pannini69
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Hiren desembarcó en aquella gran isla; el calor era insoportable. Vestía una túnica de color marrón que recordaba mucho a la arena del desierto. Bajó por el pequeño tablón que habían apostado entre el barco y el amarre del puerto para adentrarse en una ciudad sin ley, mortífera y lo peor de todo, famosa por la la mafia "Kirena". Esta mafía gobernaba la ciudad a escondidas y hacían del alcalde un pelele que bailaba a su son, que se tragaba todos los casos de corrupción y los asesinatos. Con esta estrategema, a ojos de la marina no existían, pero impregnaban la ciudad de un temor palpable, incluso cortable. Avanzó por los tablones de madera hasta dejar atrás el puerto. La armada revolucionaria lo había enviado allí para buscar un objeto de sumo valor. No le habían especificado el que, así que primero debía reunirse con un contacto en la fuente de la plaza principal.
Las calles estaban teñidas de un color grisáceo, triste, con casas de varios pisos revestidas con colores apagados o marrones para combatir la arena del desierto, que erosionaba techos y paredes inexorablemente.A ambos lados de la calle vendedores y compradores realizaban sus transacciones. Algunos llamaban a Hiren para que se acercara a observas las mercancias, pero él hacía caso omiso a su llamada. Continuó andando por el centro de la vía, apartando a mujeres y niños que se interponían en su camino. La pobreza era palpable y uno de los pequeños que deambulaban por la zona usó su mano para agarrar una bolsita con berries que llevaba Hiren atada en el pantalón, pero en el último momento se dio la vuelta y se marchó por donde había venido.
Tras caminar durante unos quince minutos llegó a una amplia plaza de color blanco tiza, rodeada de edificios de gran altura, en torno a unos cincuenta metros, y en el centro una gran fuente con la figura de una mujer sujetando un látigo sometiendo a un par de tigres, que se tumbaban delante de ella mostrándole sus fieros colmillos. Hiren se sentó en un pequeño banco que estaba justo pegado a la fuente, que emanaba agua majestuosamente. Allí se dedico a esperar pacientemente hasta que una persona vestida con una túnica de color claro se acercó a él.
-Tu debes de ser el contacto. Aquí tienes la carta-dijo mientras extendía la mano y le entregaba un sobre.
Hiren lo abrió y vio varios nombres escritos. "naga castamere", "Abyss" y "Leonel Racovich". No ponía nada más, ni su lugar de procedencia, ni sus habilidades y siquiera su facción, pero Hiren tomó por obvio que se trataba de gente fuera de la ley. "Solo espero que no sean del CP". Con el sol en todo lo alto, Hiren sacó unas pequeñas gafas de sol redondas que se puso para proteger los ojos, mientras entablaba conversación con el mensajero.
-Esto me escama un poco, ¿me enviáis gente que no es de la compañía? ¿Y si me traicionan?-preguntó un poco molesto Hiren por la falta de desinformación.
-El consejo piensa que eres lo suficientemente fuerte como para librar con 3 personas. Además, uno de ellos forma parte de la armada, se llama Leonel Racovich-concluyó el jóven, que se largó sin decirle nada más sobre aquel pintoresco grupo.
Hiren se relajó un poco observando el paisaje. Aquella zona estaba en la parte rica, y se notaba. No había gentuza tratando de robarle, al igual que no existían los mendigos tampoco. Solo una cosa le llamó la atención; no había visto ningún marine por la zona. Imaginó que estarían dentro de alguna de aquellas majestuosas casas. Otra explicación era que la mafia se bastaba ella sola para defender la ciudad.
"Necesito obtener los planos del arma, son vitales para mi investigación" pensó mientras miraba al fondo de la calle por la que había venido y observaba un par de figuras sospechosas acercarse...
Las calles estaban teñidas de un color grisáceo, triste, con casas de varios pisos revestidas con colores apagados o marrones para combatir la arena del desierto, que erosionaba techos y paredes inexorablemente.A ambos lados de la calle vendedores y compradores realizaban sus transacciones. Algunos llamaban a Hiren para que se acercara a observas las mercancias, pero él hacía caso omiso a su llamada. Continuó andando por el centro de la vía, apartando a mujeres y niños que se interponían en su camino. La pobreza era palpable y uno de los pequeños que deambulaban por la zona usó su mano para agarrar una bolsita con berries que llevaba Hiren atada en el pantalón, pero en el último momento se dio la vuelta y se marchó por donde había venido.
Tras caminar durante unos quince minutos llegó a una amplia plaza de color blanco tiza, rodeada de edificios de gran altura, en torno a unos cincuenta metros, y en el centro una gran fuente con la figura de una mujer sujetando un látigo sometiendo a un par de tigres, que se tumbaban delante de ella mostrándole sus fieros colmillos. Hiren se sentó en un pequeño banco que estaba justo pegado a la fuente, que emanaba agua majestuosamente. Allí se dedico a esperar pacientemente hasta que una persona vestida con una túnica de color claro se acercó a él.
-Tu debes de ser el contacto. Aquí tienes la carta-dijo mientras extendía la mano y le entregaba un sobre.
Hiren lo abrió y vio varios nombres escritos. "naga castamere", "Abyss" y "Leonel Racovich". No ponía nada más, ni su lugar de procedencia, ni sus habilidades y siquiera su facción, pero Hiren tomó por obvio que se trataba de gente fuera de la ley. "Solo espero que no sean del CP". Con el sol en todo lo alto, Hiren sacó unas pequeñas gafas de sol redondas que se puso para proteger los ojos, mientras entablaba conversación con el mensajero.
-Esto me escama un poco, ¿me enviáis gente que no es de la compañía? ¿Y si me traicionan?-preguntó un poco molesto Hiren por la falta de desinformación.
-El consejo piensa que eres lo suficientemente fuerte como para librar con 3 personas. Además, uno de ellos forma parte de la armada, se llama Leonel Racovich-concluyó el jóven, que se largó sin decirle nada más sobre aquel pintoresco grupo.
Hiren se relajó un poco observando el paisaje. Aquella zona estaba en la parte rica, y se notaba. No había gentuza tratando de robarle, al igual que no existían los mendigos tampoco. Solo una cosa le llamó la atención; no había visto ningún marine por la zona. Imaginó que estarían dentro de alguna de aquellas majestuosas casas. Otra explicación era que la mafia se bastaba ella sola para defender la ciudad.
"Necesito obtener los planos del arma, son vitales para mi investigación" pensó mientras miraba al fondo de la calle por la que había venido y observaba un par de figuras sospechosas acercarse...
Steve
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Días atrás había recibido una carta de la revolución, ¿extraño no?, al parecer mis dotes para hacer que por donde pasase quedase devastado les había llamado la atención y me habían pedido ayuda para una misión que estaban emprendiendo en una isla llamada Kirena, no solía estar de acuerdo en todas las ideas revolucionarias, pero por una vez accedí a ayudar a aquellos que me habían escrito.
Varios días mas tarde llegue en un barco pesquero a la isla, pues haber ido con el Red Love Machine habría sido un suicido, teníamos que reunirnos todos en una plaza en la parte rica de la isla, y aunque no tenía información solo que eran 3 personas más y el nombre de Hiren, que sería el que estaría al cargo de la misión, con esto en mente me decidí a moverme rápidamente, la gente allí tenía las manos muy largas y aunque no llevaba nada más que mi espada y mi ropa, no me gustaba que me estuvieran pidiendo dinero cada dos pasos que daba.
Tras varios minutos de trayecto y unas cuantas manzanas recorridas, entre en el barrio rico, el cambio era bastante notable con la parte pobre de la ciudad y aunque no habían marines por allí, en estas no habían personas enfermas tiradas en el suelo pidiendo limosna y todo estaba más limpio, realmente parecía que habías pasado de una isla a otra con solo dar unos pasos.
Busque la plaza que estaba al final de la calle y me dirigí allí con paso calmado, me había puesto una túnica grisácea, sobre todo para combatir el calor que asolaba la isla, aunque le serviría para identificarme.
-Espero que no tarden mucho-Dije en bajo.
Varios días mas tarde llegue en un barco pesquero a la isla, pues haber ido con el Red Love Machine habría sido un suicido, teníamos que reunirnos todos en una plaza en la parte rica de la isla, y aunque no tenía información solo que eran 3 personas más y el nombre de Hiren, que sería el que estaría al cargo de la misión, con esto en mente me decidí a moverme rápidamente, la gente allí tenía las manos muy largas y aunque no llevaba nada más que mi espada y mi ropa, no me gustaba que me estuvieran pidiendo dinero cada dos pasos que daba.
Tras varios minutos de trayecto y unas cuantas manzanas recorridas, entre en el barrio rico, el cambio era bastante notable con la parte pobre de la ciudad y aunque no habían marines por allí, en estas no habían personas enfermas tiradas en el suelo pidiendo limosna y todo estaba más limpio, realmente parecía que habías pasado de una isla a otra con solo dar unos pasos.
Busque la plaza que estaba al final de la calle y me dirigí allí con paso calmado, me había puesto una túnica grisácea, sobre todo para combatir el calor que asolaba la isla, aunque le serviría para identificarme.
-Espero que no tarden mucho-Dije en bajo.
me hallaba tendido en el piso, algo aburrido, y bastante incómodo. Días atrás había oído entre los pasillos de la base de operaciones, las investigaciones de algunos objetos ancestrales de gran importancia para el mundo, pues de ser ciertas las historias y rumores que habían llegado a oídos de nuestros investigadores, dichos artilugios podrían ayudar en nuestra causa, fortaleciendo nuestras filas o nutriendo nuestras mentes, aun que claro, esto estaba basado en simples suposiciones y como de costumbre se difundía entre los reclutas como un burdo mito sin bases que no llevaría a ningún lado, pero en mi caso, la experiencia ganada en aventuras increíbles y cruzadas difíciles de digerir, me habían convertido en un crédulo y amante de esa clase de reliquias, había probado reiteradas veces el dulce sabor de la impresión y el impacto que te estremece al no comprender lo que innegablemente tienes frente a tus ojos, y ya comenzaba a añorar dicha sensación, y luego de cobrar unos cuantos favores el enredarme con la operación fue tarea sencilla.
Con muchas ansias zarpé en dirección a esa tal isla Kirena con un día de anticipación y aproveché estas horas de ventaja para recorrer la ciudad en busca de puntos de interés... hospitales, armerías, mercados, escondites, etc.
siempre evadiendo el contacto humano priorisando el bajo pefil, para así no correr riesgos de comprometer la misión. Al culminar mi pseudo-reconocimiento del pueblo principal, volví al punto de encuentro acordado, en la plaza central, para ese entonces el sol ya se había puesto hace un par de horas y la luz de la luna se reflejaba en las aguas de la fuente central creando bellos juegos de luces que me cautivaron de tal manera que me distraje de la misión y sus variantes, en ese minuto noté lo exhausto que se hallaba mi cuerpo pues estaba tan preocupado por la recolección de datos e información que ni siquiera me había dado la oportunidad de sentir cansancio, contemplé una vez más los rayos de luna que se reflejaban en la fuente y me recosté en una banca para recuperar fuerzas, unos instantes antes de que morfeo me cubriera con su manto me deslicé por la banca hasta su borde, de tal manera que al caer tras ella usé mi don de belcebú para almacenar mi propio cuerpo en uno de mis muchos naipes, el cual se acomodó bajo el asiento cargando mi somnoliento cuerpo en su interior.
Ya por la mañana luego de un reparador sueño comencé a revisar los papeles que se me habían otorgado con la información de la expedición y a la vez tratando de buscar comodidad en el estrecho espacio que me proporcionaba el káiser de corazones que me sirvió de refugio hasta el alba, desviando de vez en cuando la mirada para asegurarme que en el exterior no se encontrara la presencia de alguno de los sujetos que me acompañarían en esta pequeña cruzada. Durante mi lectura me encontré con varias carencias de datos específicos, por suerte tenía mis propios archivos y solo con su nombre pude identificar a cada hombre mencionado ahí, revisando estos datos propios pude notar que dos de los miembros no pertenecían a la armada, si no que se dedicaban a la piratería, lo cual no me acababa de agradar, mi verdadera identidad es un bien que debía proteger de cualquiera que no fuese mi aliado, y si bien uno de los piratas era miembro de la banda "Sons of Anarchy" con la cual tenía pensada una fiel alianza, el otro era un pirata, para mi, descosido lo cual no me dejaría otra opción que adoptar una de mis peculiares caracterizaciones para no poner en riesgo el anonimato de mi verdadero yo.
Un yonkaikyo podría no ser la mejor alternativa, considerando su fama podría convertir esta discreta misión en un circo, hecho que descarta a "Spencer"... no tengo otra opción que tomar el rostro de "Jack Illorian" una vez más.
aun tenía unos minutos antes de la hora acordada así que aproveché para sacar mi maletín de disfraces... teñí mi rostro de blanco y agregué el resto del extravagante maquillaje, me cambié de ropa y cubrí todo esto con una capa color marrón reglamentaria de la armada revolucionaria. Finalmente mientras cambiaba mi peinado y el color de mi cabellera una cuerpo me privó de la luz del sol, podría tratarse de un aliado, o simplemente de un transeúnte descansando, por lo que preferí esperar para salir al exterior, mi apariencia actual era inconvenientemente llamativa, por lo que el perfil bajo sería crucial mientras permaneciéramos en un lugar tan público como este.
Con muchas ansias zarpé en dirección a esa tal isla Kirena con un día de anticipación y aproveché estas horas de ventaja para recorrer la ciudad en busca de puntos de interés... hospitales, armerías, mercados, escondites, etc.
siempre evadiendo el contacto humano priorisando el bajo pefil, para así no correr riesgos de comprometer la misión. Al culminar mi pseudo-reconocimiento del pueblo principal, volví al punto de encuentro acordado, en la plaza central, para ese entonces el sol ya se había puesto hace un par de horas y la luz de la luna se reflejaba en las aguas de la fuente central creando bellos juegos de luces que me cautivaron de tal manera que me distraje de la misión y sus variantes, en ese minuto noté lo exhausto que se hallaba mi cuerpo pues estaba tan preocupado por la recolección de datos e información que ni siquiera me había dado la oportunidad de sentir cansancio, contemplé una vez más los rayos de luna que se reflejaban en la fuente y me recosté en una banca para recuperar fuerzas, unos instantes antes de que morfeo me cubriera con su manto me deslicé por la banca hasta su borde, de tal manera que al caer tras ella usé mi don de belcebú para almacenar mi propio cuerpo en uno de mis muchos naipes, el cual se acomodó bajo el asiento cargando mi somnoliento cuerpo en su interior.
Ya por la mañana luego de un reparador sueño comencé a revisar los papeles que se me habían otorgado con la información de la expedición y a la vez tratando de buscar comodidad en el estrecho espacio que me proporcionaba el káiser de corazones que me sirvió de refugio hasta el alba, desviando de vez en cuando la mirada para asegurarme que en el exterior no se encontrara la presencia de alguno de los sujetos que me acompañarían en esta pequeña cruzada. Durante mi lectura me encontré con varias carencias de datos específicos, por suerte tenía mis propios archivos y solo con su nombre pude identificar a cada hombre mencionado ahí, revisando estos datos propios pude notar que dos de los miembros no pertenecían a la armada, si no que se dedicaban a la piratería, lo cual no me acababa de agradar, mi verdadera identidad es un bien que debía proteger de cualquiera que no fuese mi aliado, y si bien uno de los piratas era miembro de la banda "Sons of Anarchy" con la cual tenía pensada una fiel alianza, el otro era un pirata, para mi, descosido lo cual no me dejaría otra opción que adoptar una de mis peculiares caracterizaciones para no poner en riesgo el anonimato de mi verdadero yo.
Un yonkaikyo podría no ser la mejor alternativa, considerando su fama podría convertir esta discreta misión en un circo, hecho que descarta a "Spencer"... no tengo otra opción que tomar el rostro de "Jack Illorian" una vez más.
aun tenía unos minutos antes de la hora acordada así que aproveché para sacar mi maletín de disfraces... teñí mi rostro de blanco y agregué el resto del extravagante maquillaje, me cambié de ropa y cubrí todo esto con una capa color marrón reglamentaria de la armada revolucionaria. Finalmente mientras cambiaba mi peinado y el color de mi cabellera una cuerpo me privó de la luz del sol, podría tratarse de un aliado, o simplemente de un transeúnte descansando, por lo que preferí esperar para salir al exterior, mi apariencia actual era inconvenientemente llamativa, por lo que el perfil bajo sería crucial mientras permaneciéramos en un lugar tan público como este.
pannini69
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
El calor era indescriptible. El sol se reflejaba en la frente de Hiren, que sudaba como nunca había sudado antes en su vida, ni siquiera en los duros entrenamientos en su isla natal. Decidió levantarse y acercarse a una pequeña fuente que manaba agua de una figura en forma de bebe. Dio un par de tragos y volvió a sentarse en el banco de antes. Habían pasado ya alrrededor de veinte minutos y no aparecía nadie. "Quizás me han dado mal la dirección y estén en otro sitio" fue el primer pensamiento del rubio, que deseaba largarse a un sitio más fresco. Cuando ya estaba a punto de irse, una persona se acercó a él. Iba vestido con una túnica grisácea para combatir el calor y camuflarse con el resto de ciudadanos del lugar. Hiren le indicó con un gesto que se sentara.
-No me mires, disimula, como si estuvieras haciendo otra cosa-indicó en primer lugar, mientras miraba hacia una de las lujosas casas. -Tu debes de ser Abyss, un compañero de trabajo. Puede haber micros por aquí, así que trataré de hablarte un poco en clave. Tenemos una tarea importante que hacer y necesitamos ir a una tienda a comprar el material necesario. Nada lujoso, simplemente equipo de escalada, unas cuantas cuerdas y algo de víveres, ya que estaremos encerrados en el corazón de la tierra unos cuantos días-. Hiren se levantó y le hizo una señal para que lo siguiera. -Parece que el otro tarda un poco más de la cuenta. No pasa nada, dejaremos aqui una nota indicándole el lugar donde hemos quedado-finalizó diciendo Hiren.
El rubio se levantó y observó como un par de personas sospechosas los vigilaban.
-Esos dos me han seguido desde mi llegada a aquí. Creo que tendremos que interrogarlos-dijo animado Hiren, crujiéndose los nudillos.-En el caso de que nos separemos te espero en la tienda de material de arqueología en las afueras de la ciudad-.Volvió a dirigir la vista hacia los sospechosos y echó a andar hacia ellos, pero al poco tiempo de verlo a él dirigirse a su posición se fueron corriéndo por unos callejones.
-Tenemos que capturar a esos antes de ir a ningún sitio-indicó Hiren.
Se quitó la túnica, que no era más que un impedimento para correr. Debajo llevaba la típica indumentaria revolucionaria; pantalones color marrón, camisa blanca, capa color oscura y botas negras. Inició la persecución, adentrándose en los callejones de la ciudad. Nuevamente estaba fuera de la zona rica, por lo que se mantenía en guardia y alerta. Vio a una de las presas girar en un callejón a la izquierda, así que lo siguió sin demora. Justo cuando dobló la esquina un arma de color negro lo golpeó en pleno estómago. Hiren escupió una gran muestra de saliva y se cayó al suelo, dolorido por el golpe. El hombre que sujetaba el arma lo miraba sonriendo, como si lo hubiera vencido.
-El cazador cazado, tremenda ironía-se jactaba mientras preparaba un nuevo golpe. Hiren estuvo ágil y rodo hacia un lado, para poco después soltarle una patada en plena rodilla, haciéndolo caer al suelo. Hiren se acercó y sacó su estoque, poniéndoselo en el corazón mientras con la mano izquierda apuntaba a su cara.
-Ya estás cantando lo que pasa. Puedes elegir una muerte rápida en el corazón o morir lentamente ahogado en petróleo, sintiéndo como el líquido se introduce por el interior de tu cuerpo.
Ante aquella amenaza el hombre comenzó a llorar desconsolado, tratándo de darle una explicación decente.
-Nos ha pagado la mafia Kirena para observaros, de verdad, no se nada más-decía una y otra vez. Aquella aclaración no contentaba a Hiren, que lo miraba desconfiado.
-Claro, y el arma de Kairoseki supongo que te la han dejado, ¿verdad? Tu eres un asesino e ibas a matarnos. Nada de medias tintas, si te dejo vivo pagaré más tarde-.
Antes de que el hombre pudiese decir nada fue atravesado en el corazón, un corte limpio y fino. La sangre salió impulsada varios metros delante de él, y de no ser por que Hiren estuvo hábil para apartarse hubiera quedado bañado completamente. "Creo que es hora de ir al lugar indicado". Recorrió los numerosos callejones y llegó a parar a la calle principal, abarrotada de mercaderes, carromatos con vendedores y de clientes que discutían a gritos el precio de las mercancías. Hiren se mezcló con el gentío, tratando de no llamar demasiado la atención, pero la gente se apartaba a su paso, como si se olieran quien era. "Es algo normal, al fin y al cabo tengo carteles de recompensa, pero espero que no avisen a las autoridades". Finalmente llegó a la tienda, vacia, como siempre. Entró a la habitación y un hombrecito canoso salió a su encuentro, ataviado con unas gafas que hacían sus ojos enormes y pareciera una especie de científico loco.
-Oh, pero si es mi buen amigo Hiren-dijo sonriendo el viejete, crujíendose la espalda con ambas manos.
-Necesito tu ayuda. Material de escalada para tres personas y aquella cajita de color marrón. Puedo pagarte bien-comentó arrojando una bolsa de berries encima de la mesa.
El anciano lo miró a los ojos, tratando de leer su mente.
-Ha llegado el momento entonces, ¿eh?-inquirió misteriosamente.-Solo espero que no mueras en la expedición, tu y yo podemos hacer grandes negocios juntos-terminó diciéndole mientras Hiren seguía observando la cajita de piedra, cerrada a cal y canto.
-No me mires, disimula, como si estuvieras haciendo otra cosa-indicó en primer lugar, mientras miraba hacia una de las lujosas casas. -Tu debes de ser Abyss, un compañero de trabajo. Puede haber micros por aquí, así que trataré de hablarte un poco en clave. Tenemos una tarea importante que hacer y necesitamos ir a una tienda a comprar el material necesario. Nada lujoso, simplemente equipo de escalada, unas cuantas cuerdas y algo de víveres, ya que estaremos encerrados en el corazón de la tierra unos cuantos días-. Hiren se levantó y le hizo una señal para que lo siguiera. -Parece que el otro tarda un poco más de la cuenta. No pasa nada, dejaremos aqui una nota indicándole el lugar donde hemos quedado-finalizó diciendo Hiren.
El rubio se levantó y observó como un par de personas sospechosas los vigilaban.
-Esos dos me han seguido desde mi llegada a aquí. Creo que tendremos que interrogarlos-dijo animado Hiren, crujiéndose los nudillos.-En el caso de que nos separemos te espero en la tienda de material de arqueología en las afueras de la ciudad-.Volvió a dirigir la vista hacia los sospechosos y echó a andar hacia ellos, pero al poco tiempo de verlo a él dirigirse a su posición se fueron corriéndo por unos callejones.
-Tenemos que capturar a esos antes de ir a ningún sitio-indicó Hiren.
Se quitó la túnica, que no era más que un impedimento para correr. Debajo llevaba la típica indumentaria revolucionaria; pantalones color marrón, camisa blanca, capa color oscura y botas negras. Inició la persecución, adentrándose en los callejones de la ciudad. Nuevamente estaba fuera de la zona rica, por lo que se mantenía en guardia y alerta. Vio a una de las presas girar en un callejón a la izquierda, así que lo siguió sin demora. Justo cuando dobló la esquina un arma de color negro lo golpeó en pleno estómago. Hiren escupió una gran muestra de saliva y se cayó al suelo, dolorido por el golpe. El hombre que sujetaba el arma lo miraba sonriendo, como si lo hubiera vencido.
-El cazador cazado, tremenda ironía-se jactaba mientras preparaba un nuevo golpe. Hiren estuvo ágil y rodo hacia un lado, para poco después soltarle una patada en plena rodilla, haciéndolo caer al suelo. Hiren se acercó y sacó su estoque, poniéndoselo en el corazón mientras con la mano izquierda apuntaba a su cara.
-Ya estás cantando lo que pasa. Puedes elegir una muerte rápida en el corazón o morir lentamente ahogado en petróleo, sintiéndo como el líquido se introduce por el interior de tu cuerpo.
Ante aquella amenaza el hombre comenzó a llorar desconsolado, tratándo de darle una explicación decente.
-Nos ha pagado la mafia Kirena para observaros, de verdad, no se nada más-decía una y otra vez. Aquella aclaración no contentaba a Hiren, que lo miraba desconfiado.
-Claro, y el arma de Kairoseki supongo que te la han dejado, ¿verdad? Tu eres un asesino e ibas a matarnos. Nada de medias tintas, si te dejo vivo pagaré más tarde-.
Antes de que el hombre pudiese decir nada fue atravesado en el corazón, un corte limpio y fino. La sangre salió impulsada varios metros delante de él, y de no ser por que Hiren estuvo hábil para apartarse hubiera quedado bañado completamente. "Creo que es hora de ir al lugar indicado". Recorrió los numerosos callejones y llegó a parar a la calle principal, abarrotada de mercaderes, carromatos con vendedores y de clientes que discutían a gritos el precio de las mercancías. Hiren se mezcló con el gentío, tratando de no llamar demasiado la atención, pero la gente se apartaba a su paso, como si se olieran quien era. "Es algo normal, al fin y al cabo tengo carteles de recompensa, pero espero que no avisen a las autoridades". Finalmente llegó a la tienda, vacia, como siempre. Entró a la habitación y un hombrecito canoso salió a su encuentro, ataviado con unas gafas que hacían sus ojos enormes y pareciera una especie de científico loco.
-Oh, pero si es mi buen amigo Hiren-dijo sonriendo el viejete, crujíendose la espalda con ambas manos.
-Necesito tu ayuda. Material de escalada para tres personas y aquella cajita de color marrón. Puedo pagarte bien-comentó arrojando una bolsa de berries encima de la mesa.
El anciano lo miró a los ojos, tratando de leer su mente.
-Ha llegado el momento entonces, ¿eh?-inquirió misteriosamente.-Solo espero que no mueras en la expedición, tu y yo podemos hacer grandes negocios juntos-terminó diciéndole mientras Hiren seguía observando la cajita de piedra, cerrada a cal y canto.
Baozar
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
No tendría que haberse mezclado con los revolucionarios, pero su interés por la historia era aun mayor que su preocupación, su afán por ayudar a personas en el camino le había retrasado, esperaba que sus contactos no hubieran partido sin él. Con una túnica harapienta, sus cartucheras y un bastón el viejo parecía un mendigo más de la ciudad.
Cuando llego a la ciudad Inaga se dirigió al punto de encuentro, una plaza con la figura de una mujer sujetando un látigo sometiendo a un par de tigres, que se tumbaban delante de ella mostrándole sus fieros colmillos. Pero lo único que vio fue como dos hombres hablaban entre ellos como susurrando, posteriormente uno de se quito la túnica dejando ver unos pantalones color marrón, camisa blanca, capa color oscura y botas negras, acto seguido salió corriendo detrás de un hombre con pintas sospechosas. El monje decidió seguirlo por lo que transformo su cuerpo en cuarzo cristalino, perfecto para que nadie le viera. Vio como el joven al doblar una esquina era alcanzado por un golpe que hizo que este cayera al suelo, en silencio escucho su conversación y observo cómo le clavaba la espada en el corazón.
El monje recurrió a toda su agilidad para seguir al joven pues sabia mezclarse entre la gente, al final llego a una tienda de arqueología. Inaga decidió entrar y presentarse, no sabía cómo lo recibiría así que estaría alerta de los posibles movimientos del joven. Entro cojeando en la tienda, para dar un aspecto aun más humilde, al entrar se dirigió hacia el joven.
Disculpa joven, eh llegado tarde, pero tenía que reunirme en esta ciudad con unas personas en el mismo lugar del que acabas de salir, ¿sabes algo de ello?
Dijo mostrando en su mano la carta que le habían dado para reunirse con los revolucionarios.
[off perdona por el retraso no volvera a suceder!]
Cuando llego a la ciudad Inaga se dirigió al punto de encuentro, una plaza con la figura de una mujer sujetando un látigo sometiendo a un par de tigres, que se tumbaban delante de ella mostrándole sus fieros colmillos. Pero lo único que vio fue como dos hombres hablaban entre ellos como susurrando, posteriormente uno de se quito la túnica dejando ver unos pantalones color marrón, camisa blanca, capa color oscura y botas negras, acto seguido salió corriendo detrás de un hombre con pintas sospechosas. El monje decidió seguirlo por lo que transformo su cuerpo en cuarzo cristalino, perfecto para que nadie le viera. Vio como el joven al doblar una esquina era alcanzado por un golpe que hizo que este cayera al suelo, en silencio escucho su conversación y observo cómo le clavaba la espada en el corazón.
El monje recurrió a toda su agilidad para seguir al joven pues sabia mezclarse entre la gente, al final llego a una tienda de arqueología. Inaga decidió entrar y presentarse, no sabía cómo lo recibiría así que estaría alerta de los posibles movimientos del joven. Entro cojeando en la tienda, para dar un aspecto aun más humilde, al entrar se dirigió hacia el joven.
Disculpa joven, eh llegado tarde, pero tenía que reunirme en esta ciudad con unas personas en el mismo lugar del que acabas de salir, ¿sabes algo de ello?
Dijo mostrando en su mano la carta que le habían dado para reunirse con los revolucionarios.
[off perdona por el retraso no volvera a suceder!]
desde mi escondite bajo la banca pude ver como se alejaba aquel sujeto, y al verle des de ese angulo pude reconocer que se trataba de un miembro de la armada, ahora salir era el problema era un lugar concurrido y como ya había mencionado era importante que no llamara la atención, tras unos minutos encontré el momento oportuno y salí de mi escondite, ya afuera miré a lo lejos y me dí cuenta que mi compañero de bando se había encontrado con uno de nuestros contactos piratas, una buena noticia, por lo que bien cubierto me limité a alcanzarlos pero sin prisas, no creí que llegaran muy lejos, antes de alcanzarlos noté que el chico de antes estaba en guardia sin duda había detectado algún peligro, y como era de esperarse comenzó a alejarse a con destacable destreza, les seguí con la mirada manteniendo la suficiente distancia como para no perderles de vista, lo cual no era un gran desafío para mi entrenada vista de tirador, siempre y cuando les tuviera a la vista, al fin la carrera terminó, un tipo le frenó en seco de un sorpresivo golpe, pensé en ir en su auxilio pero aun era muy pronto para despojarme de mi capa y dejar ver mi extravagante atuendo, así que le dí un voto de fe, grato fue ver como enseguida se reponía y asesinaba a su perseguidor de una certera estocada, suspire de alivio y seguí caminando hacia él hasta alcanzarle, poco a poco me fui acercando a su posición, y me fue aun mas sencillo cuando le vi entrar a una tienda de arqueología, seguro llegaría hasta ahí antes que acabara sus compas sin necesidad de acelerar el paso, ya solo me quedaban unos metros cuando la puerta se abrió, pero no ví a nadie salir, solo un reflejo del sol que me dio en la cara, llegué a la puerta y al ingresar pude distinguir frente a mi un cuerpo de algún material transparente y cristalino, me sorprendió mucho y por instantes creí que se trataba de una estatua de cristal de tamaño real. Entonces esta formación translucida comenzó a hablar y a través de el pude ver al hábil revolucionario que había estado siguiendo.
¿¡HOMBRE ESTA COSA TRANSPARENTE HABLÓ!?
Pregunté un poco exaltado, para luego relajarme en base a la posibilidad que se tratara de un sujeto que halla adquirido esa habilidad tras probar el fruto de belcebú. inmediatamente mi cerebro se remontó a la noche anterior, recordando los informes que había leído con los expedientes de aquellos que nos acompañarían en esta enriquecedora cruzada.
a ya sé!, ¿tu debes ser Inaga verdad?... leí sobre ti... eres un hombre de cuarzo, pues ya estas entre amigos no debes seguir usando esa forma tan furtiva, luego me voltee hacia mi compañero revolucionario... y tu debes ser Hiren!, mucho gusto a ambos, mi nombre es Jack Illorian, miembro de la armada revolucionaria.
no sabía si en la base de la armada habían instruido a Hiren sobre mis identidades falsas, un bien muy preciado para los ideales de la revolución, así que por si las dudas me acerqué al mismo y con un discreto susurro le dije cual era mi verdadero nombre aclarando que si necesitaba respuesta se las daría en privado más adelante. Luego me acerqué al mostrador y dejé algunos berries sobre la mesa.
bueno, un equipo más, según veo mi compañero ordenó tres pero con nuestro contando a nuestro otro colaborador llamado Abyss seremos 4 exploradores en total.
luego froté mis manos con euforia y ansia para luego volver con mis compañeros de expedición, dispuesto a conocerlos mejor y de paso tantear los ánimos.
¿¡HOMBRE ESTA COSA TRANSPARENTE HABLÓ!?
Pregunté un poco exaltado, para luego relajarme en base a la posibilidad que se tratara de un sujeto que halla adquirido esa habilidad tras probar el fruto de belcebú. inmediatamente mi cerebro se remontó a la noche anterior, recordando los informes que había leído con los expedientes de aquellos que nos acompañarían en esta enriquecedora cruzada.
a ya sé!, ¿tu debes ser Inaga verdad?... leí sobre ti... eres un hombre de cuarzo, pues ya estas entre amigos no debes seguir usando esa forma tan furtiva, luego me voltee hacia mi compañero revolucionario... y tu debes ser Hiren!, mucho gusto a ambos, mi nombre es Jack Illorian, miembro de la armada revolucionaria.
no sabía si en la base de la armada habían instruido a Hiren sobre mis identidades falsas, un bien muy preciado para los ideales de la revolución, así que por si las dudas me acerqué al mismo y con un discreto susurro le dije cual era mi verdadero nombre aclarando que si necesitaba respuesta se las daría en privado más adelante. Luego me acerqué al mostrador y dejé algunos berries sobre la mesa.
bueno, un equipo más, según veo mi compañero ordenó tres pero con nuestro contando a nuestro otro colaborador llamado Abyss seremos 4 exploradores en total.
luego froté mis manos con euforia y ansia para luego volver con mis compañeros de expedición, dispuesto a conocerlos mejor y de paso tantear los ánimos.
Steve
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
El hombre salió corriendo tras decir algo de que lo seguían, yo simplemente me fije como iban varios tras aquel hombre, mientras me rascaba la cabeza y me preguntaba a mi mismo donde estaría la tienda de arqueología. Suspire y me puse a buscar la tienda, esperando tener suerte en mi búsqueda y de paso investigando un poco mas aquella isla.
El lugar estaba demacrado, no había ni un solo edificio en el que la pintura hubiese caído por el tiempo o las condiciones atmosféricas, se notaba que no era un lugar para gente sin dinero, pues mientras atravesaba el barrio más pobre, la gente se agarraba a mi túnica, suplicando por una mísera moneda, les ignore y seguí buscando una tienda con artículos de arqueología.
Al cabo de veinte minutos y varias vueltas, encontré lo que podría llamarse como tienda de arqueología, así que fui a la puerta y abrí esta con parsimonia, haciendo que las bisagras rechinaran por la falta de aceite y vi a tres hombres de pie delante del mostrador y otro bajito, con gafas, calvo y cabezón, dándole un extraño aspecto al hombre que regentaba el lugar.
Yo me acerque a los hombres que eran mis compañeros y poniéndome una mano tras la cabeza, y una tranquilidad pasmosa al hablar, me dirigí a ellos
-Siento llegar tarde, es lo que tiene al salir corriendo casi sin avisar. Bueno ¿Cuál es nuestro nuevo movimiento?-Pregunte mientras esperaba una respuesta.
El lugar estaba demacrado, no había ni un solo edificio en el que la pintura hubiese caído por el tiempo o las condiciones atmosféricas, se notaba que no era un lugar para gente sin dinero, pues mientras atravesaba el barrio más pobre, la gente se agarraba a mi túnica, suplicando por una mísera moneda, les ignore y seguí buscando una tienda con artículos de arqueología.
Al cabo de veinte minutos y varias vueltas, encontré lo que podría llamarse como tienda de arqueología, así que fui a la puerta y abrí esta con parsimonia, haciendo que las bisagras rechinaran por la falta de aceite y vi a tres hombres de pie delante del mostrador y otro bajito, con gafas, calvo y cabezón, dándole un extraño aspecto al hombre que regentaba el lugar.
Yo me acerque a los hombres que eran mis compañeros y poniéndome una mano tras la cabeza, y una tranquilidad pasmosa al hablar, me dirigí a ellos
-Siento llegar tarde, es lo que tiene al salir corriendo casi sin avisar. Bueno ¿Cuál es nuestro nuevo movimiento?-Pregunte mientras esperaba una respuesta.
pannini69
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
El venerable anciano retiró todos los enseres que se encontraban encima de la mesa de su despacho. Sacó un mapa de un tubo de cartón y lo extendió en la mesa. Puso en las esquinas varias piedras para que no se doblara y mantuviera la forma extendida. Una vez se aseguró de que no se replegaría se dispuso a contarles el plan a los allí presentes.
-Nosotros estamos aquí-dijo señalando a la ciudad en el vasto mapa, formado en su mayoría por arena del desierto-. -Vosotros tenéis que llegar a este lugar, bastante alejado de aquí, por lo que tendréis que atravesar tormentas de arena y otros peligros de la naturaleza, sin contar, claro está, a los peligros que representa la raza humana- sonrió afablemente- podéis ir como queráis, pero yo os recomiendo un barco de arena.
Hiren se quedó sorprendido por la declaración y trató de procesar la información recibida. ¿"Un barco de arena?
-Nuevos tiempos, nuevas tecnologías-dijo el abuelete, observando la cara de incrédulo del revolucionario. -Si queréis contratar un barco de estos, tendréis que dirigiros a las afueras de la ciudad y buscar a la vieja y la puta.
-Gracias por todo, viejo. Te prometo una importante comisión por prestarnos tamañá ayuda-agradeció mientras realizaba una reverencia. Hiren se dirigió hacia la puerta, con todo el material de escalada en un saco, pero cuando fue a abrir el pomo de la puerta se dio media vuelta para hablar nuevamente con el anciano. -Necesito una cosa más; esa caja. Ambos sabemos que puede sernos de utilidad, y aunque no sepamos como abrirla puede que donde vamos obtengamos información para resolver el misterioso contenido de la cajita, ¿te parece bien?
El anciano ni siquiera respondió. Realizó un par de aspavientos con la mano y le indicó que se la llevara. Hiren salió de la tienda, llendo a parar a un infierno de color marrón, donde el sol penetraba la atmósfera tan violentamente que quemaba las pieles de los hombres. Se cubrió como buenamente pudo todas las partes de su cuerpo y gesticuló al resto de compañeros para que lo siguieran.
-Vamos, tenemos que salir con la luz del día.
Por la posición del sol calculaba que debían de ser casi media tarde, aunque el sol estaba tan oblicuo que de hallarse perdido en medio del desierto no lo hubiera adivinado nunca. El calor comenzaba a disminuir y unas ráfagas de viento se colaban por las calles de la ciudad, formando un efecto túnel que, más que resultar refrescante, hería a los ojos y las pieles al transportar diminutos granos de arena.
Tras veinte minutos de marcha llegó finalmente a las afueras. Había muchas tabernas juntas, pero destacaba una por su aspecto ruinoso y desastrado. Hiren empujó la puerta y entró en su interior.
-Busco a la vieja y la puta-pregonó el revolucionario.
Los parroquianos lo miraron mal, mientras que otros soltaron una risotada. Una mujer acudió de detrás de la barra junto a una chica joven, y al estar cerca de Hiren le soltaron un guantazo cada una.
-Nunca faltes a una mujer-dijo enfadada la mayor.
-Es el nombre que me han indicado, no era mi propósito, señoritas-guiñó un ojo a la más joven. -Me han dicho que vosotras podéis proporcionarme un barco para salir de la ciudad. No se como funciona, pero nos urge abandonarla este mismo día-declaró Hiren.
La mayor estuvo a punto de hablar para ponerle precio, pero la chiquilla (de unos veinte años aproximadamente) se acercó primero y entabló conversación.
-El precio eres tú-indicó gentilmente.
La chica agarró la mano del muchacho y se lo llevó escaleras arriba. Hiren echó un vistazo rápido hacia atrás para decirle una cosa a la mujer.
-Dile a mis compañeros que esperen aquí mismo. Partiremos en una hora-sonrió felizmente mientras seguía a la chiquilla de sonrisa traviesa.
-Nosotros estamos aquí-dijo señalando a la ciudad en el vasto mapa, formado en su mayoría por arena del desierto-. -Vosotros tenéis que llegar a este lugar, bastante alejado de aquí, por lo que tendréis que atravesar tormentas de arena y otros peligros de la naturaleza, sin contar, claro está, a los peligros que representa la raza humana- sonrió afablemente- podéis ir como queráis, pero yo os recomiendo un barco de arena.
Hiren se quedó sorprendido por la declaración y trató de procesar la información recibida. ¿"Un barco de arena?
-Nuevos tiempos, nuevas tecnologías-dijo el abuelete, observando la cara de incrédulo del revolucionario. -Si queréis contratar un barco de estos, tendréis que dirigiros a las afueras de la ciudad y buscar a la vieja y la puta.
-Gracias por todo, viejo. Te prometo una importante comisión por prestarnos tamañá ayuda-agradeció mientras realizaba una reverencia. Hiren se dirigió hacia la puerta, con todo el material de escalada en un saco, pero cuando fue a abrir el pomo de la puerta se dio media vuelta para hablar nuevamente con el anciano. -Necesito una cosa más; esa caja. Ambos sabemos que puede sernos de utilidad, y aunque no sepamos como abrirla puede que donde vamos obtengamos información para resolver el misterioso contenido de la cajita, ¿te parece bien?
El anciano ni siquiera respondió. Realizó un par de aspavientos con la mano y le indicó que se la llevara. Hiren salió de la tienda, llendo a parar a un infierno de color marrón, donde el sol penetraba la atmósfera tan violentamente que quemaba las pieles de los hombres. Se cubrió como buenamente pudo todas las partes de su cuerpo y gesticuló al resto de compañeros para que lo siguieran.
-Vamos, tenemos que salir con la luz del día.
Por la posición del sol calculaba que debían de ser casi media tarde, aunque el sol estaba tan oblicuo que de hallarse perdido en medio del desierto no lo hubiera adivinado nunca. El calor comenzaba a disminuir y unas ráfagas de viento se colaban por las calles de la ciudad, formando un efecto túnel que, más que resultar refrescante, hería a los ojos y las pieles al transportar diminutos granos de arena.
Tras veinte minutos de marcha llegó finalmente a las afueras. Había muchas tabernas juntas, pero destacaba una por su aspecto ruinoso y desastrado. Hiren empujó la puerta y entró en su interior.
-Busco a la vieja y la puta-pregonó el revolucionario.
Los parroquianos lo miraron mal, mientras que otros soltaron una risotada. Una mujer acudió de detrás de la barra junto a una chica joven, y al estar cerca de Hiren le soltaron un guantazo cada una.
-Nunca faltes a una mujer-dijo enfadada la mayor.
-Es el nombre que me han indicado, no era mi propósito, señoritas-guiñó un ojo a la más joven. -Me han dicho que vosotras podéis proporcionarme un barco para salir de la ciudad. No se como funciona, pero nos urge abandonarla este mismo día-declaró Hiren.
La mayor estuvo a punto de hablar para ponerle precio, pero la chiquilla (de unos veinte años aproximadamente) se acercó primero y entabló conversación.
-El precio eres tú-indicó gentilmente.
La chica agarró la mano del muchacho y se lo llevó escaleras arriba. Hiren echó un vistazo rápido hacia atrás para decirle una cosa a la mujer.
-Dile a mis compañeros que esperen aquí mismo. Partiremos en una hora-sonrió felizmente mientras seguía a la chiquilla de sonrisa traviesa.
Contenido patrocinado
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
- Sombras en el desierto (Privado Grupal) (Kazuya, Akai, Hiren, Dacren y Altair)
- [privado](deivid y nocturne)un implante fuera de lo común
- Tesoro en la isla rebelde! (Rol Moderado) (Jallial, Ikaru y Altair)
- Reunión Movidita. 3/3 (Gildarts, Dexter y Hiren) (Privado)
- Juegos de azar y mujerzuelas! [Privado (Deivid-aun no se)]
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.