El loco politoxicómano contra la ninfómana psicópata

VS



Shoko: Una isla pequeña, de poco y bajo relieve, cuya particularidad es que se encuentra surcado por enormes lagunas que cubren casi la totalidad de la isla. Muchas de estas se han convertido en pantanos lo que ha atraido a numerosa cantidad de insectos.

Condiciones:

• Sin saltos de turno.
  
• Sin muerte.
  
• Experiencia estándar.
  
• Alguna más hay, pero es secreta (?)

¿Cómo he podido acabar aquí? ¿Qué demonios estoy haciendo en medio de una isla llena de mosquitos gigantes? Por suerte no les gusta chupar el titanio, que si no ya me veo penetrada por todas partes... En el mal sentido, claro. Ahora mismo debería estar escribiendo, que llevo desde hace dos semanas sin pararme a anotar ni una frase... Esta falta de inspiración es horrible. Tal vez por aquí logre algo de inspiración, aunque más allá de este cielo eternamente gris o el monótono paisaje que traga cada ápice de luz y mata hasta las más bellas ilusiones... ¡Oh! Funciona, más o menos. Debería visitar más a menudo lugares sórdidos y desprovistos de cualquier encanto.

Camino por la tierra, pantanosa, y no puedo evitar detener mi avance cuando llego a un lugar que me llama la atención. Parece que algo aquí ha sucedido. Frente a mí un tocón de árbol quebrado, y un pequeño taburete desvencijado por el paso de los años delante de él. A un lado, medio hundido en la laguna que hay junto a mí, el árbol al que pertenece ese tocón, o al menos eso parece. Cuando me acerco a él el viento mece mi cabello, y el olor a podredumbre inunda mis fosas nasales. Habría sido un momento perfecto para describir en un relato de amor si esta peste no impregnara cada rincón y... ¡Uy! ¿Qué es eso? Mis manos se alejan del árbol caído, y mis rodillas se hincan en el suelo, para dejar que me agache, mirando lo que, a todas luces, parece una cara en el suelo. También es muy vieja, y parece como si fuera inmune al paso del tiempo, como si fuera el espíritu habitante de ese árbol roto, como si el bosque la protegiera. ¿Por qué será?

Vaya, sin comerlo ni beberlo estoy en una posición un tanto indigna, aunque es gratamente familiar. No puedo evitar hincar los codos en la tierra mientras olisqueo cual animal la cara. Quiero sentir, y el olor es algo tan puro... No quiero dejar ninguna sensación que pude vivir olvidada, y sin darme cuenta estoy oliendo la marca de la cara de un tipo al que nunca conocí a los pies de un árbol quebrado, a cuatro patas y con shorts y blusa corta escotada. ¿Podría ser más surrealista la situación? Bueno, podría llegar Derek y darme un cachete, pero en parte lo mejoraría. Un cachete con tanta... Confianza. ¿Otra vez estoy pensando en eso? Necesito llegar a una isla habitada y con hombres guapos ¡YA! Pero primero voy a oler un poco más esta cara, aunque me estoy llenando los codos y las rodillas de barro... A veces creo que debería dejar el Éxtasis, me deja demasiado excitada, y hago estas tonterías.

Mercurio. A eso huele la marca en el suelo. Es ligeramente molesto, pero por suerte estar hecha de un metal pesado te otorga cierta resistencia a los metales pesados. ¿Curioso verdad? Debería levantarme y volver a la barcaza con Derek cuando noto algo a mi espalda. Tal vez sea por el olor, por el sonido de hojas crujiendo casi rítmicamente o por esa voz que suena a mi espalda, pero lo intuyo. "Bonito culo", resuena en mis oídos mientras la figura se acerca y, al parecer me tiende la mano. Todo un caballero... La verdad es que no se ve mucha gente que primero te salude con lascivia y luego te tienda la mano. Es extraño como mínimo, pero no importa ahora. Parece una voz masculina, tal vez sea lo suficientemente estúpido como para sacar algo de él. No me gusta robar, pero estamos sin comida por culpa de Derek. ¿Por qué sigo haciendo caso a ese alfeñique con pretensiones? Siempre acabo en líos por su culpa. En fin... Preparando cara de niña desvalida en 3, 2, 1...

Me levanto, y mis ojos lagrimean ligeramente. Están abiertos casi por completo y mi cara empieza a mostrar cierto rubor, mientras frunzo los labios con expresión nerviosa. Soy la viva imagen de una niña perdida, si no fuera por mi abultado escote, apretado estratégicamente entre mis codos, aunque de manera sutil. Así dejo intuir los beneficios que podría obtener ayudándome, pero sin decirlo. Que lo adivine su subconsciente... Aunque es mono, tal vez hasta merezca la pena darle alguna que otra pista.

-Me... me he perdido- digo, con sentido nerviosismo-. Estaba en el mar, en mi barco, y una tormenta me ha arrastrado hasta aquí- Rebeka, eres una puta mentirosa. Me encantas-. Tal vez...- me acerco a él, aunque no demasiado. Si me pego de buenas a primeras sería normal que mi máscara fuera retirada- ¿Tú sabes dónde estamos?

Lo miro a los ojos con esa última frase, tímidamente pero sin apartarla en ningún momento. demuestro cierta confianza con "mi salvador", sin anular el recelo que cualquier persona sentiría al encontrar un desconocido en medio de una isla donde sus gritos no pueden ser oídos. Hmmm, tal vez debería construir una cabaña por aquí, seguro que Derek no me encuentra hasta que a haya acabado. Una buena idea para el futuro, tal vez cuando tenga dinero...