Oh 2.0

Mientras que su capitán se había ido con Zack a no sé dónde, el lobo había llegado a una especie de restaurante de aquella isla. El sitio era enorme y la razón por la que lo había elegido era por un cartel donde anunciaban un enorme pollo con patas y cinco hamburguesas. Quien se lo comiera todo no pagaba y él tomó eso como un reto personal. Allí estaba, en una mesa individual con los ojos abiertos y esperando a que le atendiesen. Se notaba bastante emocionado, sus ojos brillaban levemente y una enorme sonrisa cruzaba su rostro totalmente. Era el momento de mostrar que su estómago era el número uno.

Vestía con una camiseta blanca de tirantes, una chaqueta de cuero abierta y pantalones largos. En sus pies podían verse unas sandalias y dentro unos calcetines rojos. La combinación no pegaba, pero era algo que le importaba bastante poco.

- ¿Qué va a tomar, señor? – Preguntó el joven camarero, el cual era rubio y con unos ojos almendrados enormes.

- Quiero una botella de agua y empezar el desafío de este local. – Contestó de forma agradable mientras clavaba sus orbes en los de él.

- El único desafío que vas a tener será escapar de la muerte, Bestia.

Aquella aguda voz vino desde una mesa algo más apartada. El chico pudo ver a un tipo vestido de traje, de piel oscura y cabeza rapada. Sus negros ojos le miraban de forma seria. Se notaba bastante musculoso y en su mano derecha portaba una pistola plateada. El chico lobo se mantuvo sonriente en todo momento, aunque por dentro estaba a punto de estallar. Le tenía demasiado asco a las armas de fuego. No tardó mucho en levantarse y quitarse la chaqueta de cuero, dejándola sobre la mesa en la que estaba sentado anteriormente. Su ojo derecho tomó un color rojizo sangre y las venas de su cuello se marcaron un poco.

- Déjame presentarme, Drake. Soy un miembro del gobierno, pero no uno normal. Mi nombre es Jeans Makalistor, agente ciento cinco. Hoy voy a terminar contigo y mostrar que soy el tío más fuerte, listo y guapo del…

- Deja de hablar, chocolate con patas. – Dijo de forma inocente cortándole.

El cabreo del agente fue tal, que lo siguiente que hizo fue estirar su brazo hacia delante. La pistola tomó un color morado que hizo a Drake ponerse alerta. Las balas empezaron a salir despedidas hacia el lobo, el cual empezó a golpear el aire a toda velocidad. Sus ondas de choque no eran muy fuertes al no poder cargarlas, pero se ocupaban de que los proyectiles no llegasen hasta su posición. Cuando escuchó el típico sonido de un arma tratando de disparar sin balas, desapareció de la vista del agente. Reapareció a su espalda y de una patada alta en su cabeza lo estampó contra una de las paredes. Su oponente estuvo unos diez segundos en el suelo, pero después se colocó en pie y frunció el ceño. Estaba un poco aturdido, pero aun así pretendía continuar la pelea contra el lobo blanco.

- ¡Te ordeno que pongas las manos donde pueda verlas!

- ¡Pues en tu cara! – Gritó el lobo avanzado hacia él.

Durante el siguiente puñetazo, los cabellos de Drake pasaron a ser rojizos por unos segundos y sus orbes tomaron dicho color. Su aura de energía lanzó unas cuantas sillas por los aires y su oponente salió despedido atravesando un par de paredes. Cuando se aseguró de que el hombre de piel oscura no se levantaba volvió a su estado normal. Abrir la puerta de Belial le había dado bastante hambre, por lo que se sentó de nuevo en la mesa y le dedicó una sonrisa amable al camarero. El chico enseguida asintió y fue a por el plato. Nadie quería problemas con el luchador por lo que se veía. Justo entonces una hermosa mujer de cabellos naranjas y ojos azulados se sentó frente al lobo. Drake la miró de forma calmada.

- ¿Buenas?

- Esta es la cuarta vez que intentamos localizarle. Permítame entregarle esto, Drake-san. – Explicó tendiéndole una carta de color granate y levantándose después.

- ¿Qué es esto? ¿Por qué te sientas si te vas a levantar tan rápido? – Ladeó un poco la cabeza, estaba confuso.

La mujer chasqueó la lengua ante sus palabras y después de unos momentos se fue. Se ve que las palabras de Drake en aquel tono tan infantil la mosquearon. El hecho de que se levantase al segundo fue ridículo. El lobo miró la carta y cuando la abrió se puso a mirarla. Después de entender unas palabras muy escasas se rascó la cabeza. Se colocó en pie y después se dispuso a irse, pero entonces aquel delicioso olor llegó hasta él. Se frenó en seco y se volvió a sentar. Miró la comida que le pusieron frente y se relamió. Iba a retrasarse un poco más de lo esperado.

Tras unos diez minutos salió del local bastante conforme y sin haber pagado, pues se lo comió todo. Miró el cuerpo del agente y pasó de largo. Debía buscar a su capitán para que le leyese la carta. Supo que se iba a una taberna, pero a saber cuál era. Empezó a olisquear para detectar su olor y además usó el haki de observación. En cuanto lo detectó empezó a caminar hacia su posición con una sonrisa en los labios. También sintió la presencia del tejón. Esperaba que no se hubiese liado mucho.

Cuando abrió la puerta pudo ver algo que le hizo reírse. Todo el mundo estaba por los suelos, la taberna hecha un asco y su capitán allí tan feliz. No tardó en acercarse a él entre algunas risas y después le tendió la carta que acababa de recibir en el restaurante.

- Arri-chan ¿Qué pone aquí? No sé qué de la hermandad de las patatas. – Terminó de decir rascándose un poco la cabeza. también miró un momento a su compañero Zack y saludó con una agradable sonrisa. – ¡Ey!

La historia está bien, no tienes muchas faltas y parece que tu capitán te lee la carta, por lo que pasas a la siguiente fase.