Peleando Sobre La Lluvia [Pasado, Roy, Maximilian, Yiaq]

Estaba navegando en mi barcucha de madera que parecía que en cualquier momento se iba a hundir, para mi suerte el mar estaba tranquilo y el sol estaba en todo lo alto dándonos calor como siempre hace, el viento venia del Sur, de donde también habían unas nubes negras que dentro de poco llegarían a mi destino. Ese día llevaba mi camiseta roja, encima mi chaqueta de cuero negra y mis pantalones del mismo color, portaba mis armas sobre mi espalda las Espadas Del Caos, mis Garras de acero, mi escopeta y mi arma favorita mi bate con ella llevaba desde mis tiempos mas tempranos como pirata, quedaba poco para llegar a mi destino.

Una vez allí llegue a una playa con la arena blanca y muy fina, se podían ver a ciudadanos tomando el Sol y bañándose en la playa, los entendía ya que hacia mucha calor, subi unas tres escaleras antes de llegar al pueblo, me encontraba en un gran paseo donde se podían ver diferentes tipos de restaurantes con sus terrazas y heladerías, yo pasaba de todas esas cosas, estaba buscando una buena taberna donde te den el mejor trozo de carne que te hallan dado y con su buena cerveza de acompañamiento.

Más adelante se podía ver un gran mercado del sábado, me hacer que a mirar lo que se ofrecían las pequeñas tiendas de comida, verdura, juguetes… Se podía encontrar de todo, pero para mi mala suerte no pude comprar nada por mi falta de dinero, asi que directamente me hacer que a la taberna mas cercana, una vez entre el ambiente era muy pobre solo había una mesa con viejos jugando a las cartas, me hacer que a la barra y pedí al camarero un trozo de carne y Shake

El viaje había sido muy largo y apenas podía reconocerme en el reflejo del mar, la barba me había crecido y el cabello también. Mis ropas se encontraban en no muy buen estado y trate de quitarles el polvo para mejorar su aspecto. El bullicio de la gente nuevamente recorriendo los caminos para llegar al pueblo Galuna, me hacía entender que la vida había vuelto a sus calles. La noche anterior había llegado a la isla luego de un largo viaje y me había quedado dormido en un claro de un bosque cercano a la ciudad. Afortunadamente nadie había intentado robarme las pocas cosas que tenia y no podía pedir una modesta habitación la cual ocupar en una posada debido a la falta de dinero.  Me llevé las manos a los ojos y me los frote para mejorar mi borrosa vista luego de haber dormido por bastante tiempo. Estando ya de pie cogí mi guitarra, la cual me había servido de almohada durante la noche, me la colgué a la espalda y me encamine al pueblo.

Al llegar, note que el comercio era bastante abundante. Los vendedores hacían grandes esfuerzos, hablando con fuerza, usando sus mejores palabras y frases para atraer al público. Mientras miraba las cosas que vendían, mi atención la llamó rápidamente una tienda que instintivamente siempre buscaba. Caminé frente a la tienda y admire los deliciosos pasteles de aquella lugar donde vendian dulces. Mi estómago rugió en señal de hambre y quise entrar a pedirme algo pero recordé que no traía mucho dinero. Suspiré en señal de resignación y mire a otro lado, tratando de olvidar la imposibilidad de comer algo que tanto amaba.  

Un gato pasó corriendo por mi lado. Era de color ámbar y patas blancas, lo cual me trajo otra vez a la mente cierta cosa que me incomodaba bastante. Me gire y divise no muy lejos una vieja taberna. Me acerque apresuradamente y revisando las monedas en el bolsillo, conté lo suficiente para pedirme un plato de comida.

“Tal vez alguien pueda darme algo si canto una canción” – pensé mientras entraba en la taberna. Un ambiente triste y abandonado se sintió al instante, como si la vida le hubiera jugado una mala racha al lugar y ahora eso era todo lo que quedaba. En una mesa, unos sujetos jugaban a las cartas y por otro lado, en la barra había otro que esperaba sentado a que lo atendieran. Camine hacia la derecha y me senté en un vieja silla que se hallaba frente a una mesa. Llevé las manos hacia el cinturón que sujetaba mi guitarra a mi espalda y la levante suavemente. La coloque aun lado y apoye los brazos en la mesa, esperando que el encargado del lugar se acercara a mi.

Mientras esperaba a que el camarero me traiga la carne y mi jarra de Shake empezó a llegar gente, primero entro un chico con unas cabelleras largas de color negro atado con una lazo de color con unos mechones tapándole la cara, con unos ojos negros y con una mirarada que te incomoda, con una nariz pequeña y una cara suave, parecía de porcelana, de tamaño alto para su cara que parecía de un niño pequeño y con pendientes en la oreja, llevaba una guitarra en la espada, se sentó en una mesa aparte y ya no le preste mas atención. Al rato entro otro chico, este llevaba ropas distintas a la que se llevaban, también llevaba los pelos largos pero en esta ocasión eran rubios, sus ojos no lo pude ver bien llar que no me estaba mirando, llevaba un par de tatuajes ocultos por su camisa blanca, este último que entro se dirigió a mi y me dijo algunas palabras hombre mis armas:

-Hay que estar siempre atento por si llega alguien en busca de pelea, siéntese si es tan amable- todas esas cosas las decía sin mirarle a la cara y con una voz fría – camarero, me haría el favor de traerle una copa de vino a este caballero y un plato de arroz para mi. Me has caído bien chico, no te conozco de nada y vienes a dirigirme la palabra, eres valiente y eso me gusta- el camarero trajo rápidamente lo pedido, puso la copa de vino delante del chico de pelos rubios y el plato de arroz delante de mí- Ahora si me perdona un momento- cogí mi plato y me hacer que al chico de la guitarra que parecía hambriento, le deje el plato en su mesa y dije- Que aproveche chico, esto lo pago yo- me di la vuelta y me volví a sentar en la mesa con el rubio- ¿Cómo te llamas?

Mientras me encontraba sentado en mi mesa, vi que otro sujeto con el cabello rubio y largo entró por la puerta de la taberna. Era un muchacho de aspecto extraño y parecía bastante animado, ya que se acercó a la barra y le habló al otro que estaba sentado ahí. Ambos intercambiaron palabras y el encargado apareció trayéndoles comida y bebida. El chico que parecía estar listo para una guerra, ya que traía todo tipo de armas, se levantó y se dirigió a mí con un plato de comida. La dejó en la mesa y se diciendo algo. No conocía a muchas personas que ayudaran a los extraños, aun así me preparé para comer la comida. Mire el plato de arroz y pareció bastante apetitoso. De pronto, extrañamente sentí que me observaban y levanté la mirada. Frente a mí se hallaban los tipos que habían estado jugando cartas y uno dio un par de pasos al frente.

-Oye tú músico, cántanos algo para alegrar el día – dijo con su voz gruesa y burlona – mis compañeros queremos divertirnos un rato

Los mire algo extrañado por su actitud y sonreí para evitar cualquier problema.

-Disculpen señores pero en este instante comeré, tal vez luego de ingerir mis alimentos pueda cantar algo por un precio justo

El que parecía el líder del grupo cambio su expresión burlona por una de ira. Me miró lleno de rabia y lanzó un fuerte puñetazo a la mesa. La mesa se tambaleo un momento y al igual que el plato.

-Te dije que quiero que cantes ahora muchacho – dijo con severidad – ¿acaso no sabes quiénes somos?

Negué con la cabeza y su rostro pareció encorecerse de la cólera. Su brazo se movió rápidamente, tirando el plato de comida al suelo.

- Ahora ya se acabó la comida, canta

No quería tener problemas en ningún lugar pero ese hombre comenzaba a fastidiarme. Sus compañeros al igual que él me miraban de una forma bastante agresiva e intentaba no perder la tranquilidad que me caracterizaba.

-Lo siento pero no lo haré – dije mientras instintivamente me llevaba las manos a la cintura para desenvainar rápidamente mis katanas.

Después de preguntar por el nombre del chico rubio este me dijo que se llamaba Liam Waterson, después de la respuesta no pude escuchar lo que me pregunto ya que hubo un gran ruido en todo el local, parecía que había a pasar alguna pelea o algo asi, me di la vuelta y efectivamente era el chico de pelo negro contra los que estaban jugando a las cartas, parecía que era porque el chico de la guitarra no quería cantar para ellos, el llamado Lima se levantó de su sitio en la barra y fue a poner paz entre ellos dos, pero parece que no dio resultado, el plato de comida estaba por el suelo y la mesa rota.
Me levante de mi sitio pero guantes le di un trago a mi cerveza, me diriji al que parecía el jefe con mis Garras De Acero en el bolsillo:

-Buenas señor, tiene algún problema con estos dos caballeros, mejor tranquilizarse y tómese algo.- le dije con voz suave pero segura.
-¿¡Y tu quien eres para decirme lo que tengo que hacer!? – Parecía estar enfurecido del todo
-Pues…- mientras me acercaba a abrazarlo con una mano en el bolsillo donde tenía el ama- ¿Quiere saber quién soy?- ya tenía mis garras puestas en mis manos- soy el culpable de su muerte- mientras se las clavaba en las costillas y caía al suelo con un gran charco de sangre, tire al cuerpo sin vida al lado de sus compañeros y dije al rubio y al moreno-¿Queréis seguir peleando con ellos?- mientras ponía la mesa bien y me sentaba en una silla

Lo acontecimientos que siguieron luego de que me negara a cantar para aquellos tipos, me incomodaron un poco. El chico rubio que estaba acompañando al otro chico bastante bien armado, había decidió ayudarme sin que se lo pidiera. Dos espadas afiladas cruzaron al cuello de uno de ellos y se detuvieron. El otro muchacho llegó detrás y abrazó al que había tirado el plato de comida al suelo y le clavo una especie de garras de metal brillante salidas de sus bolsillos. La sangre broto de la herida cuando retiro el metal de su cuerpo y lanzó el cuerpo del hombre al pie de sus dos compañeros.  Acomodó la mesa y cogió una silla para sentarse. Me puse de pie inmediatamente y mirando fríamente a aquel muchacho que sin dudar había atacando al hombre que estaba frente a mí, camine apresurado hacia el cuerpo del hombre que estaba en suelo sangrando. Sus compañeros estaban aterrados y sin moverse. Sus miradas reflejaban la sorpresa y conmoción por lo que había sucedido. Me agache y le lleve la mano al cuello, busqué su pulso y no lo halle. Estaba muerto y todo por simplemente negarme a cantarles algo.

Me puse en pie y me gire lentamente, dándole la espalda a los otros dos hombres, compañeros del que yacía muerto a sus pies. Mire con algo de cólera al chico que estaba sentado y sin aguantarme dije:

-¿Por qué lo has matado? – Dije fuertemente – no te había hecho nada, el problema era conmigo, no con ustedes.

No soportaba que alguien se metiera en mis problemas y menos un desconocido. Una justificación absurda para asesinar a alguien, era el hecho de derramar su sangre solo por una canción pero lo aquel hombre lo había hecho sin tener una leve duda al momento de actuar.

-Yo me voy – dije girándome bruscamente

Intentaba no descontrolarme. Ya estaba hecho, aquel hombre estaba muerto y yo no quería meterme en más problemas. Camine hasta la puerta y justo cuando iba a salir esta se abrió rápidamente a lo cual yo respondí dando unos pasos atrás.

Un gran figura se hallaba frente a mí y unos segundos después me di cuenta que era un gran hombre de mirada sombría y rostro compacto. Su piel era oscura y tenía el pelo corto de color negro. Llevaba un gran saco que le llegaba hasta las rodillas y llevaba atuendos algo roídos pero aun así su apariencia inspiraba miedo. Detrás de él una  veintena de hombres con pañoletas y sombreros, camisas blancas y botas sucias lo acompañaban. Su mirada se apartó de mí y miro en dirección a los tipos que habían estado jugando cartas y que ahora a sus pies tenían a un compañero muerto.

Yo también mire en esa dirección para poder darle una última mirada a lo que había pasado minutos antes. Volví la mirada hacia el frente y vi un puño acercarse a mi cara rápidamente. El ataque fue bastante rápido para que pudiera reaccionar y apenas pude llevar mi brazo derecho para cubrirme la cara. La potencia fue bastante grande ya que salí impulsado hacia atrás a una gran velocidad. Un dolor súbito recorrió mi cuerpo al atravesar algo que crujió cuando mi cuerpo lo golpeó.

Me había sentado en la silla y el chico de la guitarra parecía enfadado por lo que había hecho, fue corriendo ver el cuerpo, y después se dirigió a mi de una manera grotesca y elevando un poco la voz, yo seguía tranquilo:

-¿No sabes quienes son, no? Bueno te lo diré estos son una banda de saqueadores que se a hospedado aquí, estas personas roban, secuestran, violan a personas inocente, al parecer no lees el periódico.
Pero al chico no le importó ni lo mas mínimo asi que cuando se estaba marchando de repente se abrió la puerta, eran la Marine, a mi no me conocían ya que no tenia recompensa, pero al de la guitarra al parecer si ya que le tiro un fuerte puñetazo y al parecer cayo inconsciente, el chico rubio se puso en posición de ataque, me levante de la silla y me puse al lado suya para ayudarle, me pregunto de como me llamaba:

-Si todavía no te lo he dicho, mi nombre es Roy, ¿también quieres saber mi apellido?- le dije mientras me reía, los marines parecían fuertes pero no serian para tanto- bueno yo me ocupo del que parece el jefe y tu por los otros.- al acabar de decir eso saque mi bate y le proporcione un ataque fuerte en la cara, pero al parecer no le causó ningún rasguño, enfría que probar con espadas

Abrí los ojos algo aturdido aun y vi que en frente de mi habían marines. El chico del bate y el otro de cabello rubio se disponían a luchar, ya que muy probablemente los oficiales ya nos consideraban como criminales. El muchacho que estaba bien armado le lanzó un golpe en la cara al oficial que me había golpeado y no pareció causar algún tipo de daño. Me puse en pie cuando el encargado de la taberna se me acercó para preguntarme si estaba bien. Le respondí asintiendo con la cabeza. Aquel golpe no me había causado mucho daño pero tal vez lo hizo porque me tomó por sorpresa.
El oficial al mando de aquel pequeño grupo de marines estaba de pie, aun con un semblante intimidante y con los puños apretados. El lugar iba a terminar destruido si comenzaba la lucha ahí, así que decidí llevar la lucha afuera.
Los otros chicos estaban dándome la espalda y parecía estar concentrados en los marines y listos para luchar.  De pronto la voz del oficial se oyó en todo el local.

-¡Esperen! a este tipo de basuras, yo sé cómo tratarlas

Su voz era gruesa y tenía mucha severidad. Sus hombres ya tenían los fusiles cargados y estaban listos para disparar pero el alto del oficial los detuvo. El oficial se dio media vuelta y antes alejarse de la puerta dijo:

-Salid afuera o prefieren que los asesinemos como lo que son, basura, al menos fuera no tendré ningún reparó en destrozar a unas escorias como ustedes sin preocuparme luego por pagar por la reparación de este lugar

El oficial se dio media vuelta y se alejó de la puerta. Me acerqué a los demás y les dije en tono un poco más suave:

-Lamento haberlos metido en problemas, si morimos aquí al menos les diré mi nombre, soy Maximilian

Luego de ello camine hacia la puerta y salí de la taberna.

El ataque con mi bate no había funcionado de nada, el Marine ni se había inmutado, este llevaba el típico uniforme blanco y sin mangas, en él no se podía ver ninguna gorra ya que llevaba el pelo rubio al descubierto, sus brazos serian como dos míos y de arma llevaba un tablón de madera con un clavo casi en el bordes, tendría que tener mucho cuidado con él.
Cuando me limitaba a saltar de nuevo y lanzarle un ataque más fuerte que el anterior, el Marine dijo que salgamos fuera para no causar destrozos en aquella pequeña taberna, a mí me pareció bien ya que porque un tabernero tiene que pagar lo que nosotros rompemos si él no había hecho nada malo. Una vez fuera todos los vecinos habían salido a mirar lo que ocurría, desde los balcones las señoras miraban mientras hacían la comida a su familia, los niños venían corriendo a ver lo que causaba tanto alboroto, el chico rubio, Liam, me dijo que me ocupe del jefe no sería difícil deshacerme de el:

-Bueno, ¿Empezamos?- mientras guardaba mi bate y sacaba las Espadas Del Caos, este arma lo había empezado a utilizar hace poco y no sabía muy bien utilizarlo, las cadenas que colgaban de ellas me las amarre a los brazos para que así no se me salgan, empecé a moverlas en un sentido circular de izquierda a derecha para distraerlo, aparecer el Marine se estaba cansando de jueguecitos y me lanzo un ataque a mi derecha fácil de esquivar, solo me tuve que mover un poco hacia el lado y con las espadas le corte su tabla, ahora si que estaba enfadado y lo más seguro es que utilizase la fuerza bruta contra mí, las nubes negras estaban acercándose a nosotros y dentro de poco se oscurecería y empezaría a llover

Al salir, las personas que estaban en la calle corrieron en busca de refugio y algunos curiosos miraban la situación en la que nosotros tres nos habíamos metido. Pensé que esta no sería la primera vez en que metía en problemas con los marines, porque ya algún tiempo atrás tuve problemas en la villa Shimotsuki, ya que por aquellos dias, la marina estaba demasiado activa en esa zona. No luche con nadie pero si me arriesgué demasiado al ir a un lugar donde la marina estaba presente. Mire a los hombres que estaban frente a nosotros tres y vi que en sus rostros había una expresión de desagrado y enojo. No se me ocurría alguna cosa para explicar lo que había pasado pero ya era muy tarde para intentarlo. En ese momento, lo único que me quedaba era luchar contra ellos y tratar de no morir.  Vi como los otros dos que me acompañaban se lanzaban a la luchar sin reparo alguno. El primero atacó a uno de los marines que habían estado detrás del que parecía su líder. El chico de cabello negro que había matado al tipo causo problemas en la taberna, se le fue encima al oficia que me había golpeado y cortó su arma con su espada. Aquella espada parecía ser muy peculiar y me interesó algo pero al volver a la realidad sabía que no podía distraerme. Algunos hombres empezaron luchar contra el que había acabado con uno de sus compañeros y a mí se me lazaron dos con los sables desenvainados. El ataque del primero llegó muy rápido, su sable bajo rápidamente en dirección a mi pecho pero pude esquivarlo a tiempo. Desenvaine mi katana derecha y detuve el segundo ataque que llegaba por ese flanco.

Desenvaine la izquierda, ya que un ataque sucesivo del primer soldado de la marina llegaba desde el otro lado. El metal colisiono y un sonido estridente broto del choque, la fuerza de aquellos tipos era considerable y apenas estaba soportando el ataque de ambos al mismo tiempo. Soportando por unos segundos amabas espadas, una por la derecha y otra por la izquierda, tuve que actuar para que no quebraran mi defensa. Empuje al de la derecha con fuerza y baje la espada de la izquierda. Una apertura para atacarme se abrió en el flanco que deje descubierto pero el hecho de tener mi brazo derecho libre me permitió contraatacar con rapidez al soldado que estaba a mi izquierda antes de que aprovechara ese punto para herirme. Me gire veloz mente en 180° y mi espada de la derecha dibujo un semicírculo en el aire cortando al marine profundamente antes que lanzara su ataque. El otro había quedado algo estupefacto por la rapidez de mis movimientos y rápidamente me lancé al ataque. Mis espadas cruzaron en forma de “X” y el hombre cayó al suelo. Otro marine vino corriendo hacia mí para darme una estocada pero reaccione a tiempo, esquivando su ataque, en menos de un segundo mi katana derecha atravesó su costado izquierdo. Lanzó un pequeño grito de dolor antes de caer al suelo de rodillas y luego precipitarse de cara totalmente.

Estaba claro que él podía seguir luchando pero el ritmo en que venían los marines seria el principal problema que tendría y no sabía si podría resistir la embestida del resto soldados.

Al rato de romperle la tabla al Marine, este se había enfadado y lo más seguro era que me iba a atacar con toda su fuerza, debería de protegerme bien ya que a lo mejor era el más fuerte del grupo, o al menos uno de ellos. Tendría que usar la misma estrategia que antes también había utilizado y no sé si me funcionaria ya que claramente no era la misma persona con la que me estaba enfrentando.
El Marine estiro su brazo hacia atrás y con una velocidad increíble de repente su puñetazo se encontraba en mis abdominales, ese ataque me dio directamente en el estómago, no era nada grave ya que no me habría roto ningún hueso, pero eso sí, el puñetazo me deslizo unos metros hacia atrás. Me encontraba tirado en el suelo, seguía con fuerzas pero estaba esperando a que aquel Marine se me acercara, de pronto se pudo escuchar un gran trueno, las nubes estaban ocultando el sol y a la vez oscureciendo el lugar. Las nubes negras habían empezado a soltar el agua que tenían haciendo así que lloviese, se podía escuchar las gotas de agua que caían haciendo un ritmo, algunas caían sobre charcos, otras sobre el cuerpo de las personas, los truenos se podían escuchar cada prolongación de tiempo, me encantaba cuando llovía.
Las personas seguían mirando la pelea que habíamos montado allí en la calle, ni siquiera sabía por qué se querían enfrentar a nosotros que ni siquiera teníamos recompensa por nuestra cabeza, por lo que mate a aquel hombre en el bar no creo que sea ya que tan rápidamente no se podían haber enterado, a no ser que en el local hubiese un Marine infiltrado. Mientras pensaba todas estas cosas el Marine se acercaba a mí a una velocidad normal, ni rápido ni corriendo, cuando creí que lo tenía lo suficientemente cerca di un gran salto y pase por encima de su cabeza, no se lo habría esperado nadie, la gente gritaba:

-Mirad que bien pelean estos jóvenes
-Son los únicos que han hecho frente a Marines corruptos como estos desde hace años

Esas palabras me alagaban, no sé si a mis otros dos compañeros de pelea le gustaba pero a mi si, caí detrás de aquel hombre y de un golpe con mi bate en la cara lo estampe contra la pared, ese Marine había muerto, su cuerpo callo sobre un gran charco de agua que rápidamente se fue tintando de un color rojo, tenía que hacerlo era ser capturado o libre y efectivamente escogí la que a mí más me convenía, la gente nos vitoreaba.

La lluvia había comenzado y pronto me moje por toda el agua que cayó sobre mí. Vi como Roy acababa venciendo al marine con el que estaba luchando, manchando el suelo de la calle con la sangre roja de su cuerpo. Me cubrí la cabeza con la capucha y oí como las personas que estaban cerca al lugar donde estábamos luchando nos gritaban y aclamaban. No me gustaba ver gente morir ni ver que a alguien le gustara eso pero ya no podía hacer nada. Dos marines corrieron hacia mí y con rápidos movimientos los dejes inconscientes en el suelo al atacarlos con la parte de mis katanas que no cortaban. No sabía por a aquellos hombres les gustaba luchar a morir pero estaba claro que yo no era del mismo tipo de persona. Envaine mis espadas al ver la gran cantidad de cuerpo sin vida y otros inconscientes que estaban esparcidos en la calle.
 
-Esto no era necesario – dije mientras miraba a mi alrededor
 
El lugar era un desastre y no me sorprendería si más marines aparecían. Ya no quería seguir allí, junto a aquellos hombres que lo único que habían hecho era actuar por mero instinto.
 
-Son iguales a los que mataron a mi padre – pensé mientras apretaba el puño – creen que pueden matar personas solo por el hecho de ser piratas

Había empezado a llover y por fin derrote a aquel Marine, mis compañeros habían acabado con los Marines que venían a ayudar a sus amigos, pero no salieron muy bien de esta, la gente seguía vitoreándonos, el rubio que no me acordaba como se llamaba parecía orgulloso y feliz de poder ayudar al pueblo, a sus espaldas tenía una montaña de cadáveres y sangre. Por otra parte Max, que así se llamaba el guitarrista parecía algo distinto a la vez que lo vi en el bar, pero no podía conocerlo muy bien a ninguno de los dos ya que fue hace poco que nos conocimos. La sangre había manchado toda la calle, las puertas, las paredes las farolas e incluso a algunas personas que les habían salpicado un poco. El cielo se estaba poniendo cada vez más negro y la lluvia caía cada vez más fuerte.
El rubio empezó a decir unas palabras y la muchedumbre furiosa lo siguió, al parecer quería entrar en la Base de la Marine del pueblo, mire hacia Max y le dije:

-¿Qué te parece acompañamos a este loquillo?- mientras que en mi cara se dibujaba una sonrisa y el agua caía sobre mi limpiándome la cara.

Sin esperar respuesta, me apegue a una pared y con mis manos me agarre a unos ladrillos que se encontraban salidos para darme impulso y poder llegar al tejado y poder caminar por ahí, ya que de ese lugar lo podía ver todo mejor y a lo lejos se podía divisar nuestro objetivo

Mire al chico de cabello negro subir hasta el tejado de una casa y ponerse caminar en dirección al cuartel de la marina que estaba en la isla. Al otro chico lo seguía una multitud enfurecida en la misma dirección que el chico que estaba en los tejados. Parecía que querían enfrentarse a los marines ellos solos. Por segundo quise irme y no tener nada que ver en lo que hicieran aquellos tipos pero de pronto pensé en lo dijo la gente. Eran marines corruptos desde hace años y habían tenido controlado el Galuna a su antojo. En mi mente no había dudas de que las personas de aquel lugar estaban cansadas de los abusos de los marines y solo aprovecharon el incidente que nosotros provocamos para lanzarse en una rebelión.

-Qué debo hacer – dije mientras veía como las personas se alejaban – no quiero seguir metido en esto pero algo me dice que vaya, no sé qué es pero esta sensación…

En ese instante decidí lo que quería hacer. Iba a ir al cuartel y si era posible no meterme en ningún problema pero si lastimaban a alguna persona, no me quedaría de brazos cruzados. Me acomodé la katanas en la cintura y mire al cielo. Mi rostro se empapo rápidamente de agua. Empecé a caminar, siguiendo a Roy y al chico rubio que había estado luchando conmigo.

Delante de nosotros, una base donde un centenar de soldados se habían atrincherado. Todos los cañones apuntaban a la entrada, donde nosotros estábamos en esos momentos. ¿De verdad dispararían contra la cincuentena de ciudadanos que nos seguían? Miré a mi alrededor buscando alguna manera de poder penetrar en la base, cuando algo me llamó la atención. En el puerto privado de los marines, un buque sin comandar esperaba a un capitán. Sonreí para mi mismo. Si ellos no salían los tendríamos que hacer salir nosotros mismos.

- ¡Todos al buque!¡Bombardeemos a los marines!

La muchedumbre empezó a correr en dirección al barco, pero una explosión los paró. Los marines no iban a tener clemencia con los rebeldes, y nos estaban disparando. Si no nos cubríamos pronto, sin duda moriríamos.

- ¡No paréis!¡Todos al barco!

Entre cañonazo y cañonazo, logramos llegar al navío. De la cincuentena de personas namás habíamos llegado unos veinte. Ordené a los ciudadanos que dispararan sin cesar contra la base, que Roy, Max y yo la asaltaríamos. Aquella gente había visto morir a amigos y familiares, y el odio que ahora profesaban contra los marines era más fuerte que nunca. Estaba claro que harían lo que fuera por ver a esos malditos soldados muertos.

- Sobre todo centraos en los cañones. Debéis destruirlos a todos, porque si no series vosotros quienes pereceréis.

Miré nuestro objetivo, que de tanto en tanto desaparecía detrás de alguna explosión. Sin duda, eso sería lo más grande que había hecho hasta el momento en mi vida. Cogí unas cuantas granadas de mano y me las guardé. Desenvainé las espadas y respiré hondo.

- Roy, Max,¿me acompañáis?

Sin esperar su respuesta, salí corriendo hacía la entrada que recientemente había sido abierta por uno de nuestros cañonazos. Aquella hazaña pasaría a la historia.

Seguía caminando por los tejados de las casas, cada vez la lluvia caía cada vez mar rápido y el viento soplaba fuerte, lo más seguro es qué incluso podía derribar árboles. Cada vez estaba más cerca de nuestro objetivo, la base de la Marine. Se podían escuchar las sirenas de aviso, parecía como si se fuese a empezar una guerra, poco a poco los reclutas salieron al patio a tomar posiciones para protegerse de nuestros ataques. Las personas que llevaba el chico de pelo rubio empezaron a caer al ritmo de los cañonazos, al parecer querían llegar a un barco para coger munición. Yo ya estaba en el último edificio antes de llegar a la base, me senté en el borde a mirar lo que aquí se estaba armando, eran unos ciudadanos que estaban arriesgando sus vidas para acabar con la corrupción y así poder tener a salvo a sus seres queridos, ¿Seria capaz de entrar hay y salir con vida? Bueno, si no lo intentaba no iba a saber la respuesta. Me deje caer al precipicio y caer bien al suelo, la gente ya estaba preparada, los cañones seguían disparando y se espodia escuchar los gritos de los jefes, seria muy duro poder salir ileso.
Me apegue en el muro que rodeaba la base, y de un salto me encontraba en el patio de la Marine, saque mis espadas del caos y empeze a matar a los reclutas que se encontraban en los cañones, serian como unos siete marines, asi podrían entrar mas fácilmente los de fuera. De inmediato abrí la puerta de metal que servia como entrada, ya estaba listo, podíamos entrar directamente a la base.

No podía creerlo, estábamos enfrentándonos directamente a oficiales de la marina, la fuerza que gobernaba al mundo y que supuestamente mantenía el orden y la justicia en todos los mares.  Aquel día desconocí la supuesta justicia que ofrecían al mundo y conocí la crueldad de su fuerza, reafirmando mi decisión de luchar contra ellos. Los cañonazos hacia volar por los aires a ciudadanos encolerizados mientras corríamos a un buque de la marina que estaba a nuestra disposición. El chico de cabello rubio comandaba a la gente y cuando pudimos tomar el barco, nosotros respondimos el fuego de los marines. Una andanada de cañonazos salio disparada de la gran artillería del buque y fue a dar contra algunas estructuras del cuartel. Se volvió a repetir el ataque y la entrada quedo echa trizas. Los soldados de la marina comenzaban a retroceder poco a poco mientras el chico que había comandado a la turba para atacar a los marines se disponía a cargar contra el cuartel.

-No sé si es muy valiente o no le importa su vida – pensé mientras veía como él bajaba del buque y se ponía en marcha hacia el cuartel.

No sabía si a partir de aquel momento pedirían alguna recompensa por mi cabeza pero lo que si sabía era que aquel día jamás seria olvidado por los marines. Los cañonazos seguía y el lugar comenzaba a llenarse de polvo y escombros. Me encamine rápidamente hacia la entrada del cuartel que se había abierto por un cañonazo y entré. Los marines se me fueron encima al instante. Dos soldados con las espadas en alto aparecieron justo a mi derecha. Sus gritos me alertaron y pude responder a su ataque combinado con mucha anticipación. Me moví a un lado y la embestida que realizaron pasó de largo, mientras desenvainaba con rapidez y los cortaba de un lado a otro. La sangre empezó a salir de sus heridas ni bien cayeron al suelo. Mire a mi alrededor pero no vi que nadie más se me acercara, ya que la gran mayoría de marines soportaba la acometida de los ciudadanos enfurecidos y luchaban uno a uno en el patio. Sentí una rara sensación y una sombra inmensa me cubrió casi todo el cuerpo. Me gire y me di con la sorpresa de que un marine muy alto, de más de dos metros y medio de altura tenía un hacha levantada y con gran rapidez y potencia la dejo caer sobre mí.

-Qué demonios… - dije mientras veía el ataque venir a toda velocidad

Apenas y tuve tiempo para reaccionar, moviéndome a un lado para que el filo de su arma no me partiera en dos. El hacha impacto en el suelo y una grieta se formó rápidamente en la tierra, levantando aún más polvo del que ya había. No pude ver que me había movido a un lugar donde no debía estar ya que el puño del gran hombre apareció sobre mí y me dio de lleno en el estómago. El dolor fue inmenso cuando me impacte contra el suelo estampando mi cuerpo contra la tierra dura y rajándola por la potencia del choque.  Escupí un chorro de sangre tras rebotar unos centímetros en el aire y caí al suelo adolorido hasta los huesos.

-Quien es este tipo – pensé mientras me quejaba por el dolor en el suelo.

Intente ponerme rápidamente en pie apoyándome en mis katanas cuando note que el tipo inmenso que estaba frente a mí, golpeaba su puño derecho contra la palma de su mano, en un gesto de querer seguir luchando. Su brazo derecho estaba rodeado por una gruesa capa de metal con bordes gruesos que unían cada pieza de aquella fuerte coraza. Su altura no era solo imponente sino también la contextura de su cuerpo. Era una mole ya que todo su cuerpo era inmenso y parecía una fortaleza andante. Su piel era oscura y no tenía nada de cabello en la cabeza.

-No solo es muy fuerte, sino que también su velocidad es algo muy peligroso – pensé mientras me tambaleaba para ponerme de pie. La sangre de mi boca caía al suelo manchándolo pero la lluvia disolvía poco a poco el color volviéndola de un tono más clara al combinarse con el agua.

El tipo cogió el hacha y extrajo de la tierra con gran facilidad. La tomo con las dos manos y flexionó un poco sus rodillas. Estaba claro que me iba a embestir nuevamente al verme algo herido tras derribarme con su puñetazo.

Entré como una exhalación a la base, dando cortes a diestro y siniestro a los soldados que se ponían enfrente de mi. Muchos no se esperaban encontrarme, y eran presa fácil. Hubo dos que se resistieron un poco, pero cayeron también ante mi espada. En un momento dado, dejaron de aparecer. Decidí bajar el ritmo e ir con cautela. Tanta calma no me gustaba. Llegué a una sala donde parecía que guardaban los explosivos y armas de gran calibre. Aquello era realmente una bendición. Destruir la base sería mucho más fácil.

- Vaya, vaya. ¿Así que tu eres la sabandija que ha organizado todo esto, eh?

Me giré a la vez que desenvainaba mis sables. Un oficial de la marina estaba frente mi. Lentamente desenvainó su sable. La hoja, negra como la noche, resplandeció. Estaba claro que esa espada era de una calidad parecida a la de mi Filo Celestial. Pero espera, esa espada me era familiar. ¿Podría ser que fuera...? Acabó de desenvainar y se presentó.

- Soy el Teniente Comandante Jackard, y en nombre de la justicia quedas detenido.

Teniente Comandante Jackard:

Lo miré con dureza. Haría explotar esa base fuera lo que fuese, y ningún oficial me lo iba a impedir. Estaba claro que antes lo tendría que matar.

- ¡Eso nunca!¡Muere!¡Corte Doble!

Cargué contra él rápidamente con uno de mis mejores ataques. Al fin y al cabo era un teniente, un oficial de la marina. Suponía que me iba a dar más faena que esos inútiles reclutas de antes.

La sangre caia al suelo cada vez mas rápido, que junto con la lluvia formaba charcos en la tierra. Parecia una alfombra llena de cadáveres, marines y ciudadanos, estábamos haciendo lo correcto para ayudar a este pueblo de la corrupción que se levantaba aquí.

No era la primera vez que entraba a una base de la marine a liarla, hace tiempo lo hice acompañado de un peliverde. Así que serian casi la misma estructura, los pasillos y las habitaciones.

Las sirenas sonaban como si fuese una guerra, éramos  tres contra un centenar de reclutas, oficiales e incluso tenientes.

Las muertes que causaban iban subiendo, eran una presa fácil. Mis compañeros hacían lo mismo, menos el rubio, que había entrado en la base:

-Max, ¿Te ayudo?- ya que mi compañero estaba peleando, mientras corría hacia la puerta para que puedan entrar.

La puerta estaba sellada por un tronco de madera, que con mi bate de un golpe lo destroce, el paso estaba libre.