Esta vez el destino me había llevado a Galuna. Una preciosa isla en NorthBlue, sus playas blancas y la selva. Era un buen lugar para perderse un tiempo y olvidarse del mundo. Sus gentes parecían agradables, pero algo tímida. Era una isla con encanto y misterio, se contaban historias de la montaña en el norte. Gente que va y no vuelve jamás, se van a una aventura y nada más se supo de ellos. Cualquiera ve algo malo, pero yo siempre decía que si se quedaban seria por algo. Yo no me creía la leyenda, seguramente solo eran unos acantilados peligrosos y montañeros descuidados.
Lo primero era lo primero, tenía que asegurarme que no había ninguna presa potencial en la isla. Me informé con lugareños, carteles, los cuerpos de seguridad y la marina. Parecía que la isla era más tranquila que una guardería a la hora de la siesta. No tenía nada que hacer, ni un pirata, ni un revolucionario, ni siquiera un ciudadano que se haya metido en asuntos sucios. Solo podía disfrutar de la isla hasta que saliera el barco de la mañana siguiente, pero la isla no tenía nada demasiado entretenido. Solo podía irme a la playa a tostarme al sol, sudando y sufriendo quemaduras en mi piel. No. También podría haberme asegurado de que la leyenda de la montaña era falsa, pero para ver cadáveres me voy al reino Lvneel, que ejecutan a la gente por una mentirijilla de nada. En mi desesperación del aburrimiento me dio por gritar, “¿Qué hay que hacer aquí para divertirse?”, todo los que me escucharon me miraron mal. No les gustó nada.
Por dios, como se me pudo olvidar. No había probado la cerveza del lugar. Un lugar así segura que tenía una receta especial, con alguna baya que solo crece aquí o algo por el estilo. Con esto fácilmente podría matar el tiempo hasta la noche y con suerte, si la cerveza era buena, podría aguantar la borrachera hasta la hora de llegada del barco. Entré en la primera taberna que vi, vacía. Me senté en la barra y le pedí al camarero la mejor cerveza del lugar mientres charlaba con él.
Lo primero era lo primero, tenía que asegurarme que no había ninguna presa potencial en la isla. Me informé con lugareños, carteles, los cuerpos de seguridad y la marina. Parecía que la isla era más tranquila que una guardería a la hora de la siesta. No tenía nada que hacer, ni un pirata, ni un revolucionario, ni siquiera un ciudadano que se haya metido en asuntos sucios. Solo podía disfrutar de la isla hasta que saliera el barco de la mañana siguiente, pero la isla no tenía nada demasiado entretenido. Solo podía irme a la playa a tostarme al sol, sudando y sufriendo quemaduras en mi piel. No. También podría haberme asegurado de que la leyenda de la montaña era falsa, pero para ver cadáveres me voy al reino Lvneel, que ejecutan a la gente por una mentirijilla de nada. En mi desesperación del aburrimiento me dio por gritar, “¿Qué hay que hacer aquí para divertirse?”, todo los que me escucharon me miraron mal. No les gustó nada.
Por dios, como se me pudo olvidar. No había probado la cerveza del lugar. Un lugar así segura que tenía una receta especial, con alguna baya que solo crece aquí o algo por el estilo. Con esto fácilmente podría matar el tiempo hasta la noche y con suerte, si la cerveza era buena, podría aguantar la borrachera hasta la hora de llegada del barco. Entré en la primera taberna que vi, vacía. Me senté en la barra y le pedí al camarero la mejor cerveza del lugar mientres charlaba con él.
La cerveza no estaba mal, pero no era nada especial. Estaba un poco más malteada que la mayoría pero eso no la hace mejor. Era buena y toda cerveza se disfruta. El camarero no daba mucha conversación y la gente de la taberna parecía un poco desconfiada de los forasteros. El aburrimiento me invadía. Estábamos la jarra y yo solos, ella nunca me falla.
Me puse de espalda a la barra para ver que se cocía detrás de mí. Vi un grupo de marineros, al borracho del pueblo, un hombre con dos mujeres de reputación dudosa. Lo que me llamó la atención fue un extraño “bicho”, una especie de pájaro que nunca había visto. De repente me di cuenta de que el que parecía su dueño me estaba mirando. Me sobresalté y me di la vuelta. Por su ropa y su expresión corporal pensé que era una persona importante. Alguien poderoso, ¿me miraba por algo o solo me vio analizando a su pájaro? No sabía si tendría un problema. Para evitar peleas innecesarias pague mi cerveza, la terminé y salí de la taberna.
Me puse de espalda a la barra para ver que se cocía detrás de mí. Vi un grupo de marineros, al borracho del pueblo, un hombre con dos mujeres de reputación dudosa. Lo que me llamó la atención fue un extraño “bicho”, una especie de pájaro que nunca había visto. De repente me di cuenta de que el que parecía su dueño me estaba mirando. Me sobresalté y me di la vuelta. Por su ropa y su expresión corporal pensé que era una persona importante. Alguien poderoso, ¿me miraba por algo o solo me vio analizando a su pájaro? No sabía si tendría un problema. Para evitar peleas innecesarias pague mi cerveza, la terminé y salí de la taberna.
Tras salir de la taberna decidí buscar un sitio para alojarme hasta que llegara el barco de la mañana siguiente. Llevaba el paso acelerado, realmente me había asustado con ese hombre del pájaro raro. ¿Qué quería de mí? No era nada agradable sentirse acechado. Más de una vez miré si me seguía pero no le vi nadie. No conocía la ciudad y estaba nervioso, ni siquiera sabía por dónde iba. Me metía por un callejón sin salida, iba como un caballo sin antojeras. Escuche una voz, "Vaya... así que te estabas fijando en mi mascota...¿no?". Tragué saliva, era el hombre de la taberna. Parece que no le gustó que mirara de esa forma a su “mascota”, y estaba encerrado. Soy estúpido. No sabía que decir para librarme de una paliza, aunque puede que me equivoque. Quizás no es nadie, un tío elegante con una mascota rara. No tenía que ser ningún asesino psicópata, ni un mafioso al que no le gustara que yo llegara a la isla. Puede que fuera un rico excéntrico con ganas de una aventura de pueblo. Lo único que podía hacer era ser amable y rezar por que con eso baste.
-Siento haberlo mirado mucho, pero es un bonito animal. Parece muy exótico.
-Siento haberlo mirado mucho, pero es un bonito animal. Parece muy exótico.
El extraño hombre que me seguía se quedó mirándome, acariciaba a su mascota. Fijándome mejor vi que el extraño animal era más extraño de lo que pensaba. Solo tuvo que decir que no era un animal para que mi cabeza empezara a dar vueltas, si no era una animal, ¿Qué era?
-Exacto, no soy un animal, ¡Y puedo hablar!, así que también te entiendo, ten cuidado conmigo
¿La mascota había hablado? Era imposible. No sabía cómo era eso posible. Mi aventura había empezado poco tiempo antes y aun no sabía la existencia de frutas que otorgaran habilidades especiales. Por lo tanto aquellos para mí sería algún tipo de brujería o ciencia que se practicara más allá de RedLine. Fíjate lo confundido que estaba que me quedé completamente en blaco.
-Bueno...¿Adónde te diriges viajero? ¿Qué es lo que haces aquí?- el hombre me sacó de la nada de mi mente.
- Eh… mañana salgo en el primer barco de la mañana. Vine en busca de alguna recompensa pero esto parece demasiado tranquilo. Eh…me tengo que ir, Adiós- salí del callejón con prisa, la cabeza agachada y tapándome un poco la cara haciendo que me rascaba.
-Exacto, no soy un animal, ¡Y puedo hablar!, así que también te entiendo, ten cuidado conmigo
¿La mascota había hablado? Era imposible. No sabía cómo era eso posible. Mi aventura había empezado poco tiempo antes y aun no sabía la existencia de frutas que otorgaran habilidades especiales. Por lo tanto aquellos para mí sería algún tipo de brujería o ciencia que se practicara más allá de RedLine. Fíjate lo confundido que estaba que me quedé completamente en blaco.
-Bueno...¿Adónde te diriges viajero? ¿Qué es lo que haces aquí?- el hombre me sacó de la nada de mi mente.
- Eh… mañana salgo en el primer barco de la mañana. Vine en busca de alguna recompensa pero esto parece demasiado tranquilo. Eh…me tengo que ir, Adiós- salí del callejón con prisa, la cabeza agachada y tapándome un poco la cara haciendo que me rascaba.
El extraño hombre me taponó la salida, se quedó mirándome unos segundo fijo en mis ojos. Ahora estábamos muy cerca, a un par de pasos. Si era hostil estaría en posición de atacarme. pero no lo hizo, por lo menos de momento. Solo me habló: "Vaya, entonces doy por hecho que eres un cazarrecompensas...¿Verdad?", no le contesté y mantuve su mirada. El miedo no me dejó zafarme de la situación. en otra situación me podría escapar con mi labia, pero este no era un ladrón cualquiera. Por su ropa, su extraña mascota y su seguridad al acorralar a alguien, este debía ser alguien fuerte. "Entonces yo no debería tener que cazarte, ni de hecho tener ningún negocio en contra de ti... pero tengo ganas de probar tu fuerza". ¿Probar mi fuerza, a qué e refería?. La mascota salió volando, vaya algo más que no sabía. Nos quedamos él y yo solos, "¿Entonces, deberíamos divertirnos?". Eso no era nada bueno y coloqué la mano en la empuñadura de mi espada preparándome para lo peor.
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