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Gamzee y Eezmag corrían entre los árboles del bosque. Los dos avanzaban lo más rápido que sus piernas les permitían. El suelo temblaba en la isla, y los animales huían despavoridos. Tras los dos chicos, los árboles eran completamente arrancados de cuajo y saltaban por los aires en una lluvia de astillas y hojas. Los dos saltaron un tronco caído, que unos segundos después se convirtió en un trozo de madera reventado. Lo que los perseguía de forma incansable era una especie de enorme calamar de muchos tentáculos terminados en ventosas, que avanzaba por la selva como un ariete gigante. Los chicos llegaron al borde de la isla, justo para ver bajo ellos una enorme caída al mar. Tras ellos, el calamar se acercaba.
Tres segundos después, el animal llegó al borde del pétalo de la enorme planta que era la isla. Sus ojos animales observaron el lugar con hambre. Sus presas no habían dejado rastro alguno. Confundido, el monstruoso ser se acercó al borde y miró hacia el mar, que parecía tan en calma como siempre. Tras unos segundos, se dio media vuelta y regresó al interior de la jungla por el enorme sendero que había creado en su persecución.
Un par de manos agarradas al borde eran lo único que separaban a Gamzee de una caída hasta el mar. Eezmag estaba agarrado a su pierna izquierda, y agitaba ligeramente las piernas en el aire. El hermano mayor abrió mucho sus ojos blancos como la cal, mirando hacia arriba cuando el calamar se aproximó al borde unos metros más allá, pero el cefalópodo no pareció verlos. Cuando las húmedas pisadas de las ventosas se alejaron lo suficiente, Eezmag empezó a trepar por el cuerpo de su hermano y se encaramó a tierra firme, ayudándole a subir después. El estómago del menor de los dos gemelos empezó a rugir con fuerza.
- Creo que necesito baba, hermano... mis tripas están jodidamente hambrientas. -los ojos amarillentos de Gamzee se clavaron en los de su hermano mayor.
- Busquemos ingredientes, pues... -suspiró Eezmag, mientras regresaba al interior de la jungla, aunque alejándose de la senda de destrucción del calamar. Su hermanito apenas tardó unos segundos en seguirlo.
Tres segundos después, el animal llegó al borde del pétalo de la enorme planta que era la isla. Sus ojos animales observaron el lugar con hambre. Sus presas no habían dejado rastro alguno. Confundido, el monstruoso ser se acercó al borde y miró hacia el mar, que parecía tan en calma como siempre. Tras unos segundos, se dio media vuelta y regresó al interior de la jungla por el enorme sendero que había creado en su persecución.
Un par de manos agarradas al borde eran lo único que separaban a Gamzee de una caída hasta el mar. Eezmag estaba agarrado a su pierna izquierda, y agitaba ligeramente las piernas en el aire. El hermano mayor abrió mucho sus ojos blancos como la cal, mirando hacia arriba cuando el calamar se aproximó al borde unos metros más allá, pero el cefalópodo no pareció verlos. Cuando las húmedas pisadas de las ventosas se alejaron lo suficiente, Eezmag empezó a trepar por el cuerpo de su hermano y se encaramó a tierra firme, ayudándole a subir después. El estómago del menor de los dos gemelos empezó a rugir con fuerza.
- Creo que necesito baba, hermano... mis tripas están jodidamente hambrientas. -los ojos amarillentos de Gamzee se clavaron en los de su hermano mayor.
- Busquemos ingredientes, pues... -suspiró Eezmag, mientras regresaba al interior de la jungla, aunque alejándose de la senda de destrucción del calamar. Su hermanito apenas tardó unos segundos en seguirlo.
El devenir de las corrientes de aire hizo que la chalana de Zane acabara muy cerca de las costas de una isla con forma vegetal. A simple vista era una ínsula muy primitiva, con mucha naturaleza herbácea, sin muestras de un núcleo poblacional existente. El plan del pelirrojo, en un principio, brillaba por su sencillez, consistía en adentrarse en la isla, buscar algunas provisiones e irse del lugar. Sin embargo, no pudo ser así. Ya que al intentar salir de la isla, una multitud de animales salvajes le impedían hacerlo, ya fueran aves rapaces de gran tamaño o seres marinos muy irascibles si intentabas comerlos.
Al tercer día de turismo aventura en aquella dichosa isla, un alboroto llamó la atención de Zane, quien estaba intentando trazar un plan para salir de allí, después de todo los animales de la isla no se atacaban entre ellos, al contrario, se ayudaban entre sí de vez en cuando. La coalición entre tortugas carnívoras y aguiluchos de tamaño considerable era una de las más peligrosas. Lo que implicaba que podrían haber llegado humanos a la isla.
Sin entretenerse mucho, cogió sus katanas y fue hacia el lugar donde escuchó aquel altercado. El camino venía marcado por una senda de destrucción, con arboles hecho añicos y un suelo agrietado y húmedo, en cuyo final se podían distinguir dos siluetas antropomórficas -¡Eeeh! –Gritó Zane, zarandeando su brazo izquierdo de un lado a otro llamando la atención.
“Espero que alguno de ellos sea una muchacha facilona” –pensó.
Al tercer día de turismo aventura en aquella dichosa isla, un alboroto llamó la atención de Zane, quien estaba intentando trazar un plan para salir de allí, después de todo los animales de la isla no se atacaban entre ellos, al contrario, se ayudaban entre sí de vez en cuando. La coalición entre tortugas carnívoras y aguiluchos de tamaño considerable era una de las más peligrosas. Lo que implicaba que podrían haber llegado humanos a la isla.
Sin entretenerse mucho, cogió sus katanas y fue hacia el lugar donde escuchó aquel altercado. El camino venía marcado por una senda de destrucción, con arboles hecho añicos y un suelo agrietado y húmedo, en cuyo final se podían distinguir dos siluetas antropomórficas -¡Eeeh! –Gritó Zane, zarandeando su brazo izquierdo de un lado a otro llamando la atención.
“Espero que alguno de ellos sea una muchacha facilona” –pensó.
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Gamzee alzó la mirada justo antes de internarse en la espesura. Una persona parecía estar haciéndoles señas a los dos. Con una sonrisa bobalicona, el chico levantó la mano y respondió al saludo de forma inocente.
- Mira, hermano... una persona. Es un milagro encontrar a alguien aquí... -dijo, mientras tiraba del traje de esqueleto de su gemelo. Eezmag escudriñó hacia la dirección de la que venía el grito de advertencia, pero su corta vista no le permitía ver nada más que no fueran manchas borrosas.
- ¿Qué es? -preguntó.
- Parece un humano, de pelo rojo y ojos... espera, sus ojos son raros... -murmuró el chico mientras enfocaba mejor-. Son de colores distintos. Que raro... -el chico se llevó la mano a la barbilla, pensativo, mientras Eezmag suspiraba.
- ¿Peligroso? -la pregunta era innecesaria, dado el poco nivel de detectar el peligro que tenía su hermano.
- Parece majo... ¿tendrá comida? -el pequeño de los dos gemelos empezó a corretear en un trote ligero hacia el recién llegado, mientras su hermano mayor se quedaba rezagado, unos metros más atrás, observando la situación.
Gamzee se acercó al extraño y se quedó mirándole los ojos muy atentamente. Tras unos segundos de silencio que posiblemente resultasen incómodos al pelirrojo, el joven dijo:
- ¿Qué te pasa en los ojos? Son raros y de colores.
- Mira, hermano... una persona. Es un milagro encontrar a alguien aquí... -dijo, mientras tiraba del traje de esqueleto de su gemelo. Eezmag escudriñó hacia la dirección de la que venía el grito de advertencia, pero su corta vista no le permitía ver nada más que no fueran manchas borrosas.
- ¿Qué es? -preguntó.
- Parece un humano, de pelo rojo y ojos... espera, sus ojos son raros... -murmuró el chico mientras enfocaba mejor-. Son de colores distintos. Que raro... -el chico se llevó la mano a la barbilla, pensativo, mientras Eezmag suspiraba.
- ¿Peligroso? -la pregunta era innecesaria, dado el poco nivel de detectar el peligro que tenía su hermano.
- Parece majo... ¿tendrá comida? -el pequeño de los dos gemelos empezó a corretear en un trote ligero hacia el recién llegado, mientras su hermano mayor se quedaba rezagado, unos metros más atrás, observando la situación.
Gamzee se acercó al extraño y se quedó mirándole los ojos muy atentamente. Tras unos segundos de silencio que posiblemente resultasen incómodos al pelirrojo, el joven dijo:
- ¿Qué te pasa en los ojos? Son raros y de colores.
Zane se sintió decepcionado, cuando pudo ver que eran dos muchachos que apenas tendrían quince años. Uno de ellos, el más extraño, tenía los ojos blancos y los labios como cosidos. Mientras que el otro, parecía algo más normal, de no ser por dos cuernos que le sobresalían de la cabeza.
“¿Han salido de un circo o qué?” –Pensó el pelirrojo, algo alelado por la situación.
Uno de los muchachos empezó a mirar a Zane de arriba abajo, algo que le hizo sentir muy, pero que muy incomodo, hasta que le preguntó sobre su heterocromía, rompiendo el silencio. -¿Raros? –Frunció el ceño,- ¿Tú te has visto? –preguntó, trayendo nuevamente aquel silencio incómodo de antes. –Pues es algo parecido a una enfermedad, pero de las buenas, no de las malas. No sé si me explico. –Zane se rascó la nuca, mostrando una sonrisa de circunstancia.
-Yo soy Zane, ¿y vosotros? –preguntó, levantando la mano para saludar. ¿Sabéis alguna forma de salir de la isla? Porque llevo unos días aqui y me ha sido imposible.
“¿Han salido de un circo o qué?” –Pensó el pelirrojo, algo alelado por la situación.
Uno de los muchachos empezó a mirar a Zane de arriba abajo, algo que le hizo sentir muy, pero que muy incomodo, hasta que le preguntó sobre su heterocromía, rompiendo el silencio. -¿Raros? –Frunció el ceño,- ¿Tú te has visto? –preguntó, trayendo nuevamente aquel silencio incómodo de antes. –Pues es algo parecido a una enfermedad, pero de las buenas, no de las malas. No sé si me explico. –Zane se rascó la nuca, mostrando una sonrisa de circunstancia.
-Yo soy Zane, ¿y vosotros? –preguntó, levantando la mano para saludar. ¿Sabéis alguna forma de salir de la isla? Porque llevo unos días aqui y me ha sido imposible.
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Gamzee lo miró con curiosidad. Después de observar aquellos ojos, que le dijera que era una especie de enfermedad solo le hacía preguntarse qué clase de enfermedad te cambiaba el color de los ojos. El chico se rascó la cabeza sin comprender muy bien qué era aquello. Eezmag permanecía en silencio, pensativo. El hombre parecía perdido en aquella isla, al igual que ellos, de hecho.
- Mar. -respondió únicamente, con tono pausado y calmado-. Es lo más rápido. -a continuación señaló hacia el horizonte azul, donde el océano y el cielo se cruzaban.
- El mar es enoooorme... -añadió Gamzee-. ¡Y esta isla parece una flor gigante en una pecera aún más gigante! -el chico giró la cabeza, con una sonrisa de oreja a oreja-. Es como un milagro de la naturaleza... -sus ojos se abrieron de par en par-. Milagros...
- No sabemos la forma de bajar. -murmuró el hermano mayor.
- ¡Pero podemos ir hacia el centro de la isla y ver qué hay! -la tripa de Gamzee volvió a rugir con intensidad-. Grrrrr... ¡tengo hambre! ¡Me comería diez cubos de baba! -el chico corrió hacia un árbol destrozado por el calamar y arrancó un poco de corteza, llevándosela a la boca y masticándola con cuidado. Era dura y correosa, pero le mantendría ocupado el maxilar.
- Mar. -respondió únicamente, con tono pausado y calmado-. Es lo más rápido. -a continuación señaló hacia el horizonte azul, donde el océano y el cielo se cruzaban.
- El mar es enoooorme... -añadió Gamzee-. ¡Y esta isla parece una flor gigante en una pecera aún más gigante! -el chico giró la cabeza, con una sonrisa de oreja a oreja-. Es como un milagro de la naturaleza... -sus ojos se abrieron de par en par-. Milagros...
- No sabemos la forma de bajar. -murmuró el hermano mayor.
- ¡Pero podemos ir hacia el centro de la isla y ver qué hay! -la tripa de Gamzee volvió a rugir con intensidad-. Grrrrr... ¡tengo hambre! ¡Me comería diez cubos de baba! -el chico corrió hacia un árbol destrozado por el calamar y arrancó un poco de corteza, llevándosela a la boca y masticándola con cuidado. Era dura y correosa, pero le mantendría ocupado el maxilar.
Aquellos dos individuos eran de lo más variopintos, hacían cosas super raras, muy extravagantes incluso para Zane. El pelirrojo se quedó con el saludo colgado, mientras que éstos parecían estar en su propia burbuja, diciendo y haciendo cosas con muy poco sentido. Uno de ellos, se puso a comer corteza de árbol, la cual no estaba muy apetitosa. –Socio, no te comas eso –corrió hacia él, -prueba esto –le ofreció algo del poco regaliz rojo que quedaba. También le ofreció al otro hermano.
“¿Al centro de la isla? No he estado allí todavía…” –pensó.
-Está bien, vayamos al epicentro de este caótico lugar. –Zane emprendió camino a paso ligero con sus nuevos dos amigos. Durante el transcurso de la travesía pudo ver lo extraño que era aquel lugar, había suculentas comidas por todos lados, como si intentaran atraer a hambrientos animales o transeúntes hacia el lugar. A medida que avanzaba los alimentos eran más y más apetecibles, sin embargo, también habían algunos huesos, y caparazones de insectos gigantes, rotos.
Todo parecía tranquilo, cuando de repente, algo se empezó a mover entre la espesura. El joven espadachín se paró de golpe, miró a ambos lados, se encogió de hombros, y con una sensación de desconfianza siguió caminando hacia delante, en silencio. Entonces, notó como algo le acariciaba su pierna -¡¿Pero qué coño?! –dió un pequeño salto, posando su mano en el mango de una de sus katanas.
-Shurmanos, tened cuidado. Creo que hay algo que nos quiere dar caza.
“¿Al centro de la isla? No he estado allí todavía…” –pensó.
-Está bien, vayamos al epicentro de este caótico lugar. –Zane emprendió camino a paso ligero con sus nuevos dos amigos. Durante el transcurso de la travesía pudo ver lo extraño que era aquel lugar, había suculentas comidas por todos lados, como si intentaran atraer a hambrientos animales o transeúntes hacia el lugar. A medida que avanzaba los alimentos eran más y más apetecibles, sin embargo, también habían algunos huesos, y caparazones de insectos gigantes, rotos.
Todo parecía tranquilo, cuando de repente, algo se empezó a mover entre la espesura. El joven espadachín se paró de golpe, miró a ambos lados, se encogió de hombros, y con una sensación de desconfianza siguió caminando hacia delante, en silencio. Entonces, notó como algo le acariciaba su pierna -¡¿Pero qué coño?! –dió un pequeño salto, posando su mano en el mango de una de sus katanas.
-Shurmanos, tened cuidado. Creo que hay algo que nos quiere dar caza.
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Los hermanos aceptaron la espiral roja que les tendía el hombre, y Gamzee se la metió en la boca de golpe, mascándola de forma bastante exagerada. Luego, empezaron a caminar hacia el centro de la isla. Los gemelos observaban todo con atención, aunque mientras que Gamzee parecía entusiasmado ante la gran cantidad de comida que había en aquella zona de la isla, saltando de manjar en manjar y devorando un poco de aquí y un poco de allá, Eezmag permanecía en silencio, como si estuviese analizando la situación.
- ¡Es un milagro! ¡Honk! ¡Un bosque lleno de comida! ¡Es un milagro! -no paraba de repetir el menor de los dos.
En ese momento, el pelirrojo dio un aviso. Gamzee ignoró por completo el tono de advertencia del hombre, que desenvainó su katana. Eezmag, por otro lado, alzó la cabeza ligeramente, posando sus ojos blancos en la nada. Una enorme serpiente, que se había mimetizado con el entorno, había intentado enganchar con su cola al hombre, y ahora se había fijado en el pequeño de los hermanos, que parecía estar completamente ajeno a su presencia, posiblemente pensando en sus cosas. La enorme áspid se lanzó a gran velocidad contra Gamzee, que estaba revolcándose en medio de una laguna de ramen.
- ¡Gamzee! -gritó el mayor de los hermanos, tensando los hilos de su boca, mientras se lanzaba contra la serpiente. El menor de los hermanos se giró, con la boca llena de salsa de soja, viendo las fauces del animal. Y saltó, con la agilidad de un mono, librándose del mordisco letal mientras extendía las manos hacia Eezmag.
Una vez en el aire, agarró a su hermano mayor por los brazos, y dio una vuelta más en el aire, propulsando a su gemelo, que terminó cayendo con ambos pies sobre la cabeza del animal. Se escuchó un siseo apagado, y el animal se retiró. Gamzee aterrizó y extendió los brazos en cruz. En el circo le habían dicho que tras terminar una pirueta había que poner los brazos en cruz. Nunca había entendido por qué, pero lo hacía igualmente.
- ¡Es un milagro! ¡Honk! ¡Un bosque lleno de comida! ¡Es un milagro! -no paraba de repetir el menor de los dos.
En ese momento, el pelirrojo dio un aviso. Gamzee ignoró por completo el tono de advertencia del hombre, que desenvainó su katana. Eezmag, por otro lado, alzó la cabeza ligeramente, posando sus ojos blancos en la nada. Una enorme serpiente, que se había mimetizado con el entorno, había intentado enganchar con su cola al hombre, y ahora se había fijado en el pequeño de los hermanos, que parecía estar completamente ajeno a su presencia, posiblemente pensando en sus cosas. La enorme áspid se lanzó a gran velocidad contra Gamzee, que estaba revolcándose en medio de una laguna de ramen.
- ¡Gamzee! -gritó el mayor de los hermanos, tensando los hilos de su boca, mientras se lanzaba contra la serpiente. El menor de los hermanos se giró, con la boca llena de salsa de soja, viendo las fauces del animal. Y saltó, con la agilidad de un mono, librándose del mordisco letal mientras extendía las manos hacia Eezmag.
Una vez en el aire, agarró a su hermano mayor por los brazos, y dio una vuelta más en el aire, propulsando a su gemelo, que terminó cayendo con ambos pies sobre la cabeza del animal. Se escuchó un siseo apagado, y el animal se retiró. Gamzee aterrizó y extendió los brazos en cruz. En el circo le habían dicho que tras terminar una pirueta había que poner los brazos en cruz. Nunca había entendido por qué, pero lo hacía igualmente.
El joven espadachín volvió a notar como algo extraño le acariciaba la pierna lentamente, así que desenfundó dos de sus aceros. La sorpresa vino cuando Zane se percató de que una serpiente de un color verdoso, con la capacidad de camuflarse con su entorno, le estaba apresando rápidamente por la pierna. Ante aquello, simplemente, empezó a dar golpes a diestro y siniestro hasta que le soltó.
Aturdido, con el corazón a punto de salirse por su boca, dio media vuelta en busca de la serpiente, cuando pudo ver ante sus ojos las dos personas más ágiles que había visto en mucho tiempo, los dos muchachos estaban mareando a la serpiente como si fuera un animal domestico, la cual acabó huyendo.
“¿De dónde han salido éstos dos? –Los miró extrañados, cuando a las espaldas de los dos extravagantes muchachos aparecía una planta con dientes. Zane, por su parte, retrasó su pierna derecha, y se impulsó en dirección a la planta con sus katanas en cruz, podándola hasta que cayó al suelo.
-¿Estáis seguros de que queréis continuar? –preguntó, envainando una de de sus katanas y apoyando la otra en su hombro. –Porque algo me dice que si no andamos con cuidado no saldremos de aquí. –Clavó la espada en la planta, que yacía en el suelo.
Aturdido, con el corazón a punto de salirse por su boca, dio media vuelta en busca de la serpiente, cuando pudo ver ante sus ojos las dos personas más ágiles que había visto en mucho tiempo, los dos muchachos estaban mareando a la serpiente como si fuera un animal domestico, la cual acabó huyendo.
“¿De dónde han salido éstos dos? –Los miró extrañados, cuando a las espaldas de los dos extravagantes muchachos aparecía una planta con dientes. Zane, por su parte, retrasó su pierna derecha, y se impulsó en dirección a la planta con sus katanas en cruz, podándola hasta que cayó al suelo.
-¿Estáis seguros de que queréis continuar? –preguntó, envainando una de de sus katanas y apoyando la otra en su hombro. –Porque algo me dice que si no andamos con cuidado no saldremos de aquí. –Clavó la espada en la planta, que yacía en el suelo.
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Gamzee sonrió de forma burlona cuando el hombre les preguntó si estaban seguros de continuar. Tras recoger un montón de ramen con una de sus mazas de malabares, enrollando los fideos alrededor de esta, empezó a caminar de nuevo, en dirección al centro de la isla, diciendo algo sobre el delicioso sabor de éstos. Eezmag miró al pelirrojo con un rostro inexpresivo, más parecido al de un muerto que al de una persona viva, y empezó a caminar tras su pequeño hermano.
Apenas un par de minutos después, los chicos llegaban a una pequeña explanada en el centro del bosque de comida. No parecía tener nada en especial, salvo tal vez su forma esférica casi perfecta. Gamzee sorbió el último de los fideos enganchados a su arma y abrió mucho los ojos, dejando escapar un largo "oooooh" de admiración ante aquel lugar sin árboles.
- ¡Mira! ¡Es enorme! -dijo, mientras señalaba con el dedo el centro del lugar, desierto también de animales.
- Mmmmm... -el hermano mayor se llevó la mano a la barbilla, frotándosela, con gesto pensativo, mientras Gamzee correteaba por el llano.
De pronto, un fuerte temblor empezó a hacer vibrar la isla por completo, como si de un terremoto se tratase, y Gamzee alzó la mirada, confuso, viendo cómo toda la tierra del lugar parecía replegarse sobre sí misma. El suelo bajo sus pies empezó a moverse a gran velocidad, y una grieta fue cobrando forma y creciendo cada vez más rápido. Parecía una especie de gigantesca boca hambrienta. El pequeño de los dos hermanos empezó a correr hacia el borde del claro, agitando los brazos por encima de su cabeza, como un desquiciado. No tardó en tropezar y caer al suelo, mientras la boca se abría tras él, amenazando con tragárselo.
Apenas un par de minutos después, los chicos llegaban a una pequeña explanada en el centro del bosque de comida. No parecía tener nada en especial, salvo tal vez su forma esférica casi perfecta. Gamzee sorbió el último de los fideos enganchados a su arma y abrió mucho los ojos, dejando escapar un largo "oooooh" de admiración ante aquel lugar sin árboles.
- ¡Mira! ¡Es enorme! -dijo, mientras señalaba con el dedo el centro del lugar, desierto también de animales.
- Mmmmm... -el hermano mayor se llevó la mano a la barbilla, frotándosela, con gesto pensativo, mientras Gamzee correteaba por el llano.
De pronto, un fuerte temblor empezó a hacer vibrar la isla por completo, como si de un terremoto se tratase, y Gamzee alzó la mirada, confuso, viendo cómo toda la tierra del lugar parecía replegarse sobre sí misma. El suelo bajo sus pies empezó a moverse a gran velocidad, y una grieta fue cobrando forma y creciendo cada vez más rápido. Parecía una especie de gigantesca boca hambrienta. El pequeño de los dos hermanos empezó a correr hacia el borde del claro, agitando los brazos por encima de su cabeza, como un desquiciado. No tardó en tropezar y caer al suelo, mientras la boca se abría tras él, amenazando con tragárselo.
Aquellos sujetos eran muy poco parlanchines para alguien como Zane, quien era dado a hablar para matar el tiempo, sin embargo, tampoco tenía muy claro que tema de conversación sacarle a los gemelos.
El pelirrojo empezó a tener dudas sobre si debía o no continuar su travesía por aquella extravagante isla, algo le decía que no, que diera media vuelta e intentara irse de la isla, mientras que otra parte de su ser le decía que siguiera hacia el centro de la isla. Sin debatirlo más, siguió tras los gemelos hasta que en poco tiempo llegaron a lo que parecía ser el centro de la isla. Aquel lugar estaba despejado de plantas y comida, algo que le resultaba inusual, ya que hasta en la costa había restos de alimentos y algún que otro helecho.
Apoyado con la katana en el hombro empezó a pasear observando una circunferencia que había en, lo que parecía ser, el epicentro de la isla. De repente, todo empezó a temblar, el cirulo empezó a abrirse y un hedor cubrió el ambiente. Todos se alejaron del lugar, con el infortunio de ver como uno de los gemelos tropezaba, cayéndose cerca de lo que parecía ser una extraña boca. Ante esto, corrió hacia donde estaba el menor de los hermanos, clavó su katana en el suelo, para evitar ser tragado y le ofreció su mano. –¡Agárrate!, -exclamó, con la esperanza de tirar de él e irse del lugar lo más rápido posible.
El pelirrojo empezó a tener dudas sobre si debía o no continuar su travesía por aquella extravagante isla, algo le decía que no, que diera media vuelta e intentara irse de la isla, mientras que otra parte de su ser le decía que siguiera hacia el centro de la isla. Sin debatirlo más, siguió tras los gemelos hasta que en poco tiempo llegaron a lo que parecía ser el centro de la isla. Aquel lugar estaba despejado de plantas y comida, algo que le resultaba inusual, ya que hasta en la costa había restos de alimentos y algún que otro helecho.
Apoyado con la katana en el hombro empezó a pasear observando una circunferencia que había en, lo que parecía ser, el epicentro de la isla. De repente, todo empezó a temblar, el cirulo empezó a abrirse y un hedor cubrió el ambiente. Todos se alejaron del lugar, con el infortunio de ver como uno de los gemelos tropezaba, cayéndose cerca de lo que parecía ser una extraña boca. Ante esto, corrió hacia donde estaba el menor de los hermanos, clavó su katana en el suelo, para evitar ser tragado y le ofreció su mano. –¡Agárrate!, -exclamó, con la esperanza de tirar de él e irse del lugar lo más rápido posible.
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Gamzee miró hacia atrás, al tiempo que las fauces se abrían de par en par y la isla continuaba cerrándose sobre sí misma como una trampa letal. El chico extendió el brazo, agarrando la mano que el pelirrojo le ofrecía. Las fauces se abrieron del todo, y el suelo bajo el chico se transformó en una caída al abismo. Gamzee quedó colgando como un muñeco de trapo, agarrado con fuerza al brazo del espadachín, pataleando inútilmente.
Mientras tanto, Eezmag se había acercado correteando hacia allí. El no ver era una tremenda desventaja para él, y el chico apenas era capaz de ver poco más que borrones y manchas en movimiento frente a él. Sin embargo, era bastante fácil para él escuchar el grito del pelirrojo. Se acercó, tropezando un par de veces debido a los temblores de tierra. Gruñó algo por lo bajo justo a tiempo de llegar al borde de las enormes fauces. Vio a su hermano patalear en el aire, mientras un hedor a descomposición mezclado con un almizcle dulzón se elevaba en el aire. Eezmag observó la oscuridad bajo su hermano, el aroma a muerte, y sonrió tristemente, lo cual unido a los hilos de su boca le daba un aspecto del todo siniestro. Se tumbó en el suelo, al lado del pelirrojo y extendió su mano para alcanzar a Gamzee. Su hermano agarró su mano.
- ¡Bro! ¡Me caigo! -gritó el hermano menor. Eezmag no dijo nada, su rostro estaba tenso, y una vena empezó a hincharse en su cuello, mientras tiraba de su hermano para sacarlo de aquella trampa. De un tirón, empezó a levantarlo en el aire, ayudándole a subir con la ayuda del hombre pelirrojo.
Mientras tanto, Eezmag se había acercado correteando hacia allí. El no ver era una tremenda desventaja para él, y el chico apenas era capaz de ver poco más que borrones y manchas en movimiento frente a él. Sin embargo, era bastante fácil para él escuchar el grito del pelirrojo. Se acercó, tropezando un par de veces debido a los temblores de tierra. Gruñó algo por lo bajo justo a tiempo de llegar al borde de las enormes fauces. Vio a su hermano patalear en el aire, mientras un hedor a descomposición mezclado con un almizcle dulzón se elevaba en el aire. Eezmag observó la oscuridad bajo su hermano, el aroma a muerte, y sonrió tristemente, lo cual unido a los hilos de su boca le daba un aspecto del todo siniestro. Se tumbó en el suelo, al lado del pelirrojo y extendió su mano para alcanzar a Gamzee. Su hermano agarró su mano.
- ¡Bro! ¡Me caigo! -gritó el hermano menor. Eezmag no dijo nada, su rostro estaba tenso, y una vena empezó a hincharse en su cuello, mientras tiraba de su hermano para sacarlo de aquella trampa. De un tirón, empezó a levantarlo en el aire, ayudándole a subir con la ayuda del hombre pelirrojo.
La situación en la que se encontraba Zane no era de su agrado, cualquier movimiento en falso y acabaría en el interior de a saber qué cosa. En unos segundos, la extraña esfera circular de aquella isla se abrió completamente. Al mirar en su interior, el pelirrojo pudo observar como multitud de dientes como cuchillos en círculo estaban bordeando lo que, como creyó antes de hacerse el héroe, era una boca.
Zane no aguantaba mucho más el peso de su compañero, ya que él, al zarandearse de un lado para otro solo hacía precipitarse más rápido al abismo de aquel asqueroso boquino. –Chavalín, deja de moverte o nos caeremos los dos espetó el joven, que se planteaba dejarlo caer y alejarse.
“Suéltalo Zane, suelta su mano –decía una voz en su cabeza, -sabes que quieres hacerlo, sangre, dolor, llanto… Te gustaría, pero no te atreves” –le dijo una parte de sí mismo a Zane, quien zarandeaba la cabeza para intentar disipar esa parte que vive dentro de él. Entonces, el otro hermano apareció, y entre ambos subieron al pequeño de los dos. El suelo seguía temblando, instintivamente huyeron del lugar, sin embargo, en mitad del camino vieron en la lejanía la silueta de algo parecido a un hombre, pero no era humano. Era un ser antropomorfo, sí, pero con rasgos de algún tipo de felino.
-Lo que faltaba, más bichos raros –murmuró el pelirrojo, parándose frente a pocos metros de aquel extraño ser. -¿Es amigo vuestro? –preguntó a los gemelos. –“Porque no me extrañaría…” –Pensó.
Zane no aguantaba mucho más el peso de su compañero, ya que él, al zarandearse de un lado para otro solo hacía precipitarse más rápido al abismo de aquel asqueroso boquino. –Chavalín, deja de moverte o nos caeremos los dos espetó el joven, que se planteaba dejarlo caer y alejarse.
“Suéltalo Zane, suelta su mano –decía una voz en su cabeza, -sabes que quieres hacerlo, sangre, dolor, llanto… Te gustaría, pero no te atreves” –le dijo una parte de sí mismo a Zane, quien zarandeaba la cabeza para intentar disipar esa parte que vive dentro de él. Entonces, el otro hermano apareció, y entre ambos subieron al pequeño de los dos. El suelo seguía temblando, instintivamente huyeron del lugar, sin embargo, en mitad del camino vieron en la lejanía la silueta de algo parecido a un hombre, pero no era humano. Era un ser antropomorfo, sí, pero con rasgos de algún tipo de felino.
-Lo que faltaba, más bichos raros –murmuró el pelirrojo, parándose frente a pocos metros de aquel extraño ser. -¿Es amigo vuestro? –preguntó a los gemelos. –“Porque no me extrañaría…” –Pensó.
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Gamzee negó con la cabeza, confuso ante la aparición de aquel extraño ser. Un moco le colgaba de la nariz de forma cómica en forma de goterón verde y pegajoso. Eezmag parecía igualmente confuso, aunque era incapaz de ver la figura. Aquel extraño ser se inclinó hacia delante mientras les parecía gruñir. Gamzee se fijó en las pintas de aquel extraño ser. Parecía un enorme híbrido entre humano y leopardo.
- Bro... ¿qué es eso? -preguntó Gamzee, mientras señalaba al animal. Eezmag negó con la cabeza-. Bueno... pues...
El pequeño de los gemelos se llevó la mano a la espalda y agarró una maza de a saber donde, empuñándola con fuerza. Su boca se torció en una sonrisa a la par siniestra y traviesa. Mientras tanto, Eezmag había sacado otra maza de dimensiones parecidas. La isla había empezado a volver a la normalidad, y ahora tenían que aprovechar para huir de aquel lugar. El animal antropomorfo rugió, desafiante. Gamzee y su hermano mayor respondieron a la provocación colocándose el primero sobre la cabeza del segundo, en una posición extraña y pintoresca.
- ¡Honk! -murmuró Gamzee.
- ¡Honk! -respondió en un susurro casi imperceptible Eezmag.
- Bro... ¿qué es eso? -preguntó Gamzee, mientras señalaba al animal. Eezmag negó con la cabeza-. Bueno... pues...
El pequeño de los gemelos se llevó la mano a la espalda y agarró una maza de a saber donde, empuñándola con fuerza. Su boca se torció en una sonrisa a la par siniestra y traviesa. Mientras tanto, Eezmag había sacado otra maza de dimensiones parecidas. La isla había empezado a volver a la normalidad, y ahora tenían que aprovechar para huir de aquel lugar. El animal antropomorfo rugió, desafiante. Gamzee y su hermano mayor respondieron a la provocación colocándose el primero sobre la cabeza del segundo, en una posición extraña y pintoresca.
- ¡Honk! -murmuró Gamzee.
- ¡Honk! -respondió en un susurro casi imperceptible Eezmag.
Ni Zane ni los gemelos sabían exactamente quién o qué era la entidad que estaba frente a ellos, sólo que a medida que la isla volvía a su estado original se veía más clara a la bestia, que resultó ser un cruce entre un humano y un guepardo. “Creo que la zoofilia y la ingeniería genética ésta llegando a niveles demasiado siniestrso” –pensó el pelirrojo, desenfundando sus dos katanas, mientras veía como uno de los muchachos se subía en la cabeza del otro. –¿Pero qué coño? –murmuró, perplejo, sin creérselo del todo.
La monstruosa bestia, cuya envergadura superaba los dos metros y medio de altura, sin contar su ancho, rugió haciendo que todo animal que se encontrara en el lugar huyera despavorida de allí.
Sin esperar ningún segundo más, cabizbajo con una katana en cada mano, apuntando hacia aquella monstruosidad, Zane corrió hacia ella a toda velocidad. En cuanto estuvo contra él, tuvo que bloquear un golpe con su katana derecha, sin embargo, pudo dar un giro hacia la izquierda y realizar un tajo ascendente hacia el hombre-guepardo, el cual gimió de dolor. Tras ello, volvió a abalanzarse sobre él realizando un tajo en cruz, para después ser enviado unos metros hacia atrás por un zarpazo.
La monstruosa bestia, cuya envergadura superaba los dos metros y medio de altura, sin contar su ancho, rugió haciendo que todo animal que se encontrara en el lugar huyera despavorida de allí.
Sin esperar ningún segundo más, cabizbajo con una katana en cada mano, apuntando hacia aquella monstruosidad, Zane corrió hacia ella a toda velocidad. En cuanto estuvo contra él, tuvo que bloquear un golpe con su katana derecha, sin embargo, pudo dar un giro hacia la izquierda y realizar un tajo ascendente hacia el hombre-guepardo, el cual gimió de dolor. Tras ello, volvió a abalanzarse sobre él realizando un tajo en cruz, para después ser enviado unos metros hacia atrás por un zarpazo.
Gamzee
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- ¡HONK! honk... ¡HONK! -Gamzee estaba empezando a impacientarse. Había dejado de lado su forma afable de ser y sonreía de una forma que rozaba lo macabro. Lamió su maza y flexionó las piernas ligeramente.
Su hermano lo agarró por los tobillos y empezó a girar sobre sí mismo. Tras unos segundos, Gamzee giraba como un trobellino sobre la cabeza de su hermano, que lo soltó de golpe, lanzándolo contra el animal en el mismo momento en que el pelirrojo volvía hacia ellos, debido a un zarpazo del animal. Gamzee volaba como un misil, girando la maza en su mano y con los ojos inyectados en sangre.
- ¡HONK, MOTHERFUCKER! -gritó mientras lanzaba un golpe en la cabeza de la criatura. El animal se cubrió con ambos brazos a una velocidad que sorprendió al chico-. ¿Honk? -la respuesta de la criatura fue moverse con una agilidad sobrenatural, inclinándose hacia atrás y dándole una patada ascendente que lanzó a volar al chico.
Eezmag no había perdido el tiempo y corría en dirección al animal, armado con su propia maza. Su rostro permanecía impertérrito pese a la situación. Gamzee cayó sobre él y ambos acabaron en el suelo. El pequeño de los hermanos sangraba por la nariz un líquido violeta. Eezmag se incorporó y le tendió la mano.
- Bro... es duro. -Gamzee le agarró la mano a su gemelo y juntos empezaron a correr hacia el animal. Eezmag se tiró hacia el suelo y Gamzee se apoyó en él para saltar hacia el animal y darle un mazazo en la boca, haciendo que se le saltase un diente con el impacto.
Su hermano lo agarró por los tobillos y empezó a girar sobre sí mismo. Tras unos segundos, Gamzee giraba como un trobellino sobre la cabeza de su hermano, que lo soltó de golpe, lanzándolo contra el animal en el mismo momento en que el pelirrojo volvía hacia ellos, debido a un zarpazo del animal. Gamzee volaba como un misil, girando la maza en su mano y con los ojos inyectados en sangre.
- ¡HONK, MOTHERFUCKER! -gritó mientras lanzaba un golpe en la cabeza de la criatura. El animal se cubrió con ambos brazos a una velocidad que sorprendió al chico-. ¿Honk? -la respuesta de la criatura fue moverse con una agilidad sobrenatural, inclinándose hacia atrás y dándole una patada ascendente que lanzó a volar al chico.
Eezmag no había perdido el tiempo y corría en dirección al animal, armado con su propia maza. Su rostro permanecía impertérrito pese a la situación. Gamzee cayó sobre él y ambos acabaron en el suelo. El pequeño de los hermanos sangraba por la nariz un líquido violeta. Eezmag se incorporó y le tendió la mano.
- Bro... es duro. -Gamzee le agarró la mano a su gemelo y juntos empezaron a correr hacia el animal. Eezmag se tiró hacia el suelo y Gamzee se apoyó en él para saltar hacia el animal y darle un mazazo en la boca, haciendo que se le saltase un diente con el impacto.
El golpe del hombre-guepardo había rasgado la ropa de Zane, quien estaba preocupado por la destreza de su rival, ya que a pesar de ser tres contra uno, el bicho había demostrado desenvolverse bien, demasiado bien para su gusto. Y por ello, tenía que dejarse de tonterías y mostrar de lo que verdaderamente es capaz, o sino jamás saldría de aquella dichosa isla. Tiempo atrás, cuando empezó a entrenarse en el arte de la espada, aprendió un estilo de combate basado en el dominio de tres katas básicas, sin embargo, la tercera, y última de ellas, a penas solo la utilizaba cuando la ocasión lo requería, y ésta era una de esas ocasiones.
Mientras que los hermanos peleaban, el pelirrojo aún seguía en el suelo contemplando a la bestia, dentro de él empezó a surgir algo que había tiempo que no sentía, la emoción por la lucha, por el combate. Con mirada de determinación y una sonrisa vacilante en el rostro, se levantó del suelo, y segundos después quitarse la parte superior de su roto atuendo con su mano derecha. Tras esto, desenfundó su tercera katana, una sakabatou, y se la puso en la boca. –“Estilo de las seis bestias: Hayabusa no Saitoru” –se dijo a sí mismo, antes de correr hacia la bestia.
Estando a menos de un metro de la criatura dejó caer su peso sobre su pie izquierdo bordeándolo hasta colocarse en un lateral, de tal manera que le propino dos tajos en el costado. Ante esto, la criatura se giró, dando la espalda a los gemelos, y dio un zarpado a Zane, quien lo bloqueo con la katnaa de su boca y la de su brazo izquierdo. En contrarrespuesta, simplemente, el espadachín clavó de manera ascendente su katana restante en el tórax del animal, girándola antes de sacarla, haciendole graves heridas internas.
Mientras que los hermanos peleaban, el pelirrojo aún seguía en el suelo contemplando a la bestia, dentro de él empezó a surgir algo que había tiempo que no sentía, la emoción por la lucha, por el combate. Con mirada de determinación y una sonrisa vacilante en el rostro, se levantó del suelo, y segundos después quitarse la parte superior de su roto atuendo con su mano derecha. Tras esto, desenfundó su tercera katana, una sakabatou, y se la puso en la boca. –“Estilo de las seis bestias: Hayabusa no Saitoru” –se dijo a sí mismo, antes de correr hacia la bestia.
Estando a menos de un metro de la criatura dejó caer su peso sobre su pie izquierdo bordeándolo hasta colocarse en un lateral, de tal manera que le propino dos tajos en el costado. Ante esto, la criatura se giró, dando la espalda a los gemelos, y dio un zarpado a Zane, quien lo bloqueo con la katnaa de su boca y la de su brazo izquierdo. En contrarrespuesta, simplemente, el espadachín clavó de manera ascendente su katana restante en el tórax del animal, girándola antes de sacarla, haciendole graves heridas internas.
Gamzee
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El conjunto de ataques de los hermanos con el espadachín había tenido como resultado el esperado: el extraño animal cayó al suelo, inconsciente o muerto. La verdad es que a Gamzee no le importaba, y tampoco es que tuviera conocimientos de veterinaria para poder dar un diagnóstico. Eezmag se llevó la mano a la boca, distraído. Algunos de sus puntos se habían roto. En silencio absoluto, sacó una aguja e hilo y empezó a coserse los labios de nuevo.
- ¡Woah! -gritó el menor de los hermanos-. ¡Ha sido milagroso! ¡Primero fue como fuaaaa! ¡Y luego bum! ¡Y pam-pam-pam! ¡Honk! -el chico estaba entusiasmado con aquel pequeño combate. Miró al animal de cerca con una sonrisa bobalicona y luego se giró hacia su hermano-. Hey, bro...
- ¿Mmmm? -preguntó el otro, con aire distante mientras seguía con su minuciosa tarea, mirando a su pequeño gemelo.
- ¡Creo que tendríamos que salir de la isla antes de que lleguen los hombres de blanco! -le gritó Gamzee, con los ojos muy abiertos. Eezmag asintió con lentitud y parsimonia, antes de levantarse del suelo y guardar hilo y aguja. Conforme con los nuevos puntos, empezó a caminar hacia el borde de la isla.
- No nos queda nada aquí. -murmuró, mientras dejaba atrás el ahora cerrado agujero que hacía de fauces devoradoras. La idea ahora era llegar al borde de la isla y buscar una forma de largarse.
- ¡Woah! -gritó el menor de los hermanos-. ¡Ha sido milagroso! ¡Primero fue como fuaaaa! ¡Y luego bum! ¡Y pam-pam-pam! ¡Honk! -el chico estaba entusiasmado con aquel pequeño combate. Miró al animal de cerca con una sonrisa bobalicona y luego se giró hacia su hermano-. Hey, bro...
- ¿Mmmm? -preguntó el otro, con aire distante mientras seguía con su minuciosa tarea, mirando a su pequeño gemelo.
- ¡Creo que tendríamos que salir de la isla antes de que lleguen los hombres de blanco! -le gritó Gamzee, con los ojos muy abiertos. Eezmag asintió con lentitud y parsimonia, antes de levantarse del suelo y guardar hilo y aguja. Conforme con los nuevos puntos, empezó a caminar hacia el borde de la isla.
- No nos queda nada aquí. -murmuró, mientras dejaba atrás el ahora cerrado agujero que hacía de fauces devoradoras. La idea ahora era llegar al borde de la isla y buscar una forma de largarse.
La combinación de golpes del pelirrojo junto a los gemelos saltimbanquis resultaron efectivos para derrotar a la bestia que yacía en el suelo, desangrándose. Tras ello, el camino a la costa tuvo pocos contratiempos en comparación a días atrás, Zane supuso que era por haber derrotado a aquel animal, la cual podría ser el sujeto alfa de la isla, porque otra explicación no encontró.
Nada más llegar a la costa, se despidió de los gemelos y le dio algo de regaliz al pequeño de ellos, ya que le gustó. Mientras se perdían en la lejanía, Zane cogió provisiones, agua dulce y se embarcó de nuevo para volver a su querido archipiélago.
Nada más llegar a la costa, se despidió de los gemelos y le dio algo de regaliz al pequeño de ellos, ya que le gustó. Mientras se perdían en la lejanía, Zane cogió provisiones, agua dulce y se embarcó de nuevo para volver a su querido archipiélago.
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