Smash'n Grab

Pegándole una paliza a...

Hacía tiempo que seguía la pista a un grupo de piratas con los que me había topado. Gracias a mi facilidad para ocultarme y camuflarme ocultando mi presencia lograba seguirles el rastro de lejos, siempre esperando el momento en el que alguien se separase. Había que acabar con ellos, me lo había propuesto, pero todavía no era el momento, debía cogerles por separado, y al final parecía que había logrado hacerlo.

Una persona se separó. No me hizo excesiva gracia, se trataba de una chica bastante joven. No pude evitar sentir el impulso de echarme atrás y abortar la misión, no parecía ningún tipo de criminal. ¿Tal vez me había equivocado de objetivo? Repasé los carteles que había sobre esta tripulación y confirmé mis sospechas. Su nombre era Antei Kyushu. Le di la vuelta a dicho cartel, en él había apuntado los aspectos más relevantes a tener en cuenta para enfrentarme a ella. Lo más importante tener en cuenta su estilo de combate y su akuma no mi, la cual puede ser más peligrosa de lo que parece. Un paso en falso y puede ser el fin.

Me aseguré de ocultar mi presencia y comencé a seguirla. Una de las cosas que estaban escritas en esa hoja era que no debía de confiarme por su aspecto, no es lo que aparenta. Me costó, pero finalmente decidí continuar con el plan previsto, esperaría a que llegásemos a un lugar poco transitado para efectuar mi movimiento. Me camuflaba entre el gentío y mantenía la distancia, no podía permitirme descubrirme, ni siquiera tenía ropas de la marina, prácticamente iba de incógnito, dudaba que nadie pudiera reconocerme. Tan solo había que esperar el momento.

Si por alguna razón no llegaba ese momento, tendría que actuar rápidamente. El lugar es muy oportuno, es una isla donde el gobierno mundial mantiene su soberanía, aunque lo hiciera en público no tendría más que sacar mi identificativo de la marina y el cartel wanted de la mujer para justificar mis actos. Tan solo esperaba no tener que recurrir a eso.

La chica esa parece demasiado alegre, incluso carismática. Hacerle algo en público tan solo serviría para hacer cundir el pánico, aunque fuera una pirata se ganaba el favor de la gente con esos actos, debía de hacer algo en un lugar lo más escondido posible, con el menor público. Continué siguiéndola, y de pronto la vi meterse en un tipo de callejón. Abrí los ojos estupefacto, era justo lo que necesitaba. Llevé la mano a la empuñadura de Tsume, y mientras me concentraba en mi energía y la difuminaba a mi alrededor, comencé a entrar en dicho callejón.

El lugar era bastante oscuro, y para cuando quise entrar, mi técnica se estaba llevando a cabo, estaba completamente seguro de que no podría verme. Desenfundé la daga Tsume con cuidado de no hacer ruido y fui aproximándome a mi objetivo. El callejón estaba lleno de desperdicios. Me fije en que no hacía más que tonterías, saltaba entre los contenedores y se ponía a hacer malabares con pieles de plátano, espinas de pescado y manzanas podridas. Qué asco, en verdad se nota que es una pirata, le da todo igual.

Sea como fuere, debía aprovechar ahora mismo el momento. Con mi técnica no se percataría de mi presencia a menos que su haki de observación estuviera más desarrollado que el mío propio, y con todo mi cuidado fui acercándome sigilosamente hacia ella, hasta que estuve lo suficientemente cerca como para, desde su espalda, clavarle la daga directamente en el cuello, hundiendosela para provocarle una muerte rápida y evitar enfrentamientos directos. Si todo salía bien conseguiría acabar con ella en un solo movimiento sigiloso. De no ser así, la cosa podría complicarse bastante.

Técnicas:

La daga se clavó rápidamente a la vez que con mi otra mano tapaba su boca para ahogar un grito que seguramente no se habría tardado en dar a conocer. Apreté tanto en su boca para evitar que la abriese como en su cuello, hundiéndole la daga. Esa herida era realmente mortal y no duró más de unos instantes convulsionando. El ataque fue perfecto, ni siquiera me vio venir y logré acabar con esto de un solo golpe.

Le tomé el pulso cuando la noté relajada, extraje la daga de su cuello y el cuerpo cayó inerte al suelo. Nadie era capaz de sobrevivir a semejante daño. De pronto me sentí extrañamente mal, por su aspecto no parecía que pudiera ser ningún tipo de persona criminal, no obstante la alta recompensa que se ofrecía por su cabeza decía lo contrario. No me habría arriesgado a comprobar si se trataba de una mentira o si era realmente alguien muy peligroso. Desde luego su tripulación no tiene muy buena fama.

Era hora de volver con un trabajo bien hecho, envolví su cuerpo, cogí sus armas y las porté como si fuesen mías, aquél gran martillo y esas dos extrañas pistolas, las cuales parecían bastante peculiares. El trabajo estaba hecho, ahora solo faltaba entregar el cuerpo.