Cosas extrañas en el reino de las colinas lluviosas [Pasado][Privado][Maximilian - Freya]

La lluvia caía con gran intensidad mojando la tierra del pueblo al que había llegado. Una compañía de al menos 5 soldados paso por mi lado trotando con firmeza y con las lanzas pegadas al pecho. Dejaron algunas huellas poco profundas dibujadas en el suelo que pronto se llenaron de agua. Metros más halla un hombre regordete intentaba cruzar la calle con mucho cuidado para que el barro no le salpicara en la ropa. Fue trágica su suerte cuando vio la oportunidad perfecta y mientras caminaba hacia el otro lado resbaló y cayó en un charco de lodo formado por un deterioro constante de la calle. Cuando se puso de pie, las personas no pudieron evitar reírse mientras el hombre de barriga ancha y barba prominente trataba de quitarse la suciedad de la ropa. Deje de mirarlo y dirigí a una vieja taberna que estaba al final de la calle justo en la esquina. El letrero estaba despintado y la puerta bastante magullada por el paso del tiempo. Abrí la puerta y entré con cautela. Dentro se respiraba un ambiente cálido y acogedor, no habían muchas personas y las pocas personas que estaban sentadas eran ancianos con barbas blancas y vestimentas rasgadas. Sus manos temblaban por el paso del tiempo y la vejez era lo que abundaban en esa taberna.

"Veteranos de guerras pasadas" – pensé mientras me acercaba a la barra para pedir algo de tomar

El encargado no era más que un hombre con un bigote ancho y poblado que se ubicaba por debajo de la nariz y que dibujaba un rectángulo casi perfecto. Me ofreció vino y pasé rápidamente de ello ya que las bebidas alcohólicas no era de mi estilo. Le pedí algo que no tuviera alcohol y sacó un vaso con leche tibia. Me pareció gracioso que el encargado hiciera eso y bebí sin dudarlo.

Freya había llegado a un pequeño reino muy molesto para ella, no le gustaba la lluvia… pero no había de otra, ya que en ese reino parecía que no sucedía nada mas todo el día, Freya bostezo un poco, había encontrado un pequeño trabajo gracias a la reputación que tenía como guardaespaldas, llevar hasta ese reino a un rico de ese país, pero luego de que habían llegado Freya tenía que esperarse aun unos pocos días para escoltarlo de vuelta a su reino, por lo que tenía un rato para desperdiciar en ese lugar…
Caminaba tranquilamente por debajo de los techos de las casas cubierta por una capa para evitar mocarse, en ese reino no parece haber ningún donde parecía no hubiera agua, cuando escucho ruidos y risas y se acercó a ver con curiosidad para ver a un hombrecito gordo caer en el barro, Freya fue hacia donde estaba ayudándolo a limpiarse molesta por las risas

-Se encuentra bien?
-Gra… gracias seño… ha… señorita…

La voz del hombre pareció dudar un poco ante la apariencia de Freya pero ella ya estaba muy acostumbrada a eso para que le importara, el hombre le sonrió un poco

-Le… le agradezco señorita…
-No hay de que, para donde iba…
-Solo a esta cantina a reunirme con unos amigos... si quiere puede acompañarme y estaré encantado en invitarle un trago por la molestia…
-Ha… bueno no tengo más que hacer

Freya se encogió de hombros y el hombre sonrió un poco, se veía bastante torpe, su ropa era de primera calidad y para Freya, ese hombre olía a rico a una legua, quizás quería ver a alguien n la taberna para algún trabajo sucio, pensó ya que tenía mucha experiencia con gente así, los 2 entraron a la taberna y el hombre se acercó al tabernero, tan pronto entro el hombre se acercó y el tabernero le señalo una mesa con algunas personas, asintió

-Yo pagare lo que esa señorita tome...
-No tiene de verdad que…
-Para nada para nada señorita… ahora si me disculpa…

Freya vio como el hombre se alejaba y se sentaba en esa mesa, rodeado de gente ancianísima y harapienta, se encogió de hombros sentándose en la barra, bueno, después de todo, ese hombre se notaba que era rico…

-Bueno algo fuerte

Se sentó en la barra aunque se sorprendió un poco al ver a alguien a su lado aun de pie tomando leche… bueno si estuviera en su tierra sin duda acabaría aplastado por sus compañeros del coliseo, le sonrió un poco no había mucha gente con quien hablar después de todo

-Y piensas sentarte o ya acabaste de tomar tu lechita y ahora a dormir?

Pregunto con una pequeña sonrisa al chico de la leche aunque sin voltear a verlo, era claro a quien se dirigía

Mientras aun estaba tomando tranquilamente el vaso con leche que me había servido encargado pude oír el sonido de la puerta abriéndose y sentir como unos pasos extraños se acercaban hasta donde estaba. Yo aun estaba con la capucha encima así que fuera quien fuera no me importaba mucho. De pronto las voces de algunas personas se podían escuchar muy cerca y luego la voz femenina de alguien pedía algo de beber. De pronto se dirigió a hacia mi persona con un tono bastante burlón .

-Y piensas sentarte o ya acabaste de tomar tu lechita y ahora a dormir?

Miré disimuladamente a la persona que había dicho eso y pude notar que era una mujer bastante atractiva, cabello rubio y un físico escultural. Sonreí sin que me viera el rostro y justo cuando iba sentarme para iniciar una conversación con aquella chica, la puerta del lugar volvió pero esta vez con gran agresividad. Deje el vaso de leche vació en la barra y me quede quieto. Unas fuertes pisadas se acercaron a la barra nuevamente haciendo crujir el suelo de madera con fuerza. Uno de ellos me empujo con su inmenso brazo y pude ver que al menos eran 5 mastodontes de más de dos metros con brazos enormes y músculos por todos lados, estaban en justo en frente.

-He, viejo hemos venido a cobrar lo del mes, ¿Donde esta el dinero?

El encargado bastante nervioso balbuceo algo que no llegué a escuchar.

-Lo siento pero no esta semana, tal vez la próxima

-Debes pagarnos ahora – dijo uno de ellos golpeando fuertemente la barra

De pronto se dieron cuenta que a unos pocos centímetros de ellos estaba la chica que antes me había hecho un comentario bastante gracioso. La rodearon y comenzaron a sonreír perversamente.

-Eh, cariño, ¿te vienes con nosotros?

Uno de ellos se paso la lengua por los labios en gesto asqueroso de perversión. Actué rápidamente y un momento estaba al lado de los tipos. Le dije en voz alta al encargado:

-Sirveme otro vaso de leche

Los tipos escucharon lo que dije y parecieron bastante sorprendidos. Dejaron a la chica me vieron con bastante desprecio. Justo en el momento en que uno de ellos iba a tocar a la joven atractiva que estaba en la barra lancé el vaso de vidrio al aire justo después de terminar de beber su contenido y moví mi brazo a toda velocidad cortando en el pecho a los 5 grandulones a la vez. El vaso de vidrio cayó en mi mano nuevamente y lo deje en la barra. Me senté en la silla que estaba al lado de la chica y dije:

-Ellos ya están durmiendo por mi

Los 5 tipos estaban en el suelo, inconscientes por la súbita impresión de mi ataque y por la profundidad de sus heridas de las cuales pronto brotó gran cantidad de sangre. Se encontraba en el suelo con los brazos abiertos y sus cuerpos habían hecho un ruido bastante brusco cuando se desplomaron. Le sonreí amigablemente a la chica y le dije con voz tranquila:

-No tenia buenas intenciones, no me dejaron otra opción

Freya había dejado su capa al lado escurriendo sobre una banca y esperaba tranquilamente a que le sirvieran mientras esperaba la respuesta del chico, le sonrió un poco aunque el no la miraba a los ojos, de repente el suelo tembló un poquito y la madera del suelo rechino un poco, Freya vio como 5 hombres se acercaban y le hablaban al cantinero, a pesar de que sus ojos no se apartaron del vaso de licor escucho todo lo que decía, moviendo ligeramente las orejas hacia esa dirección, casi nada pero al menos ayudaba un poco para escuchar mejor, ventajitas pequeñas de tener siempre su forma hibrida, gruño levemente pero hizo como que no pasaba nada ese no era su problema y la verdad era que había terminado siempre con mas problemas cuando ayudaba a gente en esos asuntos, la mayoría terminaba ayudando a quienes los extorsionaban por miedo, tarde o temprano esos volverían por mas y la gente no aprendía a valerse por si misma… suspiro un poco cuando se vio rodeada por esos extorsionadores, Freya siguió ignorándolo tranquilamente sin dejar su bebida

-Eh, cariño, ¿Te vienes con nosotros?

Freya le sonrió un poco volteando a verlo juntando sus senos con sus brazos, mientras lo miraba con una mezcla entre inocencia y picardía, pero su mano se movió ligeramente, despacio, hacia su lanza


-Mmmm acompañarlos? Eso no suena mal… nos vamos ya?...

Pregunto con una vos picara mirándolos fijamente, solamente necesitaban alejarse un poquito y… bueno se encargaría del problema, hizo ademan de levantarse, cuando los chicos voltearon a ver al chico que estaba bebiendo leche, de repente el chico se lanzo hacia ellos cortándolos a los 5 y cayendo, Freya sin ninguna expresión solo sintió como su cabello se movía un poco por el viento pero no se inmuto nada, hasta que cayeron, Freya suspiro un poco


-Ha mira ya ensuciaste el piso y ahora mis botas se mancharan de sangre si pongo el pie en el suelo…

Se sentó en esta, sus pies colgaban a varios centímetros del suelo, volteo a ver al cantinero


-Creo que si los coges y los tiras fuera de aquí no recordaran donde los golpearon será mejor que lo hagas antes que despierten… o se mueran

El cantinero estaba pálido pero asintió rápidamente empezando a moverlos, Freya le sonrió al chico aun tomando de su bebida, vio algo detrás de la barra y se inclino sacando un cartón recién abierto de leche volteo a ver al chico, después de todo el la había protegido, le sonrió un poco y puso el cartón al lado del vaso del chico mientras le mostraba su botella


-Que dices yo invito la siguiente…

Le sonrió un poco mirándolo a los ojos


-Después de todo me ayudaste… así que… salud?

Pregunto chocando su vaso contra el del chico, cuando vio que el hombre gordo que había ayudado hace rato se acerco

-Usted señores… y usted señorita… parecen ser fuertes… les interesaría un trabajo por esta noche?...

No me había percatado de algunas extrañas facciones físicas de la chica que estaba a mí lado pero aun así no le tomé mucha importancia. Acepté su invitación y mientras servia un poco de leche en mi vaso una voz extraña llegó desde atrás. Me giré y pude notar que era el mismo tipo que había visto caerse en calle. Aun estaba cubierto en algunas partes de barro pero no fue eso lo que me interesó. Estaba ofreciéndonos trabajo y sin dudarlo dije que si. Después de todo unas monedas extras nunca estarían mal.

"Me preguntó de que ira el trabajo"

Miré al sujeto detenidamente y su rostro me pareció gracioso. Tenia un lunar en la frente y una nariz grande con ojos hundidos y rodeados por un margen bastante oscuro. Parecía que no podía conciliar el sueño por alguna razón. Caminó hasta una mesa lejana donde nos hizo señas para que fuéramos hasta donde estaba él.

"Y ahora que..." – pensé mientras me acercaba lentamente a la mesa donde nos esperaba

Justo cuando la chica y yo nos íbamos a sentar. La puerta se abrió bruscamente y grupo de soldados con armaduras y lanzas bastante bien afiladas entraron a la taberna. Eran aproximadamente unos 4 soldados. Un hombre bajo y de cabello castaño con atuendos ligeros pero elegantes se colocó delante de ellos y dijo:

-¡Por ordenes del Baron Xilas, se prohíbe a los piratas deambular libremente por estas tierras, si se identifica a alguno, será ejecutada inmediatamente!

El hombre golpeo sus pies en una posición de firmeza y salió del lugar escoltado por los soldados. Aquello me había hecho gracia por que era un buen dato el saber que el gobernante del lugar donde estaba, prohibiera sin más ni más a los piratas que pudieran estar en el lugar.

El tipo gordo estaba sudando un poco y en su rostro habia una cierta expresión de temor mientras nos hablaba sobre el trabajo que nos estaba ofreciendo. La chica aceptó sin hacerse problemas y luego me miró para ver sin aceptaba tambien. Movi la cabeza de arriba abajo para expresar que aceptaba y luego de eso el sujeto se pusó en pie y salio del lugar. Nosotros lo seguimos a paso ligero y cuando estubimos nuevamente en la calle aun seguia lluviendo. La capucha aun cubria mi cabeza y el agua corria por encima de ella. Nos guio hasta casi las afueras de la villa donde lo esperaba unos hombres fuera del camino que conducia a la villa. Estaba protegiendo lo que parecia ser un grupo de cajas de madera que habian cubierto con una tela impermeable. El tipo gordo hablo con los hombres un momento y luego de algunos momentos les entregó una bolsa de dinero a uno de ellos.

"Me preguntó que sera lo que llevá allí" – Pensé mientras a la distancia se podia oir el sonido algo acercandose.

Una carreta aparecio por el camino de la villa y se colocó a unos metros de donde estabamos. El sujeto se nos acercó y nos dijo:

-Vamos

Cogi una de las cajas y senti que tenia un peso considerable. Me tomó un momento llevarla hasta la carreta que estaba esperandonos y luego fui por otra. Sin saber que eran esas cosas pero con el animo de conseguir algun dinero extra, segui cargando las cajas de madera para llevarlas hasta la carreta.

Salieron del lugar, Freya agradeció haber aprovechado un ratito en la cantina para comprar una capa y se la puso, al menos así estaría un poco seca, siguieron al hombre durante un buen rato hasta llegar a las orillas de la villa donde varios más lo esperaban con una carreta, Freya suspiro un poco, si, contrabando, justamente el tipo de cosas que su maestro le había dicho que no hiciera ya que ella no era buscada por nadie y eso podría traerle problemas pero bueno todo fuera por vencer durante un rato al aburrimiento, un anciano se acercó llevando una carreta y la acerco, Freya rio un poco al ver a los ancianos y al gordito mirando las cajas con aprehensión y se acercó a su jefe
 
-Mejor se queda ahí, nosotros subimos todo
 
Le dijo apenas aguantándose la risa, su compañero ya había empezado a subirlas sin preguntar nada, los ancianos parecían querer decir algo pero se callaron mientras el gordito estuvo encantado por la idea, Freya dejo su lanza apoyada en la carreta y cargo una de las cajas con facilidad llevándola a la carreta con su compañero y luego otra y otra, eran bastantes y si eran pesadas pero por mas curiosidad que tuviera Freya no iba a preguntar qué pasaba ahí, finalmente terminaron de cargarlas todas y se subió a la carreta encima de estas
 
-Bueno supongo que podemos irnos ya
 
Le dijo a su jefe mientras le daba la mano al chico para ayudarlo a subir tan bien ya que apenas había espacio en la carreta atestada, se escuchó un latigazo y los caballos empezaron a tirar de la carrera hacia la ciudad, el camino estaba en mal estado por lo que las cajas se movían muchísimo y muy apenas podían mantener el equilibrio atrás, los caballos dieron un rodeo y Freya vio un camino inundado por el rio, los animales entraron al agua la cual les llegaba hasta el pecho y empezaron a tirar para sacarla cuando se oyeron varios disparos, uno de los ancianos simplemente cayo de la carreta al pequeño rio mientras los otros y el gordito pegaban un grito y 2 se tiraban al agua apenas aguantando se llevados por la corriente
 
-Lo que faltaba…
 
Pensó Freya mientras se levantaba mirando alrededor, una cosa era la lluvia pero sabía que no podía caer al agua o estaba muerta, vio una rama cercana y sacándose la capa dio un salto y subió al árbol para tratar de llegar a la orilla a donde llegaban los disparos sin preocuparse por lo que hiciera el otro chico

La carreta era movida por los caballos que hacian bastante esfuerzo para tirar de ella. La lluvia no cesaba y justo antes de llegar a una parte del camino inundada, pude observar a unos metros de donde estaba algunas sombras que se movian entre algunos arboles que se encontraban cerca del camino. Me escabulli rapidamente si que nadie percatara mi ausencia de la carreta evitando asi entrar en el agua. La tierra estaba echa barro y por un momento crei que me iba a ser dificil moverme pero para suerte mia, el lodo se acabo luego de caminar unos metros más alla. Se oyeron unos disparos desde muy cerca de donde estaba y vi como tres hombres mantenian sus rifles levantandos y apuntando a la carreta. Desenvaine mi espada y ataque a esos hombre rapidamente. No queria matarlos asi que solo los golpee con la parte sin filo de mi katana. Los tres cayeron al suelo y pude notar que dos de ellos habia estado en la taberna donde habia conocido a la chica.
 
“Y ahora que haré” – dije mientras miraba a nuestros atacantes
 
Justo en el momento en que iba a intentar despertar a uno, llegó hasta mi el sonido de voces extrañas acercandose muy rapido. Los pasos de caballos galopando entre la lluvia se hacia cada vez más nitido. Un grupo de jinetes se acercaba a toda velocidad, cabalgando con sus armaduras y el chillido del metal moviendose. Subi a un arbol y me oculté tras una rama. Supuse que no me verian por que estaba bastante oscuro. Los jinetes llegaron hasta donde estaba los tres tipos incoscientes y desmontaron. Los revisaron un momento y luego uno de ellos le hizo una seña a los demás para que se dispersaran en busca de algun otro criminal mientras el ataba de manos a los hombres.

Freya miro oculta a los hombres, aunque pensó por un momento ir a ayudar a su compañero se detuvo inmediatamente ese chico sin duda podía defenderse solito, ya que se encargó de unos cuantos hombres, Freya se quedó totalmente en silencio solamente viendo todo lo que sucedía, Freya vio como el chico se ocultaba en los arboles cerca de ella pero todos los demás ya habían salido huyendo, excepto los 2 ancianos muertos, Freya de un rápido salto llego al lado donde estaba su compañero
 
-Todo bien
 
Pregunto susurrando apenas aunque sabía que estaba tan cerca que podía oírla
 
-Ahora que hacemos? Si los atrapan no nos pagan pero no pienso pelearme con la marina
 
Freya gruño un poco era el problema de ser alguien legal, ella no rompía las leyes, no quería ser perseguida pero si traicionaba a un contratante tendría muchos problemas para seguir hallando mas eso lo sabía pensó rápidamente
 
-Yo pienso ir por esa bola de grasa y llevarla a patadas a donde nos ordenaron con o sin mercancía, vienes?

El viento corría más fuerte y la lluvia no cesaba, era obvio que la condición climática en ese lugar pronto empeoraría. Los soldados que habían llegado momentos antes no parecían inmutarse con aquellos eventos climáticos y seguían moviéndose de aquí para allá con sus lámparas de aceite. De pronto, el estruendo de un rayo golpeo un árbol y comenzó a arder, asustando a los soldados quienes montaron nuevamente en sus caballos con los prisioneros bien atados y se marcharon al instante. Hice un seña a la chica de antes había conocido en el bar y que ahora estaba a mi lado para ir por el gordinflón que nos había metido en aquella situación. Lo vimos a orillas del camino inundando con la carreta levemente inclinada. Parecía tener problemas pero más los teníamos nosotros que no sabíamos cómo cruzar.

-Vamos, tenemos que rodear – dije mientras corría por el margen para encontrar una parte del camino que no estaba inundada.

Cruzamos rápidamente y corrimos hasta llegar donde estaba el hombre gordo, quien al vernos quiso huir pero pude alcanzarlo debido a mi velocidad. Lo tomé del brazo y lo hice caer al suelo.

-Cálmate – dije mientras le ayudaba a ponerse de pie – no te vamos a hacer nada

-Pensé que eran otras personas, que bueno quedan ustedes, la rueda de la carreta se ha desajustado

Lo acompañe para ver juntos el problema. Efectivamente, el soporte de la carreta de la rueda se había movido y ahora no se podía mover así como así.

-Escúchame, el pago ha aumentado. Los riesgos han sido muchos y no parece justo que siga siendo la misma tarifa así que...

-Está bien, está bien pero sáquenme de aquí

Miré a la chica y parecía que no iba a haber otra opción más que usar mi fruta pero justo cuando iba a quitarme la gabardina, el trote rápido de un caballo llegó desde la ciudad. Un gran hombre bastante musculoso y de un rostro casi inexpresivo apareció frente a nosotros. Desmontó y sus pisadas fuertes y profundas quedaron marcadas en la tierra. Sin decir una palabra, se colocó por detrás de la carreta y la levantó con toda su fuerza. Alinee la rueda y golpee el soporte con una roca para que se introdujera más. La rueda quedo lista y la carreta otra vez activa.

-Vaya que tardaste, donde estabas, bueno no importa – dijo el gordo – él es mi ayudante Tach, es mudo, así que no escucharan nada de su parte

Subí nuevamente a la carreta junto con la chica. El hombre gordo y su ayudante se colocaron en la parte delantera para guiar a los caballos y emprendimos la nueva marcha hacia la ciudad.

Finalmente el chico reacciono y unos minutos después atrapaban al gordito, Freya rio un poco ya que este estaba muerto de miedo, siempre se preguntaba pro que los nobles se metían en intrigas y cosas así cuando era demasiado obvio que no las soportaban y no tenían las agallas para eso… pero bueno si fueran listos no serían nobles, según su definición de ellos, ya que todos excepto ella misma eran así, al menos los que había conocido, llegaron a donde estaba la carreta
 
-Si… estoy de acuerdo…
 
Camino a la carreta viendo la rueda y suspiro un poco, lo bueno de tener una akuma zoan carnívora es que le daba una inmensa fuerza trono los dedos
 
-Bueno a un lado voy a…
 
En ese momento se acercó un caballo, y un hombre inmenso se acercó a ellos, Freya había visto a hombres así en el coliseo así que no se amedrento y como el gordo parecía aliviado y no asustado pensó que no sería peligroso, así que lo dejo acercarse a la carreta, el la levanto sin problemas y poco después ya la tenían lista para subir, el hombre gordo y el gigantón se acercaron a los caballos y siguieron su camino, pero había cosas que no dejaban de molestar a Freya, pensó un poco y finalmente se fastidio al ver como el gordo caminaba tranquilamente al lado del gigantón sin ya aparentemente tener miedo
 
-Ha bueno yo si quisiera escuchar algunas cosas de su parte
 
Le dijo enfadada
 
-Esos hombres dejo que se los llevaran aunque eran sus ayudantes, esos eran soldados regulares del lugar, porque tiene miedo si es alguien con dinero? Porque esos soldados se llevaron a los ancianos y dejaron la carreta aquí? Por qué este gigantón estaba oculto y se acerca hasta que pasa la redada? Donde estaba antes? Porque había guardias aquí?
 
La carreta se había adentrado en el bosque, Freya se levantó tomando su lanza
 
-Chico yo no sé qué pienses pero me parece que esa bolsa de oro que trae en la cintura basta para el sueldo de los 2… lo siento pero yo no pienso dejar que me ejecuten o me asesinen

 

El gordo se volteo nervioso
 
-Que… que la…
-No soy idiota, sea lo que sea que tenga aquí es ilegal, muy ilegal… usted contrato a esos hombres para que llevaran este cargamento, pero después no podía dejarlos vivir, así que aviso a la guardia que se los llevara y no arriesgarse a matarlos usted mismo, esa guardia no creerá si ellos hablan, estábamos aquí por si alguno sospechaba y trataba de adelantarse o de robar, este gigante estaba oculto solo esperando para que cuando la redada ocurriera ayudarlo a seguir adelante y protegerlo si lo veían matando a esos soldados… solo que no teníamos por qué quedar libres nosotros no es verdad?
De la nada Freya vio el filo de un hacha a un centímetro de su rostro, pero rápidamente se agacho esquivando el golpe del gigante que golpeo y rompió muchas de las cajas que había en la carreta, Freya ya se había esperado el ataque pero no que fuera tan rápido, ahora el gordo se había alejado
 
-Si fue un error… pero… lastima… me hubieran servido antes de llegar a la ciudad…
 
El gigantón se movía a una gran velocidad, tanta que apenas se podía ver, Freya salto de la carroza lista para enfrentarlo esperando a ver qué partido tomaba su compañero

Se podía oír como las fuertes gotas lluvia golpeaban la madera de la carreta y mojaban a su vez el cuerpo de todos nosotros. El hombre gordo se rascaba la nariz mientras hablaba con el gigantón que había llegado a ayudarnos. Giré la mirada y pude observar una expresión de disgusto en el suave rostro de mi compañera. Sus ojos tenían un brillo inquisidor y su mirada fija en los dos que estaban guiando la carreta me hizo pensar en que pronto haría algo o al menos no se quedaría callada. Una ráfaga de preguntas hizo que la carreta se detuviera de brusco y que el hombre gordo girara la mirada hacia la chica. Sus afirmaciones y el hecho de pensar de aquella manera tan aguda me sorprendió ya que por más que quisiera negarlo todo la situación en la que nos vimos envuelta había sido demasiado sospechosa. El gran hombre que había llegado para ayudar a su amo reaccionó de manera tan veloz y sumamente agresiva que me confirmó todas las sospechas de mi compañera. El filo de un hacha de acero reluciente y bien afilada paso justo por delante del rostro Freya pero ella lo esquivó a tiempo evitando así una muerte macabra. La chica me miró como esperando a que reaccionará y lo hice justo cuando Tach me lanzaba una embestida con su hacha, rompiendo la madera de la carreta con una fuerza increíble. Me aparté a un lado y viendo aun la madera destrozada no advertí que la mano del poderoso hombre me cogía de la parte del cuello de mi gabardina y me levantaba en bruscamente en el aire para dejarme caer hacia abajo y destrozar toda la carreta por la mitad por el impacto.

"Eso a dolido" - pensé mientras me veía acostado sobre los escombros de madera de la carreta.

Un hilo de sangre salio de mi labio inferior y un dolor intenso recorría mi espalda. Aquello había sido generado solo por mi propio descuido siendo obvio que cualquiera que aprovechará tal falta de concentración en mi podría causante un gran daño e incluso matarme. Había aprendido que la regla de todo guerrero en mundo tan peligroso era no dejar aperturas en su entorno y siempre estar concentrado en cualquier situación que requiera estar despierto. Me puse de pie quitando algunos restos de madera que estaban sobre mi y respiré hondo para que mi cuerpo se tranquilizara porque lo último que quería hacer era desesperarme por luchar. Me limpie la ropa quitándome algunos restos de tierra que había saltado hacia mí por el impacto y agité mis manos para quitarles el entumecimiento que podían tener por la humedad.

-Vaya eso ha sido peligroso - dije sonriendo con sangre en la boca

Generalmente no perdía el buen humor incluso en batalla salvo que esta fuera en verdad demasiado peligrosa.

Freya esperaba la reacción del hombre pero al parecer el gigantón no quería esperarla y lo ataco, Freya sonrió un poco, sin duda lo que tenía de grande lo tenía de tonto ya que se había asegurado de tener 2 oponentes y no solo uno, Freya rio un poco viendo al chico

 

-Vamos pon más atención niña o si no te van a tumbar… ha…

 

Se inclinó un poco viéndolo atentamente

 

-Más dientes de los que ya te tumbaron!!

 

Le dijo riendo un poco, la verdad siempre había disfrutado de las peleas y bastantes había tenido en el coliseo para sorprenderse por un poco de sangre por un golpe, el gigantón volteo a verla tan pronto escucho la risa de Freya y se lanzó contra ella con su hacha lista para lanzarle el golpe, para ser tan grande era muy rápido, cuando él se lanzó contra ella Freya arrojo si lanza con muchísima fuerza hacia el hombre, un gran grito se escuchó cuando su espada atravesó completamente el hombro de este, saliendo por el otro lado debido al enorme tamaño del hombre y la fuerza con que fue arrojada, Freya se inclinó rápidamente sintiendo como el hacía pasaba sobre ella, cortando incluso algunos de sus cabellos, para después lanzar un fuerte golpe justo donde su lanza acababa de golpear, se escuchó otro gran grito cuando el gigantón retrocedió, pero aun así levanto el hacha moviéndola fácilmente con su brazo sano, como si no pesara nada, Freya corrió y tomo su lanza girándola sobre su cabeza y poniéndose de nuevo en posición para su próxima embestida.

El gigantón atacó a Freya sin prestarme más atención. Era rápido a pesar de cargar con tan grande hacha pero pronto la joven que había conocido en la taberna lo hirió en el hombro. Una gran cantidad de sangre comenzó a mezclarse con la lluvia que aun caía con fuerza. El hombre respiraba agitado y aun a pesar de estar herido pude cargar el hacha con una mano. Yo por mi aun esperando un momento en especifico para atacar lo vi justo cuando Freya se preparaba para su próxima embestida. El hombre corrió hacia ella y antes de descargar su ataque, llegó corriendo a toda velocidad para cortar el mango de su hacha. La cabeza del arma cayó al suelo y el hombre sorprendido con los grandes ojos abiertos intento darme un gran puñetazo justo después de soltar la madera que le servia para maniobrar el hacha. Me agaché y desde abajo mi espada vibró y se movió a toda velocidad, haciendo un gran corto en el pecho. Los pies del hombre se despegaron del suelo unos centímetros y su cuerpo se curvo hacia adelante para caer de espalda sobre la tierra mojada.

-Vaya – dije mientras limpiaba mi espada y luego la guardaba en su funda – ha sido una buena pelea

Me giré y le di una rápida mirada a Freya de arriba a bajo.

-Puedo ver que estas bien – dije mientras le sonreía

Justo en ese momento una flecha pasó muy cerca de mi cara. Me giré y vi 4 caballos acercándose a gran velocidad. Era soldados con armaduras y ballestas en las manos. El hombre gordo estaba corriendo hacia a ellos y exclamaba.

-¡Me han intentado matar, ayúdenme!

Los cuatro jinetes llegaron hasta donde estábamos nos rodearon y nos apuntaron con sus ballestas.

-No hagan ningún movimiento o morirán

Luego de un momento, el sonido metálico de otras pisadas llegaron hasta mis oídos. Eran más soldados y esta vez con lanzas. Eran alrededor de 15 y nos rodearon rápidamente. Los 4 jinetes se apartaron y cabalgaron hasta donde estaba un jinete no muy lejos de ahí. El hombre gordo había estado hablando con él y se apartó por un momento para acercarse a nosotros.

-Buenas noches – dijo con una voz carente de emociones

-Buenas noches – respondí con una sonrisa – ¿hay algún problema?

-Por el poder de Lord Xilas, quedan arrestados. No se resistan y tendrán un juicio justo

-No hay problema – dije mientras me quitaba el cinturón y entregaba a uno de los soldados mi katana en su funda – si vas a aprisionar, lo puedes hacer

Estiré mis brazos con tranquilidad en señal de que podían colocarme unas esposas. No sabia como reaccionaria mi compañera pero al menos con mis acciones quería que entendiera que podía estar tranquila.

El aparente líder de los soldados que nos había indicado que estábamos arrestados miró con tranquilidad lo que decía mi compañera, yo por mi parte baje las manos y pensé en algo que podía hacer para librarnos de aquella situación. El hombre regordete parecía ponerse más y más nervioso por las aseveraciones de Freía. El soldado que estaba en frente nuestro se giró para la lanzarle una mirada intimidante al hombre y pronto sus hombres se acercaron a los restos de la carreta para observar el contenido de las cajas. El soldado se quitó el casco y dio a conocer su rostro. Tenía la piel clara, el cabello rubio y dos ojos celestes. Su aspecto físico no parecía ser muy extravagante. Sin embargo, su mirada y su expresión facial no parecían demostrar ningún tipo de emoción. Levanto la mirada cuando el tipo gordo empezó a correr y rápidamente estiro la mano en dirección de uno de los lanceros que estaba a su lado. El soldado le entregó su arma y este la sujeto con firmeza. Flexiono su brazo y su pierna retrocedió uno centímetros para impulsarme de alguna manera hacia delante, soltando la lanza al mismo tiempo. La lanza salio disparada de su mano y voló a toda velocidad en dirección al gordo. Pude oír el sonido de algo rasgándose justo cuando el arma atravesó la espalda del gordo y salio por su pecho. El gordo cayó de rodilla y luego su cuerpo se precipitó hacia el suelo.

-Carguen lo de las cajas – dijo colocándose nuevamente el casco en la cabeza – arresten a estos dos, regresamos al castillo

Se giró y luego caminó hacia su caballo. Dos soldados llegaron corriendo hasta donde estábamos con esposas pesadas y nos la colocaron en las manos. Una carreta cerrada llego hasta nuestra posición. Nos introdujeron dentro y cerraron la puerta con un fuerte candado.

-Tranquilízate – dije sonriendo – todo irá bien, será mejor que no intentes nada tonto, el capitán de estos soldados no es una persona normal, ni siquiera lo hubieras podido tocar

Miré a Freía con poca preocupación y luego me recosté sobre la banqueta de madera en la que estaba sentado. El carruaje comenzó a mover con nosotros dos dentro sin saber qué era lo que nos depararía.

Freya miro todo lo que hacía el hombre y después se encogió tranquilamente de hombros, sin preocuparse lo más mínimo de la muerte de este, después de todo había cogido un poquito de oro… por si acaso no le pagaba y lo traía en su morral por lo que se daba por pagada, aunque se sorprendió un poco de que asesinaran al hombre siendo obviamente un noble pero más que molestarse eso le gusto de ese soldado, al menos no era alguien a quien el título de ese gordo le afectara, se dejó esposar y se subió tranquilamente a esa carrera, Freya rio un poco al escuchar lo que el chico le decía, le enseño la lengua
 
-Tu tan poco, después de todo soy casi tan fuerte como tu así que no digas nada
 
Se recargo tranquilamente sobre una de las paredes de la carreta y se encogió de hombros
 
-Después de todo ese hombre es justo, no creo que nos vaya a ejecutar o algo parecido, es razonable y nosotros dejamos que descubriera eso… además
 
Rio un poco algo sonrojada
 
-Si él quisiera tenernos atrapados no nos hubiera puesto esposas de acero después de ver que tengo una fruta zoan
 
Se transformó en su forma de lobo y simplemente saco las patas entre las esposas quedando libre y se volvió a transformar a su forma semi humana sin intentar escapar, solo las hizo a un lado.
 
-Tú quieres escaparte cuando llegamos? Si vas a intentarlo mejor hazlo cuando ya esté lejos, si?
 
La carroza se detuvo y abrieron la reja, estaban en un castillo rodeados de hombres armados, pero el soldado que los había arrestado se acercó a ellos, tranquilamente, Freya lo miro y sonrió levemente mostrándole las esposas y el soldado asintió haciéndose a un lado
 
-Comprenderán que no podemos regresarles sus armas, bajen
 
Soldados se pusieron alrededor de la carroza como preparándose por si intentaban escapar, viendo que no los llevaban a ningún calabozo, si no al interior del castillo.

La lluvia se había detenido momentos atrás para solo dar paso a la oscura noche que envolvía a todo el castillo. Algunos soldados se movieron junto a nosotros a toda prisa a medida que pisábamos el suelo húmedo por el agua estancada de la lluvia de hace algunos momentos. Las antorchas llegaron y nos rodearon a toda velocidad, un gran cuerpo de soldados conformados al menos de 20 hombres con corazas duras, cascos fornidos y lanzas bien afiladas se formaron formando dos círculos contiguos alrededor de nosotros. El capitán que antes habíamos visto matar al que parecía ser un noble, se quitó los guantes con los que había estado cabalgando y luego se descubrió nuevamente el casco de la cabeza, sosteniéndolo entre el brazo izquierdo y el costado del mismo lado para que no cayera. Dio pasos firmes hacia donde estaba y me miró a los ojos para luego recorrer a la chica que aún estaba transformada semi humana. No entendía porque aquella chica dejaba tan visible el poder de su Akuma y lo único que se me ocurrió era la posibilidad de algún complejo o trauma por acontecimientos pasados en su vida. El capitán volvió su mirada a mí y sacó un cuchillo pequeño desde detrás de su cintura, lo acercó a mí y rasgo la parte de mi antebrazo justo donde comenzaba el hombro. Su cuchillo solo cortó la tela de mi camisa y la parte de la gabardina dejando ver algo que siempre evitaba mostrar.

-Como era de esperarse – dijo con una sonrisa algo sádica en su rostro – ya teníamos información acerca de un tipo como tú

Estiró la mano y uno de sus soldados le dio una antorcha. La acercó a la parte de mi antebrazo descubierta y dejo ver el símbolo de mi banda pirata, tatuada en piel hace algunos meses.

-¿Enserio? – Dije sonriendo – no creí ser tan famoso

El capitán me lanzó una mirada de desprecio y luego se giró en dirección a sus soldados.

-Liberen a la ...- se detuvo por un momento para lanzarle una última mirada a Freía para luego seguir diciendo – no le hagan nada a ella, tal vez nos pueda servir en alguna tarea si se le paga bien, en cambio al otro, sin alguien se atreve a dejarlo ir, toda su familia será quemada junto con dos de sus compañeros

Los soldados tensaron sus cuerpos y pronto dejaron de rodear a Freía para cerrar un circulo más pequeño entorno a mí con sus lanzas justo en mi cuelo.

-Tranquilos, que ya voy yo solo – dije mientras avanzaba junto con mi peligrosa escolta hacia lo que parecía ser el camino a los calabozos.

Justo antes de irme pude escuchar lo que el capitán de le decía a Freía.

-Si quieres podemos darte una buena suma por un trabajo sumamente importante – hizo una pausa y su mirada se fijó en mi cuando me alejaba – dos barriles llenos de oro por ejecutar a esa escoria en público en la capital. Si lo decides, saldremos mañana a primera hora, sino puedes quedarte con lo que tienes.

Freya espero tranquilamente la revisión de los soldados, después de todo, ella no tenía absolutamente nada que temer, no era una pirata y si era necesario tenia a muchos nobles y gente rica que diría claramente que ella era alguien legal solamente para no aparecer como cómplices por haber contratado a una pirata como guarda espaldas… si no siempre podía pedirle a Mikai que la sacara de la prisión, era divertido ver como pasaba de rojo a morado cuando eso ocurría.
Pero el hombre no se acercó a ella si no al chico y corto su ropa a la altura del hombro, Freya vio que tenía una marca y suspiro un poco, así que por eso la habían arrestado, por su compañero, ya antes le había pasado, finalmente el soldado decidió liberarla, Freya sonrió un poco cuando sintió como le quitaban las esposas, le devolvieron su espada y su lanza.


-Bueno en se casó me voy…

El capitán se acercó a ella, Freya se preguntó que quería cuando el le ofreció ejecutarlo… Freya pensó un poco



-Lo lamento mucho pero no soy un verdugo solo soy una guardaespaldas es todo, pero… esta bien, acepto, pero no puedo decir que no cambie de opinión una vez que estemos en la capital… y regrésenme mis armas no estaré aquí como una prisionera

El hombre asintió

-Déjenla libre

La puerta del castillo se cerro y Freya vio como se llevaban al chico a los calabozos, pero no le preocupo lo mas mínimo, si iban a ir a ejecutarlo a la capital estaría a salvo hasta entonces y además ella seria quien lo rebanara… así que para que preocuparse por el

-Y bien… cuando salimos?

Una pequeña rata pasó justo frente a mí mientras estaba sentado en el sucio calabozo de aquel castillo. La puerta estaba hecha de hierro y me costaría algo librarme de ello pero no me interesaba salir de allí, quería ver hasta donde llegaba todo esto. Una respiración hizo que agudizara mis sentidos y mirara en un rincón del otro lado de la celda. Una figura muy delgada estaba sentada entre las sombras. Me miraba con unos ojos bien abiertos y negros pero no me pareció intimidante.

-Tú – dijo con una voz temblorosa – ¿eres un pirata?

-Si – le dije tranquilamente

-Mala suerte para ti

-¿Por qué lo dices?

-Te llevaran a la capital para ejecutarte

-¿Enserio?, que suerte – dije sonriendo – pues me parece una muerte digna de mi oficio

-Estás loco – respondió el desnutrido hombre – el rey ofreció 15 barriles de oro al lord que apresara a un pirata. Según tengo entendido, han capturado a otro como tú en otro pueblo al norte.

-Ya veo – agregué pensativo – pues eso me tranquiliza

-Enserio estás loco

Aquel hombre me había confirmado todo lo que quería saber y en mi mente ya comenzaba a trabajar un plan. Lo único que hacía falta era no morir en el día de la ejecución y podría hacer algo para conseguir esos barriles de oro.

A la mañana siguiente, una carreta que parecía una pequeña casa con ruedas tirada por 4 caballos me esperaba a las puertas del castillo. Me subieron allí y una escolta de no menos 16 soldados a caballo me llevaría hasta la capital y al mando de ellos estaba el capitán de la guardia de esos soldados.

“Esperó que todo lo que me contó ese viejo sea cierto” – pensé mientras entraba en la carreta y esta comenzaba moverse.