Un leve susurro [pasado]

Un susurro entre las multitudes llegó a mis oídos, diciendo que uno de los tripulantes del "Albatros" había parado en la isla para cerrar un contrato con un comprador asiduo, me habían dicho que era un hombre bastante grueso, vivir de vender animales que nacieron en libertad para darles la muerte parece ser que da bastante dinero, por lo que como buen metomentodo, ahí estaba yo, dando paseos en los callejones que habían entre las calles principales y cruzando esta para observar a todo tipo de gente, a parte de ser una persona ancha, también me decían que era ostentoso, collares de oro, con ropas caras pero mal vestido, solía ir con la camisa abierta y medio por fuera, arrugada, manchada, igual con el pantalón y que se las solía dar de poderoso, con el habían tres personas más pero todas para hacer nuevos socios por lo que supuse que no estaría solo en la isla, pero no iba acompañado a todos lados. Vi a ese hombre un par de veces y observé sus alrededores, quería saber si alguna cara se repetía pero no me dio la sensación de que pasara.

Me iba parando en todas las tiendas que veía mientras poco a poco le seguía la pista, hacía de turista, preguntaba cosas a la gente de la isla, tenía que parecer pues eso, que simplemente era un hombre contemplando el paisaje y lo hacía bien, encontronazos con "informantes" me habían enseñado en poco tiempo a ser prudente, aprender nuevas formas de perseguir mi objetivo sin muchos impedimentos y esto se reflejaba cada vez más en el día a día...
El maldito traficante entró dentro de un pequeño restaurante a comer, yo para no mostrar mucho mi presencia pues resaltaba entre la gente si se me veía unas cuantas veces, me senté en una pequeña cafetería que había al lado del restaurante que tenía en frente mi objetivo, quizás algo alejado si, pero estaba en una terrazita de fuera donde se veía el interior para ver bien a mi objetivo, no tenía mirilla por lo que la visión no era muy clara pero parecía estar solo...
Me quedé sentado en la terraza de la cafetería tan mona que había encontrado, donde me sirvieron un té con unas tostadas, las cuales iban acompañadas de un poco de mantequilla que se había fundido con el pan al estar aún caliente de haber sido tostado..

Spoiler:

Me crucé de piernas y crucé los brazos mientras miraba la decoración floral del lugar, era muy llamativa y el lugar rebosaba de aire fresco. Si, definitivamente había sido muy buena idea ir a aquella isla y disfrutar de su café. De hecho, nada más servírmelo el camarero no pude evitar coger la taza y olerla. ¡Que bien olía y seguro mejor sabría!

Miralo... Ahí comiendo chuletones como si no hubiera un mañana, es increíble la gente... Bueno, no voy a ser hipócrita, yo también como carne, pero ese tipo me daba bastante asco en general y solo buscaba una escusa más para odiarle aún más si cabe. Poco a poco iba comiendo lo que me habían traído, para disimular al más puro estilo profesional, agarré un periódico y hacía como si lo leyese, pero mi vista sobresalía por encima de este directo a los cristales del restaurante, ni me dí cuenta de la presencia de alguien con quien tengo una deuda pendiente. Tras un buen rato el hombre salió y emprendió camino hacia la parte superior de la avenida, rápidamente dejé el periódico doblado el dinero de la cuenta sobre la mesa y me puse a perseguir al hombre, con tanta prisa que sin querer le di a un hombre que pasaba por ahí -Discúlpeme buen hombre, no se en que estaba pensando- Las prisas eran malas compañeras. Con pies de gato iba yendo de esquina a esquina, algo me daba mala espina, siempre estaba el hombre solo ¿Donde estarían sus compañeros? iría bien localizarlos para sacarles información a ellos también, solo esperaba que no me topase de bruces con uno de ellos como en las novelas policíacas... Mierda... Dicho y hecho... Había seguido al gordinflón hasta un callejón sin darme cuenta, donde él y uno de sus compinches estaban frente a mí, detrás mío, otros dos cortándome la vía de escape... Los tres nuevos iban con cuchillos que movían amenazantemente el gordete, llevaba un revolver -Llevas rato siguiéndome ¿Quien eres?- ¡Mierda! Si lo había hecho de profesional... ¿Como se dio cuenta? era imposible, había seguido todos los pasos de esos dos agentes del gobierno, uno que cambiaba de disfraz cada dos por tres y el otro, el lider, seguí todos sus trucos y estratagemas, era imposible que me descubriera... Quizás alguien se chivó... Algún compañero mio de la agencia de la... Que digo, si iba solo... Bueno, en algún lado habré metido la pata... -Me temo que se equivoca, yo no le sigo señor- Dije haciendome el asustado -Pero se puede llevar todo lo que tengo, por favor, no me haga daño- Supliqué por mi vida, pero si intentaba robarme mi arma, acabaría con él, sería su demonio particular, le haría tragar tanta comida que después de la experiencia se volvería un top model... -¿Me estás vacilando? Llevas horas detrás de mi... Enseñarle que está mal seguir a la gente...- Dicho y hecho, sus tres perros empezaron a caminar lentamente hacia mí, ¿Debería mostrar mi espada?

Estaban cerca, pero no lo suficiente, podía intentarlo pero quizás se escaparan de mi rango, aún no tengo bien pillada el rango ni la consistencia, podía ser un problema... Se acercaban más y más, pero esta vez la situación la controlaba yo, ni ellos, ni su jefe, ¡Yo! Cuando les vi lo suficientemente cerca ya sabía como iba a actuar, envolver la espada en chocolate y arrearles cosa fina cual bate de béisbol, justo en este preciso... ¡Momento! Me incliné hacia el frente cuando.. -¡Eh vosotros! Es de poco hombre ir tres contra uno ¿Lo sabíais?- Tropecé por lo cual no pude avanzar, me giré y vi a una mujer que me parecía familiar, cuando me quise dar cuenta tenía un puñal en la espalda y los otros dos hombres se dirigían hacia la muchacha...

-Pero que puñetas...- Comentó algo alterado el que me apuñaló -¡Encargaos!- Dijo el gordete antes de irse corriendo, era más rápido de lo que pensé. Llevé mi mano a la espalda y me quité el puñal envuelto en chocolate, desenvainé rápidamente mi espada y con el dorso de esta le arreé tal golpe en la cabeza que lo puse a dormir, miré el cuchillo, estaba envuelvo en mi sustancia "elemental" por así decirlo, así que lo guardé para que no se viera y en ese momento grité -¡Ahora los que están rodeados son ustedes! ¿Por que no se lo piensan mejor y se van?- Les pregunté, miraron a la chica, miraron al pringado que tenían delante, osea se yo y se confiaron ¿Una chica y un débilucho? Era pan comido para ellos, desconocían la información que yo tenía. Era marine y me salvó eliminando a unos cuantos piratas en el transcurso de los hechos, era Nia, reconocería ese rojo fuego de sus cabellos en cualquier lado. Quizás era el momento de devolverle el favor...

Los hombres se encararon uno contra uno con nosotros, no sabía si la muchacha estaría armada por lo que tenía que tomar la delantera, me lancé deprisa y corriendo hacia mi objetivo, de un corte lateral conseguí desarmar al maleante haciendo que su cuchillo cayera al suelo. Volviendo a girar el arma para no cortar al hombre hice un golpe descendente atinando en la clavícula y luego con el mango del arma golpeando en la boca del estomago, así aprenderá...

El hombre tenía la misma cara que yo, los dos nos quedamos mirando a la muchacha como si de la cara de un hombre viejo aparecieran arañas de la nariz y gusanos de las cuencas, esas cosas que solo aparecen en las pesadillas más terroríficas, podía decir sin ninguna duda que mi cara y cuerpo reflejaban lo mismo que cuando estaba en medio de una tormenta -Pero... Que...- La mujer tenía un color en sus manos que no era ni normal, un rojo brillante y vivo acompañado de un ligero humo no era normal, pero es que no solo era algo anómalo, en mi cabeza eso no era ni posible en imaginaciones infantiles -¡Que c*** le ha pasado a tu mano!- Grité totalmente asustado, no sabía si se había quemado o lo provocó ella, si ayudarla o alejarme, el calor que desprendía era superior a una hoguera de las de salón de una casa acomodada... -¡Mierda!- Gritó el gordete disparando a ciegas mientras salía corriendo del lugar, debería haber ido tras él pero estaba anonadado -¿Que diablos te está pasando en las manos?- Tras unos momentos donde ya pude pensar un poco... Vamos, cuando me empezó a llegar la sangre al cerebro caí... -¡Usuaria!- ¡Claro! eso lo explicaba todo, ¡era una usuaria de akuma no mi! -A todo esto, Nia, los problemas te persiguen... Ahí donde estés hay peligro jajaja- Claramente era broma, el problema me lo había buscado yo, pero el de aquél día, era cosa suya, ¡Leches! -¡No me acordaba! ¡¡Disculpa!!- Agaché la cabeza cual monje y no toqué suelo por que la espalda no me daba de si. -¡Intente ayudar y me desmayé!- Grité al recordar mi último recuerdo con Nia, donde fui directo a por los malos cuando le dispararon y no pude hacer nada -¿¡Que te hicieron!? Vi como te disparaban, intenté frenarlos, pero... se me abrió la herida me dijo el médico por la sangre que perdí en todo el camino, me dijo también que me trajiste tú a la consulta de nuevo, tubo que ser difícil llevarme con la herida de bala, ¡¡Te pido mil disculpas!! ¡¡Te pido mil perdones!! ¡¡Te debo la vida, pídeme lo que desees!!- Quizás exageré un poco pues había mucha gente de la calle cotilleando al principio de la misma... -¿Que pasa?- preguntó un hombre a los que ya estaban visualizando la escena -Ese hombre se le esta declarando a la mujer, le ha pedido perdón por algún adulterio, que le debe la vida y que le pida lo que quiera... ¿No es romántico?- Dijo una anciana cotilla -¡Tunante! eso es lo que es, ¡dile que no! es un picaflor!- Gritó otra anciana -Pobrecillo... si supiera lo que es el matrimonio no se condenaría de esa forma...- Finalizó el marido de la segunda mujer mayor cotilla...

la cara al ver el puño:

Arqueé la ceja y no pude evitar sacar una pequeña sonrisa ante su comentario. Este Momojiro era un cobarde, pero de buen corazón, y no podía culparle. Me alegraba que estuviera bien, o al menos entero. Miré mi puño incandescente mientras escuchaba hablar a Momojiro. Tenía un don para meterse en problemas, no lo voy a negar ni tampoco obviar. Ahora con estos nuevos "amigos" los problemas venían solos- ¿Ah, esto?- le comuniqué mientras miraba mi puño- Si, verás, soy la usuaria de la Magu Magu no mi, vamos, soy una mujer magma.. Sin quitar la vista todavía de los posibles agresores traté de responder a Momojiro en la medida de lo posible - Bueno, digamos que me dispararon pero no lograron hacerme daño alguno, vamos, que las balas se derritieron dentro de mi cuerpo. Si, pesas un poco pero no tenía mucha prisa salvo por tener que entregar a Berry. Me alegro de que estés bien al menos. -le dije antes de ver su deseo- Con que no me vuelvas a dejar tirada me vale, no no, espera....con que no te desmayes me vale.

Tras esto pude ver que había mucho chismorreo, y eso no me gustaba nada. Lo curioso es que nadie  se quedó mirando mi puño. Mejor. Volví a mirar a Momojiro antes de decirle- Igual deberíamos acabar con esta reunión ¿No? Estamos montando un teatro de narices por acá, y los problemas, llaman a más problemas.

Parecía ser que Nia no se enfadó conmigo por dejarle aquella vez en una situación complicada pero por lo visto y por suerte, sobrevivió gracias a su akuma no mi, la cual fundió la bala, lo que no me quedó claro es, ¿La fundió antes de que le atravesara o se fundió una vez dentro? ¿Paramecia o logía? Esa curiosidad la intentaría cubrir más tarde -¡Prometo no volver a dejarte tirada, no me desmayaré!- Dije con energía -¡Que mono! le a declarado amor eterno!- Comento una de las abuelitas -Que no se desmaye... tendrá los humos subidos la tipeja... no está tan buena para que nos desmayemos ante su presencia...- Comentó el marido -¡Tunante!- Repitió la decrepita...

Agarré a Nia de la mano sin pensar en que podía achicharrarme y salí del callejón si me lo permitía con ella -¡Vamos!- Comenté alegre de no haberle caído mal a alguien que me salvó la vida -¡Que seáis felices!- Se escuchó de fondo -¡Usa protección, si casarse es un error, tener sanguijuelas es peor!- ¿que decía de proteger una casa de negro azulejo? Ese hombre no estaba bien -¡Picaflor!- Que odio me tenía esa abuela, sin conocerme... Corrí hasta pasar por un par de callejones y quedarnos solos -Si no hubiese tenido la situación controlada, me habrías vuelto a salvar- Comenté mezclando algo de orgullo y agradecimiento -¿Por que eres marine o por que te caigo bien?- Sonreí, claramente era una broma, seguramente ni se acordaba de mi -¿Que haces por aquí? Sin tu uniforme... ¿Descansando?- Pregunté, claramente quería mantener una conversación, pero me acordé... ¡El gordo! No podía permitirme que se me escapara ¿Que iba a hacer con Nia?

Pensé rápidamente y decidí, estaba muy cerca de mi objetivo, por lo que no podía permitirme por el simple hecho de socializar, que se me escape una presa que tanto me costó conseguir -Nia... Se que pensarás que soy lo peor, estás en tú derecho, mil perdones, prometo que te compensaré por lo de aquel día en la playa y dejarte así de repente, pero me tengo que ir... Ese hombre que se a escapado tiene conocimientos que necesito saber, por lo que aún que me gustaría estar contigo ahora mismo, me siento en el "deber" de irme.. ¡La próxima ves que nos veamos será espectacular!- Comenté antes de irme corriendo intentando buscar a ese maldito gordo...

Al fondo del callejón... -¡Te dije que era un tunante! ¡Desvergonzado!- Grita la mujer decrépita que era la única que había conseguido llegar ahí ¿Como? es más rápida de lo que aparenta -Seguro que tú has sido una lagarta, ¡te mereces a ese maleante!- Dice con cara de mala leche -¡Abuela!- Grita un niño al lado, de pronto la anciana echa a correr de forma lenta, pero rápida para alguien de su edad...

Pero oye ¿De que va esta gente? ¿ Porqué tienen que meterse donde no les llaman? Metiches y cotillas...aunque bueno, estábamos montando un espectáculo digno de un circo en mitad del lugar. Por favor, ¿Porqué habré tenido que ir en busca de Momojiro? Si yo era feliz con mi bebida, el aire cálido y las buenas vistas del local de donde tuve que salir. Pero bueno, a lo hecho, hecho. -No se confunda, no soy nada de él- repliqué con educación a una de las viejas antes de que Momojiro me cogiera de la mano y me llevara al callejón. Menos mal que mi puño de magma había desaparecido tras mi amenaza, o sino el pobre chico habría perdido la mano.

Una vez quedamos solos cogí algo de aire, pues la carrerita se las había traído. - No estoy de servicio- jadeé mientras trataba de recuperar la compostura- Pero lo único que sé, es que a donde voy apareces tu , y contigo los problemas. ¿En que andas metido ahora?-me sacudí el polvo de mi ropa de civil- Si, aunque te parezca mentira también tengo vida fuera del cuartel. Menos mal que no me he manchado la blusa.

Entonces el chaval comenzó a pedirme perdón por muchas cosas, y francamente me había pillado algo de sorpresa. Por lo visto había que ir a por un hombre de vital importancia para Momojiro, tanto que salió corriendo sin decirme nada más que aquellas disculpas. Me quedé sola mientras trataba de asimilar todo lo que me decía, y por unos segundos dudé en salir del callejón, pero entonces me mordí el labio...no podía dejarlo solo porque la iba a liar seguro.

-Si es que soy tonta, pero tonta tonta- dije para mi mientras corría callejón adentro tratando de pillar a Momojiro.

-¡Di que si, no renuncies al amor!- se escuchó de fondo.

-¡Que se callen de una vez!- ladré mientras corría.

La gente cuchicheaba, habían cajas tiradas por el suelo, gente enfadada gritando, claras pistas de que el hombre salió corriendo y no reparó en evitar, esquivar o eludir a la gente en su camino, arrasó por donde pasaba, lo que me permitió seguir un pequeño camino de migas directo hacia la zona de almacenes del muelle. Si me hubiera parado a pensar un poco habría intuido que adentrarse en una zona alejada y con poco tráfico de trabajadores como lo es la parte oeste de esa parte del muelle, era lo peor que podía hacer cualquier hijo de vecino, pero las prisas, el ansia y mi percepción propia de superioridad hicieron de las suyas, para cuando me quise dar cuenta estaba caminando, perdido y sin encontrar a mi presa... -¡¿De verdad te vas a seguir escondiendo?!- pregunté al aire, esperando que me contestara o por lo menos me oyese.
Dicho y hecho, salió un hombre maza en mano, fortachón y sonriendo, detrás de mi apareció otro hombre, armado con un látigo, no me dio buena espina la cosa pero no tenía miedo, eso era cosa del pasado. Estaba yo entre esos dos hombres y a mi derecha, formando entre todos una "T" del tetris, el hombre gordete y los otros dos escuálidos armados con cuchillo -¿Quien eres y que quieres?- Preguntó el hijo de michelin apuntando a mi cabeza con su arma -Un curioso... Solo quiero hacerte unas preguntas- Dije serio, sin ponerme en guardia, con postura relajada -Creo muchacho, que no sabes donde te has metido, serás rápido, pero ante un arma de fuego, todos sois simples blancos- Comentó orgulloso, no sabe lo equivocado que estaba...

El hombre de la maza se acercó corriendo hacia mi, era lento, empezó a mover dicha arma de un lado a otro, con rápidos movimientos de pies, no era difícil esquivar dichos golpes, era como si lo hiciera aposta... -¡Mierda!- Grité cuando noté una presión en mi pie derecho, miré de reojo y era el del látigo, había atacado a traición y rápidamente atrapando mi tobillo y reduciendo mis movimientos, de pronto, el hombre de la maza se acercó a mi el doble de rápido y atacó con aún más velocidad, no podía esquivar, no podía bloquear con mi arma dicho ataque, ni desviarlo, aún no había ni desenfundado la hoja, me iba a dar la torta de mi vida... El mazo de madera con refuerzo de metal impacto de pleno en mi cuerpo, torso y cara, lo que hizo que saliera medianamente disparado, me "lanzó" por así decirlo y atravesé una de las ventanas del almacén... Cuando el de la maza se quiso dar cuenta, tenía una daga clavada en el tríceps de su brazo izquierdo, la misma daga que intentaron clavarme anteriormente y la cual clavé a la vez que recibí el mazazo... En el brazo, donde le debilitaría o eso creía, sin llegar a herirlo de gravedad... -¡Me a apuñalado!- Gritó al darse cuenta -No te quejes, él se a llevado la peor parte- Gritó el cabecilla con sobre peso mientras bajaba el arma...

"Se va a meter en problemas, se va a meter en problemas, se va a meter en problemas" No podía quitarme ese soniquete de la cabeza. Momojiro no era un mal chico, pero si era muy ...despreocupado. Así que no podía evitar pensar que su cadáver acabaría en una zanja si seguía por ese camino. Así que corrí y corrí por las calles tratando de no perderlo de vista, y por unos segundos fue así, cuando escuché jaleo procedente de la calle de al lado.

Era él, y estaba rodeado por dos tipos y otros tantos mas. Uno de ellos llevaba una gran maza y me esperaba un desenlace funesto. No sé si llegaría a tiempo para distraerlos, o al menos para que Momojiro saliera medianamente bien parado. Así que me lancé como una bala corriendo al grito de ¡EH VOSOTROS! ¿Pero es que no os cansáis de correr?. Estaba francamente enfadada, y estos tipos ya sabían lo que era enfadarme, porque así vieron mi puño antes.

Sin embargo, no llegué a tiempo, pues uno de los tipos golpeó a Momojiro de lleno y lo lanzó contra la ventana de un almacén, desapareciendo de la escena .Me quedé con la boca abierta y me frené en seco.


-Se ha matado, seguro, se lo han cargado- vamos, nadie con un mínimo de huesos en el cuerpo hubiera soportado semejante golpe en toda la cara y torso. Esto no impidió que volviera a correr hacia ellos, quedándome frente aquellos tipejos.-¡Venga, a ver si conmigo hacéis lo mismo valientes! ¿Os gusta jugar con ventaja?- entonces mi puño se convirtió en magma.

-A mi también me gusta- si, estaba furiosa. Había visto muchas injusticias en este mundo y por el bien de la Marina me callé y actué en consecuencia a la ley, y esto no iba a ser diferente. Acaban de matar a un civil ante mis ojos.

Y ahí estaba yo, mirando el techo de aquél almacén, cubierto de cristales y fragmentos de madera, los cuales muchos de ellos estaban saliendo de mi cuerpo siendo expulsados por el chocolate mientras poco a poco se reconstruía mi hermosa cara... Que si no llega a ser por la fruta del diablo tipo logía, ahora mismo parecería un cuadro de Picaso, cosa rara por que yo pensé que la logía me protegía de cualquier golpe y juraría estar escuchando la voz de una mujer... ¡Nia! Me levanté como cuando te despiertas a las cuatro de la mañana para trabajar doce horas sin siquiera tener tiempo para comer, me quité toda la porquería de encima, esperé a mi reconstrucción facial y saqué el pescuezo por la ventana. Vi a Nia todo enfadada por la situación, cosa que sinceramente... Me gustó... Dí un salto y me puse sobre el marco de la ventana, agachado...

posición:

-Me siento entre alagado por tu reacción y avergonzado por mi situación- Pronuncié con una sonrisa mirando a Nia -¡Pero que puñetas!- Todos ahí se quedaron perplejos, claro, no podían creerse verme sin ningún rasguño -Tengo la cabeza dura- Comenté mientras me daba dos leves toques en la sesera -¿Tan preocupada estabas por mi?- Esta pregunta ya era malintencionada, no para hacer daño, me gustó que alguien se preocupara por mi y como un niño en el cole hablando con quien le gusta quise desviar el tema -Bueno, al lío- Comenté saltando del marco de la ventana al suelo, levantando mi barbilla para observar a los de alrededor y calcular la situación -A ver, me parece que esta situación os supera, intentaré venceros antes de que Nia actué, por que si os enfrentáis a ella vais a salir mal parado, mejor que terminemos esto entre nosotros- Desenvainé y me fui directo a por el de la maza, supuse que el del látigo atacaría a Nia, la cual se desharía rápidamente del cuero, si sobrevivió a una bala, eso no sería nada. El de la pistola no me preocupaba en absoluto, la marine ya había sobrevivido una vez a un disparo, lo haría a dos y los de los cuchillos, salieron corriendo la primera vez, lo harán una segunda...

Me acerqué velozmente al de la maza, el cual volvió a atacarme, ahora ya sabía que era más rápido de lo que decía por lo que estaba prevenido. Evitaba ser una pista de aterrizaje para su avión en forma de maza y cuando encontré el hueco, lancé una estocada en la pierna derecha, por encima de la rodilla, para debilitar su postura, el enemigo cayó rodilla al suelo -Bien, solo quiero que respondáis unas palabras, por favor, evitemos derramar sangre- No quería matar a nadie ni provocar sangre...

No sabía si Momojiro estaba muerto o estaba vivo, pero esos tíos se iban a enterar de lo que valía un peine. ¿Como se atreven a matar a un civil ? Me da igual si es un acreedor o el puñetero jefe de la mafia Blue, esto no podía tolerarse. Vaya...si al final le había cogido aprecio al chico y todo. Así que me dispuse a reducir a aquellos idiotas por lo que acaban de hacer, no iba a permitir en mi guardia este tipo de cosas...bueno, no estaba de servicio pero se entiende. Así que mantuve mi puño candente hasta que vi salir a Momojiro del almacén.

¡Estaba vivo! ¿Pero, como es posible? Un golpe así te habría matado, o en el caso más leve te habría procurado grandes heridas y mucho, mucho dolor. Me quedé mirando para él atónita. Este muchacho se guardaba un as bajo la manga que yo desconocía. -¿Cómo demonios sigues bien?- pregunté sorprendida pero con cierta alegría en mi rostro por verle bien. No por nada, sino porque me había librado de tener qeu hacer un informe sobre el asesinato de un civil. -Bueno, ya hablaremos luego, vamos al lío si. -dije poniendo incandescente el otro puño. Parecía que me tocaba el de la pistola y el del látigo.

-No os va a salir bien, así que largaros y dejarme tranquila, no quiero haceros daño, a vosotros no, sólo a él. señalé al gordo antes de que estos dos me atacaran. El primero me lanzó el látigo contra mi cuerpo y el segundo me disparó. Ambos se quedaron perplejos cuando vieron el látigo derretirse y la bala en el interior de mi cuerpo, que ahora rezumaba magma. -Os lo he dicho...ahora, sed bueno y poneros en una esquina, mi compañero quiere hablar con ese que está ahí detrás.

Ambos se quedaron mirando el uno a otro, para luego mirar al tipo. Entonces me volvieron a mirar y se pusieron contra la pared, dejándonos a Momo y a mi paso para hablar con aquel tipo. Si Momo había decidido dejar de jugar con el de la maza.

El hombre de la maza no pareció entender muy bien la situación, no le daría la neurona para comprender que ya había perdido hasta antes de empezar dicha pelea. No conforme con tener un puñal en el brazo y una puñalada en la rodilla intentó levantarse con cara de pocos amigos a lo que respondí rápidamente haciendo un giro sobre mi mismo con un rápido movimiento de pies y con la espada le golpeé a la altura de la sien, claramente no con el filo, no podría matar a una persona y menos a sangre fría, le dí la vuelta para impactarle con la parte sin filo del arma, el hombre cayó al suelo inconsciente. Me giré y pude ver a todo el mundo contra la pared, Nia había vuelto a demostrar su superioridad. Me acerqué a ellos y pregunté, no sin antes dar las gracias, pues como decía mi abuela es de bien nacido, ser agradecido -Muchas gracias Nia, se me acumulan las deudas contigo, al final tendré que trabajar directamente para ti para poder saldar mi deuda ¿Necesitas mayordomo?- Dije riendo, luego miré a mi objetivo -No me andaré con rodeos, espero que no le importe, tres preguntas, la primera ¿Donde está el Albatros? Segunda ¿Donde se dirige? y tercera ¿Quienes son los tripulantes?- Momentáneamente se hizo un silencio bastante incomodo, el gordete miró a su cómplice fijamente para luego mirarme a mi -Muchacho, creo que estás pisando en arenas movedizas, ten cuidado no metas el pie y acabes ahogado- Le puse sin siquiera cambiar un ápice los rasgos de mi cara, la espada en el cuello -Vale, vale, a ver, no te puedo decir mucho, no se donde está, ni a donde va, esa información no la sabemos hasta que no llevamos un par de horas en alta mar, así los de arriba se ahorran problemas como los que estoy teniendo yo ahora mismo...- El hombre tragó fuertemente saliva -Mira chico, te estás metiendo con un problema muy grande, no solo está el Albatros, hay mucha más chicha que un simple barco, déjalo antes de que pasen cosas malas...- Dudé en si me estaba amenazando o advirtiendo, ¿Y si los animales no son solo su única fuente de ingresos? -Lo mejor será que lo olvidemos, nosotros no diremos nada y tú vives tu vida... ¿Trato?- Dijo alzando la mano como si fuese a estrecharla -¿Donde esta? ¿Donde se dirige? ¿Quienes son?- Volví a preguntar mientras incaba un poco más la afilada cuchilla que tenía en mis manos -¿Que pretendes? ¿Que me crea que me vas a matar si no contesto? ¡Si quisieras hacerme daño ahora mismo estaría gritando y no hablando tranquilamente- Me pilló... Necesitaba algo para poder amenazarle, ¿Que podía ofrecerle a cambio de sus conocimientos? Piensa Momo, piensa...

Separé la hoja de su cuello y envainé la espada -Tú mismo, también puedo decir que has sido tú quien a vendido información interesante a la marina, llevo tiempo tras ese barco y se cosas que pueden poneros en alerta, ¿Que pensaría tu tripulación si creyese que eres un sapo?- ¡Já! Tonterías a mi, ya había calculado esta situación... Bueno, la verdad que me lo acababa de sacar de la manga, pero nadie se va a enterar... -No sabes nada... Si no, no estarías preguntando- Replica, luego hace una gran gárgara y me escupe cerca del pie... Menos mal que no me dio, que asco... -Tyler, Jonh... ¿Te suenan? También tengo cuatro localizaciones de subasta, quizás es una perdida de dinero bastante grande...- El hombre chirrió los dientes y con rabia -Maldito entrometido, no vas a llegar a viejo, eso te lo aseguro...- Que malas pulgas tiene...

Yo no entendía mucho de estas cosas pero Momojiro parecía tener algún tipo de problema con aquellos tipos. Empezaba a sospechar que el malo de la película no era solo el gordo. Miré a mi compañero, que me agradecía una vez más la ayuda prestada. Por mi parte le sonreí y luego suspiré profundamente, ya por resignación y me acerqué a él- Ya podrás decirme luego como demonios has sobrevivido, ahora, haz amigos- le dije para que concluyera sus tratos con aquel tipo.

No interrumpí para nada la conversación que tuvieron aquellos dos en ningún momento. No era de mi incumbencia y Momojiro estaba a salvo, por lo que por mi parte todo estaba bien. Me hubiera encantado llevar a la cárcel al gordo, pero estaba fuera de servicio y no tenía forma de avisar al cuartel más cercano para que me echara un cable, y menos en aquel lugar. Así que mientras esperaba que Momojiro concretara sus quehaceres con el gordo, yo me apoyé contra la pared del edificio del callejón de espaldas y crucé los brazos. Me quedé allí pensativa hasta que dijo algo que me tocaba directamente.

-Eh..¿Cómo que ha vendido información a la Marina?- ¿En serio? ¿ Otro caso de corruptela? Dioses, no dábamos abasto. Esperaba que Momojiro o el gordo tuvieran una buena explicación para esto. Esto se había convertido ya en un asunto oficial.

Me giré a Nia y sonreí -Es verdad, este tema te toca directamente a ti, eres marine- Al comentar el trabajo de la pelirroja, la cara de todos los "arrestados" cambió a una algo más de pánico -Quizás comentar cosas contigo puede ser algo contraproducente para mi, pero te comento un poco por encima como está el tema- Me aclaré la voz y aparté la mirada del huesos anchos a Nia -Estos hombres trabajan para el "Albatros" ¿Te acuerdas cuando nos conocimos? Me interesé por un hombre mayor que vendía un par de animales como mascotas, recordé que dichos animales están en peligro y al meter las narices donde no me llaman, recibí una puñalada... ¿Te acuerdas? Como olvidar nuestro primer encuentro jajaja- La verdad que mi actuación fue patética... -Tras recuperarme, estuve preguntando por aquí, por ayá, poco a poco me he ido encontrando con un camino espinoso donde he descubierto una gran trama de trafico de animales, personas e influencias- La verdad que la cosa se ponía cada vez más complicada cuanto más sabía -Yo empecé a interesarme por el tráfico de animales, luego me encontré lo demás, son una organización pero la verdad que solo me interesé por el "Albatros" que es el que se ocupa de los animales, caza, tortura, vende, mata a pobres criaturas que no tienen como defenderse... Me encontré en mi camino con una información jugosa que me costó lo mío, un marine Tyler Miles, no se su apellido, se que es un Sargento pero desconozco su ubicación, pelotón u otros datos pero tengo con quien hablar para saber más del tema, si te interesa prometo ganar dicha información y pasártela, se que da información de las patrullas navales para pasar por los vacíos entre ellas, o cambia el rumbo de la suya para no dar parte o entrar en batalla con ellos, nada más- Comenté -¡¿Te parece poco?! ¿¡Quien eres y de donde sacas la información!?- Saltó el cabecilla. Miré al hombre, puse cara amable y sonreí -Soy vuestra peor pesadilla- Luego seguí con Nia -Me encontré con información jugosa sobre reuniones, islas y alguna ruta, pero son rápidos, siempre que llego se han ido, o me evitan, son muy prudentes... Pensaba que si seguía a este hombre llegaría a algún lugar pero no... Y ahora tendré que matarles para que no se suelten la lengua- Retiré la espada como si fuera a dar una estocada, claramente era un amago, no iba a matar a nadie pero me había funcionado dos veces de veintisiete...

Cuando hice la acción de apuñalar el hombre gritó -¡Espera, espera, espera!- ¡Bingo! -¡Tampoco hay que ponerse así! ¡Espera!- Frené en seco -A ver, yo tenía hoy reuniones pero se han adelantado... ¡ya no hay nadie! por eso estábamos atento... Te puedo decir los nombres, pero no me mates....- Mi cara lo decía todo... ¿Podía tener tan mala suerte? ¿Todo esto para nada? -Increíble...- Enfundé la espada -Deberíamos entregarlos... Si no, se van a chivar... Ya me llaman "la sombra" o algo así, si sigo dando el cante te voy a necesitar más de lo que me gustaría... ¡Que no digo que no te necesite! Pero no quiero molestarte... ¡Que si tu quisieras que te moleste, molestaría! Pero me refiero a...- Paré al escuchar... -Mozo que la estás liando, mejor cállate...- Dicho por el gordo...

Había muchas cosas que no entendía en el discurso de Momojiro. Las cosas no parecían ser tan fáciles como las explicaba. La verdad es que todo esto me había pillado un poco a destiempo. ¿Momojiro el defensor de los animales? Quién lo hubiera dicho. No me esperaba para nada que la persona que había conocido en la playa fuera la que ahora tenía delante mía, pues algo en él había cambiado. ¿Su valor? No lo sé. Así que me quedé mirándolo mientras trataba de procesar aquella información, la cual no parecía estar recopilada de un día para otro. Había muchos factores a tener en cuenta en ese relato, y poco o nada podía aportar yo a esta "caza" por así decirlo.

-Como olvidarlo- dije orbitando los ojos antes de seguir escuchando los del Albatros- ¿Tyler Miles? No em suena para nada, pero viendo que esto está afectando a la propia Marina, quizás si, deberías pasarme la información que tengas cuando la tengas. Me harías un gran favor- repliqué mientras me llevaba las manos a la cintura.

Esto generaba un problema gordo dentro de la institución Marine, pues la corrupción era prácticamente inexistente desde la entrada de Al Naion en escena, sin embargo, siempre quedaban los restos. Sea como fuere seguí dejando a hablar a Momojiro mientras escuchaba atenta las palabras de aquellos tipos. Cada cual me aportaba algo de información, diseminada, pero información. Tan sólo esperaba que Momojiro no estuviera metido en algo más allá que una buena acción....como todos. Me llevé la mano derecha al pelo y me lo peiné hacia atrás mientras barajaba diversas posibilidades de actuación, sin embargo, estaba de permiso, y aún así debería de volver al cuartel para hacer algunas pesquisas sobre ese Miles. Esto olía muy mal y debí actuar antes de ver el fuego.

-¿Has acabado con ellos?- concluí.

-Sí- Afirmé ante la pregunta de Nia. Miré a mis objetivos y aún tenía una idea más -Les detendremos y le agregaremos cargos de agresión a un menor, robo y violación, puedo decir que me forzaron... Con tal de que le caigan un par de años más me sirve, no tengo vergüenza en ello- ¿¡Que no!? Esperaba que esto colase por que, que vergüenza, decir que... O dios no, antes los mato fijo... Y eso que yo no he sesgado ningún alma -¿Espera, espera, como?- Preguntó el jefe del grupo -Eso, un par de añitos más, ¿Sabes lo que le hacen a los violadores en la cárcel? Y tú... Eres un osito amoroso...-  El hombre empezó a sudar tinta, claramente de forma literal -¡Espera, no, no, no, no, eso si que no! ¡Yo no soy un depravado!- Había caído en la red -Quizás, si me das algo más de información podría... Callarme, pero recuerda que será tu palabra contra la de un oficial de la marina y un pobre civil desamparado...- El hombre soltó un alarido -¡Mierda! ¡Está bien! En Asima, ahí vive uno de los jefes del South Blue, no se quien es, ni su nombre, pero si su alias, el canario... Y en un par de semanas, lunes, estará el Albatros en la isla esa de los desechos de barcos, tienen una reunión importante, es la que les he formalizado hoy...- Vaya, vaya, vaya, al final si que tenía algo que decir -Me sirve... No agregaré más acusaciones en vuestra contra... Igual un abuso entre todos es una idea que me da repelus... Pues tenemos un trato, yo me callo y tu te callas...- El hombre me miró -Sí, tú no le dices a nadie que nos hemos encontrado y yo no voy por ahí diciendo que eres un sapo... No gustan los sapos...- Claramente, necesitaba que guardaran el silencio... -Maldito y sucio despojo... Acepto...- Y el capataz cerró el trato -Pues por mí, os podéis ir...- Por un momento se ilusionaron, lo vi en su mirada... -Pero...- Irrumpí... Metí mi mano en el dorso de mi capa y de mi mano generé tantas esposas como presos teníamos, luego una sola llave, todo esto en chocolate claro, con mi mayor poder de rigidez, claramente no serviría de mucho pero para llevarlos presos iban sobradas... -¿Que dices Nia? ¿Los metemos presos? ¿Nos los guardamos de informantes? ¿Los matas?- Mi actitud en todo momento era seria, como si controlase la situación, pero ese ego solo era gracias a estar al lado de Nia, una mujer de armas tomar y podría hasta decir que un corazón caliente, más bien en ebullición -Siento haberte metido en eso... Quizás después de dejar a estos en prisión una buena cena lo compense ¿Que te parece?- El silencio se creó, la verdad que tampoco le dejé responder a ninguna pregunta pero era el momento...

De fondo se escuch: ¡Picaflor!

No pasaba nada realmente, al menos Momojiro estaba siendo muy amable y sincero conmigo. El no tenía porque serlo, y pudo hasta mentirme, sin embargo no parecía una de esas personas dedicadas a la mentira o al odio. La situación se había solventado de forma favorable, y ahora las cosas ya estaban bien. Teníamos a los dos villanos, por así decirlo, y Momojiro sus respuestas. Sin embargo y ante la duda a la pregunta de Momo, me pasé la mano por la cabeza y me quedé pensándolo por un par de segundos. No podía llevármelos porque no estaba de servicio, pero tampoco podía dejar libres a estos canallas. La cosa era bastante fácil de elegir si me preguntaban.

-Me los llevo, me han fastidiado el retiro, así que me los llevo. No puedo dejar a esta gente en la calle sabiendo lo peligrosos que son- le dije con tono calmado mientras trataba de agarrar a uno de ellos.- Jamás sugieras matar a alguien Momo, jamás- concluí con tono tranquilo. Ya había pasado por eso y no quería más.

¿Una cena? Bueno, al menos me pagaría el tiempo perdido. Bueno, realmente no era perdido ya que me llevaba a dos criminales by the face, pero por lo demás solo pude mostrarle a Momojiro una leve sonrisa, de afirmación claro está.

-Bueno, es hora de irme, me llevo a estos dos para el cuartelillo más cercano. Espero verte pronto Momo, aunque no metido en líos..por favor, tómate un respiro. Siempre que pasan estas cosas, nos encontramos.

No se lo dije a malas, y una parte de mi quería volver a verle, era majo, pero un poco bala perdida.