Sad Rackham
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-Otra vez en casa- musité al aire mientras me colaba en el interior del hogar transformándome en una rápida ráfaga de gas que se introducía por el ojo de la cerradura materializándome de nuevo en el interior de la estancia.
La estancia se encontraba oscura, polvorienta tras más de tres años, silenciosa como tanto tiempo había permanecido desde que la atascará la puerta con aquella silla. Observé los cristales, habían adquirido aquella capa de suciedad blanquecina producida por la lluvia y aquellas inclemencias del clima tan habituales por el norte, en el exterior, los cristales helados continuaban escarchados, lo que convertía al vidrio de la abandona taberna irlandesa en un material completamente opaco. Bueno, tal vez fuera mejor así después de todo, ahora estaba buscado por la justicia y pensar que todo había comenzado aquel día en esta misma isla cuando me enfrenté a Madame. Tal vez había sido poco prudente por mi parte haber vuelto a la isla, sin duda, había sido una temeridad.
-Meh- contestó SAD con aquel tono desposta de siempre, a fin de cuentas aquel tratamiento no fue suficiente para confinarlo del todo -Vuelve a tu lugar, ahora no me eres útil- respondió el autoritario Sad, como había cambiado Samuel en estos tres años, por fin había conseguido imponerse sobre sus demonios -Pronto lo seré, acaso no lo sientes- respondió jocoso antes de sumergirse de vuelta en el submundo de mi subconsciente, estaba convencido de que su presencia me atormentaba, bueno a fin de cuentas me conocía muy bien.
Había pasado bastante tiempo desde que Kuzaku Funnen se disolviera por completo, primero Kyle aquel sujeto que desapareció justo cuanto me enrole en la banda, me había empeñado en encontrarle para buscar ciertas respuestas que necesitaba saber. Además los antiguos miembros de Kuzaku no eran a los únicos que estaba buscando, también estaba tratando ajustar con Tony Rios cuentas pendientes, tanto personales como familiares.
Tras abrir la puerta con la llave desde el interior, cogí las pertenencias que había dejado al otro lado y las deposité dentro, cerrando la puerta tras de mí, tras organizar más o menos las pertenencias cogí un tarro mohoso con algo flotante en su interior y lo deposité entre las polvorientas botellas viejas del local, agarrando la primera botella que se me puso al alcancé y tirándome sobre los descolchados y mullidos sillones del local.
-Era hora de recuperar lo que solo pertenecía a los Rackham- pensaba mientras descorchaba la botella y comenzaba a beber a morro observando aquel tesoro que me había legado mi tío.
Yo poseía la parte que me dio mi tío en su lecho de muerte, era la hora de recuperar el legado que el fue arrebatado a mi padre. Tan solo unas pocas piezas quedaban por desvelar para completar el puzle.
La estancia se encontraba oscura, polvorienta tras más de tres años, silenciosa como tanto tiempo había permanecido desde que la atascará la puerta con aquella silla. Observé los cristales, habían adquirido aquella capa de suciedad blanquecina producida por la lluvia y aquellas inclemencias del clima tan habituales por el norte, en el exterior, los cristales helados continuaban escarchados, lo que convertía al vidrio de la abandona taberna irlandesa en un material completamente opaco. Bueno, tal vez fuera mejor así después de todo, ahora estaba buscado por la justicia y pensar que todo había comenzado aquel día en esta misma isla cuando me enfrenté a Madame. Tal vez había sido poco prudente por mi parte haber vuelto a la isla, sin duda, había sido una temeridad.
-Meh- contestó SAD con aquel tono desposta de siempre, a fin de cuentas aquel tratamiento no fue suficiente para confinarlo del todo -Vuelve a tu lugar, ahora no me eres útil- respondió el autoritario Sad, como había cambiado Samuel en estos tres años, por fin había conseguido imponerse sobre sus demonios -Pronto lo seré, acaso no lo sientes- respondió jocoso antes de sumergirse de vuelta en el submundo de mi subconsciente, estaba convencido de que su presencia me atormentaba, bueno a fin de cuentas me conocía muy bien.
Había pasado bastante tiempo desde que Kuzaku Funnen se disolviera por completo, primero Kyle aquel sujeto que desapareció justo cuanto me enrole en la banda, me había empeñado en encontrarle para buscar ciertas respuestas que necesitaba saber. Además los antiguos miembros de Kuzaku no eran a los únicos que estaba buscando, también estaba tratando ajustar con Tony Rios cuentas pendientes, tanto personales como familiares.
Tras abrir la puerta con la llave desde el interior, cogí las pertenencias que había dejado al otro lado y las deposité dentro, cerrando la puerta tras de mí, tras organizar más o menos las pertenencias cogí un tarro mohoso con algo flotante en su interior y lo deposité entre las polvorientas botellas viejas del local, agarrando la primera botella que se me puso al alcancé y tirándome sobre los descolchados y mullidos sillones del local.
-Era hora de recuperar lo que solo pertenecía a los Rackham- pensaba mientras descorchaba la botella y comenzaba a beber a morro observando aquel tesoro que me había legado mi tío.
Yo poseía la parte que me dio mi tío en su lecho de muerte, era la hora de recuperar el legado que el fue arrebatado a mi padre. Tan solo unas pocas piezas quedaban por desvelar para completar el puzle.
Lion D. Émile
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Sin llamar la atención, Émile siguió a su presa por las calles, manteniéndose siempre a una distancia prudencial. Iba con una capa de viajero con la capucha echada, evitando exponerse en calles principales o muy transitadas. Su objetivo tampoco parecía muy dispuesto a dejarse ver, así que fue fácil cumplir con ese patrón. Un hombre con el rostro tapado hubiese llamado mucho la atención, y no quería que la Marina apareciese a interferir en sus planes. O el CP, claro, nunca se sabía dónde podían andar. Esas ratas salían hasta de debajo de las piedras, y habían llegado al punto de seguirle a islas deshabitadas, como aquella vez que uno (un tal Etsu) intentó arrestarle en un lugar deshabitado.
Finalmente este llegó a una casa, pero en lugar de entrar abriendo la puerta, se deslizó por la cerradura en forma de gas. "Mierda... maldito Sad. En fin, tendré que encontrar una forma de colarme sin que me detecte." Sin embargo, primero debía vigilar sus movimientos. Activó su haki y su Visión Demoníaca para seguirle la pista. Vio una silueta de color rojo suave moviéndose en el interior del edificio, y dirigiéndose a la puerta principal. ¿La estaba... abriendo? Parecía que hacía algo en la cerradura. ¿La cerraba o la abría? Un pequeño rompecabezas, pero eso ahora daba igual. Dio una vuelta al lugar hasta encontrar una ventaja baja, y sacó su cuchillo de caza. Empleando sus habilidades como espía, logró forzarla desde fuera y abrirla, infiltrándose en el interior. El lugar estaba polvoriento y abandonado. ¿El antiguo hogar familiar? ¿O simplemente una casa abandonada que usaba como refugio? "Siendo de esta isla, lo primero parece más probable."
Tras dar un rodeo por la casa, avanzando en absoluto silencio, logró llegar a la estancia donde estaba Sad. Empleando su Visión, esperó a constatar que le había dado la espalda y entró en la estancia. Entonces se quitó la capucha y desenfundó a Hades, apuntándole con la pistola a la cabeza. De momento siguió sin hacer ruido, planteándose que le beneficiaba más: si volarle ya los sesos, o primero intentar hablar con él. "Tal vez pueda usarlo como mensajero. Si no accede, lo ejecutaré en la plaza mayor. Eso sería también un mensaje eficaz, aunque menos que hacerle llegar mis palabras a esa persona..."
- Volvemos a encontrarnos, Sad. Date la vuelta despacio y sin hacer movimientos bruscos, y no te volaré la tapa de los sesos. Si sigues todas mis instrucciones, salvarás la vida. Y creo que me reconoces... y que sabes que soy mucho más fuerte que tú.
Finalmente este llegó a una casa, pero en lugar de entrar abriendo la puerta, se deslizó por la cerradura en forma de gas. "Mierda... maldito Sad. En fin, tendré que encontrar una forma de colarme sin que me detecte." Sin embargo, primero debía vigilar sus movimientos. Activó su haki y su Visión Demoníaca para seguirle la pista. Vio una silueta de color rojo suave moviéndose en el interior del edificio, y dirigiéndose a la puerta principal. ¿La estaba... abriendo? Parecía que hacía algo en la cerradura. ¿La cerraba o la abría? Un pequeño rompecabezas, pero eso ahora daba igual. Dio una vuelta al lugar hasta encontrar una ventaja baja, y sacó su cuchillo de caza. Empleando sus habilidades como espía, logró forzarla desde fuera y abrirla, infiltrándose en el interior. El lugar estaba polvoriento y abandonado. ¿El antiguo hogar familiar? ¿O simplemente una casa abandonada que usaba como refugio? "Siendo de esta isla, lo primero parece más probable."
Tras dar un rodeo por la casa, avanzando en absoluto silencio, logró llegar a la estancia donde estaba Sad. Empleando su Visión, esperó a constatar que le había dado la espalda y entró en la estancia. Entonces se quitó la capucha y desenfundó a Hades, apuntándole con la pistola a la cabeza. De momento siguió sin hacer ruido, planteándose que le beneficiaba más: si volarle ya los sesos, o primero intentar hablar con él. "Tal vez pueda usarlo como mensajero. Si no accede, lo ejecutaré en la plaza mayor. Eso sería también un mensaje eficaz, aunque menos que hacerle llegar mis palabras a esa persona..."
- Volvemos a encontrarnos, Sad. Date la vuelta despacio y sin hacer movimientos bruscos, y no te volaré la tapa de los sesos. Si sigues todas mis instrucciones, salvarás la vida. Y creo que me reconoces... y que sabes que soy mucho más fuerte que tú.
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Ambientación~~
Tras dar un par de largos tragos deposité la bebida en la mesa, recostándome en el sillón comencé a pensar todo lo que había pasado desde hacia tres años, aún recordaba la oferta de Serif -“¿Por qué no te unes a la revolución? Tienes muchos motivos por los que luchar” -dijo antes de separarse.
Sad sonrió brevemente antes de coger la botella mientras se encontraba tumbado a la bartola, sonrió brevemente al ver la etiqueta de la botella, por lo visto era bastante buena, lo suficientemente buena como para ahogar sus penas una vez más. Sentía un gran vacío en su interior, estaba tentado de rezar algo o tal vez recitar un simple salmo de los que cantaban en el monasterio. Aún recordaba cuando había implorado a Dios que lo sacase de la cárcel, también recordaba las palabras que le había dicho Serif -Dios no te escucha, si quieres salir hazlo por ti mismo- le dijo el revolucionario sureño.
Ahora que lo pensaba había pecado mucho a lo largo de tres años, había matado, pero no por hambre ni frío como antes sino por odio, venganza. Ser pirata conllevaba pecar, estaba condenado al infierno o aún tenía salvación, o tal vez... estaba ya predestinado a ir al infierno. Perseguidos desde que nací, solo por tener ese apellido Rackham, tenían que pagar los hijos las decisiones de sus padres y abuelos, era aquello justo. Volví a dar un trago cuando escuché el sonido metálico de un arma sin seguro, tras lo cual resonaron unas palabras a la mar que familiares, tras girarme lentamente observé una figura oscura sumergida en las sobras la cual salió a luz lentamente, era Emile el antiguo primer oficial de la banda a la que pertenecía, seguía siendo igual de atractivo que hacia tres años, tal vez tenía el pelo algo más largo como si fuera media melena, por lo demás vestía más o menos igual salvo que se encontraba envuelto en unas andrajosas ropas de viajero para ocultarse en la muchedumbre tal como hubiera hecho yo.
Miré a aquellos ojos caobas comprendiendo de que había cambiado mucho por dentro, tal como temía Emile se había consumido, pero quién era yo para juzgarlo, nuestros cuerpos se habían consumido por las cosas que habían visto. Seguramente él se percatará de que mis ojos habían cambiado, aquellos ojos de color rojizo ahora estaban plagado de unas extrañas formas geométricas que se asemejaban a la estructura molecular de un átomo, formas que se distinguían a pesar de que los ojos estaban irritados e inyectados en sangre. Pero gracias a estos, había podido crear una de las técnicas más fuertes que habría actualmente en el mundo, aún así ahora mismo no podía utilizar esa habilidad ya que el medio por la que lo realizaba necesitaba descansar durante algún tiempo que oscilaba entre unos instantes o días dependiendo de la cantidad de tiempo que hubiera estado usándolo.
-No esperaba encontrarte aquí Emile, aunque supongo que como viejo diablo sabes aparecer en los momentos más oportunos- dije mientras le dedicaba una sonrisa algo forzada -He oído cosas de ti, cosas terribles, pero jamás pensé que apuntarías a un antiguo nakama, o así me solías llamar- dije mientras de un movimiento lento me reincorporaba para sentarme en el sillón descolchado y volver lentamente beber a morro de la botella para tras finalizar preguntar -¿Quieres? - con una sonrisa en la boca mientras Sad contenía duras penas a SAD bajo el pretexto “agacha la cabeza, obedece y vive otro día”, lema que tenía profundamente interiorizado. Tras su respuesta o comentario le daría la botella o la volvería a depositar en la mesa.
-Pero en fin dime lo que quieres y por favor abstente de amenazas, mi vida no tiene valor para mi, he perdido todo lo que poseía, mi familia, mis amigos, jamás poseí arte alguno por lo que tampoco podrás quitármelo y mi libertad, mi libertad jamás será arrebatada. Así que dime de una vez lo que quieres y ofréceme las respuestas que busco a cambio- reté con la expresión fruncida como si me hubiera sentado mal aquel último trago, mientras algo algo jadeante intentaba recuperar la respiración, no me encontraba bien, resultaba difícil contener a SAD en situaciones extremas incluso tras aquello y aún me costaba mantener la calma en ciertas situaciones que antes habría sobrellevado SAD.
Si las historias era ciertas Emile no dudaría en matarme ahora, pero sabía perfectamente que con aquello él no conseguiría nada, él era lo suficientemente inteligente como para tragarse su orgullo aunque fuera durante un instante para conseguir sus objetivos. Pero tal vez después de todo no fuera tan valioso como para él, que quería de mi, tal vez un mensaje para Drake al que había perdido la vista en el Grand Line o tal vez otra propuesta.
Tras dar un par de largos tragos deposité la bebida en la mesa, recostándome en el sillón comencé a pensar todo lo que había pasado desde hacia tres años, aún recordaba la oferta de Serif -“¿Por qué no te unes a la revolución? Tienes muchos motivos por los que luchar” -dijo antes de separarse.
Sad sonrió brevemente antes de coger la botella mientras se encontraba tumbado a la bartola, sonrió brevemente al ver la etiqueta de la botella, por lo visto era bastante buena, lo suficientemente buena como para ahogar sus penas una vez más. Sentía un gran vacío en su interior, estaba tentado de rezar algo o tal vez recitar un simple salmo de los que cantaban en el monasterio. Aún recordaba cuando había implorado a Dios que lo sacase de la cárcel, también recordaba las palabras que le había dicho Serif -Dios no te escucha, si quieres salir hazlo por ti mismo- le dijo el revolucionario sureño.
Ahora que lo pensaba había pecado mucho a lo largo de tres años, había matado, pero no por hambre ni frío como antes sino por odio, venganza. Ser pirata conllevaba pecar, estaba condenado al infierno o aún tenía salvación, o tal vez... estaba ya predestinado a ir al infierno. Perseguidos desde que nací, solo por tener ese apellido Rackham, tenían que pagar los hijos las decisiones de sus padres y abuelos, era aquello justo. Volví a dar un trago cuando escuché el sonido metálico de un arma sin seguro, tras lo cual resonaron unas palabras a la mar que familiares, tras girarme lentamente observé una figura oscura sumergida en las sobras la cual salió a luz lentamente, era Emile el antiguo primer oficial de la banda a la que pertenecía, seguía siendo igual de atractivo que hacia tres años, tal vez tenía el pelo algo más largo como si fuera media melena, por lo demás vestía más o menos igual salvo que se encontraba envuelto en unas andrajosas ropas de viajero para ocultarse en la muchedumbre tal como hubiera hecho yo.
Miré a aquellos ojos caobas comprendiendo de que había cambiado mucho por dentro, tal como temía Emile se había consumido, pero quién era yo para juzgarlo, nuestros cuerpos se habían consumido por las cosas que habían visto. Seguramente él se percatará de que mis ojos habían cambiado, aquellos ojos de color rojizo ahora estaban plagado de unas extrañas formas geométricas que se asemejaban a la estructura molecular de un átomo, formas que se distinguían a pesar de que los ojos estaban irritados e inyectados en sangre. Pero gracias a estos, había podido crear una de las técnicas más fuertes que habría actualmente en el mundo, aún así ahora mismo no podía utilizar esa habilidad ya que el medio por la que lo realizaba necesitaba descansar durante algún tiempo que oscilaba entre unos instantes o días dependiendo de la cantidad de tiempo que hubiera estado usándolo.
-No esperaba encontrarte aquí Emile, aunque supongo que como viejo diablo sabes aparecer en los momentos más oportunos- dije mientras le dedicaba una sonrisa algo forzada -He oído cosas de ti, cosas terribles, pero jamás pensé que apuntarías a un antiguo nakama, o así me solías llamar- dije mientras de un movimiento lento me reincorporaba para sentarme en el sillón descolchado y volver lentamente beber a morro de la botella para tras finalizar preguntar -¿Quieres? - con una sonrisa en la boca mientras Sad contenía duras penas a SAD bajo el pretexto “agacha la cabeza, obedece y vive otro día”, lema que tenía profundamente interiorizado. Tras su respuesta o comentario le daría la botella o la volvería a depositar en la mesa.
-Pero en fin dime lo que quieres y por favor abstente de amenazas, mi vida no tiene valor para mi, he perdido todo lo que poseía, mi familia, mis amigos, jamás poseí arte alguno por lo que tampoco podrás quitármelo y mi libertad, mi libertad jamás será arrebatada. Así que dime de una vez lo que quieres y ofréceme las respuestas que busco a cambio- reté con la expresión fruncida como si me hubiera sentado mal aquel último trago, mientras algo algo jadeante intentaba recuperar la respiración, no me encontraba bien, resultaba difícil contener a SAD en situaciones extremas incluso tras aquello y aún me costaba mantener la calma en ciertas situaciones que antes habría sobrellevado SAD.
Si las historias era ciertas Emile no dudaría en matarme ahora, pero sabía perfectamente que con aquello él no conseguiría nada, él era lo suficientemente inteligente como para tragarse su orgullo aunque fuera durante un instante para conseguir sus objetivos. Pero tal vez después de todo no fuera tan valioso como para él, que quería de mi, tal vez un mensaje para Drake al que había perdido la vista en el Grand Line o tal vez otra propuesta.
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Su antiguo nakama se dio la vuelta, en aparente calma. A pesar de estar siendo apuntado con un arma, mantenía una serenidad envidiable. Algo llamó la atención de Émile, que no pudo evitar fijarse en sus ojos. Se habían vuelto de color rojo, y unas extrañas formas ovaladas rodeaban su pupila. En aquel momento fue además consciente de que su "voz" había cambiado. No la voz con la que hablaba, si no la de su consciencia. Su mantra no le engañaba; definitivamente había cambiado, y se había vuelto alguien fuerte y terrible. Tal vez no tanto como él mismo, pero era un ser a tener en cuenta. Sus palabras le molestaron inicialmente un poco, pero por otro le hicieron reflexionar: no ganaba nada matándolo sin más. De hacerlo, Drake continuaría su persecución con fuerzas renovadas y su esfuerzo no hubiese servido para nada. No, lo mejor sería negociar con Sad, y en un caso extremo, forzarle a obedecerle violentamente. El joven desconocía los motivos que lo impulsaban a actuar, así que podía amenazarlo con quitarle la vida. Observó con cierta desconfianza la botella que el otro le tendía, pero tras unos instantes de vacilación, enfundó el arma y la aceptó. Dio un trago al licor, antes de comenzar a hablar.
- Como sabrás, estoy iniciando un nuevo proyecto. Para ello tengo que deshacerme de mi vieja vida, y atar cabos sueltos - miró a Sad con determinación - Kuzaku Funnen es uno de esos cabos.
Se tiró en uno de los destartalados sillones, y dio otro sorbo a la botella. No era lo mejor que había bebido, pero no era para nada malo. Aunque él lo hubiese preferido en una silla más cómoda, con música de fondo y tal vez algo de compañía femenina. Pero en fin, era mejor que nada. Se fijó en que Sad estaba... ¿nervioso? Parecía respirar con cierta dificultad y le dio la impresión por un instante de que temblaba ligeramente. ¿Qué le ocurriría? En fin, parecía que él también tenía preguntas que hacerle, aunque tendrían que esperar. Lo primero era lo primero, y quería zanjar el asunto de Drake cuanto antes. Aquel loco era capaz de perseguirle por medio mundo con tal de encontrarlo y hacerle recapacitar. Lo más fácil hubiese sido buscarlo él también y matarlo, pero... algo en su interior no quería hacerlo. ¿Reminiscencias del viejo Émile? Tal vez. En todo caso, forzar una pelea con Sharp no hubiese sido buena idea. Era consciente de que era fuerte, y no quería arriesgarse a una batalla probablemente a muerte sin un buen motivo. Aunque claro, si el pirata pelirrojo seguía persiguiéndolo, no le dejaría más remedio.
- Iré al grano. Drake me está persiguiendo. Lleva haciéndolo desde que decidí dejar Kuzaku Funnen, y eso no me hace gracia. Parece estar muy convencido de que es capaz de convencerme de que me redima de mis acciones y vuelva a su lado - se apartó un mechón de pelo de la cara - Es un iluso y un idiota. Mi antiguo yo ha muerto y no volverá... y ahora Sharp es sólo un obstáculo en mis planes.
Nuevamente bebió del licor y se lo tendió de vuelta a su legítimo dueño. Explicarle la situación no estaba de más... tenía la posibilidad de convencerlo de ayudarle. Sad era un pirata fuerte y competente, y si bien no entraba en el perfil que buscaba para la banda (o al menos el Sad que había conocido), al menos podría ser un útil colaborador. Era el momento de plantearle sus intenciones:
- Nada disuadirá a ese idiota de que deje de perseguirme. Nada... excepto las vidas de sus adorados nakamas. Y es ahí donde entras tú.
Se quitó la mugrienta capa y la tiró a un lado para estar más cómodo. Por debajo llevaba una camisa negra con una corbata roja algo vieja pero bien cuidada, unos vaqueros azul oscuro y botines. Se acomodó en el asiento, cruzando una pierna sobre la otra y recostándose en este. Entonces miró de nuevo a Sad y continuó exponiendo sus planes:
- Necesito que escribas una carta en la que le digas que he entrado en contacto contigo. Dile que si no deja de perseguirme... te quitaré la vida a ti y al resto de antiguos integrantes de Kuzaku Funnen. A Kyle, a Aki y a Amai. A él le dejaré para el final, para que pueda sufrir sabiendo que están muertos por su culpa, por cometer la estupidez de oponerse a mi y contrariarme. Por supuesto, no tendré que hacer esto a menos que te niegues a colaborar conmigo - dijo, con una mirada desafiante - Ayúdame, y respetaré tu vida, aunque le diga algo diferente a Drake. Oponte a mi, y serás el primero al que use para dar ejemplo y enviarle un mensaje contundente a ese idiota de Drake. La decisión es tuya, Sad. Demuéstrame que eres tan juicioso como solías serlo.
Entrecruzó los dedos de las manos frente a él y espero su respuesta. Estaba bastante seguro de que accedería a colaborar, aunque siempre cabía la posibilidad de que Sad tuviese un momento de lealtad y decidiera oponérsele. O que le prometiera ayudarle y le engañara, alertando a Drake de sus intenciones y su posición. Esperaba que no fuera así... aunque lo dudaba. Por lo que tenía entendido, Kuzaku Funnen estaba acabada. Aki se había ido por su cuenta, Kyle seguía en la Marina, y hasta Sad parecía haber abandonado a Drake a su suerte. A menos que sólo se hubiese separado temporalmente de este... ¿pero quién sabía?
- En fin, dejando a parte esos lúgubres asuntos... hacía mucho que no hablábamos, Sad. ¿Qué ha sido de tu vida estos últimos años? Has cambiado bastante - dijo, volviendo a mirar sus ojos - Oh, cierto. Antes mencionaste unas respuestas. Si accedes a ayudarme y está en mi mano, responderé a tus preguntas. Aunque desconozco qué clase de información podrías estar buscando.
Por otro lado, podía hacerse una idea. ¿Algo tan valioso como para arriesgarse a ser manipulado por él? Posiblemente buscaba información sobre alguien de quien necesitase algo, o quisiera vengarse. O algo similar. Pero en breves lo sabía, así que hacer conjeturas sin ninguna pista era inútil.
- Como sabrás, estoy iniciando un nuevo proyecto. Para ello tengo que deshacerme de mi vieja vida, y atar cabos sueltos - miró a Sad con determinación - Kuzaku Funnen es uno de esos cabos.
Se tiró en uno de los destartalados sillones, y dio otro sorbo a la botella. No era lo mejor que había bebido, pero no era para nada malo. Aunque él lo hubiese preferido en una silla más cómoda, con música de fondo y tal vez algo de compañía femenina. Pero en fin, era mejor que nada. Se fijó en que Sad estaba... ¿nervioso? Parecía respirar con cierta dificultad y le dio la impresión por un instante de que temblaba ligeramente. ¿Qué le ocurriría? En fin, parecía que él también tenía preguntas que hacerle, aunque tendrían que esperar. Lo primero era lo primero, y quería zanjar el asunto de Drake cuanto antes. Aquel loco era capaz de perseguirle por medio mundo con tal de encontrarlo y hacerle recapacitar. Lo más fácil hubiese sido buscarlo él también y matarlo, pero... algo en su interior no quería hacerlo. ¿Reminiscencias del viejo Émile? Tal vez. En todo caso, forzar una pelea con Sharp no hubiese sido buena idea. Era consciente de que era fuerte, y no quería arriesgarse a una batalla probablemente a muerte sin un buen motivo. Aunque claro, si el pirata pelirrojo seguía persiguiéndolo, no le dejaría más remedio.
- Iré al grano. Drake me está persiguiendo. Lleva haciéndolo desde que decidí dejar Kuzaku Funnen, y eso no me hace gracia. Parece estar muy convencido de que es capaz de convencerme de que me redima de mis acciones y vuelva a su lado - se apartó un mechón de pelo de la cara - Es un iluso y un idiota. Mi antiguo yo ha muerto y no volverá... y ahora Sharp es sólo un obstáculo en mis planes.
Nuevamente bebió del licor y se lo tendió de vuelta a su legítimo dueño. Explicarle la situación no estaba de más... tenía la posibilidad de convencerlo de ayudarle. Sad era un pirata fuerte y competente, y si bien no entraba en el perfil que buscaba para la banda (o al menos el Sad que había conocido), al menos podría ser un útil colaborador. Era el momento de plantearle sus intenciones:
- Nada disuadirá a ese idiota de que deje de perseguirme. Nada... excepto las vidas de sus adorados nakamas. Y es ahí donde entras tú.
Se quitó la mugrienta capa y la tiró a un lado para estar más cómodo. Por debajo llevaba una camisa negra con una corbata roja algo vieja pero bien cuidada, unos vaqueros azul oscuro y botines. Se acomodó en el asiento, cruzando una pierna sobre la otra y recostándose en este. Entonces miró de nuevo a Sad y continuó exponiendo sus planes:
- Necesito que escribas una carta en la que le digas que he entrado en contacto contigo. Dile que si no deja de perseguirme... te quitaré la vida a ti y al resto de antiguos integrantes de Kuzaku Funnen. A Kyle, a Aki y a Amai. A él le dejaré para el final, para que pueda sufrir sabiendo que están muertos por su culpa, por cometer la estupidez de oponerse a mi y contrariarme. Por supuesto, no tendré que hacer esto a menos que te niegues a colaborar conmigo - dijo, con una mirada desafiante - Ayúdame, y respetaré tu vida, aunque le diga algo diferente a Drake. Oponte a mi, y serás el primero al que use para dar ejemplo y enviarle un mensaje contundente a ese idiota de Drake. La decisión es tuya, Sad. Demuéstrame que eres tan juicioso como solías serlo.
Entrecruzó los dedos de las manos frente a él y espero su respuesta. Estaba bastante seguro de que accedería a colaborar, aunque siempre cabía la posibilidad de que Sad tuviese un momento de lealtad y decidiera oponérsele. O que le prometiera ayudarle y le engañara, alertando a Drake de sus intenciones y su posición. Esperaba que no fuera así... aunque lo dudaba. Por lo que tenía entendido, Kuzaku Funnen estaba acabada. Aki se había ido por su cuenta, Kyle seguía en la Marina, y hasta Sad parecía haber abandonado a Drake a su suerte. A menos que sólo se hubiese separado temporalmente de este... ¿pero quién sabía?
- En fin, dejando a parte esos lúgubres asuntos... hacía mucho que no hablábamos, Sad. ¿Qué ha sido de tu vida estos últimos años? Has cambiado bastante - dijo, volviendo a mirar sus ojos - Oh, cierto. Antes mencionaste unas respuestas. Si accedes a ayudarme y está en mi mano, responderé a tus preguntas. Aunque desconozco qué clase de información podrías estar buscando.
Por otro lado, podía hacerse una idea. ¿Algo tan valioso como para arriesgarse a ser manipulado por él? Posiblemente buscaba información sobre alguien de quien necesitase algo, o quisiera vengarse. O algo similar. Pero en breves lo sabía, así que hacer conjeturas sin ninguna pista era inútil.
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Fortaleza
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Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
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El viejo diablo me expusó uno por uno los motivos que le habían empujado ha perseguirme -¿Se estaba excusando? No, en realidad solo quería que me unierá a su causa escudándose en un papel victimista, típico de los ególatras – pensaba mientras observaba como se quitaba la capa mostrándome su habitual indumentaria, algo más descuidada, aunque en la misma linea elegante de siempre. A la vez que continuaba con su mensaje, ofreciéndome un pacto, que dentro de las circunstancias, no aparentaba ser tan forzado como realmente era.
Finalmente el hombre se puso en una posición más relajada consciente de su posición, aunque tal vez fuera un momento del farol y tornar las tuercas, quería comprobar si el pequeño diablo era igual de inteligente que de antaño:
-Veo que ahora eres más confiado Emile- dije esgrimiendo una sonrisa más siniestra que la anterior si aún se cabe -Juajuajua- reía completamente atormentado para sorpresa de mi compañero -Aún recuerdas cuándo el dominio de mi akuma no mi era tan nulo que no sabía tan siquiera transformarme en mi elemento, pero eso es agua pasada, ahora el control de mi elemento a mejorado mucho, tanto que he llegado a comprender las propias propiedades de este, si no lo sabes el “gas de la risa” es un narcótico y sobretodo soluble en agua, agua que compone fluido como el de la botella de la que acabas de beber, además con unos pequeños reajustes en su estructura puede explotar, es tan maravillosa la rapidez con la que el elemento comienza a hacer efecto en la sangre- dije reincorporándome un poco -Pero no te preocupes tan solo notaras un pequeño bajón en tus cualidades físicas y una risita tonta, además el hecho de tu imprudencia o mi osadía no significa que no este dispuesto a negociar, pero quiero hacerlo en igualdad de condiciones. Tú tienes tu fuerza, yo tengo mis trucos. Justo ¿No?- finalicé mientras daba otro trago a la botella.
Seguramente el compañero cambiaría de expresión drásticamente e incluso me amenazará pero eso no me obstaculizaría mi coloquio.
-Punto número uno, sigo tan cuerdo como siempre querido Émile, bien sabes que Kakuzu Funnen esta disuelta, pero lo que no sabes es que Sharp ya ha iniciado un nuevo proyecto con una banda renovada con todos sus miembros- dije dando otro trago y pasándole la botella a sabiendas de que rechazaría -No me preguntes por el nombre del proyecto por que lo desconozco- le comenté divertido mientras depositaba la botella en la mesa -Punto número dos, no me matarás porque eso no mandaría un mensaje contundente y en caso de hacerlo en los periódicos solo saldría el ex-yonkaiko Émile mata a un desgraciado en el North Blue, con eso solo le dirías la posición al enemigo y te arriesgarías de que mi nombre ni siquiera saliera en los periódicos siendo un mensaje incompleto, si por algún casual el idiota de Sharp captará el mensaje iría tras tu caza con ya no solo esperanzas sino ira y ambos sabemos que los sentimientos “negativos” son más fuertes que las buenas voluntades, además matar es un pecado Émile- ironicé junto antes de dar otro trago a la botella y levantarme a encender la chimenea -Condenado frío, encenderé la chimenea -comenté al compañero para que no me volará la tapa de los sesos.
El crujido de las ramas y el chirrido que emitía el choque de las ráfagas de viento con los cristales daba una sensación poco acogedora. -Y por último hablemos y contémonos que ha sido de nuestra vida, como buenos amigos que somos, porque nadie va a matar a nadie- dije con cierto sarcasmo irritante -Bueno pues tras separarnos hace tres años volví a esta isla a dejar todo bien atado y esperar el momento para zarpar hacia algún lugar más discreto, fue entonces cuando me encontré con mi antigua banda, el circo Channel, el caso es que me perseguían por que me acusan de provocar un incendio, muertes y esas cosas...Bueno, en definitiva, tras derrotar a varios oficiales perdí contra Madame, la jefa, de la cual me salvó mi tío Lancerot Rackham. Tras varías aventuras me explicó quién y por qué se había orquestado un plan contra nosotros, los culpables no eran Channel u otros, sino el propio gobierno. Tras eso iniciamos una cruzada contra cierto sujeto muy camaleónico en lo que se refiere a sus facetas, identidades e incluso en sus negocios. Tras debilitar estos últimos y recabar valiosa información nos escondimos esperando que la presión por nuestros crímenes descendiera, tras versarme de forma superficial en los tres tipos de haki, mi tío falleció contra un antiguo marine, el cual parecía conocerle bien. La marina acudió a la llamada de socorro y fui detenido y enumerado como 2161- dije mientras le mostraba un tatuaje en la muñeca el cual eran unos números grabados a conciencia -Aproveché mi encierro para fortalecerme y mejorar mi compresión del haki así como para aprender del magnifico sistema penitenciario y pensar, pensar mucho antes de fugarme con un grupo revolucionario, luego volví a ver a Sharp pero para comunicarle de que no le volvería a ver- resumí al corsario mi vida a cambio de un poco de perdón.
Sacando de uno de los cajones papel, tinta y pluma y depositándolos encima de la mesa pregunté al pirata -¿Qué te pasó en estos tres años, Émile?- con tono serio y nada sarcástico realmente quería saber si realmente el origen de su violencia y su maduración se debía a los motivos que yo esperaba.
Finalmente el hombre se puso en una posición más relajada consciente de su posición, aunque tal vez fuera un momento del farol y tornar las tuercas, quería comprobar si el pequeño diablo era igual de inteligente que de antaño:
-Veo que ahora eres más confiado Emile- dije esgrimiendo una sonrisa más siniestra que la anterior si aún se cabe -Juajuajua- reía completamente atormentado para sorpresa de mi compañero -Aún recuerdas cuándo el dominio de mi akuma no mi era tan nulo que no sabía tan siquiera transformarme en mi elemento, pero eso es agua pasada, ahora el control de mi elemento a mejorado mucho, tanto que he llegado a comprender las propias propiedades de este, si no lo sabes el “gas de la risa” es un narcótico y sobretodo soluble en agua, agua que compone fluido como el de la botella de la que acabas de beber, además con unos pequeños reajustes en su estructura puede explotar, es tan maravillosa la rapidez con la que el elemento comienza a hacer efecto en la sangre- dije reincorporándome un poco -Pero no te preocupes tan solo notaras un pequeño bajón en tus cualidades físicas y una risita tonta, además el hecho de tu imprudencia o mi osadía no significa que no este dispuesto a negociar, pero quiero hacerlo en igualdad de condiciones. Tú tienes tu fuerza, yo tengo mis trucos. Justo ¿No?- finalicé mientras daba otro trago a la botella.
Seguramente el compañero cambiaría de expresión drásticamente e incluso me amenazará pero eso no me obstaculizaría mi coloquio.
-Punto número uno, sigo tan cuerdo como siempre querido Émile, bien sabes que Kakuzu Funnen esta disuelta, pero lo que no sabes es que Sharp ya ha iniciado un nuevo proyecto con una banda renovada con todos sus miembros- dije dando otro trago y pasándole la botella a sabiendas de que rechazaría -No me preguntes por el nombre del proyecto por que lo desconozco- le comenté divertido mientras depositaba la botella en la mesa -Punto número dos, no me matarás porque eso no mandaría un mensaje contundente y en caso de hacerlo en los periódicos solo saldría el ex-yonkaiko Émile mata a un desgraciado en el North Blue, con eso solo le dirías la posición al enemigo y te arriesgarías de que mi nombre ni siquiera saliera en los periódicos siendo un mensaje incompleto, si por algún casual el idiota de Sharp captará el mensaje iría tras tu caza con ya no solo esperanzas sino ira y ambos sabemos que los sentimientos “negativos” son más fuertes que las buenas voluntades, además matar es un pecado Émile- ironicé junto antes de dar otro trago a la botella y levantarme a encender la chimenea -Condenado frío, encenderé la chimenea -comenté al compañero para que no me volará la tapa de los sesos.
El crujido de las ramas y el chirrido que emitía el choque de las ráfagas de viento con los cristales daba una sensación poco acogedora. -Y por último hablemos y contémonos que ha sido de nuestra vida, como buenos amigos que somos, porque nadie va a matar a nadie- dije con cierto sarcasmo irritante -Bueno pues tras separarnos hace tres años volví a esta isla a dejar todo bien atado y esperar el momento para zarpar hacia algún lugar más discreto, fue entonces cuando me encontré con mi antigua banda, el circo Channel, el caso es que me perseguían por que me acusan de provocar un incendio, muertes y esas cosas...Bueno, en definitiva, tras derrotar a varios oficiales perdí contra Madame, la jefa, de la cual me salvó mi tío Lancerot Rackham. Tras varías aventuras me explicó quién y por qué se había orquestado un plan contra nosotros, los culpables no eran Channel u otros, sino el propio gobierno. Tras eso iniciamos una cruzada contra cierto sujeto muy camaleónico en lo que se refiere a sus facetas, identidades e incluso en sus negocios. Tras debilitar estos últimos y recabar valiosa información nos escondimos esperando que la presión por nuestros crímenes descendiera, tras versarme de forma superficial en los tres tipos de haki, mi tío falleció contra un antiguo marine, el cual parecía conocerle bien. La marina acudió a la llamada de socorro y fui detenido y enumerado como 2161- dije mientras le mostraba un tatuaje en la muñeca el cual eran unos números grabados a conciencia -Aproveché mi encierro para fortalecerme y mejorar mi compresión del haki así como para aprender del magnifico sistema penitenciario y pensar, pensar mucho antes de fugarme con un grupo revolucionario, luego volví a ver a Sharp pero para comunicarle de que no le volvería a ver- resumí al corsario mi vida a cambio de un poco de perdón.
Sacando de uno de los cajones papel, tinta y pluma y depositándolos encima de la mesa pregunté al pirata -¿Qué te pasó en estos tres años, Émile?- con tono serio y nada sarcástico realmente quería saber si realmente el origen de su violencia y su maduración se debía a los motivos que yo esperaba.
Lion D. Émile
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¿Así que el cobardón de Sad se la había jugado? "Es increíble cómo maduran los niños hoy en día pensó, con cierta ironía "Hace tres años no se hubiera atrevido ni a toserme." Abrió y cerró la mano, intentando descubrir si notaba algo diferente, pero no era así. ¿Sería que aun no le había hecho efecto? Tal vez tardase más en afectarle por su sangre demoníaca. En cualquier caso, le sonaba un poco exagerado que pudiera manipular su elemento cuando ya hacía tanto que había dejado su cuerpo. ¿Realmente era tan poderoso, o era una amenaza vacua? En todo caso, no era suficiente para intimidar a Émile. Inclinó ligeramente la cabeza, quedando la mitad superior de su rostro tapada por las sombras. Sus ojos brillaron en un tono rojizo al tiempo que con una sonrisa siniestra, comenzó a reír suavemente. Si Sad quería jugar, él no se iba a amedrentar por tan poca cosa.
- Mi buen amigo, la pregunta es, ¿quién será más rápido? ¿Tú intentando hacerme explotar desde dentro, o yo arrancándote la cabeza? En menos de un segundo te tendría retorciéndote de dolor. Y no me haría falta ni mover un dedo.
Eso era muy cierto. Si Sad intentaba cualquier cosa, a él le llegaría con emplear su Potestad Infernal para dejarlo inmóvil de dolor. Después le bastaría con meterle un tiro entre ceja y ceja, y asunto resuelto. En todo caso, esperaba no tener que llegar a eso. Tras eso, escuchó las palabras del pirata con atención e interés. ¿Así que Drake tenía una nueva banda? Eso era... interesante. Si esas palabras eran ciertas, entonces la cosa cambiaba. Antes no tenía ningún motivo para pelearse contra él. Ahora si lo enfrentaba no sólo se quitaba a una molestia de encima, si no que podría aumentar su fama, robarle el botín que tuvieran y quedarse con sus barcos. Excepto la Perla, claro. Aquel maldito barco estaba como vivo, y no aceptaría sus órdenes. Observó a Sad mientras encendía la chimenea, nuevamente con un brillo rojizo en la mirada. Frío... hacía tiempo que no experimentaba esa sensación. No el sentir que la temperatura estuviera baja en sí, si no que llegase a ser molesta. Su sangre de demonio le permitía soportar temperaturas extremas sin problemas.
- Desde luego, no tienes un pelo de tonto, Sad. Ya había pensado en todo eso, y ciertamente matarte no me conviene. Por otro lado, créeme que no vacilaría ni un instante si te considerara un estorbo... o una amenaza - pronunció estas últimas palabras en un tono más frío.
Acto seguido Sad comenzó a contarle lo que le había acontecido en los últimos años. Todo aquello explicaba bien qué le había pasado para crecer de esa manera. Había pasado por bastantes cosas, aunque... seguía sin haber visto lo que él. Sí, había estado en prisión. ¿Pero qué prisión podía ser peor que ser un rehén en tu propio cuerpo, encerrado en tu propio ser? Pero al menos él podría comprender parte de su dolor. También había perdido a un ser querido. "Ahora domina el haki, y ha cambiado. Tal vez... no, no tengo claro que fuese a ser buena idea. ¿O sí? De serlo, de todos modos conviene precaución y observarle de momento." Si Sad demostraba aptitudes y encajar en el perfil que buscaba... tal vez pudiera tener una interesante propuesta que hacerle. Pero ahora mismo tenía que atender a la suya. "Así que por eso me contaste lo que te ha pasado... interesante."
- Si quieres saber lo que ha ocurrido, te lo contaré. Ponte cómodo, pues no es una historia corta... ni de las que tienen final feliz - siguiendo su propio consejo, se acomodó en su asiento y se quedó callado unos instantes pensando en cómo comenzar la historia - Cuando nos separamos para ir a entrenarnos, yo decidí escoger un destino discreto. Mi recompensa era mayor a la de Drake, y no quería toparme con sorpresas desagradables, así que decidí irme a una isla no controlada por el Gobierno. Mi elección fue Hallstat, dado que tanto por su extensión como aislamiento del mundo lo tendría más fácil para ocultarme. Las primeras semanas transcurrieron sin mayores problemas. Alquilé una choza en un pueblo alejado, y pasé los días entrenando y cazando en los bosques. Sin embargo, las cosas se complicaron pronto - su rostro se ensombreció - Estaba viviendo en el lugar con el beneplácito del señor feudal de la zona, un barón del tres al cuarto. Este hombre me había permitido establecerme en la zona a cambio de que le librara de un problema con bandidos. Todo resultó ser una trampa... los supuestos bandidos eran rebeldes que se habían negado a entrar en las levas o a pagar impuestos. El plan del noble era utilizarme para librarse de ellos y luego venderme al Gobierno.
Se calló de golpe y cerró los ojos, mientras su corazón comenzaba a latir con fuerza al tiempo que revivía aquel día. Una mezcla de sentimientos contradictorios se agolpaban en su corazón: ira, alegría, satisfacción, miedo... todo lo que había sentido en aquella masacre.
- Todos murieron a mis manos. Los soldados, los rebeldes, sus familias y el propio barón. Disfruté especialmente de su muerte. Aun puedo recordar sus gritos de dolor mientras me suplicaba misericordia - dijo, en un tono siniestro - Después de ese día, me convertí en un esclavo de mi propio cuerpo, pues el que mató a esa gente no era yo aunque vistiera mi piel. No era otro que Lucifer, el cuál empleó mi rabia contra mi. Cometí el error de creer que podía controlar mi fruta sin que esta me dominara a mi. Lo pagué con creces, créeme. Durante meses me convertí en un preso en mi propio cuerpo. Todos mis recuerdos de ese entonces son borrosos, pero si de una cosa soy muy consciente es del terror que sentí. El terror de ver tu cuerpo moviéndose contra tu voluntad y ser incapaz de evitarlo. Y eso cuando podía ver lo que ocurría. En otros momentos todo cuanto veía era oscuridad. Fue una época solitaria, aburrida y muy dolorosa. En ocasiones llegué a creer que iba a volverme loco. Pero lo peor no era no ver lo que estaba ocurriendo, si no verlo. En ocasiones, Lucifer me obligaba a ver mientras cometía toda clase de actos cruentos y sádicos, sólo por torturarme.
Nuevamente se quedó callado y miró al vacío mientras reflexionaba sobre todo aquello. Habían sido unos meses horribles y que le habían causado un sufrimiento inenarrable. Sin embargo, vistos en retrospectiva, ¿habían sido tan salvajes los actos de Lucifer? Posiblemente de haber sido como era en aquel momento, hasta hubiera disfrutado. Sin embargo, el viejo Émile había muerto en Arashi. El nuevo no tenía ni la mitad de escrúpulos... y era infinitamente más malévolo y cruel.
- Antes de que siga contándote, dime, ¿qué buscas de todo esto realmente? - le preguntó, observándole con cierta curiosidad - Por cierto, ha pasado ya un rato y no siento ni debilidad ni ganas de reírme. Si vuelves a mentirme así lo lamentarás - dijo calmado, más como un hecho que una amenaza.
- Mi buen amigo, la pregunta es, ¿quién será más rápido? ¿Tú intentando hacerme explotar desde dentro, o yo arrancándote la cabeza? En menos de un segundo te tendría retorciéndote de dolor. Y no me haría falta ni mover un dedo.
Eso era muy cierto. Si Sad intentaba cualquier cosa, a él le llegaría con emplear su Potestad Infernal para dejarlo inmóvil de dolor. Después le bastaría con meterle un tiro entre ceja y ceja, y asunto resuelto. En todo caso, esperaba no tener que llegar a eso. Tras eso, escuchó las palabras del pirata con atención e interés. ¿Así que Drake tenía una nueva banda? Eso era... interesante. Si esas palabras eran ciertas, entonces la cosa cambiaba. Antes no tenía ningún motivo para pelearse contra él. Ahora si lo enfrentaba no sólo se quitaba a una molestia de encima, si no que podría aumentar su fama, robarle el botín que tuvieran y quedarse con sus barcos. Excepto la Perla, claro. Aquel maldito barco estaba como vivo, y no aceptaría sus órdenes. Observó a Sad mientras encendía la chimenea, nuevamente con un brillo rojizo en la mirada. Frío... hacía tiempo que no experimentaba esa sensación. No el sentir que la temperatura estuviera baja en sí, si no que llegase a ser molesta. Su sangre de demonio le permitía soportar temperaturas extremas sin problemas.
- Desde luego, no tienes un pelo de tonto, Sad. Ya había pensado en todo eso, y ciertamente matarte no me conviene. Por otro lado, créeme que no vacilaría ni un instante si te considerara un estorbo... o una amenaza - pronunció estas últimas palabras en un tono más frío.
Acto seguido Sad comenzó a contarle lo que le había acontecido en los últimos años. Todo aquello explicaba bien qué le había pasado para crecer de esa manera. Había pasado por bastantes cosas, aunque... seguía sin haber visto lo que él. Sí, había estado en prisión. ¿Pero qué prisión podía ser peor que ser un rehén en tu propio cuerpo, encerrado en tu propio ser? Pero al menos él podría comprender parte de su dolor. También había perdido a un ser querido. "Ahora domina el haki, y ha cambiado. Tal vez... no, no tengo claro que fuese a ser buena idea. ¿O sí? De serlo, de todos modos conviene precaución y observarle de momento." Si Sad demostraba aptitudes y encajar en el perfil que buscaba... tal vez pudiera tener una interesante propuesta que hacerle. Pero ahora mismo tenía que atender a la suya. "Así que por eso me contaste lo que te ha pasado... interesante."
- Si quieres saber lo que ha ocurrido, te lo contaré. Ponte cómodo, pues no es una historia corta... ni de las que tienen final feliz - siguiendo su propio consejo, se acomodó en su asiento y se quedó callado unos instantes pensando en cómo comenzar la historia - Cuando nos separamos para ir a entrenarnos, yo decidí escoger un destino discreto. Mi recompensa era mayor a la de Drake, y no quería toparme con sorpresas desagradables, así que decidí irme a una isla no controlada por el Gobierno. Mi elección fue Hallstat, dado que tanto por su extensión como aislamiento del mundo lo tendría más fácil para ocultarme. Las primeras semanas transcurrieron sin mayores problemas. Alquilé una choza en un pueblo alejado, y pasé los días entrenando y cazando en los bosques. Sin embargo, las cosas se complicaron pronto - su rostro se ensombreció - Estaba viviendo en el lugar con el beneplácito del señor feudal de la zona, un barón del tres al cuarto. Este hombre me había permitido establecerme en la zona a cambio de que le librara de un problema con bandidos. Todo resultó ser una trampa... los supuestos bandidos eran rebeldes que se habían negado a entrar en las levas o a pagar impuestos. El plan del noble era utilizarme para librarse de ellos y luego venderme al Gobierno.
Se calló de golpe y cerró los ojos, mientras su corazón comenzaba a latir con fuerza al tiempo que revivía aquel día. Una mezcla de sentimientos contradictorios se agolpaban en su corazón: ira, alegría, satisfacción, miedo... todo lo que había sentido en aquella masacre.
- Todos murieron a mis manos. Los soldados, los rebeldes, sus familias y el propio barón. Disfruté especialmente de su muerte. Aun puedo recordar sus gritos de dolor mientras me suplicaba misericordia - dijo, en un tono siniestro - Después de ese día, me convertí en un esclavo de mi propio cuerpo, pues el que mató a esa gente no era yo aunque vistiera mi piel. No era otro que Lucifer, el cuál empleó mi rabia contra mi. Cometí el error de creer que podía controlar mi fruta sin que esta me dominara a mi. Lo pagué con creces, créeme. Durante meses me convertí en un preso en mi propio cuerpo. Todos mis recuerdos de ese entonces son borrosos, pero si de una cosa soy muy consciente es del terror que sentí. El terror de ver tu cuerpo moviéndose contra tu voluntad y ser incapaz de evitarlo. Y eso cuando podía ver lo que ocurría. En otros momentos todo cuanto veía era oscuridad. Fue una época solitaria, aburrida y muy dolorosa. En ocasiones llegué a creer que iba a volverme loco. Pero lo peor no era no ver lo que estaba ocurriendo, si no verlo. En ocasiones, Lucifer me obligaba a ver mientras cometía toda clase de actos cruentos y sádicos, sólo por torturarme.
Nuevamente se quedó callado y miró al vacío mientras reflexionaba sobre todo aquello. Habían sido unos meses horribles y que le habían causado un sufrimiento inenarrable. Sin embargo, vistos en retrospectiva, ¿habían sido tan salvajes los actos de Lucifer? Posiblemente de haber sido como era en aquel momento, hasta hubiera disfrutado. Sin embargo, el viejo Émile había muerto en Arashi. El nuevo no tenía ni la mitad de escrúpulos... y era infinitamente más malévolo y cruel.
- Antes de que siga contándote, dime, ¿qué buscas de todo esto realmente? - le preguntó, observándole con cierta curiosidad - Por cierto, ha pasado ya un rato y no siento ni debilidad ni ganas de reírme. Si vuelves a mentirme así lo lamentarás - dijo calmado, más como un hecho que una amenaza.
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Émile fue lentamente narrando su historia de forma superficial, pero sin omitir verdades, siendo muy didáctica y directa en ese aspecto. Tal como había sospechado desde la última vez que vi a Drake el cambio se había producido por lo mismo que había teorizado, aunque no acerté con el origen. La dualidad en su personalidad se debía a un precio adicional que había tenido que pagar por un mayor poder, tal como me había ocurrido a mí con SAD y posteriormente con Magenta, que despertaba cuando usaba el “Devil Goblin” aunque sus ventajas eran abrumadoras sus costes en ocasiones eran inadmisibles. Tras escuchar el comentario del pirata sonreí jocosamente, mientras continuaba escribiendo la carta sin levantar la mirada del papel:
-Bueno, sigues siendo estratega después de todo, pero aún hay tiempo para que hablemos de lo que yo quiero de ti- dije mientras le apuntaba con la pluma -Sinceramente esperaba que fuera esos los motivos, pero lo que no esperaba es que fuera consecuencia de tu akuma... Después de todo mi primera dualidad se experimentó tras ver morir a mi padre, pero supongo que debo darte el pésame- dije mientras alzaba en los últimos instantes para ver su reacción, si no me equivocaba él deseaba matar a su padre, inicialmente pensé que la carencia de metas le había provocado ese cambio de actitud -Bueno, no te creas que eres el único que ha sufrido ese “mal”, el tener dos voces en tu interior no es malo si aprendes a convivir con ello, aunque supongo que pronto comprenderás mis palabras después de todo, se lo que es tener tres voces diciéndote lo que debes hacer- le decía enfatizando el tres mientras hacia un gesto con los dedos, como cuando un profesor enseñaba una lección, tal vez debería dejarme de tantas confianzas -Pero cuál es tu conclusión ¿Merece la pena obtener una victoria de la que jamás te acordaras?- le pregunté ansiosos de obtener una respuesta.
Recordó momentáneamente como su padre moría apuñalado en sus brazos, aún era incapaz de recordar las últimas palabras de su padre, su último recuerdo nítido transcurría un año exacto después de aquello. Cerró momentáneamente los ojos, suspiró y volvió a mirar al corsario esperando una respuesta. Tras lo cual terminé de escribir el borrador de la carta:
Querido Sharp:
Escribo estas líneas bajo amenazas de un viejo conocido tuyo, si me refiero a nuestro antiguo camarada Émile, pero no te alarmes, tan solo desea una única comunicarte un último asunto. Deja de perseguirlo, tu causa es inútil, su ser a evolucionado a un ser mucho más oscuro, el Émile que conocíamos a muerto. Él ha sido traicionado y seducido por Lucifer.
Pero si por algún casual desoyes mis consejos, entonces, teme por mi vida, y no solo por la mía, sino por la de todos los antiguos integrantes de Kakuzu Funnen, si continúas persiguiéndolo como hasta ahora no solo te harás daño a ti mismo sino harás daño a aquellos que amabas. Por ello te imploró una vez más, abandónanos, olvida la antigua banda y céntrate en tus nuevas metas, haz esto por el bien de todos.
-¿Te parece suficientemente convincente o por el contrario deseas redactar un mensaje nuevo?- pregunté al corsario mostrándolo el mensaje, tratando de mantener las formas y evitar que el creciente miedo y tensión no me sobrepasará -Respecto a las preguntas que deseo hacerte se podría reducir a una pero primero te expondré la situación... Supongo que recordarás que hace años hui de un circo acusado de un delito que jamás cometí, lo conté cientos de veces antes de separarnos, Tony Rios un comerciante de poca monta ha resultado ser en realidad uno de los brokers y agentes más activos del bajo mundo con gran control especialmente en el North Blue. El caso es que he hecho averiguaciones y he encontrado un punto de venta masivo, lugar donde decenas de barcos entran a media noche y salen antes del amanecer con grandes mercancías, akumas, armas y mucho dinero. Yo deseo atacar sendos puntos simultáneamente, pero Tony Rios no es más que el lugarteniente al mando del North blue, él es un mero virrey, podría lidiar con el fácilmente pero mi cuerpo ha llegado a cierto límite, en especial mis ojos- dije mientras me llevaba la mano a estos -las técnicas de aprendizaje y vudú ocular ofrecen un poder enorme a cambio de un dolor enorme, dolor que puedo mitigar, pero el daño a largo plazo acaba por destrozarlos- dije antes de suspirar -Es ahí donde entras tú, Émile. Mientras tú atacas el puerto subterráneo y amplias tu flota con una media docena de barcos y akumas para tus mejores hombres, así como un importante botín. Yo junto con el barco mercante Dama Negra con tu mejor doctor de abordo atacaremos a la mansión de Gelum, en el North Blue, donde se oculta actualmente, tras matarlo necesitare tratamiento médico y no un tratamiento cualquiera necesitare un trasplante de ojos. Es por ello que necesito una alianza con tu banda Émile y debe ser tal como te explicado, sino la venganza no cobraría sentido para mí. Yo tendré mi venganza y tú saldrás reforzado pudiendo llegar a controlar el mercado negro de un mar tan importante del North Blue- dije mientras le entregaba la carta para que la firmará -¿Hay trato?
-Bueno, sigues siendo estratega después de todo, pero aún hay tiempo para que hablemos de lo que yo quiero de ti- dije mientras le apuntaba con la pluma -Sinceramente esperaba que fuera esos los motivos, pero lo que no esperaba es que fuera consecuencia de tu akuma... Después de todo mi primera dualidad se experimentó tras ver morir a mi padre, pero supongo que debo darte el pésame- dije mientras alzaba en los últimos instantes para ver su reacción, si no me equivocaba él deseaba matar a su padre, inicialmente pensé que la carencia de metas le había provocado ese cambio de actitud -Bueno, no te creas que eres el único que ha sufrido ese “mal”, el tener dos voces en tu interior no es malo si aprendes a convivir con ello, aunque supongo que pronto comprenderás mis palabras después de todo, se lo que es tener tres voces diciéndote lo que debes hacer- le decía enfatizando el tres mientras hacia un gesto con los dedos, como cuando un profesor enseñaba una lección, tal vez debería dejarme de tantas confianzas -Pero cuál es tu conclusión ¿Merece la pena obtener una victoria de la que jamás te acordaras?- le pregunté ansiosos de obtener una respuesta.
Recordó momentáneamente como su padre moría apuñalado en sus brazos, aún era incapaz de recordar las últimas palabras de su padre, su último recuerdo nítido transcurría un año exacto después de aquello. Cerró momentáneamente los ojos, suspiró y volvió a mirar al corsario esperando una respuesta. Tras lo cual terminé de escribir el borrador de la carta:
Querido Sharp:
Escribo estas líneas bajo amenazas de un viejo conocido tuyo, si me refiero a nuestro antiguo camarada Émile, pero no te alarmes, tan solo desea una única comunicarte un último asunto. Deja de perseguirlo, tu causa es inútil, su ser a evolucionado a un ser mucho más oscuro, el Émile que conocíamos a muerto. Él ha sido traicionado y seducido por Lucifer.
Pero si por algún casual desoyes mis consejos, entonces, teme por mi vida, y no solo por la mía, sino por la de todos los antiguos integrantes de Kakuzu Funnen, si continúas persiguiéndolo como hasta ahora no solo te harás daño a ti mismo sino harás daño a aquellos que amabas. Por ello te imploró una vez más, abandónanos, olvida la antigua banda y céntrate en tus nuevas metas, haz esto por el bien de todos.
-¿Te parece suficientemente convincente o por el contrario deseas redactar un mensaje nuevo?- pregunté al corsario mostrándolo el mensaje, tratando de mantener las formas y evitar que el creciente miedo y tensión no me sobrepasará -Respecto a las preguntas que deseo hacerte se podría reducir a una pero primero te expondré la situación... Supongo que recordarás que hace años hui de un circo acusado de un delito que jamás cometí, lo conté cientos de veces antes de separarnos, Tony Rios un comerciante de poca monta ha resultado ser en realidad uno de los brokers y agentes más activos del bajo mundo con gran control especialmente en el North Blue. El caso es que he hecho averiguaciones y he encontrado un punto de venta masivo, lugar donde decenas de barcos entran a media noche y salen antes del amanecer con grandes mercancías, akumas, armas y mucho dinero. Yo deseo atacar sendos puntos simultáneamente, pero Tony Rios no es más que el lugarteniente al mando del North blue, él es un mero virrey, podría lidiar con el fácilmente pero mi cuerpo ha llegado a cierto límite, en especial mis ojos- dije mientras me llevaba la mano a estos -las técnicas de aprendizaje y vudú ocular ofrecen un poder enorme a cambio de un dolor enorme, dolor que puedo mitigar, pero el daño a largo plazo acaba por destrozarlos- dije antes de suspirar -Es ahí donde entras tú, Émile. Mientras tú atacas el puerto subterráneo y amplias tu flota con una media docena de barcos y akumas para tus mejores hombres, así como un importante botín. Yo junto con el barco mercante Dama Negra con tu mejor doctor de abordo atacaremos a la mansión de Gelum, en el North Blue, donde se oculta actualmente, tras matarlo necesitare tratamiento médico y no un tratamiento cualquiera necesitare un trasplante de ojos. Es por ello que necesito una alianza con tu banda Émile y debe ser tal como te explicado, sino la venganza no cobraría sentido para mí. Yo tendré mi venganza y tú saldrás reforzado pudiendo llegar a controlar el mercado negro de un mar tan importante del North Blue- dije mientras le entregaba la carta para que la firmará -¿Hay trato?
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Émile escuchó sus palabras en silencio, entrecruzando las manos. Así que el pobre Sad ahora se quejaba de estar loco y escuchar voces... "Tener que oírte a ti mismo puede ser terrible, ciertamente. Pero creo que no es consciente de la diferencia que hay entre nosotros, ya que Lucifer no es una voz más en mi cabeza. Es mi maestro." Parecía que no había comprendido lo que había dicho de que él no había terminado de explicar su historia, pues se creía que aquella temporada bajo el yugo de Lucifer era la causa de su estado actual. No podría haberse alejado más de la verdad, pues los meses que pasó poseído eran sólo la punta del iceberg; una parte de toda la historia. Y aunque era probablemente la etapa en que más había sufrido, sometido a un auténtico infierno, no era la peor parte de la historia ni la que más le había transformado. De hecho, había sido al revés, pues lo había alejado aun más del sendero del mal y de Lucifer. Chasqueando la lengua al tiempo que negaba con la cabeza, el pirata se cruzó de brazos y comenzó a decir:
- Te equivocas totalmente. Aun no he terminado mi historia; esa temporada que pasé poseído no fue ni de lejos la causa de que me transformara en lo que soy hoy en día. Eso... fue sólo el comienzo.
Cogió entonces la carta de Sad, y comenzó a leerla. Bueno, podría estar mejor y se podría haber expresado de una manera más convincente. Sin embargo lo más adecuado era que fuesen puramente las palabras de su antiguo compañero, pues si Drake sospechaba que habían sido alteradas, que otro hablaba empleando al joven pirata o que simplemente la carta no era de quien decía ser, la situación empeorase. Además, de aquella manera era probable que hiciera el efecto deseado y su antiguo capitán decidiera dejar de perseguirle. Al fin y al cabo, estaría empleando como rehenes a sus seres queridos, rehenes que no sufrirían ningún daño si se dejaba tranquilo a Émile. Y en el caso de que Drake decidiera ir a por él con más ahínco, podría emplear su rabia y la prisa que tendría por encontrarle antes de que pudiera matar a alguien contra él. Sí, definitivamente debería servir para sus propósitos.
- Este mensaje servirá. Envíaselo cuanto antes.
A continuación Sad comenzó a explicarle una historia sobre un poderoso broker con importantes negocios en el North Blue. Antes de que terminase, ya se imaginó lo que buscaba el pirata: una alianza para atacarle. ¿Cuáles serían sus motivos? ¿Una venganza? ¿Mera codicia? ¿O había algo más? Lo primero parecía lo más viable dado que había mencionado su pasado. En todo caso, le planteó un negocio muy interesante que si le salía bien le permitiría situarse al mando del mercado negro de aquel mar. Por supuesto debería pedirle a Sad que le diera tiempo, pues aunque bastara con un ataque sorpresa para liquidar a la gente de Rios, si lo que quería era apoderarse de sus bases y negocios, necesitaba información mucho más profunda, de manera que cuando acabaran con él y tomaran sus bases pudieran continuar su labor. Así pues debería enviar a sus oficiales a enterarse de a qué andaba aquella gente, cómo operaban, sus principales negocios y clientes... aquella clase de datos. Por suerte tenía a persona perfectas para aquellas operaciones. Sólo quedaban unos detalles por liquidar: aunque él saliera beneficiado de aquella operación, realmente no necesitaba a Sad para nada. Así que si quería su ayuda, tendría que ofrecer algo a cambio. Y el otro tema que escamaba: ¿por qué daba por sentado que iba a necesitar un transplante de ojos tras el asalta a la mansión? ¿Tan calculado tenía el número de "usos" que le quedaba de aquella técnica antes de quedarse ciego?
- Eres un tipo astuto Sad, y has logrado ver de qué pie cojeo - dijo, ensanchando su sonrisa - Sin embargo, no todo será tan sencillo. Un favor, un pago. Con esa carta estás comprando tu vida y tu integridad física. Esta operación para atacar a Tony Rios... realmente podría llevarla a cabo yo solo con mi banda. Tengo una flota y cientos de hombres a mi lado, entiende que no te necesito para nada. Podría limitarme a investigarle para poder suplantarle al mando de sus negocios una vez haya muerto, cosa que pienso hacer. ¿En qué parte me es más beneficioso tener que coordinarme contigo y dejarte a ti el asesinato de Tony Rios cuando podría encargarme yo en persona para asegurarme el éxito o enviar a alguien más capaz? Si quieres los servicios de uno de mis médicos y además que te conceda tu venganza, tendrás que pagar un precio a cambio.
Era así como trabajaba el Diablo. No iba haciendo caritativamente favores a la gente, por muy ex-compañeros que fueran. Al igual que él había tenido que sacrificar su cordura, su libertad y su antiguo "yo" para poder obtener sus poderes, él tendría que dar algo para que él le consiguiera su venganza. Había muchas maneras en que podía pagarle, aunque pocas le interesaban. El alma de Sad era de escaso valor, aunque no venía mal tener alguna en la reserva... nunca se sabe cuándo van a ser necesarias. Lo que más le llamaba, sin embargo, era la posibilidad de obtener la lealtad de Sad. Un logia por débil que fuera siempre era un arma poderosa, y más aun uno con un poder tan potencialmente letal como aquel.
- Antes me preguntaste por mi historia, pero no he terminado con ella. ¿Quieres que prosiga?
- Te equivocas totalmente. Aun no he terminado mi historia; esa temporada que pasé poseído no fue ni de lejos la causa de que me transformara en lo que soy hoy en día. Eso... fue sólo el comienzo.
Cogió entonces la carta de Sad, y comenzó a leerla. Bueno, podría estar mejor y se podría haber expresado de una manera más convincente. Sin embargo lo más adecuado era que fuesen puramente las palabras de su antiguo compañero, pues si Drake sospechaba que habían sido alteradas, que otro hablaba empleando al joven pirata o que simplemente la carta no era de quien decía ser, la situación empeorase. Además, de aquella manera era probable que hiciera el efecto deseado y su antiguo capitán decidiera dejar de perseguirle. Al fin y al cabo, estaría empleando como rehenes a sus seres queridos, rehenes que no sufrirían ningún daño si se dejaba tranquilo a Émile. Y en el caso de que Drake decidiera ir a por él con más ahínco, podría emplear su rabia y la prisa que tendría por encontrarle antes de que pudiera matar a alguien contra él. Sí, definitivamente debería servir para sus propósitos.
- Este mensaje servirá. Envíaselo cuanto antes.
A continuación Sad comenzó a explicarle una historia sobre un poderoso broker con importantes negocios en el North Blue. Antes de que terminase, ya se imaginó lo que buscaba el pirata: una alianza para atacarle. ¿Cuáles serían sus motivos? ¿Una venganza? ¿Mera codicia? ¿O había algo más? Lo primero parecía lo más viable dado que había mencionado su pasado. En todo caso, le planteó un negocio muy interesante que si le salía bien le permitiría situarse al mando del mercado negro de aquel mar. Por supuesto debería pedirle a Sad que le diera tiempo, pues aunque bastara con un ataque sorpresa para liquidar a la gente de Rios, si lo que quería era apoderarse de sus bases y negocios, necesitaba información mucho más profunda, de manera que cuando acabaran con él y tomaran sus bases pudieran continuar su labor. Así pues debería enviar a sus oficiales a enterarse de a qué andaba aquella gente, cómo operaban, sus principales negocios y clientes... aquella clase de datos. Por suerte tenía a persona perfectas para aquellas operaciones. Sólo quedaban unos detalles por liquidar: aunque él saliera beneficiado de aquella operación, realmente no necesitaba a Sad para nada. Así que si quería su ayuda, tendría que ofrecer algo a cambio. Y el otro tema que escamaba: ¿por qué daba por sentado que iba a necesitar un transplante de ojos tras el asalta a la mansión? ¿Tan calculado tenía el número de "usos" que le quedaba de aquella técnica antes de quedarse ciego?
- Eres un tipo astuto Sad, y has logrado ver de qué pie cojeo - dijo, ensanchando su sonrisa - Sin embargo, no todo será tan sencillo. Un favor, un pago. Con esa carta estás comprando tu vida y tu integridad física. Esta operación para atacar a Tony Rios... realmente podría llevarla a cabo yo solo con mi banda. Tengo una flota y cientos de hombres a mi lado, entiende que no te necesito para nada. Podría limitarme a investigarle para poder suplantarle al mando de sus negocios una vez haya muerto, cosa que pienso hacer. ¿En qué parte me es más beneficioso tener que coordinarme contigo y dejarte a ti el asesinato de Tony Rios cuando podría encargarme yo en persona para asegurarme el éxito o enviar a alguien más capaz? Si quieres los servicios de uno de mis médicos y además que te conceda tu venganza, tendrás que pagar un precio a cambio.
Era así como trabajaba el Diablo. No iba haciendo caritativamente favores a la gente, por muy ex-compañeros que fueran. Al igual que él había tenido que sacrificar su cordura, su libertad y su antiguo "yo" para poder obtener sus poderes, él tendría que dar algo para que él le consiguiera su venganza. Había muchas maneras en que podía pagarle, aunque pocas le interesaban. El alma de Sad era de escaso valor, aunque no venía mal tener alguna en la reserva... nunca se sabe cuándo van a ser necesarias. Lo que más le llamaba, sin embargo, era la posibilidad de obtener la lealtad de Sad. Un logia por débil que fuera siempre era un arma poderosa, y más aun uno con un poder tan potencialmente letal como aquel.
- Antes me preguntaste por mi historia, pero no he terminado con ella. ¿Quieres que prosiga?
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