Nocturne93
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Akuma no mi
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Nos encontramos ambos en Enies Lobby. Cada uno hará la entrada como le plazca y desee. El motivo del combate es libre al igual que todo. Estoy escribiendo más por no publicar un combate de dos líneas.
El primero en postear será Shigamaki.
Round 1: ¡FIGHT!
El primero en postear será Shigamaki.
Round 1: ¡FIGHT!
Shigamaki
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Akuma no mi
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Desperté. La brisa marina acariciaba mi rostro, me había vuelto a quedar dormido en cubierta. La verdad es que me encantaba dormir con el agradable sonido de las olas y esa humedad tan rica que dejaba el mar en el aire. Nunca entenderé a mis compañeros, ya fuesen marines o cazarecompensas, siempre decían que cogería una pulmonía y que estaba completamente loco. Como tampoco sabía por que se alarmaban tanto al ir en una simple yukata por páramos helados y montañas llenas de nieve. Creo que no comprendían que yo simplemente, no tengo frío. Por eso no tenía problema en dormirme en cualquier lugar. De todas maneras, en el suelo de mi nave se descansaba como un bebé, ese bote era una pasada. Siempre le deberé una a Stark por el bote. Le había cogido mucho cariño a ese cacho de metal con motor, había pensado hasta en ponerle nombre. Porque para ser sincero me encanta ponerle nombres a mis pertenencias más preciadas, como a mis katanas. No encontrarás a un espadachín que no ponga nombre a sus katanas especiales, si no lo hace no es un verdadero espadachín que se precie. Sin embargo, ponerle nombre a algo que significa mucho para ti crea una dependencia hacia ese objeto y por consiguiente una mayor tristeza al perderlo. Por eso le inculqué tanto a mi hijo que nuestros tesoros siempre tienen que estar a buen recaudo y tratarlos con mucho amor.
Esta vez mi viaje se debía a un objeto muy especial, dado que era un regalo para mi querido hijo Negoru. Antes de dejar Héroes Bravos y desaparecer de los titulares durante más de dos años, dejé en manos de uno de mis compañeros cazarrecompensas una katana, Kikuichimonji. Esa katana perteneció, al que en su día fue el mejor espadachín del mundo. Se desconoce el nombre de tal personaje, solo se conocía el nombre de su preciosa e increíble espada. Esta katana llegó a mis manos de una forma muy curiosa. Me encontraba yo en Arabasta, atravesando el inmenso desierto para llegar a la gran capital Albarna debido a motivos económicos, para cobrar unas cuantas recompensas de ciertos piratas que meses atrás atacaron el reino. Cuando de repente un viento huracanado hizo que las dunas de aquel desierto me sepultasen en una tumba de arena. Al estar un poco cabreado, exploté, literalmente. Y desapareció toda la arena que me rodeaba. Entonces allí estaba, clavada en la dura tierra bajo aquellas dunas que hice desaparecer. Siempre he querido saber como llegó a parar allí, al igual que quería saber el paradero del impresentable que se quedó con ella en vez de entregársela a mi querido hijo. Este imbécil, se trataba ni más ni menos que de mi antiguo nakama Mihasi Hayato, últimamente conocido por un mote, el cual desconozco porque directamente, él me importa un carajo desde que me enteré que se quedó con la katana. Tenía ganas de aniquilarlo, pues él sabía de buena gana lo especial que era ese arma para mí. Además de que ni siquiera era para alguien cualquiera, o alguien que le cayese mal, ¡se trataba de mi hijo! ¡Me encantaría cogerle esa cabeza metálica, partísela en mil pedazos y estos, ¡desintegrarlos! Todo por lo que habíamos pasado juntos se había borrado de mi mente al conocer este suceso, solo tenía ganas de aniquilarle. Rompió su código de honor con su jefe, encima después se convirtió en un maldito pirata y seguidamente en un Shichibukai. Ya no tenía mi respeto como persona ni como humano. Aunque hablando esto con mi hijo, que él fue quien no tenía ni idea de la espada y que Mihasi no le dio nada, decía que no era para tanto, que se la pidiese de vuelta y punto, pero el verdadero problema es que Mihasi sabía perfectamente lo que me cabrearía si se la quedaba.
Es por eso que me dirigía hacia Enies Lobby, ciudad judicial. En los periódicos decía que allí se reunirían los Shichibukais para una reunión de emergencia con los líderes de los CP's:
Ya era hora de saber el paradero de ese inútil, yo no sé como lo hacen, pero cuando se vuelven Shichibukais desaparecen del mapa hasta que les requiere el estúpido gobierno. Conociendo a Mihasi, capaz de no ir, pero aun así debía de intentar encontrarle de una vez en la isla judicial. De lo contrario jamás recuperaría Kikuichimonji.
Ya me desperté del todo, me crují la espalda y fui al timón.Observé aquel gran sistema de marchas tan avanzado que tenía. Me sentía muy afortunado de tener un bote tan moderno e innovador, ¡cuando alcanzaba su máxima velocidad no me cogía nadie! Así que moví unas cuantas palancas y arranqué el motor, el bote se movió a una mediaba velocidad hacia lo que el Log Pose marcaba, la dirección hacia Enies Lobby.
Esta vez mi viaje se debía a un objeto muy especial, dado que era un regalo para mi querido hijo Negoru. Antes de dejar Héroes Bravos y desaparecer de los titulares durante más de dos años, dejé en manos de uno de mis compañeros cazarrecompensas una katana, Kikuichimonji. Esa katana perteneció, al que en su día fue el mejor espadachín del mundo. Se desconoce el nombre de tal personaje, solo se conocía el nombre de su preciosa e increíble espada. Esta katana llegó a mis manos de una forma muy curiosa. Me encontraba yo en Arabasta, atravesando el inmenso desierto para llegar a la gran capital Albarna debido a motivos económicos, para cobrar unas cuantas recompensas de ciertos piratas que meses atrás atacaron el reino. Cuando de repente un viento huracanado hizo que las dunas de aquel desierto me sepultasen en una tumba de arena. Al estar un poco cabreado, exploté, literalmente. Y desapareció toda la arena que me rodeaba. Entonces allí estaba, clavada en la dura tierra bajo aquellas dunas que hice desaparecer. Siempre he querido saber como llegó a parar allí, al igual que quería saber el paradero del impresentable que se quedó con ella en vez de entregársela a mi querido hijo. Este imbécil, se trataba ni más ni menos que de mi antiguo nakama Mihasi Hayato, últimamente conocido por un mote, el cual desconozco porque directamente, él me importa un carajo desde que me enteré que se quedó con la katana. Tenía ganas de aniquilarlo, pues él sabía de buena gana lo especial que era ese arma para mí. Además de que ni siquiera era para alguien cualquiera, o alguien que le cayese mal, ¡se trataba de mi hijo! ¡Me encantaría cogerle esa cabeza metálica, partísela en mil pedazos y estos, ¡desintegrarlos! Todo por lo que habíamos pasado juntos se había borrado de mi mente al conocer este suceso, solo tenía ganas de aniquilarle. Rompió su código de honor con su jefe, encima después se convirtió en un maldito pirata y seguidamente en un Shichibukai. Ya no tenía mi respeto como persona ni como humano. Aunque hablando esto con mi hijo, que él fue quien no tenía ni idea de la espada y que Mihasi no le dio nada, decía que no era para tanto, que se la pidiese de vuelta y punto, pero el verdadero problema es que Mihasi sabía perfectamente lo que me cabrearía si se la quedaba.
Es por eso que me dirigía hacia Enies Lobby, ciudad judicial. En los periódicos decía que allí se reunirían los Shichibukais para una reunión de emergencia con los líderes de los CP's:
Traiciones en los Cipher Pol
Anoche, según data la seguridad de la isla judicial de Enies Lobby. Varios asesinos especiales del Cipher Pol acabaron con las vidas de todos los guardias que custodiaban la seguridad de la torre de la justicia. Seguidamente, activaron el sistema de apertura de la puerta de la justicia y escaparon con un barco de guerra marine. Gracias a las imágenes captadas por los Visual Den Den Mushi colocados por toda la isla, se ha podido identificar al que parece ser el jefe de la operación. Se trata de Kistune Satou, uno de los mejores asesinos que han tenido los CP's.
El gobierno ha reunido a los Shichibukais en la isla judicial para analizar la situación, intentar descubrir el paradero de los asesinos y sus identidades.
Anoche, según data la seguridad de la isla judicial de Enies Lobby. Varios asesinos especiales del Cipher Pol acabaron con las vidas de todos los guardias que custodiaban la seguridad de la torre de la justicia. Seguidamente, activaron el sistema de apertura de la puerta de la justicia y escaparon con un barco de guerra marine. Gracias a las imágenes captadas por los Visual Den Den Mushi colocados por toda la isla, se ha podido identificar al que parece ser el jefe de la operación. Se trata de Kistune Satou, uno de los mejores asesinos que han tenido los CP's.
El gobierno ha reunido a los Shichibukais en la isla judicial para analizar la situación, intentar descubrir el paradero de los asesinos y sus identidades.
Ya era hora de saber el paradero de ese inútil, yo no sé como lo hacen, pero cuando se vuelven Shichibukais desaparecen del mapa hasta que les requiere el estúpido gobierno. Conociendo a Mihasi, capaz de no ir, pero aun así debía de intentar encontrarle de una vez en la isla judicial. De lo contrario jamás recuperaría Kikuichimonji.
Ya me desperté del todo, me crují la espalda y fui al timón.Observé aquel gran sistema de marchas tan avanzado que tenía. Me sentía muy afortunado de tener un bote tan moderno e innovador, ¡cuando alcanzaba su máxima velocidad no me cogía nadie! Así que moví unas cuantas palancas y arranqué el motor, el bote se movió a una mediaba velocidad hacia lo que el Log Pose marcaba, la dirección hacia Enies Lobby.
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