que aparecer y actuar con mi fina labia, me asomé lentamente y dije en voz baja con una sonrisa desafiante-Vaya, así que asaltando la nevera, a nuestro cocinero no le va a gustar-así que avancé y me senté en una silla con las piernas cruzadas-¿Qué, acaso no vas a invitar a tu capitana a tomar algo?

Al cabo de un rato Kuroi me sirvió el amargo café, su sabor me resultaba bueno a pesar de que a mí me gustaba endulzar las cosas, seguí sentada en la mesa y observé mientras lo que hacía aquel chico.

Era extraño pero con casi todos los de la banda mantenía una especie de contacto cercano, pero por ahora él era el único con quien no había entablado conversación en la banda, quizás debería saber de el para conocerle mejor.

Mientras sorbía un trago de mi copa le escuchaba hablar, su última palabra me dejó pensando “Extraño…” yo también lo había sido cuando había llegado, una extraña en todo el sentido de la vida, la única persona con la cual tenía confianza era Crimson pero el al igual que algunos había desaparecido finalmente, otros de los que estaban se habían ido para siempre, algunos nuevos llegaron con los que cogí confianza y muchos simplemente…desaparecieron.

Era triste recordar la banda en la que había empezado y que ahora fuese totalmente distinta a cuando la había conocido, pero no me importaba estaba contenta de los compañeros que tenía, a veces me sacaban de quicio pero aun así no podía evitar preocuparme por ellos y era lo normal, ahora que soy capitana debía mantener siempre un rango así que después de eso le mencioné a Kuroi-Extraño…extraño sería no saber ni tu nombre ni tener ningún dato de ti, así que no eres un extraño-le respondí sonriendo, después de aquello siguió hablando, esta vez era su historia.

Una historia interesante, pero no era quien para juzgarlo, volví a pegarle otro sorbo a mi café y comencé a hablar yo clara y concisamente-Ten por seguro que aquí encontrarás un hogar, yo lo encontré así que tengo mucha fe en que tú también lo tendrás, verás que están todos un poco locos pero te acostumbrarás jajaja y respecto a Crimson…-decía mientras miraba el café y luego le miraba a el-Si te ha invitado es por algo, cuando el trae a alguien a la banda es porque ve un potencial en la gente distinto al de los demás, lástima que no aparezca para decirlo el mismo…

Después de aquello me levanté y dejé mi taza sobre la mesa y me fui hasta la ventana, desde allí se veía el mar golpeando suavemente el barco y me giré hacia él, seriamente me puse hablar-Solo voy a hacerte una pregunta que considero de gran importancia, ¿Estás dispuesto a luchar por tu destino junto a nosotros?