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Derek se quitó la chaqueta, que dejó caer y se ató, rodeando la cintura. En aquella isla hacía demasiado calor para su gusto. Y para que eso ocurriese, tenía que hacer mucho, mucho calor. Una gota de sudor´cayó por su frente, y antes de tocar el suelo ya se había evaporado. La causa de aquel horrible calor era la enorme cantidad de fuego y magma que había por doquier en aquel lugar.
- Tsé... vaya asco de lugar. No hay gente, no hay animales, no hay comida... -el pirata de ojos rojos empezaba a plantearse el volver al barco, pero entonces vio algo extraño entre el humo del fuego y los vapores volcánicos-. ¿Pero qué cojones?
A lo lejos, una enorme montaña helada se alzaba. ¿Hielo? ¿Con aquel calor? Aquello era estúpido, y completamente irracional. El chico activó sus propulsores, alzándose en el aire para tener una mejor perspectiva del lugar. Y entonces vio lo que ocurría en aquella isla: mientras que la mitad de la isla estaba cubierta de hielo y nieve, y la otra era un infierno de llamas y lava. Siguiendo la lógica, el lago que había en el centro de ambas zonas debía ser el lugar más agradable. Empezó a volar hacia el lago, pasando sobre varias ruinas ardiendo y ríos de lava que iban a desembocar al mismo.
- Tsé... vaya asco de lugar. No hay gente, no hay animales, no hay comida... -el pirata de ojos rojos empezaba a plantearse el volver al barco, pero entonces vio algo extraño entre el humo del fuego y los vapores volcánicos-. ¿Pero qué cojones?
A lo lejos, una enorme montaña helada se alzaba. ¿Hielo? ¿Con aquel calor? Aquello era estúpido, y completamente irracional. El chico activó sus propulsores, alzándose en el aire para tener una mejor perspectiva del lugar. Y entonces vio lo que ocurría en aquella isla: mientras que la mitad de la isla estaba cubierta de hielo y nieve, y la otra era un infierno de llamas y lava. Siguiendo la lógica, el lago que había en el centro de ambas zonas debía ser el lugar más agradable. Empezó a volar hacia el lago, pasando sobre varias ruinas ardiendo y ríos de lava que iban a desembocar al mismo.
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¿Cómo era posible que siempre acabara en un lugar frío, en medio del hielo o la nada? Igual que en Drum. Suspiré. Estaba muy cansada y helada, mis músculos querían dejar de responder ante semejante frío. Sin embargo, seguía caminando. Para entrar en calor y porque podía ver que el otro lado de la isla poseía un paisaje contrario, más parecido al de un volcán y no a la especie de iceberg en la que me encontraba. Además, seguro que allí con el calor estaría mejor o al menos en el punto medio, cerca del lago que marcaba el centro.
Mi labio tembló y tuve que mordérmelo para no estallar en llanto, pero aún así se me escaparon un par de lágrimas que limpié restregando mi mano por la cara con demasiada fuerza. Al huir de mi hogar me esperaba que todo fuera a mejor. No estaba preparada para esos días en que no parece que seas capaz de seguir adelante pero has de hacerlo, ni para aquellos en que la soledad continuada empieza a abrumarte. La alegría que me caracterizaba se había esfumado hacía un tiempo y empezaba a preocuparme no ser capaz de recuperarla.
Le pegué una patada con rabia a un montón de nieve que voló en todas direcciones. El hielo era más impredecible de lo que podía parecer y el barco encallara en él, hundiéndose con un par de personas que viajaban conmigo pero a las que no conocía demasiado. Yo había bajado para ver si nos podíamos adentrar más en la grieta y antes de que... de que... se oyó un ruido seco y la pequeña embarcación empezaba a descender. ¿Cómo iba a seguir adelante? Ni siquiera podía sobrevivir en la isla, no veía animales ni plantas por ninguna parte. Sigh. Al menos estaba llegando a la orilla del lago.
Mi labio tembló y tuve que mordérmelo para no estallar en llanto, pero aún así se me escaparon un par de lágrimas que limpié restregando mi mano por la cara con demasiada fuerza. Al huir de mi hogar me esperaba que todo fuera a mejor. No estaba preparada para esos días en que no parece que seas capaz de seguir adelante pero has de hacerlo, ni para aquellos en que la soledad continuada empieza a abrumarte. La alegría que me caracterizaba se había esfumado hacía un tiempo y empezaba a preocuparme no ser capaz de recuperarla.
Le pegué una patada con rabia a un montón de nieve que voló en todas direcciones. El hielo era más impredecible de lo que podía parecer y el barco encallara en él, hundiéndose con un par de personas que viajaban conmigo pero a las que no conocía demasiado. Yo había bajado para ver si nos podíamos adentrar más en la grieta y antes de que... de que... se oyó un ruido seco y la pequeña embarcación empezaba a descender. ¿Cómo iba a seguir adelante? Ni siquiera podía sobrevivir en la isla, no veía animales ni plantas por ninguna parte. Sigh. Al menos estaba llegando a la orilla del lago.
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El chico estaba sobrevolando el lago central cuando vio una embarcación hundiéndose en las gélidas aguas de la otra orilla. Aumentó la potencia de los propulsores al máximo, y se lanzó hacia el barco que hacía aguas. Ya era tarde para el navío, y el joven no podía ver dónde estaban los tripulantes. Aquello era bastante extraño. Sobrevoló el lugar un par de minutos mientras buscaba supervivientes, pero era inútil e infructuoso, por lo que acabó desistiendo.
- Tsk... pobres diablos... -murmuró para sí, mientras observaba ambos lados del lago. Fuego abrasador en un lado, hielo congelante en el otro. Ninguno de los dos le resultaba atractivo al chico, aunque el calor era más soportable para él que el frío, por lo que seguramente volviese a la zona del volcán... al menos no se congelaría.
Estaba a punto de dar media vuelta y regresar al infierno de magma y fuego cuando le pareció ver movimiento en la orilla del lado frío. Una silueta humana que caminaba por la orilla, en una dirección que el chico no lograba identificar: ¿se dirigía a la zona de magma? En cualquier caso, era una persona, la primera que veía en aquel lugar, y tal vez fuera la tripulante de barco hundido.
- ¡Eh, tú! -gritó mientras se acercaba a toda la velocidad que le permitían sus propulsores hacia aquella mujer cuyos rasgos se iban aclarando según las distancias entre ambos disminuían.
- Tsk... pobres diablos... -murmuró para sí, mientras observaba ambos lados del lago. Fuego abrasador en un lado, hielo congelante en el otro. Ninguno de los dos le resultaba atractivo al chico, aunque el calor era más soportable para él que el frío, por lo que seguramente volviese a la zona del volcán... al menos no se congelaría.
Estaba a punto de dar media vuelta y regresar al infierno de magma y fuego cuando le pareció ver movimiento en la orilla del lado frío. Una silueta humana que caminaba por la orilla, en una dirección que el chico no lograba identificar: ¿se dirigía a la zona de magma? En cualquier caso, era una persona, la primera que veía en aquel lugar, y tal vez fuera la tripulante de barco hundido.
- ¡Eh, tú! -gritó mientras se acercaba a toda la velocidad que le permitían sus propulsores hacia aquella mujer cuyos rasgos se iban aclarando según las distancias entre ambos disminuían.
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Sentía como mis brazos y mis piernas se estaban entumeciendo. Tenía que parar pero si paraba... Bueno, no era la mejor de las ideas si quería seguir viviendo. Avancé con esfuerzo unos metros más para llegar exactamente hasta el borde del lago y me dejé caer, o las piernas me fallaron y no quisieron sostenerme. Con cuidado me asomé al agua, tratando de averiguar si había alguna criatura que se escondiera en las profundidades; tenía hambre. Aún así, ¿habría algún animal o planta que pudiera sobrevivir en aquella isla de climas extremos y extraños? Ni siquiera me atreví a entrar en el edificio que había encontrado aunque la lógica me decía que estaría tan vacío como el resto de aquella tierra. Qué se le va a hacer, a veces era un poco cobardica.
-¡Eh, tú!
Me levanté como una centella y me di la vuelta para ver quien me llamaba hasta que me di cuenta de que debía mirar arriba y no detrás. "Tonta. Eres una despistada. Pero, ¿p-por qué ese hombre está volando?" Lo veía ir a demasiada velocidad y no sabía si esperar que me atacara. Por el momento lo que vi más lógico fue apartarme con miedo a que se estrellara contra mí al ir tan rápido, y llevarme la mano a uno de los bisturís de llevaba en la pierna. Normal que tuviera frío, a pesar de llevar abrigo y botas seguía con mi eterna minifalda.
-¿Quién eres y qué quieres? -pregunté, con cara de tener un humor de perros. Que lo tenía, pero lo estaba exagerando para él.
Sin dejar de mirarlo por si hacía algún movimiento extraño, pensó de nuevo en cómo era posible que volara. No es como si tuviera alas. En toco caso sería una especie de cyborg o algo por el estilo. Meh. Nunca le habían gustado demasiado los cyborgs, pero dado que era la única persona que veía por allí... no se iba a quejar.
-¡Eh, tú!
Me levanté como una centella y me di la vuelta para ver quien me llamaba hasta que me di cuenta de que debía mirar arriba y no detrás. "Tonta. Eres una despistada. Pero, ¿p-por qué ese hombre está volando?" Lo veía ir a demasiada velocidad y no sabía si esperar que me atacara. Por el momento lo que vi más lógico fue apartarme con miedo a que se estrellara contra mí al ir tan rápido, y llevarme la mano a uno de los bisturís de llevaba en la pierna. Normal que tuviera frío, a pesar de llevar abrigo y botas seguía con mi eterna minifalda.
-¿Quién eres y qué quieres? -pregunté, con cara de tener un humor de perros. Que lo tenía, pero lo estaba exagerando para él.
Sin dejar de mirarlo por si hacía algún movimiento extraño, pensó de nuevo en cómo era posible que volara. No es como si tuviera alas. En toco caso sería una especie de cyborg o algo por el estilo. Meh. Nunca le habían gustado demasiado los cyborgs, pero dado que era la única persona que veía por allí... no se iba a quejar.
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Ignorando por completo la pregunta de la chica, Derek la miró y formuló su propia pregunta:
- ¿Estabas en el barco? -le señaló los pocos restos que aún se veían del navío. Su rostro no mostraba ninguna emoción, tan solo parecía interesado en saber si la chica era una de las supervivientes-. ¿No había más gente contigo?
El chico empezó a descender, usando los propulsores de las manos para mantenerse flotando a unos centímetros del suelo. Lentamente se acercó a la chica y la miró de cerca.
- Si sigues así, pronto estarás en problemas... -dijo, señalando las piernas expuestas de la chica-. Deberías ponerte algo. -los propulsores se apagaron, y Derek aterrizó en la nieve. Tras ceñirse bien la gorra, sintió cómo el frío empezaba a recorrer su cuerpo. Él iba poco abrigado también, pero tenía una solución para evitar la hipotermia.
Unas llamas rojas aparecieron en todo su cuerpo, cubriendo su ropa sin consumirla, y generando un agradable calor. Los ojos del chico se volvieron rojos como rubís, y una leve sonrisa se formó en sus labios. Tras el estallido de llamas, el joven empezó a caminar hacia la otra orilla, bordeando el lago, mientras a su paso la nieve se fundía lentamente debido al efecto del fuego.
- ¿Estabas en el barco? -le señaló los pocos restos que aún se veían del navío. Su rostro no mostraba ninguna emoción, tan solo parecía interesado en saber si la chica era una de las supervivientes-. ¿No había más gente contigo?
El chico empezó a descender, usando los propulsores de las manos para mantenerse flotando a unos centímetros del suelo. Lentamente se acercó a la chica y la miró de cerca.
- Si sigues así, pronto estarás en problemas... -dijo, señalando las piernas expuestas de la chica-. Deberías ponerte algo. -los propulsores se apagaron, y Derek aterrizó en la nieve. Tras ceñirse bien la gorra, sintió cómo el frío empezaba a recorrer su cuerpo. Él iba poco abrigado también, pero tenía una solución para evitar la hipotermia.
Unas llamas rojas aparecieron en todo su cuerpo, cubriendo su ropa sin consumirla, y generando un agradable calor. Los ojos del chico se volvieron rojos como rubís, y una leve sonrisa se formó en sus labios. Tras el estallido de llamas, el joven empezó a caminar hacia la otra orilla, bordeando el lago, mientras a su paso la nieve se fundía lentamente debido al efecto del fuego.
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¿Me estaba ignorando? Sería capullo. Y aún por encima sacaba el tema del barco... Casi no podía ni sostenerle la mirada, así que agaché la cabeza. Estaba temblando todavía y no sólo por el frío que me devoraba.
-S-Sí, iba en el barco -dijo tiritando. -Las otras personas que venían conmigo...
No fui capaz de terminar la frase; me dolía demasiado, aunque no los hubiera conocido lo suficiente. El chico no me dejó ni pensar en ello. Ya estaba acercándose a mí y haciendo comentario sobre mis piernas y el frío y yo tiraba de mi falda unos centímetros hacia abajo, como si eso lo arreglara todo.
-Por eso trataba de llegar al otro lado de la isla, y además, que me esté helando no es tu problema. Repito, ¿quién eres?
Lo observé con atención tratando de descubrir algo sobre él, pero lo único que saqué en claro es que el pelo negro y los ojos rojos pegaban y lo hacían atractivo, pero destacaban mucho y sobre todo los últimos eran de un color extraño. También noté que no estaba abrigado. "Bueno, por lo menos uno de los dos no se está congelando, aunque me gustaría saber cómo es posible."
No tardé en descubrirlo, de repente mi extraño acompañante empezó a arder. A ARDER. Y a pesar de todo seguía sonriendo como si nada, asustándola un poco. Además, sus ojos brillaban con más intensidad, o quizás eran imaginaciones mías o el reflejo de las propias llamas en ellos.
-¡¿Pero qué te pasa?!
Me quité el abrigo y lo utilicé para intentar tirar al chico al suelo, con el propósito de que la nieve apagara ese fuego andante y tratando de no quemarme las manos en el intento. ¿Combustión espontánea? ¿Pero eso no eran meras leyendas urbanas?
-S-Sí, iba en el barco -dijo tiritando. -Las otras personas que venían conmigo...
No fui capaz de terminar la frase; me dolía demasiado, aunque no los hubiera conocido lo suficiente. El chico no me dejó ni pensar en ello. Ya estaba acercándose a mí y haciendo comentario sobre mis piernas y el frío y yo tiraba de mi falda unos centímetros hacia abajo, como si eso lo arreglara todo.
-Por eso trataba de llegar al otro lado de la isla, y además, que me esté helando no es tu problema. Repito, ¿quién eres?
Lo observé con atención tratando de descubrir algo sobre él, pero lo único que saqué en claro es que el pelo negro y los ojos rojos pegaban y lo hacían atractivo, pero destacaban mucho y sobre todo los últimos eran de un color extraño. También noté que no estaba abrigado. "Bueno, por lo menos uno de los dos no se está congelando, aunque me gustaría saber cómo es posible."
No tardé en descubrirlo, de repente mi extraño acompañante empezó a arder. A ARDER. Y a pesar de todo seguía sonriendo como si nada, asustándola un poco. Además, sus ojos brillaban con más intensidad, o quizás eran imaginaciones mías o el reflejo de las propias llamas en ellos.
-¡¿Pero qué te pasa?!
Me quité el abrigo y lo utilicé para intentar tirar al chico al suelo, con el propósito de que la nieve apagara ese fuego andante y tratando de no quemarme las manos en el intento. ¿Combustión espontánea? ¿Pero eso no eran meras leyendas urbanas?
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- Derek. -respondió con sequedad el chico-. ¿Tú?
Der se hizo a un lado cuando la chica se lanzó sobre él con su abrigo en la mano, tratando de apagar las llamas, obviamente sin éxito.
- ¡Quieta! -gritó el chico, mientras movía los brazos tratando de zafarse. Le había tocado toparse con una chica hipotérmica, con miedo del fuego y con muchas ganas de molestarle. Agarró el abrigo y lo tiró al suelo, ligeramente chamuscado, mientras él seguía ardiendo con aquellas llamas escarlatas.
El pirata se cruzó de brazos, molesto por aquel "ataque por sorpresa" de la chica, y la miró a los ojos, clavando en ellos sus pupilas.
- ¿Te parece que necesito ayuda? -dicho esto, se dio media vuelta y siguió caminando, mientras seguía formando aquel pequeño sendero en la nieve.
El pirata se cubrió con su ropa, y se giró de nuevo hacia la chica. Las llamas desaparecieron de su cuerpo. Apenas habían avanzado distancia desde que se habían encontrado, y ella no iba a poder mantener el ritmo mucho más debido al frío. ¿A quién demonios se le podía ocurrir estar en la nieve con minifalda? El chico se quedó esperando a que lo alcanzase y le dijo:
- Bien, así no vamos a ninguna parte. Así que si quieres salir de aquí, dame la mano. -mientras lo decía, le tendió la mano a la chica, esperando que aceptase. ¿Esperando? Más bien no. Si no aceptaba, se quedaría congelada en aquel lugar, así que más bien tenía pocas opciones.
Der se hizo a un lado cuando la chica se lanzó sobre él con su abrigo en la mano, tratando de apagar las llamas, obviamente sin éxito.
- ¡Quieta! -gritó el chico, mientras movía los brazos tratando de zafarse. Le había tocado toparse con una chica hipotérmica, con miedo del fuego y con muchas ganas de molestarle. Agarró el abrigo y lo tiró al suelo, ligeramente chamuscado, mientras él seguía ardiendo con aquellas llamas escarlatas.
El pirata se cruzó de brazos, molesto por aquel "ataque por sorpresa" de la chica, y la miró a los ojos, clavando en ellos sus pupilas.
- ¿Te parece que necesito ayuda? -dicho esto, se dio media vuelta y siguió caminando, mientras seguía formando aquel pequeño sendero en la nieve.
El pirata se cubrió con su ropa, y se giró de nuevo hacia la chica. Las llamas desaparecieron de su cuerpo. Apenas habían avanzado distancia desde que se habían encontrado, y ella no iba a poder mantener el ritmo mucho más debido al frío. ¿A quién demonios se le podía ocurrir estar en la nieve con minifalda? El chico se quedó esperando a que lo alcanzase y le dijo:
- Bien, así no vamos a ninguna parte. Así que si quieres salir de aquí, dame la mano. -mientras lo decía, le tendió la mano a la chica, esperando que aceptase. ¿Esperando? Más bien no. Si no aceptaba, se quedaría congelada en aquel lugar, así que más bien tenía pocas opciones.
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Sus manoteos desesperados por librarse de mí hicieron que perdiera el equilibrio por un instante, pero no llegué a caer. Por desgracia mi abrigo acabó bastante chamuscado y mi mano derecha tenía ahora una quemadura muy fea.
-Re-Reira. Reira Toru -balbuceé sorprendida todavía, llevándome la mano delante de la cara para ver los daños. Por suerte era mejor de lo que parecía y además era zurda, así que no importaba demasiado. -¿Y cómo que "quieta"? ¡Te estás quemando! No entiendo nada...
Me dejé caer en el manto blanco de nuevo. ¿Qué clase de monstruo era aquel? Ahora las llamas lo abandonaban. Supuse que le debía una disculpa por lo que acababa de hacer, aunque siempre mantendría en mi defensa que tenía buena intención y lo había hecho por salvar su vida. Lo que pasa es que parecía igual de cabreado que yo o incluso más.
-Lo siento...
Cuando levanté la mirada vi cómo me había tendido la mano. Me incorporé con algo de esfuerzo porque los músculos no respondían tan bien como deberían haberlo hecho y cogí su mano, aunque no entendía muy bien con qué propósito.
-Gracias, pero por mucho que calientes el ambiente aquí he de ir a la otra zona. Mi mascota se ha escapado en esa dirección o eso creo, y estoy preocupada. -Dejé de una vez el cabreo. Enfadarme con él y ser borde no me llevaría a ninguna parte y tampoco se lo merecía. -¿Puedes ayudarme a buscarlo?
No era sólo mi supervivencia la que estaba en juego para mí.
-En fin... ¿por qué estás tú en esta isla? -le pregunté, curiosa.
-Re-Reira. Reira Toru -balbuceé sorprendida todavía, llevándome la mano delante de la cara para ver los daños. Por suerte era mejor de lo que parecía y además era zurda, así que no importaba demasiado. -¿Y cómo que "quieta"? ¡Te estás quemando! No entiendo nada...
Me dejé caer en el manto blanco de nuevo. ¿Qué clase de monstruo era aquel? Ahora las llamas lo abandonaban. Supuse que le debía una disculpa por lo que acababa de hacer, aunque siempre mantendría en mi defensa que tenía buena intención y lo había hecho por salvar su vida. Lo que pasa es que parecía igual de cabreado que yo o incluso más.
-Lo siento...
Cuando levanté la mirada vi cómo me había tendido la mano. Me incorporé con algo de esfuerzo porque los músculos no respondían tan bien como deberían haberlo hecho y cogí su mano, aunque no entendía muy bien con qué propósito.
-Gracias, pero por mucho que calientes el ambiente aquí he de ir a la otra zona. Mi mascota se ha escapado en esa dirección o eso creo, y estoy preocupada. -Dejé de una vez el cabreo. Enfadarme con él y ser borde no me llevaría a ninguna parte y tampoco se lo merecía. -¿Puedes ayudarme a buscarlo?
No era sólo mi supervivencia la que estaba en juego para mí.
-En fin... ¿por qué estás tú en esta isla? -le pregunté, curiosa.
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Der agarró la mano que la chica le ofrecía y la acercó a él. Sin mediar palabra, observó el cielo, y sus pies comenzaron a hacer un suave ruido. Tras unos segundos, ambos cuerpos empezaron a elevarse en el aire, mientras Der agarraba a la chica por la cintura. Cuando hubo alcanzado una altura de cinco metros sonrió levemente, y entonces salió disparado recorriendo toda la orilla del lago a gran velocidad. A ratos bajo ellos había zonas de hielo o de agua congelada, y mientras tanto, el área dominada por el calor y el fuego parecía acercarse a toda velocidad. Cuando hubieron alcanzado la zona media entre el frío y el calor, Derek empezó a descender lentamente hasta depositar a la chica en el suelo.
- ¿Cómo es tu mascota? -preguntó sin más, una vez sus pies estuvieron pisando el suelo. Ya le contaría después de encontrarla cómo había llegado hasta allí, si de verdad estaba interesada.
Mientras preguntaba, con sus ojos se dedicó a buscar por los alrededores, potenciando su alcance para ver con más facilidad, buscando algún animal que pudiera estar por la zona. Gracias a la visión ultravioleta potenciada era capaz de ignorar algunos objetos y obstáculos visuales para que la búsqueda fuera más sencilla.
- ¿Cómo es tu mascota? -preguntó sin más, una vez sus pies estuvieron pisando el suelo. Ya le contaría después de encontrarla cómo había llegado hasta allí, si de verdad estaba interesada.
Mientras preguntaba, con sus ojos se dedicó a buscar por los alrededores, potenciando su alcance para ver con más facilidad, buscando algún animal que pudiera estar por la zona. Gracias a la visión ultravioleta potenciada era capaz de ignorar algunos objetos y obstáculos visuales para que la búsqueda fuera más sencilla.
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-Pero, ¿qué coj...? -dije de forma entrecortada cuando me acercó a él y me agarró por la cintura. Por supuesto mi sorpresa no era nada comparada con la que me dio al empezar a elevarse sobre el suelo.
Estaba volando. Era la primera vez que volaba y aunque todo se veía más impresionante desde un poco más arriba pero tenía tanto miedo de caerme que me agarré más fuerte a él, como si eso me ayudara aunque en realidad lo único que podía hacer era desestabilizarlo más. Como cuando te ahogas y te agarras desesperadamente a aquel que trata de erigirse como tu salvador, sin darte cuenta por el pánico de que sólo lo perjudicas al hacerlo.
En cuanto estuvimos en la zona media de la isla, donde no nos congelaríamos ni moriríamos abrasados empezamos a descender hasta llegar al suelo, donde me dejó con suavidad. Me costó un poco soltarlo, aquello era lo más parecido a un abrazo que había tenido en mucho tiempo.
-Mi mascota es como... hmmmm... un roedor muy grande, ¿sabes? Como así -dije mientras abría los brazos intentando abarcar un espacio vacío que pudiera ser de igual tamaño a mi mascota perdida. -Es un capibara, aunque no creo que hayas visto ninguno, son poco comunes. Yo lo llamo Capitán o Capi. Por cierto, tienes una mala manía de no contestar mis preguntas... aunque es cierto que esto tiene prioridad.
No sabía qué estaba haciendo el chico, parecía que intentaba mirar muy lejos sin ni siquiera moverse del sitio, lo cual para mí no tenía ningún sentido, la verdad. Sin mediar palabra me eché a correr por la zona, tratando de encontrar a mi compañero cuanto antes. Dónde se habría metido... Un animal tan grande como él no debería poder esconderse en muchos sitios, sin que nadie se percatara de que estaba por allí.
Estaba volando. Era la primera vez que volaba y aunque todo se veía más impresionante desde un poco más arriba pero tenía tanto miedo de caerme que me agarré más fuerte a él, como si eso me ayudara aunque en realidad lo único que podía hacer era desestabilizarlo más. Como cuando te ahogas y te agarras desesperadamente a aquel que trata de erigirse como tu salvador, sin darte cuenta por el pánico de que sólo lo perjudicas al hacerlo.
En cuanto estuvimos en la zona media de la isla, donde no nos congelaríamos ni moriríamos abrasados empezamos a descender hasta llegar al suelo, donde me dejó con suavidad. Me costó un poco soltarlo, aquello era lo más parecido a un abrazo que había tenido en mucho tiempo.
-Mi mascota es como... hmmmm... un roedor muy grande, ¿sabes? Como así -dije mientras abría los brazos intentando abarcar un espacio vacío que pudiera ser de igual tamaño a mi mascota perdida. -Es un capibara, aunque no creo que hayas visto ninguno, son poco comunes. Yo lo llamo Capitán o Capi. Por cierto, tienes una mala manía de no contestar mis preguntas... aunque es cierto que esto tiene prioridad.
No sabía qué estaba haciendo el chico, parecía que intentaba mirar muy lejos sin ni siquiera moverse del sitio, lo cual para mí no tenía ningún sentido, la verdad. Sin mediar palabra me eché a correr por la zona, tratando de encontrar a mi compañero cuanto antes. Dónde se habría metido... Un animal tan grande como él no debería poder esconderse en muchos sitios, sin que nadie se percatara de que estaba por allí.
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Derek observó las medidas que le mostró la chica y empezó a rastrear los alrededores. En aquel lugar la visión térmica no le sería de gran ayuda, debido a la cercanía de la zona ardiente, lo que desdibujaría cualquier rastro o huella térmica, así que había decidido emplear el otro extremo de la balanza.
- Capitán... un nombre curioso. -murmuró para sí mismo, mientras observaba un montón de rocas cerca del agua. Tras unos segundos ajustando la mirada, vio que su interior estaba vacío, y que no había ningún animal en él. Chasqueó la lengua con frustración y se dispuso a seguir la búsqueda por otro lugar.
Poco a poco, el chico fue recorriendo con los ojos la zona de su alrededor, en trescientos sesenta grados a la redonda. Pero el animal no aparecía. "Tengo que instalarme un maldito radar..." pensó para sí el chico. La verdad es que con uno de esos artilugios, la búsqueda sería mucho más sencilla. Alzó el vuelo y se puso a rebuscar entre las ruinas, buscando al animal en ellas, sin éxito de momento.
- Venga ya... ¿dónde te has metido, bichito?
- Capitán... un nombre curioso. -murmuró para sí mismo, mientras observaba un montón de rocas cerca del agua. Tras unos segundos ajustando la mirada, vio que su interior estaba vacío, y que no había ningún animal en él. Chasqueó la lengua con frustración y se dispuso a seguir la búsqueda por otro lugar.
Poco a poco, el chico fue recorriendo con los ojos la zona de su alrededor, en trescientos sesenta grados a la redonda. Pero el animal no aparecía. "Tengo que instalarme un maldito radar..." pensó para sí el chico. La verdad es que con uno de esos artilugios, la búsqueda sería mucho más sencilla. Alzó el vuelo y se puso a rebuscar entre las ruinas, buscando al animal en ellas, sin éxito de momento.
- Venga ya... ¿dónde te has metido, bichito?
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Hmmmm... Podía oír un ruido que no se correspondía con el crepitar del fuego. Hablando de fuego... me miré la mano. Me dolía bastante pero ahora no me pararía a sacar el botiquín de la mochila y hacerme las primeras curas. "Maldito Derek con sus llamas de cyborg..." Me obligué a centrarme de nuevo en el extraño sonido. Se parecía al chillido de un pajarito, algo que había oído más de una vez cuando Capi tenía miedo o me pedía mimos; sabía que la entonación cambiaba un poco pero el sonido seguía siendo el mismo y ahora estaba entre asustado y enfadado.
-¡Oh, está por aquí! ¡Derek! ¡Derek! ¡Ven! -le grité para que viniera conmigo porque me había separado de él y no sabía dónde estaba. Tampoco es que me fuera a quedar a averigüarlo.
Eché a correr hasta donde estaba el animalillo. Ahora había crecido un poco hasta llegarme a la rodilla, y con lo gordito que estaba no era de extrañar que se hubiera quedado atrapado entre dos rocas. Qué cafre era. A saber qué estaba buscando o persiguiendo para acabar ahí. Empecé a tirar de él despacio, intentando desencajarlo aunque pesaba bastante para lo debilucha que yo era. Sus chillidos se fueron haciendo más y más intensos hasta que una sombra apareció y no me quedó más remedio que levantar la mirada. Era como un dragón verde... pero no... una serpiente... pero de mi tamaño... No, no sabía qué era aquello. Sólo tenía claro que sus dientes parecían muy afilados y saqué uno de los bisturíes de la correa de mi pierna. Viendo su piel escamosa, dudaba que pudiera hacerle daño con eso, la verdad... pero el veneno atravesaría la piel. En cuanto se abalanzó hacia el roedor (a mí me ignoraba) ya tenía la mano llena de una pasta que estampé contra su cuello y retiré la mano. No es que el reptil fuera demasiado rápido, tampoco. En un par de minutos estaba desorientado, como si no viera nada e intentaba guiarse por el olor. Qué extraño... Pensaba que las serpientes tenían muy buen olfato, aunque en fin, tampoco tenía muy claro qué era ese animal. Lo ignoré y seguí intentando sacar a mi mascota del lío en que se había metido.
-¡Oh, está por aquí! ¡Derek! ¡Derek! ¡Ven! -le grité para que viniera conmigo porque me había separado de él y no sabía dónde estaba. Tampoco es que me fuera a quedar a averigüarlo.
Eché a correr hasta donde estaba el animalillo. Ahora había crecido un poco hasta llegarme a la rodilla, y con lo gordito que estaba no era de extrañar que se hubiera quedado atrapado entre dos rocas. Qué cafre era. A saber qué estaba buscando o persiguiendo para acabar ahí. Empecé a tirar de él despacio, intentando desencajarlo aunque pesaba bastante para lo debilucha que yo era. Sus chillidos se fueron haciendo más y más intensos hasta que una sombra apareció y no me quedó más remedio que levantar la mirada. Era como un dragón verde... pero no... una serpiente... pero de mi tamaño... No, no sabía qué era aquello. Sólo tenía claro que sus dientes parecían muy afilados y saqué uno de los bisturíes de la correa de mi pierna. Viendo su piel escamosa, dudaba que pudiera hacerle daño con eso, la verdad... pero el veneno atravesaría la piel. En cuanto se abalanzó hacia el roedor (a mí me ignoraba) ya tenía la mano llena de una pasta que estampé contra su cuello y retiré la mano. No es que el reptil fuera demasiado rápido, tampoco. En un par de minutos estaba desorientado, como si no viera nada e intentaba guiarse por el olor. Qué extraño... Pensaba que las serpientes tenían muy buen olfato, aunque en fin, tampoco tenía muy claro qué era ese animal. Lo ignoré y seguí intentando sacar a mi mascota del lío en que se había metido.
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Derek estaba buscando tras un muro cuando escuchó algo sobre el ruido del fuego. Era Reira, que lo llamaba. Parecía haber encontrado a su mascota. El chico alzó el vuelo y observó la escena: la chica estaba frente a una especie de sierpe escamosa y larga de color verde oscuro.
- ¡Reira! -gritó, pero la chica pareció no darse cuenta y realizó un extraño movimiento, para luego esquivar al animal. Tras unos instantes, la serpiente tuvo una especie de espasmo antes de empezar a atacar como si estuviese ciega.
El chico empezó a volar a toda velocidad hacia la serpiente, que parecía confusa, para propinarle un golpe en la cabeza con su brazo armado. El animal trató de huir entre las ruinas llameantes.
- Tienes un poder interesante... dijo el chico mientras tocaba las piedras con sus manos y las imantaba, para moverlas y ayudar a quitar al animal de su prisión.
- ¡Reira! -gritó, pero la chica pareció no darse cuenta y realizó un extraño movimiento, para luego esquivar al animal. Tras unos instantes, la serpiente tuvo una especie de espasmo antes de empezar a atacar como si estuviese ciega.
El chico empezó a volar a toda velocidad hacia la serpiente, que parecía confusa, para propinarle un golpe en la cabeza con su brazo armado. El animal trató de huir entre las ruinas llameantes.
- Tienes un poder interesante... dijo el chico mientras tocaba las piedras con sus manos y las imantaba, para moverlas y ayudar a quitar al animal de su prisión.
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Llegó Der para darle un coscorrón a la serpiente cuando ya ni siquiera hacía falta. "Bueno, la intención es lo que cuenta, o eso dicen, ¿no?"
-¿A que sí? -dije al oír sus palabras sobre mi poder. -El veneno es de lo más interesante y hay muchos tipos diferentes. ¿No te hará falta una envenenadora profesional, por casualidad, no? -me reí de la tontería que yo misma había dicho, pero es que ahora que había encontrado a mi bichillo y tenía compañía de nuevo volvía a estar contenta. -Es todo culpa de aquella asquerosa fruta que me comí un día, pero no se puede negar que sea útil.
Con extraños poderes que no entendí consiguió separar las piedras que atrapaban a Capi en un santiamén y sin demasiado esfuerzo, o al menos esa impresión daba. Suspiré, todavía en el suelo, abrazando al animal.
-¿Me vas a decir por fin cómo es que estás aquí? -No lo decía como un ataque, sino que sonreía. Era mera curiosidad. -Y... ¿me puedes ayudar a salir de la isla? -Pregunté avergonzada, sabiendo que era imposible que me fuera sola o que me quedara y sobreviviera de la misma manera. Agité las manos mucho mientras decía: -No es necesario que me lleves lejos, sólo hasta a primera isla que veamos a poder ser con gente pero... no tengo con qué pagarte... -Dejé caer los brazos por fin.
Ya que tenía que esperar su respuesta y era probable que le llevara un rato la explicación, cogí mi mochila y saqué el botiquín. La mano se me estaba poniendo un poco fea y cuanto antes le hiciera las curas, mejor.
-¿A que sí? -dije al oír sus palabras sobre mi poder. -El veneno es de lo más interesante y hay muchos tipos diferentes. ¿No te hará falta una envenenadora profesional, por casualidad, no? -me reí de la tontería que yo misma había dicho, pero es que ahora que había encontrado a mi bichillo y tenía compañía de nuevo volvía a estar contenta. -Es todo culpa de aquella asquerosa fruta que me comí un día, pero no se puede negar que sea útil.
Con extraños poderes que no entendí consiguió separar las piedras que atrapaban a Capi en un santiamén y sin demasiado esfuerzo, o al menos esa impresión daba. Suspiré, todavía en el suelo, abrazando al animal.
-¿Me vas a decir por fin cómo es que estás aquí? -No lo decía como un ataque, sino que sonreía. Era mera curiosidad. -Y... ¿me puedes ayudar a salir de la isla? -Pregunté avergonzada, sabiendo que era imposible que me fuera sola o que me quedara y sobreviviera de la misma manera. Agité las manos mucho mientras decía: -No es necesario que me lleves lejos, sólo hasta a primera isla que veamos a poder ser con gente pero... no tengo con qué pagarte... -Dejé caer los brazos por fin.
Ya que tenía que esperar su respuesta y era probable que le llevara un rato la explicación, cogí mi mochila y saqué el botiquín. La mano se me estaba poniendo un poco fea y cuanto antes le hiciera las curas, mejor.
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Una mujer venenosa. Eso podía ser interesante. Derek se acercó a la chica y la miró con una expresión a medias entre el asombro y la reflexión:
- Supongo que puedo llevaros a ti y a tu mascota a la siguiente isla. -dijo con un tono suave y calmado.
La serpiente hizo un siseo enfadado. El chico la miró con el gesto torcido. Extendió la mano y se la ofreció a Reira. La sacaría de allí, si es que la chica aceptaba.
Si ella lo agarraba, la rodearía con los brazos y saldría volando hacia el barco. El navío estaba amarrado en la zona ardiente de la isla, a un par de millas de la costa, para evitar el calor y el fuego. Además, allí estaban Rebecka y Elisabeth esperándolo. También estaría Rayo, su wombat, al que posiblemente le alegraría tener un nuevo amigo para jugar. El chico sonrió con cierto aire de chulería mientras volaba sobre la isla.
- Supongo que puedo llevaros a ti y a tu mascota a la siguiente isla. -dijo con un tono suave y calmado.
La serpiente hizo un siseo enfadado. El chico la miró con el gesto torcido. Extendió la mano y se la ofreció a Reira. La sacaría de allí, si es que la chica aceptaba.
Si ella lo agarraba, la rodearía con los brazos y saldría volando hacia el barco. El navío estaba amarrado en la zona ardiente de la isla, a un par de millas de la costa, para evitar el calor y el fuego. Además, allí estaban Rebecka y Elisabeth esperándolo. También estaría Rayo, su wombat, al que posiblemente le alegraría tener un nuevo amigo para jugar. El chico sonrió con cierto aire de chulería mientras volaba sobre la isla.
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La serpiente no parecía contenta de dejarnos en paz y seguía acechando. Capitán, mientras tanto, seguía olisqueando el suelo como si siguiera el rastro de algo o alguien. ¿Qué se pasaba? Ni que fuera un perro o algo por el estilo. Lo único que debería oler serían vegetales y allí no tenía pinta de haber ninguno. Era un roedor muy raro. Eso me llevaba a preguntarme cómo era que serpientes y otros depredadores podían sobrevivir ahí...
Sacudí la cabeza. Me rugían las tripas, empezaba a tener demasiado calor y sólo quería tener un lugar donde descansar. Guardé mi botiquín de nuevo y saqué el arnés de Capi antes de que volviera a escaparse de mi lado.
-¿Pero seguro que puedes llevarnos a ambos? -pregunté, mirando poco convencida a mi mascota. No era pequeño ni pesaba poco... Pero si había movido un par de enormes piedras para liberarlo, no debería tener problema con eso así que me encogí de hombros.
Agarré la mano que me tendía, él me sujetó de nuevo como la otra vez y echó a volar, y aunque en realidad sólo se levantaba unos metros sobre el suelo me parecía increíble. Sentía libertad a pesar de que fuera él quien me sujetara, pero el miedo seguía estando ahí.
-Sólo me quedaré hasta la siguiente isla habitada -dije para recordárselo, y para recordármelo también. Y después lo olvidé todo.
Sacudí la cabeza. Me rugían las tripas, empezaba a tener demasiado calor y sólo quería tener un lugar donde descansar. Guardé mi botiquín de nuevo y saqué el arnés de Capi antes de que volviera a escaparse de mi lado.
-¿Pero seguro que puedes llevarnos a ambos? -pregunté, mirando poco convencida a mi mascota. No era pequeño ni pesaba poco... Pero si había movido un par de enormes piedras para liberarlo, no debería tener problema con eso así que me encogí de hombros.
Agarré la mano que me tendía, él me sujetó de nuevo como la otra vez y echó a volar, y aunque en realidad sólo se levantaba unos metros sobre el suelo me parecía increíble. Sentía libertad a pesar de que fuera él quien me sujetara, pero el miedo seguía estando ahí.
-Sólo me quedaré hasta la siguiente isla habitada -dije para recordárselo, y para recordármelo también. Y después lo olvidé todo.
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