AEG93
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Las voluntades de muchas de las más poderosas personas sobre la faz de la tierra se encontraban allí, y el alcalde podía sentirlas mientras avanzaba. A sus lados, tras él y en la dirección en la que se movía, su mantra le advertía de la presencia de hombres y mujeres verdaderamente fuertes luchando entre sí. El caos estaba, al parecer, adueñándose del lugar. Y de repente, en medio de aquella beligerante muchedumbre, un nuevo fantasma interrumpió su camino. Era tremendamente grande, más que ninguno de los que había visto hasta el momento, y parecía ser así mismo más sólido. Y eso no era lo único que lo hacía diferente, sino que una persona cubierta por una negra túnica que terminaba en una capucha que cubría por completo sus facciones. Ni siquiera la agudizada vista del alcalde le permitió discernir nada más allá de las rojas pupilas que le miraban directamente.
En ese momento múltiples fantasmas considerablemente más pequeños que el que montaba el encapuchado hicieron su aparición, y escasos instantes después comenzaron a aumentar de tamaño de una forma que auguraba una detonación similar a la ocurrida en el piso inferior. El encapuchado, mientras tanto, comenzó a elevarse en el aire en dirección a uno de los anillos situados sobre ellos, que seguramente tan solo minutos atrás constituía la estructura de la planta inmediatamente superior. Quedaba claro que ese hombre le estaba retando, no solo por sus actos en aquel momento, sino por como llevaba actuando desde que había llegado al piso inferior, intentando atraer su atención. Y no tenía pensado seguirle el juego y acabar cayendo en alguna trampa que hubiese podido prepararle, pero si estaba decidido a averiguar el motivo de su interés en él.
Uno de los fantasmas explotó a varios metros de él, produciendo una onda de aire cortante que arañó nuevamente su máscara.
- Así que así es como funcionan esos fantasmas... - Dijo para sí el político. Ahora ya sabía cómo defenderse de ellas y poder seguir a su ¿admirador? ¿perseguidor? al piso superior. Endureció su cuerpo todo lo que fue capaz gracias a su dominio del Tekkai y se movió velozmente, buscando una buena posición para, una vez los fantasmas explotasen, hacer uso de su Geppou para ascender hasta su oponente.
Una vez a su alcance le atacaría desde el aire, apuntando hacia él con sus dos dedos índice y disparando tres balas de aire comprimido con cada uno de ellos, para después aterrizar sobre una de las vigas de metal que formaban la estructura actual de la otrora Gran Aguja. Cuando tuviese los pies apoyados sobre el frío metal dirigiría unas palabras a quien tanto empeño había puesto en atraerle hasta su posición:
- Dime encapuchado, ¿quién eres y qué quieres de mí? Has invertido mucho tiempo y esfuerzo en conseguir que estemos frente a frente, y debes de tener un motivo para ello. Así pues, ¿qué te ha llevado a buscar con tanto ahínco que nos encontremos?
En ese momento múltiples fantasmas considerablemente más pequeños que el que montaba el encapuchado hicieron su aparición, y escasos instantes después comenzaron a aumentar de tamaño de una forma que auguraba una detonación similar a la ocurrida en el piso inferior. El encapuchado, mientras tanto, comenzó a elevarse en el aire en dirección a uno de los anillos situados sobre ellos, que seguramente tan solo minutos atrás constituía la estructura de la planta inmediatamente superior. Quedaba claro que ese hombre le estaba retando, no solo por sus actos en aquel momento, sino por como llevaba actuando desde que había llegado al piso inferior, intentando atraer su atención. Y no tenía pensado seguirle el juego y acabar cayendo en alguna trampa que hubiese podido prepararle, pero si estaba decidido a averiguar el motivo de su interés en él.
Uno de los fantasmas explotó a varios metros de él, produciendo una onda de aire cortante que arañó nuevamente su máscara.
- Así que así es como funcionan esos fantasmas... - Dijo para sí el político. Ahora ya sabía cómo defenderse de ellas y poder seguir a su ¿admirador? ¿perseguidor? al piso superior. Endureció su cuerpo todo lo que fue capaz gracias a su dominio del Tekkai y se movió velozmente, buscando una buena posición para, una vez los fantasmas explotasen, hacer uso de su Geppou para ascender hasta su oponente.
Una vez a su alcance le atacaría desde el aire, apuntando hacia él con sus dos dedos índice y disparando tres balas de aire comprimido con cada uno de ellos, para después aterrizar sobre una de las vigas de metal que formaban la estructura actual de la otrora Gran Aguja. Cuando tuviese los pies apoyados sobre el frío metal dirigiría unas palabras a quien tanto empeño había puesto en atraerle hasta su posición:
- Dime encapuchado, ¿quién eres y qué quieres de mí? Has invertido mucho tiempo y esfuerzo en conseguir que estemos frente a frente, y debes de tener un motivo para ello. Así pues, ¿qué te ha llevado a buscar con tanto ahínco que nos encontremos?
- Cosas:
- - Tekkai (Mejora Épica): Puede utilizar el Tekkai mientras se mueve de forma normal. Además, ahora mientras tenga el Tekkai activo podría resistir sin daños externos graves la explosión de un kilo de TNT en sus manos, y es capaz de resistir ataques que podrían cortar materiales más duros que la esmeralda sin dificultad (equivalente a tier 9 de resistencia y resistir tier 9 de poder de destrucción).
- Geppou (Mejora Mítica): Mediante el uso continuado de esta técnica, Thawne ha ido perfeccionándola hasta el punto de casi eliminar el rozamiento con el aire al desplazarse con ella, además de aprender a aprovechar las corrientes. Esto hace que sea capaz de desplazarse por el aire a 50 m/s durante horas.
- Tobu Shigan Bachi: El entrenamiento continuo del Rokushiki ha dado como resultado que Thawne haya aprendido a lanzar su Shigan, de forma que crea una especie de bala de aire comprimido desde su dedo. Su velocidad es la de una bala estándar (unos 330 m/s) y su potencia es similar. Su alcance es de 50 metros, aunque que acierte o no está determinado por la puntería del usuario. Puede ejecutar tantos como su Tier de Agilidad le permita.
Los pequeños fantasmas explotan en cadena, creando ondas cortantes que se dispersan en todos lados y que una de ellas roza la suela de tu zapato derecho. Tu ofensiva hacia el fantasma gigante no parece hacerle nada, siendo más resistente de lo que esperabas. El hombre encapuchado te mira, pero no eres capaz de ver su rostro bajo la capucha.
—Digamos que me han mandado capturarte —te dice.
El encapuchado vuelve a desaparecer, volviéndose traslúcido como un fantasma y aparece de nuevo en el suelo. Ves como de un golpe acaba con la única persona que se encontraba en su camino, atravesando pecho y arrancándole el corazón. Entretanto, el fantasma gigante avanza hacia ti a gran velocidad, es rápido pese a su tamaño. ¿Será porque es un fantasma y pesa poco? Tal vez, o quizá solo porque es así. Sin embargo, eso no es lo que importa, sino que lanza un puñetazo directo hacia tu cara.
De pronto, en tu cabeza oyes la voz de una pequeño ser que creías desaparecido, Elliot, el cual te habla con tono de preocupación: “Huye”, te dice. "Huye mientras puedas. Es una persona muy peligrosa a la que te enfrentas".
—Digamos que me han mandado capturarte —te dice.
El encapuchado vuelve a desaparecer, volviéndose traslúcido como un fantasma y aparece de nuevo en el suelo. Ves como de un golpe acaba con la única persona que se encontraba en su camino, atravesando pecho y arrancándole el corazón. Entretanto, el fantasma gigante avanza hacia ti a gran velocidad, es rápido pese a su tamaño. ¿Será porque es un fantasma y pesa poco? Tal vez, o quizá solo porque es así. Sin embargo, eso no es lo que importa, sino que lanza un puñetazo directo hacia tu cara.
De pronto, en tu cabeza oyes la voz de una pequeño ser que creías desaparecido, Elliot, el cual te habla con tono de preocupación: “Huye”, te dice. "Huye mientras puedas. Es una persona muy peligrosa a la que te enfrentas".
AEG93
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
El ataque de tanteo lanzado por el agente no tuvo prácticamente ningún efecto, aunque este tampoco había esperado otra cosa. Estaba claro que su oponente no era alguien a quien se pudiera vencer fácilmente. Su respuesta, eso si, le sorprendió. Al parecer alguien le había enviado con la misión de atraparle. ¿Quién tendría tanta influencia como para ser capaz de encargar a alguien una tarea como aquella y esperar que la cumpliese? Debía averiguarlo.
En ese momento el encapuchado desapareció repentinamente para inmediatamente después aparecer en el suelo. En una feroz demostración de fuerza y sadismo arrancó el corazón de la única otra persona que había en la sala aparte de ellos dos con su mano desnuda. Él mismo seguramente sería capaz también de hacer algo así usando sus habilidades como agente, pero no dejaba de ser ciertamente impresionante.
No obstante el político no tuvo mucho tiempo para observar a su adversario, pues el enorme fantasma que hasta hacía escasos segundos montaba comenzó a avanzar vertiginosamente hacia su posición. Atento, el enmascarado no tuvo más que agacharse al tiempo que movía grácilmente sus pies para desplazarse hacia su izquierda.
Nada más esquivar el golpe, en su cabeza resonó la voz del pequeño Elliot. El tontatta le advertía sobre el gran peligro que conllevaba su enemigo y le aconsejaba huir. Pero eso no entraba en los planes de Dakuhebi:
- Me alegro de saber de ti, Elliot. ¿Estás bien? Yo no pienso huir. Puede que él sea tremendamente peligroso, pero yo lo soy aún más y voy a mostrárselo . Lamentará el día en que le encargaron atraparme. Solo tengo una pregunta. Ya que parece que sabes algo sobre él... ¿quién es realmente? ¿Puedes darme algún dato que pudiera serme de utilidad?
Mientras su mente transmitía esas palabras, su cuerpo comenzó a mutar y a crecer. Su piel empezó a cubrirse de un corto pero espeso pelaje grisáceo y sus facciones cambiaron, tornándose progresivamente más felinas. Sus manos cambiaron de orientación, quedando las palmas situadas hacia los laterales, y afiladas garras crecieron en sus dedos. En escasos segundos, un tigre humanoide se alzaba, con sus dos metros y medio de estatura, frente al fantasma. Se volvió hacia el encapuchado y dijo con voz grave y firme:
- ¿Capturarme? Creo que quien quiera que te haya enviado te ha engañado. Pretendía librarse de tu presencia y mandarte a una muerte segura. Dime, encapuchado, ¿quién es el responsable de que hayas acudido directo hacia la muerte?
Tras sus palabras el agente desapareció. Más bien debería decir que cambió de posición tan velozmente que resultaba casi imposible percibir su movimiento, pero a efectos prácticos lo que la inmensa mayoría de los ojos que pudieran estar observándole verían era que dejaba de estar allí. Se detuvo a varios metros del punto de partida, en uno de los flancos del encapuchado, y con un rápido movimiento de su pierna izquierda le lanzó una de sus excepcionalmente poderosas ondas cortantes.
Acto seguido se lanzó a gran velocidad tras ella, también en dirección a su rival. No era ni mucho menos tan rápido como el mortal ataque que acababa de lanzar, pero podría aprovechar para pillar por sorpresa a su oponente. No le resultaría fácil esquivar el Rankyaku, pero si lo hacía allí estaría él, oculto tras la onda y esperando para lanzarse sobre él y descargar sobre su cuerpo dos veloces golpes con cada uno de sus puños cerrados, más mortíferos aún que sus Shigan habituales. Además, tanto la onda como los golpes tendrían un añadido muy especial. El veneno de los Rákshasa, letal como pocos.
En ese momento el encapuchado desapareció repentinamente para inmediatamente después aparecer en el suelo. En una feroz demostración de fuerza y sadismo arrancó el corazón de la única otra persona que había en la sala aparte de ellos dos con su mano desnuda. Él mismo seguramente sería capaz también de hacer algo así usando sus habilidades como agente, pero no dejaba de ser ciertamente impresionante.
No obstante el político no tuvo mucho tiempo para observar a su adversario, pues el enorme fantasma que hasta hacía escasos segundos montaba comenzó a avanzar vertiginosamente hacia su posición. Atento, el enmascarado no tuvo más que agacharse al tiempo que movía grácilmente sus pies para desplazarse hacia su izquierda.
Nada más esquivar el golpe, en su cabeza resonó la voz del pequeño Elliot. El tontatta le advertía sobre el gran peligro que conllevaba su enemigo y le aconsejaba huir. Pero eso no entraba en los planes de Dakuhebi:
- Me alegro de saber de ti, Elliot. ¿Estás bien? Yo no pienso huir. Puede que él sea tremendamente peligroso, pero yo lo soy aún más y voy a mostrárselo . Lamentará el día en que le encargaron atraparme. Solo tengo una pregunta. Ya que parece que sabes algo sobre él... ¿quién es realmente? ¿Puedes darme algún dato que pudiera serme de utilidad?
Mientras su mente transmitía esas palabras, su cuerpo comenzó a mutar y a crecer. Su piel empezó a cubrirse de un corto pero espeso pelaje grisáceo y sus facciones cambiaron, tornándose progresivamente más felinas. Sus manos cambiaron de orientación, quedando las palmas situadas hacia los laterales, y afiladas garras crecieron en sus dedos. En escasos segundos, un tigre humanoide se alzaba, con sus dos metros y medio de estatura, frente al fantasma. Se volvió hacia el encapuchado y dijo con voz grave y firme:
- ¿Capturarme? Creo que quien quiera que te haya enviado te ha engañado. Pretendía librarse de tu presencia y mandarte a una muerte segura. Dime, encapuchado, ¿quién es el responsable de que hayas acudido directo hacia la muerte?
Tras sus palabras el agente desapareció. Más bien debería decir que cambió de posición tan velozmente que resultaba casi imposible percibir su movimiento, pero a efectos prácticos lo que la inmensa mayoría de los ojos que pudieran estar observándole verían era que dejaba de estar allí. Se detuvo a varios metros del punto de partida, en uno de los flancos del encapuchado, y con un rápido movimiento de su pierna izquierda le lanzó una de sus excepcionalmente poderosas ondas cortantes.
Acto seguido se lanzó a gran velocidad tras ella, también en dirección a su rival. No era ni mucho menos tan rápido como el mortal ataque que acababa de lanzar, pero podría aprovechar para pillar por sorpresa a su oponente. No le resultaría fácil esquivar el Rankyaku, pero si lo hacía allí estaría él, oculto tras la onda y esperando para lanzarse sobre él y descargar sobre su cuerpo dos veloces golpes con cada uno de sus puños cerrados, más mortíferos aún que sus Shigan habituales. Además, tanto la onda como los golpes tendrían un añadido muy especial. El veneno de los Rákshasa, letal como pocos.
- Cosas:
- - Stats: Agilidad 10 x6 (Pasiva + Forma Completa), Fuerza 9 x8 (Pasiva + Forma Completa), Reflejos 8 x8 (Pasiva + Forma Completa), Velocidad 5 x4 (Forma Completa), Resistencia 5 x4 (Forma Completa), resto 2.
- Soru (Mejora Épica): Thawne ha perfeccionado su dominio del Soru a lo largo de agotadores entrenamientos. Debido a esto ha logrado optimizar sus movimientos, consiguiendo que la velocidad instantánea otorgada por esta técnica pase a ser de 80 m/s. Y no solo esto, sino que ha conseguido un dominio tal sobre ella que es capaz de alterar su trayectoria, no teniendo por qué desplazarse únicamente en línea recta al utilizarla.
- Rankyaku (Mejora Definitiva): Thawne se ha esforzado tanto en mejorar esta técnica que ahora los Rankyakus que lanza mellan los materiales más duros, y cortan todo lo demás. Estas ondas son tan veloces como balas, y tan poderosas que una sola podrían cortar a la mitad una flota de barcos al completo. Por otro lado son sólidas, pudiendo confrontar una espada. Además, puede imbuirlas en Haki y aplicar en ellas su veneno.
- Jugon: Thawne ha aprendido a ejecutar el Shigan con el puño cerrado, volviéndolo mucho más destructivo. Puede ejecutarlo tantas veces como su tier de Agilidad permita, así como imbuirlo en Haki. El aumento de potencia del Kempo parte del Shigan base de Thawne, que es el siguiente:
- Shigan (Mejora Mítica): Gracias a la velocidad de movimientos que le otorga su Kami-e Kempo, ejecuta sus Shigan con tal rapidez que resulta casi imposible reaccionar a tiempo para esquivarlos. A efectos prácticos, aumenta la velocidad y potencia de sus Shigan al doble de lo normal.
- Veneno: provoca mareos, inestabilidad y una reducción del 50% de Reflejos y Velocidad durante 6 asaltos. Salvo aplicación de antídoto resulta letal tras 10 asaltos.
Y Elliot no volvió a contestar. Volviendo al combate…, logras esquivar el ataque del rapidísimo fantasma gigante, que te mira con los ojos saltones y la boca abierta, sin perderse nada de lo que haces. Quizás tengas un nuevo fan, a saber.
Tu onda cortante avanza muy rápido, tan rápido que solo es visible para aquellos pocos privilegiados con un buen ojo, o uno de tantos guerreros del mar que habitan el mundo; y quizá te estés enfrentando a uno de ellos. Sin embargo, el encapuchado saca dos sais y con una habilidad sorprenderte, posiciona uno de ellos en el centro neurálgico de tu onda cortante, recula un par de metros, pero entonces, con un giro de muñeca y la ayuda del otro, es capaz de cortar la onda cortante en dos. Si te fijas bien, sus sais tienen un brillo negruzco, y por lo que has podido comprobar, el metal del segundo no ha tocado la onda, sino que ha sido una fuerza invisible.
Tu segundo ataque pilla desprevenido a tu extraño oponente, que recibe dos poderosos golpes en el pecho. Le hacen daño, pero no tanto como el que esperabas. Sin embargo, tu ofensiva se interrumpe porque a tus pies aparece el fantasma gigante y como si de una colchoneta inflable se tratara te eleva hacia el cielo. Mientras vas avanzando, contemplas de forma difuminada algunos fantasmas más. Hay un montón de ellos, y de pronto envuelven a su creador. Éste se ha quitado la capucha, pues del golpe no ha podido evitar escupir sangre. No obstante, está más entero de lo que debería después de un ataque como ese.
Te mira fijamente, y la sonrisa de su rostro ha desaparecido. Puedes ver que es un hombre de unos treinta y pocos años, de cabellos castaño por unos mechones que le sobresalen bajo un casco de metal. Tiene la cara con varias cicatrices, pero la que más llama la atención en una en el lado de su boca, como si alguien, o él mismo, hubiera intentado dispararle alguna vez para matarlo.
De pronto, el fantasma gigante comienza a empequeñecer hasta tener el tamaño de un ser humano, pero entonces comienza a inflarse, como si fuera a estallar. Tienes poco tiempo, pero con sus sais tu enemigo te ha lanzado dos ondas cortantes que van tan rápido que parecen estar rompiendo el mismo cielo. Tienen un extraño brillo blanquecino, y se dirige hacia a ti a mucha velocidad. Como he dicho antes, tienes poco tiempo.
Tu onda cortante avanza muy rápido, tan rápido que solo es visible para aquellos pocos privilegiados con un buen ojo, o uno de tantos guerreros del mar que habitan el mundo; y quizá te estés enfrentando a uno de ellos. Sin embargo, el encapuchado saca dos sais y con una habilidad sorprenderte, posiciona uno de ellos en el centro neurálgico de tu onda cortante, recula un par de metros, pero entonces, con un giro de muñeca y la ayuda del otro, es capaz de cortar la onda cortante en dos. Si te fijas bien, sus sais tienen un brillo negruzco, y por lo que has podido comprobar, el metal del segundo no ha tocado la onda, sino que ha sido una fuerza invisible.
Tu segundo ataque pilla desprevenido a tu extraño oponente, que recibe dos poderosos golpes en el pecho. Le hacen daño, pero no tanto como el que esperabas. Sin embargo, tu ofensiva se interrumpe porque a tus pies aparece el fantasma gigante y como si de una colchoneta inflable se tratara te eleva hacia el cielo. Mientras vas avanzando, contemplas de forma difuminada algunos fantasmas más. Hay un montón de ellos, y de pronto envuelven a su creador. Éste se ha quitado la capucha, pues del golpe no ha podido evitar escupir sangre. No obstante, está más entero de lo que debería después de un ataque como ese.
Te mira fijamente, y la sonrisa de su rostro ha desaparecido. Puedes ver que es un hombre de unos treinta y pocos años, de cabellos castaño por unos mechones que le sobresalen bajo un casco de metal. Tiene la cara con varias cicatrices, pero la que más llama la atención en una en el lado de su boca, como si alguien, o él mismo, hubiera intentado dispararle alguna vez para matarlo.
De pronto, el fantasma gigante comienza a empequeñecer hasta tener el tamaño de un ser humano, pero entonces comienza a inflarse, como si fuera a estallar. Tienes poco tiempo, pero con sus sais tu enemigo te ha lanzado dos ondas cortantes que van tan rápido que parecen estar rompiendo el mismo cielo. Tienen un extraño brillo blanquecino, y se dirige hacia a ti a mucha velocidad. Como he dicho antes, tienes poco tiempo.
AEG93
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
La gran reacción del encapuchado ante el feroz Rankyaku lanzado por el alcalde impresionó a este. Viendo sus movimientos no cabía la menor duda de que se trataba de un enemigo del más alto nivel. En apenas un instante demostró unos reflejos y una fuerza de voluntad sobrehumanos. En particular esta última llamó la atención del político. Él mismo era capaz de darle la forma de una barrera en el aire, pero no creía que fuesen tan poderosas como para detener un ataque tan peligroso. Por suerte, su segundo movimiento fue demasiado para su oponente, que recibió los dos primeros golpes en el pecho.
El fantasma gigante, apareciendo a sus pies y ascendiendo rápidamente con él, interrumpió su sucesión de ataques. Mientras subía en el aire pudo ver muchos más espíritus de menor tamaño. La mayoría de ellos se acercaron a su creador, cuya capucha había caído y de cuyos labios salía sangre. Parecía que su técnica había hecho mella en él, aunque daba la sensación de soportarlo particularmente bien. Thawne decidió entonces centrar en él su visión y, además, utilizar uno de los enlaces telepáticos restantes en su adversario. De ese modo, aunque no pudiese leer su mente, podría predecir sus movimientos de forma más precisa.
El hombre parecía ligeramente mayor que el alcalde, aunque su rostro estaba sensiblemente más castigado. Múltiples cicatrices lo marcaban, y sobre todas ellas destacaba una. Una herida de bala en un lado de la boca que, si alguien con los conocimientos médicos del enmascarado observaba detenidamente, podría encontrar sospechosa. Y es que no daba la sensación de haber sido infringida desde fuera de la cavidad bucal, sino desde dentro. ¿Tal vez aquel tipo habría coqueteado en alguna ocasión con el suicidio? Una mueca de asco se formó en su boca, cubierta por la máscara de serpiente, sin que pudiera evitarlo. ¿Qué clase de ser sin ambición, orgullo ni respeto por si mismo podía cometer tal acto de cobardía? Le repugnaba profundamente.
No tuvo tiempo de abstraerse más en aquellos pensamientos, pues en ese momento el fantasma se encogió hasta tener un tamaño similar al suyo, para poco después comenzar a hincharse de nuevo. Temiendo una nueva explosión como las ya presenciadas, se vio obligado a pensar rápido. Además su visión le avisó de que el tipo de las cicatrices también pensaba atacarle. En escasas centésimas de segundo, su aguda mente dio con una salida que podía resultar realmente eficaz. No tenía muchas alternativas disponibles en tan escasos instantes, así que comenzó a moverse.
Antes de que su enemigo lanzase su ataque, utilizó la velocidad del Soru para poner distancia entre ambos, dejando al fantasma-bomba entre ambos. De esta forma las ondas cortantes deberían atravesar la zona cero de la deflagración, lo que esperaba anulase si no todo al menos buena parte de su poder. En el momento de la explosión, recurriría al poder de su inquebrantable voluntad para cubrir su cuerpo con una negra armadura. Confiaba que, entre la distancia y su defensa, los daños recibidos no serían muchos. Además, dada su capacidad para hacer que el aire vibrase a su alrededor, una onda expansiva perdería casi todo su poder antes de tocar su piel. No esperaba salir completamente ileso, pero si todo salía según lo planeado los daños serían mínimos.
Tras soportar la acometida, se repondría lo mejor posible y miraría con desdén a su oponente, diciendo en tono burlón:
- ¿Y de verdad alguien tan sumamente cobarde como para intentar quitarse la vida se cree capaz de derrotarme? Para poder plantar cara a alguien como yo primero deberías ser capaz de lidiar con tus propios problemas. Si estos te superan, piensa, ¿qué no podré hacerte yo? Tan solo quiero que lo sepas, no tienes ninguna posibilidad.
No estaba seguro al cien por cien de que su adversario hubiese tratado de quitarse la vida, pero teniendo en cuenta el aspecto de aquella cicatriz era la opción más plausible. Poder estudiar a tu rival y conocerle podía resultar muy ventajoso en un combate, y él no pensaba renunciar a dicha ventaja. Una vez pronunciadas aquellas palabras que pretendían desconcentrar y enfadar a su oponente, haciendo que cometiese errores, se concentraría brevemente en hacer que su figura se dividiese en varias idénticas. Once para ser exactos, diez falsas más la original. Después comenzaría a correr junto a sus clones hacia el hombre misterioso hasta lograr rodearle. Las once figuras irían intercambiando sus posiciones alrededor de su rival, en un círculo perfecto con él como centro.
Entonces uno de los clones atacaría, fingiendo ser el real. Después tres más lo harían al mismo tiempo. Otros dos les seguirían, y a estos otros dos. Pero una de esas dos figuras no sería un clon, sino el verdadero Dakuhebi. Haciendo exactamente los mismos movimientos que sus clones, lanzaría un Shigan con cada mano. Con una pequeña diferencia, que no usaría sus dedos sino las garras de Kairoseki que llevaba ocultas bajo las mangas, cubiertas por la negra armadura formada por su voluntad. Confiaba en que, gracias a su maniobra de despiste, su oponente no tuviese forma de saber qué enemigo era el real. Además, a aquellas alturas el veneno inoculado en los puñetazos que habían impactado en él momentos antes ya debería de haber comenzado a hacer su efecto.
El fantasma gigante, apareciendo a sus pies y ascendiendo rápidamente con él, interrumpió su sucesión de ataques. Mientras subía en el aire pudo ver muchos más espíritus de menor tamaño. La mayoría de ellos se acercaron a su creador, cuya capucha había caído y de cuyos labios salía sangre. Parecía que su técnica había hecho mella en él, aunque daba la sensación de soportarlo particularmente bien. Thawne decidió entonces centrar en él su visión y, además, utilizar uno de los enlaces telepáticos restantes en su adversario. De ese modo, aunque no pudiese leer su mente, podría predecir sus movimientos de forma más precisa.
El hombre parecía ligeramente mayor que el alcalde, aunque su rostro estaba sensiblemente más castigado. Múltiples cicatrices lo marcaban, y sobre todas ellas destacaba una. Una herida de bala en un lado de la boca que, si alguien con los conocimientos médicos del enmascarado observaba detenidamente, podría encontrar sospechosa. Y es que no daba la sensación de haber sido infringida desde fuera de la cavidad bucal, sino desde dentro. ¿Tal vez aquel tipo habría coqueteado en alguna ocasión con el suicidio? Una mueca de asco se formó en su boca, cubierta por la máscara de serpiente, sin que pudiera evitarlo. ¿Qué clase de ser sin ambición, orgullo ni respeto por si mismo podía cometer tal acto de cobardía? Le repugnaba profundamente.
No tuvo tiempo de abstraerse más en aquellos pensamientos, pues en ese momento el fantasma se encogió hasta tener un tamaño similar al suyo, para poco después comenzar a hincharse de nuevo. Temiendo una nueva explosión como las ya presenciadas, se vio obligado a pensar rápido. Además su visión le avisó de que el tipo de las cicatrices también pensaba atacarle. En escasas centésimas de segundo, su aguda mente dio con una salida que podía resultar realmente eficaz. No tenía muchas alternativas disponibles en tan escasos instantes, así que comenzó a moverse.
Antes de que su enemigo lanzase su ataque, utilizó la velocidad del Soru para poner distancia entre ambos, dejando al fantasma-bomba entre ambos. De esta forma las ondas cortantes deberían atravesar la zona cero de la deflagración, lo que esperaba anulase si no todo al menos buena parte de su poder. En el momento de la explosión, recurriría al poder de su inquebrantable voluntad para cubrir su cuerpo con una negra armadura. Confiaba que, entre la distancia y su defensa, los daños recibidos no serían muchos. Además, dada su capacidad para hacer que el aire vibrase a su alrededor, una onda expansiva perdería casi todo su poder antes de tocar su piel. No esperaba salir completamente ileso, pero si todo salía según lo planeado los daños serían mínimos.
Tras soportar la acometida, se repondría lo mejor posible y miraría con desdén a su oponente, diciendo en tono burlón:
- ¿Y de verdad alguien tan sumamente cobarde como para intentar quitarse la vida se cree capaz de derrotarme? Para poder plantar cara a alguien como yo primero deberías ser capaz de lidiar con tus propios problemas. Si estos te superan, piensa, ¿qué no podré hacerte yo? Tan solo quiero que lo sepas, no tienes ninguna posibilidad.
No estaba seguro al cien por cien de que su adversario hubiese tratado de quitarse la vida, pero teniendo en cuenta el aspecto de aquella cicatriz era la opción más plausible. Poder estudiar a tu rival y conocerle podía resultar muy ventajoso en un combate, y él no pensaba renunciar a dicha ventaja. Una vez pronunciadas aquellas palabras que pretendían desconcentrar y enfadar a su oponente, haciendo que cometiese errores, se concentraría brevemente en hacer que su figura se dividiese en varias idénticas. Once para ser exactos, diez falsas más la original. Después comenzaría a correr junto a sus clones hacia el hombre misterioso hasta lograr rodearle. Las once figuras irían intercambiando sus posiciones alrededor de su rival, en un círculo perfecto con él como centro.
Entonces uno de los clones atacaría, fingiendo ser el real. Después tres más lo harían al mismo tiempo. Otros dos les seguirían, y a estos otros dos. Pero una de esas dos figuras no sería un clon, sino el verdadero Dakuhebi. Haciendo exactamente los mismos movimientos que sus clones, lanzaría un Shigan con cada mano. Con una pequeña diferencia, que no usaría sus dedos sino las garras de Kairoseki que llevaba ocultas bajo las mangas, cubiertas por la negra armadura formada por su voluntad. Confiaba en que, gracias a su maniobra de despiste, su oponente no tuviese forma de saber qué enemigo era el real. Además, a aquellas alturas el veneno inoculado en los puñetazos que habían impactado en él momentos antes ya debería de haber comenzado a hacer su efecto.
- Cosas:
- - Haki Armadura Magnífico (Armadura 9/Armamento 0) con Endurecimiento (Asalto 2ºx3 = 6/25).
- Hard As Hell III: El riguroso entrenamiento al que Thawne se somete a diario hace que su cuerpo alcance una dureza tremenda. Por lo tanto, de forma pasiva el Endurecimiento de Thawne se desgasta un 60% más lento de lo que debería (cada 5 asaltos que lo use es como si lo hubiese usado 2). Activamente Thawne ha mejorado el uso de su Endurecimiento a la hora de atacar, consiguiendo que este aumente el poder de sus golpes en el mismo grado en que aumenta su resistencia (se suma al aumento de potencia que otorga la Aptitud Bastión). Gracias a esto, como es mi segundo asalto de uso de Endurecimiento (lo usé en otro combate previo un asalto), puedo usarlo tres asaltos más sin gastarlo. El poder del ataque aumenta x5 (es lo que aumenta el Haki la resistencia a este nivel) + 3 (por Bastión) = x8.
- Ámbito Hasshoken (Pasiva IV): La vibración del aire alrededor de Thawne continúa aumentando su frecuencia, hasta el punto de que el ojo humano ya no es capaz de percibirla. Su efecto de respulsión es ahora tan poderoso que anula el 75% de los efectos de cualquier técnica basada en vibraciones/ondas transmitidas a través del aire dirigidas contra él.
- Mind Clones (Mejora Aura Split): Mediante los poderes mentales otorgados por su Akuma, Thawne puede crear ilusiones con su mismo aspecto (hasta 1 por cada 10 niveles). Estas ilusiones serán intangibles y no podrán atacar ni defender, pero podrán moverse, hablar y fingir que realizan técnicas como Thawne les ordene. Duran un máximo de 1 post por cada 20 niveles. Tiempo de canalización de un segundo. Thawne ha aprendido a hacer que las ilusiones creadas con esta técnica emitan el mismo aura que él a ojos de alguien que use Haki de Observación. Esto último solo afecta a usuarios de Empatía con un Tier igual o inferior al de Thawne.
- Shigan (Mejora Mítica): Gracias a la velocidad de movimientos que le otorga su Kami-e Kempo, ejecuta sus Shigan con tal rapidez que resulta casi imposible reaccionar a tiempo para esquivarlos. A efectos prácticos, aumenta la velocidad y potencia de sus Shigan al doble de lo normal.
- Brazaletes Tigre: Dos brazaletes idénticos hechos de tela de fibra de carbono, de forma que no pesan nada. Son de Calidad Mítica, y miden 22 cm de largo. Son de color negro y muy finos, de forma que se puedan llevar bajo las mangas de la camisa (mangas un poco amplias). Tienen, orientado hacia la muñeca, el dibujo de un tigre, coincidiendo la boca con el orificio para la muñeca. Por ahí pueden aparecer dos finas cuchillas de Kairoseki puro de 20 cm de largo, 3 de ancho, y apenas 5 mm de grosor. Están muy afiladas, y terminan en punta. Cuando no están desplegadas están dentro de la tela de fibra de carbono, de manera que no tocan a su portador y no tienen efecto sobre él. Se despliegan hacia delante en línea recta, a modo de garras.
Cualidades del material: Elasticidad, Dureza, Liviandad.
Cualidades excepcionales: Están hechos especialmente para Thawne, por lo que al transformarse, los brazaletes giran junto a sus brazos, quedando siempre las cuchillas orientadas hacia el dorso de la mano (ya que en forma híbrida y completa tiene las palmas de las manos hacia fuera y el dorso hacia dentro). Permiten a su portador ejecutar Shigan (y sus posibles Kempos) con sus cuchillas de Kairoseki. Si conoce dicha técnica, claro.
- Recordatorio de los efectos del veneno: Mareos, inestabilidad, reducción del 50% de Agilidad y Reflejos durante seis asaltos. Muerte a los diez asaltos salvo que sea tratado antes.
Consigues centrar tu vínculo telepático sobre él durante unos segundos, sin embargo, justo después algo extraño ocurre. Notas un ligero mareo que apenas dura una milésima, sientes un agudo pitido que te ensordece y hace que te duela la cabeza. Finalmente notas una presencia que antes no estaba, el atisbo de la voluntad de una persona que no conoces. Y la conexión se deshace.
Esos segundos de retraso debido a lo anterior, la explosión ocurre un poco antes de que pueda usar tu soru y una parte del fuego te golpea en las piernas. Las ondas cortantes atraviesan las llamas, y estas chocan contra tu cuerpo. Tu haki de armadura es fuerte y consiguen parar el ataque, no obstante, notas el pecho completamente entumecido, como si tu hubieran golpeado con mucha fuerza, cortándote lar espiración durante un segundo.
—Acabas de adentrarte en un mundo repleto de monstruos, novato —su voz es grave y solemne, aunque puedes denotar tristeza en ella—. Hay personas capaces de controlar a otras y obligarlas a hacer otras sin que pueda evitarlo. Pero en los peores momentos es cuando tu verdadero poder se desata.
Entonces la firme voluntad de tu contrincante sale despedida hacia ti, clavándose en lo más profundo de tu ser. Por primera vez en mucho tiempo sientes miedo, algo que seguramente creías olvidado. Una presión sobre tus hombros que te pesa y cuesta deshacerte de ella. Y de pronto, en menos de lo que dura un parpadeo aparece frente a ti con la intención de golpearte en la cara, para luego tratar de golpearte en la boca del estómago con la rodilla, mientras que de su manga izquierda surge un pincho que va directo a su cuello. Puedes notar una firme voluntad en cada golpe, lo que alerta de que es poseedor del haki de armadura también.
Esos segundos de retraso debido a lo anterior, la explosión ocurre un poco antes de que pueda usar tu soru y una parte del fuego te golpea en las piernas. Las ondas cortantes atraviesan las llamas, y estas chocan contra tu cuerpo. Tu haki de armadura es fuerte y consiguen parar el ataque, no obstante, notas el pecho completamente entumecido, como si tu hubieran golpeado con mucha fuerza, cortándote lar espiración durante un segundo.
—Acabas de adentrarte en un mundo repleto de monstruos, novato —su voz es grave y solemne, aunque puedes denotar tristeza en ella—. Hay personas capaces de controlar a otras y obligarlas a hacer otras sin que pueda evitarlo. Pero en los peores momentos es cuando tu verdadero poder se desata.
Entonces la firme voluntad de tu contrincante sale despedida hacia ti, clavándose en lo más profundo de tu ser. Por primera vez en mucho tiempo sientes miedo, algo que seguramente creías olvidado. Una presión sobre tus hombros que te pesa y cuesta deshacerte de ella. Y de pronto, en menos de lo que dura un parpadeo aparece frente a ti con la intención de golpearte en la cara, para luego tratar de golpearte en la boca del estómago con la rodilla, mientras que de su manga izquierda surge un pincho que va directo a su cuello. Puedes notar una firme voluntad en cada golpe, lo que alerta de que es poseedor del haki de armadura también.
AEG93
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Lo que percibió cuando estableció el vínculo telepático con su adversario fue increíblemente sorprendente, a la par que ciertamente esclarecedor. El rastro de una presencia diferente a la del hombre que se hallaba ante él, que rápidamente se desvaneció mientras Dakuhebi, extrañado, notaba un fuerte zumbido en los oídos, tan intenso que se clavaba en lo más profundo de su cerebro.
No obstante, ese momento de sorpresa producido por su hallazgo estuvo cerca de costarle caro. La estrategia que había planeado para defenderse del fantasma no tuvo éxito debido a dicha interferencia, siendo alcanzado en las piernas por las llamas que brotaron de su cuerpo cuando explotó. Por suerte las propiedades ignífugas de la tela de su traje evitaron daños mayores, aunque el momentáneo contacto con el fuego produjo cierto dolor al agente. Apenas un instante después este se quedó sin respiración durante unos momentos al soportar estoicamente el impacto de las ondas cortantes lanzadas por su oponente. Su voluntad le salvó de ser cercenado por ellas, frenando la inmensa mayoría del golpe, pero aún así pudo sentir su poder. Con el pecho entumecido, escuchó las tristes y resignadas palabras que su adversario le dirigió. Aquello solo confirmaba sus sospechas. Alguien con una enorme influencia y poder, seguramente debido a una Akuma no mi, le obligaba a hacer lo que hacía. Y seguramente en el pasado había controlado sus actos, forzándole a dispararse a si mismo. El político estaba convencido de que aquello había sido un castigo de dicha persona por haberse rebelado contra sus designios, una manera de infundir miedo en él de forma que en adelante le obedeciese sin siquiera pensarlo.
En aquel momento su rival desató toda la fuerza de su voluntad y la dirigió contra él. Resultaba abrumador. Incluso, durante apenas un pequeño instante, el alcalde experimentó una sensación prácticamente desconocida para él: miedo. Una fuerte presión en sus hombros, como si de un enorme peso se tratase, le oprimía. El alcalde puso en juego el poder de su propia voluntad para combatirlo. Nadie iba a conseguir superarle, al fin y al cabo nadie podía. Él era alguien especial, un elegido, por nacimiento, capacidades físicas y mentales, pero sobre todo por su inhumana capacidad para el esfuerzo, por su imposibilidad para rendirse. Y aunque en ciertas capacidades aún hubiese unas pocas personas en el mundo que pudieran igualarle o superarle, de hecho quien tenía enfrente era uno de esos contadísimos hombres, en esta última nadie podía compararse a él.
Veloz como el viento, su oponente apareció ante él. Su visión le enviaba continuas señales de peligro, concretamente hacia su rostro, su estómago y su cuello. Gracias a la sobrehumana agilidad que poseía, más aún en su forma completa, se dejó caer hacia atrás doblando la cintura hasta apoyar ambas manos en el suelo. Después, cuando su adversario lanzase la rodilla hacia el punto en que centésimas de segundo antes se hallaba su estómago, aprovecharía para desde su posición estirar ambas piernas y ejecutar un barrido con ellas. Así golpearía la única pierna de apoyo de su rival en aquellos instantes, buscando desequilibrarle.
Cayera o no al suelo debido a esto, no aprovecharía su posible momento de debilidad para atacarle. Se alejaría unos metros y establecería de nuevo un vínculo telepático con él, uno destinado únicamente a la comunicación. Era consciente de que sus enlaces telepáticos eran absolutamente imposibles de detectar o interrumpir por terceros, de forma que podría dirigirse a quien tenía enfrente sin miedo a que la persona que lo vigilaba se percatase de ello:
- Ahora entiendo todo. No temas, quien te vigila y controla no puede oírnos si hablamos por aquí, este canal de comunicación solo existe para nosotros dos. De forma que, si dices algo que no debas, no tendrá forma de enterarse y castigarte de nuevo. Así que puedes ser honesto conmigo. Te pido una cosa: dime dónde se encuentra la persona que te ha obligado a actuar contra tu voluntad, o cualquier dato que conozcas sobre él. En mi mente no puede penetrar, ni él ni nadie. Una vez me lo hayas dicho continuaremos nuestro combate. Empléate a fondo, pues de otra forma se daría cuenta de que algo pasa. No te preocupes, si te derroto no te mataré. Así, cuando lo haga podré dirigirme hacia él y acabar con su vida, terminando también con el control que ejerce sobre ti y, como sospecho, sobre el resto de quienes defendéis esta torre. Y si eres tú quien sale vencedor... bueno, en el improbable caso de que eso suceda habrás cumplido los designios de tu señor, de forma que no tomará represalias sobre ti tampoco.
Dicho esto, el enmascarado aguardaría unos segundos la respuesta de su adversario. Sabía que su estrategia era arriesgada, aunque gracias a sus habilidades mentales tenía más posibilidades de triunfar que nadie ante alguien así. Merecía la pena el riesgo, pues si liberaba a quienes estuviesen bajo su control tendría su gratitud y, quien sabía, quizás hasta su lealtad. Y eso, teniendo en cuenta el poder de las personas que defendían involuntariamente la torre, podía otorgarle un puesto en el Bajo Mundo de una influencia descomunal.
Una vez el intercambio de palabras finalizase, haría lo que había planeado antes y se había visto interrumpido por el gran poder de su rival. Convocaría sus clones y, moviéndose junto a ellos en círculos en torno a él, buscaría el momento propicio para atacar. Primero una de sus copias fingiría lanzar un Shigan, atravesando a su adversario sin causarle el menor daño. Tras él otros tres clones ejecutarían un Rankyaku, un Shigan y una patada que tampoco tendrían el menor efecto. Dos nuevas siluetas dirigirían sus puños a distintos puntos de su anatomía sin poder alcanzarle tampoco. Y justo tras ellos, tres figuras se lanzarían al ataque. Una de ellas, desde la izquierda de su rival, buscaría asestar una feroz patada en su rostro. Otra, que acometería por su espalda, trataría de hacer de su espalda un colador con múltiples Shigan ejecutados a gran velocidad. Y una tercera, que atacaría por el costado derecho, el lado fuerte de su oponente y por tanto el lugar donde menos esperaría un ataque real, lanzaría dos Shigans con cada brazo, con la pequeña modificación de que desplegaría las cuchillas ocultas de Kairoseki y los ejecutaría con ellas. Su voluntad, firme como la de su rival aunque en lo referente a la Armadura seguramente menos poderosa, acompañaría sus ataques, igual que haría (aunque tan solo en apariencia) con los de sus clones.
No obstante, ese momento de sorpresa producido por su hallazgo estuvo cerca de costarle caro. La estrategia que había planeado para defenderse del fantasma no tuvo éxito debido a dicha interferencia, siendo alcanzado en las piernas por las llamas que brotaron de su cuerpo cuando explotó. Por suerte las propiedades ignífugas de la tela de su traje evitaron daños mayores, aunque el momentáneo contacto con el fuego produjo cierto dolor al agente. Apenas un instante después este se quedó sin respiración durante unos momentos al soportar estoicamente el impacto de las ondas cortantes lanzadas por su oponente. Su voluntad le salvó de ser cercenado por ellas, frenando la inmensa mayoría del golpe, pero aún así pudo sentir su poder. Con el pecho entumecido, escuchó las tristes y resignadas palabras que su adversario le dirigió. Aquello solo confirmaba sus sospechas. Alguien con una enorme influencia y poder, seguramente debido a una Akuma no mi, le obligaba a hacer lo que hacía. Y seguramente en el pasado había controlado sus actos, forzándole a dispararse a si mismo. El político estaba convencido de que aquello había sido un castigo de dicha persona por haberse rebelado contra sus designios, una manera de infundir miedo en él de forma que en adelante le obedeciese sin siquiera pensarlo.
En aquel momento su rival desató toda la fuerza de su voluntad y la dirigió contra él. Resultaba abrumador. Incluso, durante apenas un pequeño instante, el alcalde experimentó una sensación prácticamente desconocida para él: miedo. Una fuerte presión en sus hombros, como si de un enorme peso se tratase, le oprimía. El alcalde puso en juego el poder de su propia voluntad para combatirlo. Nadie iba a conseguir superarle, al fin y al cabo nadie podía. Él era alguien especial, un elegido, por nacimiento, capacidades físicas y mentales, pero sobre todo por su inhumana capacidad para el esfuerzo, por su imposibilidad para rendirse. Y aunque en ciertas capacidades aún hubiese unas pocas personas en el mundo que pudieran igualarle o superarle, de hecho quien tenía enfrente era uno de esos contadísimos hombres, en esta última nadie podía compararse a él.
Veloz como el viento, su oponente apareció ante él. Su visión le enviaba continuas señales de peligro, concretamente hacia su rostro, su estómago y su cuello. Gracias a la sobrehumana agilidad que poseía, más aún en su forma completa, se dejó caer hacia atrás doblando la cintura hasta apoyar ambas manos en el suelo. Después, cuando su adversario lanzase la rodilla hacia el punto en que centésimas de segundo antes se hallaba su estómago, aprovecharía para desde su posición estirar ambas piernas y ejecutar un barrido con ellas. Así golpearía la única pierna de apoyo de su rival en aquellos instantes, buscando desequilibrarle.
Cayera o no al suelo debido a esto, no aprovecharía su posible momento de debilidad para atacarle. Se alejaría unos metros y establecería de nuevo un vínculo telepático con él, uno destinado únicamente a la comunicación. Era consciente de que sus enlaces telepáticos eran absolutamente imposibles de detectar o interrumpir por terceros, de forma que podría dirigirse a quien tenía enfrente sin miedo a que la persona que lo vigilaba se percatase de ello:
- Ahora entiendo todo. No temas, quien te vigila y controla no puede oírnos si hablamos por aquí, este canal de comunicación solo existe para nosotros dos. De forma que, si dices algo que no debas, no tendrá forma de enterarse y castigarte de nuevo. Así que puedes ser honesto conmigo. Te pido una cosa: dime dónde se encuentra la persona que te ha obligado a actuar contra tu voluntad, o cualquier dato que conozcas sobre él. En mi mente no puede penetrar, ni él ni nadie. Una vez me lo hayas dicho continuaremos nuestro combate. Empléate a fondo, pues de otra forma se daría cuenta de que algo pasa. No te preocupes, si te derroto no te mataré. Así, cuando lo haga podré dirigirme hacia él y acabar con su vida, terminando también con el control que ejerce sobre ti y, como sospecho, sobre el resto de quienes defendéis esta torre. Y si eres tú quien sale vencedor... bueno, en el improbable caso de que eso suceda habrás cumplido los designios de tu señor, de forma que no tomará represalias sobre ti tampoco.
Dicho esto, el enmascarado aguardaría unos segundos la respuesta de su adversario. Sabía que su estrategia era arriesgada, aunque gracias a sus habilidades mentales tenía más posibilidades de triunfar que nadie ante alguien así. Merecía la pena el riesgo, pues si liberaba a quienes estuviesen bajo su control tendría su gratitud y, quien sabía, quizás hasta su lealtad. Y eso, teniendo en cuenta el poder de las personas que defendían involuntariamente la torre, podía otorgarle un puesto en el Bajo Mundo de una influencia descomunal.
Una vez el intercambio de palabras finalizase, haría lo que había planeado antes y se había visto interrumpido por el gran poder de su rival. Convocaría sus clones y, moviéndose junto a ellos en círculos en torno a él, buscaría el momento propicio para atacar. Primero una de sus copias fingiría lanzar un Shigan, atravesando a su adversario sin causarle el menor daño. Tras él otros tres clones ejecutarían un Rankyaku, un Shigan y una patada que tampoco tendrían el menor efecto. Dos nuevas siluetas dirigirían sus puños a distintos puntos de su anatomía sin poder alcanzarle tampoco. Y justo tras ellos, tres figuras se lanzarían al ataque. Una de ellas, desde la izquierda de su rival, buscaría asestar una feroz patada en su rostro. Otra, que acometería por su espalda, trataría de hacer de su espalda un colador con múltiples Shigan ejecutados a gran velocidad. Y una tercera, que atacaría por el costado derecho, el lado fuerte de su oponente y por tanto el lugar donde menos esperaría un ataque real, lanzaría dos Shigans con cada brazo, con la pequeña modificación de que desplegaría las cuchillas ocultas de Kairoseki y los ejecutaría con ellas. Su voluntad, firme como la de su rival aunque en lo referente a la Armadura seguramente menos poderosa, acompañaría sus ataques, igual que haría (aunque tan solo en apariencia) con los de sus clones.
- Cosas:
- - Haki del Rey Apto (Conquista tier 1).
- Haki Observación Magnífico con ambas ramas a tier 9 (Predilecto).
- Haki Armadura Magnífico con Armadura tier 9 + Hard As Hell III (Asalto 3 de uso de Endurecimiento, por lo que a efectos del total sigue siendo Asalto 6/25. Me restan dos asaltos más de endurecimiento que no consumen uso antes de tener que gastar uno más).
- El ataque es el que iba a realizar en el anterior post, solo que lo detallo más, así que todo lo necesario está allí.
- Primer asalto de uso de los Mind Clones.
Vuestro choque de voluntades crea una corriente de presión a vuestro alrededor, la cual desmaya a varios de los individuos que había a vuestro alrededor batallado. Los movimientos de tu contrincante son rápidos y lo sabes, pero eso no implica que no puedas esquivarlos casi en su totalidad. Sin embargo, alrededor del pincho había un aura que se expande y te golpea en el estómago con fuerza, como si un obús te golpease con todas sus fuerzas cortándote la respiración durante un instante. No obstante, eso no impide que le des una patada, la cual desestabiliza a tu oponente tirándolo al suelo de culo. Intenta levantarse, pero algo extraño le ocurre. Se mira a las manos y está temblando, sudores fríos le recorren la frente y entonces su respiración se agita.
Consigues comunicarte con él, pero no te contesta. Escuchas de nuevo un pitido procedente de su cabeza, pero no es tan perjudicial. ¿Qué clase de poder es ese? Creas tus clones, casi al mismo tiempo que tu oponente se levanta y ves como a su alrededor ha emergido una treintena de fantasma que se colocan a su alrededor. Todos tienen el aura de tu oponente y si te fijas eres capaz de percibir que hay más repartidas por toda la aguja, pero eres incapaz de verlas. Los fantasmas envuelven a cada uno de tus clones intentando pararlos, pero no les causa efecto y eso le desconcierta. Estira los brazos y alrededor de ellos emerge una energía que fluctúa en círculos, creando unas extrañas espirales. Entonces, dos de los fantasmas se meten en el cuerpo de tu oponente y su temblor cesa de pronto. Estás a su costado y tu garra le golpea en el costado, clavándose hasta chocar contra sus costillas. Si te fijas bien unas manos blancas están agarrándote del brazo, a la altura del bíceps, tirando de ti e impidiendo impidiendo que atravieses su costado por completo y lo mates en el acto. Otros fantasmas tiran de tu enemigo, alejándolo de ahí lo más rápido posible.
La sangre cae del costado de tu oponente, cuya aura fluctuante hace cesado. Una decena de fantasmas se ponen a tu alrededor, y de pronto la energía vuelve a fluctuar, aunque no de forma tan intensa como antes. Tu ataque le ha quitado efectividad y cuando ésta (el aura) se expande la temperatura desciende de sopetón en un radio de veinte metros —teniendo como centro neurálgico a tu enemigo—, hasta alcanzar los cero grados centígrados. El vaho sale por tus pulmones y tu oponente se aleja aún más de ti, elevándose en el aire hasta alcanzar los cinco metros. Este dolorido, eso sin duda de su boca sale sangre. Le has hecho daño, pero rápidamente ves como la sangre se coagula del frio, impidiendo que se desangre. Los fantasmas se aúnan formando tres entes iguales a su amo, con la misma aura y se elevan también en el aire.
—Me preguntaste quien era, ¿cierto? Soy el fantasma que surge en los lugares más inhóspitos. Algunos me conocen como el fantasma, pero tú, amigo, puedes llamarme espectro. Voy a darte una oportunidad —te dicen al unísono—. Vuelve a tu anterior vida como soldado y aléjate de los bajos fondos. He conocido a otros como tú. Esas habilidades que has hecho tuyas, mejorándolas hasta niveles increíbles, la forma en la que actúas adaptándote a la situación. Estás desperdiciando un gran potencial para dedicarte a aquello que más ansían lo que no tienen nada.
Mientras habla vuelves a sentir esa extraña presencia en él, que termina en cuanto deja de hablar.
En el caso de que no huyas, que es lo más probable, dos de los fantasmas sacan sus sais y se abalanzan sobre ti. Uno por la izquierda y otro por la derecha, casi al unísono, tratan de clavarte el arma en el costado, mientras intentan darte un rodillazo, uno en la espalda y otro en el estómago. Sobre ti aparece un tercer hombre y lanza una doble onda cortante con el mismo brillo blanquecino.
Consigues comunicarte con él, pero no te contesta. Escuchas de nuevo un pitido procedente de su cabeza, pero no es tan perjudicial. ¿Qué clase de poder es ese? Creas tus clones, casi al mismo tiempo que tu oponente se levanta y ves como a su alrededor ha emergido una treintena de fantasma que se colocan a su alrededor. Todos tienen el aura de tu oponente y si te fijas eres capaz de percibir que hay más repartidas por toda la aguja, pero eres incapaz de verlas. Los fantasmas envuelven a cada uno de tus clones intentando pararlos, pero no les causa efecto y eso le desconcierta. Estira los brazos y alrededor de ellos emerge una energía que fluctúa en círculos, creando unas extrañas espirales. Entonces, dos de los fantasmas se meten en el cuerpo de tu oponente y su temblor cesa de pronto. Estás a su costado y tu garra le golpea en el costado, clavándose hasta chocar contra sus costillas. Si te fijas bien unas manos blancas están agarrándote del brazo, a la altura del bíceps, tirando de ti e impidiendo impidiendo que atravieses su costado por completo y lo mates en el acto. Otros fantasmas tiran de tu enemigo, alejándolo de ahí lo más rápido posible.
La sangre cae del costado de tu oponente, cuya aura fluctuante hace cesado. Una decena de fantasmas se ponen a tu alrededor, y de pronto la energía vuelve a fluctuar, aunque no de forma tan intensa como antes. Tu ataque le ha quitado efectividad y cuando ésta (el aura) se expande la temperatura desciende de sopetón en un radio de veinte metros —teniendo como centro neurálgico a tu enemigo—, hasta alcanzar los cero grados centígrados. El vaho sale por tus pulmones y tu oponente se aleja aún más de ti, elevándose en el aire hasta alcanzar los cinco metros. Este dolorido, eso sin duda de su boca sale sangre. Le has hecho daño, pero rápidamente ves como la sangre se coagula del frio, impidiendo que se desangre. Los fantasmas se aúnan formando tres entes iguales a su amo, con la misma aura y se elevan también en el aire.
—Me preguntaste quien era, ¿cierto? Soy el fantasma que surge en los lugares más inhóspitos. Algunos me conocen como el fantasma, pero tú, amigo, puedes llamarme espectro. Voy a darte una oportunidad —te dicen al unísono—. Vuelve a tu anterior vida como soldado y aléjate de los bajos fondos. He conocido a otros como tú. Esas habilidades que has hecho tuyas, mejorándolas hasta niveles increíbles, la forma en la que actúas adaptándote a la situación. Estás desperdiciando un gran potencial para dedicarte a aquello que más ansían lo que no tienen nada.
Mientras habla vuelves a sentir esa extraña presencia en él, que termina en cuanto deja de hablar.
En el caso de que no huyas, que es lo más probable, dos de los fantasmas sacan sus sais y se abalanzan sobre ti. Uno por la izquierda y otro por la derecha, casi al unísono, tratan de clavarte el arma en el costado, mientras intentan darte un rodillazo, uno en la espalda y otro en el estómago. Sobre ti aparece un tercer hombre y lanza una doble onda cortante con el mismo brillo blanquecino.
AEG93
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Más de un individuo cayó inconsciente ante el poderoso choque de voluntades. Ambos individuos continuaron batallando, y el político logró esquivar los veloces ataques de su oponente. Sin embargo, algo le sorprendió. Del arma punzante oculta en la manga de su adversario nació una especie de onda que se expandió y le golpeó en el pecho, dejándole nuevamente sin respiración y casi haciéndole perder el equilibrio. Pese al gran dolor consiguió zancadillear y hacer caer al tipo de las cicatrices. Cuando este intentó levantarse, la presencia de sudores fríos, temblores y respiración agitada alertó a Dakuhebi de que los efectos de su veneno comenzaban a hacerse notar.
Su intento de comunicación no obtuvo respuesta, tan solo el mismo pitido que anteriormente había sentido, solo que más débil que antes. Aquello tenía que estar en relación con quien le estuviese controlando. ¿Querría decir que su presencia en él era menor en aquellos momentos? Necesitaba averiguar más datos sobre ello.
Multitud de fantasmas rodearon al hombre y comenzaron a intentar atacar a sus clones sin éxito. Mientras tanto su adversario estiró los brazos, de los que empezaron a surgir sendas espirales de energía fluctuante al tiempo que dos fantasmas pasaban a su través y, justo en ese instante, los síntomas del veneno parecían desaparecer. Justo entonces llegó el ataque del alcalde, cuyas garras se clavaron en su oponente. Sin embargo unas blancas y fantasmales manos intentaron tirar de él hacia atrás, buscando evitar que las heridas alcanzasen la profundidad suficiente para matar a su creador. Otras se encargaron de tirar de este, alejándole de él y salvando su vida.
Su energía fluctuante había desaparecido, pero cuando aproximadamente veinte espíritus rodearon al alcalde esta apareció de nuevo. Eso sí, daba la sensación de ser más débil. Tenía que reconocer una cosa: la habilidad de ese tipo era impresionante. Era la primera vez que veía o incluso tenía noticia de alguien capaz de usar las habilidades de su Akuma no mi estando en contacto directo con Kairoseki puro. Sus fantasmas habían podido salvarle pese a ello en lugar de desaparecer, cosa que resultaba digna de elogio. Aunque había otra posibilidad que le parecía, aunque menos probable, considerablemente más preocupante: que las manos no hubiesen sido convocadas por él sino por la persona que le controlaba, que fuesen de alguna manera una manifestación de su poder. Que su habilidad no fuese de índole mental sino puramente relacionada con el control. Había oído hablar de frutas capaces de hacer cosas así... De todas formas, aquello no eran más que elucubraciones, deducciones basadas en hechos dudosos y sin fundamento real alguno. Necesitaba urgentemente reunir más información sobre a qué se enfrentaba exactamente.
Entonces la energía fluctuante se expandió, y la temperatura descendió bruscamente en el área en que se encontraban. Cada bocanada de aire que exhalaba pasó a hacer visible por la condensación del vapor de agua eliminado. Si pasaba mucho tiempo bajo los efectos de aquella temperatura, sus músculos comenzarían a agarrotarse. No obstante, si se mantenía en movimiento estaba seguro de poder aguantar el tiempo necesario para dar por finalizado aquel combate. Hizo desaparecer sus clones, ya que prefería guardarlos por el momento para más adelante.
El tipo de las cicatrices se elevó varios metros en el aire mientras los fantasmas se reunían para formar tres figuras iguales a la de su amo y habló nuevamente, presentándose como "Espectro". Declaró que debía volver a su vida anterior y abandonar los bajos fondos, que debía usar sus habilidades en beneficio de quienes no poseen nada. ¿Sabría quién era o simplemente era una deducción basada en su forma de luchar? Lo más probable era lo segundo, pero la posibilidad de la primera opción le inquietaba. Una información como aquella tendría que provenir de alguien que ocupase un cargo de los más elevados dentro del Cipher Pol, pues solo dichas personas la conocían. Y eso querría decir que quien controlaba a Espectro pertenecía a la misma organización que él. Así que esperaba que aquella remota posibilidad no fuese cierta.
La segunda presencia se hizo notar nuevamente mientras hablaba, lo que hizo pensar a Thawne que la segunda posibilidad quizá no fuese tan descabellada. Si en aquellos momentos estaba ejerciendo su control tal vez las palabras que habían salido de los labios de Espectro provenían realmente de él o ella.
No tuvo tiempo de pararse más tiempo a pensar, ya que dos de los fantasmas/clones sacaron sus sais y se abalanzaron sobre él, uno por cada lado. Dakuhebi endureció su cuerpo al máximo por medio de las doctrinas aprendidas en el Cipher Pol, uniendo su poder al de su voluntad, que tornó negro su cuerpo nuevamente. A diferencia de la mayoría de agentes, él no perdía un ápice de movilidad al usarlo, así que podría seguir desplazándose sin restricciones. Lo más probable era que no recibiera daño alguno, más allá de quizá sentir el golpe, así que buscaría deshacerse de los clones devolviéndoles el impacto. Para ello giraría sobre sí mismo hacia su derecha y buscaría impactar con el codo derecho en el cuello de quien le atacaba desde dicho lado, y justo después, completando el giro, con la pierna derecha en el costado del que hacía lo propio desde la izquierda.
Acto seguido, por medio del Geppou se lanzaría contra el hombre que había lanzado las ondas cortantes desde arriba, enfrentándose a dichas ondas con su defensa. Si anteriormente había aguantado un ataque similar tan solo con Haki, sumando el Tekkai apenas supondrían un ligero arañazo.
Aprovecharía la inercia de su ascenso para tratar de descargar un poderoso puñetazo en la cabeza de su enemigo. La dureza del Tekkai y la potenciación de su armadura sin duda harían de su ataque algo muy a tener en cuenta por el peligro que entrañaría.
- Así que sabes quién soy, o al menos a qué me dedico. No te preocupes por mí, sé perfectamente cómo compatibilizar ambas facetas. Más bien deberías temer por tu vida, pues no tolero que intenten chantajearme.
Sus palabras, dichas con voz alta y firme, no iban realmente dirigidas a su oponente sino a la mano invisible tras él, pero quería que quien fuese dicha persona pensase que él ignoraba su existencia y tan solo hablaba con quien tenía delante, por eso había empleado expresiones tan genéricas.
Su intento de comunicación no obtuvo respuesta, tan solo el mismo pitido que anteriormente había sentido, solo que más débil que antes. Aquello tenía que estar en relación con quien le estuviese controlando. ¿Querría decir que su presencia en él era menor en aquellos momentos? Necesitaba averiguar más datos sobre ello.
Multitud de fantasmas rodearon al hombre y comenzaron a intentar atacar a sus clones sin éxito. Mientras tanto su adversario estiró los brazos, de los que empezaron a surgir sendas espirales de energía fluctuante al tiempo que dos fantasmas pasaban a su través y, justo en ese instante, los síntomas del veneno parecían desaparecer. Justo entonces llegó el ataque del alcalde, cuyas garras se clavaron en su oponente. Sin embargo unas blancas y fantasmales manos intentaron tirar de él hacia atrás, buscando evitar que las heridas alcanzasen la profundidad suficiente para matar a su creador. Otras se encargaron de tirar de este, alejándole de él y salvando su vida.
Su energía fluctuante había desaparecido, pero cuando aproximadamente veinte espíritus rodearon al alcalde esta apareció de nuevo. Eso sí, daba la sensación de ser más débil. Tenía que reconocer una cosa: la habilidad de ese tipo era impresionante. Era la primera vez que veía o incluso tenía noticia de alguien capaz de usar las habilidades de su Akuma no mi estando en contacto directo con Kairoseki puro. Sus fantasmas habían podido salvarle pese a ello en lugar de desaparecer, cosa que resultaba digna de elogio. Aunque había otra posibilidad que le parecía, aunque menos probable, considerablemente más preocupante: que las manos no hubiesen sido convocadas por él sino por la persona que le controlaba, que fuesen de alguna manera una manifestación de su poder. Que su habilidad no fuese de índole mental sino puramente relacionada con el control. Había oído hablar de frutas capaces de hacer cosas así... De todas formas, aquello no eran más que elucubraciones, deducciones basadas en hechos dudosos y sin fundamento real alguno. Necesitaba urgentemente reunir más información sobre a qué se enfrentaba exactamente.
Entonces la energía fluctuante se expandió, y la temperatura descendió bruscamente en el área en que se encontraban. Cada bocanada de aire que exhalaba pasó a hacer visible por la condensación del vapor de agua eliminado. Si pasaba mucho tiempo bajo los efectos de aquella temperatura, sus músculos comenzarían a agarrotarse. No obstante, si se mantenía en movimiento estaba seguro de poder aguantar el tiempo necesario para dar por finalizado aquel combate. Hizo desaparecer sus clones, ya que prefería guardarlos por el momento para más adelante.
El tipo de las cicatrices se elevó varios metros en el aire mientras los fantasmas se reunían para formar tres figuras iguales a la de su amo y habló nuevamente, presentándose como "Espectro". Declaró que debía volver a su vida anterior y abandonar los bajos fondos, que debía usar sus habilidades en beneficio de quienes no poseen nada. ¿Sabría quién era o simplemente era una deducción basada en su forma de luchar? Lo más probable era lo segundo, pero la posibilidad de la primera opción le inquietaba. Una información como aquella tendría que provenir de alguien que ocupase un cargo de los más elevados dentro del Cipher Pol, pues solo dichas personas la conocían. Y eso querría decir que quien controlaba a Espectro pertenecía a la misma organización que él. Así que esperaba que aquella remota posibilidad no fuese cierta.
La segunda presencia se hizo notar nuevamente mientras hablaba, lo que hizo pensar a Thawne que la segunda posibilidad quizá no fuese tan descabellada. Si en aquellos momentos estaba ejerciendo su control tal vez las palabras que habían salido de los labios de Espectro provenían realmente de él o ella.
No tuvo tiempo de pararse más tiempo a pensar, ya que dos de los fantasmas/clones sacaron sus sais y se abalanzaron sobre él, uno por cada lado. Dakuhebi endureció su cuerpo al máximo por medio de las doctrinas aprendidas en el Cipher Pol, uniendo su poder al de su voluntad, que tornó negro su cuerpo nuevamente. A diferencia de la mayoría de agentes, él no perdía un ápice de movilidad al usarlo, así que podría seguir desplazándose sin restricciones. Lo más probable era que no recibiera daño alguno, más allá de quizá sentir el golpe, así que buscaría deshacerse de los clones devolviéndoles el impacto. Para ello giraría sobre sí mismo hacia su derecha y buscaría impactar con el codo derecho en el cuello de quien le atacaba desde dicho lado, y justo después, completando el giro, con la pierna derecha en el costado del que hacía lo propio desde la izquierda.
Acto seguido, por medio del Geppou se lanzaría contra el hombre que había lanzado las ondas cortantes desde arriba, enfrentándose a dichas ondas con su defensa. Si anteriormente había aguantado un ataque similar tan solo con Haki, sumando el Tekkai apenas supondrían un ligero arañazo.
Aprovecharía la inercia de su ascenso para tratar de descargar un poderoso puñetazo en la cabeza de su enemigo. La dureza del Tekkai y la potenciación de su armadura sin duda harían de su ataque algo muy a tener en cuenta por el peligro que entrañaría.
- Así que sabes quién soy, o al menos a qué me dedico. No te preocupes por mí, sé perfectamente cómo compatibilizar ambas facetas. Más bien deberías temer por tu vida, pues no tolero que intenten chantajearme.
Sus palabras, dichas con voz alta y firme, no iban realmente dirigidas a su oponente sino a la mano invisible tras él, pero quería que quien fuese dicha persona pensase que él ignoraba su existencia y tan solo hablaba con quien tenía delante, por eso había empleado expresiones tan genéricas.
- Cosas:
- - Ademas de lo puesto en anteriores Spoilers:
- Tekkai (Mejora Épica): Puede utilizar el Tekkai mientras se mueve de forma normal. Además, ahora mientras tenga el Tekkai activo podría resistir sin daños externos graves la explosión de un kilo de TNT en sus manos, y es capaz de resistir ataques que podrían cortar materiales más duros que la esmeralda sin dificultad (equivalente a tier 9 de resistencia y resistir tier 9 de poder de destrucción).
- Geppou (Mejora Mítica): Mediante el uso continuado de esta técnica, Thawne ha ido perfeccionándola hasta el punto de casi eliminar el rozamiento con el aire al desplazarse con ella, además de aprender a aprovechar las corrientes. Esto hace que sea capaz de desplazarse por el aire a 50 m/s durante horas.
- Asalto 6/25 de Haki de Armadura (me queda un asalto de Endurecimiento gratis).
Los fantasmas desaparecieron creando pequeñas explosiones que te desequilibran en el aire, recibiendo una de las explosiones en el acto, la cual hace que se fracture parte de tu máscara, aunque aún continua sobre y no se vislumbra tu rostro. La velocidad a la que vas no te retroceder ni un centímetro y consigues darle el golpe de gracia a tu enemigo en la cara, quitándole ese casco tan hortera que cae plantas más hacia abajo, perdiéndose en la oscuridad.
El cuerpo de espectro comienza a temblar y a dar arcadas, como si algo le estuviera apretando por el cuello. En ese momento consigues leerle la mente y notas una presencia en su interior muy aterradora, con una fuerza y un poder que solo has contemplado en una o dos personas en tu vida.
—Gracias… —consigues escuchar, mientras que el hombre te lanza una cartera, la cual no llega a ti y empieza a bajar.
De cogerla ves que ese hombre se llama, Darío Flint y es un comandante de la armada revolucionaria. Y entonces, la vida de tu contrincante desaparece.
El cuerpo de espectro comienza a temblar y a dar arcadas, como si algo le estuviera apretando por el cuello. En ese momento consigues leerle la mente y notas una presencia en su interior muy aterradora, con una fuerza y un poder que solo has contemplado en una o dos personas en tu vida.
—Gracias… —consigues escuchar, mientras que el hombre te lanza una cartera, la cual no llega a ti y empieza a bajar.
De cogerla ves que ese hombre se llama, Darío Flint y es un comandante de la armada revolucionaria. Y entonces, la vida de tu contrincante desaparece.
Contenido patrocinado
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.