La purga pirata del Reino de Lvneel [Baozar y Musashi] {Mar 1 Jul 2014 - 12:33}

27/06/2014

Una semana maldiciendo en uno de los barcos más rápidos del Gobierno Mundial bajo el mando de uno de los mejores capitanes de navío y todo para realizar una misión rutinaria de limpieza y purga de piratas por petición del Reino de Lvneel. Sin embargo no entendía por qué tenía que ir él, un simple CP de nivel 1 a una tarea como aquella. Esas cosas las hacían los marines, no ellos, pero estaba claro que su jefe había movido los hilos para "castigarlo" por su comportamiento la semana pasada, y es que humillar a un superior delante de todo el mundo no debe sentar bien. Tendría que andarse con más cuidado la próxima vez, no podía permitirse estar tan alejado de Ame Sora durante tanto tiempo y solo podía confiar en la palabra de que no le harían nada. Además la misión era de tiempo indefinido, por lo que hasta que el gobernador del Reino de Lvneel no se sintiera a gusto con la criminalidad de su ciudad principal no podrían marcharse de allí.

—Hagamos esto rápido y salgamos de aquí.— dijo en voz alta llamando la atención de sus compañeros, caminando hacia adelante sin temor de lo que pudiera pasarle. Habían desembarcado hacía apenas cinco minutos y Musashi ya estaba buscando por las calles de la ciudad a cualquiera que pudiera ser un pirata. Con las pintas que llevaba, es decir, con el traje que lo caracterizaba como miembro del Cipher Pol no pasó mucho tiempo hasta que fue atacado por dos hombres con espada, los cuales se abalanzaron sobre él sin darse cuenta de contra quién se estaban enfrentando. Musashi dio una palmada en el aire en el momento justo, atrapando las cabezas de aquellos dos en el aire y golpeándolas la una contra la otra sin demasiada dificultad y dejándolos fuera de combate en tan solo un movimiento. Suspiró cansado sin apenas pararse en aquel movimiento y continuó caminando por las callejuelas.

Todo el lugar sabía lo que estaba ocurriendo. Algunos piratas salían a pelear y ser arrestados o morir como hombres, pero otros se escondían y esos eran los que causaban problemas. Pensó en provocarles pero teniendo en cuenta la situación solo serviría para que se acobardaran más. —Hay que buscar dentro de las tabernas y lugares públicos, no podemos dejar que se escondan... Preguntad a los ciudadanos, ellos sabrán identificar a los extranjeros.— le dijo al que estaba al mando de la situación. Este escuchó sus palabras y lo miró pensativo unos segundos, pero después de esto le hizo caso y repartió las órdenes entre los miembros de aquella caza de piratas.

Musashi siguió con lo suyo, solo que esta vez se alejó bastante más de su grupo con el propósito de que lo consideraran un blanco fácil que no pudiera pedir ayuda. Una trampa, por supuesto, aunque se basaba únicamente en la confianza que tenía el semigigante en su propio poder. Se quedó de pie con los brazos cruzados justo al final de la callejuela que caminaba, una pequeña plaza se mostraba delante de su ojo sano. El suelo era de piedra y apenas había nada en ella salvo algunos árboles y unos pocos bancos de piedra. Parecía un buen lugar para combatir, si se diera la situación, aunque por el momento trataría de interrogar civiles para que le dijeran la localización de la guarida pirata.

Spoiler:

23/05/2014

Inaga se encontraba en el inicio de uno de sus viajes de peregrinación, había decidido ir al reino de Lvneel para estudiar sobre el legendario Montblanc Norland, el gran héroe de todos los Shandian entre los que él se había criado. Si no hubiera sido por el ninguno de sus compañeros del templo hubiera nacido, tenía ganas de encontrar su tumba, gloriosa entre donde las hubiera.

Cuando llego a la ciudad de Lvneel Inaga se mezclo entre los mendigos, dándoles comida y cantándoles buenas canciones, gracias a ellos se entero de que en el pasado los habitantes del Reino, habían juzgado y condenado a muerte a Norland por mentiroso, pues cuando el rey en persona fue a la isla esta no se encontraba en el mar azul. Al monje le costó mucho digerir esta actitud por parte de la gente del reino, para su tribu y las gentes de Skypiea fue un héroe, pero para ellos un criminal, que injusta ironía del destino.

Llevaba un mes en el reino cuando las autoridades solicitaron la ayuda de la marina para purgar a la gran cantidad de piratas que se habían establecido últimamente por la zona. Los marines no se contuvieron entraron con fuego y sangre a la ciudad, matando a todo pirata que se interponía en su paso. Inaga hubiera estado nervioso, sus ropas distaban mucho de las de un pirata, había ido a la ciudad con sus túnicas de derviche, las cuales usaba para todos sus viajes. Además llevaba un mes en la ciudad tocando a cambio de propinas por lo que los habitantes le conocían como un mendigo más.

Inaga se encontraba paseando con su flauta en la mano, entonando una melodía triste por las muertes que estaban ocurriendo a su alrededor, en su camino llego a una plaza pequeña, el suelo era de piedra lisa, unos bancos y arboles componían la decoración del lugar. Sentándose en posición de loto, el monje con sus barbas canosas y su túnicas sucia le daba un aspecto miserable, su flauta de plata desentonaba con sus ropas. Tocando, esperó a que se desencadenaran los acontecimientos.

27/06/2014

Se fijó en una extraña figura que no podía distinguir debido a la distancia a la que se encontraban, mas no fue lo que su ojo le transmitía lo que llamó su atención sino la melodía que llegaba hasta sus oídos con bastante tristeza. Tras observar con un rápido movimiento ocular que no parecía haber nadie más en aquel lugar se adentró hasta llegar entrar un poco más en la plaza y se cruzó de brazos fijándose en aquel hombre. Desconocía si le habría visto ya, pero no era demasiado relevante. Se mantuvo unos segundos detrás de un árbol muy delgado como un simple observador, no tratando de esconderse sino más bien de permanecer en un segundo plano mientras se impregnaba de aquella melodía que había comenzado a calarlo hasta los huesos. La música era una forma de transmitir sentimientos y emociones muy intensa, hasta el punto de transmitirlos mejor que las palabras o los gestos para alguien como era Musashi

Sin pedir permiso y como forma de acercarse a aquella persona tomó su Sicu y comenzó a soplarlo de forma que su música acompañara a la de aquel hombre. Su melodía no era animada precisamente, combinaba bastante bien con la que ya estaba sonando como si hubiera sido escrita expresamente para ella. Era triste y parecía transmitir un oscuro sentimiento en el interior del semigigante, mas no tardó mucho en dejar de soplar y no fue su música la que se acercó a donde el hombre se encontraba, sino que avanzó por su propio pie para poder verlo mejor y entablar una conversación pues esa era su misión. Fijándose mejor parecía un hombre algo mayor y a juzgar por su cuerpo era bastante alto, aunque por supuesto no llegaba a los dos metros y medio del semigigante.

—Tengo una pregunta que hacerle.— dijo a modo de saludo. Su voz sonaba algo grave pero sobretodo seria, sin nada de ánimo ni ganas de estar siquiera teniendo aquella conversación. Sin embargo se podía percibir una mínima muestra de respeto en ella y en que lo había tratado de usted. —¿Sabe dónde puedo encontrar piratas?— dijo sin dar demasiada información. Ni siquiera se le había pasado por la cabeza que fuera un pirata, ya que por sus pintas y por lo que hacía no parecía sino un vagabundo sin demasiado que hacer con su vida.

23/05/2014

Inaga se encontraba rodeado del caos que se desarrollaba en la ciudad, pero en medio de toda la locura desatada había encontrado un pequeño refugio para calmar su alma pues el mismo era pirata aunque no actuara como tal y debía escapar de la purga. Mientras sonaba su triste canción, una lúgubre melodía empezó a acompañarlo, la cual transmitía un oscuro sentimiento. El monje a la par que tocaba dirigió su mirada hacia el origen de la música que le acompañaba y vio a un hombre mucho más alto que él, iba vestido completamente de traje negro, las ropas características que llevaban los agentes del gobierno. Tendría que tener cuidado con el sujeto, pues podría atacarle si le reconocía, aunque todavía no era un pirata tan famoso, puesto que sus últimas acciones no habían salido todavía a la luz.

El agente se acerco a la vez que le pregunto —Tengo una pregunta que hacerle.— Su voz sonaba algo grave pero sobretodo seria, casi sonaba desganada. Sin embargo se podía percibir una mínima muestra de respeto en ella y en que lo había tratado de usted. —¿Sabe dónde puedo encontrar piratas?—

El rostro de Inaga ni siquiera se inmuto al oír la pregunta, seguía tocando la música hasta que lentamente dejo de sonar su melodía.

Claro, se dónde encontrarlos. Todo el mundo lo sabe. En el mar. Dijo muy pausadamente como si lo que estuviera diciendo fuera un gran secreto.

Pero si te refieres a encontrarlos en esta ciudad no te será muy difícil, pues detrás de esa puerta, en ese edificio está el escondite de la banda de los piratas Garfio negro. El cual posee una recompensa de 30 millones por su cabeza. Si vos gustáis este humilde anciano puede ayudaros.

Dijo mientras señalaba con la flauta el edificio situado detrás de la plaza, a la vez que se levantaba con algo de dificultad apoyándose sobre un bastón de madera, dando la sensación de que le costaba andar.

27/06/2014

El contraste de su voz con el del instrumento le llegó a pillar casi por sorpresa, como si esperaba que fuera a comunicarse con esa música también. Sin embargo sus palabras le desconcertaron un poco, llegando a pensar que quería tomarle el pelo y que estaba ocultando algo. Sin embargo le dejó hablar y asintió al escuchar el resto de lo que tenía que decirle. Al parecer en un edificio cercano había piratas, un grupo de hombres que se hacían llamar "Garfio Negro". No le sonaban pero por alguna razón confiaba en aquel hombre, quizás porque era muy viejo aparentemente o porque había estado tocando música cuando él llegó. No le quitaría el ojo de encima, sin embargo, sabía de muchas historias en las que piratas se habían hecho amigos de los ciudadanos y estos trataban de protegerlos.

—Quédese aquí...— dijo tomando la maza de su espalda y caminando hasta el edificio que le había indicado. No se fiaba demasiado, sabía que un mal golpe allí podría ser letal y nunca volver a Enies Lobby, lo que significaría que no habría razón para mantener a la pequeña Ame Sora con vida y la ejecutarían sin ningún tipo de compasión. Abrió la puerta de una patada sacándola de las bisagras, sin consideración alguna, y se agachó ligeramente para pasar por el marco de la puerta. Un pasillo que daba a unas escaleras y varias puertas a los lados le indicaban que parecía un bloque normal y corriente, por lo que probablemente no hubiera nadie sospechoso por ahí. Activó el mantra como medida de protección y se giró un poco hacia la puerta por la que había venido.

Estaba oscuro en el interior, pero el demonio no le tenía miedo a eso precisamente. —¿Está seguro de que es aquí?— preguntó sin bajar la guardia al hombre que había conocido un escaso minuto antes. Si era una trampa era probable que varios piratas se le lanzaran de entre la oscuridad con intención de acabar con él, pero también podía haber sido que el hombre se hubiera equivocado o que los piratas se hubieran marchado antes de que él pudiera irrumpir en aquel pasillo.

23/05/2014

Inaga observó como el colosal hombre se puso a la espalda una maza realmente enorme y de una patada derribó la puerta del edificio sacándola de sus bisagras, provocando un ruido que podía haber despertado a los muertos. Observo con cuidado pero no vio a nadie y se dirigió a Inaga.

— ¿Está seguro de que es aquí?- Le dijo el agente.

-Y tan seguro llevo durmiendo detrás de este banco mucho tiempo y te puedo asegurar que los eh visto entrar y salir muchas veces.

Cojeando Inaga se fue acercando a la puerta ahora caída, la cual atravesó hasta llegar al lado del semi-gigante. Su aspecto pordiosero correspondía con su andar y se podía observar que no buscaba atacar al hombre. Dentro con la poca luz que había observo el suelo con cuidado y al cabo de 5 minutos pudo descubrir rastros de pisadas que se dirigían hacia las escaleras que bajan al sótano.

¿Ves? Solo tienes que tener paciencia y buscar. Aunque una vista mejor que la mía ayudaría mucho.

Dicho esto siguió cojeando siguiendo las pisadas hasta que llego al hueco de las escaleras, en ese mismo momento las luces del bloque se apagaron, y de las 6 puertas empezaron a salir la tripulación de Garfio negro. De cada puerta salieron dos piratas de los cuales 6 se dirigían al mendigo y otros 6 al agente.

Muerte a los intrusos!

27/06/2014

Le agradó saber que el hombre anciano no le había mentido y que en ese edificio se estaban escondiendo los piratas. Sí, estaba "contento" de que les estuvieran atacando un montón de piratas en un oscuro pasillo pues eso implicaba que el hombre no le había mentido y que tardaría menos en terminar su misión y, por tanto, menos en volver al lado de Ame Sora. No quería partirlos por la mitad ya que los necesitaban vivos o en trozos lo suficientemente reconocibles para identificarlos, así que optó por el combate con su gran maza de metal poniéndose en guardia y analizando la situación con la mirada. —Manténgase detrás de mí, anciano. Yo me haré cargo.— dijo el semigigante con la voz bastante grave, adelantándose un par de pasos para defenderse de aquellos hombres.

Repelió al primero con la maza empotrándolo contra la pared, que se rompió y dejó ver una habitación de alguna casa o local cuyo dueño tendría que pagar una reparación. Al segundo lo tomó por la cabeza y lo levantó tan solo unos segundos para acto seguido lanzarlo hacia atrás provocando que un tercero fuera derribado, aunque no tardó demasiado en levantarse. Le costaba moverse en un lugar tan estrecho, por lo que no era de extrañar que alguno se le pasara y fuera a golpear directamente al anciano que le había indicado la situación. Mostrando un poco de rabia por eso comenzó a avanzar hacia adelante con los brazos extendidos de forma que sus dedos rozaran las paredes de ese pasillo, embistiendo sobre casi todos los piratas que fueron arrastrados hasta la puerta. Obviamente no cabían por allí todos juntos, pero Musashi ya había pensado en eso y no se detuvo provocando un impacto que desencajó la puerta de golpe y lanzó por los aires a unos cuantos hombres que, si no estaban en el suelo doloridos por el impacto, miraban al semigigante con bastante terror.

Allí podía moverse con mayor soltura, por lo que lanzó una ofensiva final haciendo movimientos muy compenetrados con su maza golpeando, derribando y dejando inconscientes a todos los piratas allí presentes. Contó los cuerpos en el suelo, en total había seis. Esos más los tres que había derribado al principio hacían nueve, por lo que todavía quedaban tres hombres que se habían zafado de su embestida y que se encontraban dentro del edificio. —Mierda.— dijo el hombre que se giró para observar lo que ocurría en el interior del edificio, aunque estaba demasiado oscuro para ver nada.

La purga pirata del Reino de Lvneel [Baozar y Musashi]

La purga pirata del Reino de Lvneel [Baozar y Musashi] {Mar 1 Jul 2014 - 12:33}

Re: La purga pirata del Reino de Lvneel [Baozar y Musashi] {Mar 8 Jul 2014 - 18:04}

Re: La purga pirata del Reino de Lvneel [Baozar y Musashi] {Miér 9 Jul 2014 - 21:30}

Re: La purga pirata del Reino de Lvneel [Baozar y Musashi] {Lun 21 Jul 2014 - 17:01}

Re: La purga pirata del Reino de Lvneel [Baozar y Musashi] {Lun 21 Jul 2014 - 20:56}

Re: La purga pirata del Reino de Lvneel [Baozar y Musashi] {Miér 30 Jul 2014 - 21:55}

Re: La purga pirata del Reino de Lvneel [Baozar y Musashi] {Vie 1 Ago 2014 - 17:39}

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