Eron
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Akuma no mi
Varios
Kat se encontraba en un callejón oscuro de una ciudad encendiendo un cigarrillo para poder fumar. Llovía. Aquello le traía malas memorias. Las gotas caer por su mejilla y mojar su pelo no hacían más que molestar a la asesina. Cuando por fin logró que el pitillo se acogiese el fuego miró a ambos lados sin quitarlo de entre sus labios. Aquel lugar tétrico y oscuro que la gente de su tipo amaban tanto ahora podía convertirse en el lugar de sus pesadillas por culpa de cosas que pasaron hace tiempo y lleno de recuerdos incompletos. Cosas que desearía olvidar. Cosas que forjaron su actitud actual. Se escuchaban pasos acercándose a la mujer. Se trataba de un hombre de pelo corto negro, ojos verdes y que sería más o menos de la edad de la asesina. Llevaba ropa bastante ancha para un chico tan delgado y su cara era la de una persona que tenía un plan en mente. Aquello no le gustó nada a Katherine pues pensaba que las ideas ajenas no eran nunca buenas. Expiró el humo de su boca justo en la cara del chico y le miró fijamente a los ojos.- ¿Qué quieres? - Preguntó con un tono frío y su rostro totalmente serio.
El chico esbozó una leve sonrisa la cual fue acompañada poco más tarde de una risa.- ¿Por qué suele acudir la gente a ti? ¿Qué es lo que más quieren de alguien con tus capacidades? - Su tono sonaba bastante orgulloso. Katherine dejó ver una mueca de asco volviendo a colocar el pitillo entre sus labios esperando a que dijese algo que en verdad le importase o interese.- Quiero que consigas algo para mí. Y si puedes matar a una persona por el camino… Mejor que mejor. - La asesina alzó una ceja. Hacía tiempo que nadie le pedía un robo y mucho menos un asesinato. Tal vez sea por ser una cazadora. Se estaba pensando el aceptar, pero si lo hacía lo que debía intentar era no ser descubierta en ningún momento y matar a los que lograsen reconocerla.
Se sacó el cigarrillo de entre sus labios para poder hablar.- Supongamos que acepto, ¿qué gano yo? - A medida que sus palabras salían de su boca también lo hacía el humo del tabaco. El chico no cesaba de sonreír. Aquello ponía muy nerviosa a Katherine. Además de que era muy siniestra no tenía sentido alguno que esté sonriendo en aquel momento.- Y otra cosa, ¿qué tengo que robar y a quién tengo que matar? - Dijo tirando el pitillo que se encontraba en su mano derecha al suelo.
- ¿La satisfacción de cumplir con una misión algo complicada? ¿Ayudar a una persona? Vale, vale, tal vez no sean los mejores motivos. Veamos… ¿Te sirven un millón de berries y todo lo que puedas saquear allí? - Al principio le pareció una miseria pero lo que en verdad quería era algo de acción y que fuese emocionante y si se llevaba algo a mayores mejor.- Sobre el trabajo… Bueno, quiero que robes una fruta del diablo que poseé un hombre bastante rico. La quiero. Y si le matas, mejor. Se llama algo similar a Jona Milles. - Era un hombre bastante conocido en aquella ciudad debido a que dirigía varios restaurantes. Seguramente que en su mansión habrá cosas de valor para robar o algo interesante al menos. De todas formas primero cumpliría con la tarea principal.
De acuerdo, lo haré. Pero no por la mierda que me vas a pagar sino porque podría ser interesante. Sé donde está su mansión así que no hace falta que me des ningún dato más. Por cierto… Mañana al mediodía tendré lo que pides. Nos veremos en este mismo lugar. - Kat se alejó de allí caminando bajo la lluvia hacia el hogar del señor Milles. Se encontraba a las afueras de la ciudad y no era precisamente una casa pequeña así que destacaría bastante.
Una vez la asesina LeSang se encontraba a las puertas del jardín de la mansión decidió que el primer paso sería averiguar la manera de infiltrarse. Había guardias patrullando por los alrededores y eso dificulta el llegar hasta el edificio principal. Se movían de un lado a otro. Lo que ahora mismo separaba a Katherine del interior del recinto era un enorme muro y la puerta de barrotes de metal por la que se podía observar la seguridad del lugar.
La mujer se acercó a un árbol que había en el exterior del muro y se subió a una de sus ramas. Tras ello saltó encima del muro y desde allí observó a los guardias. Había uno que patrullaba cerca suya y lo mejor sería acabar con su vida antes de que diese problemas. Cuando se situó debajo de Katherine ella se tiró encima de él clavando una daga en su cuello y evitando así que gritase. Después de quitar de en medio un estorbo se escondió tras una estatua de una persona, tal vez importante, que había cerca. Parecía ser un hombre algo rellenito con el pelo corto y bigote. En aquella escultura llevaba un traje. Seguramente se trataría de Jona. Bien, así le reconocería con mayor facilidad.
Cuando otro de los hombres que patrullaban se acercó a la estatua Kat salió de golpe clavando una daga en su corazón y luego rápidamente la otra en el cuello. Por suerte todos eran más o menos de la misma altura y aquello facilitaba el calcular dónde apuñalar sin mirar. Lo próximo que hizo fue subirse de nuevo a un árbol que había algo lejos de ella, pero más cercano a la mansión. Por suerte conforme avanzaba había menos guardias patrullando ya que la mayoría tenía un recorrido bastante largo y se alejaban mucho de la posición actual de Katherine. Claro está que dos se encontraban en la puerta principal pero ella no quería usarla. Demasiado arriesgado y obvio. Entonces desde su posición actual pudo ver una ventana en el segundo piso abierta. ¿Cómo podía alguien tan importante tener un descuido tan tonto? Un hombre como él no debería ser tan poco cauteloso pero la asesina no iba a desperdiciar una oportunidad tan buena. Bajó del árbol y se acercó con el máximo sigilo posible a la pared. Una vez allí comenzó a agarrar salientes, tuberías y decoraciones a las cuales poder sujetarse para no caerse y así llegar hasta la ventana. Terminó en una habitación seguramente destinada a invitados. Había una cama azul y las paredes eran del mismo color. Una cómoda, un espejo y una alfombra cuadrada. Era bastante normal y Kat no vió nada interesante ni de valor. Se acercó a la puerta y la abrió lentamente por si había algún guardia fuera. Al ver que estaba totalmente desierto salió del cuarto. El pasillo era elegante y en él se podían observar varias mesas con jarrones realmente caros. Las paredes eran decoradas por cuadros de paisajes y en el suelo se encontraba una larga alfombra roja. Cuando se disponía a moverse escuchó una alarma y varios pasos en todo el edificio y en el exterior. Seguramente encontraron los cuerpos. Kat comenzó a correr hacia la derecha hasta un lugar en el que había dos escaleras: unas que subían y otras que bajaban. Si iba por la izquierda hasta el piso inferior terminarían por atraparla así que decidió ascender al piso superior. Llegó a una única puerta de madera con una placa dorada en la que ponía “despacho” y se acercó a ella. La abrió y al otro lado se encontraba un hombre idéntico al de la estatua sentado en una silla, sonriendo. Él era su objetivo. La habitación era grande y había dos sillones delante del despacho que se hallaba en frente del señor. - No sabía que una asesina vendría a por mí. No hoy. - Entró lentamente en el cuarto. Estaba oscuro y la única iluminación era la que provenía de la ventana de gran tamaño del fondo. La mujer pudo observar varios cuerpos sin vida en el suelo y eso sólo significaba una cosa: Ya habían intentado matarle hace poco. Los cadáveres no estaban ahí desde hace mucho. Aquello significaba que la ventana fue abierta por uno de ellos.
Jona se levantó de golpe y desenfundó velozmente una pistola, apuntando a la asesina. Kat simplemente esbozó una sonrisa.- Pobre idiota, ¿crees que un arma de fuego parará a una persona como yo? Ni de lejos. - El hombre le disparó pero ella se agachó esquivando la bala. La mujer rodó hacia un lado colocándose detrás de un sillón. Se asomó a uno de los lados y le lanzó una daga obligando al enemigo a levantarse y clavando su arma en el respaldo de la silla del señor Milles. Katherine salió de su escondite y corrió hacia él lo más rápido que pudo. Por suerte llegó antes de que pudiese volver a atacar. La morena agarró la mano con la que sujetaba la pistola e hizo que apunte al techo. Entonces disparó. Empujó al hombre contra la ventana y lo golpeó contra ella, rompiendo los cristales y tirándolo al vacío.
Tras ello sacó la daga que se había quedado en la silla y enfundó ambas. Miró de reojo por la ventana y no vio a ningún guardia. Aquello simplemente significaba que absolutamente todos se encontraban en el interior del edificio buscando a la intrusa. Corrió hacia uno de los sillones y lo colocó delante de la puerta para evitar que entrasen o abriesen la puerta. Si no era una solución permanente si le brindaría tiempo para reaccionar y escapar del despacho por la ventana. Volvió a paso veloz al escritorio para abrir uno de los cajones en busca de alguna pista sobre su objetivo. Encontró una llave dorada con una etiqueta en la cuál ponía "estantería". Cogió este objeto y lo miró detenidamente. Luego repasó el cuarto con su mirada para encontrar en la pared a su izquierda lo que mencionaba el papel. Se acercó al mueble de madera lleno hasta arriba de libros para observarlo detalladamente pero no había nada raro. Lo único que llamó la atención de Katherine era de que en el lomo de uno de los libros había una cerradura dorada. Seguramente para ello era la llave. La introdujo lentamente en el hueco girándola poco a poco por si lo rompía o algo similar. Escuchó el sonido de un mecanismo bastante ruidoso y la estantería comenzó a moverse como si se tratase de una puerta obligando a la asesina a moverse de su posición actual. Kat pudo observar con sus propios ojos un pequeño laboratorio bastante tecnológico. Había varias mesas blancas (como el resto del lugar) y encima de una de ellas había varias jeringuillas con un extraño líquido verde en su interior colocadas en un maletín de metal. Al fondo del todo, sobre otro mueble, estaba la fruta que había venido a buscar. Era de color azul y en su piel había nubes grabadas. De tamaño era similar a un melón. Lo cogió sin dudar ni un segundo y cuando se disponía a seguir investigando el lugar escuchó fuertes golpes en la puerta que le obligaron a ir hacia el maletín que había visto, meter la fruta y cerrarlo. Agarró el asa y corrió lo más rápido que pudo hacia la ventana. Se acercó al lado izquierdo de esta y se puso contra la pared para caminar por el saliente. Luego se agachó con cuidado, sentándose sobre este y agarrando lo que tenía en las mano con fuerza. Se dejó caer sobre la repisa de una ventana y entonces escuchó cómo destrozaban la puerta para entrar y a los guardias asomarse al lugar por el que ella había salido. Se puso todo lo que pudo contra el muro para que no la viesen. Por suerte al ver el cuerpo en el suelo con algunos cristales clavados en él centraron totalmente su atención en este salieron del despacho en manada para bajar a socorrerlo. Kat aprovechó esto para caer de un salto sobre el suelo. Tras ello corrió hacia la puerta principal la cuál al parecer estaba abierta. Salió del lugar corriendo y en el muro exterior había un papel pegado en el que ponía "Buen Trabajo". Tal vez la estaban vigilando y le habían abierto el lugar para facilitarle la huida.
Comenzó a caminar en dirección a su hogar para darse una ducha y poder descansar aunque sea un rato pero en medio de una calle por la cuál no pasaba mucha gente sintió que la observaban. Miró hacia atrás de reojo y había un hombre con gafas de sol, una gabardina que le tapaba el cuello y un sombrero. Era bastante siniestro. Realmente a Katherine no le daba muy buena espina todo aquello.- No le entregues la fruta al chico... Tratará de traicionarte y matarte.- Dijo una grave y masculina voz proveniente de aquella misteriosa figura.- Es un aviso, tu decides si seguir o no mi consejo...- Y tras aquello se dio la vuelta y comenzó a caminar en dirección contraria a la de la asesina quien se limitó a soltar un pesado suspiro.- ¿Por qué todo tiene que complicarse antes de que termine?- Pensó para sí misma. Una de las cosas que más odiaba era la gente incapaz de mantener su palabra. Tras aquella breve y extraña interrupción decidió que lo más adecuado sería seguir su camino hacia la mansión LeSang pues aún le quedaba un buen trecho.
Tras un rato caminando por fin consiguió llegar a su hogar y entró tan rápido como pudo. Nada más entrar se encontró con su hermano mayor, Zack.- Hey, Kat, ¿qué es ese maletín?- Preguntó al ver el objeto que su hermana portaba en su mano. La chica lo escondió detrás suya frunciendo el ceño. No quería comentárselo a nadie y menos a la persona que prácticamente la había criado desde pequeña... Terminaría preocupándose y eso molestaba demasiado a la asesina. Tras aquello Katherine rodeó a su hermano para caminar hacia su propia habitación.- Vale, vale. Lo capto. Cosas tuyas... Pero podrías hablar por lo menos, ¿no?- La chica se paró en seco, negó con la cabeza sin tan siquiera girarse y subió las escaleras para entrar en su habitación. Una vez allí abrió el maletín para ver la extraña fruta. La verdad es que llamaba bastante la atención y su aspecto era demasiado raro. La agarró entre sus manos y la acercó a su nariz para tratar de olisquearla pero era como si no tuviese aroma... Tras ello decidió morderla. El sabor era realmente horrible y provocó que tosiese y soltase el alimento. Con mala cara se agachó y recogió lo que se le acababa de caer para tirarla a la basura. Aquello lo hizo por el simple hecho de que ya no pensaba dársela al idiota que pensaba en traicionarla y, si la había conseguido, ¿por qué no comprobar la leyenda de las frutas del diablo? Había escuchado que sabían mal aunque no esperaba que fuese para tanto. Cerró de nuevo el maletín y lo escondió debajo de la cama. Tras ello salió del cuarto para dirigirse al cuarto de baño. Una vez allí abrió el grifo de la ducha para que se fuese calentando el agua y ella se miró en el espejo. Aquel aspecto de una chica normal escondía detrás una responsabilidad y un futuro lleno de sangre que Kat no podía casi soportar. Era una asesina que apenas ha asesinado y sin embargo está preparada para casi cualquier situación o enfrentamiento... Al menos en aquella ciudad. Creía que ser cazadora sería fácil para alguien tan preparado como ella pero se equivocaba totalmente. Se comenzó a quitar la ropa hasta quedar completamente desnuda y se metió en la ducha estremeciéndose por el calor de las gotas de agua en comparación con su piel. Miró al suelo soltando un largo suspiro. Había demasiadas cosas en su cabeza en aquel preciso instante pero lo que ella deseaba y ansiaba era vengarse del que le encargó aquello. Nadie debe intentar traicionar a una LeSang... Cogió el champú y echó un poco en su mano y comenzó a frotarse el cabello tratando de dejar de pensar en aquello. Se aclaró la cabeza y cerró el agua saliendo de la ducha. Rodeó su torso con una toalla y salió del cuarto para ir a su habitación.
Era de noche. Por su ventana podía ver a lo lejos la bulliciosa ciudad y las luces de esta. Kat se acercó a la cómoda y abrió uno de los cajones sacando un sujetador y unas bragas negras. Dejó caer la toalla y se puso aquellas prendas. Simplemente con eso dormiría aquella noche. Se acercó despacio a la cama y gateó por encima de las sábanas hasta llegar a la almohada para dejar caer su rostro sobre ella. El sueño era fuerte y en poco tiempo hizo que la asesina se quedase profundamente dormida sin tan siquiera taparse del frío nocturno.
Cuando los rayos de sol se colaron por su ventana la aún cansada Katherine abrió lentamente los ojos y se sentó sobre la cama. Estiró sus brazos soltando un largo bostezo y poco a poco comenzó a levantarse libre de pereza y con bastante facilidad. Estaba acostumbrada a madrugar por lo que ya apenas le costaba aunque durmiese poco. Se acercó al armario y de él sacó una camiseta de Zack y se la puso. No quería ponerse su ropa por el momento así que aquello le serviría para caminar por su casa. Abrió la puerta para salir mientras se frotaba un ojo y salió. Se dirigió a la cocina y allí volvió a encontrarse al mayor de sus hermanos.- Buenos días, Zack.- Dijo en un bajo tono de voz. Aún estaba algo somnolienta. Se sentó en una de las sillas que había delante de la mesa situada en el centro del cuarto y miró a su hermano.- Oye, siento haber sido tan fría ayer. O sea, más de lo de costumbre... No fue un buen día que digamos y estaba cansada.- Se disculpó, o al menos lo intentó, la asesina. No quería ser mala con sus hermanos aunque a veces le sacasen de quicio y por culpa de ser como es muchas veces los tratase mal.
¡Ah! Tranquila, no te preocupes por eso. Además... Supuse que querrías ir a dormir o ducharte. Tampoco voy a preguntarte qué hiciste o cómo conseguiste ese maletín. De hecho me atrevo a decir que es algún encargo. Recuerda que eres una cazadora... Si te pillan haciendo eso tendrás que asumir consecuencias aunque estas puedan ser simplemente mala fama.- Y como siempre Zack se preocupaba por su hermana menor, la pequeña de los LeSang. De hecho ese chico había actuado más como un padre que los mismísimos padres de Katherine.- Por cierto, ¿quieres tortitas?- Le ofreció a la chica con una amable sonrisa en su rostro. Era increíble la alegría que poseía siempre ese chico así como su facilidad para perdonar y tratar bien a los de su familia. Era realmente admirable. Dicen que los asesinos son personas horribles pero ellos... Ellos eran diferentes. ¿Mataban? Sí. ¿Eran despiadados a la hora de hacer misiones? Por supuesto. Pero tienen su corazón y no les interesa que el mundo lo sepa. De hecho eran mucho más humanos que la gente que va de "buena".- Y... Si ves a Jack avísame. Tengo que hablar con él.- Aquellas palabras resonaron en la mente de Kat. Esos dos siempre se traían algo entre manos, se veían por las noches y hablaban muchas veces... Tenían un vínculo muy estrecho. No hace mucho la asesina comenzó a sospechar cosas sobre ellos pero no tenía pruebas de que fuesen reales.
- Pues la verdad es que se me antojan tortitas y... Dime la verdad, ¿por qué siempre tienes que hablar con Jack? ¿Y por qué os veis por las noches? Y no me digas que porque planeáis juntos alguna misión porque no me lo voy a tragar.- Dijo con sequedad y de una forma más directa de la que le gustaría a Zack. La chica no tenía tapujo alguno en hacer aquello y decir abiertamente sus incestuosas teorías pero primero quería ver si su hermano le daba alguna buena excusa aunque de no hacerlo le contaría lo que ella piensa. A pesar de que Katherine no exterioriza preocupación o lo que siente sí es verdad que temía que sus hermanos hiciesen cosas inadecuadas o se hiciesen daño el uno al otro. Quisiese o no aquello le afectaba luego fuera de su hogar y no quería volver a fallar en una misión ni resultar herida de alguna estúpida forma. En verdad todo se reducía a un pensamiento egoísta. Zack se levantó de la silla y cogió un plato lleno de tortitas que había en la encimera a su espalda y lo colocó sobre la mesa para que su hermana pudiese comerlas a gusto. También le puso un plato, un cuchillo y un tenedor. Cuando se volvió a sentar soltó un muy largo suspiro y miró hacia abajo bastante pensativo.
- ¿Quieres saber la verdad? Ni yo mismo lo sé. Simplemente hablamos, tal vez movidos por la necesidad de contarle a alguien nuestros problemas... A veces el ser humano necesita alguien que escuche lo que dices y otras escuchar las situaciones y problemas de los demás. Papá y mamá nunca han estado para nosotros cuando los necesitamos así que prácticamente el me tiene a mi y a ti, y yo a vosotros... Y tu no querrás escuchar las penurias de nadie porque sé cómo eres.- Kat no se esperaba aquello y a pesar de estar algo dolida por pensar que ella no querría ayudar mantuvo su rostro serio e inexpresivo en todo momento. Clavó el tenedor en una de las tortitas y la movió para su plato. Cortó un trozo con el cuchillo y de nuevo usó el tenedor para llevarlo a su boca esperando a que Zack añadiese algo o lo haría ella en ese caso.- ... Lo siento, quería decir que no querrás escucharme porque tienes tus propios problemas y asuntos en los que pensar para hablar conmigo de tonterías.- El chico simplemente trataba de arreglar la situación pero lo único que hacía era empeorarlo. De nuevo Kat repitió la acción anterior para seguir comiendo la tortita con cierta elegancia.
- No lo arreglas, déjalo. No entiendo qué te hace pensar que yo no disfrutaría escuchándoos hablar de vuestros problemas - Su tono era inexpresivo como de costumbre. Trataba de permanecer en calma en todo momento a pesar de que tenía ganas de ponerse a gritar en aquel preciso instante. En verdad sabía perfectamente que sus hermanos no acudían a ella en esas circunstancias debido a que ella no parecía humana y por su comportamiento digno de una persona sin sentimientos. Aquello era simplemente una coraza que trataba de protegerla de daño emocional pero lo único que hacía era dañar a Kat cada vez más.- ... Y también creo que si ese es el motivo no lo es al completo. Tramáis algo muy extraño y voy a averiguarlo.- Tras decir aquello terminó el desayuno levantándose despacio de la silla y dándose la vuelta para salir de la cocina.- Ah, y tened cuidado de no haceros daño tanto de forma emocional como de forma física.- Añadió antes de seguir caminando hacia la puerta y saliendo del cuarto. Subió a su habitación de nuevo y cogió el maletín de debajo de la cama. Tenía pensado ir y distraer un poco al chico para comprobar que le iba a traicionar o no. De todas formas ahora ella planeaba aprovecharse de aquella situación y robarle a él sin entregarle absolutamente nada. Dejó el objeto metálico sobre la cama y abrió su armario para sacar una camiseta blanca de tirantes, un chaleco negro, unos pantalones cortos del mismo color que el chaleco y botas a juego con toda la ropa. También cogió un cinturón y se lo colocó al igual que las fundas de sus dagas. Cerró el mueble y enfundó las armas que la noche anterior había dejado en el suelo. Una vez vestida agarró de nuevo el maletín por el asa y salió de su mansión para encontrarse con la persona que le había encargado robar la fruta. No tardó demasiado en llegar y él estaba allí, en aquel callejón, esperando... La asesina se acercó con paso firme y él sonrió con malicia dando a entender sus verdaderas intenciones.- Tengo lo que me pediste.- Dijo la asesina frunciendo el ceño a medida que ella acortaba la distancia entre ambos.
- Oh, vamos, dame la fruta.- Se frotó las manos con bastante impaciencia. La mirada del contrario le daba a entender que si se la daba no le pagaría el trabajo o la mataría. No se iba arriesgar así que la asesina soltó un "ejém" tratando de dar a entender que si quería la akuma primero tendría que darle el dinero.- Oh, estos asesinos ambiciosos... No, no, primero lo que quiero, luego lo que tu quieres.- Aquello fue lo que terminó con la paciencia de Katherine. Le dio un golpe en la cara con el maletín con bastante fuerza y en el momento en el que el chico cayó al suelo por aquello detrás de la chica aparecieron dos hombres con pistolas apuntándola y de las ventanas de los dos edificios que había a ambos lados de la señorita LeSang salieron en total dos hombres (uno por lado) y armados. Sí, aquello era una emboscada.- Debiste... Habérmela entregado... ¡Acabad con ella y traedme lo que pido. No quiero mancharme de sangre. Os espero en la base. - Dijo mientras se alejaba caminando. Una vez desapareció de la vista de todos los hombres dispararon a la mujer pero cuando las balas iban a impactar su cuerpo se deshizo en humo y la atravesaron. Dos de los matones cayeron muertos al suelo pues se encontraban en frente los unos de los otros. Al haber hecho esto el maletín cayó al suelo. La chica no sabía lo que ocurría y de hecho se asustó bastante. Era una extraña sensación de libertad y alivio que agradaba increíblemente a Kat. Los disparos cesaron y el humo volvió a formar el femenino cuerpo de la asesina. Rápidamente desenfundó las dos dagas y las lanzó a los que se encontraban detrás suya impactando en su torso (a uno en el estómago y a otro en un pulmón). Sus cuerpos cayeron contra el frío suelo como sus compañeros. Corrió hacia ellos y sacó sus dagas de los cuerpos. Aún no estaban muertos así que le colocó el filo de su arma en el cuello de uno.
- Dime a dónde ha ido ese cerdo... O te mataré lentamente.- Nada mejor que amenazar a alguien que ayuda a un traidor y cómo buena asesina el mero hecho de poder matar provocaba que todo su cuerpo fuese recorrido por una sensación positiva y adrenalina. Kat no tenía mucha paciencia y ya lo había demostrado antes al golpear al chico ese. El hombre tartamudeó el nombre de una empresa: Fate & Poison. ¿En serio ese idiota trabajaba allí? Era bastante conocida en la ciudad por ser dueña de varios centros comerciales y lugares de ocio o ayudar a construirlos poniendo dinero. Al escuchar aquello golpeó la cara del hombre contra el suelo para dejarlo inconsciente y salió corriendo en la dirección en la que su objetivo había huido para dirigirse al edificio principal de la compañía. Seguramente se dirigiría hasta allí. Guardó sus dos armas en las fundas correspondientes. No tardó demasiado en llegar a la entrada del lugar pero tuvo que esconderse en un callejón cercano pues había dos matones en la entrada. Tenía que encontrar la forma de entrar sin ser vista. Ahora no estaba tan limitada a los métodos convencionales... ¿Aquellos eran los poderes de la fruta? ¿Convertirse en humo? Tal vez podría colarse por algún respiradero pero primero tendría que esconder el maletín. Salió del callejón y trató de pasar desapercibida entre la gran cantidad de personas que había por allí. Cuando consiguió caminar por delante de los hombres sin ser vista corrió hacia uno de los lados del edificio en el cuál había un jardín. Escondió la maleta metálica entre unos arbustos y se acercó a una pared.- Concéntrate... Tienes que averiguar cómo volverte humo y colarte por el respiradero que hay ahí arriba...- Cerró los ojos respirando hondo. Antes lo había conseguido tal vez por el miedo a la muerte, impulsado por el deseo de zafarse de los disparos... Pero no tenía ni idea de cómo se activaban esos poderes. Trató de centrarse totalmente en el estado gaseoso que su cuerpo adoptó en aquel momento y en la sensación de libertad que invadió su cuerpo. Entonces volvió a ocurrir y se deshizo de nuevo en aquella humareda blanca que se elevaba en el aire y se coló por el respiradero del edificio. Una vez en el conducto de ventilación se juntó todo volviendo a su estado original y humano. Gateó haciendo el menor ruido posible por aquel claustrofóbico pasadizo hasta que encontró una salida. Quitó la rejilla de una patada y salió de su "escondrijo". Había terminado en una sala de limpieza con fregonas y algún que otro bote para ayudar a los empleados con su labor. Se acercó a la puerta y puso su oreja para ver si escuchaba a alguien al otro lado. Todo en silencio. Abrió lentamente la puerta y se apegó a la pared del lugar para caminar en silencio hasta una esquina. Asomó su cabeza y allí sí había un guardia que se acercaba a su posición. Cuando este iba a doblar la esquina la asesina le hizo un barrido tirándolo al suelo y se colocó encima suya agarrando al hombre por el cabello y tras ello desenfundó una daga y la clavó en el pecho contrario. La expresión fría e insensible de Kat permanecía mientras por dentro se sentía bien al ponerle fin a la vida de una persona. Se levantó sacando el arma y la enfundó de nuevo. Prefería no llevarlas al descubierto pues si iba así tendría una oportunidad de engañar a quien la encontrase. No iba a ocultar el cuerpo tampoco. Tenía pensado estar poco tiempo allí. Aquello era un descuido y lo sabía pero si era rápida podría irse de rositas sin hacer ese tipo de esfuerzos. Siguió su camino por aquel pasillo blanco hasta unas escaleras que ascendían y un ascensor. Decidió usar el segundo más que nada porque quería llegar antes. Tal vez esta serie de arriesgados actos por su parte podrían ponerla en algún problema o tal vez no. Pulsó un botón y las puertas se abrieron. Dentro no había nada así que tenía vía libre. Los despachos solían estar en los últimos pisos o por lo menos los de la gente importante. Pulsó el botón del número 20 y esperó hasta que llegas a allí. Desenfundó ambas dagas por si acaso. Cuando se abrieron las puertas Kat pudo observar con sus ojos a otro de esos hombres trajeados que hacían guardia allí. Este intentó sacar su pistola para atacar a la chica pero ella fue demasiado rápida y de un veloz movimiento le hizo un corte bastante profundo en la garganta. La asesina colocó su pierna detrás de la contraria y lo empujó para que cayese al suelo. Ella salió corriendo por el pasillo lleno de puertas de madera con números. Finalmente dio con una en la que ponía "despacho del señor Richards". Era la única allí en la que ponía algo que pudiese entender la chica. La abrió sin dudarlo y se puso en guardia.
- Oh, qué descortés...- Dijo una grave y masculina voz. Sentado en una negra silla se encontraba un hombre algo mayor, rubio, con barba y vestido con un traje negro que observaba con sus ojos azules a la asesina fijamente. Ella frunció el ceño pues esperaba encontrarse a alguien distinto allí.- Si buscas al que te contrató... He acabado con su vida hace escasos minutos por incompetente. Le pedí una cosa... ¡Una! Y no supo conseguirla. Has venido a vengarte de él, ¿verdad? Pues te recomiendo que desistas y dejes de matar a mis hombres. - Kat puso ambas manos en su cintura ante aquellos comentarios que el señor decía con tanta facilidad.- No, no, espera. Mejor no te vayas. Quiero la fruta que te has comido. - Se levantó poco a poco mostrando sus brazos de metal. ¿Tenía implantes cyborgs? A Katherine le iba a dar algo de guerra enfrentarse a algo así. El hombre saltó la mesa y corrió directamente hacia la mujer para darle un puñetazo en la cara pero ella saltó hacia un lado y con una voltereta en el suelo se puso en pie de nuevo. Cuando volvió a dirigir su mirada hacia él su puño estaba incrustado en la pared. Aquella fuerza era increíble pero, claro, tampoco era totalmente humano... Ella no podría enfrentarse a algo así directamente ya que sería derrotada con suma facilidad. El señor no tuvo dificultad alguna a la hora de sacar su extremidad del agujero que había creado él mismo en su ataque. Miró a Kat como un lobo mira a su presa: con ganas de atraparla y matarla sin piedad alguna.
- Los viejos verdes son los más pesados.- Dijo Kat mirando lo peor que pudo al hombre aquel. Se abalanzó sobre ella tratando de agarrarse pero el cuerpo de la asesina se volvió humo y el dueño de la compañía cayó al suelo. La chica volvió a su forma original encima de la espalda del contrario dispuesta a clavar una daga en su cuello pero el hombre se levantó con elle en su espalda. Katherine le clavó varias veces su arma en el pecho mientras se agarraba a él para no caer. Entonces el señor golpeó a la asesina contra el cristal rompiéndolo y cayendo los dos hacia el abismo. Él ya estaba muerto.- Le estoy cogiendo asco a los cristales...- Murmuró para sí misma entre quejidos de dolor pues algún que otro cristal se le había clavado en la espalda. Antes de estrellarse contra el suelo volvió al estado gaseoso y se alejó un poco de la zona en la que cayeron los cristales para volver a la forma humana. Estaba manchada de sangre y con bastantes heridas. Cojeó hasta un árbol y se sentó apoyada en él durante un rato para recuperar un poco el aliento. Lo necesitaba. No esperaba que fuese a destrozar el cristal y a tirarse con ella... Respiró profundamente resistiendo el dolor que sentía en aquel momento y se levantó. Caminó el arbusto en el que había dejado el maletín y se alejó de la zona lo más rápido que pudo que no fue precisamente en poco tiempo. Por suerte nadie la había visto o por lo menos no lo parecía. Caminó entre callejones evitando las multitudes y escuchó a la policía llegar hasta el edificio de Fate & Poison. En aquel momento lo que deseaba era deshacerse de las jeringuillas y ese estúpido líquido verde por lo que se dirigió al mercado negro al que iba hace tiempo antes de ser cazadora a vender las cosas que robaba.
Había todo tipo de personas allí, la mayoría se ocultaban en las sombras y tapaban su rostro con gruesas capuchas. Otros miraban con recelo y odio a la cazadora sin discreción alguna. La reconocían, saben quién era. Por aquellos lugares se hablaba mal de sus actos al convertirse en una cazadora y dejar de ser quién debía ser; una de ellos. Una criminal que matase sin piedad alguna. Eran la escoria de la ciudad, ni más ni menos. Odiados incluso por los de su misma categoría. La joven LeSang no les dejó disfrutar ni un segundo de su atención ignorándolos al completo. Ella no estaba allí para meterse en bullas de poca monta con antiguos compañeros o rivales; iba a ver a alguien en concreto. Sus pasos acelerados y firmes sobre el suelo aún mojado por la lluvia que hasta hace nada azotaba la ciudad la condujeron hasta una edificio viejo y bastante deteriorado por el tiempo y el clima; varias plantas trepaban por sus ladrillos descoloridos y la luz que iluminaba la puerta principal parpadeaba en un desesperado intento de continuar con la labor que le había sido encomendada. Abrió la chirriante puerta compuesta por metal haciendo algo de esfuerzo ya que la oxidación de esta provocaba que no se moviese con facilidad. El interior no era mucho mejor tampoco. Muebles viejos llenos de polvo, algún arma afilada sobre estantes de madera y las luces no iluminaban todos los oscuros rincones que había allí. Otra de las cosas que resaltaban en ese frío cuarto era un mostrador del mismo material que la mayoría de objetos. Colocó con cierta brusquedad el maletín sobre esta y, aún jadeante, observó al hombre que estaba oculto entre las sombras. Ella no era capaz de distinguirlo pero sabía que estaba allí... Siempre lo estaba. Sin decir nada un señor mayor bastante desmejorado por la edad y con barba y cabello blanco salió a la escasa luz, dejando ver sus arrugas y su ropa llena de agujeros y manchas. Se notaba desde bastante lejos que aquél lugar se posicionaba en un barrio pobre y con bastante mala influencia. Abrió la maleta aún manteniendo el incómodo y siniestro silencio que únicamente era roto a causa de los gritos y golpes que se escuchaban en el exterior. Fue en ese entonces cuando la mujer sintió una punzada en el estómago seguido de un dolor atroz. - No debiste haber vuelto. - Dijo una voz sumamente familiar para la cazadora, no pudo reconocerla. La muchacha bajó débilmente la cabeza para ver su torso atravesado por una espada ensangrentada con su propia sangre. Soltó un pequeño gemido de dolor y todo se volvió negro...
Pero ese no fue el final. Nunca lo ha sido. Los ojos de la joven Katherine se abrieron lentamente para conseguir observar su habitación. Estaba en su cama siendo únicamente tapada por la fina tela que componía su ropa interior negra. Nada de aquello parecía haber sido real. Llevó rápidamente sus manos a la zona de su estómago y estaba totalmente cubierta por vendas, como si hubiese tenido un accidente. Rápidamente comenzó a deshacerse de ellas hasta quedar al descubierto pero no había ninguna herida, nada. ¿Se trataba aquello de una simple broma que no llegaba a entender? Se levantó con cuidado, algo mareada, y se acercó a la ventana por la que entraba una claridad cegadora. Cuando sus ojos por fin se acostumbraron a la luz observó la tranquilidad de los jardines de la mansión de sus padres. El viento mecía con suavidad la hierba y las hojas de los pocos árboles que allí había. Dejó que las vendas que antes estaban pegadas a su cuerpo fuesen arrastradas por el aire sin ningún rumbo sin dejar de pensar un segundo en lo que acababa de ocurrir, ¿fue un elaborado sueño que su mente creó o pasó de verdad?
El chico esbozó una leve sonrisa la cual fue acompañada poco más tarde de una risa.- ¿Por qué suele acudir la gente a ti? ¿Qué es lo que más quieren de alguien con tus capacidades? - Su tono sonaba bastante orgulloso. Katherine dejó ver una mueca de asco volviendo a colocar el pitillo entre sus labios esperando a que dijese algo que en verdad le importase o interese.- Quiero que consigas algo para mí. Y si puedes matar a una persona por el camino… Mejor que mejor. - La asesina alzó una ceja. Hacía tiempo que nadie le pedía un robo y mucho menos un asesinato. Tal vez sea por ser una cazadora. Se estaba pensando el aceptar, pero si lo hacía lo que debía intentar era no ser descubierta en ningún momento y matar a los que lograsen reconocerla.
Se sacó el cigarrillo de entre sus labios para poder hablar.- Supongamos que acepto, ¿qué gano yo? - A medida que sus palabras salían de su boca también lo hacía el humo del tabaco. El chico no cesaba de sonreír. Aquello ponía muy nerviosa a Katherine. Además de que era muy siniestra no tenía sentido alguno que esté sonriendo en aquel momento.- Y otra cosa, ¿qué tengo que robar y a quién tengo que matar? - Dijo tirando el pitillo que se encontraba en su mano derecha al suelo.
- ¿La satisfacción de cumplir con una misión algo complicada? ¿Ayudar a una persona? Vale, vale, tal vez no sean los mejores motivos. Veamos… ¿Te sirven un millón de berries y todo lo que puedas saquear allí? - Al principio le pareció una miseria pero lo que en verdad quería era algo de acción y que fuese emocionante y si se llevaba algo a mayores mejor.- Sobre el trabajo… Bueno, quiero que robes una fruta del diablo que poseé un hombre bastante rico. La quiero. Y si le matas, mejor. Se llama algo similar a Jona Milles. - Era un hombre bastante conocido en aquella ciudad debido a que dirigía varios restaurantes. Seguramente que en su mansión habrá cosas de valor para robar o algo interesante al menos. De todas formas primero cumpliría con la tarea principal.
De acuerdo, lo haré. Pero no por la mierda que me vas a pagar sino porque podría ser interesante. Sé donde está su mansión así que no hace falta que me des ningún dato más. Por cierto… Mañana al mediodía tendré lo que pides. Nos veremos en este mismo lugar. - Kat se alejó de allí caminando bajo la lluvia hacia el hogar del señor Milles. Se encontraba a las afueras de la ciudad y no era precisamente una casa pequeña así que destacaría bastante.
Una vez la asesina LeSang se encontraba a las puertas del jardín de la mansión decidió que el primer paso sería averiguar la manera de infiltrarse. Había guardias patrullando por los alrededores y eso dificulta el llegar hasta el edificio principal. Se movían de un lado a otro. Lo que ahora mismo separaba a Katherine del interior del recinto era un enorme muro y la puerta de barrotes de metal por la que se podía observar la seguridad del lugar.
La mujer se acercó a un árbol que había en el exterior del muro y se subió a una de sus ramas. Tras ello saltó encima del muro y desde allí observó a los guardias. Había uno que patrullaba cerca suya y lo mejor sería acabar con su vida antes de que diese problemas. Cuando se situó debajo de Katherine ella se tiró encima de él clavando una daga en su cuello y evitando así que gritase. Después de quitar de en medio un estorbo se escondió tras una estatua de una persona, tal vez importante, que había cerca. Parecía ser un hombre algo rellenito con el pelo corto y bigote. En aquella escultura llevaba un traje. Seguramente se trataría de Jona. Bien, así le reconocería con mayor facilidad.
Cuando otro de los hombres que patrullaban se acercó a la estatua Kat salió de golpe clavando una daga en su corazón y luego rápidamente la otra en el cuello. Por suerte todos eran más o menos de la misma altura y aquello facilitaba el calcular dónde apuñalar sin mirar. Lo próximo que hizo fue subirse de nuevo a un árbol que había algo lejos de ella, pero más cercano a la mansión. Por suerte conforme avanzaba había menos guardias patrullando ya que la mayoría tenía un recorrido bastante largo y se alejaban mucho de la posición actual de Katherine. Claro está que dos se encontraban en la puerta principal pero ella no quería usarla. Demasiado arriesgado y obvio. Entonces desde su posición actual pudo ver una ventana en el segundo piso abierta. ¿Cómo podía alguien tan importante tener un descuido tan tonto? Un hombre como él no debería ser tan poco cauteloso pero la asesina no iba a desperdiciar una oportunidad tan buena. Bajó del árbol y se acercó con el máximo sigilo posible a la pared. Una vez allí comenzó a agarrar salientes, tuberías y decoraciones a las cuales poder sujetarse para no caerse y así llegar hasta la ventana. Terminó en una habitación seguramente destinada a invitados. Había una cama azul y las paredes eran del mismo color. Una cómoda, un espejo y una alfombra cuadrada. Era bastante normal y Kat no vió nada interesante ni de valor. Se acercó a la puerta y la abrió lentamente por si había algún guardia fuera. Al ver que estaba totalmente desierto salió del cuarto. El pasillo era elegante y en él se podían observar varias mesas con jarrones realmente caros. Las paredes eran decoradas por cuadros de paisajes y en el suelo se encontraba una larga alfombra roja. Cuando se disponía a moverse escuchó una alarma y varios pasos en todo el edificio y en el exterior. Seguramente encontraron los cuerpos. Kat comenzó a correr hacia la derecha hasta un lugar en el que había dos escaleras: unas que subían y otras que bajaban. Si iba por la izquierda hasta el piso inferior terminarían por atraparla así que decidió ascender al piso superior. Llegó a una única puerta de madera con una placa dorada en la que ponía “despacho” y se acercó a ella. La abrió y al otro lado se encontraba un hombre idéntico al de la estatua sentado en una silla, sonriendo. Él era su objetivo. La habitación era grande y había dos sillones delante del despacho que se hallaba en frente del señor. - No sabía que una asesina vendría a por mí. No hoy. - Entró lentamente en el cuarto. Estaba oscuro y la única iluminación era la que provenía de la ventana de gran tamaño del fondo. La mujer pudo observar varios cuerpos sin vida en el suelo y eso sólo significaba una cosa: Ya habían intentado matarle hace poco. Los cadáveres no estaban ahí desde hace mucho. Aquello significaba que la ventana fue abierta por uno de ellos.
Jona se levantó de golpe y desenfundó velozmente una pistola, apuntando a la asesina. Kat simplemente esbozó una sonrisa.- Pobre idiota, ¿crees que un arma de fuego parará a una persona como yo? Ni de lejos. - El hombre le disparó pero ella se agachó esquivando la bala. La mujer rodó hacia un lado colocándose detrás de un sillón. Se asomó a uno de los lados y le lanzó una daga obligando al enemigo a levantarse y clavando su arma en el respaldo de la silla del señor Milles. Katherine salió de su escondite y corrió hacia él lo más rápido que pudo. Por suerte llegó antes de que pudiese volver a atacar. La morena agarró la mano con la que sujetaba la pistola e hizo que apunte al techo. Entonces disparó. Empujó al hombre contra la ventana y lo golpeó contra ella, rompiendo los cristales y tirándolo al vacío.
Tras ello sacó la daga que se había quedado en la silla y enfundó ambas. Miró de reojo por la ventana y no vio a ningún guardia. Aquello simplemente significaba que absolutamente todos se encontraban en el interior del edificio buscando a la intrusa. Corrió hacia uno de los sillones y lo colocó delante de la puerta para evitar que entrasen o abriesen la puerta. Si no era una solución permanente si le brindaría tiempo para reaccionar y escapar del despacho por la ventana. Volvió a paso veloz al escritorio para abrir uno de los cajones en busca de alguna pista sobre su objetivo. Encontró una llave dorada con una etiqueta en la cuál ponía "estantería". Cogió este objeto y lo miró detenidamente. Luego repasó el cuarto con su mirada para encontrar en la pared a su izquierda lo que mencionaba el papel. Se acercó al mueble de madera lleno hasta arriba de libros para observarlo detalladamente pero no había nada raro. Lo único que llamó la atención de Katherine era de que en el lomo de uno de los libros había una cerradura dorada. Seguramente para ello era la llave. La introdujo lentamente en el hueco girándola poco a poco por si lo rompía o algo similar. Escuchó el sonido de un mecanismo bastante ruidoso y la estantería comenzó a moverse como si se tratase de una puerta obligando a la asesina a moverse de su posición actual. Kat pudo observar con sus propios ojos un pequeño laboratorio bastante tecnológico. Había varias mesas blancas (como el resto del lugar) y encima de una de ellas había varias jeringuillas con un extraño líquido verde en su interior colocadas en un maletín de metal. Al fondo del todo, sobre otro mueble, estaba la fruta que había venido a buscar. Era de color azul y en su piel había nubes grabadas. De tamaño era similar a un melón. Lo cogió sin dudar ni un segundo y cuando se disponía a seguir investigando el lugar escuchó fuertes golpes en la puerta que le obligaron a ir hacia el maletín que había visto, meter la fruta y cerrarlo. Agarró el asa y corrió lo más rápido que pudo hacia la ventana. Se acercó al lado izquierdo de esta y se puso contra la pared para caminar por el saliente. Luego se agachó con cuidado, sentándose sobre este y agarrando lo que tenía en las mano con fuerza. Se dejó caer sobre la repisa de una ventana y entonces escuchó cómo destrozaban la puerta para entrar y a los guardias asomarse al lugar por el que ella había salido. Se puso todo lo que pudo contra el muro para que no la viesen. Por suerte al ver el cuerpo en el suelo con algunos cristales clavados en él centraron totalmente su atención en este salieron del despacho en manada para bajar a socorrerlo. Kat aprovechó esto para caer de un salto sobre el suelo. Tras ello corrió hacia la puerta principal la cuál al parecer estaba abierta. Salió del lugar corriendo y en el muro exterior había un papel pegado en el que ponía "Buen Trabajo". Tal vez la estaban vigilando y le habían abierto el lugar para facilitarle la huida.
Comenzó a caminar en dirección a su hogar para darse una ducha y poder descansar aunque sea un rato pero en medio de una calle por la cuál no pasaba mucha gente sintió que la observaban. Miró hacia atrás de reojo y había un hombre con gafas de sol, una gabardina que le tapaba el cuello y un sombrero. Era bastante siniestro. Realmente a Katherine no le daba muy buena espina todo aquello.- No le entregues la fruta al chico... Tratará de traicionarte y matarte.- Dijo una grave y masculina voz proveniente de aquella misteriosa figura.- Es un aviso, tu decides si seguir o no mi consejo...- Y tras aquello se dio la vuelta y comenzó a caminar en dirección contraria a la de la asesina quien se limitó a soltar un pesado suspiro.- ¿Por qué todo tiene que complicarse antes de que termine?- Pensó para sí misma. Una de las cosas que más odiaba era la gente incapaz de mantener su palabra. Tras aquella breve y extraña interrupción decidió que lo más adecuado sería seguir su camino hacia la mansión LeSang pues aún le quedaba un buen trecho.
Tras un rato caminando por fin consiguió llegar a su hogar y entró tan rápido como pudo. Nada más entrar se encontró con su hermano mayor, Zack.- Hey, Kat, ¿qué es ese maletín?- Preguntó al ver el objeto que su hermana portaba en su mano. La chica lo escondió detrás suya frunciendo el ceño. No quería comentárselo a nadie y menos a la persona que prácticamente la había criado desde pequeña... Terminaría preocupándose y eso molestaba demasiado a la asesina. Tras aquello Katherine rodeó a su hermano para caminar hacia su propia habitación.- Vale, vale. Lo capto. Cosas tuyas... Pero podrías hablar por lo menos, ¿no?- La chica se paró en seco, negó con la cabeza sin tan siquiera girarse y subió las escaleras para entrar en su habitación. Una vez allí abrió el maletín para ver la extraña fruta. La verdad es que llamaba bastante la atención y su aspecto era demasiado raro. La agarró entre sus manos y la acercó a su nariz para tratar de olisquearla pero era como si no tuviese aroma... Tras ello decidió morderla. El sabor era realmente horrible y provocó que tosiese y soltase el alimento. Con mala cara se agachó y recogió lo que se le acababa de caer para tirarla a la basura. Aquello lo hizo por el simple hecho de que ya no pensaba dársela al idiota que pensaba en traicionarla y, si la había conseguido, ¿por qué no comprobar la leyenda de las frutas del diablo? Había escuchado que sabían mal aunque no esperaba que fuese para tanto. Cerró de nuevo el maletín y lo escondió debajo de la cama. Tras ello salió del cuarto para dirigirse al cuarto de baño. Una vez allí abrió el grifo de la ducha para que se fuese calentando el agua y ella se miró en el espejo. Aquel aspecto de una chica normal escondía detrás una responsabilidad y un futuro lleno de sangre que Kat no podía casi soportar. Era una asesina que apenas ha asesinado y sin embargo está preparada para casi cualquier situación o enfrentamiento... Al menos en aquella ciudad. Creía que ser cazadora sería fácil para alguien tan preparado como ella pero se equivocaba totalmente. Se comenzó a quitar la ropa hasta quedar completamente desnuda y se metió en la ducha estremeciéndose por el calor de las gotas de agua en comparación con su piel. Miró al suelo soltando un largo suspiro. Había demasiadas cosas en su cabeza en aquel preciso instante pero lo que ella deseaba y ansiaba era vengarse del que le encargó aquello. Nadie debe intentar traicionar a una LeSang... Cogió el champú y echó un poco en su mano y comenzó a frotarse el cabello tratando de dejar de pensar en aquello. Se aclaró la cabeza y cerró el agua saliendo de la ducha. Rodeó su torso con una toalla y salió del cuarto para ir a su habitación.
Era de noche. Por su ventana podía ver a lo lejos la bulliciosa ciudad y las luces de esta. Kat se acercó a la cómoda y abrió uno de los cajones sacando un sujetador y unas bragas negras. Dejó caer la toalla y se puso aquellas prendas. Simplemente con eso dormiría aquella noche. Se acercó despacio a la cama y gateó por encima de las sábanas hasta llegar a la almohada para dejar caer su rostro sobre ella. El sueño era fuerte y en poco tiempo hizo que la asesina se quedase profundamente dormida sin tan siquiera taparse del frío nocturno.
Cuando los rayos de sol se colaron por su ventana la aún cansada Katherine abrió lentamente los ojos y se sentó sobre la cama. Estiró sus brazos soltando un largo bostezo y poco a poco comenzó a levantarse libre de pereza y con bastante facilidad. Estaba acostumbrada a madrugar por lo que ya apenas le costaba aunque durmiese poco. Se acercó al armario y de él sacó una camiseta de Zack y se la puso. No quería ponerse su ropa por el momento así que aquello le serviría para caminar por su casa. Abrió la puerta para salir mientras se frotaba un ojo y salió. Se dirigió a la cocina y allí volvió a encontrarse al mayor de sus hermanos.- Buenos días, Zack.- Dijo en un bajo tono de voz. Aún estaba algo somnolienta. Se sentó en una de las sillas que había delante de la mesa situada en el centro del cuarto y miró a su hermano.- Oye, siento haber sido tan fría ayer. O sea, más de lo de costumbre... No fue un buen día que digamos y estaba cansada.- Se disculpó, o al menos lo intentó, la asesina. No quería ser mala con sus hermanos aunque a veces le sacasen de quicio y por culpa de ser como es muchas veces los tratase mal.
¡Ah! Tranquila, no te preocupes por eso. Además... Supuse que querrías ir a dormir o ducharte. Tampoco voy a preguntarte qué hiciste o cómo conseguiste ese maletín. De hecho me atrevo a decir que es algún encargo. Recuerda que eres una cazadora... Si te pillan haciendo eso tendrás que asumir consecuencias aunque estas puedan ser simplemente mala fama.- Y como siempre Zack se preocupaba por su hermana menor, la pequeña de los LeSang. De hecho ese chico había actuado más como un padre que los mismísimos padres de Katherine.- Por cierto, ¿quieres tortitas?- Le ofreció a la chica con una amable sonrisa en su rostro. Era increíble la alegría que poseía siempre ese chico así como su facilidad para perdonar y tratar bien a los de su familia. Era realmente admirable. Dicen que los asesinos son personas horribles pero ellos... Ellos eran diferentes. ¿Mataban? Sí. ¿Eran despiadados a la hora de hacer misiones? Por supuesto. Pero tienen su corazón y no les interesa que el mundo lo sepa. De hecho eran mucho más humanos que la gente que va de "buena".- Y... Si ves a Jack avísame. Tengo que hablar con él.- Aquellas palabras resonaron en la mente de Kat. Esos dos siempre se traían algo entre manos, se veían por las noches y hablaban muchas veces... Tenían un vínculo muy estrecho. No hace mucho la asesina comenzó a sospechar cosas sobre ellos pero no tenía pruebas de que fuesen reales.
- Pues la verdad es que se me antojan tortitas y... Dime la verdad, ¿por qué siempre tienes que hablar con Jack? ¿Y por qué os veis por las noches? Y no me digas que porque planeáis juntos alguna misión porque no me lo voy a tragar.- Dijo con sequedad y de una forma más directa de la que le gustaría a Zack. La chica no tenía tapujo alguno en hacer aquello y decir abiertamente sus incestuosas teorías pero primero quería ver si su hermano le daba alguna buena excusa aunque de no hacerlo le contaría lo que ella piensa. A pesar de que Katherine no exterioriza preocupación o lo que siente sí es verdad que temía que sus hermanos hiciesen cosas inadecuadas o se hiciesen daño el uno al otro. Quisiese o no aquello le afectaba luego fuera de su hogar y no quería volver a fallar en una misión ni resultar herida de alguna estúpida forma. En verdad todo se reducía a un pensamiento egoísta. Zack se levantó de la silla y cogió un plato lleno de tortitas que había en la encimera a su espalda y lo colocó sobre la mesa para que su hermana pudiese comerlas a gusto. También le puso un plato, un cuchillo y un tenedor. Cuando se volvió a sentar soltó un muy largo suspiro y miró hacia abajo bastante pensativo.
- ¿Quieres saber la verdad? Ni yo mismo lo sé. Simplemente hablamos, tal vez movidos por la necesidad de contarle a alguien nuestros problemas... A veces el ser humano necesita alguien que escuche lo que dices y otras escuchar las situaciones y problemas de los demás. Papá y mamá nunca han estado para nosotros cuando los necesitamos así que prácticamente el me tiene a mi y a ti, y yo a vosotros... Y tu no querrás escuchar las penurias de nadie porque sé cómo eres.- Kat no se esperaba aquello y a pesar de estar algo dolida por pensar que ella no querría ayudar mantuvo su rostro serio e inexpresivo en todo momento. Clavó el tenedor en una de las tortitas y la movió para su plato. Cortó un trozo con el cuchillo y de nuevo usó el tenedor para llevarlo a su boca esperando a que Zack añadiese algo o lo haría ella en ese caso.- ... Lo siento, quería decir que no querrás escucharme porque tienes tus propios problemas y asuntos en los que pensar para hablar conmigo de tonterías.- El chico simplemente trataba de arreglar la situación pero lo único que hacía era empeorarlo. De nuevo Kat repitió la acción anterior para seguir comiendo la tortita con cierta elegancia.
- No lo arreglas, déjalo. No entiendo qué te hace pensar que yo no disfrutaría escuchándoos hablar de vuestros problemas - Su tono era inexpresivo como de costumbre. Trataba de permanecer en calma en todo momento a pesar de que tenía ganas de ponerse a gritar en aquel preciso instante. En verdad sabía perfectamente que sus hermanos no acudían a ella en esas circunstancias debido a que ella no parecía humana y por su comportamiento digno de una persona sin sentimientos. Aquello era simplemente una coraza que trataba de protegerla de daño emocional pero lo único que hacía era dañar a Kat cada vez más.- ... Y también creo que si ese es el motivo no lo es al completo. Tramáis algo muy extraño y voy a averiguarlo.- Tras decir aquello terminó el desayuno levantándose despacio de la silla y dándose la vuelta para salir de la cocina.- Ah, y tened cuidado de no haceros daño tanto de forma emocional como de forma física.- Añadió antes de seguir caminando hacia la puerta y saliendo del cuarto. Subió a su habitación de nuevo y cogió el maletín de debajo de la cama. Tenía pensado ir y distraer un poco al chico para comprobar que le iba a traicionar o no. De todas formas ahora ella planeaba aprovecharse de aquella situación y robarle a él sin entregarle absolutamente nada. Dejó el objeto metálico sobre la cama y abrió su armario para sacar una camiseta blanca de tirantes, un chaleco negro, unos pantalones cortos del mismo color que el chaleco y botas a juego con toda la ropa. También cogió un cinturón y se lo colocó al igual que las fundas de sus dagas. Cerró el mueble y enfundó las armas que la noche anterior había dejado en el suelo. Una vez vestida agarró de nuevo el maletín por el asa y salió de su mansión para encontrarse con la persona que le había encargado robar la fruta. No tardó demasiado en llegar y él estaba allí, en aquel callejón, esperando... La asesina se acercó con paso firme y él sonrió con malicia dando a entender sus verdaderas intenciones.- Tengo lo que me pediste.- Dijo la asesina frunciendo el ceño a medida que ella acortaba la distancia entre ambos.
- Oh, vamos, dame la fruta.- Se frotó las manos con bastante impaciencia. La mirada del contrario le daba a entender que si se la daba no le pagaría el trabajo o la mataría. No se iba arriesgar así que la asesina soltó un "ejém" tratando de dar a entender que si quería la akuma primero tendría que darle el dinero.- Oh, estos asesinos ambiciosos... No, no, primero lo que quiero, luego lo que tu quieres.- Aquello fue lo que terminó con la paciencia de Katherine. Le dio un golpe en la cara con el maletín con bastante fuerza y en el momento en el que el chico cayó al suelo por aquello detrás de la chica aparecieron dos hombres con pistolas apuntándola y de las ventanas de los dos edificios que había a ambos lados de la señorita LeSang salieron en total dos hombres (uno por lado) y armados. Sí, aquello era una emboscada.- Debiste... Habérmela entregado... ¡Acabad con ella y traedme lo que pido. No quiero mancharme de sangre. Os espero en la base. - Dijo mientras se alejaba caminando. Una vez desapareció de la vista de todos los hombres dispararon a la mujer pero cuando las balas iban a impactar su cuerpo se deshizo en humo y la atravesaron. Dos de los matones cayeron muertos al suelo pues se encontraban en frente los unos de los otros. Al haber hecho esto el maletín cayó al suelo. La chica no sabía lo que ocurría y de hecho se asustó bastante. Era una extraña sensación de libertad y alivio que agradaba increíblemente a Kat. Los disparos cesaron y el humo volvió a formar el femenino cuerpo de la asesina. Rápidamente desenfundó las dos dagas y las lanzó a los que se encontraban detrás suya impactando en su torso (a uno en el estómago y a otro en un pulmón). Sus cuerpos cayeron contra el frío suelo como sus compañeros. Corrió hacia ellos y sacó sus dagas de los cuerpos. Aún no estaban muertos así que le colocó el filo de su arma en el cuello de uno.
- Dime a dónde ha ido ese cerdo... O te mataré lentamente.- Nada mejor que amenazar a alguien que ayuda a un traidor y cómo buena asesina el mero hecho de poder matar provocaba que todo su cuerpo fuese recorrido por una sensación positiva y adrenalina. Kat no tenía mucha paciencia y ya lo había demostrado antes al golpear al chico ese. El hombre tartamudeó el nombre de una empresa: Fate & Poison. ¿En serio ese idiota trabajaba allí? Era bastante conocida en la ciudad por ser dueña de varios centros comerciales y lugares de ocio o ayudar a construirlos poniendo dinero. Al escuchar aquello golpeó la cara del hombre contra el suelo para dejarlo inconsciente y salió corriendo en la dirección en la que su objetivo había huido para dirigirse al edificio principal de la compañía. Seguramente se dirigiría hasta allí. Guardó sus dos armas en las fundas correspondientes. No tardó demasiado en llegar a la entrada del lugar pero tuvo que esconderse en un callejón cercano pues había dos matones en la entrada. Tenía que encontrar la forma de entrar sin ser vista. Ahora no estaba tan limitada a los métodos convencionales... ¿Aquellos eran los poderes de la fruta? ¿Convertirse en humo? Tal vez podría colarse por algún respiradero pero primero tendría que esconder el maletín. Salió del callejón y trató de pasar desapercibida entre la gran cantidad de personas que había por allí. Cuando consiguió caminar por delante de los hombres sin ser vista corrió hacia uno de los lados del edificio en el cuál había un jardín. Escondió la maleta metálica entre unos arbustos y se acercó a una pared.- Concéntrate... Tienes que averiguar cómo volverte humo y colarte por el respiradero que hay ahí arriba...- Cerró los ojos respirando hondo. Antes lo había conseguido tal vez por el miedo a la muerte, impulsado por el deseo de zafarse de los disparos... Pero no tenía ni idea de cómo se activaban esos poderes. Trató de centrarse totalmente en el estado gaseoso que su cuerpo adoptó en aquel momento y en la sensación de libertad que invadió su cuerpo. Entonces volvió a ocurrir y se deshizo de nuevo en aquella humareda blanca que se elevaba en el aire y se coló por el respiradero del edificio. Una vez en el conducto de ventilación se juntó todo volviendo a su estado original y humano. Gateó haciendo el menor ruido posible por aquel claustrofóbico pasadizo hasta que encontró una salida. Quitó la rejilla de una patada y salió de su "escondrijo". Había terminado en una sala de limpieza con fregonas y algún que otro bote para ayudar a los empleados con su labor. Se acercó a la puerta y puso su oreja para ver si escuchaba a alguien al otro lado. Todo en silencio. Abrió lentamente la puerta y se apegó a la pared del lugar para caminar en silencio hasta una esquina. Asomó su cabeza y allí sí había un guardia que se acercaba a su posición. Cuando este iba a doblar la esquina la asesina le hizo un barrido tirándolo al suelo y se colocó encima suya agarrando al hombre por el cabello y tras ello desenfundó una daga y la clavó en el pecho contrario. La expresión fría e insensible de Kat permanecía mientras por dentro se sentía bien al ponerle fin a la vida de una persona. Se levantó sacando el arma y la enfundó de nuevo. Prefería no llevarlas al descubierto pues si iba así tendría una oportunidad de engañar a quien la encontrase. No iba a ocultar el cuerpo tampoco. Tenía pensado estar poco tiempo allí. Aquello era un descuido y lo sabía pero si era rápida podría irse de rositas sin hacer ese tipo de esfuerzos. Siguió su camino por aquel pasillo blanco hasta unas escaleras que ascendían y un ascensor. Decidió usar el segundo más que nada porque quería llegar antes. Tal vez esta serie de arriesgados actos por su parte podrían ponerla en algún problema o tal vez no. Pulsó un botón y las puertas se abrieron. Dentro no había nada así que tenía vía libre. Los despachos solían estar en los últimos pisos o por lo menos los de la gente importante. Pulsó el botón del número 20 y esperó hasta que llegas a allí. Desenfundó ambas dagas por si acaso. Cuando se abrieron las puertas Kat pudo observar con sus ojos a otro de esos hombres trajeados que hacían guardia allí. Este intentó sacar su pistola para atacar a la chica pero ella fue demasiado rápida y de un veloz movimiento le hizo un corte bastante profundo en la garganta. La asesina colocó su pierna detrás de la contraria y lo empujó para que cayese al suelo. Ella salió corriendo por el pasillo lleno de puertas de madera con números. Finalmente dio con una en la que ponía "despacho del señor Richards". Era la única allí en la que ponía algo que pudiese entender la chica. La abrió sin dudarlo y se puso en guardia.
- Oh, qué descortés...- Dijo una grave y masculina voz. Sentado en una negra silla se encontraba un hombre algo mayor, rubio, con barba y vestido con un traje negro que observaba con sus ojos azules a la asesina fijamente. Ella frunció el ceño pues esperaba encontrarse a alguien distinto allí.- Si buscas al que te contrató... He acabado con su vida hace escasos minutos por incompetente. Le pedí una cosa... ¡Una! Y no supo conseguirla. Has venido a vengarte de él, ¿verdad? Pues te recomiendo que desistas y dejes de matar a mis hombres. - Kat puso ambas manos en su cintura ante aquellos comentarios que el señor decía con tanta facilidad.- No, no, espera. Mejor no te vayas. Quiero la fruta que te has comido. - Se levantó poco a poco mostrando sus brazos de metal. ¿Tenía implantes cyborgs? A Katherine le iba a dar algo de guerra enfrentarse a algo así. El hombre saltó la mesa y corrió directamente hacia la mujer para darle un puñetazo en la cara pero ella saltó hacia un lado y con una voltereta en el suelo se puso en pie de nuevo. Cuando volvió a dirigir su mirada hacia él su puño estaba incrustado en la pared. Aquella fuerza era increíble pero, claro, tampoco era totalmente humano... Ella no podría enfrentarse a algo así directamente ya que sería derrotada con suma facilidad. El señor no tuvo dificultad alguna a la hora de sacar su extremidad del agujero que había creado él mismo en su ataque. Miró a Kat como un lobo mira a su presa: con ganas de atraparla y matarla sin piedad alguna.
- Los viejos verdes son los más pesados.- Dijo Kat mirando lo peor que pudo al hombre aquel. Se abalanzó sobre ella tratando de agarrarse pero el cuerpo de la asesina se volvió humo y el dueño de la compañía cayó al suelo. La chica volvió a su forma original encima de la espalda del contrario dispuesta a clavar una daga en su cuello pero el hombre se levantó con elle en su espalda. Katherine le clavó varias veces su arma en el pecho mientras se agarraba a él para no caer. Entonces el señor golpeó a la asesina contra el cristal rompiéndolo y cayendo los dos hacia el abismo. Él ya estaba muerto.- Le estoy cogiendo asco a los cristales...- Murmuró para sí misma entre quejidos de dolor pues algún que otro cristal se le había clavado en la espalda. Antes de estrellarse contra el suelo volvió al estado gaseoso y se alejó un poco de la zona en la que cayeron los cristales para volver a la forma humana. Estaba manchada de sangre y con bastantes heridas. Cojeó hasta un árbol y se sentó apoyada en él durante un rato para recuperar un poco el aliento. Lo necesitaba. No esperaba que fuese a destrozar el cristal y a tirarse con ella... Respiró profundamente resistiendo el dolor que sentía en aquel momento y se levantó. Caminó el arbusto en el que había dejado el maletín y se alejó de la zona lo más rápido que pudo que no fue precisamente en poco tiempo. Por suerte nadie la había visto o por lo menos no lo parecía. Caminó entre callejones evitando las multitudes y escuchó a la policía llegar hasta el edificio de Fate & Poison. En aquel momento lo que deseaba era deshacerse de las jeringuillas y ese estúpido líquido verde por lo que se dirigió al mercado negro al que iba hace tiempo antes de ser cazadora a vender las cosas que robaba.
Había todo tipo de personas allí, la mayoría se ocultaban en las sombras y tapaban su rostro con gruesas capuchas. Otros miraban con recelo y odio a la cazadora sin discreción alguna. La reconocían, saben quién era. Por aquellos lugares se hablaba mal de sus actos al convertirse en una cazadora y dejar de ser quién debía ser; una de ellos. Una criminal que matase sin piedad alguna. Eran la escoria de la ciudad, ni más ni menos. Odiados incluso por los de su misma categoría. La joven LeSang no les dejó disfrutar ni un segundo de su atención ignorándolos al completo. Ella no estaba allí para meterse en bullas de poca monta con antiguos compañeros o rivales; iba a ver a alguien en concreto. Sus pasos acelerados y firmes sobre el suelo aún mojado por la lluvia que hasta hace nada azotaba la ciudad la condujeron hasta una edificio viejo y bastante deteriorado por el tiempo y el clima; varias plantas trepaban por sus ladrillos descoloridos y la luz que iluminaba la puerta principal parpadeaba en un desesperado intento de continuar con la labor que le había sido encomendada. Abrió la chirriante puerta compuesta por metal haciendo algo de esfuerzo ya que la oxidación de esta provocaba que no se moviese con facilidad. El interior no era mucho mejor tampoco. Muebles viejos llenos de polvo, algún arma afilada sobre estantes de madera y las luces no iluminaban todos los oscuros rincones que había allí. Otra de las cosas que resaltaban en ese frío cuarto era un mostrador del mismo material que la mayoría de objetos. Colocó con cierta brusquedad el maletín sobre esta y, aún jadeante, observó al hombre que estaba oculto entre las sombras. Ella no era capaz de distinguirlo pero sabía que estaba allí... Siempre lo estaba. Sin decir nada un señor mayor bastante desmejorado por la edad y con barba y cabello blanco salió a la escasa luz, dejando ver sus arrugas y su ropa llena de agujeros y manchas. Se notaba desde bastante lejos que aquél lugar se posicionaba en un barrio pobre y con bastante mala influencia. Abrió la maleta aún manteniendo el incómodo y siniestro silencio que únicamente era roto a causa de los gritos y golpes que se escuchaban en el exterior. Fue en ese entonces cuando la mujer sintió una punzada en el estómago seguido de un dolor atroz. - No debiste haber vuelto. - Dijo una voz sumamente familiar para la cazadora, no pudo reconocerla. La muchacha bajó débilmente la cabeza para ver su torso atravesado por una espada ensangrentada con su propia sangre. Soltó un pequeño gemido de dolor y todo se volvió negro...
Pero ese no fue el final. Nunca lo ha sido. Los ojos de la joven Katherine se abrieron lentamente para conseguir observar su habitación. Estaba en su cama siendo únicamente tapada por la fina tela que componía su ropa interior negra. Nada de aquello parecía haber sido real. Llevó rápidamente sus manos a la zona de su estómago y estaba totalmente cubierta por vendas, como si hubiese tenido un accidente. Rápidamente comenzó a deshacerse de ellas hasta quedar al descubierto pero no había ninguna herida, nada. ¿Se trataba aquello de una simple broma que no llegaba a entender? Se levantó con cuidado, algo mareada, y se acercó a la ventana por la que entraba una claridad cegadora. Cuando sus ojos por fin se acostumbraron a la luz observó la tranquilidad de los jardines de la mansión de sus padres. El viento mecía con suavidad la hierba y las hojas de los pocos árboles que allí había. Dejó que las vendas que antes estaban pegadas a su cuerpo fuesen arrastradas por el aire sin ningún rumbo sin dejar de pensar un segundo en lo que acababa de ocurrir, ¿fue un elaborado sueño que su mente creó o pasó de verdad?
- Peticiones:
- Sólo quiero experiencia, lo de la fruta y el resto fue todo un sueño. Such a cliché, lo sé. Tampoco el dinero. También quiero decir que este diario tendrá una continuación.
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¡Saludos ¡
Soy Brand y me encargaré de corregir el diario que escribiste. Recuerdo que puedes pedir una segunda moderación si no estás conforme con la evaluación realizada.
La extensión de la historia ha sido buena, ni se hizo muy largo ni tampoco muy corto. Por lo que no habido ningún problema en este pequeño, pero importante apartado.
En lo que hace referencia a la ortografía, hay algunas faltas que me gustaría comentar. He de decir, que la mayoría de errores localizados en la historia son de forma esporádica, no se suelen repetir y estoy seguro que es por el propio tecleo. Con eso, quiero recordar que es muy importante revisar el diario una, dos o tres veces; también soy consciente que siempre se escapa alguna falta. Algunos ejemplos:
Sobre la historia he de admitir que no me ha aburrido en absoluto, es más, me ha mantenido activo y mira que estaba cansado; pero me ha gustado y he seguido para adelante. El detalle de que todo fuera un sueño, ha sido una buena maniobra para recuperar el diario. Tienes un personaje interesante que puede dar mucho juego, transmites bien lo que dice la ficha. Por último, me gustaría remarcar la falta de sinónimos, hay algunas palabras que se suelen repetir; aconsejo alguna web de sinónimos para enriquecer mejor la lectura.
Una vez aclarados algunos puntos, pasaremos al veredicto de la nota que ha quedado con un 8.
Al ser el primer diario subes automáticamente al ¡nivel 12!.
¡Nos leemos!
PD: Espero la continuación del diario para saber más de la asesina, también comunico que si necesitas rol aquí tienes un servidor para rolear.
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En lo que hace referencia a la ortografía, hay algunas faltas que me gustaría comentar. He de decir, que la mayoría de errores localizados en la historia son de forma esporádica, no se suelen repetir y estoy seguro que es por el propio tecleo. Con eso, quiero recordar que es muy importante revisar el diario una, dos o tres veces; también soy consciente que siempre se escapa alguna falta. Algunos ejemplos:
- Ejemplos:
- Tu - > Tú (Cuando es pronombre personal se acentúa)
Mi - > Mí (Cuando es pronombre personal se acentúa)
El - > Él (Cuando es pronombre personal se acentúa)
Estos tres son los fallos que he visto más representativos y que requerían algo de atención. Por otro lado, en algunos párrafos hay algún exceso de la conjunción “y”. También suelen haber ausencia de comas y muchos puntos, vendría bien utilizar diferentes tipos de conectores para ir enlazando las frases, de esta manera no se hacen tan pausadas.
Sobre la historia he de admitir que no me ha aburrido en absoluto, es más, me ha mantenido activo y mira que estaba cansado; pero me ha gustado y he seguido para adelante. El detalle de que todo fuera un sueño, ha sido una buena maniobra para recuperar el diario. Tienes un personaje interesante que puede dar mucho juego, transmites bien lo que dice la ficha. Por último, me gustaría remarcar la falta de sinónimos, hay algunas palabras que se suelen repetir; aconsejo alguna web de sinónimos para enriquecer mejor la lectura.
Una vez aclarados algunos puntos, pasaremos al veredicto de la nota que ha quedado con un 8.
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PD: Espero la continuación del diario para saber más de la asesina, también comunico que si necesitas rol aquí tienes un servidor para rolear.
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¡Ay, ay, ay! Te juro que me esperaba menos nota y que el hecho de que fuese un sueño la bajase por falta de originalidad o algo. (?) Pues de verdad que me alegró mucho leer el 8. xD ¡Trataré de mejorar las faltas de ortografía que has mencionado! Que lo peor es que sé la diferencia entre "tu - tú, mi - mí, el - él" pero a veces pongo la tilde sin querer o me olvido de ponerla. >.< Trataré de corregirlo lo antes posible. :3 ¡Y gracias!
También procuraré no desaparecer tanto. xD
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