William vs. Theodor

Avance, unos pasos antes de detenerme cuando un par de sujetos aparecieron de una forma tan rápida como misteriosa. Deteniéndome en seco, apoyé sendas manos en la empuñadora del paraguas, se trataban de dos sujetos, y un tercero que volaba. El primero de ellos era una joven, la cual vestía un traje negro elegante que contrastaba con su largo y llamativo pelo rosado. Su acompañante por contra, era un hombre negro con ropa algo rasgada, el cual parecía tener un extraño implante en su brazo derecho similar a una ametralladora. La mujer rápidamente ordenó a su compañero que lidiará conmigo, refiriéndose a él como Theodor. Ciertamente este no tenía una pinta de agente, pero puede que simplemente se tratará de un hombre que no disfrutara del uniforme o un mercenario al uso.

- El tiempo dirá- respondió a su compañero, mientras comenzaba a concentrarse en el hombre que tenía en frente, mientras arqueaba los pies y se ponía en una posición de guardia, orientando su cuerpo y pie izquierdo al frente, dando la espalda a su compañero, flexionando las piernas ligeramente -Aunque yo que vos, no me confiaría tanto, los agentes no suelen ser gente de trato fácil- dijo extendiendo el mantra en un radio no excesivamente grande pero que le permitiera estar pendiente del baile.

Tan pronto como el hombre lanzó el puñetazo, predijo la curvatura que produciría al moverse para tras retroceder en el momento justo, cambiar de ritmo rápidamente justo antes de que terminará el movimiento, para tras de un rápido desenfunde, lanzar un corte ascendente tratando de cercenar el brazo tan amablemente expuesto. Mientras tanto, sin dejar de moverse pivotaría de un ligero paso hacia la espalda del mismo.

Arquear formando esa luna izquierda no era casualidad, ya que de esa forma pretendía evitar que el hombre pudiera usar su mecánico brazo derecho y vaciarle el cargador a quemaropa, tratando de tener el ángulo muerto del mismo a la vez que se usaba su propio brazo para interponerse entre él y el que consideraba su mayor peligro. Mientras realizaba el giro, trataría de proseguir el corte, girando alrededor del brazo y pelándolo hasta el hombro como si de la piel de una manzana se tratará.

Tras el giro, arquearía los pies, ganando un par de metros con su agresor y sosteniendo la espada con las dos manos apuntaría con mi reliquia, la “Susurradora de estrellas”, eternamente negra y perpetuamente tosca. Frunciría el ceño y lo fulminaría con la mirada, mientras a su espalda se comenzaba a escuchar el silbido del bailar de las hojas.

-Ciertamente he perdido el toque- diría mientras arrastraba el pie izquierdo conforme el hombre se giraba hacia el tratando moverse siempre hacia su izquierda.

Cosas chachis:

Tu arma se hunde en la piel de Theodor, sin embargo no parece sentir dolor por ello. El choque dejó escapar un ruido metálico y parece que el brazo del hombre no cedía más. Tu arma sube hasta el hombro, rasgando su piel, y mostrando los entresijos mecánicos de su interior. Parece que la metralleta no era su único implante cyborg. Te sigue con la mirada en tu carrera a su alrededor, mientras que su expresión no cambia lo más mínimo. Entonces, de la palma de su mano surge un delgado cañón, el cual empieza a escupir una abrasadora llama que el hombre mueve hacia ti con la intención de verte arder.

La hoja se clavó en la piel del hombre, más el chasquido que se produjo me resultó un tanto extraño, al igual que la resistencia que estaba oponiendo al filo. Era algo extraño a lo que no me había enfrentado nunca, ni tan siquiera al enfrentarme a usuarios de armamento había sentido algo igual. El filo continuó desfilando por la piel del moreno desvelando el misterio, dejando entrever que el hombre guarda muchos secretos bajo la piel.

Un entramado de circuitos, tuercas y válvulas lejos de mi compresión afloraron desde el hombro hasta la muñeca donde había iniciado el corte. Aunque lo más escalofriante, fue la frialdad en la expresión del hombre, una inexpresiva en la que no había ni un ápice de dolor, daba la sensación de ser más máquina que robot.

-¿Acaso no es humano?- pensó para sus adentros, viendo la inexpresividad del negro la cual superaba incluso la suya, si bien era una persona que no dejaba aflorar sus sentimientos estaba seguro que no podía haber evitado soltar un grito de dolor ante ese tajo.

Entre tanto la pareja de espadachines parecía enfrascada en su baile, el cual apenas tenía tiempo de atender, puesto que el hombre, extendiendo la mano del brazo que acababa de dañar, desplegó un cañón por medio de algún tipo de artimaña del cual salió una llamarada. El cono de fuego era extenso, pero tuvo la fortuna de no ser tan rápido como el fogueo de un arma convencional por lo que, impulsándose hacia la izquierda del hombre, consiguió evitar que la llama de diera de bruces, su gabardina por el contrario no tuvo la misma suerte chamuscándosela la punta de ese mismo lado.

Tras la leve pirueta, mientras maldecía entre dientes, comenzaría a correr acercándosele en espiral acelerándose, para cuando se encontrará a menos de un metro y tras un rápido juego de pies, colarle una finta por su izquierda, y empuñando con sendas manos la tosca empuñadura, realizarle un corte fatal en el costado, seguido de un rápido giro dispuesto a la altura de su clavícula, realizado a una mano para dar mayor velocidad al movimiento, e imprimirle así la fuerza y amplitud del mismo. Si fallaba la intentona de decapitación, trataría seguir con una kata de tajos y estocadas que no dejarán contratacar al robot, aumentando el ritmo y descargando toda su ira en cada movimiento, tratando de anticiparse a con su visión, interponiendo un nuevo ataque al robot antes de que pudiera amenazar.

-Seguiré así hasta que se le acabará la batería- pensó para sus adentros mientras fruncía el ceño, mientras intentaba que el hombre sintiera dolor humano por una vez en su vida.

Chachipistachi:

Cuando tu espada choca con su costado, la hoja se hunde y de la "herida" surgen chispas. Tu espada entonces impacta con su clavicula con la intención de decapitar, sin embargo esta vez parece recibir cierta resistencia. Por lo visto su brazo no es lo único reforzado mecánicamente. Aún así, su cabeza parece sufrir durante unos instantes unos rápidos tics acompasados por las chispas que salen de la herida de su costado. Es posible que hayas cortado algo importante.

—N... Nnnnnn... Nnnnnn... —parece que intenta decir—. Nnnnnn-neutralizar objetivo.

Y se gira rápidamente con la intención de golpearte con su brazo metralleta en la cabeza, a la par que con la otra mano presiona su músculo justo donde empieza el arma implantada, y una ristra de balas se muestra colgando de esta, mostrando que está preparado para dispararlas en cualquier momento.

La espada desfiló por su costado, dejando una brecha a su paso, más de la herida no emanaba sangre sino chispas. Sin pararme, realicé el giro y procedí a decapitarlo, más el filo del arma consiguió atravesar la piel del hombre, atorándome mientras el hombre comenzaba a balbucear, hablando como si fuera un disco rayado.

-Es más maquina que humano pues… -farfulló mientras maldecía y extraía su oscuro aguijón del cuello del moreno.

Mientras trataba de recuperar la compostura, retrocediendo un par de pasos arqueando con los brazos tomando una postura muy similar al de un trapecista o una "t", logró predecir en ese instante tanto el movimiento del hombre como el golpetazo que pretendía asestarle. En primera instancia trato de esquivarlo, agachándose y permitiendo que el armatoste le pasará por encima, más al ver que no tenía tiempo de hacerlo, generó en su mano izquierda libre una gran masa creciente de “bungee gum” a modo de guante, parando el golpe con ciertas dificultades y deslizándose unos centímetros hacia atrás, pero aquello no seróia en vano ya que trataría de inundar con ello el arma y dejarla inutilizada en el proceso, despegando mi mano magullada tras ello. Simultáneamente a esto, trataría de hacer una estocada al hombre tratando de atravesarle la mano mecánica, aunque esta tuviera un carácter más disuasorio y evitar que hiciera lo que fuera a hacer.

Tras eso salté hacia atrás tratando de evitar cualquier tipo de llamarada o contrataque posible y ojeé de reojo la mano con la que había detenido el golpe, la tenía ligeramente entumecida lo cual era algo preocupante, intenté mover las articulaciones de los dedos lográndolo a duras penas, parecía que no debería contar con ella en un rato.

-Chsss- bufó mientras evitaba pensar en lo que hubiera pasado si no hubiera contado con los poderes de su fruta, seguramente no contará con mano en ese momento.

Retomando con su mano buena la espada, adoptó una postura de esgrima más convencional, a partir de ahora atacaría como si la espada fuera un estoque. Por lo que ignorando el dolor se lanzó a la batalla, cargando de un rápido sprint de frente intentando clavarle el estoque en sus ojos, salvaguardados tras aquellas gafas oscuras. Con un poco de suerte eso no estaría reforzado. Repetiría el movimiento en varias ocasiones, realizando pequeños botes hacia delante, tratando de arañarle con cada esquiva que le hiciera.

Party rock:

Parece que intenta esquivar tu ataque, sin embargo no termina de moverse del todo. Su cabeza se sacude como en espasmos, como si algo le impidiese moverse. Parece que tus ataques anteriores han inutilizado en parte sus circuitos. Recibe el ataque al ojo de lleno y tu arma se hunde en su cabeza. No parece sangrar, sin embargo, puedes ver ahora que tras sus gafas, su otro ojo tiene un brillo rojizo de máquina. Sin embargo, esta luz se apaga poco a poco.

—Neutralizar objjjjeeeetiiiivvvvvooooooOoooOoooo... —su voz se va volviendo más grave y defectuosa conforme da su última palabra.

Su ojo se apaga del todo y su cuerpo se queda totalmente inmovil en la postura en la que "murió", como una macabra estatua. No parece que vaya a moverse de nuevo.

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