El marine y el chico araña. (Pasado Tobías di Or - Torao)

En varios de mis viajes he hecho varios amigos,pero nunca hubo geniales y divertidos como Tobías,era uno al quien consideré como un gran amigo para mí en mis días de marine.
En mi camino hacia el Nuevo Mundo llegamos a la congelada Isla Karakuri,era una isla de invierno por lo que todo mi equipo del G-8 fueron abrigados hacia la isla,yo por mi parte tambien iba con abrigos aunque pocas,era una bonita isla aunque se decía que algunos piratas pelearon por aquí por lo que tuvimos que hacer una investigación por ese lugar y verificar que no hubiera ningún pirata por la zona.

Tobías había llegado hace relativamente poco a aquella isla invernal, viajando como polizón en un barco pesquero, aun que poco había durado oculto, pues es bien sabido que Tobías es muy ruidoso.

Caminaba muy pegado a Oro, su compañero animal, ya que en aquel lugar cubierto de nieve hacía bastante frío, sobre todo para alguien que no iba adecuadamente abrigado. La hiena no le evadía totalmente del frío, ya que, a pesar de irradiar calor, no era lo suficientemente grande como para mantenerle a buena temperatura. Por ello el joven ángel buscaba un lugar donde refugiarse o, al menos, un lugar donde poder encontrar las cosas adecuadas para encender una hoguera. Pero no tenía suerte.
Ante sus ojos solo se extendía una gigantesca llanura blanca que se expandía hasta toparse con el océano. Lo lógico sería haber dado marcha atrás para encontrar un pueblecito o una aldea, pero por alguna razón la hiena estaba extrañamente testaruda con seguir esa dirección y Tobías no tenía ganas ni fuerzas en ese momento para llevarle la contraria a su compañero.

Caminaron durante largo rato por la extensa explanada, dirección al mar y, poco a poco, el joven bardo fue distinguiendo algo al horizonte, una mancha negra que iba creciendo y creciendo conforme se acercaban. La nieve le llegaba a la altura de las pantorrillas, lo que hacía difícil el avance, pero, al poder discernir por completo aquellas siluetas se animó y salió corriendo, haciendo tintinear con fuerza las chapas que colgaban de su boina y su sitar. La silueta era ahora claramente un barco Marine.
- ¡¡Holaaa!! - Exclamó sonriente, levantando ambos brazos y moviéndolos como un maníaco. - ¿Me pueden ayudaaaar?
La hiena, a pesar de su pereza, se preocupaba por Tobías, así que se esforzó en mantenerse pegado a él.

Se quedó quieto de golpe en cuanto vio aquel gigantesco barco ¿Era un buque? Llamó mucho su atención y se mantuvo unos segundos mirándolo antes de volver a la realidad y acercarse a los marines.

Estando en mis pensamientos uno de los soldados me gritaron que había una persona en medio del blanco manto de la nieve asi que miré por los binoculares y observé y lo que vi era a una persona moviendo los brazos junto a un animal quien según su apariencia era un perro pero al acercarme me dí cuenta que era una hiena,supusé que esa persona era alguien perdido en medio de la isla,yo sé lo que se siente ser una persona perdida y desprotegida y sentí pena por él así que ordené inmediatamente que vayan a rescatar a ese muchacho que al parecer se puso rígido al notar que era un buque de la Marina,yo al decirle que no había nada que temer le dije:

- Oye,amigo,subé al buque,te venimos a rescatar,no tienes nada que temer.

Tobías ya se encontraba lo suficiente cerca como para llegar a distinguir hasta los rostros de todos los marines. Infló los carrillos cuando vio los largos y seguramente calentitos abrigos que ostentaban todos los ellos. Se moría de envidia. Ellos cubiertos de telas y plumas y él muríendose de frío. Se apretujó aun más contra su compañero.

La frase de aquel marine de cabello castaño le hizo sonreír. Él no tenía miedo de un barco, por grande que fuese, solo era un trozo grande de madera flotante. Pero si, había que reconocer que era impresionante. Se acercó al marine que parecía el manda más, el hombre alto de las lentes negras e hizo una graciosa reverencia, tan exagerada que la pluma de su boina acarició la nieve.
- ¡Hola! Soy Toby ¿Y tú? - preguntó con voz aguda e infantil. Luego miró alrededor, parecía algo confuso. - ¿Rescatar? ¿Es que hay alguien malo por aquí?

Se mantuvo inmóvil durante unos segundos, mirando fijamente los ojos de aquel marine, esperando respuesta, pero, aún no había pasado ni un segundo y Tobías, sin poder contener ya su curiosidad, se abalanzó sobre el marine y le quitó las gafas. Con una risita pícara se las puso y miró hacia todos lados, como un pajarillo buscando migas de pan.
Lo veía todo raro, como si tuviese una lupa con muchos aumentos delante de los ojos. Las cosas planas parecían abollarse de golpe y las que debían ser redondas se aplanaban.
- Jejeje - Se empezaba a marear, así que se quitó las gafas y se las enganchó sobre la boina, no parecía tener intención de devolvérselas. - Que interesante ¿Ves así todo el rato?

Si bien vino al buque,dijo que sú nombre era Toby y dijo que había llegado a ese lugar como polizón de un barquito pesquero,le dije que bajamos hacia el pueblo para iniciar la investigación,el chico era alguien travieso y teniamos que mantener un ojo sobre él,Tobías me preguntó como me llamaba yo por supuesto se lo dije y tambien que era capitán del G-8 de la Marina.Y me dijo que por qué dijeron que lo querían rescatar y que si había alguien malo ahí,yo miré seriamente a la isla y dije:

-Bueno,pensé que eras una persona que estaba perdida por aquí,por eso te rescatamos,pero de hecho si vamos a buscar personas aquí.Hemos oído que hay algunos piratas que pelean por esta zona y vamos a ver si podemos capturarlos.


De repente el chico me quitó las gafas por lo que no podía ver sin ellas,y me preguntó si puedo ver con ellos,yo le dije que sí ya que tengo miopía.Al oír esto el chico me lo devolvió inmediatamente,sin duda era una persona divertida,después de quedarnos en el barco habiamos llegado a la isla.

Le devolvió las gafas, no sin antes volver a ponérselas de nuevo, haciendo que sus ojos tomasen una forma grande y ñoña detrás del cristal.
- ¿Vais a por piratas? - Arrugó levemente la nariz, con cierto deje de molestia. - ¿Por qué perseguís piratas? ¿Yo puedo ir? ¡¡Aquí tengo frío!! - Hablaba a gran velocidad, casi atragantándose con su propia voz.
No quería separarse de la gente que había encontrado, más que nada por que no sabía cuán lejos estaría el poblado habitado más cercano y viajar solo le resultaba muy aburrido.
Miró a su compañero, que se mantenía pegado a él y bostezaba de vez en cuando. El animal no parecía molesto con la presencia de los desconocidos marines, es más, parecía estar ignorándolos a todos. La hiena era un buen compañero de viajes, pero se podría decir sin lugar a dudas que no tenía muchos temas de conversación.

Del cielo comenzaron a caer suaves bolitas níveas que se posaban grácilmente allá donde caían. Tobías miró al cielo y extendió una brazo, cogiendo un par de copos con la mano desnuda. Se le iluminaron los ojos. De allá donde venía la nieve no era algo muy corriente. Había leído cuentos y contado historias sobre países lejanos cubiertos de nieve, pero de verlo ilustrado en cuentos infantiles a tenerlo en la mano la diferencia era enorme.
Le recorrió un escalofrío y volvió a mirar al marine de las lentes, el que se había presentado "John D. Reville", aun que Tobías no había prestado demasiada atención y ya había olvidado el nombre.
Le tendió las manos abiertas, como pidiendo algo e infló las mejillas con un gesto demasiado infantil para su edad.
- ¿Me das una chaquetaaa?

El chico me preguntó si podía ir con nosotros hacia la investigación,temía por la seguridad de él pero ya que se lo veía muy emocionado le he aceptado pero con la condición de que esté cerca de los soldados para que no se pierda,asi que nos fuimos directo hacia la ciudad,en el camino hacia la ciudad,Tobías estaba jugando con la nieve caída por lo que yo estaba diciendole que venga que no hay tiempo de perder,empezó a nevar y el chico miró sorprendido a la nieve cayendo del cielo y se quito el guante para sentir los copos de nieve cayendo sobre su mano,me sentí feliz al verlo sentir la nieve,por lo que yo le pregunté:

-Es la primera vez que ves nieve ¿me equivoco?


De repente noté que el estaba tiritando de frío y luego me miró diciendome que si le puedo dar mi abrigo con una cara de niño perfecta,yo al verlo no pude negarme y le dí el último abrigo que tenía para que el niño este bien.Los soldados me dijeron


- Oiga capitán,pongasé algo de abrigo por favor,se puede enfermar si esta aqui sin abrigo.


- Sí,ustedes no se preocupen por mí,encarguensé del niño.


Los soldados aceptaron sin rechistar y seguimos caminando,hasta llegar a la ciudad,donde ahi empezó nuestro operativo para localizar sin ningún pirata se encontraba por aquí,yo investigué primero por los bares porque los piratas siempre se reunen ahí,lleve al chico conmigo al bar para que este seguro,pero no creo que fue buena idea llevarlo.

Una amplia sonrisa se dibujó en su rostro en cuanto John le puso el abrigo sobre los hombros. Tobías se arrebujó cuanto pudo, visiblemente más cómodo ahora que se había evadido del frío. Aún así no se separaba de su hiena.
- ¡Gracias! - Agradeció feliz, inclinando educadamente la cabeza repetidas veces, haciendo tintinear las chapitas de su boina. - ¡Si! Es la primera vez que veo la nieve. ¿Tú ya la conocías?

Los soldados que acompañaban al marine parecían tenerle bastante cariño, pues nada más ponerle el abrigo a Tobías uno de ellos se acercó y le advirtió sobre las consecuencias de ir destapado con este tiempo. El hombre llamada John le quitó importancia y empezaron a caminar. Tobías iba justo detrás del lider, dejando que este fuese el que le abriese un camino entre la nieve, facilitándole el avance.

Tras mucho rato de camino, lo que llegaría a ser media hora más o menos, llegaron a una ciudad. Las calles eran resbaladizas, pero estaban limpias de nieve, las casas, todas color blanco mate, tenían forma de cúpulas o iglúes. Tobías no tuvo mucho tiempo para observar el nuevo paisaje, ya que la "misión" de los marines se había dado por empezada.
Los soldados se dispersaron, cada uno por su camino y el joven ángel, la hiena y el marine John se quedaron juntos. El pequeño pero variopinto grupo de tres fueron registrando las tabernas. Era bien sabido que los piratas suelen frecuentar esos lugares, así que...
Miraron por unas cuantos bares antes de entrar en uno especialmente oscuro y maloliente.

El bar apenas estaba iluminado por tres o cuatro candelabros, formando un ambiente nocturno a pesar de que fuera era pleno día y dejando rincones oscuros por toda la estancia. No había ventanas abiertas y se hacía difícil distinguir a las personas que había dentro. Olía mucho a licor, especialmente a Ron y Wisky.
Tobías se pegó a un costado de la hiena, intimidado ante tal escena, pues nada más abrir la puerta muchos de los clientes del lugar se giraron hacia ellos y no parecían muy alegres al ver a un marine.