Que problemático es el destino a veces. [Privado-Pasado] (Max & Necro)

Aquel día estaba recolectando varias plantas que me servirían como ingredientes para medicinas, no es que las necesitaba pero era mejor ser precavido. Lamentablemente, y aunque me hubiera gustado, el lobo no me había acompañado en esa preciosa tarde; pues al parecer era más emocionante tomarse una siesta de quince horas. Sin embargo Kuroten ya era así, a veces juguetón y en otras oportunidades demasiado sumiso, con aquellas cosas en mente hasta incluso pensaba que era mejor que no viniese. “Apuesto a que se hubiera comido todas las plantas antes de poder utilizarlas" era lo que pasaba por mi cabeza mientras seguía caminando por el bosque “este” de la isla, aunque en ocasiones me tomaba por perdido.

-Me pregunto que abra en el centro de la isla. (Murmuraba para mí al recordar lo que me habían dicho los habitantes de la isla)

Era cierto, al llegar en un barco pesquero los ciudadanos me advirtieron que nunca me adentrase al bosque del centro de la isla, según todos ellos en esos lugares habitan “demonios” o algo parecido. La principal duda era si esos dichosos seres existían en verdad, o si solamente era una mentira para ocultar algo en especial; como un tesoro. Como todo buen pirata la palabra “dinero” me hacia rezumbar los oídos, teniendo de forma inmediata las ganas de conseguirlo y vivir, una vez más, una pequeña aventura. No importaba que hiciera aquel pensamiento no salía de mi cabeza, se podría decir que mi sangre aventurera no me lo permitía, o también sería posible decir que era demasiado tacaño como para evitar un tesoro. Sea cual sea la razón era algo molesto tener aquella idea en mi cerebrito todo el tiempo.

Sin más nada que hacer empecé a caminar por el bosque sin un rumbo aparente, atento por si encontraba alguna especie de planta para las medicinas.

La cosa ciertamente era un poco confusa y complicada, sobre todo el modo en que había llegado hasta ese lugar: dormido en un bote que iba a la deriva, sin importarme mucho el hecho de que ya no podía nadar más.
Una gran ola me arrojó contra la arena de ese lugar, haciendo que de inmediato me reincorporara y viera donde estaba.
-Ummm... ¿donde estaré?-me dije mientras me adentraba más y más hacia el interior de la isla para ver si lograba encontrar algo.
En un momento me vi rodeado de una especie de bosque selvático o selva boscosa, en la cual había enormes árboles, arbustos raros por doquier y algunos animales salvajes que no se veían pero se escuchaban rugir y hacer sus sonidos en lo profundo de la vegetación.
Tras avanzar un poco vi en el suelo un esqueleto frente a un cartel de madera que decía: No entrar, peligro con las bestias.
Al leer esto analicé el esqueleto, el cual tenía un sable que tomé, algunos arañazos fuertemente marcados en sus costillas y cráneo y un pincel con el que había escrito el cartel. Casi reconfortante.
Decidí avanzar para ver si encontraba a algo o alguien, cuando me pareció ver a una persona a lo lejos, la cual parecía que hacía algo con las plantas. Tal vez no era lo mejor, pero en ese momento al verme solo en medio de una zona desconocida decidí acercarme a saludar. Quien sabe, a lo mejor estaba a punto de nacer una aventura.

Aquella situación no podía ponerse mejor, pues al parecer me encontraba… ¿perdido? Era algo normal en lugares tan laberínticos como esos. Hasta incluso me preguntaba por esos raros caminos que iban hacia cualquier dirección sin ningún sentido, era evidente que el paso del tiempo no pasaba en vano. Aunque recorrer esas hectáreas selváticas no es un gran problema para mi, era de igual forma molesto el no saber el camino de regreso; o seguir un sendero hacia la nada. “Esto me ocurre por despistado”, pensé algo cansado de buscar unas cuantas plantas específicas, ya había recolectado suficiente y por lo tanto me era irrelevante seguir con la búsqueda. Tan solo debía de descubrir como volver y sinceramente no creía que fuera tan difícil hacerlo, después de todo no era un bosque tan amplio y grande.

-Tendré que subirme a un árbol para ver a más altura. (Dije con un tono lento y poco entusiasmado)

Tener que escalar un peligroso árbol a una igual de insegura altura era algo que tenía tiempo desde la última vez, pero creía en mis habilidades así que no me detendría. Luego, y sin esperarlo, vi a una persona en los alrededores. “Vaya, no creía que hubieran más gente por aquí”, y es que este lugar no era muy bueno para acampar con el ambiente que había, al menos no para mí. De lejos aquel sujeto parecía buena gente, pero no debía de dejarme engañar con las apariencias por lo que nunca deje de sostener a Ryuu, mi fiel katana. Eso sí el tío era bastante alto, deseaba profundamente que no fuera una de esas molestas personas que traían el caos por donde pasaban, al fin y al cabo estar con alguien agradable era bastante mejor y reconfortante.

-Hola. Lo siento por preguntar tan de repente pero, ¿tú también estas un poco perdido? (Tenía algo de temor a admitir mi obvia ingenuidad al perderme mientras saludaba amigablemente)

Siempre dicen que la primera impresión es lo que cuenta, y la verdad es que es un buen consejo, mucho más en un mundo como ese en donde la muerte ronda en todas partes…y aun peor cuando eres un criminal.

Aunque el sujeto frente a mi parecía un poco desconfiado, lucía mucho más amigable que muchos de los que me había topado antes. Me preguntó si también estaba un poco perdido, cosa que me hacía pensar que esa isla no era un muy buen lugar donde vagar libremente debido a la falta de referencias.
-De hecho, como siempre dejé que los vientos del mar me llevaran y acabé en este lugar, tuve suerte de no volcar o seguro hubiera muerto- le contesté mientras alejaba mis manos de mis armas.
Por alguna razón, él lucía menos perdido que yo, quizás por que sabría manejarse mejor que yo o porque tenía más experiencia en exploración pero de cualquier modo era mejor estar con alguien.
-No es por nada pero esos carteles que andan por ahí junto a los cuerpos de sus pintores indican que hay peligros ¿sabes algo al respecto?- le pregunté mientras me acercaba a darle la mano- Por cierto mi nombre es Jack O´ aunque puedes decirme Jacko.

Intenté iniciar algún tipo de conversación con él para saber si realmente era de confianza y si era bueno sobreviviendo, cuando el rugido de algún tipo de criatura sonó desde algún lugar que no sabría reconocer. Sin embargo, mi percepción de las cosas muertas me indicaba que este lugar era una zona peligrosa debido a todos los huesos esparcidos entre la vegetación y los que yacían bajo el suelo. Otros sonidos más, algunos lejanos y otros más cerca indicaban que esta zona posiblemente pronto dejaría de ser tan tranquila como hasta ese momento había sido.

Aquel hombre parecía que también estaba perdido, o al menos eso podía notarse. Cuando el contrario alejo sus manos de sus armas yo hice lo mismo, no tenía ganas de combatir contra alguien que no conocía y que además no olía a mala persona. Si logre entender bien sus palabras entonces estaba claro que él había llegado muy recientemente a ese bosque que, desesperadamente, esperaba que no fuera el centro de la isla; el hogar del famosísimo demonio. De repente aquel muchacho empezó a hablarme de nuevo, esta vez menciono sobre una especia de aviso que había sido pintado por alguien cuyos huesos ahora estaban en la tierra…algo muy típico en cuentos de terror.

-Yo soy Max, un gusto Jacko. Y muy posiblemente se refiera a los supuestos “demonios” que habitan estos lares. (Le respondí a su saludo estrechándole la mano) –Demonios, ¿eso significa que estamos en el bosque central de la isla? (Lance una pregunta retorica mientras lanzaba un suspiro)

Lo que más temía era lo que se había hecho realidad, era cierto que no creía tanto en esos seres pero tampoco quería demostrar esa teoría. De pronto y haciéndome saltar de la sorpresa se escucharon varios sonidos extraños a la lejanía, algunos parecían rugidos o gritos de agonía de algún animal. Aquellos ruidos daban mala espina, mucho más aun con esa leyenda andando por los alrededores, sin mencionar del aviso del peligro que había dicho Jacko. “No creo que haya algo mejor que hacer” pensé después de darle vueltas y vueltas a la idea de averiguar de dónde venían los sonidos, y de paso recoger alguna que otra planta medicinal si es que encuentro.

-¿Te apetece acompañarme para averiguar qué rayos fue eso? (Le pregunte al tal Jack O´ invitándolo directamente)

"¿Demonios?" pensé mientras recordaba algo sobre una isla donde se rumoreaba que habitaban demonios. No sabía exactamente de que isla se trataba pero según sus experiencias leyendo cuentos e historias fantásticas, donde había grandes bestias o demonios normalmente había algo de valor.
-¿Sabes?- le dije mientras caminábamos a averiguar el sonido de hace unos momentos- por experiencia se que donde hay animales raros o bestias hay algo de valor o cuando menos muy importante ¿te interesaría averiguarlo?, además, si hay enemigos podría significar que vamos por buen camino.
Tal vez sonaba muy confiado pero por dentro aún sentía esa sensación de ser observado desde lejos y que la muerte andaba cerca. Podía detectar también cuerpos recientes de animales menores en las cercanías pero podría deberse a la naturaleza de la selva de comer o ser comido. Habíamos avanzado un tramo hacia donde se había originado aquel sonido, cuando decidí detenerme para volver a usar mi habilidad. Definitivamente frente a nosotros había un cadáver reciente y no el de un ser pequeño.
-Quizás tengamos algún tipo de problema más adelante, por si acaso estate preparado- dije con una mezcla entre ansiedad y desconfianza mientras continuaba avanzando lentamente hacia la fuente de nuestro interés.

-Si hay un tesoro entonces valdrá la pena averiguarlo. (Dije mientras caminaba junto a Jacko)

No sabría con que podríamos toparnos, pero rezaba para que no fuera con un demonio de seis cabezas o algo parecido. Sin embargo me preparaba para lo que sea que encuentre, necesitaba estar alerta como me lo había sugerido mi actual y nuevo compañero. Al principio empecé a pensar como era que el hombre creía en la posibilidad de un peligro inminente, pero más tarde no le di mucho importancia pues lo más seguro era que tuviera algún tipo de habilidad o poder que le permitiese saberlo. En ocasiones podías encontrar personas realmente interesantes, como también extrañas y a veces especiales. Pero por qué pensar en aquello mientras estábamos de camino a un peligro potencial era algo inapropiado y bastante tonto en mi opinión, así que simplemente preste más atención al momento actual.

En un momento de desconfianza total decidí activar mi haki de observación, y aunque era leve, pude notar unas pequeñas presencias delante de nosotros, tan cerca que no pude evitar agacharme un poco a lo que caminaba más lento para producir menos ruido. Aprovechando de que aquellas “presencias” no nos habían visto me oculte en un arbusto, para poder ver mejor sin la necesidad de saltar como un frenético entusiasta de la muerte. Por suerte para mi, un hombre con experiencia en los bosques, logre desenvolverme con facilidad en la naturaleza y pude ver con relativa facilidad lo que podía sentir del otro lado. Lo que logre vislumbrar fue a un hombre ensangrentado en el suelo, era más que probable que estuviera muerto pues no lograba sentir ninguna “voz” en él. Pero lo más interesante de esa vista era que unos cuantos sujetos vestidos de una forma muy poco formal estaban en el lugar del crimen, parecían reírse mientras algunos fumaban. “El clásico asesinato en medio del bosque” pensé mientras intentaba no distraerme.

De pronto los hombres con pintas raras empezaron a marchar a lo más profundo de la naturaleza, tuve que pensar rápido y al final esperaba no tomar la decisión equivocada.

-Dividámonos, mientras yo los sigo tu puedes encargarte del cadáver, investígalo; averigua todo lo que él sabía antes de morir. No te preocupes, trazare el camino para que puedas seguirme al rato. (Termine de hablar con una sonrisa de despedida esperando que haya tomado la elección correcta)

Los desgraciados caminaban rápido, así que debía de apresurarme con esas “señales” dedicadas a Jacko para que lograse encontrarme después de analizar, si es que puede, el cadáver de hace rato.

Desde los arbustos logramos ver que unas personas habían sido los responsables del cadáver reciente, por lo que no dudé en hacer caso a mi compañero cuando dijo que analizara el cuerpo mientras él intentaba seguirlos. Coloqué mis manos sobre su torso cubierto de sangre mientras canalizaba mi energía verde en su interior, sin embargo, no podía encontrar la causa de la muerte. Decidí concentrarme y acceder a mi forma liche, que ya controlaba un poco más, y hacer uso de mi detección de muerte dentro del cuerpo. Finalmente decidí hacer uso de mis conocimientos de medicina para apoyarme. Parecía que algo le había carcomido por dentro pero eso no fue la causa de su muerte, sino los golpes posteriores que había recibido. Esculqué sus ropas sin encontrar más cosas de valor que una daga y una vieja llave de acero.
Saqué mis espadas y me escabullí siguiendo el rastro de mi compañero, los cuales eran claros en la maleza. Sin embargo, no solo tenía que apoyarme de nuevo en mi detección de muerte, sino en mis oidos y en mis ojos y cuando finalmente escuché a alguien corriendo fui velozmente a alcanzarle.
-Fue asesinado- dije en voz baja, recapitulando- lo envenenaron y luego lo mataron.
Poco a poco las vegetación cada vez más espesa me indicó que nos estábamos metiendo más y más dentro de la isla.
De pronto, el olor a algo cocinándose me llegó como si en algún lugar cercano estuvieran asando un cerdo o algo así.
-¿No se suponía que este lugar estaba abandonado?- dije en voz baja pero luego pensé lo más obvio "o eso nos quieren hacer creer". De nuevo pude detectar cuerpos cercanos, quizás incluso el del mismo cerdo, pero muchos más cerca de él. Quizás la llave serviría para algo.

Jacko había terminado su trabajo más rápido de lo que pensé, posiblemente tendrá alguna cualidad que le permita saber bastante sobre cadáveres o algo parecido; después de todo eran solo especulaciones. Sin embargo le tome más importancia a la forma en que murió aquel hombre y a esa misteriosa llave que traía con él, al igual que mi compañero estaba bastante interesado en averiguar qué es lo que abre. Y mientras analizábamos toda esa información, pude notar un olor a carne quemándose, al mismo tiempo que los sujetos a los que seguíamos se desviaron del camino que estaban tomando y se dirigieron hacia el ya mencionado olor extraño. “Esto no puede ser mas sospechoso” fue lo que pensé mientras seguía tratando de no hacer ruido. Hubo un momento en el que esos hombres desaparecieron en la arboleda y en los arbustos, para cuando me acerque lo suficiente empecé a escuchar a varias personas hablar.

-No hagas mucho ruido, podríamos estar en un lugar lleno de bandidos. (Susurre para Jacko mientras intentaba poder ver lo que estaba más allá de lo que podía vislumbrar a simple vista)

Fue cuestión de tiempo para terminar logrando ver lo que ya hacía en el otro lado de los arbustos y árboles. Una gran hoguera se encontraba en el centro de lo que parcia ser un campamento, en el se estaba cocinando un gran cerdo; y alrededor podían verse a una elevada cantidad de hombres y mujeres vestidos de una forma igual a los que habíamos seguido. De entre todos los presentes uno en particular, el que iba mejor vestido, se coloco en medio de todos y al pararse en lo que parecía ser una mesa de… ¿picnics? Empezó a llamar la atención de los demás para luego hablar. –Todos sabemos por qué estamos aquí, todos anhelamos encontrar un tesoro capas de bañarnos en oro a cada uno de nosotros y aun así no terminarse. Los he invitado a todos ustedes, bandidos de sangre, a ayudarme a encontrar el tesoro que ocultan tan celosamente el pueblo pesquero de esta miserable isla…hasta incluso inventaron una leyenda absurda para intimidar a cualquiera, pero nosotros no somos tan estúpidos como para caer en sus trampas. ¡Haremos de esta nuestra isla y nos volveremos ricos!- Al final del discurso todos empezaron gritar la palabra “Riven”.

-Vaya mierda de lugar. (Mencione sin alzar la voz demasiado) –Odio cuando tengo razón, es un campamento de bandidos, muy posiblemente hayan pensado lo mismo que nosotros... Aunque la diferencia es que niegan completamente la existencia de los tales demonios. (Fue lo que le dije a Jacko mientras intentaba oír algo mas)

Habían bastantes banidos, lo más seguro era esperar ahí y lograr encontrar un punto débil para escabullirnos en el interior. Muy probablemente tengan, como todo cualquier grupo de delincuentes, un tesoro por alguna parte del campamento. Lo que más me intereso fue aquella tienda verdaderamente enorme, en la que ese hombre que había dicho el anterior discurso entro.

Parecía que no había forma de entrar en aquel campamento. Parecía impenetrable y la idea de combatir directamente también llevaba a la idea de morir atrozmente. Que emocionante.
Por unos segundos estuve pensando en alguna forma de distraer a esa gente, hasta que me di cuenta de que el secreto estaba en lo que comían. Detecté a los que podrían parecer más peligrosos y luego con mi detección de muerte me conecté con la carne en sus entrañas.
-Tal vez esto te asuste, pero es necesario. Quiero que cuando haya un caos puedas infiltrarte en ese lugar- le dije a mi compañero mientras me concentraba.
De pronto, la comida que estaban mascando se regresó por su tracto hasta atascarse en sus gargantas, atorándose con los cachos de hueso que tenían los cortes de cerdo. Se hizo un verdadero caos. Algunos tomaron sus cuchillos para intentar sacarse la masa y respirar, otros se tiraron al suelo a retorcerse y unos cuantos más forcejearon hasta lograr escupir el bocado. Cambié mi control hacia los animales que tenían a un lado, esperando su turno en la fogata, para hacerlos bailar y arremeter contra ellos. Ni su ataque ni su gracia era mucha, pero el terror que causó en ellos hizo que muchos huyeran despavoridos mientras que otros, los que pudieron haberles destruido y descubrir la farza, estaban asfixiados. De pronto, sucedió lo que esperaba. En cuanto salieron algunos encapuchados más de la tienda,ordené a esas criaturas, como última órden, huir a toda prisa por la selva hasta que su energía se acabase, alejando lo más posible a los guardias.
-No es agradable pero funcionó- dije en voz baja a mi comapañero- ahora intentemos escabullirlos con cuidado, aún pueden haber varios de ellos por allí. No había notado que ahora mismo parecía un cadáver viviente con la piel sumamente pálida, el cabello grisáceo, ojeras marcadas y cuerpo más flaco. Quizás en esa tienda estaría el mapa o un cofre, pero ahora importaba llegar a tiempo. Por si las dudas, no quitaría mi atención de la carne y sus trozos despedigados por el suelo ya que ellos me ayudarían en caso de emboscada.

Al principio no entendía bien lo que quería decir Jacko, después de unos minutos la mayoría de los bandidos empezaron a retorcerse y actuar de forma extraña, como si se estuvieran sofocando. Me di cuenta de que realmente se estaban ahogando al presenciar cómo algunos intentaban lo imposible por respirar, fue solo suerte que ninguno de ellos se haya cortado el cuello en busca de aire. Pero sin dudas lo más extraño fue ver a aquellos animales muertos moverse, ¿o tal vez no estaban muertos? Tenían bastante sangre y algunas heridas fatales por lo que “vivo” no sería la palabra adecuada para ellos, sin mencionar que esos movimientos no eran del todo…normales. Parecía un espectáculo de un circo, algo que no espera ver en esta mañana cuando desayunaba tranquilamente.

-Dime que esto es una broma. (Respondí ante todo esa escena con un tono de estupefacción)

Al final, segundos más tarde de que esos animales escaparan hacia el bosque, unas palabras de mi compañero me puso a pensar en la posibilidad de que él había sido el responsable de todo eso. Pero si lo que sospechaba era cierto entonces tendría a mi lado a un usuario de una akuma no mí…una muy extraña, y un poco desagradable. Sin embargo, olvidándome de lo bizarro que fue ver aquello, me dispuse a hacer caso al momento e intentar adentrarme al campamento enemigo, más específicamente en la tienda de acampar mas grande. No fue tan difícil ir con cautela en aquel lugar, la mayoría de los bandidos habían sido neutralizados por lo que era sencillo pasar desapercibido. Intente no llamar tanto la atención para poder tener el factor “sorpresa” ante los enemigos que esperaba enfrentar. Y para mi sorpresa en el interior del lugar al que pensaba que me encontraría con ese tal “Riven” estaba completamente sin rastro de ningún alma. Solamente se podía alcanzar a ver una gran mesa en el centro, en donde parecían haber planos y mapas de la isla, lo más lógico fue pensar que habría un mapa del tesoro o algo parecido pero no fue así.

-Toma todo lo que tenga valor y que pueda caber en tus bolsillos. (Le murmure a Jacko que esperaba que me haya seguido hasta allí)

Monedas, billetes, joyerías, lo básico que alguien robaría por su valor y eficiente tamaño. Aunque lo que más llamo mi atención fueron esas pisadas bien marcadas en la tierra que se dirigían a la salida trasera del campamento, esas personas tenían pies muy grandes. “Tal vez nos lleven a alguna parte” me dije a mi mismo mientras pensaba en las posibilidades.

-¿Crees que sería una buena idea seguirlos? Después de todo no tenemos mucho más que hacer aquí. (Pregunte ante la duda de tomar como guía aquellas huellas)

Sin pensármelo dos veces, me apresuré a coger todas las joyas que pude de aquella mesa. No estaba seguro de dónde venían pero estaba casi convencido que había más de donde habían venido éstas. Llené los bolsillos de mi gabardina, los de mi pantalón y llené mis brazos de brazaletes y cadenas de oro con joyas. Sin embargo, mientras cogía las joyas y mi compañero dudada si seguir o no a aquellos bandidos, noté que habían roto algunos mapas de la isla y los habían dejado tirados.
"Seguro pensaron que se trataba de la emboscada de un grupo rival por lo que abandonaron al resto y huyeron"- pensé-"eso podría significar dos cosas: la primera era que esos ya sabían muy bien donde estaba el tesoro y la segunda era que posiblemente no fueran los únicos que lo buscaban en ese momento".
A lo que mi compañero preguntó, yo respondí con una sonrisa: "Me parece que aún hay más de donde vino esto".
-Debemos tener cuidado, seguro que este mapa, destruido pero legible, nos indica a dónde fueron los que escaparon y esta llave es la clave- le dije mientras salía del lugar.
En el momento en que salía de la tienda de campaña, logré esquivar una botella de vidrio vacia que se dirigía hacia mí.
-Maldito ¿han sido ustedes los que hicieron esto?- gruñó uno de los bandidos menores, el cual había regresado con unos pocos de sus compañeros. Saqué mis dos sables y los alzé sobre mis hombros con el filo hacia adelante, opté por mi forma de liche, la cual no sólo incrementaba mis capacidades físicas sino que provocaba una sorpresa ante quienes no la conocieran. Me lancé sobre el más cercano, cerrando mis sables como tijeras sobre su torso, dejándolo fuera de combate y con una terrible herida. Otro se me acercó a atacarme pero con mi técnica "hoja mutante" pude neutralizar su ataque y contraatacar con el otro sable. No eran muchos y posiblemente tuvieran más información sobre el paradero del tesoro.
-¿Que dices?- le dije a mi comapañero mientras me colocaba mi máscara de calavera- sigue a "Riven" o como se llame mientras yo me encargo de ellos, tan sólo lleva contigo un pedazo de carne o de hueso para que me sea más fácil encontrarte más tarde.
Tampoco podía perder mucho tiempo ya que, muy posiblemente, el lugar no sería seguro por mucho tiempo.

Al parecer Jacko había encontrado en el suelo varios mapas casi destruidos, según el aun estaban en condiciones para poder usarlos y encontrar lo que sea que estuvieran buscando esos bandidos. Su intuición no era mala, aunque las opciones eran limitadas pues mercenarios como estos no solían ser muy inteligente que digamos. Aun así y con la ventaja del factor sorpresa no me sentía del todo a gusto en aquel lugar, como lo había dicho mi compañero, podrían haber más de estos tipos allí afuera y al ver el desorden que se provoco en el campamento no sería una buena noticia para ellos. Pude escuchar como unos cabreados bandidos intentaban agredir a Jacko como también a mí al acompañarlo a las afueras de la tienda de acampar. Él se encargaría de esos estorbos, mientras que yo me limitaría a seguir a los que escaparon, o al menos ese era el plan.

-Jacko, dame esa llave, la llevare por si la necesito más tarde. (No estaba seguro si lograría encontrar lo que sea que abra esa llave, pero era mejor prevenir que lamentar)

Independientemente de si me haya dado la llave o no, empecé a correr en dirección a las huellas de esas normes pisadas, sin antes claro tomar un hueso del suelo por petición de mi nuevo colega. Transcurrido un tiempo deje de correr y simplemente caminaba de forma tranquila, no quería que me descubriesen o que cayese en alguna trampa, simplemente todo era muy sospecho ante mis ojos. Pero después de unos minutos intentando encontrar algo con haki de observación, pude percibir a cuatro tíos; dos de ellos sumamente perturbadores, y uno de esos dos era ese de aquel discurso tan pobre en el campamento anterior. El otro que lo acompañaba era hasta incluso más extraño, vistiendo de forma casi cómica con ese sombrero extravagante, pero lo que más me llamo la atención fue lo que estaban escavando en el suelo. “Esto se pone cada vez mejor” pensé con bastante sarcasmo mientras intentaba acercarme más para poder ver mejor.

De repente y casi matándome del susto dos fortachones sin camisa me atraparon desde atrás, tomándome por los brazos. Intentaba forcejear para zafarme a lo que escuchaba aplausos que se acercaban. –Bravo, bravo. ¿Creías de verdad que sería tan simple? Una cabeza tan vacía como la tuya es fácil de impresionar con la más mínima estrategia. Espero que disfrutes tu estancia en nuestros lujosos aposentos mientras nosotros, Riven y Foll, nos hagamos con un gran tesoro- El desgraciado me había dado otro pequeño discurso, y gratis. Después de que ordenara que esos sudorosos fortachones me guiaran hasta mi nuevo hogar, empezaron a sacar todas las joyas y dinero que había robado hace no más de diez minutos. Para terminar echado en una celda mugrienta junto a una mujer que parecía dormir. “Mierda” fue la palabra que paso por mi cabeza sin la necesidad de salir por mi boca, debía de salir de esa celda y pronto.

-Espero que Jacko haya descubierto algo interesante con esos bandidos. (Dije mientras me recostaba en el lodo de ese lujoso pedazo de mierda de lugar)

No parecían ser gente muy fuerte, ya que los más fuertes se habían cortado el cuello en un intento de respirar y los que habían regresado eran los que habían huido aterrados.
-Bien, toma la llave- le dije a mi comapñero- nos veremos más tarde.
Dos malhechores me atacaron al mismo tiempo, usando cadenas como armas, pero mi estilo de hoja mutante logró neutralizar ambos ataques para posteriormente contraatacar. De los diez ya había neutralizado a cuatro. Los seis restantes me rodearon e intentaron atacar, pero con agilidad logré saltar y subir a un árbol lo suficientemente rápido como para que no me alcanzaran.
-Derriben ese árbol- gruñó uno de los bandidos, pero no se habían percatado de lo que tenían detrás. Huesos arremolinados entre sí y carne amorfa conformaban un macabro ser que se arrastraba por el suelo. No medía más de tres metros y hacía un peculiar sonido al moverse toda esa masa. Le ordené atacar con su tosco cuerpo lleno de huesos y espinas. Esa bestia estaba hecha con los cuerpos de los que habían muerto asfixiados. Después de unos breves minutos de gritos de horror y combate, otros tres sujetos murieron y los otros estaban mal heridos.
Me lanzé del árbol mientras volvía a hacer mi ataque "verdugo xibalbá", usando mis sables como tijeras para cortar la espalda a otro de ellos. Otro se tiró al suelo rendido y otro más estaba paralizado, superado por la situación.
-Quiero que me digas algo- dije viéndolo fijamente con mi rostro cadavérico-¿donde está tu líder y donde está el tesoro?
Al principio aquel sujeto no podía más que tartamuudear, pero pronto pudo hablar.
-No nos dijeron donde se encuentra el tesoro, pero nuestros superiores tienen una base en el norte- me dijo temeroso.
-Dime como llegar- le ordené. Antes de partir, dí el golpe de gracia a aquel que yacía paralizado en el suelo y luego ordené a cinco de sus hombres caidos levantarse y seguirnos.
-Ahora me guiarás y me dirás dónde están- le dije- no querrás acabar como esa bestia que los atacó hace rato.
Con los cadáveres por delante, logré activar algunas trampas como flechas venenosas, cuerdas que se ataban al pie y te dejaban colgado, trampas para oso y un mecanismo que disparaba cuando pisabans una cuerda. Pronto llegué a ver una gran cabaña de madera rodeada de árboles, maleza y enredaderas en donde se veían unos hombres en la puerta haciendo escolta y unas luces encendidas en la parte superior. Me deshice del sujeto, busqué en sus ropas algo que me ayudara a entrar, encontrando una llave pequeña y una bengala.
Procurando no ser visto, rodeé el lugar y me introduje por la parte posterior, cuyo punico acceso era una vieja ventana hacia un sótano abandonado. En ese lugar había armas y artefactos como brújulas, log poses y esas cosas. Escuché un ruido de gente que hablaba y que movían muebles, pero me llamó la atención una voz familiar. Usé mi habilidad para detectar lo muerto y fue cuando vi el huesito que le pedí a mi compañero llevar consigo.
-Lo han atrapado- pensé- esa gente debe ser fuerte, debo usar la cabeza.
Por unos momentos pensé y pensé hasta que logró pasar por mi mente una jugada.
Ordené a los cuerpos que aún me seguían atacar y hacer alboroto, les entregué algunas armas y a uno le di las bengalas para que causara confusión.
Tras un par de minutos esperando en silencio, escuché a los guardias discutir con sus "compañeros" al principio pero pronto comenzó el ataque. El disparo de la bengala lejos de dar contra alguien fue lanzado directo al cielo, ahora su posición estaba revelada y sabían que el lugar no era seguro. Cuando volví a escuchar cómo los de adentro de la cabaña salían a ver lo que sucedía, abrí la puerta del sótano y me escabullí en busca de mi comapñero. Definitivamente estaba muy lejos de hacerles frente y dos cabezas pensaban mejor que una.

Respiraba hondo con y despacio con la esperanza de poder pensar mejor y lograr tener una idea algo decente. Haber sido atrapado de esa forma fue un poco estúpido, sin embargo crear una escena en frente de muchos enemigos era algo aun más peligroso. No podía saber cuántos de ellos habría allá afuera, debía de planear primero mi huida de esa celda mugrienta, aunque no esperaba que fuese tan difícil pues podía notarse en los barrotes la oxidación y desgaste. Así que sin más preámbulo empecé analizar esa porquería por si encontraba algún punto crítico para poder romper, fue en ese momento cuando entonces la mujer que antes parecía dormir empezó a hablar. –Hay guardias que comentan que un campamento no muy lejos de aquí había sido atacado, ¿no abras sido tu verdad? Me hubiera gustado participar también- La voz de la mujer era lenta y bastante tranquila.

-La verdad es algo complicado… ¿Y tu quien eres? (La muchacha tenía una apariencia bastante joven)

Sus ojos carmesí y cabello rubio resaltaban poco con la poca luz que iluminaba el lugar, si fuera de noche ahí no podría verse ni nuestras propias narices. –Me llamo Lucien, solo soy una de varias personas que fueron capturadas por Riven y ese loco de Foll. Si vas contra ellos te aconsejo liberar primero a sus prisioneros, seguro que te ayudan- Debía de ser cuidadoso, confiar en alguien que recién conociste es algo peligroso aunque ella sonaba bastante confiable. Lo que ella decía tenía sentido y muy probablemente tuviéramos algo de ventaja con mas aliados, aunque el problema era salir de la actual celda. Entonces me acorde de la llave que me había dado Jacko anteriormente, tenía un color de oxidación igual a la jaula en donde estábamos y no perdía nada en intentarlo. Metí la llave en la cerradura y con unos cuentos movimientos se provoco un sonido seco, para después romperse la llave. Era perfecto, se había roto por su gran desgaste, aunque luego de eso la puerta se abrió lentamente.

No pude sacarme el rostro de estupefacción al ver tal escena sacada de una historia de comedia, hasta que la mujer que me acompañaba en la celda salió por la puerta. -¿Te quedaras aquí? Sera mejor moverse rápido si queremos tener oportunidad contra ellos- Su palabras eran firmes y decididas, no parecía una mujer débil y no quería averiguarlo por las malas. De repente unos ruidos extraños se escuchaban de afuera, algo estaba haciendo un escándalo y hasta casi podría adivinar al causante. “¿Divirtiéndote?” Fue lo que pensé en ese momento mientras ayudaba a la mujer a abrir las demás celdas con hombres forajidos. A medida que pasaba el tiempo mas gente se unía a la “causa”, con el fin de matar, derrotar, encarcelar a Riven y sus aliados, o escapar; había varios deseos para cada persona. –¿Y? Cuéntame, que te trae por aquí chico- Un viejo simpático me había entablado una conversación mientras la mayoría de la gente se armaban con espadas y pistolas. “¿Quién rayos pone una cantidad de armamento a un lado de una cárcel improvisada?” Y es que era algo estúpido desde mi punto de vista.

-Al principio solo buscaba algo de tranquilidad, pero no creo que alguien se resista a un “tesoro”. (Termine de hablar con una pequeña risa)

El plan era sencillo, ahora que había una conmoción allí afuera podíamos aprovechar para escabullirnos de forma rápida y atacarlos entre todas las direcciones, algo al azar. Mientras la mayoría entretenía a los enemigos menos importantes, algunos pocos irían directo hasta donde se oculten los “lideres” de los bandidos. Si lográbamos nuestro cometido con éxito y yo les ayudaba entonces me prometieron dejarme el tesoro para mí, si es que existía ese tal tesoro. Mientras empezaban a preparase mentalmente, yo me encontraba esperando a mi compañero, estaba seguro que me encontraría y entonces le platicaría todo el plan.

El alboroto se incrementó poco después de que la mayoría de los bandidos restantes hubieran salido de la cabaña. Resplandecía en el cielo la bengala con un color rojizo, iluminando los ojos de los que pensaban que se trataba de una emboscada de un grupo rival.
-Maldición- gruñó uno de los bandidos- seguro pronto llegarán decenas de "ellos".
Uno de los bandidos más fuertes, encapuchado, salió de la cabaña acompañado por otros dos grandulones. Les ordenó al resto quedarse en la cabaña y "acabar con todo". Yo escuchaba todo desde la puerta medio abierta del sótano. Me quedé unos segundos escuchando antes de que esos hombres salieran corriendo a gran velocidad, dejando a los grandulones sonriéndose entre sí con una sonrisa maligna.
Me desplazé entre los pasillos y las escaleras. Abrí un cuarto y encontré armas, en otro cuarto había comida, los demás estaban vacíos y aún tenía la presión de que tenía que enfrentarme a ellos o encontrar a mi compañero. Llegué incluso al cuarto más alto y parecía que el caos que había generado allá afuera había cesado, pero de pronto un nuevo caos comenzó desde las plantas más bajas y se esparció por todo el lugar. Me escabullí lentamente por la cabaña pero un sujeto de apariencia famélica me sorprendió por detrás y me golpeó en la espalda con una silla. Me giré justo antes de que sacara su espada y le corté la cabeza.
-¿Y tu quien demonios era?- dije confundido pues no parecía un bandido- creo que he atraido a más gente con la bengala.
Sin embargo, entre disparos y sonido de combate escuché como se libraba una batalla afuera de la cabaña e incluso en el primer piso ya había comenzado a aparecer la detección de muerte.
Bajé las escaleras y cargué contra otro bandido, sorprendiéndolo por la espalda con ambos sables, luego continué mi camino hasta la salida. Uno de los bandidos, un hombre alto vestido sólo con un pantalón de preso y dos cadenas, una en cada mano, se arrojó contra mí. Usé mi "verdugo xibalbá" pero él logró protegerse con las cadenas y apenas podía protegerme con mi "hoja mutante" usando ambos sables de modo defensivo. De un golpe me mandó contra las escaleras de madera. Me levanté de nuevo, esta vez vuelto un lich de cuyo cuerpo manaba una extraña energía verde.
Aquel sujeto retrocedió un par de pasos pero se decició a atacar. Los huesos y dientes del suelo, de los cuerpos de ambos bandos, salieron volando hacia ese ser, haciendo que se protegiera con ambas manos, dejándolo expuesto a un nuevo ataque de "verdugo xibalbá", con el cual acesté a su vientre. La sangre brotó por todos lados, recordándome mi primera víctima con esta técnica, mientras retrocedía y se esforzaba por mantenerse de pie. Salí corriendo de allí, dejando al grandulón desangrarse, pero pude ver a varias personas en una batalla campal.
Estaba a punto de huir cuando ví a mi compañero por pura casualidad, junto a una chica y un anciano.
-Héy!! Max!!- grité mientras corría hacia él. Sin embargo, nadie parecía feliz pues al parecer aquel sujeto "Riven" se había dado cuenta del "plan de los secuestrados" y había regresado al combate. Rápidamente hice que los cuerpos muertos generaran una bestia hecha de carne y huesos, cuya forma era un bola hecha de cabezas con tentáculos alrededor. Por alguna razón todos estaban sorprendidos y asqueados.
Me puse en mi pose de batalla como "verdugo xibalbá" y me uní a esa gente para hacer frente a ese sujeto.

En poco tiempo la batalla comenzó, librándose así una escándalo aun mas grande y feroz, aquellos presos estaban realmente impacientes por comenzar. Los ruidos del metal cortando la carne, los gritos de los desafortunados y el silencio de los que caían en batalla, era bastante agonizante para alguien que no estuviera acostumbrado a batallas de tal magnitud. Pero aunque nuestros nuevos aliados tengan maestría en batalla con espadas o pistolas, los enemigos eran más y por lo tanto no tarde mucho tiempo en empezar a ayudar. Por aquí y por allá derrotaba a unos cuantos intentando no matarlos, lamentablemente algunos eran demasiado arrogantes como para ser derrotados tan fácilmente y buscaban aun mas pelea. Vaya mala suerte tuvieron esos pocos bandidos que habían perdido la vida por mi espada. De repente logre oír la voz de Jacko llamándome, al final el desgraciado logro encontrarme.

-¡Aquí, Jacko! (Devolví el grito a mi compañero mientras alzaba mi katana hacia arriba)

En aquel momento apareció Riven, la última persona que esperaría ver en ese lugar, después de todo allí se encontraban una gran cantidad de personas que lo querían muerto. Sin embargo con el no le acompañaba ese otro extraño sujeto con el sombrero loco, eso era aun más raro, por lo que tuve la maravillosa idea de intentar encontrarlo. Seguramente aquel otro hombre desaparecido tendría escomido el tesoro que muy probablemente haya encontrado, pero antes de poder hacer cualquier movimiento debía de haber una gran distracción para que logre escabullirme. Y después de unos minutos la conmoción apareció, de entre muchos cadáveres una forma circular extraña y asquerosa se formo delante de todos, provocando en más de uno una expresión de asco. Fue entonces cuando volví a ver a Jacko, que se encontraba más cerca de mí que antes.

-Hazme un favor, encárgate de este problema por mí mientras hago algo importante; luego puedes alcanzarme cuando le hayas partido unos cuentos huesos por mí. (Me despedí con una sonrisa para luego correr en dirección a unos cuantos bandidos)

Cuando llegue a donde se encontraban esos bandidos empecé a presionarlos para que me digan si sabían algo sobre ese otro sujeto llamado Foll, y uno de ellos me conto todo lo que sabía, además de casi mearse cuando lo amanse de cortar su garganta. “Miedica” fue lo que pensé mientras me ponía en marcha al lugar en donde se encontraba algunos pequeños tesoros que habían logrado encontrar, se suponía que allí encontraría al sombrerero loco así que era matar dos pájaros de un tiro.

Apenas había encontrado a mi compañero cuando ya me había dejado de nuevo, esta vez para darle alcance de nuevo a otro de los bandidos que habían huido del lugar. Apenas había ido hacia los bandidos, Riven se apresuró a alcanzarlo pero uno de los tentáculos de la quimera que cree le dio un golpe, haciéndolo maniobrar para caer de pie entre un grupo de prisioneros, quienes al intentar atacarle sufrieron heridas mortales por la espada de este sujeto. De nuevo la quimera arremetió contra él, pero éste la esquivó con relativa facilidad, cortándole los tentáculos en el proceso y cuando finalmente sólo quedó la "cabeza", esquivó su último ataque que consistió en una embestida.
-Vaya, veo que tendré que enfrentarme a un sujeto interesante- dijo el bandido, cuando de forma súbita tuvo que protegerse de mi "Verdugo xibalbá", haciéndolo retroceder tras la colisión. Coloqué mis espadas en modo hoja mutante.
-Ya veo, asi que el tesoro es por esta gente que traficas ¿es asi?- le dije con una sonrisa maléfica en el rostro. No debía usar demasiado el lich.
-Algo así, pero eso a ti no te importa- dijo el sujeto con un tono arrogante y una gran sonrisa. Su velocidad era apantallante, pudiendo apenas protegerme de sus cortes con mis dos espadas, siempre en forma de defensa. Me impulsé con fuerza hacia atrás y volví a cargar con él, pero no sólo logró evadir mi hoja ofensiva, sino que logró arrojarme al impactar mi hoja defensiva. No pude terminar de tomar el equilibrio cuando de nuevo golpeó mis sables y me aprisionó contra un árbol.
-Asi que querías es tesoro, sé como tratar a bribones como tú- me dijo mientras presionaba con fuerza contra mí. Poco a poco me vencía en fuerza pese a estar en modo liche, por lo que no tuve más remedio que controlar unos huesos en el suelo, los cuales hice que volaran con fuerza contra él. No eran mayores que una falanje, pero suficientemente fuertes como para causarle daño en la espalda y dejarme, pensando que alguien más le atacaba por la espada pero todos los prisioneros estaban retirados del lugar, viendo y esperando una mínima oportunidad para atacar. Me dejó en el suelo y cargó contra los prisioneros, causando una masacre sin que éstos pudieran apenas defenderse. El anciano y la chica, junto con un pequeño grupo más, estaban ahora frente a él para presentar la última resistencia, cuando de nuevo un brazo hecho de la carne de sus compañeros caidos le logró arrojar hacia la cabaña, rompiendo las maderas. Una vez más atacó ese brazo la cabaña, derrumbándola.
-!Huyan insensatos!- grité mientras me ponía frente a la cabaña destruida. No podía detectar su muerte por lo que seguía vivo. Velozmente salió volando de las ruinas y me impactó en el estómago con una patada, arrojándome hacia atrás. Volvió a atacarme con su espada pero aunque ahora atacaba más violentamente, también era menos ágil debido a que ya no pensaba y a que estaba lastimado. De nuevo me arrojó contra el suelo y una vez más, antes de atacarme, esquivé su golpe y volvimos a chocar espadas.
-Ahhh!!- lanzó un grito de furia mientras canalizaba energía en su espada. No sabía cómo protegerme de eso, por lo que coloqué ambas espadas en forma de defensa. Poco a poco me concentré mientras manaba aquella extraña energía verde de mi cuerpo que al parecer no hacía nada más que indicar que mi poder se había enfocado. Estaba a punto de atacar cuando un disparo se encajó en su espalda por detrás, girándose rápidamente para lanzar su onda de energía contra aquel pobre anciano y dos prisioneros más, destrozando el lugar y llenándolo de polvo astillas que salieron volando de los árboles.
-!No!- gritó aquella chica, saliendo entre el polvo para ver al agonizante anciano, quien ya no podía hablar. Yo podía saber cuando alquien iba a morir y con certeza sabía que ese hombre lo haría, pero sé que él sabía que moriría pero lo hizo para darme oportunidad.
Aquel hombre estaba un poco exhausto por ese ataque, pero aún tenía muchas fuerzas como para arremeter contra ella. Dio un gran salto en el aire y se paró sobre su espada para atravesarla de un tajo, cuando de nuevo una lluvia de astillas de hueso le hizo caer sobre el suelo, lejos de su objetivo, sangrando por las miles de astillas encajadas en su cuerpo. Ahora tenía un ojo cerrado. Casi inmediatamente, me arrojó otro ataque de energía desesperadamente, lanzándome una onda de energía que chocó contra mis espadas y me arrojó varios metros atrás.
-¿Como es que tiene ese poder?- pensé mientras ordenaba de nuevo a las astillas cargar contra él. Con sus últimas fuerzas y en medio de una tormenta de astillas de hueso, se concentró en el ataque e ignoró el dolor. Comenzó a cargar su ataque mientras gruñía.Sus músculos comenzaron a crecer y sus venas se saltaron. Por la misma presión sanguínea salió a chorros la sangre de sus heridas.
-!El último rugido del león!- gritó aquel hombre, pero antes de mover su sable se vio sujeto firmemente por dos tentáculos de carne llenos de astillas de hueso que se clavaban a su carne y se aferraban. Aferraban sus brazos, su cintura y su cuello.
Forcejeó bastante con la fuerza de un monstruo, logrando degarrar algunos tentáculos, pero no pudo evitar sentir terror cuando me vio salir entre el polvo frente a él, vuelto un cadáver con mi máscara de esqueleto y mi energía verde.
-Realmenente no sólo es por dinero- dije mientras alzaba mis sables y los colocaba como tijeras- esto se ha vuelto personal...
Comenzé a cargar mi energía, canalizándola a mis espadas, arranstrando consigo aquella energía verde que parecía iluminarlas. Aquella aura combinada de mi energía con aquella energía del lich se veía a través del polvo como una aparición del más allá. Un fantasma había venido a cegar al bandido.
-!No, espera!- gritó desesperado-!te daré todo el tesoro y más!
Pero ahora no sólo era yo, el lich también estaba presente y ambos contestamos con la sonrisa maléfica.
-He venido por tu alma- dije.
Podía escuchar mi espada y ella anhelaba sangre. Salté con todo mi poder hacia él, incluso cuando a punto de alcanzarlo él logró soltarse no fue suficiente. En un abrir y cerrar de ojos estaba detrás de él. Todos quedaron sorprendidos por el asesinato brutal que vieron frente a sus ojos mientras un resplandor verdoso indicaba el trayecto del verdugo.
Primero cayeron al suelo sus brazos y luego su torso, seguido de una lluvia de sangre descontrolada que salpicó todo el lugar.
La chica se agarraba la boca mientras otros sólo veían estupefactos y algunos más cayeron desmayados. Me tambalee de un lado a otro unos momentos, exhausto, deteniéndome sobre un arbol cercano. Riven aún seguía vivo y con un gesto de terror no dejaba de ver el cielo. Inspeccioné sus ropas y encontré una llave y una carta cerrada. Tomé sus anillos y una cadena y me dirigí a buscar a mi compañero. Quizás la carta y la llave servirían para algo pero me tomaría algo de tiempo llegar.
-Quien aún quiera venganza contra esa gente, sígame- dije con voz de mando, caminando aún cansado en busca de mi compañero.

No tarde mucho en alejarme del campo de batalla y llegar a otra sección de aquel infinito campamento, en donde solo se encontraba una gran tienda de acampar igual a las demás. Al llegar me mantuve unos cuantos minutos para al frente de la entrada mientras me preparaba, tanto física como mentalmente. No sabía que iba a suceder allí adentro, tampoco a que o a quien me encontrare, pero si mi intuición y mi haki de observación funcionaban bien, entonces estaba seguro de que en el interior había una amenaza…aunque no era una muy grande. Sin embargo no debía de subestimar a mi enemigo, al menos no si quería vivir y salir de forma ilesa.

-No hay de otra, haya vamos. (Suspire intentando relajarme y concentrarme a cien en lo que sea que suceda)

Me adentre al campamento lentamente, mirando hacia todos los lados posibles en los que alguien podría atacarme, y después de unos minutos sin ningún ruido un hombre apareció de entre aquellas extrañas cajas apiladas; las cuales tenían escrito la palabra “peligro”. “Están por todas partes” pensé al ver todas esas cajas en todas partes, si eran tan peligrosas como parecían entonces no era muy seguro estar allí. –Eres demasiado persistente, sabía que tendríamos que haberte matado cuando tuvimos oportunidad; habríamos ahorrado una gran molestia- Aquel hombre con extraño sombrero era hasta incluso más arrogante que Riven, pero no parecía ser más fuerte, debería ser sencillo derrotarlo. Aunque una parte de mi le encantaría destrozarlo muy lentamente, sus palabras producían mucha irritación a mis oídos, hasta el punto de querer arrancármelas.

-Sigue hablando, pues cuando esto termine ya no tendrás esa “oportunidad”. (Termine de hablar con un tono sarcástico)

Desenfunde mi katana y el desenfundo una espada común, y en un abrir y cerrar de ojos la batalla comenzó. Chispas salían de las hojas de las espadas al chocarse, mientras que intentaba no darle por accidente al contenido de esas cajas asiendo el combate más complicado. Después de un rato viendo las capacidades de pelea de mi oponente decidí terminarlo rápido, después de todo no tenía el tiempo ni las ganas de entretenerme con alguien tan débil y tan bocón. Así que imbuí mi katana con su habilidad, el elemento “viento”, para después arremeter con fuerza hacia el enemigo y con un simple golpe en su espada realice una habilidad especial liberando todo el viento y provocando que el contrario soltase su arma, dejándolo completamente desarmado. Sin tener la intención de dejarlo responder de cualquier forma volví a arremeter hacia él provocándole varias heridas en brazos y piernas, con la intención de dejarlo adolorido e inmóvil.

-… Sabes lo que busco…Foll. (Al pronunciar su nombre se noto un poco un tono de irritación o hasta incluso de pachorra, depende de cómo lo mires)

Cuando mis palabras llegaron a oídos ajenos este empezó a reírse entre dientes, casi como si quisiera provocarme para matarlo. –¡No puedo creer que hayas caído redondo! Eres más estúpido de lo que pensé… Ahora mismo el dinero debe estar abordando nuestro barco, es imposible que llegues aunque te dijese el lugar pues…no podrás caminar si no estás vivo.- Al terminar su frase se quito ese horrible sombrero y de este saco una bomba practica, entendí al instante lo que quería hacer cuando le quito el seguro y las tiro al lado de todas esas cajas. Rápidamente me gire hacia la salida y utilice toda la velocidad que podía en ese momento, por suerte para mí era rápido y no debía de recorrer muchos metros para salir del lugar, aunque me aleje mucho más para asegurarme. Sin embargo la explosión fue enorme, tanto que la onda expansiva hizo que casi cayera al suelo, la nube oscura que zubia al cielo era tal que podría jurar que hasta Jacko podría llegar a verla. Pero no paso mucho tiempo para que volviese a la realidad y tenga que idear un plan rápidamente.

-Esto servirá, o eso espero. (Murmure para mí mientras dibujaba una flecha en el suelo)

El suelo era bastante blanco como para dibujar con él, así que aproveche para crear una flecha que apunte en la dirección cerca de las montañas del norte, pues había pensado que ese lugar sería perfecto para esconder un barco. Estos bandidos no parecían creer ni temer a la leyenda de los demonios por lo que perfectamente también se habrían atrevido a embarcar cerca de allí. También, arriba de la flecha, escribí las palabras “tesoro”, “embarcación”, “sin tiempo”; “atte: tu compadre”, para que si Jacko lograba ver el mensaje entonces sabría a donde ir mientras yo me dirigía hacia el pueblo. Debía de confirmar mis sospechas sin la necesidad de perder tiempo, y mi compañero era la perfecta pieza en el ajedrez. Y aunque temía cansarme corría a toda velocidad, el pueblo pesquero estaba cerca pero aun así no podía perder el valioso tiempo.

Estaba de camino hacia la última dirección donde vi corriendo ami compañero pero aunque aún no recuperaba del todo mi fuerza, podía moverme lo suficientemente ágil como para llegar con cierta velocidad. Había empezado a correr cuando una fuerte explosión retumbó por todo el lugar, enegreciendo el cielo con una nube de cenizas y humo.
-Umm, creo que ya se dónde está- dije mientras sacaba mis espadas. Seguro habría problemas y necesitaba descansar y llegar a tiempo, sin olvidarme de aquellos que aún me seguían. Tuve una excelente idea.
Tuvieron que haber visto la cara de horror y asco de aquella gente mientras montaban junto conmigo una quimera hecha de torsos y piernas de varios cadáveres que habían quedado en el suelo, mientras yo sonreía y dejaba que me diera el viento.
-¿No pudes hacer cosas menos repulsivas?- se quejó la chica.
-Emm, no. Además, dejé que trajeras consigo al anciano- le contesté.
-!Lo agregaste a tu bestia!- me regañó con lavena de su cabeza saltada.
-¿Y no quedó mono?- le volví a contestar sonriendo.
Habían pasado pocos mintos corriendo sobre esa cosa cuando llegué al cráter de la explosión. Alguien había muerto. Inspeccioné la zona pero no encontré rastro del cuerpo, pero encontré otra cosa. Era una señal en el suelo con una flecha.
Al verlo, otro de los hombres recordó algo.
-Recuerdo que cuando nos trajeron aquí pasamos por un puerto, está en las montañas- me dijo alterado.
-¿Sabes llegar?- cuestioné con voz grave.
-Creo que sí, ahí hay una pequeña base con más bandidos. Tienen cajas con contrabando,armas y dinero- dijo el hombre.
-No hay tiempo que perder- dije, dando una nalgada a mi bestia (no se si eso que golpee era una nalga) y salimos galopando a tova velocidad hacia aquella dirección. Parecía que montábamos un cienpiés... un cienpiés del infierno.
Apenas habíamos llegado hasta las faltas de la montaña y la comenzábamos a rodear cuando pudimos escuhar a los bandidos platicando entre sí nerviosos dentro de una cabaña que servía como caseta de paso hacia lo que parecía ser una villa de madera de tres o cuatro cabañas de gran tamaño y un barco amarrado a lo lejos, en el otro lado del puerto. Se veía que estaban subiendo cosas y entre ellas eran bolsas de monedas, cajas con armas y gente amarrada.

-Ustedes suban para cubrirme las espaldas, necesitamos crear caos. Seguro mi compañero andara cerca de aquí y pronto comenzaremos a atacar. No sé donde estará el dienro pero intenten infiltrarse en las cabañas y no dejen pasar a nadie. Una vez se habían ido, escalando roca y escondiéndose entre los árboles, me bajé de la quimerá y le hice modificaciones. Mantuve su forma original sólo que ahora le hize crecer dos largos cuernos hechos con fémures rotos, pedazos de costillas rotas y filosas a los lados y le hize el cuerpo menos largo y más robusto. Le ordené salir de frente al ataque, pasando por la caseta mientras "galopaba" y cargaba contra los que cargaban cosas, atravesándolos con sus cuernos y provocando daños con sus espiñas de los lados. Casi todos los bandisos fueron al encuentro de esa bestia asi que aproveché para pasar en silencio detrás de las cabañas. Estaría al acecho y conforme lo necesitara, reconstruiría a la quimera con los mismos bandidos caídos por sus ataques, similares a los de un toro... un toro del infierno.

Pasaron varios minutos hasta que por fin logre llegar a un sendero que iba directamente al pueblo de la isla, y sin esperar ni un segundo más empecé a correr en esa dirección. Esperaba que Jacko hubiera entendido mi mensaje y que no llegara a precipitarse en aquel lugar que suponía debía de estar un barco que estaba siendo llenado de oro. Pero una vez llegue al pueblo pesquero intente buscar el hotel en el que me había hospedado antes de salir de “casería” por el bosque, si es que buscar plantas para crear medicina se podría llamar casería. No tarde mucho en encontrar el hogareño y único edificio en donde se permitían extranjeros como huéspedes, fue entonces cuando llegue que empecé a preguntar sobre algún navío o barco extraño que estuviera merodeando el lugar; o si vieron a uno ir en dirección hacia las montañas. Afortunadamente la mayoría dijeron que sí, mis sospechas no se habían equivocado. Desafortunadamente estaba muy lejos como para ir a pie. Sin embargo tenía un plan en mente.

-No tengo otra opción. (Murmure mientras suspiraba aceptando el hecho de que necesitaría su ayuda)

Fui directo a las escaleras y subí hasta la habitación que había rentado, no era muy lujoso y lógicamente olía mucho a pescado. Entre con prisa y encontré a Kuroten aun durmiendo como un flojo hasta que lo desperté. El lobo noto mi angustia haciendo que este se tomara en serio mis palabras, si es que las entendía. Le ordene que me siguiera y una vez afuera le di permiso a aumentar su tamaño, obedeció, aunque me hubiera gustado que fuese más rápido. Después de que el can creciera exponencialmente me subí a su lomo y este comenzó a correr hasta el bosque, más específicamente hacia el norte en donde se debería encontrar Jacko y mucho dinero. Su velocidad era mayor a la mía al correr y así podría gastar menos energía, tenia suerte de tener a ese costal de pulgas blanco.

Tarde otros cuantos minutos que parecían interminables hasta llegar a mi destino, si el lobo no tuviera esa impresionante agilidad que tenía entonces muy probablemente se hubiera chocado con algún árbol. Estar en su lomo mientras corría a tal velocidad era divertido, aunque en ese momento no tenía tiempo de diversión pues intentaba pensar algún plan para cuando llegue. Nos detuvimos en un gran conjunto de arbustos para que Kuroten se escondiera y que no logren vernos, desde ese lugar podía ver bien a un numero moderado de bandidos, y lo más importante, un barco siendo llenado con mercancía de todo tipo. No podía saber en qué planearían gastar el dinero pero yo le tendría un mejor uso y por eso intentaría quitarles todo lo que pueda.

De repente y sin previo aviso una gran cosa fea con forma de quimera empezó a atacar a los bandidos, no sabía qué rayos era pero esa extraña y repulsiva forma me daba una pista. Aproveche el escándalo que se armo para infiltrarme y de forma desapercibida entrar al navío, no deberían de haber muchos adentro ya que la gran mayoría fueron derrotados junto a Riven y Foll. Imagine también que Jacko al igual que yo sé infiltraría en el barco, por lo que no perdí tiempo en intentar encontrarlo, él ya aparecería por su cuenta.

Dejé que esa cosa causara destrozos mientras yo me escabullía por detrás de las cabañas. Me deslicé lentamente mientras los bandidos intentaban destruir esa mole de carne la cual ya había recibido muchos disparos y varios cortes. Sin embargo, no podía dejar de ver que la gente seguía metiendo, ahora más deprisa, dinero hacia ese barco el cual ya no debía tardar en zarpar. Corrí a toda velocidad hasta la cabaña más cercana y observé desde detrás, cubriéndome con la propia pared.
-Haganse a un lado- dijo un sujeto enorme y robusto, de quizás tres metros, el cual llevaba como manos un hacha en el lado derecho y en el izquierdo una gran bola de hierro y vestía con una protección de hierro en el pecho. Incluso sus quijadas eran de acero y parecía tener un ojo biónico.
De un potente golpe, logró destruir aquella quimera, la cual al romperse en dos el lado más grande salió corriendo. Como aquel mastodonte le seguía, le ordené a la quimera dirigirse hacia mí. La quimera pasó a un lado de mi corriendo mientras yo yacía agazapado, pero en cuando aquel hombre pasó a mi lado, con mis sables como tijeras, salté con fuerza mientras cercenaba su cuello. La sangre roció todo el lugar como si fuera una fuente humana.
-!Atrápenlo!- gritó uno de los bandidos al verme, pero al ver a un cadáver viviente más, muchos optaron por subirse corriendo al barco.
-Maldición, les dije que había demonios en esta isla, yo me largo- gritaban algunos bandidos. De los de por sí pocos que había, los que quedaron intenraron atacarme pero el enorme cuerpo decapitado del enorme sujeto atacó, incluso aún rociando sangre por su cuello. De un golpe los mandaba a voltar y de otro golpe los trozaba como leños. Las balas poco pudieron hacer contra ese ser.
Dándole la vuelta a la cabaña, salí corriendo en dirección al barco mientras éste ya estaba recogiendo la tabla para que ya no subiera nadie. Sólo había un pequeño detalle: aún no quitaban la cadena con la que se mantenía amarrado al puerto.
De un golpe salté hacia la cadena y ahí me mantuve, sonriente. Poco a poco, aquel mastodonte y otros cadáveres más, jalaban el barco hacia el puerto, haciando uso de toda su fuerza, dándole vueltas a la cadena sobre el mismo tocón de acero sobre el que estaba amarrado. Concentré mis fuerzas en ambos sables (manual escálibur) y arrojé una onda de energía hacia el mástil del barco. No logré cortarlo pero sí que logré quebrarlo lo suficiente como para volverlo inútil.
Ahora estábamos más cerca del puerto. De un salto regresé y me protegí detrás de unas cajas mientras el resto de bandidos, desesperados, disparaban contra mí y contra los muertos que jalaban la cadena de regreso. Un cañonazo despedazó al hombre blindado y con otro más destruyeron el tocón de hierro.
Cuando parecía que ya se habían liberado, una lluvia de astillas de hueso arremetió contra ellos, sin darse cuenta de que el ataque había sido hacia el timón y su navegante.
Ni yo mismo me creí en ese momento que me había cargado un barco. Con un último esfuerzo de los zombies, el barco volvió a pegar con la pared del puerto, dejándome oportunidad a subir.
Me dirigí de nuevo al barco pero otra vez la ráfaga de disparos me hizo cubrirme. Ahora querían sacar los remos pero otros disparos, provenientes de las cabañas, arremetieron contra los ya casi derrotados bandidos. Era la chica y los sobrevivientes que aún cubrían mis espaldas. El resto de bandidos pistoleros se refugiaron dentro del barco, inutilizado para navegar o siquiera zarpar.
-Vaya que aún hay mucha gente dentro- dije, haciendo un recuento de la gente que había visto subir más los bandidos que abordaron huyendo. Como pude (y ayudado por mis zombies) abordé el barco y coloqué mis pies sobre su cubierta, la cual estaba llena de sangre y astillas de huesos. Habían dejado en el suelo bolsas de tela con dinero, armas y "papeles". Tomé algunas joyas y me las guardé en los bolsillos de la casaca a la cual ahora sí ya no le cabía nada más y me dirigí a la popa del barco para esperar a mi compañero.
-¿Donde estará? ¿Lo habrán atrapado de nuevo?- pensé mientras daba vueltas de un lado a otro, pensando cómo atacar a aquellos hombres parapetados y apertrechados dentro del barco. Podría cargar a los zombis con bombas pero a toda costa debía evitar destruir el barco y mandar a los zombis sólos, aunque podría ser una opción, también podrían causar muchos destrozos.
Volví a hechar un último vistazo al puerto.

EL jaleo no hacía más que empeorar, muchos morían, otros se aterraban pensando en la leyenda de la isla. Me apresure a subir al barco para que no lograse escapar sin antes haber agarrado el dinero, al cual ningún pirata podría resistirse aunque fuera diminuto. Y en cierto modo tuvo buenas razones al apurarme, muchos de los bandidos volvían al navío y se preparaban para irse, abandonando a algunos en el proceso. No fue nada fácil pero gracias a aquella gran distracción logre colarme en el barco de forma cautelosa y sin llamar mucho la atención, aunque tuve que noquear a varios para no ser descubierto, y aun más importante, encontrar alguna clase de tesoro, o bolsa con monedas de oro, joyas, etc.

Me las arregle para llenar varias bolsas con dinero y llevármelas hasta la cubierta, al mismo tiempo que me ocupaba de la molestia que aun faltaba. Cada vez que lo hacía tiraba el botín fuera del barco para que no lo volviesen a guardar, así fue hasta que tuve un plan. Me dirigí hasta el lugar en donde guardaban la pólvora y demás objetos explosivos, entonces sin pensarlo mucho y rezar que me diera el tiempo suficiente para escapar, encendí el “sendero” de pólvora que cree hasta un gran conjunto de explosivos. “Esto me dará unos minutos” pensé mientras corría rápidamente hacia afuera, ya había registrado el barco y no podía encontrar nada más. Decidí que aquel navío ya no tenía importancia y que estaría mejor inservible. Al volver a salir a la cubierta del barco pude ver rápidamente a Jacko el cual se encontraba en la popa.

-¡Corre. Este lugar estallara muy pronto! (Intente advertirle con un grito mientras saltaba de la cubierta hasta la isla)

Luego de unos minutos de haber abandonado la nave y vuelto a coger las 6 bolsas de dinero alejándome aun mas, desde el interior del barco se oyó un crujido grave junto con un silencio tenso para que al final estallara y dejara un hueco bastante grande en el barco. La madera volaba, el fuego se esparcía por todo el lugar, con el tiempo se hundiría. Aunque luego de estar contemplando aquello se escucharon los gritos de festejo de las personas que habían sido prisioneros de los bandidos. Después de haber visto esa mini celebración intente buscar a Jacko, con la esperanza de que haya logrado salir con vida, todo estaba llegando a su fin y faltaba repartir el dinero de forma equitativa con él. “Ya he sufrido muchas explosiones hoy” fue lo que pensé a lo que reía levemente.

-¡Corre. Este lugar estallara muy pronto! -Gritó mi compañero saliendo del barco. Yo pensando que aún no llegaba al lugar o que estaba por ahí perdido.
-Jó! eso se avisa!- grité dando un gran salto hasta la orilla. Corrí a gran velocidad hasta donde pude antes de que el barco explotara. Salieron volando los restos de madera y las armas, además de algunas monedas y billetes quemados.
-Espero que ya no haya habido rehenes dentro- pensé al recordar a los esclavos que alcancé a ver que subieron desde que llegué al puerto- naa, ni modo.
Me reincoporé y cogí las pocas monedas que quedaban regadas en el suelo, hasta que alcancé a ver a algunos metros a mi compañero, el cual parecía no sólo haberse salvado él mismo, sino que también logró salvar a 6 pobres bolsas de dinero huérfanas. Aquellos esclavos que habían venido conmigo ahora gritaban de alegría mientras bailaban y se abrazaban.
Caminé lentamente hacia ellos mientras me tambaleaba de un lado a otro. Había sido un día movido.
-¿Te siguen las explosiones, verdad?- le dije con una sonrisa mientras le daba la mano.
Al parecer todo había acabado con éxito.
Sin embargo, antes de dar todo por finalizado, decidí leer la carta que robé a Riven.
"Espero que el cargamento llegue pronto, "el" no será demasiado paciente con los retrasos. Habrá más dinero de donde salió este pero eso lo decides tú. Con cariño "yo"- decía la carta- "pd: ya sabes que hacer con la llave"
-Emm, creo que esto será para después- dije sonriendo mientras me acariciaba la nuca. Ahora era momento de repartirse los bienes. Después me acercaría a la chica a preguntarles hacia dónde irían y aunque no me interesaba mucho la historia de cómo se volvieron prisioneros, junto a un filete y algo de cerveza eso fluiría solo. Claro, después de ver mi macabra "presentación", todos dudaban de comer carne junto a mí otra vez.

La batalla había finalizado, las explosiones sin sentido habían cesado, aunque admito que la última había sido culpa mía. El dinero que cargaba en mis hombros era muy pesado como para detenerme a pensar en otra cosa, así que rápidamente le di a Jacko la mitad que se merecía. Si era sincero esperaba que aquella aventura fuera más larga, sin embargo no podía pedir mucho con la decente cantidad de pasta ganada. Sin mencionar la satisfacción de ver los rostros de todas esas personas que por fin alcanzaban a sentir lo que es la libertad, vaya que la pasaban bien.

-Bueno, el tiempo es oro y no puedo seguir malgastándolo. Espero nos volvamos a encontrar. (Con una sonrisa me despedí)

Me hubiera gustado quedarme más tiempo y celebrar la victoria, pero tenía una agenda apretada, sin mencionar que se acercaba el horario de “renta” de aquella habitación en donde me hospedaba; y no quería que me echaran. Después de despedirme de la mayoría llame a Kuroten, el cual volvió a transformarse en un gran lobo para que pueda montarme en él e irme de nuevo al pueblo pesquero. Por supuesto que cualquiera que no haya visto previamente al animal se sorprendería bastante, no se ven a especímenes como esos todos los días y esperaba que fuera así, me gustaba mucho ver los rostros de estupefacción de las personas; era entretenido.

No podía esperar para poder descansar y repasar todo lo vivido ese día, las personas que conocí, las cosas extrañas que vi y las ganancias que pude obtener. También debía de preparar las varias medicinas que tenía pendiente hacer desde que pise esa isla. Sin nada más que hacer después de eso, me iría de la isla para continuar con el viaje.