El champiñón contra el vudú

El hombre te mira y te lanza cuatro dagas al cuerpo, dos a los hombros y dos a las rodillas. Obviamente las primeras son más fáciles de esquivar, pero los segundos son más complicados de evitar.

Cuatro dagas muy puñeteras [AF]

El ''hombre'' había conseguido evitar su machetazo transformándose en una especie de bolas, a la vez que se daba un golpecito en el pecho. Un usuario, perfecto, el hombre se había echado unos metros hacia atrás con anterioridad, por lo que estábamos a una distancia razonable. Había fallado mi primer golpe, pero no me quedaría quieto, sabía que no era alguien normal.

Creé de mis cabellos dos muñecos vudú, de tamaño humano, pero antes de que pudiese moverme, el hombre me lanzó dos pares de dagas, dos a los hombros y dos a las rodillas, no sería muy dificil evitarlo. Me lancé en plancha por enmedio de las cuchillas, cayéndo al suelo después y haciéndome daño en la zona del pecho, pero aquello era menor que cualquier arma que me hubiese dado. Por lo contrario, las dagas le habían dado a uno de mis dos muñecos.

Me levanté y activé mi tatuaje dagal, situado en la parte trasera del cuello, y dejando mi machete colgado de mi cintura, imbuí mis antebrazos y manos en haki de armadura, aura cortante (de profesión) y en Body Of Fire. Tras esto, con la ayuda de uno de mis muñecos, el que se encontraba ileso, transformé ambas manos en paja con dureza de 6 en mohs, y los dedos en clavos. Le lancé dos puñetazos, a distintas alturas, el de mi mano izquierda intenté que fuese directo a su hombro derecho, mientras que con la mano derecha, intenté darle un golpe atroz en la zona abdominal.

Mi otro muñeco quedó atrás por el momento. Tras realizar este ataque, retrocedí, poniéndome detrás de mi muñeco esta vez para evitar que si me lanzaba más dagas, que me diesen. Noté un escozor en la mayoría del pecho, y era por la rozadura de la camisa con las heridas de la caida.

Puñetazos con Aura cortante + Body of Fire en manos + Clavos en dedos + Fuerza adicional del Tatuaje Dagal (Todo con Haki de Armadura LVL 1) [AF]

Logras golpear al hombre, que recibe un par de cortes antes de deshacerse en bolas debido al impacto. Muchas ruedan tras de ti, y de pronto se materializa en tu espalda, tratando de agarrarte y colocarte una daga en el cuello.

Amenaza a la yugular [AIF]

Había conseguido darle y crearle bastantes cortes, iba bien la cosa para mí, o al menos eso pensaba. El hombre, se transformó en bolas nuevamente, empezando estas a pasar por debajo mío dirección a mi espalda. Aquello no me gustaba, un ataque certero por las espaldas podría ser mortal. Era el momento de hacerlo.

Rapidamente, creé otro muñeco, y en cuestión de segundos me estaba transformando con ellos. Una criatura de aproximadamente tres metros de altura, con mucha masa muscular, y creado con paja muy resistente. Si me intentaba lanzar una daga, no podría hacerme efecto, ya que la paja de la que estaba compuesto en aquel momento era de dureza 5 en escala de mohs, y a una daga normal le costaría rayarla, así que mucho menos penetrarla, por lo que podría estar más tranquilo.

Me di la vuelta rápidamente, y sin mirar lo que estaba haciendo ese hombre, imbuí mi mega-mano en haki de armadura y en aura cortante y le intenté asestar un fortísimo golpe en la cabeza. Si conseguía alcanzarle, probablemente le dejase un dolor de cabeza bastante doloroso durante un gran periodo de tiempo. La bastante fuerza que tenía debido a la transformación y, la velocidad que me había otorgado aquel rápido giro, podrían acabar con él.

Tras atacar, retrocedí bastante metros, y la transformación finalizó, volviendo yo así a la normalidad y permitiéndome crear otros dos muñecos.

Dolor de cabeza inigualable (Con haki de armadura LVL 1) [AMF]

NOTA:

El hombre trata de agarrarte, pero debido a tu altura, no logra alcanzarte el cuello. En cuanto le golpeas, suela un quejido y vuelve a deshacerse en bolitas del tamaño de una canica, dejando caer la daga al suelo. Pero la cosa no termina ahí. El hombre se materializa de nuevo, pero en partes. Un brazo aquí, la cabeza allá... el brazo agarra la daga y trata de clavártela en el pie antes de moverse hacia un lugar cercano y unirse al cuerpo del hombre, que vuelve a formarse. Ves un hilillo de sangre en su cara, justo donde le has golpeado.

- No es sano pelear con un Tenryubitto. Si te vas, prometo no hacer que te maten por traidor. -dice con sorna.

En ese momento, una sombra llega volando y corta al extraño hombre en el abdomen. El hombre se arrodilla, llevándose las manos a la barriga, mientras escupe sangre.

- Agh... traición. -murmura, mientras escupe sangre-. No debisteis atacar a un Noble Mundial... -se lleva una mano a la herida, y la otra bajo su túnica. Se escucha una explosión cerca, y otra, y otra, hasta que uno de los edificios de la calle revienta. Y otro, y otro, cada vez más cerca.

El hombre escupe una última vez, antes de que los cerca de quince kilos de dinamita que lleva pegados al cuerpo exploten con él.

Explosión en cadena made by a champiñón pastelero [AB]

Mi ataque había sido exitoso, el cara-seta había recibido un fuerte impacto en la cabeza, y seguro que le entraría un dolor de cabeza tremendo.

-Le habrá entrado un dolor de cabeza redondo.- Pensé a la vez que me reía yo solo.

Pero, en este pequeño tiempo, el hombre se había vuelto a dividir en bolas del tamaño de canicas y y se materializa en partes separadas, brazos, piernas, cabeza... Cogió una daga, y con intenciones de clavarmela, se acercó hasta mi pie uno de sus brazos, al cual le pegué una patada. No quería estorbos. El hombre estaba muy herido, y se notaba, estaba de rodillas en el suelo murmurando algo, cuando de repente, se pueden ver los edificios de la avenida explotando, por lo que decidí empezar a correr en dirección contraria y disparar a aquel hombre con mi revolver intentando ejecuarlo. A las malas, si conseguía escapar con vida de aquellas explosiones, me llevaría la Bara Bara No Mi conmigo, pues en mi mochila llevaba tres manzanitas.

Cuando disparé, ya me encontraba a bastantes metros, pues empecé a correr con bastante tiempo de ventaja para evitar que las explosiones de los edificios me alcanzasen. Al parecer, el hombre también llevaba explosivos... ¿Sería este mi fin...? Esperaba que no... Podría sobrevivir de muchas formas, pero no sabía si la suerte estaba de mi lado en aquel momento.

El hombre explota, y Drako recibe un golpe de un escombro en el gemelo izquierdo. Duele mucho, y te hace tropezar y caer. Las llamas te envuelven durante un instante antes de elevarse hacia el cielo. Tu ropa arde con furia, pero logras apagarla revolcándote por el suelo, no sin antes recibir unas bonitas marcas en la espalda.