Maldito Karma [Privado Sting y Dave]

Llevaba unas horas por la isla, y lo único que hacía la gente era temerme, realmente me enfurecía, pero, tiempo atrás superé esa etapa de mi vida, ahora solo tenía disfrutar e ignorar a aquellos malnacidos. Sin darle demasiada importancia a estos hechos suspiré mientras me apoyaba en un barril que se encontraba al lado de una tienda en la calle principal, descolgué mi guitarra acústica y comencé a calentar tocando algunas notas sueltas, podía notar como poco a poco la cara de la gente iba cambiando, ese temor se iba disipando en el ambiente, una leve sonrisa salió de mi boca, mientras pensaba en lo irónica que era la vida, para después pasar a tocar algo más serio y elaborado, dejando la práctica y el calentamiento aparte. https://www.youtube.com/watch?v=2wdaJV3myBc

No pasó mucho tiempo hasta que la gente comenzó a acercarse a escuchar, la verdad, era raro, ¿Por qué no dejaba la piratería y me hacía músico? Viviendo de lo que me iba dando la gente, allí por cualquier lugar por el que pasase, realmente sería una vida con muchas menos preocupaciones, mas no podía hacerlo, gracias a mi capitana había dejado atrás ese deseo continuo de pagar mi soledad y sufrimiento con la soledad, si, gracias a ella y a Mina. No tardó en hacerse un gran corro, incluso los marines se acercaban a observar, pero ellos eran distintos, la desconfianza podía palparse en el aire en cuanto se acercaban un metro, era difícil la vida que me había tocado vivir.

Cuando acabé, una gran ovación, lanzaron incluso algún que otro berrie, no pude evitar sonrojarme y rascarme la cabeza sonrojado, no esperaba un recibimiento así y mucho menos en una isla que estaba totalmente gobernada por la marina. Sinceramente, no había ido a la isla con la intención de pelear o algo parecido, solo quería distanciarme y relájame un poco, necesitaba airearme, eso sí, una cosa estaba clara, si venían con intención de pelear no sería yo el que huyese.

Disfrutando del ambiente decidí tocar otra, pero entonces, como me temía por el comportamiento de los marines cada vez que se acercaban, un grupito de ellos algo más grande que los anteriores hizo su aparición en la escena. No tardaron los ciudadanos en dispersarse, dejándome totalmente frente a ellos, podía distinguirse a uno por encima de todos ellos, le llamaban sargento, le hablaban con respeto, imponía más que el resto y tenía alguna que otra medallita en su camisa. No dudó en desenvainar su espada y colocármela en el pecho, simplemente sonreí y dejando mi guitarra a un lado me abalancé sobre él, clavando la espada en mi pecho, pero debido a mi poder de logia, se podría decir que no había herida. Con velocidad y eficacia lo agarré de cuello y lo usé como escudo por si alguno de los rasos disparaba, simplemente amenacé y chantajeé, sin palabras, no hicieron falta, todos tiraron sus armas. En ese momento, atravesé la espalda del sargento y con su propia sangre, congelándola, maté al resto del escuadrón, lanzado carámbanos de sangre. Cuando acabé, recogí mi guitarra y volví a ponerme a tocar en el mismo lugar.

-“Que continúe el show”-Pensé

El viento soplaba suavemente, moviendo mi pelo con soltura, tapándome este parte de la cara, dejando ver solamente una amplia y cálida sonrisa. Las pocas hojas que habían por las calles eran arrastradas por el viento, al mismo tiempo que los uniformes de los marines, manchados de sangre, creando un pequeño charco en el suelo, siendo sincero mi intención era relajarme mientras tocaba mi guitarra al aire libre para un pequeño público, ellos se lo habían buscado.

Las notas que tocaba, hacían que mi cuerpo se estremeciese, era mi obra maestra, aquella canción triste, a la par que alegre, típica para hacerte soltar alguna pequeña sonrisa o incluso alguna que otra lágrima, era algo inexplicable, pero lo que estaba claro es que era hermosa. Mientras la tocaba, no podía parar de pensar en mi desastroso y frustrante pasado, a la par que pensaba en ella, si, por eso para mí alegre y triste a la vez, la escribí pensando en mi pasado era obvio que ese sería el sentimiento que transmitiría. No pude evitar soltar una pequeña lágrima en los compases finales de esta, no sabía si era de alegría o de tristeza, pero, ¿acaso importaba? El arte de la música era algo muy subjetivo, a unos les transmitiría algo y a otros otra cosa, mas lo importante era el transmitir algo, sí, eso era lo que diferenciaba la buena música y las obras del montón, el sentimiento que ponía el autor al escribir sobre ella.

Me mantuve perdido en mis pensamientos hasta el último segundo que terminó la melodía, entonces, una pequeña frase me hizo salir de aquel trance. Lo miré de arriba abajo, ¿quién sería? No conocía a nadie que se le pareciese, cabello blanco, vestido con lo que parecía un uniforme marrón y una larga bufanda tapando su cuello, ¿un cazatalentos? No le encontraba otra explicación, ¿si no por qué alguien totalmente desconocido querría invitarme a comer? De todas formas, no podía negarme, hacia ya un rato que mi tripa pedía a gritos comida y lo más importante, parecía que él invitaba. Suspiré mientras me levantaba y volvía a colgar mi guitarra en mi espalda e ignorando su recomendación de limpiarlos cadáveres de aquellos marines le seguí hasta la taberna.

Una vez allí, nos sentamos en la barra, y ambos pedimos nuestra consumición, yo desde luego, carne. Mientras esperábamos miraba a aquel fijamente, intentando leer su pensamiento con la mirada, aunque supongo que al verme mirándolo de esa manera sería algo como “¿qué coño mira este?” Si estaba seguro. Volví a suspirar y comencé yo la conversación con la pregunta más obvia y normal que podía hacer en aquel momento.

-¿Por qué quieres comer conmigo?

Por fin estaba el plato servido en la mesa, carne a rebosar con una salsa por encima. Olía genial, el mero aroma podía quitarte el hambre, era intenso y apetitoso, haciéndote que el no comer fuera imposible. Cuando quise darme cuenta, ya tenía varias porciones en la boca, se me hacía difícil masticar y a poco me atraganto, suerte que tenía un vaso lleno de agua y pude beber para quitarme aquel trozo que estaba provocando mi asfixia. Un golpe en el pecho y volví a llevarme la carne a la boca mientras escuchaba el pequeño discurso de aquel sujeto.

No tardé mucho en darme cuenta que no se trataba de una entrevista para un contrato musical o algo parecido, solo aparentaba querer ser mi amigo. Un suspiro salió de mi boca cuando este acabo, mi plato estaba totalmente vacío, y mi cabeza llena de dudas, ¿podía fiarme de él? Últimamente muchas personas se habían acercado a mi sin ningún motivo, y eso que aun era desconocido como pirata, algún que otro rumor acerca de un pirata helado pero nada más. Apoyé mi codo sobre la mesa y mi cabeza sobre la mano, mirando por la ventana, cuando de pronto una capa blanca ante mis ojos, poco había tardado la marina en hacer acto de presencia, miré a aquel hombre mientras el marine entraba por la puerta y dije.

-La verdad, hace prácticamente poco tiempo que toco, la mayoría de las notas son mías, yo las compongo, se podría decir que tengo talento, aunque también era mi única distracción en mi isla natal.- Dije sin dejar de prestar atención al marine que se acercaba a nuestra mesa.

Golpeó la mesa con la mano abierta, los vasos cayeron y derramaron toda el agua, dejando la mesa empapada. No paró de mirarme ni un solo momento, yo a él tampoco, con el rabillo del ojo seguía todos sus movimientos, al parecer tenía la ligera sospecha de que yo había sido el culpable de la muerte de esos marines, encajaba totalmente con la descripción del culpable por lo que decía que debía llevarme con él para hacerme unas preguntas.

-No es necesario, fui yo.- Dije impasible ante la mirada de desprecio de la gente.

Antes de que pudiera darse cuenta, el agua de la mesa se había congelado, y había dejando su mano totalmente pegada a la mesa, tras eso simplemente me levanté y dejé la taberna, no quería más problemas, había venido a desconectar, no a meterme en más líos, como si no tuviese ya bastante. Al salir, ante mi había otros escuadrón de marines, no hice ningún movimiento y me quedé mirándolos esperando el momento justo para escapar.

Entre todos esos marines no veía la oportunidad de huir, el corro que me impedía el paso cada vez era más pequeño, apretándome más e impidiéndome el más mínimo movimiento. Cuando quise darme cuenta mi acompañante había salido de la taberna, ¿A dónde iría? Se habría asustado al ver que tantos marines venían a por mí o él me había tendido la trampa, suspiré y, sin esperarlo, por el lugar que se había ido, un gran pilar de hierro destruyó una casa.

Todos los marines dejaron por un momento de prestarme atención, era mi oportunidad de escapar, de mis pies, comenzó a generarse hielo hasta crear un pilar parecido al de hierro, lo suficientemente grande para caer en el tejado de la taberna, después un chasqueo de mis dedos fue lo que bastó para destruir aquel pilar y provocar un pequeño alud. Sonreí, ¿habría sido él, el que me había dado la oportunidad? No le di muchas vueltas, pero si había sido así le estaría muy agradecido.

Antes de huir hice un clon de hielo que salió huyendo a la vista de todos los marines, actuando como distracción y llevándoselos a todos de allí. Idiotas, habían caído en el más simple de los trucos, pude observar como al que le había congelado la mano, salía posteriormente de la taberna, con esto, la taberna era un lugar seguro, o por lo menos durante un tiempo. Me lancé por la chimenea de esta, el lugar estaba tranquilo, la gente parecía temerme, sonreí y di varias palmadas, mientras sonreía entonces me percaté de que Dave había vuelto a la mesa, entonces como símbolo de agradecimiento le enseñe el pulgar mientras salía de la chimenea.

-Espero que no me temáis, todo ha sido un mal entendido, si no avisáis a la marina os daré un concierto totalmente gratis, ¿de acuerdo?- Todos asintieron, no sabía si por miedo o porque realmente quería escucharlo, me senté en una silla y agarré mi guitarra para comenzar con la función.- ¡Esta se la dedico a mi salvador Dave! ¡Por cierto creo que no te lo dije, mi nombre es Sting!- Tras eso comencé a tocar para aquel público.

Mi música inundaba la sala, realmente me preguntaba si le estaría gustando la canción, esta era una de las últimas piezas de había compuesto y aun no tenía siquiera nombre. Sonreí mientras me dejaba llevar y comenzaba a acercarme a los ciudadanos, los cuales, parecían haber perdido el temor y comenzaban a acompañarme con palmas o golpes en la mesa, formando una melodía más completa. No pude evitar comenzar a reírme a carcajadas mientras mantenía el ritmo, provocando que a veces se me fuese. La melodía era perfecta para esos momentos, feliz, alegre y que daban ganas de saltar y correr.

Tras un rato de fiesta, necesitaba descansar, apenas sentía los dedos de tocar las cuerdas de la guitarra, la apoyé en la pared e hice un gesto para que me pusiese dos copas de ron, agarré una y me la bebí prácticamente de un golpe y la otra se la llevé a Dave, el cual había estado mirando toda la función y escuchando mi música. Le sonreí y se la ofrecí, cuando quise darme cuenta un corro de, lo que podría llamarse fans, me había cogido desprevenido y me había alejado de Dave. Las preguntas solían ser las frecuentes, en que te inspiras, cuánto tiempo llevas, cuanto ensayas… Lo típico, suspiré y una vez contestado todo me abrí paso para hasta llegar a Dave.

-Joder, estoy agotado.-Dije mientras me sentaba a su lado.- Gracias por lo de antes, hacia demasiado tiempo que alguien totalmente desconocido mostraba algo de interés por mí, je, supongo que es cierto que con la música puedes llegar a cualquier parte… Hasta al corazón de la gente, míralos, cuando he llegado aquí todos estaban preocupados, solo por el mero hecho de ser pirata y de montar un poco de jaleo, ahora todos intentan hablar conmigo y han disfrutado de mi música… Realmente es algo maravilloso.- Estaba realmente asombrado por lo que la música podía hacer.- He estado pensando en ganarme la vida como músico, pero… A parte de no ser aun lo suficientemente bueno, no es una vía posible para cumplir me objetivo.

Tras eso me terminé la copa de ron y me levanté para pedir otra al camarero, siendo honestos, si me tomaba alguna que otra más caería borracho, pero en fin, estábamos de celebración.

Cuando me dio el dinero, realmente me sorprendió, al final si me había invitado a comer, correspondí con una sonrisa mientras daba el dinero al jefe y comenzaba a recoger mi guitarra para irme, estaba anocheciendo, y era hora de despedirse e irse yendo al catre, mañana sería hora de zarpar. Dave parecía algo más callado que antes, algo rondaría por su cabeza, además algo me inquietaba, si realmente se fiaba de mí… ¿por qué no me había contado sobre ser un poseedor de poderes del diablo? Para mí, no había sido difícil hacer ver mi poder, no era algo de lo que avergonzarse o algo parecido, estaba seguro que algo me ocultaba.

Lo mantenía vigilado en todo momento, no le quitaba la mirada de encima, fue entonces cuando me hizo una proposición algo extraña. Una invitación a hacer cosas importantes, si era importante, ¿estaba bien que yo fuese? ¿Por la noche? ¿Qué pretendía? Y lo más importante, ¿era necesario mencionar a los marines? Mis sospechas cada vez eran mayores, además no se le veía alguien ordinario y como él mismo había dado a entender en sus palabras no era de la isla. Aun pesar de todo accedí asintiendo y ambos salimos por la puerta.

Las calles eran frías, y los cadáveres de los marines habían sido recogidos, mejor para mí, no quedaba rastro del delito. Entre tanto seguía observándolo, caminaba a un metro de distancia por detrás de él y la tensión en el ambiente era innegable, fruncí el ceño y comencé a preocuparme, lo único en lo que podía acabar esto era en un intento de asesinato, o al menos esa era la única opción que barajaba mi cabeza. Por un momento me entristeció, volví a pensar que a pesar de todo lo que poco a poco estaba consiguiendo, seguía siendo manipulado y guiado por aquellos hilos del destino, que me llevarían hasta donde él quería, la desesperación absoluta.

Paré de caminar mientras miraba cabizbajo la espalda de Dave, descolgué mi guitarra y la aparté dejándola apoyada en la pared de una casa, tras eso, volví a mirarlo y abrí los brazos como si estuviese esperando un abrazo. La situación cada vez era más tensa, y no quería que el momento que todos esperábamos se demorase.

-¿Algo pasa verdad?- Le pregunté sin dejarlo contestar, para después señalar mi pecho. -Vamos, hazlo, sé lo que estás pensando Dave, mucha gente me ha tratado bien y después me ha intentado asesinar por la espalda… Pero esta vez, no seré esclavo del destino y ahora, que por fin he vuelto a encontrar mi camino, aunque aun esté empezando ese largo trayecto, ¡no puedo morir! Atente a las consecuencias Dave, sé que en el fondo no quieres hacerlo.- Le dije intentando parecer firme a la par que comprensible.

Qué gran carga me había quitado de encima al saber que no iba a tener que enfrentarme a él. Pocas veces el destino se había comportado así conmigo, aunque por mi desconfianza parecía que a aquel muchacho le había dolido mi suposición, me había equivocado y era normal que al acusarle de intento de asesinato se defraudara, pero, ¿qué quería que pensara? Había permanecido callado y distante de mi desde que me salvó de aquellos tipos, aun así intentando rebajar la tensión dije.

-¡Fiu! Menos mal que no querías matarme, se me hubiese hecho muy difícil luchar contra ti, pero esto nos ha demostrado que realmente ninguno de los dos confiaba en el otro, tú me has demasiadas cosas, acabo de enterarme que eres cazarrecompensas, y yo, por otro lado he pensado mal de ti, llegando a creer que intentarías matarme… Je, a ninguno de los dos se nos da bien sociabilizar.- Dije mientras agachaba la cabeza ocultándome el rostro y cogía la guitarra que había dejado contra aquel muro.- Quizás en otra vida hubiésemos podido ser amigos… Pero ahora lo mejor es que hagamos como que no nos conocemos… Será lo mejor, ahora seremos enemigos.- Dije terminando de colgarme la guitarra, después me giré y actuando como si no lo conociese.- ¡Oe! ¡Es un cazarrecompensas será mejor que huya! ¡No quiero poner mi vida en peligro!- Grité exagerando mientras salía corriendo como un loco como si nada hubiese pasado, solo el haberme encontrado a la peor de mis pesadillas.

Poco después decidí zarpar, aun era de noche y la luna seguía reinando iluminando la ciudad y el embarcadero. Nada me quedaba por hacer allí, estaba claro que un pirata por muy libre que fuese no tenía tiempo para relajarse, si se era conocido, te perseguirían, además, de que tus únicos amigos reales serían tus nakamas. Con esto embarqué en un pequeño navío y comencé a tocar unas pequeñas notas mientras pensaba en lo sucedido con Dave, realmente me había entristecido, pero era la vida que me había tocado vivir.

-Siempre nos quedará la música.- Murmuré dejando que esas palabras se las llevase el tiempo.