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Prepárate. Es simple, solo echas a correr y en menos de 10 segundos estás allí. ¡Venga! Uno... Dos... tres... ¡Ya! Demasiado tarde. A ver Yoko... no es tan difícil, solo es echar a correr ¿Qué es lo que no entiendes? Vale, vale, otra vez. A la de una... Dos... tres... ¡Ahora! Eché a correr lo que las piernas me permitían. Era una cuestión difícil pero trataba de correr lo máximo posible para cazar un mapache, vale que yo iba en contra de la violencia de los animales, pero esto era una buena causa, el mapache se había llevado mi bufanda, la llevaba en la boca, no entendía el porqué aunque seguramente fuera por el olor a frutas del bosque, debía evitar que huyese con ella.
El animalito se escondía muy bien pero a cada rato lo identificaba fácilmente. Saqué mis dos pistolas y disparé a las ramas, hojas, al suelo, a todo lo que se moviese, pero bueno... así solo conseguía ahuyentarlo más. Me detuve y pasé la mano por la barbilla de forma pensativa. Necesitaba una estrategia para cazarlo, a no ser... ¡Vaya, eso ha sido un golpe de suerte! Me quedé boquiabierta al ver que la bufanda se había quedado enganchada a unos matorrales y el pequeño mapache había huido.
Me acerqué hasta los zarzales, estiré el brazo y saqué la prenda. La sacudí un poco ya que al arrastrarse se había ensuciado y la volví a colocar alrededor de mi cuello. Ahora que ya estaba completa debía ir a la ciudad, seguro que Byakuro-Sensei me estaba esperando. No tardé mucho en llegar a la ciudad y en cuanto pisé un pie en ella vi un circo. Un circo en Karakura... tenía ganas de ir a uno, pero Byakuro-sensei a lo mejor se enfadaría. En verdad eso no llevaría tanto tiempo y no perdía nada por visitarlo. Me acerqué al puesto con una sonrisa de oreja a oreja para pedir una entrada. -¡Hola!- El hombre me entregó la entrada amablemente y yo me puse a mirarla mientras caminaba hacia la entrada.
El animalito se escondía muy bien pero a cada rato lo identificaba fácilmente. Saqué mis dos pistolas y disparé a las ramas, hojas, al suelo, a todo lo que se moviese, pero bueno... así solo conseguía ahuyentarlo más. Me detuve y pasé la mano por la barbilla de forma pensativa. Necesitaba una estrategia para cazarlo, a no ser... ¡Vaya, eso ha sido un golpe de suerte! Me quedé boquiabierta al ver que la bufanda se había quedado enganchada a unos matorrales y el pequeño mapache había huido.
Me acerqué hasta los zarzales, estiré el brazo y saqué la prenda. La sacudí un poco ya que al arrastrarse se había ensuciado y la volví a colocar alrededor de mi cuello. Ahora que ya estaba completa debía ir a la ciudad, seguro que Byakuro-Sensei me estaba esperando. No tardé mucho en llegar a la ciudad y en cuanto pisé un pie en ella vi un circo. Un circo en Karakura... tenía ganas de ir a uno, pero Byakuro-sensei a lo mejor se enfadaría. En verdad eso no llevaría tanto tiempo y no perdía nada por visitarlo. Me acerqué al puesto con una sonrisa de oreja a oreja para pedir una entrada. -¡Hola!- El hombre me entregó la entrada amablemente y yo me puse a mirarla mientras caminaba hacia la entrada.
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Me hacía tanta ilusión ir al circo, algo de diversión no estaba mal. La cantidad de niños era demasiada y algunos eran incluso más altos que yo. Era demasiado pequeña, me pregunto si alguna vez crecería más... Pasé la mano frotando el ojo. Si, era todo un drama, pero era el drama de no poder llegar a una estantería.
La cola era muy larga y había mucho alboroto. No sé si debería haber venido, no me encontraba cómoda. Cosquillas se encontraba en mi hombro, parecía nervioso y estaba alerta. Lo recogí con las dos manos y lo acaricié, ronroneaba felizmente. Que ternura, la verdad es que los animales me conmovían demasiado y me volvían loca.
Volví a dejar a Cosquillas en mi hombro y miré para la carpa del circo. Era de unas grandes magnitudes y con colores vivos y llamativos. Se lo habían montado bien aquí, la cantidad de dinero que sacarían no sería ni medio normal, menuda vida de ricos llevarían.
En ese momento Cosquillas saltó de mi hombro y comenzó a correr moviendo su colita felizmente. -¡Vuelve!- Tenía una manía de escaparse. Debía domarlo pronto. Cosquillas corrió y de un salto abrió sus patitas y planeó hasta la cara del muchacho, el cual tenía dos niños a su lado. -¡P-Perdón! Es mi mascota... que es demasiado traviesa... -Dije sonriendo tímidamente. Esperaba que no se enfadase.
La cola era muy larga y había mucho alboroto. No sé si debería haber venido, no me encontraba cómoda. Cosquillas se encontraba en mi hombro, parecía nervioso y estaba alerta. Lo recogí con las dos manos y lo acaricié, ronroneaba felizmente. Que ternura, la verdad es que los animales me conmovían demasiado y me volvían loca.
Volví a dejar a Cosquillas en mi hombro y miré para la carpa del circo. Era de unas grandes magnitudes y con colores vivos y llamativos. Se lo habían montado bien aquí, la cantidad de dinero que sacarían no sería ni medio normal, menuda vida de ricos llevarían.
En ese momento Cosquillas saltó de mi hombro y comenzó a correr moviendo su colita felizmente. -¡Vuelve!- Tenía una manía de escaparse. Debía domarlo pronto. Cosquillas corrió y de un salto abrió sus patitas y planeó hasta la cara del muchacho, el cual tenía dos niños a su lado. -¡P-Perdón! Es mi mascota... que es demasiado traviesa... -Dije sonriendo tímidamente. Esperaba que no se enfadase.
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Al muchacho no le pareció mal lo que hizo Cosquillas. Eso me alegró. Estaba harta de meterme en problemas por él. Una vez puede ocurrir pero no casi siempre, así una se acaba cansando. Lo malo es que tenía que ir pensando una manera de domar al planeador de azúcar, simplemente para que no saltase a la cara de las personas. Sería una tarea difícil, pero estoy segura de que soy capaz de lograrlo.
Cosquillas volvió a subirse a mi hombro y observé al hombre con los dos muchachos de arriba abajo. La fila comenzó a avanzar de un momento a otro y los visitantes comenzaron a empujar a todos para entrar. Parece que la gente tenía muchas ansias de entrar porque había empujones que no eran normales. Una vez estaba dentro observé toda el monumento. La verdad es que se habían montado un buen negocio, con estas dimensiones podían albergar a cientos de personas.
Avancé un poco en la fila y conseguí encontrar un sitio en las gradas para sentarme al lado del muchacho de antes. Había bastante ajetreo entre artistas y espectadores. Cuando todos se sentaron ya un poco vi a un marine en la primera fila acompañado de unos cuantos más. ¿Por qué estaba la marina en un circo? Que extraño, el gobierno no solía estar por aquí a no ser que fuese algo importante, quizás solo estuviesen de visita. No le dí mucha importancia así que me dirigí al chico. - ¿Son tus hijos? -Pregunté curiosamente sonriendo. La verdad es que aparentaba ser una familia ellos tres. - Soy Yoko ¿Y tú? - Lo que menos podía hacer era preguntar su nombre por el tropiezo de antes.
Cosquillas volvió a subirse a mi hombro y observé al hombre con los dos muchachos de arriba abajo. La fila comenzó a avanzar de un momento a otro y los visitantes comenzaron a empujar a todos para entrar. Parece que la gente tenía muchas ansias de entrar porque había empujones que no eran normales. Una vez estaba dentro observé toda el monumento. La verdad es que se habían montado un buen negocio, con estas dimensiones podían albergar a cientos de personas.
Avancé un poco en la fila y conseguí encontrar un sitio en las gradas para sentarme al lado del muchacho de antes. Había bastante ajetreo entre artistas y espectadores. Cuando todos se sentaron ya un poco vi a un marine en la primera fila acompañado de unos cuantos más. ¿Por qué estaba la marina en un circo? Que extraño, el gobierno no solía estar por aquí a no ser que fuese algo importante, quizás solo estuviesen de visita. No le dí mucha importancia así que me dirigí al chico. - ¿Son tus hijos? -Pregunté curiosamente sonriendo. La verdad es que aparentaba ser una familia ellos tres. - Soy Yoko ¿Y tú? - Lo que menos podía hacer era preguntar su nombre por el tropiezo de antes.
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Sus pasos eran algo dubitativos, pues la chica estaba con su mirada centrada en un libro, ya que debía aprenderse ciertas cosas para dentro de unos días porque el jefe de laboratorio la había citado para que le ayudara en un experimento. Obviamente aquella era una oportunidad única para Amy, quien quería aprender más, y no iba a desaprovecharla.
Al estar muy concentrada en sus pensamientos y en el libro no se dio cuenta cuando alguien le puso el pie enfrente suyo, causando que la muchacha se tropezara y terminará en el suelo.
-Maldición…-
Acoto en voz baja mientras tomaba el libro rápidamente y levantaba un poco la cabeza, pues no quería que la llevaran por delante. Pero aquella acción para ponerse de pie se vio interrumpida por la propia científica quién fijó sus azulados orbes en una gran carpa que había a unos metros de ella. Al percatarse de semejante instalacion ella miró a sus alrededores y logro comprender un poco mejor la situación y lo que era esa carpa.
Payasos entregando folletos mientras gritaban y aclamaban por un circo… asco le daba a Amy que simplemente tomó su libro y camino hacia una de las veredas donde había menos tráfico de personas.
Rápidamente se desmontó la mochila para abrirla, dejando ver una pequeña cajita de maderas que en su interior poseía 4 frascos oscuros, cada uno con una etiqueta ( Nitrato de amonio, Cianuro, Formol y Cloroformo) de 50 ml, con diferentes molaridades en sus especies. Al lado de de la cajita había una botella de alcohol y un desodorante en aerosol. Cuando repaso con su mirada el interior terminó por acomodar el libro.
Al finalizar su acción llevó su mano el el bolsillo interior de su chaleco para tocar con sus dedos el encendedor que reposaba guardado.
Amy se cercioro que todo estuviera en su lugar, pues a pesar de ser científica y pertenecer al gobierno… ella nunca salía desarmada, bien era sabia su historia de vida que nunca podía confiarse y de un momento para el otro podrían ocurrir situaciones complicadas en las que ella debería de defenderse.
Con unos rápidos pasos emprendió su caminata decidida hacia el circo. La joven iba vestida con un short que le llegaba a los muslos y de color blanco, una blusa también blanca y por arriba una chaqueta oscura. Su vestimenta era normal pero realzaba el color albino de su piel y su alargado cabello azulado.
-Toma.-
Acotó mientras que le entregaba el dinero y le daban un boleto para el circo, tenía pensado entrar a ese lugar infernal… pero su objetivo no era distraerse con los espectáculos que daban; su intención era poder ayudar a los animales que seguramente estaban encarcelados en esa compañía financiera.
Cuando la chica entró comenzó a bajar las escaleras para ver cómo a lo lejos había una gran cantidad de marines que estaban observando el inicio de aquella “fiesta”.
-Permiso, permiso…-
Susurraba la chica que estaba completamente fuera de sus cabales por estar rodeada por tanta gente, odiaba todo eso...pero no podía ignorar esos animales en cautiverio. Mejor que nadie sabía lo que era vivir en es una jaula y obedecer órdenes.
Después de buscar y buscar un lugar libre se acercó al lado de un joven con dos niños y una muchacha, el asiento al lado de la muchacha estaba libre y fue ahí donde se sentó, mientras escuchaba sin querer la conversación que tenían las dos personas que se encontraban a su lado.
Al estar muy concentrada en sus pensamientos y en el libro no se dio cuenta cuando alguien le puso el pie enfrente suyo, causando que la muchacha se tropezara y terminará en el suelo.
-Maldición…-
Acoto en voz baja mientras tomaba el libro rápidamente y levantaba un poco la cabeza, pues no quería que la llevaran por delante. Pero aquella acción para ponerse de pie se vio interrumpida por la propia científica quién fijó sus azulados orbes en una gran carpa que había a unos metros de ella. Al percatarse de semejante instalacion ella miró a sus alrededores y logro comprender un poco mejor la situación y lo que era esa carpa.
Payasos entregando folletos mientras gritaban y aclamaban por un circo… asco le daba a Amy que simplemente tomó su libro y camino hacia una de las veredas donde había menos tráfico de personas.
Rápidamente se desmontó la mochila para abrirla, dejando ver una pequeña cajita de maderas que en su interior poseía 4 frascos oscuros, cada uno con una etiqueta ( Nitrato de amonio, Cianuro, Formol y Cloroformo) de 50 ml, con diferentes molaridades en sus especies. Al lado de de la cajita había una botella de alcohol y un desodorante en aerosol. Cuando repaso con su mirada el interior terminó por acomodar el libro.
Al finalizar su acción llevó su mano el el bolsillo interior de su chaleco para tocar con sus dedos el encendedor que reposaba guardado.
Amy se cercioro que todo estuviera en su lugar, pues a pesar de ser científica y pertenecer al gobierno… ella nunca salía desarmada, bien era sabia su historia de vida que nunca podía confiarse y de un momento para el otro podrían ocurrir situaciones complicadas en las que ella debería de defenderse.
Con unos rápidos pasos emprendió su caminata decidida hacia el circo. La joven iba vestida con un short que le llegaba a los muslos y de color blanco, una blusa también blanca y por arriba una chaqueta oscura. Su vestimenta era normal pero realzaba el color albino de su piel y su alargado cabello azulado.
-Toma.-
Acotó mientras que le entregaba el dinero y le daban un boleto para el circo, tenía pensado entrar a ese lugar infernal… pero su objetivo no era distraerse con los espectáculos que daban; su intención era poder ayudar a los animales que seguramente estaban encarcelados en esa compañía financiera.
Cuando la chica entró comenzó a bajar las escaleras para ver cómo a lo lejos había una gran cantidad de marines que estaban observando el inicio de aquella “fiesta”.
-Permiso, permiso…-
Susurraba la chica que estaba completamente fuera de sus cabales por estar rodeada por tanta gente, odiaba todo eso...pero no podía ignorar esos animales en cautiverio. Mejor que nadie sabía lo que era vivir en es una jaula y obedecer órdenes.
Después de buscar y buscar un lugar libre se acercó al lado de un joven con dos niños y una muchacha, el asiento al lado de la muchacha estaba libre y fue ahí donde se sentó, mientras escuchaba sin querer la conversación que tenían las dos personas que se encontraban a su lado.
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Amy mantenía su mirada fija hacia el “espectáculo” que estaba brindando aquel circo, pero… sus orbes celestes comenzaron a llenarse de lágrimas cuando unos animales salieron a escena. De cierta forma en su corazón… en su mente ella deseaba que aquel circo no hiciera fantasía con aquellos seres. Lamentablemente su deseo no era cumplido…
La chica solo se dispuso a apretar fuertemente el chaleco que tenía en aquel instante con su mano derecha, mientras que sus delicados dedos arrastraban las lágrimas de sus orbes hacia un costado para que no se divisaran y no le interrumpiera la visión. Ella vería todo lo que estaba pasando en ese lugar.
Inesperadamente observó como en el escenario a un costado, la cortina, se abría dejando ver la cabeza de un niño un tanto sucio y despeinado que parecía tener terror en su rostro, pero cuando la chica quería seguir observando más aquella acción todo fue detenido, pues el chico cayó al suelo de forma estrepitosa, causando que le saliera sangre de la nariz.
Ante aquel hecho Amy abrió enormemente sus orbes y un escalofrio recorrio su cuerpo mientras agachaba su mirada hacia el suelo y la expresión de su rostro mostraba algo de miedo. Poco a poco varias imagines de sus recuerdos comenzaban a inundar su mente… pues aquella apariencia del niño que recien habia visto… ella antes la observaba todos los días enfrente de un espejo. Se podía ver a sí misma de niña.
Cuando logró unir algunos hechos se levantó de golpe de su asiento y miró hacia un costado para dirigirse a ese lugar sin importarle nada… pero todo fue detenido, pues escucho la voz del hombre con los niños que había visto antes. Èl se encontraba de pie y sin dejarle dar una respuesta a la científica, ya se estaba dirigiendo hacia el lugar donde ella quería ir.
La joven ante aquel pedido se quedo estática y recorrió con sus ojos aquellos niños, observandolos detenidamente… tenían ropa sucia, estaban delgados, despeinados… desordenados; como ella en algún momento lo había estado.
-Niños…su padre nos les compra ropa?-
Pregunto la chica un poco nerviosa, pensando que aquel hombre que la dejó con aquel dúo era el padre. Por otro lado la chica se acercó a ellos y tomó a la niña en brazos junto a su oso, para después sonreírle y acurrucarla contra su pecho...dándole un poco de calor. Mientras tanto ella llevaba su mano hacia la del niño que estaba de pie, para tomarsela y mirarle con una expresión tranquila y apaciguadora. Amy no quería que ellos tuvieran miedo…
-No tenemos papa.-
Contestaron, causando que la chica tragara un poco nerviosa mientras se sentaba en el asiento y acurrucaba a ambos niños.
La pequeña a todo esto había comenzado a jugar con los mechones azulados de la científica, mientras que el chico se encontraba un poco sonrojado por el cariño que mostraba la mayor hacia ellos. Ambos niños parecian un poco tímidos e inocentes.
-Entonces… ¿Quién era el hombre que estaba con ustedes niños? -
Una leve ansiedad la inundaba y un nudo en su garganta comenzaba a causarle una pequeña falta de aire. Por otra para el nene sonrió con felicidad a la vez que hacía la señal de victoria con dos de sus dedos.
-Pues èl nos regaló una manzana hace un rato y ahora nos trajo al circo.-
La chica abrió grandemente sus orbes, eso quería decir que aquella persona recien habia conocido a los pequeños, por lo tanto la chica se tranquilizo un poco. El joven que la había dejado a cargo de ellos no era una mala persona al parecer.
A todo esto la chica se mantuvo un rato callada y con la mirada hacia el espectáculo, pues los niños lo veían de manera tranquila y parecían divertirse.
Al terminar con el número de los animales, en el escenario, salieron una gran cantidad de payasos con un pequeño automóvil, al parecer ellos querían hacer el típico número de los circos comunes y corrientes.
Lo que más le causo la atención a la chica en aquel momento fue que la mirada del niño mayor fue directa hacia los payasos y comenzó a temblar ligeramente a la vez que la chica tomo mas fuerte el mechón de Amy y se acurruco en el pecho de ella.
-¿Chicos que sucede en este lugar?-
Susurro en voz baja, para que solo los niños escucharan, pues todo comenzaba a ir por el camino que ella más temía y eso no le gustaba para nada...
La chica solo se dispuso a apretar fuertemente el chaleco que tenía en aquel instante con su mano derecha, mientras que sus delicados dedos arrastraban las lágrimas de sus orbes hacia un costado para que no se divisaran y no le interrumpiera la visión. Ella vería todo lo que estaba pasando en ese lugar.
Inesperadamente observó como en el escenario a un costado, la cortina, se abría dejando ver la cabeza de un niño un tanto sucio y despeinado que parecía tener terror en su rostro, pero cuando la chica quería seguir observando más aquella acción todo fue detenido, pues el chico cayó al suelo de forma estrepitosa, causando que le saliera sangre de la nariz.
Ante aquel hecho Amy abrió enormemente sus orbes y un escalofrio recorrio su cuerpo mientras agachaba su mirada hacia el suelo y la expresión de su rostro mostraba algo de miedo. Poco a poco varias imagines de sus recuerdos comenzaban a inundar su mente… pues aquella apariencia del niño que recien habia visto… ella antes la observaba todos los días enfrente de un espejo. Se podía ver a sí misma de niña.
Cuando logró unir algunos hechos se levantó de golpe de su asiento y miró hacia un costado para dirigirse a ese lugar sin importarle nada… pero todo fue detenido, pues escucho la voz del hombre con los niños que había visto antes. Èl se encontraba de pie y sin dejarle dar una respuesta a la científica, ya se estaba dirigiendo hacia el lugar donde ella quería ir.
La joven ante aquel pedido se quedo estática y recorrió con sus ojos aquellos niños, observandolos detenidamente… tenían ropa sucia, estaban delgados, despeinados… desordenados; como ella en algún momento lo había estado.
-Niños…su padre nos les compra ropa?-
Pregunto la chica un poco nerviosa, pensando que aquel hombre que la dejó con aquel dúo era el padre. Por otro lado la chica se acercó a ellos y tomó a la niña en brazos junto a su oso, para después sonreírle y acurrucarla contra su pecho...dándole un poco de calor. Mientras tanto ella llevaba su mano hacia la del niño que estaba de pie, para tomarsela y mirarle con una expresión tranquila y apaciguadora. Amy no quería que ellos tuvieran miedo…
-No tenemos papa.-
Contestaron, causando que la chica tragara un poco nerviosa mientras se sentaba en el asiento y acurrucaba a ambos niños.
La pequeña a todo esto había comenzado a jugar con los mechones azulados de la científica, mientras que el chico se encontraba un poco sonrojado por el cariño que mostraba la mayor hacia ellos. Ambos niños parecian un poco tímidos e inocentes.
-Entonces… ¿Quién era el hombre que estaba con ustedes niños? -
Una leve ansiedad la inundaba y un nudo en su garganta comenzaba a causarle una pequeña falta de aire. Por otra para el nene sonrió con felicidad a la vez que hacía la señal de victoria con dos de sus dedos.
-Pues èl nos regaló una manzana hace un rato y ahora nos trajo al circo.-
La chica abrió grandemente sus orbes, eso quería decir que aquella persona recien habia conocido a los pequeños, por lo tanto la chica se tranquilizo un poco. El joven que la había dejado a cargo de ellos no era una mala persona al parecer.
A todo esto la chica se mantuvo un rato callada y con la mirada hacia el espectáculo, pues los niños lo veían de manera tranquila y parecían divertirse.
Al terminar con el número de los animales, en el escenario, salieron una gran cantidad de payasos con un pequeño automóvil, al parecer ellos querían hacer el típico número de los circos comunes y corrientes.
Lo que más le causo la atención a la chica en aquel momento fue que la mirada del niño mayor fue directa hacia los payasos y comenzó a temblar ligeramente a la vez que la chica tomo mas fuerte el mechón de Amy y se acurruco en el pecho de ella.
-¿Chicos que sucede en este lugar?-
Susurro en voz baja, para que solo los niños escucharan, pues todo comenzaba a ir por el camino que ella más temía y eso no le gustaba para nada...
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Al fin aquella persona regresaba, causando que los niños fueran con èl...parecia que se habían acostumbrado al hombre.
Por otra parte Amy escuchó la presentación y la invitación… ante aquello la chica dudó un poco, podía decir que no...y seguir en ese circo para salvar a los animales...pero de cierta forma ¿Si no eran solo los animales quienes estaban cautivos en aquella infernal empresa? Debía conseguir más información y quien posiblemente sabía era aquel hombre con los niños.
-Mi nombre en Amy D. Hacke, claro me gustaría.-
Acotó con una leve sonrisa a la vez que se apresuraba por salir de aquella instalación, no le gustaba las multitudes ni los hombres...pero era algo que enfrentaría para liberar a los animales de aquel circo.
-Igual Maximilian, hay cosas que le quiero preguntar sobre los niños y lo que ambos observamos durante uno de los actos.-
Dijo sin darle vuelta al asunto, pues Amy sabia que èl habia visto un chico sangrar arriba del escenario, el cual duró pocos segundos pero fue lo necesario para que muy pocas personas se dieran cuenta de ello.
Mientras tanto en un leve instinto la jovencita tomó la mano del niño para que no se perdiera, a la vez que seguía al hombre “desconocido” pues supuestamente èl llevaría a toda esa manada (?) a almorzar.
Por otra parte Amy escuchó la presentación y la invitación… ante aquello la chica dudó un poco, podía decir que no...y seguir en ese circo para salvar a los animales...pero de cierta forma ¿Si no eran solo los animales quienes estaban cautivos en aquella infernal empresa? Debía conseguir más información y quien posiblemente sabía era aquel hombre con los niños.
-Mi nombre en Amy D. Hacke, claro me gustaría.-
Acotó con una leve sonrisa a la vez que se apresuraba por salir de aquella instalación, no le gustaba las multitudes ni los hombres...pero era algo que enfrentaría para liberar a los animales de aquel circo.
-Igual Maximilian, hay cosas que le quiero preguntar sobre los niños y lo que ambos observamos durante uno de los actos.-
Dijo sin darle vuelta al asunto, pues Amy sabia que èl habia visto un chico sangrar arriba del escenario, el cual duró pocos segundos pero fue lo necesario para que muy pocas personas se dieran cuenta de ello.
Mientras tanto en un leve instinto la jovencita tomó la mano del niño para que no se perdiera, a la vez que seguía al hombre “desconocido” pues supuestamente èl llevaría a toda esa manada (?) a almorzar.
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La situación parecía irse completamente de sus manos, varias cosas ocurrieron en las cuales ella no pudo reaccionar ni ayudar por su falta de fuerza… causando que de cierta forma se molestara con ella misma meo poder haber hecho nada. Si no hubiera sido por esas tres personas recién aparecidas… la situación podría haberse complicado más de lo que ya estaba, por lo tanto la chica suspiro un poco aliviada mientras recorría con la vista a los niños.
Sin dudas había algo raro en aquel lugar, era muy extraño que aquellos desconocidos hubieran preguntado por los niños, asi que debia de estar super atenta a lo que sucediera con ellos, por esa razón le tendió la mano al niño para tomarsela y sonreirle tranquilamente.
Mientras tanto tres personas llegaban al lugar, eran las mismas que parecían haber ayudado al muchacho en la situación con aquel hombre del circo. Ante ello la científica se puso algo nerviosa, una cosa era estar con Maximilian… y otra relacionarse con tres desconocidos más, sin dudas eso no le gustaba.
Con un poco de pesimismo asentó con la cabeza cuando vio el gesto de él.
-¿Quienes son ellos? -
Pregunto Amy mientras comenzaban avanzar, supuestamente él conocía un lugar donde comer… así que tenía que ser guiada la peliazul que de por sí estaba bastante incómoda al estar con varios desconocidos.
Sin dudas había algo raro en aquel lugar, era muy extraño que aquellos desconocidos hubieran preguntado por los niños, asi que debia de estar super atenta a lo que sucediera con ellos, por esa razón le tendió la mano al niño para tomarsela y sonreirle tranquilamente.
Mientras tanto tres personas llegaban al lugar, eran las mismas que parecían haber ayudado al muchacho en la situación con aquel hombre del circo. Ante ello la científica se puso algo nerviosa, una cosa era estar con Maximilian… y otra relacionarse con tres desconocidos más, sin dudas eso no le gustaba.
Con un poco de pesimismo asentó con la cabeza cuando vio el gesto de él.
-¿Quienes son ellos? -
Pregunto Amy mientras comenzaban avanzar, supuestamente él conocía un lugar donde comer… así que tenía que ser guiada la peliazul que de por sí estaba bastante incómoda al estar con varios desconocidos.
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Con una rápida caminata lograron llegar al lugar donde iban a comer, la joven de cabellos azules se veía algo nerviosa, más que nada incómoda por los hombres cerca suyo… no es que lo odiaras, simplemente le ponían nerviosa.
Por otro lado todos comenzaron a presentarse y la científica solo atino a sonreír con timidez ante las acotaciones de todas aquellas personas…aunque por suerte había una chica entre el grupo, así que Amy no era la única femenina.
Cuando llegó el mozo todos comenzaron a pedir como bestias, mientras tanto la ojiscelestes comenzó a ver el menú y a lo último ordenó un bistec con ensalada, algo bastante común.
Cuando la situación se calmó un poco Maximilian comenzó a hablar, diciendo los motivos del porque estaban en esa isla y lo que había averiguado.
Amy escuchó serenamente aquellas palabras mientras su cabeza se inclinaba un poco hacia delante, logrando que algunos cabellos azulados se balanceen por el aire… sin duda estaba oyendo perfectamente el relato.
En el momento que entendió la situación a su cuerpo le invadió un escalofrío mientras que su corazón comenzaba a latir con más fuerza ¿Como podía ser posible que este pasando eso? Su pregunta no iba a ser contestada… pues la muchacha sabía perfectamente la respuesta.
-Cuando vi que había un circo solo pensé en los animales que podrían estar siendo esclavizados, pero no solo eran ellos… también habían niños.-.
Sus palabras fueron monótonas, sin una pizca de emoción, mientras que levemente sus orbes celestes reflejaban a los niños que también estaban sentados en esa mesa, pero al instante levantó su mirada para dirigirla a maximilian, mirándolo con determinación y de manera impaciente. En este momento deberían estar en el circo buscando una forma de liberar a los niños, no comiendo.
-Debemos ir a liberarlos ya, cada segundo que están en ese lugar es como si algo en su corazón se les quebrara.-
Sus palabras eran ciertas, había vivido en carne propia la esclavitud… sabía muy bien lo que era estar encerrada en un lugar.
Por otro lado todos comenzaron a presentarse y la científica solo atino a sonreír con timidez ante las acotaciones de todas aquellas personas…aunque por suerte había una chica entre el grupo, así que Amy no era la única femenina.
Cuando llegó el mozo todos comenzaron a pedir como bestias, mientras tanto la ojiscelestes comenzó a ver el menú y a lo último ordenó un bistec con ensalada, algo bastante común.
Cuando la situación se calmó un poco Maximilian comenzó a hablar, diciendo los motivos del porque estaban en esa isla y lo que había averiguado.
Amy escuchó serenamente aquellas palabras mientras su cabeza se inclinaba un poco hacia delante, logrando que algunos cabellos azulados se balanceen por el aire… sin duda estaba oyendo perfectamente el relato.
En el momento que entendió la situación a su cuerpo le invadió un escalofrío mientras que su corazón comenzaba a latir con más fuerza ¿Como podía ser posible que este pasando eso? Su pregunta no iba a ser contestada… pues la muchacha sabía perfectamente la respuesta.
-Cuando vi que había un circo solo pensé en los animales que podrían estar siendo esclavizados, pero no solo eran ellos… también habían niños.-.
Sus palabras fueron monótonas, sin una pizca de emoción, mientras que levemente sus orbes celestes reflejaban a los niños que también estaban sentados en esa mesa, pero al instante levantó su mirada para dirigirla a maximilian, mirándolo con determinación y de manera impaciente. En este momento deberían estar en el circo buscando una forma de liberar a los niños, no comiendo.
-Debemos ir a liberarlos ya, cada segundo que están en ese lugar es como si algo en su corazón se les quebrara.-
Sus palabras eran ciertas, había vivido en carne propia la esclavitud… sabía muy bien lo que era estar encerrada en un lugar.
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Después de las palabras que acoto se limitó a asentir lo que Maximilian decía, él parecía tener más capacidades que ella en armar un plan contra aquellos seres inhumanos.
Cuando todos comenzaron a levantar Amy también lo hizo para sacudirse un poco sus ropas y observar a los niños y dirigir su mirada al hombre que le iba a acompañar. Cuando lo vio levemente mordió su labio inferior de forma disimulada… no le gustaba estar relacionada con ellos pero ¿Que debía hacer? No le quedaba otra, por sus caprichos no dejaría que los niños y animales siguieran sufriendo.
Por lo tanto dio un leve suspiro mientras agachaba la cabeza por unos segundos para después levantarla y posar fijamente sus ojos en Owen.
-Vamos.-
Sus palabras fueron simples pero en su tono de voz se lograba apreciar la cantidad de emociones que sentía la científica en aquel momento. La rabia solo era aplacada por la tristeza y melancolía, recordar su pasado y verlo reflejado en criaturas tan inocentes solo hacían que ella tuviera ganas de llorar e impotencia ante el gobierno que estaba gobernando.
En un rápido movimiento ella se puso a caminar hacia la dirección del circo, viendo de reojo si el amigo de Maximilian le seguía. Mientras tanto su mente trataba de idear formas para despistar a los que trabajaban en el circo, no sabía si los reactivos que tenía en su bolso servirían… pero si los usaba debía de tener sumo cuidado porque podrían afectar a los niños.
-¿Tienes algún plan para lidiar con aquellas personas?-
Cuando acoto esas palabras sus pasos se detuvieron, pues estaba a una distancia de 30 metros de la carpa… lo más sensato es que se detuvieran en ese lugar y planearan los métodos de acción que tendrían que tomar de ahí en adelante.
Cuando todos comenzaron a levantar Amy también lo hizo para sacudirse un poco sus ropas y observar a los niños y dirigir su mirada al hombre que le iba a acompañar. Cuando lo vio levemente mordió su labio inferior de forma disimulada… no le gustaba estar relacionada con ellos pero ¿Que debía hacer? No le quedaba otra, por sus caprichos no dejaría que los niños y animales siguieran sufriendo.
Por lo tanto dio un leve suspiro mientras agachaba la cabeza por unos segundos para después levantarla y posar fijamente sus ojos en Owen.
-Vamos.-
Sus palabras fueron simples pero en su tono de voz se lograba apreciar la cantidad de emociones que sentía la científica en aquel momento. La rabia solo era aplacada por la tristeza y melancolía, recordar su pasado y verlo reflejado en criaturas tan inocentes solo hacían que ella tuviera ganas de llorar e impotencia ante el gobierno que estaba gobernando.
En un rápido movimiento ella se puso a caminar hacia la dirección del circo, viendo de reojo si el amigo de Maximilian le seguía. Mientras tanto su mente trataba de idear formas para despistar a los que trabajaban en el circo, no sabía si los reactivos que tenía en su bolso servirían… pero si los usaba debía de tener sumo cuidado porque podrían afectar a los niños.
-¿Tienes algún plan para lidiar con aquellas personas?-
Cuando acoto esas palabras sus pasos se detuvieron, pues estaba a una distancia de 30 metros de la carpa… lo más sensato es que se detuvieran en ese lugar y planearan los métodos de acción que tendrían que tomar de ahí en adelante.
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Akuma no mi
Varios
Un plan… era lo que menos tenía pensado aquella persona llamada Owen, de por sí jamás imaginó que ese aliado terminaría yendo por el frente. A pesar de todo debía darle unos puntos por su falta de tácticas… después de todo estaba creando un gran alboroto, el cual Amy podía utilizar para sus beneficios.
La joven se detuvo en el lugar donde estaba, presenciando de lejos la batalla de aquella persona. Él parecía muy fuerte, por lo tanto sería mejor si no se preocupaba por el bienestar de su aliado; en aquel momento lo importante era idear un plan para rescatar a los niños y animales, no podía llenar su mente de preocupaciones. Esta vez… ella no iba a fallar como en el pasado.
Ante la batalla de poderes que Owen mantenía con aquellos corpulentos; ella se desprendió la mochila y extrajo una caja con sus reactivos. La miró atentamente para sacar la de cloroformo y nitrato de amonio; apenas las extrajo rompió una parte de la tela de su blusa… para mojarla en cloroformo. Sus siguientes movimientos fueron rápidos pues guardó el “preparado” en su bolsillo derecho, mientras los frascos los depositava en el izquierdo del saco.
Cuando las personas comenzaron a correr Amy tomó su cabello y lo puso debajo de su ropa. Sus largas hebras azulinas podría llamar la atención de personas indeseadas, debía tener cuidado.
Con ágiles movimientos la chica comenzó a acercarse a la entrada del circo, mezclándose entre las personas que corrían desesperadas, esquivando y siendo empujada sin querer por ellas. De igual forma lo importante era que ahora se encontraba dentro del circo y no podía darse el lujo de perder tiempo.
En un ágil movimiento cambió de dirección para ir por los costados de aquella carpa, por donde algunas personas corrían hacia la salida. Rodeando el camino ella terminaría por acercarse, cosa que logró sin muchas dificultades.
Mientras más se próxima estaba del escenario los ruidos de los disparos se terminaban disipándose, pues Owen estaba conteniendo a todos en la entrada.
En el momento que pensaba que todo había sido más fácil de lo que pensaba vio como la cortina se movió y algunos llantos comenzaron a escucharse detrás del escenario. Ante ello la científica aumentó sus paso, hasta el punto de correr para llegar a la esquina de una de esas cortinas y abrir ligeramente, mostrando simplemente uno de sus orbes celestes.
Cuando la joven enfoco sus ojos pudo observar que los niños se encontraban encerrados sin excepción alguna, es más… en aquel instante lo estaban metiendo en jaulas. Al parecer por el revuelo que se estaba llevando a cabo en aquel circo no querían que los pequeños se escaparan.
-Malditos…-
Fue su susurro, esas seres no podían ser llamados “personas”, ni “animales”... para Amy eran escorias que se debía eliminar, era gente que merecía el peor de los finales.
Con movimientos rápidos la joven se acercó a aquella persona que estaba agachada poniendo el último de los candados. Sus pasos eran rápidos pero tratando hacer el menor ruido posible, cuando logró asomarse lo suficiente por la espalda sacó su mano derecha del bolsillo, sus dedos contenían con fuerza la tela bañada en cloroformo.
Su intención fue ponerle aquel trapo en la boca y nariz, cosa que logró pero solo por unos cortos segundos, ya que rápidamente fue empujada hacia atrás, haciendo que ella cayera al suelo para chocar su espalda con una de las jaulas.
Mientras tanto el hombre parecía tratar de ponerse de pie, pero sus músculos comenzaban a aflojarse, el cloroformo estaba haciendo efecto. Cuando se desmayó la chica se levantó del suelo y se acercó hasta él, quitándole el manojo de llaves que llevaba.
Ahora… ¿Cuantos minutos tenía? ¿Cinco, diez o menos? No lo sabia, lo unico que tenia en cuenta que debía liberar a esos niños sea como sea. Cuando tomo el llavero comenzó a acercarse a cada reja, probando las llaves en los candados… al principio le costaba encontrar la indicada, pero cuando lo logró no le llevó mucho tiempo poder abrir todas las jaulas, solo 7 minutos.
-Niños ¿Cuantas salidas tiene esta carpa? -
Sus palabras por unos segundos pasaron desapercibidas, los pequeños tenían miedo de salir de las jaulas, posiblemente el castigo que recibían diariamente era tan grande que de por sí ellos ya eran sumisos.
A pesar del terror uno salió de ella, parecía ser robusto y más grande que el resto, este se coloco enfrente de la científica y rápidamente miró a sus compañeros para asentar con la cabeza. Él nunca había visto a esa chica en el circo, por lo tanto no era uno de los esclavistas.
-Hay tres salidas, una está a la derecha y otra hacia la izquierda por la retaguardia de la carpa. En la de la derecha se encuentran los animales salvajes… podrían estar custodiados, y en la otra suele estar vigilada con uno o dos guardias.-
Ante esas palabras la chica de orbes celestes medito por unos segundos, dejando que el eco de fondo lleno de gritos cada vez comenzará a ser menor… al parecer el público ya había escapado, solo quedaban los dueños que llevaban a cabo aquel maléfico circo.
Tratando de idear un plan en tan poco tiempo solo se le ocurrió uno, y era bastante peligroso… pero no podía encontrar otro.
-Niños, ustedes vayan a la salida de la izquierda, yo iré por la derecha… tengo algo que hacer. Escúchenme, si esa salida sigue siendo custodiada no se detengan, ustedes corran y aléjense lo más posible de este lugar. Por favor haganme caso, si logran salir pueden llegar a ser libres.-
Esa palabra había llamado la atención de todos que deseaban eso… pero tambien tenian miedo, no sabían muy bien qué hacer, ni qué camino elegir. A pesar de todo asentaron con la cabeza y comenzaron a correr desesperados; era obvio que Amy hubiera querido ir y ayudarles pero no tenía la fuerza y podría ser una carga… ellos eran más pequeños e ingeniosos. Por otro lado debía distraer a los que luchaban con Owen y aquellos guardias que posiblemente estaban cuidando el resto de las salidas.
Ahora el deber de ella era salvar a los animales, por lo tanto en un rápido movimiento extrajo el nitrato de amonio y volteó su cabeza hacia todos lados, tratando de encontrar algo que le sirviera… y lo que encontró de cierta forma fue como algo enviado del cielo, se trataba de unas tres botellas de aceite. En esa situación una leve sonrisa comenzó a surcar los labios de la científica, posiblemente esa sustancia ellos la usaban para realizar algunos actos, o simplemente para las rejas; que más daba...eso era lo menos importante.
Con acciones rápidas se acercó a las botellas de aceite y abrió dos de ellas, en una colocó el nitrato de amonio, mientras que la otra la vació por alrededor de la botella que tenía esa sustancia. La última, la tercera, la tomó y la abrió para comenzar a caminar mientras detrás de Amy dejaba un hilo de aceite que conducía directamente a la botella con nitrato de amonio.
Amy comenzó a alejarse lo suficiente, tanto como para llegar cerca de la entrada derecha, mientras dejaba el rastro del hilo de aceite que la seguía por la espalda. Cuando logro divisar a los guardias inquietos que se encontraban cuidando los animales enjaulados, ella atinó a esconderse detrás de unas cajas… hasta ahí había llegado. Por lo tanto en un rápido movimiento la joven arrancó un trozo de su tela y saco el encendedor que traía en uno de sus bolsillos para prender fuego el trapo y lanzarlo al aceite, que de repente comenzó a flamear y dirigirse a donde estaba en nitrito de amonio.
Ante ello la científica salió de su escondite para comenzar a correr hacia donde estaban los guardias, ante ese movimiento ellos la observaron y rápidamente se acercaron para apresarla… hasta que vieron el hilo de fuego que se dirigía hacia el centro de la carpa.
-¡Explosivo!-
Gritaron mientras salían corriendo hacia la salida de la carpa-ellos cuidarían pero no darían su vida en un trabajo de ese estilo-, haciendo que Amy aprovechara ese momento para dar unos pasos más hacia delante y lanzarse al suelo. En aquel instante se escuchó una explosión, causando que los animales se inquietaran y la joven de cabellos azulados se tapara los oídos mientras la onda explosiva llegaba levemente para hacerla marear por unos segundos.
No se trataba de una explosión grande, era normal, más bien lo suficientemente sonora como para que atraiga la atención de todos y el fuego comenzara a propagarse de forma lenta pero visible.
La joven se detuvo en el lugar donde estaba, presenciando de lejos la batalla de aquella persona. Él parecía muy fuerte, por lo tanto sería mejor si no se preocupaba por el bienestar de su aliado; en aquel momento lo importante era idear un plan para rescatar a los niños y animales, no podía llenar su mente de preocupaciones. Esta vez… ella no iba a fallar como en el pasado.
Ante la batalla de poderes que Owen mantenía con aquellos corpulentos; ella se desprendió la mochila y extrajo una caja con sus reactivos. La miró atentamente para sacar la de cloroformo y nitrato de amonio; apenas las extrajo rompió una parte de la tela de su blusa… para mojarla en cloroformo. Sus siguientes movimientos fueron rápidos pues guardó el “preparado” en su bolsillo derecho, mientras los frascos los depositava en el izquierdo del saco.
Cuando las personas comenzaron a correr Amy tomó su cabello y lo puso debajo de su ropa. Sus largas hebras azulinas podría llamar la atención de personas indeseadas, debía tener cuidado.
Con ágiles movimientos la chica comenzó a acercarse a la entrada del circo, mezclándose entre las personas que corrían desesperadas, esquivando y siendo empujada sin querer por ellas. De igual forma lo importante era que ahora se encontraba dentro del circo y no podía darse el lujo de perder tiempo.
En un ágil movimiento cambió de dirección para ir por los costados de aquella carpa, por donde algunas personas corrían hacia la salida. Rodeando el camino ella terminaría por acercarse, cosa que logró sin muchas dificultades.
Mientras más se próxima estaba del escenario los ruidos de los disparos se terminaban disipándose, pues Owen estaba conteniendo a todos en la entrada.
En el momento que pensaba que todo había sido más fácil de lo que pensaba vio como la cortina se movió y algunos llantos comenzaron a escucharse detrás del escenario. Ante ello la científica aumentó sus paso, hasta el punto de correr para llegar a la esquina de una de esas cortinas y abrir ligeramente, mostrando simplemente uno de sus orbes celestes.
Cuando la joven enfoco sus ojos pudo observar que los niños se encontraban encerrados sin excepción alguna, es más… en aquel instante lo estaban metiendo en jaulas. Al parecer por el revuelo que se estaba llevando a cabo en aquel circo no querían que los pequeños se escaparan.
-Malditos…-
Fue su susurro, esas seres no podían ser llamados “personas”, ni “animales”... para Amy eran escorias que se debía eliminar, era gente que merecía el peor de los finales.
Con movimientos rápidos la joven se acercó a aquella persona que estaba agachada poniendo el último de los candados. Sus pasos eran rápidos pero tratando hacer el menor ruido posible, cuando logró asomarse lo suficiente por la espalda sacó su mano derecha del bolsillo, sus dedos contenían con fuerza la tela bañada en cloroformo.
Su intención fue ponerle aquel trapo en la boca y nariz, cosa que logró pero solo por unos cortos segundos, ya que rápidamente fue empujada hacia atrás, haciendo que ella cayera al suelo para chocar su espalda con una de las jaulas.
Mientras tanto el hombre parecía tratar de ponerse de pie, pero sus músculos comenzaban a aflojarse, el cloroformo estaba haciendo efecto. Cuando se desmayó la chica se levantó del suelo y se acercó hasta él, quitándole el manojo de llaves que llevaba.
Ahora… ¿Cuantos minutos tenía? ¿Cinco, diez o menos? No lo sabia, lo unico que tenia en cuenta que debía liberar a esos niños sea como sea. Cuando tomo el llavero comenzó a acercarse a cada reja, probando las llaves en los candados… al principio le costaba encontrar la indicada, pero cuando lo logró no le llevó mucho tiempo poder abrir todas las jaulas, solo 7 minutos.
-Niños ¿Cuantas salidas tiene esta carpa? -
Sus palabras por unos segundos pasaron desapercibidas, los pequeños tenían miedo de salir de las jaulas, posiblemente el castigo que recibían diariamente era tan grande que de por sí ellos ya eran sumisos.
A pesar del terror uno salió de ella, parecía ser robusto y más grande que el resto, este se coloco enfrente de la científica y rápidamente miró a sus compañeros para asentar con la cabeza. Él nunca había visto a esa chica en el circo, por lo tanto no era uno de los esclavistas.
-Hay tres salidas, una está a la derecha y otra hacia la izquierda por la retaguardia de la carpa. En la de la derecha se encuentran los animales salvajes… podrían estar custodiados, y en la otra suele estar vigilada con uno o dos guardias.-
Ante esas palabras la chica de orbes celestes medito por unos segundos, dejando que el eco de fondo lleno de gritos cada vez comenzará a ser menor… al parecer el público ya había escapado, solo quedaban los dueños que llevaban a cabo aquel maléfico circo.
Tratando de idear un plan en tan poco tiempo solo se le ocurrió uno, y era bastante peligroso… pero no podía encontrar otro.
-Niños, ustedes vayan a la salida de la izquierda, yo iré por la derecha… tengo algo que hacer. Escúchenme, si esa salida sigue siendo custodiada no se detengan, ustedes corran y aléjense lo más posible de este lugar. Por favor haganme caso, si logran salir pueden llegar a ser libres.-
Esa palabra había llamado la atención de todos que deseaban eso… pero tambien tenian miedo, no sabían muy bien qué hacer, ni qué camino elegir. A pesar de todo asentaron con la cabeza y comenzaron a correr desesperados; era obvio que Amy hubiera querido ir y ayudarles pero no tenía la fuerza y podría ser una carga… ellos eran más pequeños e ingeniosos. Por otro lado debía distraer a los que luchaban con Owen y aquellos guardias que posiblemente estaban cuidando el resto de las salidas.
Ahora el deber de ella era salvar a los animales, por lo tanto en un rápido movimiento extrajo el nitrato de amonio y volteó su cabeza hacia todos lados, tratando de encontrar algo que le sirviera… y lo que encontró de cierta forma fue como algo enviado del cielo, se trataba de unas tres botellas de aceite. En esa situación una leve sonrisa comenzó a surcar los labios de la científica, posiblemente esa sustancia ellos la usaban para realizar algunos actos, o simplemente para las rejas; que más daba...eso era lo menos importante.
Con acciones rápidas se acercó a las botellas de aceite y abrió dos de ellas, en una colocó el nitrato de amonio, mientras que la otra la vació por alrededor de la botella que tenía esa sustancia. La última, la tercera, la tomó y la abrió para comenzar a caminar mientras detrás de Amy dejaba un hilo de aceite que conducía directamente a la botella con nitrato de amonio.
Amy comenzó a alejarse lo suficiente, tanto como para llegar cerca de la entrada derecha, mientras dejaba el rastro del hilo de aceite que la seguía por la espalda. Cuando logro divisar a los guardias inquietos que se encontraban cuidando los animales enjaulados, ella atinó a esconderse detrás de unas cajas… hasta ahí había llegado. Por lo tanto en un rápido movimiento la joven arrancó un trozo de su tela y saco el encendedor que traía en uno de sus bolsillos para prender fuego el trapo y lanzarlo al aceite, que de repente comenzó a flamear y dirigirse a donde estaba en nitrito de amonio.
Ante ello la científica salió de su escondite para comenzar a correr hacia donde estaban los guardias, ante ese movimiento ellos la observaron y rápidamente se acercaron para apresarla… hasta que vieron el hilo de fuego que se dirigía hacia el centro de la carpa.
-¡Explosivo!-
Gritaron mientras salían corriendo hacia la salida de la carpa-ellos cuidarían pero no darían su vida en un trabajo de ese estilo-, haciendo que Amy aprovechara ese momento para dar unos pasos más hacia delante y lanzarse al suelo. En aquel instante se escuchó una explosión, causando que los animales se inquietaran y la joven de cabellos azulados se tapara los oídos mientras la onda explosiva llegaba levemente para hacerla marear por unos segundos.
No se trataba de una explosión grande, era normal, más bien lo suficientemente sonora como para que atraiga la atención de todos y el fuego comenzara a propagarse de forma lenta pero visible.
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