Dragon vs Kamaitachi [Reto NPC Yonkou] 2.0

condiciones:

vs

Turnos: Empieza Dexter

Isla: Õkyū mazushī

La isla es parcialmente redonda, recubierta por sus bordes u orillas por sistemas montañosos, teniendo solamente una playa en el lado este, y un gran canal lo suficientemente ancho como para que entre un navío, en el lado oeste. La playa se pierde en la vegetación, una selva tropical, y no hay caminos establecidos para llegar a ninguna parte. Tiene zonas pantanosas y fangosas por doquier, así como nidos de alimañas y depredadores varios. En el centro de la isla, brotando de su base un manantial de agua pura que crea el canal del lado oeste, que desemboca en el mar, se alza una elevación de terreno rocoso, y sobre ella, unas ruinas de contrucciones maya, derruida en un 30%.

Aterrizó en aquella isla del South Blue sin entender muy bien qué hacía allí. Bueno, lo sabía, pero lo que le extrañaba era la causa última de su presencia en el lugar. Tras meses de persecución y estudio, había encontrado al Yonkou Kirito. Un paso en falso, había salido del Nuevo Mundo y entrado en un terreno que no dominaba. Las razones que lo impulsaran a aparecer por ahí no le interesaban tampoco, simplemente desbancar a uno más. Cada pirata era dar un paso más hacia su libertad, y un Yonkou, como fue Zero, como era ahora Kirito... Era un gran salto en sus pretensiones. Todo era cuestión de enfrentarse a él y hacerlo rendir cuentas ante la ley.

Miró a su alrededor y desplegó su mantra. Si no había medido mal andaba por el centro de la isla, y Kirito a saber por dónde estaba. Aunque obviamente conociendo su poder, debería emanar hasta de los árboles. ¿Dónde estaría aquel demonio comadreja? Iba a matar dos pájaros de un tiro: Cazar un pirata y vengar la afrenta de Dressrosa.

-Venga, ¿Dónde estás?- dijo, concentrándose para lograr entrever algo.

off:

De repente sintió algo en el aire. El aroma de la excelencia, del poder... Un Yonkou había entrado en escena, y el dragón deseaba fervientemente lanzarse a por él de cabeza. "Pero no debes apresurarte", le dijo su mente, haciendo que se relajara ligeramente, aún con el ferviente deseo de iniciar su batalla cuanto antes. La caza volvía a ser una posibilidad para él, pero junto a ella, de la mano, bailaba un gran peligro. Podía morir en cualquier momento en aquella isla si hacía mal las cosas. Tan sólo podía andar con cautela si deseaba salir de la isla y disfrutar una vida nuevamente sin complicaciones. Bueno, con menos complicaciones.

Comenzó a caminar hacia donde creyó estaría el Yonkou, pensando en si realmente valdría la pena volver a la caza. Dejar a Midorima, a Worgulv, a Deathstroke y a los demás solos... Aunque Nemo no era realmente un pirata, tan sólo estaba con él por intereses comunes, y Uracha podía defenderse muy bien él solo. Tal vez estaba de más volver a ser cazador. Pero lo echaba tanto de menos a veces: Poder dormir tranquilo, que no se asustasen de su mera presencia, no estar pendiente de si lo derrotasen o no... Sonaba demasiado bien, y en el fondo imaginaba que no lo dejarían huir del Ouka sin consecuencias.

-Te noto cerca, comadreja- dijo, en voz alta, creyendo aproximarse a su rival. En su mano surgió un bastón de viento, y se preparó para lanzarse al ataque en caso de haber llegado con acierto hasta Kirito.

Off: Tomo el relevo de Kirito ya que no postea y no parece dar señales de querer hacerlo.

Había caminando un largo camino cuando pude ver a alguien que no parecía amigable. ¿Me había llamado comadreja? ¿Era capaz de insultarme de esa manera? Me transformé en mi forma híbrida, lanzándome contra él a bastante velocidad, intentando hacer un tajo hacía su cuello con las dos hojas que salían desde mis brazos.

Le diera o no seguiría avanzando para ponerme a su espalda y prepara mi próxima ofensiva.

Spoiler:

En su espalda dos tajos golpearon. Pese a su Haki pasivo y el intento de concentrarse, se llegó a despistar apreciando nada más que lo menos visible, obviando la presencia del Yonkou a escasos metros, y recibiendo un corte diagonal desde el trapecio izquierdo hasta la cadera derecha, que hizo brotar un no muy intenso hilo de sangre, aunque suficiente para debilitarlo si la pelea se alargaba demasiado. "En fin, de todas formas por algo eres un Emperador, Kirito...", dijo para sí mientras evaluaba las opciones... O eso pensaría Kirito, imaginaba. En realidad, estaba imaginando cómo un tren arrollaría al ser antes de poder entrar en combate, y cómo entregaría sus restos atropellados al gobierno, intentando convencerlos de que efectivamente en Okyu Mazuzu o como se llamase había aparecido un tren de la nada para dejar a su rival indispuesto... Pero aquello era imposible.

Sintiéndose afortunado de que sólo el primero de los cortes atravesara su piel, dejó caer el abrigo al suelo, sonando sin mucha fuerza contra la amortiguadora hierba de la jungla. Dio media vuelta y allí estaba, demonio de las hoces y terror de los mares, un espadachín sombrío que había buscado la protección de una banda que no tenía sino más poder que él... Realmente ridículo.

-¿Te acuerdas de mí, alimaña?- dijo, con tono serio mientras un aura anaranjada comenzaba a rodearlo. Su Turbo estaba activado, y al mismo tiempo una salvaje marea de viento inundó el lugar, casi tan fuerte como el propio Shichibukai y rodeando al Yonkou, tratando de enjaularlo en una esfera de materia, donde cada vez, por causas de incremento de la densidad a su alrededor, se le dificultaría moverse, mientras que al no salir materia del lugar simplemente se iría comprimiendo hasta estallar. Pero no iba a terminar ahí la cosa, pues había visto más veces al pirata en acción y, sabiendo que también dominaba el viento, una horda relampagueante impregnó toda la zona, y como todo buen científico sabe, la electricidad busca la fuente de menor resistencia. Mientras el aire fuese más denso que él no pasaría nada, pero cuando usase su akuma para cambiar las tornas, el poder de un relámpago lo mataría.

Y, para finalizar, se lanzó contra él puño en ristre, maximizando su Haki de armadura, a toda velocidad [Manual Prisa], intentando atravesar su corazón. Si lo lograba, todo habría terminado. Era hora de reclamar su jubilación.

En cuestión de pocos segundos aquel hombre había recibido mi golpe, aunque casi sin inmutarse, como si fuera un pequeño rasguño sin importancia. Pero ahí no acababa, pues uso algún tipo de poder para hacer más densa la atmósfera a mi alrededor, como si estuviera condensando el aire.

Además de eso alrededor de la zona que cada vez se hacía más peligrosa parecían haber relámpagos que le sumaban más peligrosidad al rival que estaba delante. Hace unos segundos había pensado que era un enemigo indigno pero parecía que me iba a dar un buen combate.

Antes de que hiciera nada palpé mis bolsillos en busca de las tres rumble que siempre llevaba encima en casos de emergencia y justo cuando noté que estaban ahí empecé a preparar mi ofensiva, mientras sacaba estas y las guardaba en la palma de mi mano, cerrada para que no viera lo que era.

Le mire a los ojos mientras el preparaba el ultimo paso de su ataque, activando rápidamente las técnicas TENRYU NO SOUL y HYŌI GATTAI, para después llevarme a la boca las tres píldoras mordiéndolas para que hicieran efecto antes de que llegara hasta mi para darme el puñetazo.

Mi conciencia empezaba a perderse y un animal despertaba, pero pude notar como las corrientes de viento desaparecían de mi alrededor y empezaban a volar libres de nuevo, al igual que yo. Noté un dolor en la zona del brazo derecho, posiblemente por el golpe que me había propinado tras moverme a gran velocidad de la zona donde estaba antes de una forma muy errática. Pude ver como estaba encima suyo moviéndome a gran velocidad, posiblemente hubiera llegado hasta esa posición igual y cayendo sobre el girando sobre mi mismo provocando un tornado por las corrientes de viento de mi alrededor, que se hacía mucho más peligroso debido a las cuchillas que había por todo mi cuerpo. Me había convertido en un taladro con la potencia para perforar hasta el centro de la Tierra, muy posiblemente.

Técnicas ~:

"Un momento... ¿Qué hace esa cosa ahí?".

Había oído hablar muchas veces de ello. El Descontrol de las Akumas del tipo Zoan, algo que él, en cierto modo, también sufría. Pero aquel tipo parecía un taladro girando constantemente sobre sí mismo, bajando hacia él y, asumiendo que no podría frenar el golpe, hizo brotar a su alrededor una rosa de energía que en un instante salió volando a por su objetivo, mientras él se cubría la cara con los brazos y activaba su Haki de armadura a máxima potencia, su viento trataba de proporcionar un freno a la taladradora "humana" que caía sobre él y esperaba que el golpe no fuera muy doloroso.

Pero lo fue.

Cayó al suelo, ensangrentado mayormente con su propio fluido, y junto a sus brazos casi mutilados toda su ropa estaba deshecha. En su pecho, casi carne viva mientras manaba fluido del interior. Sin duda, si había terminado todo, podría recuperarse y volver al barco. Por el contrario debería huir. Y quién sabe si podría de esa bestia en el estado que padecía.

-No puedes sentir tu cuerpo, ¿Verdad?

La voz sonaba en todas partes, pero estaba únicamente en su cabeza. Paternal y terrible, el rugido del Dragón comenzaba a escucharse, y un anillo de nubes negras rodeaba ya el lugar donde él estaba. "Aún no, por favor. Creo que ya ha terminado...".

Cerró los ojos, esperando despertar sano y salvo, o ver cómo el dragón terminaba lo que él no había podido terminar sin su ayuda.

Golpes... Demasiados golpes. Noté cada uno de ellos, a pesar del estado en el que estaba y algo muy profundo en mi sabía que ya había acabado todo. Parecía estar en un limbo blanco, en el que apareció lentamente una puesta de sol tiñendo el mar que yacía por debajo plácidamente.

Era raro que hubiera tanta paz ¿Así se sentía la muerte? Sinceramente la esperaba más... dolorosa. Me senté en lo que parecía ser el borde de un pequeño acantilado. Una ligera brisa soplaba desde el mar. Sonreí, acostándome para mirar el cielo que lentamente se iba oscureciendo.

Así que hasta aquí he llegado, eh... - fue lo único que pude decir antes de ver una luz brillante por ultima vez -

Fuera de la pequeña ilusión que había tenido el Yonkou, su cuerpo había quedado destrozado por todos los golpes efectuados por el Sichibukai Dexter. A su cuerpo le faltaban las dos piernas y tenía un hueco en la zona del corazón, además de un montón de bultos en su espalda, posiblemente de los golpes del Yonkou que no llegaron a penetrarlo por completo, acumulando ahí todo lo que pillase por delante.

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