Nat vs Pardo

Era un día despejado en aquella isla de Grand Line. Había llegado allí tras un viaje bastante aburrido en barco de alquiler. Cómo añoraba en aquellas ocasiones el barco de Deri-chan, aquel vampiro afeminado con aires de grandeza, pero propietario de un barco bastante decente. Se podría decir que su llegada a la Isla Casino era por placer, pero en verdad era más bien por trabajo. Se iba a tomar un buen descanso de aquellas batallas de mercenario, pero tenía obligaciones con el Cipper Pol, al menos mientras luchara por su carrera al ascenso. Cuanto antes llegara, más papeletas tendría para enrolarse en la marina y alcanzar un buen rango. Aquello era importante para acelerar los planes de Karl, y los suyos propios.

Avanzó por el puerto mientras consultaba el Wanted del hombre que debía capturar. Vivo o muerto, pero prefería llevarlo vivo. Si todo salía bien, tendría más valor así. Buscó por toda la isla al hombre de la cabeza de oso. Aquella gente tan extraña que se alistaba en la revolución era, cuanto menos... Siniestra. Y él quería dinero. No tenía relación alguna, pero con los problemas para aceptar la autoridad que tenía Nat siempre buscaba un motivo para obedecer a sus superiores. Aquel era el suyo. Dinero y un tipo con cabeza de oso. ¿Se podía pedir más?

Indagando, buscando, encontró en uno de los muchos casinos a aquel hombre, o seguramente fuera él, porque cualquier patán podía ponerse una máscara, pero debía de intentarlo. Se sentó a la mesa donde estaba el ser, y lo miró a las aberturas faciales que asemejaban ojos.

-Hola, Pardo. Creo que tenemos asuntos que tratar tú y yo- dijo, al tiempo que acercaba su mano a la espalda, rozando la empuñadura de Colapso, su espada negra, pero el hombre lo ignoró y se levantó, feliz por sus ganancias. No podía creerlo, lo había ninguneado.

Una furia asesina brotó de su interior, y decidió lanzarse a por él. Desenfundó a Colapso, y la hizo alargarse hasta su máximo. metro setenta de arma, afilada increíblemente, tanto que su brillo rojo parecía sangrar en el filo. Un aura de electricidad comenzó a recorrer la hoja, chispeando y haciendo rumbos erráticos. Podría pasar aquella energía a través de su sablazo sísmico, pero si lo combinaba podría hacer algo mejor. Creó cinco esferas de fuego, que comenzaron a flotar a su alrededor, formando un pentágono, pero girando a su alrededor, aumentando cada vez más hasta formar un círculo de calor. Según apareció, otro, y otro más. Cuando estuvo listo, lanzó los tres aros hacia el hombre oso. Uno de ellos a su posición actual, y otros dos a los lados. Para terminar hincaría su arma en el suelo y confiaría en que, con el traspaso de energía, pudiera generar tres filos en el centro de cada círculo. Éstos cortes, al ir con electricidad, paralizarían tal vez al revolucionario. Un trabajo rápido, tal vez.

Sablazo sísmico triple+halo de fuego triple+triple filo eléctrico [AMF]

Activó su mantra una vez lo vio salir despedido. Saltó más de metro y medio, para agarrarse a una lámpara de araña que había sobre la mesa de Black Jack. Quería estar preparado para todo lo que aquel hombre pudiera hacer. Por muy ridículo que pareciera su máscara, un hombre cuya cabeza valía tanto no era moco de pavo. Pero, por lo menos su ataque sirvió de algo. La parte final de aquella hoja de energía le hirió la pierna. Aquella hoja le dejaría la extremidad dormida un buen rato, o al menos el tiempo suficiente como para no defenderse de su siguiente golpe. Estaba listo para devastarlo.

Pero... ¿Qué? Antes de que pudiera hacer nada el Oso bajó de su refugio para ocultarse tras la mesa. El croupier había corrido tras su primer ataque, lo que le traía un serio problema. No podía verlo... Aunque lo detectaba. Estaba ahí y una mesa volando salió despedida hacia él. Alzó la pierna y cortó la mesa a la mitad con un veloz Rankyaku, pero la mitad derecha le golpeó el hombro, que sólo resistió gracias a su haki armadura. Pero dolía bastante, y tal vez el siguiente no lo aguantara. Desenvainó a Destrucción con la mano derecha, y puso ambas espadas gemelas en la medida de metro veinte. Aquellos filos eran perfectos para lo que iba a hacer. Era hora de usar lo que realmente había aprendido en el Cipper Pol.

-¡Reza!¡Ahora!

Retiró la electricidad de Colapso. Ahora tenía otro elemento libre. El fuego aún le venía bien, así que lo mantendría. Incendió sus espadas, y era hora de correr. Comenzó a deslizarse a 50 metros por segundo, frenando sólo para girar y hacer un círculo perfecto alrededor de Pardo, mientras movía sendas espadas a tal velocidad que liberaba vientos cortantes, ardientes por el fuego imbuido en cada una. En cada giro una nueva onda de viento, que con su control del viento hacía girar, sin que dejara que lo golpeara. No todavía. Mientras no se moviera aún no le golpearía aquel conglomerado, que giraba y giraba cada vez más rápido. Las fichas y cartas que cayeron al suelo con el ataque del Oso volaban, se cortaban y calcinaban, mientras el huracán ganaba aún más potencia. Y... Finalmente, liberó aquel huracán de ardientes espadas, que con suerte lo dejaría convertido en un afilador chamuscado. Tras unos segundos, haría al huracán cerrarse sobre él.

Wraith of the Hurricane (AB):

Frenó de su ataque cuando lo impulsó contra su enemigo, que recibió cientos de cortes en unos instantes pero que, sin que Caspio pudiera creerlo, se lanzó a por él, agarrándolo por el cuello en el aire, haciéndolo girar, como si de un carrusel se tratara. Vueltas y vueltas, y sabía que algo malo iba a pasar. "Tekkai", pensó, mientras comenzaba a endurecer su piel hasta que no podía apenas moverse. Aquella pared, combinada con su haki armadura haría que el golpe que inevitablemente llevaría. Sólo podía tratar de mitigarlo, pero de ello sí que era capaz. Tras unos instantes, tiró de él contra el suelo, haciéndolo caer y estrellarse, recibiendo un duro golpe, que le hizo estallar la espalda. Probablemente se hubiera fisurado una vértebra, y aquellas cosas tardaban semanas en curarse. Pero consiguió levantarse, a duras penas...

-Buen combate, Pardo. Una pena que tenga que llevarte conmigo.

Agarró al hombre, semi inconsciente ya, demasiado débil para resistirse, y comenzó a arrastrarlo con todo el esfuerzo que su cuerpo podía resistir, y algo más. Las piernas también le dolían, y los brazos estaban magullados. Tosió, y notó el sabor de la sangre en su boca. Un golpe demasiado fuerte. Tenía que estar atento en el futuro, para evitar que estas cosas pasaran. Pero de momento ya había una víctima más en su haber. Seguiría escalando.

Ganador, Nat.

Hoja de PJ actualizada.