Empieza la acción [Prv. Austin e Iro]

Aún no me había alistado en ninguna banda revolucionaria, no se como lo hacía que no encontraba ninguna, debería de buscar más y que mejor lugar que en Desrossa, un lugar lleno de cualquier cosa. Habían pasado ya varios meses del torneo ese donde participé, no gané mucha cosa, solo diversión, pero gracias a ello ya me sabía algunos pasadizos por donde aparecer y liar una buena en poco tiempo y que mejor que liberando a los prisioneros que tenían en los niveles bajos.

Había escuchado que allí tenían presos a muchos guerreros y que la única condición que tenían para salir era que tenían que ganar 100 combates, menuda barbaridad, ¿quien leches hizo eso? Porque se iba a enterar. Llegué a la isla de la misma forma que la otra vez, en un barco pesquero. Al conocer al hombre, fue fácil que accediera a llevarme. Tras llegar, al saber el camino, llegué al coliseo rápidamente. Antes de colarme miré a todos lados, estaba lleno de gente, iba a ser difícil acceder sin que me viesen.

De repente abrieron la puerta principal, salió una chica como la última vez, no sabía si se iba a realizar otro torneo, pero me daba igual, era la única forma de entrar y no la iba a desaprovechar. Me acerqué a esa chica y le pregunté que se iba a hacer dentro del coliseo, éste me explicó que necesitaban gente para un mini torneo, donde la gente podía ganar un premio que para mi no tenía importancia, ni me importaba tenerlo o no, pero era la mejor opción para poder entrar. Le dije a la chica que me apuntaba, en ese momento me dio una pegatina y me invitó a entrar, la cosa estaba chupada. Entré con un paso lento y con mi arma cogida con la mano derecha.

Estaba a punto de entrar, había algo queme había llamado mi atención. Miré a mi derecha, había visto un grupo de personas "obligadas mediante lanzas a moverse a un sitio. Me fijé en sus vestimentas y no parecía que eran paisano ni tampoco gente de otras tierras de viaje o algo, más bien parecían esclavos o algo parecido y era lo mismo que estaba buscando yo. Salí del coliseo, la chica me dijo que el torneo estaba a punto de empezar, no la hice caso, me salí de allí y me escondí para ver donde iban.

Tras hacerlo vi que se iban por una puerta muy rara, una puerta única, ya que las demás eran puertas de establecimientos o casas. Cuando entraron yo fui adelante con el plan, que era rescatar a esos esclavos, no me parecía bien aquello que estaban haciendo. e acerqué a la puerta, estaba cerrada ¿acaso se necesitaba alguna llave o algo? Me aparté un poco, cogí mi vara con las dos manos y de un golpe directamente al mecanismo de la cerradura, la destrocé.

Habían pasado 5 minutos desde que esos tipos habían bajado por esas puertas. Bajé con sigilo yo también. Todo el camino estuve pensando en si tendría algún combate con alguien o algo, antes había visto un tipo muy raro delante de esos esclavos, ¿sería él el comandante de esa misión? Pronto lo iba a ver.