La luna, la sombra y el bufón

Caminé por la calle principal, saludé al hombre con gorra en la esquina de la panadería y el del bastón al final, casi llegando a puerto. Cogí el paseo marítimo hacia la derecha, pasé cinco calles y volví a torcer a la derecha. A dos calles estaba el bar "Grecia" al cual entré sin saludar a nadie, me senté en la barra y pedí un tequila con naranja, tras jugar con el baso, sin beber una sola gota, le dí un mordisco a la naranja y me fui hacia los baños, una vez entras al pasillo, te encuentras con tres puertas, la de mujeres, la de hombres y el almacén, si picas tres veces de forma lenta y pausada a la puerta del almacén te abre un hombre corpulento, con toda la pinta de almorzar huesos humanos con la leche el cual te mira de arriba a bajo y te dice -¿Qué quieres?- A lo que tú tienes que contestar -Mear...- El hombre con más músculos que hilos de tela en su ropa te señalará la puerta correspondiente -Ese es el baño de hombres- Y con confianza has de replicar -Yo no soy ni hombre ni mujer, soy un caballero- En el caso de las mujeres tienen que decir lo mismo, machismo lingüístico supongo, pero la palabra "caballero" no hace referencia al hombre de estilo inglés y educado, si no con el yelmo y la espada, pues hace la referencia a "soldado". Tras la estúpida conversación el hombre te dejará pasar por la puerta del almacén, donde tras bajar unas escaleras te topas con una sala llena de cajas, sí, el almacén pero al final de este, en un pilar de cajas amontonadas hay dos hombres armados con pistolas, quienes te miran con los dedos acariciando el gatillo de su arma, uno de ellos extenderá la mano y tú le tienes que entregar "la carta". En mi caso era la del "As" de picas, una vez revisan la carta, mueven unas cuantas cajas y aparece otra puerta...

Esa es la forma que tienen los "Lister" de reunirse contigo, con pautas muy concretas y seguidas, el primer hombre al que tienes que saludar avisará por Den Den Mushi supongo, luego el segundo y así se van preparando hasta que entregas la carta, odio la parte del tequila, ya que aún que solo tienes que morder la naranja que no le pega ni con cola, el sabor de la bebida se impregna rápido y es bastante incómodo para alguien que no le gusta la mezcla...
Tras cruzar la última puerta, me encontraba en una sala con una pesa redonda, con seis sillas, de las cuales cuatro estaban ocupadas ya por personas muy variopintas, me senté en una de las sillas libres y esperé a que empezara la charla... Cuatro guardias rodeaban la mesa pero de pie, con la espalda en las paredes, tenían una Flintock y un cuchillo de caza en la cintura, eran soldados de los "Lister" la familia mafiosa que, había reunido aquí a varios mercenarios con renombre para un "golpe". No es la familia criminal que mejor me cae de Dark Home pero son fuertes y pagan bien... Eso es lo que piensan los demás, pero yo... O dios, no, yo no estaba aquí para ayudarles a ejecutar un golpe, mi objetivo era darles el golpe a ellos, llevo unos meses dando un nombre a conocer y por fin contactaron conmigo...

El objetivo no era otro que la subasta de esclavos que dominan en Dark Dome, la verdad es que saben moverse en ese ambiente, son los que tienen una gran participación de este negocio, lo que no saben es que yo, un fantasma del pasado iba a aprovechar toda la información para acabar con ellos... Deberían haber buscado mi cuerpo en aquella explosión, ahora ese error les costará la vida...
No iba a venir a cara descubierta, me habrían matado nada más verme, fui famoso en estas calles, por lo que llevaba puesto mi traje de batalla. Mi máscara de platino pegada a la cara con mis poderes. No llevaba armas, para estas reuniones no querían que las lleváramos para que no se les torciera el encuentro, pero no me hacen falta, nunca estoy desarmado...

Ya llevaba varios dias en Dark Dome, y ya había tenido que meterse en el papel. Si quería descubrir mas sobre aquella sospechosa ciudad tenia que convivir con ellos y hacerse pasar por uno más. Rhea busco un apartamento modesto que le permitiera vivir modestamente los dias que fuesen necesarios. Encontró uno que parecía estar bastante bien en el distrito de Fabricas, pero lo suficientemente cerca del distrito comercial.  El apartamento estaba en unas condiciones pésimas, pudiéndose respirar la humedad y ver perfectamente como vivían las cucarachas como si de una mansión se tratara. Bajo rápidamente en busca de algunos productos. Fue al puerto en búsqueda de algas, azúcar unos granos de arroz y un dispensador.
Después fue a un lugar tranquilo y con una piedra machaco las algas, el arroz y el azúcar, depositando la mezcla en el dispensador, una vez estos mezclados empezó a rociar la mezcla por toda la habitación con la esperanza de que estas desaparecieran. Mientras esperaba que el producto hiciera efecto se dirigió en búsqueda de trabajo.
Había varios bares que buscaban continuamente personas para trabajar, y era el lugar perfecto para la obtención de información, ya que es el lugar idóneo para los cotilleos; y donde la gente se pasa de copas y habla más de la cuenta.
No fue difícil encontrar un puesto en la barra del bar, porque una persona joven y sana que quisiera trabajar en un bar en aquel lugar no era el perfil mas facil de encontrar. Empezó el mismo día que encontró el trabajo, sirviendo copas. Al dueño le sorprendió lo rapido que este iba aprendiendo, ya que, aunque parecía algo patoso al principio; a las pocas horas ya se desenvolvía con total naturalidad. Una vez el oficio estaba aprendido podía destinar el tiempo y sus sentidos al entorno que lo rodeaba. Aunque no era un bar donde se pudiesen escuchar cosas muy descabelladas, sí había hombres que negociaban por elementos sospechosos y muchas peleas de borrachos que el compañero de seguridad paraba lo antes posible. A la hora de las cenas, aquello se convirtió en un caos; la gente trabajadora salía de sus trabajos y la mayoría se iban a un bar, llenando hasta la ultimo hueco. Fue una noche durísima donde no pudo obtener ningún tipo de información, pero presentía que algo interesante podría descubrir algún día.  Una vez estaban a punto de cerrar, Rhea se quedo un rato tomando algo con el dueño, aunque Rhea no bebía alcohol y esto sorprendió bastante al señor que llevaba el local.
-Bueno, me saldrás mas barato- comento mientras se reía, estando un poco perjudicado por la bebida.
La conversación se convirtió en un monologo de aquel hombre, que acabo contándole toda su vida, sus penas, alegrías, perdidas y victorias. Aunque era un bar humilde el hombre se ganaba la vida bastante bien, ya que su residencia se encontraba en pleno centro del Distrito Comercial y tenía algún bar mas del que se ocupaban sus hijos.  Tambien le comento algo cerca la trata de personas, y esto alarmo a Rhea. Siguió contándole historias y anécdotas a Rhea, aunque no eran de su interés, pero tenia que pretender que se llevaba bien con aquel hombre si quería indagar mas sobre la ciudad.
Saber que tratan y esclavizan a personas encendió todas las alarmas del albino. Sus sospechas empezaban a acercarse con la realidad, y como en esa ciudad se encargasen de vender esclavos a lo que era su antiguo “hogar”, aquella ciudad se convertiría en un objetivo para Rhea. Aunque este era consciente de sus habilidades, ya pensaría algún plan para interferir con alguna de las operaciones.
Después de aquello volvió a su apartamento, aunque aún había bastante vida en la ciudad, ya que al ser siempre de noche y mucha de la gente era pobre o humilde, no había mucha noción del tiempo. Una vez llego al apartamento vio que aquel producto había hecho efecto y pudo descansar unas horas para volver a primera hora al bar, la vida allí era muy dinámica y solo unos privilegiados podían dormir mas de 3 horas. El descanso fue breve pero saciante y con energia para un nuevo día.
Volvió al bar a servir los desayunos con normalidad esperando algún que otro rumor mientras servía cafés y tostadas.

Tras unos minutos esperando y aguantando la mirada de muchos antiguos compañeros mercenarios, llegó el sexto que faltaba, era un dolor de cabeza ese hombre, era rápido, fuerte, no podría hacer un ataque rápido contra todos estando él aquí presente por lo que decidí actuar más tarde. Los otros cuatro que rodeaban la mesa no estaban en mi liga cuando trabajaba, iban muy por debajo, no me interesaba para nada, eliminarlos no sería ni problema ni dilema, los guardias mucho menos, pero tendría que esperar por la sexta persona que seguramente se llevaría el trabajo, no tengo mucho renombre bajo mi máscara... Haciendo recuento eran, cuatro guardias, cuatro mercenarios y "El diente de Tierra" uno de los cuatro dientes "elementales" eran cuatro hermanos a cada cual peor, no quería enemistarme con los otros tres por acabar con este, aún no era el momento...

Minutos más tarde de la llegada del último mercenario, hizo acto de presencia uno de los "representantes" de la familia "Lister", Meg Long, un tipo de procedencia muy rara, se sabía poco de este hombre hasta que se hizo de los "Lister" pero rápido se hizo un nombre, si contáramos por niveles los rangos de la mafia, estos tienen diez rangos de poder siendo el uno el que lo controla todo, este estaría en el décimo, quizás noveno puesto, pero acabar con él ya sería un aviso de la tormenta que se les va a venir... Venia acompañado de otros dos hombres, sus guaridas, se quedó de pie mirando la mesa y empezó a hablar -Muy bien, iré al grano, no pienso entretenerme, se os contratará para una misión, tenéis que ir del punto A al punto B, la travesía es en barco, se os pagará por día, plus por trabajos bien hechos, no queremos llamar la atención, es simplemente un trabajo de protección ¿Estamos? Las condiciones son las de siempre, ni preguntas, ni respuestas, no queremos que habléis de más y cuanto menos sepáis mejor. El precio será el del paquete tres, los pluses del paquete dos- Los "paquetes" forma de llamar al dinero, son mejor dicho, nominas, le paquete tres está bien si no es un trabajo complicado, si hay que actuar está mal pagado... Hacía tiempo que no aceptaba un trabajo tan pobre, pero asentí para dar mi conformidad al trato -¿Paquete tres? Me retiro- Dijo el sexto, el "Diente de Tierra", cuando mencionó sus palabras, la sonrisa bajo mi máscara se hizo afilada. Puedes negarte, por eso aún no se han dicho planes, nombres o de que es el trabajo, pero con la reputación que tiene normal que se niegue a cobrar esa miseria por lo que no será algo tedioso...

Un nuevo día empezaba, con la esperanza de conseguir algo más de información sobre la ciudad, aquello solo acababa de comenzar. El día empezó con el jefe haciendo como si nada hubiese pasado, después de la chapa que había pegado la noche anterior. Tenía un largo día por delante, aunque algo cambio por completo el día. Unos hombres pasaban por allí para tomar algo, estos iban bastante trajeados. Al ver que el chico que estaba en la barra era muy eficaz, se acercaron a él.
- ¿Quieres ganar algo más, que en este trabajo de mierda mal pagado? Es muy facil solo tienes que hacer lo que te manden, si cumples tendrás un futuro en la isla. –
Al escuchar eso el viejo, fue rápidamente a encarar a aquellos tipos viendo que se iban a llevar a su gran trabajador, pero al ver las vestimentas se arrepintió rápidamente, además no tenían ningún pudor en esconder las pistolas.
-Acepto- Respondió Rhea con pocas palabras, al ver que tampoco era una gran idea contradecir a aquellos hombres, y no le apetecía un problema ahora mismo.
Después de pasar por toda la calle principal y llegar cerca del paseo marítimo, llegaron al bar “Grecia”. Los hombres empezaron a pasar por al medio de este hasta llegar a la puerta del almacén, que con un simple gesto dejaron pasar a aquellos hombres, y una vez al fondo del almacén había una mesa redonda con cinco personas sentadas. Antes de llegar allí los hombres que le habían reclutado, le avisaron que era simple, no tenia que hacer preguntas, solo escoltar a un barco y al final del recado recibiría una compensación. Rhea asintió con la cabeza.
Se acercaron a la mesa y dijeron que ya habían sustituido a la baja. Todo había sido muy rapido, pero ahora la situación era aquella, por la explicación de los hombres no parecía muy enrevesado. Había un hombre acompañado de dos hombres que parecía el que daba las instrucciones y se encargaba de la misión, de repente los aspirantes que iban a realizar la misión quedaron asombrados con la rapidez que habían tenido al substituir la baja.
Podían observar a un hombre con el pelo blanco y tatuajes en la cara que consistían en tres rallas a cada lado de la mejilla. Era joven y sano vestido con ropa humilde.
-Buenas- Saludo Rhea con bastante sequedad mientras se sentaba en una de las sillas restantes. Entre los hombres que se encontraban allí, le llamo la atención uno que llevaba una máscara. Siempre le habían gustado las máscaras, ya que los significados que se le pueden dar a esta son variados, aunque aquel hombre parecía que solo quería ocultar su identidad, nada que extrañar en una isla como aquella.

Siempre tan eficientes, no tardaron ni veinte minutos en encontrar a un sustituto del sexto componente, pero mis ojos me decían que este hombre no era del gremio, se le veía con luz en la cara, sus ojos no tenían esa profundidad de conocer bien este mundo, se me quedó mirando, no le presté atención, iba a morir junto con los demás sin siquiera haber nacido por así decirlo pero así es Dark Dome, un nido de ratas donde o comes o te comen... -Bien ahora si estamos todos. El trabajo es simple, va a salir un barco mercante hacia la isla Banaro. Tiene una tripulación pero la mercancía que transporta es propiedad de los "Lister" esa tripulación es del barco, vosotros sois los encargados de preocuparos que a esa "mercancía" no le pase nada ¿Estamos?- Comentó el perro de los "Lister" -Bien, si no hay preguntas que no debe, tenemos que estar en una hora en el muelle ocho, para salir, la travesía dura dos meses, ir a recoger vuestras armas y nos vemos en el puerto... A la salida habrán guardias de los "Lister" para acompañaros, no queremos que hagáis tonterías... En todo momento os estarán mirando, si vais a cagar también, así que no perdáis el tiempo...- Aún mantienen la estrategia de la "Sombra" mandar a un guardia que te acompañe en todo momento para evitar que hables con otras familias, marines o gobierno, así es muy difícil filtrar información y para evitar que conozcas al guardia, los eligen al azar y el que se encarga de ti, también lo hace de forma aleatoria...

Salí de ese almacén con olor a humedad y filtraciones del baño de hombres, me acerqué a la "recepción" de ese maldito bar y agarré mis cosas, la maleta, mis armas, mis utensilios, todo... Ya sabía como funcionaba y no iba a dejar que nadie de los suyos me acompañara a mis pisos francos, por lo que salí directamente preparado hacia el puerto... Claramente aprovechando la máscara eché un vistazo a los mercenarios, no les perdía ojo. El componente con el que no podía contar eran los tripulantes del barco, pero no me preocupaba nadie en este mundo actualmente, iban a pasar dos cosas, o los mataba a todos o... Tras estudiarlos, decidiría acabar la misión y simplemente recabar información, sabía en primeras carnes que la gente podía sorprender y si había algún usuario como los que anteriormente aplastaron mi superioridad no me la iba a jugar, aún que ahora mismo, pocos podían superar mis talentos ocultos...

Como voy vestido, que no lo había puesto:

La misión consistía en transportar una extraña mercancía a la isla Banaro, y antes de ir al puerto podíamos ir a por nuestras armas; aunque una persona de seguridad nos acompañaría en todo momento para evitar traiciones o que se filtre la información.
Rhea estaba muy feliz, estaba claro que, de alguna manera, fruto de la casualidad se había infiltrado en una misión de una mafia de la ciudad que parecía llamarse “Lister”. Aquella información era mucha mas calidad de la que esperaba conseguir en un periodo de tiempo tan corto.
Mientras se dirigía a su pequeño apartamento a recoger sus cosas, avisó al casero de que no volvería por aquí, ya que pasaría unos meses fuera por trabajo; y este no le puso pegas, pues que mejor negocio que te paguen un mes y este ocupando el servicio solo dos dias. Subió las escaleras y fue a por todas sus cosas; cogió su espada y se la colgó en la espalda, esto con un trabajador de la mafia detrás en todo momento.
Después se dirigieron hacia el puerto que era el lugar de encuentro de la misión. Allí se encontraba ya el señor de la máscara, aunque aún faltaban por llegar los otros. No tenía intención de ayudar a aquella mafia, aunque no tenía otra elección si quería recaudar y tener alguna idea interesante que permitiese perjudicar a aquellos malandros.
No mucho después de la llegada de Rhea, empezó a llegar la mercancía y de todas las que podía haber, resultó ser la peor de todas. Apareció una fila de personas, presididas por un hombre al principio y al final que trabajaban por los Lister, y entre medio esclavos unidos por cadenas. Los ojos de Rhea se tornaros de color rojo ya que cuando este se enfada la sangre le comienza a arder (literalmente) haciendo que los pigmentos de sus ojos cambien el color negro de sus ojos a rojo. Al dar-se cuenta del cambio de color, lo deshizo rápidamente antes de que los guardias se diesen cuenta y disimulo, tenia que mantenerse frio en esa situación por muy difícil que fuese. Por suerte al haber solo dos personas, mas los tripulantes del barco, los vigilantes tampoco estaban prestando excesiva atención.
Después de un rato los demás mercenarios fueron llegando y cuando estaba todo preparado subieron al barco. Rhea se sentó, se quitó la chaqueta y se la puso en la cintura, el ardor de la sangre había provocado que tuviese demasiado calor. Una vez en el barco el perro de los Lister explico su cometido.  -Cada uno se tendrá que encargar de la integridad de 10 de los esclavos, ¿De acuerdo?- .

¿Pues no estábamos esperando el nuevo y yo la carga, cuando esta aparece y el rubio parece una estufa humana? Increíble lo que puede hacer... Las hormonas, seguramente vio alguna muchacha esclava guapa y le empezó a arder la sangre, yo, aún que muchos piensen que soy un tempano de hielo antaño también fui joven y alguna subida me dio, pero vamos, ni tan exagerado como al muchacho este, que he notado yo el calor y las hormonas que este soltaba por doquier. No tardamos mucho en estar preparados. Como siempre, llevaba mi fusil magnético a la espalda oculto dentro de la maleta enorme que lo protegía, tampoco iba a llamar la atención de todos los presentes, mi revolver y mis cuchillos escondidos, todos los demás bolsillos del chaleco militar llevaban munición distinta para cada arma.

Seis guardianes, sesenta esclavos. Una tripulación que se encargaría del navío... No eran muchos pero estaría un rato entretenido para matarlos, empezaré la segunda noche, para que cojan confianza, intentaré ser silencioso y sigiloso hasta que me descubran, ahí me liaré a tiros con todo el que se cruce, los esclavos... Los liberaré, quizás consiga algún soldado fiel por salvarles el culo pero si se vuelven un obstáculo, también morirán... Que dura es la vida de los negocios...

No tardamos demasiado en abastecer el barco y ponernos rumbo a la siguiente isla. Me limité a patrullar el barco, detenerme en cubierta a que me de el aire y volver a patrullar, mi rutina sería patrulla, comer, descansar en cubierta y dormir dos veces al día en turnos de tres horas, así estaría atento, simplemente me hace falta una noche, la siguiente todo estaría terminado. Rondé mucho por la bodega donde estaban los esclavos, analizando a cada uno, había más de uno que prometía y estaba seguro que entre ellos, mínimo uno, sabría navegar, los demás solo tendrían que hacer caso...