¿Qué pasaria si...? [Pasado-Sarah y Aoi]

Me encontraba en un carro tirado por caballos, en la ciudad de Robelle. Esa misma mañana había llegado a la isla de Sakura donde un hombre se había ofrecido a llevarme en su gran carruaje negro por un pequeño precio que tendría que salir de mi bolsillo.

Estaba sentada con un gran abrigo de piel, un gorro de lana y unos vaqueros azules, casi no se podía ver mi cara por culpa de la ropa que llevaba. Dentro las paredes eran rojas y los asientos amarillos, dos en cada lado separados por una mesita, había espacio para unas cuatros personas, pero el viaje era privado por lo que también había pagado más. En mi mano tenía una taza de chocolate caliente que agarraba con fuerza para poder calentarse. A la derecha tenía mi bate de madera y una ventana por la que podía ver hacia fuera. Las calles estaban completamente vacías y las tiendas cerradas, el hombre me había avisado de que era probable que nos pillada una ventisca.

El hombre afirmaba que conocía a un amigo dueño de una posada que siempre estaba abierta, pero se encontraba a las afueras del pueblo, por lo que nos dirigíamos hacia allí para que los caballos, y nosotros, descansáramos. Mientras esperaba leía el periódico para ver si hablaba algo del tiempo de la zona, pero nada. Ya llevaba varias horas de viaje y empezaba a aburrirme, solo me quedaba mirar por la ventana y beber el chocolate que me habían dado esperando que no nos pasara nada.

-¿Falta mucho?- le grite al hombre mientras sacaba la cabeza por la ventana.

-No se preocupe señorita, en unos diez minutos llegaremos si no nos ocurre nada.

Estaba deambulando por el pueblo, iba a dar una vuelta, pero todo estaba completamente desolado, todo cerrado, nadie fuera de sus casas, solo me quedaba pasear, y sentarme a la orilla del mar, mirar al horizonte, y ver que ocurre en el resto de este aburrido día.

Iba vestida con un pantalón corto de color verde, y una camiseta de manga por el codo de color blanco, con unas botas hasta la mitad del gemelo de color negro, donde siempre guardo mi puño americano, y mi navaja mariposa, siempre listas y a punto por lo que pueda ocurrir, esta vez me hice una tranza en el pelo, no me apetecía notar mi propio cabello en la boca.

En poco tiempo noto un ruido muy similar al de un coche de caballos, giro la cabeza para mirar en todas direcciones, y al fondo de uno de los caminos se ve un gran montón de tierra por los aires, -Parece que llega alguien de paseo..., comento en voz alta para mi misma, poniendo una mano en mi frente para taparme los ojos por el sol, y sonriendo miro en dirección al carro que poco a poco se viene acercando.

Al salir de la ciudad, se podía ver unos cuantos arboles llenos de nieve junto al mar con algunos trozos de hielo. Deje la taza en la mesa y empecé a mirar el cielo, al parecer era verdad sobre la ventisca, las nubes se estaban acercando y se podía escuchar el viento chocar contra el carruaje que se balanceada.

-¡Señorita, una mujer se encuentra por la costa! Sé que es un viaje privado, pero creo que deberíamos ayudarla sabiendo lo que viene por detrás- empezó a gritar el hombre para que lo pueda escuchar.

¿Una mujer? Se habrá perdido o no será de esta zona, pensé. Me levante de mi asiento para abrir mi maleta y sacar otro abrigo, di dos golpes fuertes en el cristal para indicarle que se detener. Los caballos relincharon antes de parar.

-Espéreme, ahora vuelvo- abrí la puerta y pise la nieve con las botas que me llegaban hasta la mitad de las pantorrillas.

Empecé a caminar, con dificultad, hacia la mujer y con el abrigo en la mano. La nieve se metía en las botas, cosa que me incomodaba, pero tenía que ir a ayudarla. Ya se notaba, cada vez más, la nieve que empezaba a caer al suelo y el frio, ya me podría haber dejado un poco más cerca de la chica. Mientras me acercaba a ella empecé a ver un problema, era una semigigante.

-Buenas señorita ¿Se ha perdido?- dije mientras le ofrecía el abrigo- no sé si le valdrá, pero…

La chica amablemente viene a ofrecerme una chaqueta, lastimosamente no me sirve, puesto que soy enorme, la miro y me levanto, la sonrió, -Lo siento señorita, gracias pero creo que no me sirve su chaqueta, salí un poco a estirar las piernas, aunque estoy hospedada en una habitación de un hostal, si quiere le enseño donde esta por si quiere venir, -le señalo con la mano abierta hacia donde debe ir si quiere venir conmigo, soy una semigigante y su ropa no me sirve, así que debía ir yo misma a por una de mis chaquetas si quisiera seguir hablando aquí fuera.

Yo comienzo a caminar, pero me fijo en el carro, y en la chica, -Por cierto, me llamo Sarah, y respecto a su carro, creo que el hostelero tiene un cobertizo donde se podrían quedar los caballos con el carro, -la miro aunque no se si finalmente accederá, tal y como se esta poniendo el tiempo no tiene sentido que continúen el viaje, podría haber un derrumbamiento.

-Por favor, sigame, no tiene sentido que sigan el camino con este tiempo, puede pasar cualquier cosa, el hombre que conduce el carro también debería quedarse, -continuo andando hacia el hostal, esperando que la chica venga conmigo.

Mientras le ofrecía el abrigo podía ver la cara de la chica, un precioso pelo rubio y un cuerpo perfecto. La mujer sonrió y me explico que simplemente había salido a dar un paseo y que tenía un lugar donde dormir.

-Permítame que le diga que es valiente saliendo con el tiempo que va a hacer.- le dije mientras le señalaba las montañas que se encontraban a minutos de aquí -Si esta por aquí cerca acepto la invitación -viendo que el abrigo no le hacía, coloque mi maleta en el suelo y la abrí para poder guardarla. Dentro solo tenía algo de ropa, dinero y mi bate, lo que necesitaba para poder pasar unos días en esta isla nevada.

-Encantada Sarah, me llamo Aoi. –le dije mientras estiba mi brazo –Él ya tiene un lugar donde hospedarse, le dará tiempo de llegar a su destino no debemos preocuparnos por él, es de la zona y controla sobre el tiempo –moví la mano indicando de que podía marchar, por suerte le había pagado antes.

Empecé a caminar al lado suya, seguro que parecía una muñeca a su lado pero me daba igual ya que me había ofrecido acompañarla a su habitación donde ella estaba hospedada.

-Y bueno Sarah… ¿Eres de por aquí? –le dije mientras metía la mano que tenía libre en el bolsillo.

Con una mirada y una sonrisa me fui hacia el hostal, la chica me seguía, así que yo la guiaba, se presentó como Aoi, me daba la mano, así que se la apreté muy despacio, -No era plan romperle la mano a la pobre chic, -pensaba para mi sonriendo. Le ofrecí mi mano para llevarle la maleta si quería, para sería como llevar un caramelo en el bolsillo, -¿Me permites que te lleve la maleta?, quizás te pueda pesar, y si yo lo llevo sería como llevar un caramelo en el bolsillo, y por favor, háblame de tu, la sonreí mientras decía esto último, no quería parecer borde, por eso lo hice.

-La verdad es que solo he venido a pasar un par de días, necesitaba salir de donde vivo, a pensar un poco en plena tranquilidad, donde vivo suele haber bastante alboroto, -le digo llegando al lugar...

Estaba deseando llegar, ya se me estaba congelando hasta el cerebro, suerte que aguanto medianamente bien el frío, si no estaría ahora mismo con una pulmonía bastante grave, y aun así, no se si podré coger igual una ligera gripe, el aire me corta la piel de lo fría que esta, -Decidido, en cuanto entre me iré a dar un baño caliente, y a ponerme otra ropa, me gusta el frío pero es imposible ir con la ropa que me gusta, pero antes debo enseñarle a Aoi donde puede inscribirse, y preguntarle si quiere quedarse en mi habitación y compatirla, o si prefiere una privada, -pensaba para mi según llegábamos.

-Me preguntaba si querrías quedarte en mi habitación y así la compatimos, o si prefieres una habitación para ti, yo como soy grande para mi pedí una con dos habitaciones, nunca se sabe si se puede necesitar, así aunque te quedes en mi habitación, tu tienes tu propio habitáculo para tener mas privacidad, -le digo agarrando el pomo de la puerta para abrirle paso hacía dentro.

Seguía caminando con dificultad al lado de la chica que me guiaba hacia su hostal, esperaba que tuvieran una chimenea y café caliente para tomar nada más llegar. Sarah se había ofrecido en llevar mi maleta, por lo que la agarre con las dos manos por encima de mi cabeza y así le sea más fácil que la cogiese.

-Gracias, espero que no te moleste –le dije mientras sonreía, era una casi gigante y no llevaba casi equipaje así que suponía que no sería mucho peso para ella.

Me dijo que había venido a buscar la tranquilidad, seguro que vendría de alguna ciudad grande y alborotada. No sabía cómo la chica podía aguantar el frio que hacía con las ropas que llevaba, me daba un poco de rabia no poder ayudarla con los abrigos que llevaba en mi maleta, pero si había venido, al igual que yo, a pasar unos días llevaría ropa de su tamaño.

Mientras nos acercábamos, Sarah me había ofrecido compartir habitación con ella o reservar una. La verdad es que no había traído mucho dinero conmigo, solo tenía lo suficiente y ya había reservado una habitación en otro lugar.

-Si no te importa, me gustaría compartir habitación contigo Sarah- le dije cuando llegamos a una especie de mansión para mí, pero para ella sería una casa normal.

Sarah, amablemente, me había abierto aquella inmensa puerta por lo que le sonreí para decirle gracias. Nada más entrar podía ver una gran pasillo con el suelo rojo y algunas patas de mesa, también había una especie de sala donde suponía que era para inscribirse, ese lugar no se parecía en nada en los hostales donde había dormido antes. Tendría que mantenerme alerta si no quería morir allí.

Acto seguido dejé que pasase ella primero, me saqué lo que para mi era como un caramelo del bolsillo, me acerqué hasta la recepción donde había un chico joven de mi raza, de pelo castaño y ojos claros, semimoreno de piel,

-Hola Sheru, esta chica iba de camino a otro pueblo, pero por la ventisca la he traído aquí, se quedará en mi habitación puesto que hay dos habitáculos, le digo a Sheru, el cual está mirando a la pequeña chica, debe estar extrañado, poca gente viene de tamaño humano.

-De acuerdo Sarah, no hay problema, habla con ella como vais a hacer respecto al pago, yo en eso ya no entro ya que si o si me tiene que pagar una de las dos, o ambas compartido, -nos mira a las dos sonriendo, -Aoi, ¿puedes esperarme al pie de aquellas escaleras?, voy enseguida, -le sonrío a Aoi, mientras que le digo algo al chico sin que ella lo oiga,

-Verás ella tiene poco dinero, ya hizo reserva en otro lugar, además sabes que ya te he pagado por 3 días completos, ella no tiene que pagar nada, no le digas nada, ya me encargaré yo, ¿puedes pedir que nos preparen dos cafés bien calentitos?, el de la chica de tamaño humano, que a ver si por tomar uno de los nuestros se pone eléctrica toda la noche y luego no puede dormir, -le digo sonriendo a Sheru, asiente con la cabeza mientras voy hacia las escaleras.

Voy junto a Aoi y le pido que suba delante de mi, si le cuesta yo la ayudaré, no hay problema, -Bueno, respecto al pago, no te preocupes, ya veremos como hacemos, en principio me quedaré 3 días, ya hablaremos de como hacemos, por ahora cada una tiene en su habitáculo un baño con bañera, y la chimenea la he dejado encendida, he pedido que nos suban dos cafés para dentro de un rato, te aconsejo que primero te des un baño si quieres, a fin de cuentas, la bañera para ti será como una piscina jeje, -digo riéndome, abro la puerta de mi cuarto, y la hago pasar, dejando delante de su puerta la maleta, -Aquí es, la habitación de la derecha es la tuya :), yo mis cosas ya las tengo en la izquierda, por eso ya te ofrecí la del lado derecho, -le digo abriendo la puerta de su cuarto.

Sarah había entrado justo detrás de mí, por lo que veía en la entrada no se encontraba ningún gigante ni similares, así que podría estar tranquila en aquella zona. Mientras la chica hablaba me quitaba el abrigo dejando ver la sudadera azul que llevaba abajo, también me quite el gorro y me coloque una pinza para que el pelo no se colocara delante de mi cara.

Cuando termine de hacer aquello, Sarah me dijo que la esperará en las escaleras yo le hice caso y me senté en el primer escalón mientras intentaba comprender la conversación que la semigigante estaba haciendo. Cuando la chica termino de hablar empezó a subir las escaleras normalmente, mientras yo daba saltos para poder agarrarme al filo del escalón.

-Si te parece bien pagaremos mitad y mitad, no me gustaría que gastes tu dinero en mí. –le dije mientras me concentraba en dar los saltos –Espero que la habitación se encuentre en la primera planta.

Nada más llegar, Sarah me abre la puerta de nuevo y lo primero que veo es un gran salón con dos sillones y una mesa en el medio, también había una gran chimenea, era un lugar acogedor y más cuando hacía frío. La chica me aconsejo que primero me duchara ya que después nos traerían café, perfecto como quería. Me deja la maleta en mi puerta y después la abre.

-Sarah… muchas gracias por todo lo que estás haciendo, espero que no te moleste –dije mientras la miraba y agarraba mi maleta para poder entrar en mi habitación.

Al entrar pude ver una inmensa cama, toda para mí. Deje mi equipaje y mi abrigo en el suelo rojo y me metí en el baño para empezar a llenar la bañera o mejor dicho, piscina, con el agua caliente, para mi suerte no tenía que girar nada simplemente tenía que pulsar un botón. Mientras el agua caía empecé a escalar la cama para poder probarla un poco.

Nunca vi una escena tan graciosa, pobre chica, le queda superalta la cama, luego bajaré a junto de Sheru a ver si puede darme una escalera para que se le haga mas amena la escalada a su cama, a ver si se va a caer y se rompe el cráneo...

-Sobre lo del pago no te preocupes, ya lo hablaremos tranquilamente, ¿sabes mas o menos cuantos días te quedarás?, lo digo por avisar a Sheru, y por favor, si necesitas que te ayude a subir las escaleras dímelo, me ha dado rabia y risa a la vez ver como subías las escaleras a saltos, -digo riéndome sin intención de burlarme de ella.

-Vuelvo ahora, voy a pedirle una cosa Sheru, intenta no romperte nada en lo que tardo en volver, -le digo sin cerrar del todo la puerta del cuarto, puesto que necesito tenerla abierta por si le pasa algo, al menos oirlo, cuando ya estoy abajo hablo con Sheru...

-Hazme un favor Sheru, ¿tienes por casualidad unas escaleras para las camas?, es que cuando hemos subido la pobre tuvo que subir una montaña para llegar a la cama, y tampoco es plan que este incomoda, -le pregunto sonriéndome por la escena.

-Claro Sarah, las tienes ahí en ese armario, coge una, todas son iguales, puedes poner la altura que quieras, -me dice con una gran sonrisa...

-Es para ella, no para mi, que yo pongo un pie encima de la cama y ya me subo, no necesito una escalera, igual que tu tampoco jaja, -digo riéndome con el, sabe de lo que hablo, -Oye, avisa que dentro de media hora vengan a traernos los cafes por favor, ambas tendremos las puertas de nuestros dormitorios cerrados, pero la puerta principal no, cuando suban el café que peten en la puerta para avisar, que entren y dejen el café en la mesita del salón, dejaré encima 20 monedas, mas 10 de propina, -le digo a Sheru, el me guiña un ojo para dejarme claro que lo ha entendido.

Subo las escaleras con las escaleras de cama para Aoi, peto en su habitación, y hasta que no me da permiso no paso...

Mientras seguía subiendo aquel palo de madera, Sarah me preguntaba sobre cuantos días me iría a quedar. La verdad es que no lo tenia claro, pero viendo lo de la ventisca y pensando que duraría un par de días y no podría visitar la zona, tendría que irme para seguir mirando las islas siguientes.

-Pues… viendo el tiempo, me quedaré unos tres o cuatro días –dije mientras llegaba al colchón y estiraba los brazos al aire para relajarnos de la fuerza que había utilizado.

Sarah se ausentó para hablar con el recepcionista y me dejo sola en la habitación. Empecé a mirar en dirección al baño y ya veía como salía el humo del agua caliente, tendría que ir a darme un baño, pero antes me tire en la cama para probarla. El colchón era gigantesco y tendría que dormir aquí yo sola en todo el espacio, por fin podría dormir a gusto, no como en las camas donde había dormido, que era como estar en una tabla de madera.

Empecé a escuchar el agua caer y formar charcos en el suelo, por lo que empecé a quitarme la ropa. Que suerte que la chimenea estaba encendida desde hace tiempo y así ya no hacia tanto frio en la habitación, podría estar desnuda sin ningún problema. Una vez me quede sin ropa, me mire en un espejo que había enfrente de la cama, después de haberme convertido en mujer seguía manteniendo un buen físico. Mientras seguía pensando en mi cuerpo alguien toco la puerta, de inmediato levante la manta y me coloque debajo de ella tapándome por si era un desconocido.

-Adelante –dije con una voz segura y alerta por si acaso.

Una vez me ha dejado entrar, la veo tapada con una manta, yo me sonreí a misma sin que ella lo notara, le enseñé la escalera de madera y acero, y se la puse al lado de la cama, poniendo la altura necesaria.

-Bueno, ahí tienes esta escalera, te facilitará poder subir a la cama, dime si está bien ahí, ¿o te lo cambio de sitio?, -le digo poniéndolo en el lado derecho de la cama, que menuda se veía, cuando empiezo a escuchar los charcos de agua, asomo la cabeza por la puerta del baño, y veo unos cuantos charquitos de agua, comienzo a reírme y la miro...

-Está bien, traeré también la fregona y el cubo, madre mía la que has liado, -digo riéndome, soltando unas leves carcajadas, que chica esta.

Bajo de nuevo las escaleras, de primeras pienso que nunca subí y bajé tantas veces las escaleras, y a la vez pienso que me viene bien, así fortalezco mis piernas, voy de nuevo a Sheru, el pobre debe estar ya cansado de verme, pienso para mi sonriéndome.

-A ver como hacemos esto, mi compañera de habitación a casi inundado su baño, a ver si puedes darme una fregona y un cubo anda, -le digo sonriendo a la vez que lo miro, también me mira el a mi, y veo que se le dibuja una sonrisa, donde enseña los dientes, unos preciosos dientes blancos, bien colocados, y brillantes.

Me da el cubo con la fregona, estoy segura de que aun que quisiera secárlo ella, no podría, pesa mucho para ella, ya que es de mi tamaño, sube de nuevo las escaleras y llego a su cuarto, vuelvo a petar, mientras espero una respuesta, voy preparando mi bañera, -tengo unas ganas inmensas de meterme en la bañera, -pienso para mi mientras pongo el agua a mi temperatura perfecta.

Seguía tapada y esperando ver quien era la que abría la puerta, cuando mire pude ver la cara de Sarah y después todo su cuerpo. Había traído una escalera de mi tamaño no hacía falta, pero al parecer así era ella, se preocupaba por los demás o eso parecía.

-Muchas gracias, pero no hace falta que te molestes más por mí –le dije mientras sonreía –Si así está bien, no te preocupes.

Al dejarla, se asomó al baño y vio el pequeño estropicio que acababa de hacer, agarre un poco de manta para que no se me viese el cuerpo y me coloque en el borde de la cama para ver con más facilidad lo que hacía. Al parecer tendría que bajar por una fregona y un cubo.

-No, no hace falta ya lo limp… -pero Sarah se fue sin que me diese tiempo de terminar la frase.

Bueno que se le tendría que hacer. Cuando se marchó me quite la manta y baje completamente desnuda por las escaleras, me acerque a mi maleta para sacar una toalla de mi tamaño y me dirijo a aquella piscina. Una vez en el baño empiezo a esquivar los charcos para por fin llegar al borde de la bañera. Primero metí mi pie levemente para saber la temperatura del agua, al ver que estaba en su punto decido meterme de cabeza en ella y empezar a nadar unos cuantos metros.

-La puerta está abierta –grite al ver que alguien tocaba, seguramente fuera Sarah –estoy en el baño, pasa.

Empiezo a nadar de vuelta para poder hablar con Sarah más fácilmente, seguro que parecía un pececillo nadando en una gran pecera.

Escucho que finalmente me da permiso para entrar, entro de nuevo, pero ya esta metida en lo que para ella sería una piscina, y para mi una simple bañera, cuando la veo nadar pienso, -vaya, si que le queda grande la bañera si, -pienso para mi mirando como nada...

-Pareces una pequeña sirena, -le digo sonriendo mientras paso la fregóna, me hace gracia ver como se mueve, se le da bien por lo que veo, hace unos cuantos largos de un lado para otro.

-Bueno, yo voy a darme un baño, te cierro la puerta, dentro de unos 25 minutos aproximadamente subirán los cafés, simplemente petarán a la puerta, tienen ya el dinero sobre la mesa, así que no te preocupes, lo dejarán encima de la mesita y ya esta, -le dije girando sobre mi misma para ir a mi bañera.

Acto seguido llego a mi cuarto, cierro, y me quito por fin la ropa, la bañera ya esta lista, así que corto el agua, y me meto despacio, me relajo un rato con mi agua calentita, y después de un rato oigo que petan a la puerta, viene un ligero aroma a café, -Ahí están los cafés, -me dije a mi misma mientras olía ese rico aroma.

De nuevo entro Sarah a la habitación donde me encontraba, pero ahora traía la fregona y el cubo que había ido a buscar. La semigigante me había comparado con una sirena, suponía que seria por la forma de nadar ¿O seria por el cuerpo que tenía? Bueno, eso daba igual.

-Gracias por la comparación, seguro que si fueras de mi tamaño tú también lo parecería –le dije en tono amigable, también vi como empezaba a fregar algo que había ensuciado –Sarah, no hace falta que lo limpies, pero te lo agradezco y que te relajes en tu baño, dentro de un rato nos vemos.

La chica había pedido café para las dos, justo lo que quería, en ese momento aprovecharía para poder saber más sobre ella y compartir un buen momento entre las dos, pero eso sería después ahora debería relajarme en aquella bañera gigante con el agua calentita mientras cerraba los ojos, había pasado mucho tiempo en el frío por lo que la sensación fue perfecta.

En un momento escuche el ruido de la puerta y la jarra apoyarse en la mesita. Empecé a salir de la bañera mientras me colocaba la toalla en el cuerpo y otra en el pelo para no enfermarme. Me dirigí hacia mi maleta para ver que ponerme, no hacía mucho frio, por la chimenea, pero tampoco hacia tanto calor, por lo que agarre una camiseta manga corta roja junto a unos vaqueros, me quite la toalla de la cabeza y la deje al lado de mis cosas. Al llegar a la sala empecé a subir la silla para esperar a Sarah.

Después de unos minutos, salgo al salón, donde ya estaban los cafés, uno de mi tamaño para mi, y otro del tamaño humano para ella, y una jarra ligeramente grande, nos iba a sobrar mas de la mitad de la jarra, yo llevaba un pantalón largo de color negro, ligeramente holgado, donde llevaba mis armas, como siempre, una camiseta de manga larga, y una sudadera muy fina con una capucha, y mis zapatillas, las mas cómodas que nunca había usado...

Me seco un poco el pelo delante del espejo que hay casi al lado de la entrada, después de secar un par de veces mi pelo con la toalla, la dejé encima de una mesita, y cogí mi peine para peinarme un poco, si no lo peinaba mientras estuviera húmedo estaría horrible después, lo tenía ligeramente largo, así que me hice una trenza desde la parte mas alta, hasta el final, dejando un pequeño mechón suelto, es muy corto ese mechón, por lo cual si o si ya se iba a quedar suelto igual.

Después de eso me senté, Me fijé que ya estaba Aoi sentada, servía los cafés y yo mientras estaba mirando por una ventana que había al lado, todo estaba cubierto por la nieve, y aun había una gran ventisca, normal, acababa de empezar, vi a algún transeúnte por la calle, que la ventisca lo había pillado de imprevisto, pronto miré para la habitación de Aoi, y reparé que entre su puerta y la mía había una mesa con un par de floreros, me levanté y fui a mirar si las plantas eran de verdad, acto seguido agarré un par de cada florero, y las olí, era tan frescas como la mañana, pero por una extraña razón, comencé a estornudar.