Mako
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Mur, una isla pacifica, normal y sin nada reseñable quitando la fortaleza encima de la montaña, sus gentes trabajadoras y despreocupadas dan un ambiente bastante agradable para los turistas. Claramente se puede diferenciar fácil a los que no son de aquí, todos en bermudas cortas, camisas abiertas y sandalias, mujeres con faldas y camisetas con cuello ancho y manga corta. Isla casi paradisíaca, buen tiempo, ahora mismo son las nueve de la mañana hace un sol tórrido, ninguna nube en el cielo que amenace lluvias, una brisa fresca... Entonces, os preguntaréis ¿Por que hay un hombre trajeado, vestido completamente de negro, sentado en la taberna más famosa de la isla, con una copa en la mesa, los dedos entre cruzados y levantando el talón derecho de forma nerviosa, como si una sobredosis de azúcar se tratase?
Ese hombre era Mako, había sido enviado a la isla con una "misión" la cual en sí era sencilla pero al moreno no le gustaba en absoluto. La familia "Lister" una de las tres familias criminales más famosas de Dark Home, otra isla que apesta a muerte y corrupción, había enviado al joven a hablar con un Marine, sí, sí, como lo oyes, un Marine que supuestamente la familia lo tenía en nómina, era simple, tenía que reunirse con él, este soldado tenía que darle información a Mako en un sobre que no debía ser abierto y a cambio el matón de poca monta vestido de traje en una isla vacacional, tenía que entregarle otro sobre similar con dinero... La cosa pintaba simple, pero tratos con la Marina eran cosas que no gustaban a Mako...
Nervioso, moviendo espasmódicamente la pierna y con la mirada oculta tras las gafas oscuras pero fijada en la copa, pensaba ¿Y si sale mal? ¿Y si es una trampa? Nunca le había fallado a la familia "Lister" pero eso no significaba que no quisieran librarse de él, también trabajaba para las otras dos, simplemente no cogía trabajos que interfirieran entre ellas... -Camarero, un café y un sandwich- Pidió apartando la copa la cual iba por la mitad, no quería que sus sentidos estuvieran embotados...
Algo más alejado, en el puerto, llegaba un barco marine, repleto de nuevos reclutas que estaban de maniobras, iban a reabastecer el barco en la isla y tenían unas horas de permiso, suficientes para el encuentro entre el trajeado de blanco y azul y el de negro. ¿Quien de todos los marines era el comprado? No lo sabía, le habían dicho al marine que pintas tenía Mako, por lo que el primero que se sentase con el tendría las de ganar...
Ese hombre era Mako, había sido enviado a la isla con una "misión" la cual en sí era sencilla pero al moreno no le gustaba en absoluto. La familia "Lister" una de las tres familias criminales más famosas de Dark Home, otra isla que apesta a muerte y corrupción, había enviado al joven a hablar con un Marine, sí, sí, como lo oyes, un Marine que supuestamente la familia lo tenía en nómina, era simple, tenía que reunirse con él, este soldado tenía que darle información a Mako en un sobre que no debía ser abierto y a cambio el matón de poca monta vestido de traje en una isla vacacional, tenía que entregarle otro sobre similar con dinero... La cosa pintaba simple, pero tratos con la Marina eran cosas que no gustaban a Mako...
Nervioso, moviendo espasmódicamente la pierna y con la mirada oculta tras las gafas oscuras pero fijada en la copa, pensaba ¿Y si sale mal? ¿Y si es una trampa? Nunca le había fallado a la familia "Lister" pero eso no significaba que no quisieran librarse de él, también trabajaba para las otras dos, simplemente no cogía trabajos que interfirieran entre ellas... -Camarero, un café y un sandwich- Pidió apartando la copa la cual iba por la mitad, no quería que sus sentidos estuvieran embotados...
Algo más alejado, en el puerto, llegaba un barco marine, repleto de nuevos reclutas que estaban de maniobras, iban a reabastecer el barco en la isla y tenían unas horas de permiso, suficientes para el encuentro entre el trajeado de blanco y azul y el de negro. ¿Quien de todos los marines era el comprado? No lo sabía, le habían dicho al marine que pintas tenía Mako, por lo que el primero que se sentase con el tendría las de ganar...
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El barco de la Marina por fin había arribado a Mur, la isla en la que reabastecerían todo tipo de menesteres necesarios para la tripulación del navío, así como para poder llevar un poco más por si fuese necesario echar una mano a alguno de los colegas que poseían deambulando por aguas cercanas. Al fin y al cabo, los Marine se ayudaban entre si, eso era una ley no escrita entre los blanqui-azules que, ante todo, eran camaradas bajo la bandera de la gaviota. Aunque la reposición de suministros era, por supuesto, la prioridad dentro de los deberes e intenciones de la Marina, recientemente habían sucedido un par de cosas más dentro de aquel navío que, de forma imprevista para los nuevos reclutas, tendría un peso excesivamente grande en sus pobres y novicios hombros. Y es que sin quererlo ni beberlo, estaban metidos en una operación de altísima relevancia para la Marina y su estabilidad.
Y es que quizás no eran muy espabilados, o quizás no lo había sido el Marine encargado de aquel truque con el criminal al que tenía que ver en la taberna, pero todo había dado una pequeña vuelta de tuerca. Y es que ya se encontraban en su primera maniobra de relevancia especial, puesto que de ello dependía capturar a un criminal que podía llevarles, si eran astutos posteriormente, a una de las familias de más renombre entre la criminalidad de aquel mundo condenado.
Tranquilo abrir de la puerta vaivén de madera que, no solo chirriaba levemente, sino que además añadía algunos golpecitos debido al roce de ambas puertas al encontrarse nuevamente en el centro. Pasos lentos y firmes, marcados claramente por unas botas se hacían notar sobre el sonido de aquella puertecilla hasta que, tomó asiento justo frente a aquel individuo, en la mesa que estaba sentado desde el principio. Su movimiento fue simple, pero notorio. Con su mano hábil deslizó la silla de madera sobre el suelo del mismo material para tomar asiento. Era un Marine, efectivamente, vestido correctamente aunque no con un atuendo que superase el pequeño oficial. De hecho, unas hombreras de color azulado resaltaban en el atuendo, siendo indicativo claro de esto.
Tenía la tez morena y aún mantenía la mirada agachada, aunque en su zurda aún mantenía un par de palitos rojizos bastante curiosos, aunque reconocibles, pues no era más que un sencillo snack picante típico de los niños. Los llevaría a su boca para comérselos con tranquilidad, haciendo resonar su crujir constante, en un profundo y absoluto silencio. Sin embargo, no duraría mucho, pues al terminar de masticar, limpiaría sus dedos con un pañuelo blanquecino básico, para llevar esta al bolsillo de su pantalón y sacar un sobre doblado sobre sí mismo el cual dejaría sobre la mesa con total lentitud y naturalidad.
— Parece que hace un buen día hoy, ¿verdad? —
Diría con naturalidad. Al fin y al cabo, si se mantenía en silencio tanto como el adverso, podría llamar la atención. Claro, estas palabras las hizo al alzar su mano zurda suavemente para pedir una copa, al tiempo que con la diestra, mantenía aquel sobre pegado a la madera justo bajo su palma.
Aún su mente estaba embotada... ¿¡Cómo un cadete como él, estaba haciéndose pasar por un oficial menor!? <¡¡Por favor, sacadme de aquí!! > Gritaba para sus adentros aún manteniendo como podía aquella fachada.
Y es que quizás no eran muy espabilados, o quizás no lo había sido el Marine encargado de aquel truque con el criminal al que tenía que ver en la taberna, pero todo había dado una pequeña vuelta de tuerca. Y es que ya se encontraban en su primera maniobra de relevancia especial, puesto que de ello dependía capturar a un criminal que podía llevarles, si eran astutos posteriormente, a una de las familias de más renombre entre la criminalidad de aquel mundo condenado.
Tranquilo abrir de la puerta vaivén de madera que, no solo chirriaba levemente, sino que además añadía algunos golpecitos debido al roce de ambas puertas al encontrarse nuevamente en el centro. Pasos lentos y firmes, marcados claramente por unas botas se hacían notar sobre el sonido de aquella puertecilla hasta que, tomó asiento justo frente a aquel individuo, en la mesa que estaba sentado desde el principio. Su movimiento fue simple, pero notorio. Con su mano hábil deslizó la silla de madera sobre el suelo del mismo material para tomar asiento. Era un Marine, efectivamente, vestido correctamente aunque no con un atuendo que superase el pequeño oficial. De hecho, unas hombreras de color azulado resaltaban en el atuendo, siendo indicativo claro de esto.
Tenía la tez morena y aún mantenía la mirada agachada, aunque en su zurda aún mantenía un par de palitos rojizos bastante curiosos, aunque reconocibles, pues no era más que un sencillo snack picante típico de los niños. Los llevaría a su boca para comérselos con tranquilidad, haciendo resonar su crujir constante, en un profundo y absoluto silencio. Sin embargo, no duraría mucho, pues al terminar de masticar, limpiaría sus dedos con un pañuelo blanquecino básico, para llevar esta al bolsillo de su pantalón y sacar un sobre doblado sobre sí mismo el cual dejaría sobre la mesa con total lentitud y naturalidad.
— Parece que hace un buen día hoy, ¿verdad? —
Diría con naturalidad. Al fin y al cabo, si se mantenía en silencio tanto como el adverso, podría llamar la atención. Claro, estas palabras las hizo al alzar su mano zurda suavemente para pedir una copa, al tiempo que con la diestra, mantenía aquel sobre pegado a la madera justo bajo su palma.
Aún su mente estaba embotada... ¿¡Cómo un cadete como él, estaba haciéndose pasar por un oficial menor!? <¡¡Por favor, sacadme de aquí!! > Gritaba para sus adentros aún manteniendo como podía aquella fachada.
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Natasha se había levantado temprano como lo decía su rutina de lunes a domingo. No podía faltar un día. Para ella, no cumplir con sus responsabilidades era como fallarse a sí misma. Es algo que a decir verdad, le ponía de muy mal humor.
Se levantó comenzó sus dos horas de ejercicio rutinario y tras acabar y tomar una ducha, alguien le trajo una carta de un oficial de la marina encargándole una misión que al parecer era importante.
Carta tomaría con su mano dominante a regañadientes, pues eso quería decir que no podía pasar un rato en la biblioteca estudiando diversas cosas que realmente le interesaban.
- Tsk… Espero que sea importante.
Terminaría por abrirla con cuidado para leer con detenimiento lo que tenía que hacer.
El deber le llamaba nuevamente y no iba a decir que no, pero eso no quería decir que no estuviera malhumorada por no cumplir exactamente con lo que tenía que hacer hoy.
Unifrome prepararía con detenimiento mientras cepillaba sus largos cabello con cuidado. Café tomaría con rapidez y tomaría el barco en dirección al lugar señalado.
A pesar de recibir varios: ``buenos días´´, esta no respondería con una actitud más allá que de una agría.
- Hoy espero que tengamos buena caza chicos.
Diría antes de llegar a puerto y dispersarse entre el grupo de marines. Cada uno tenía su posición y su labor en aquella escena, y Natasha sería que en un futuro no muy lejano entrara por aquella puerta del establecimiento. Estaba pensando en su entrada espectacular y en su mente era perfecta como ella misma.
Manos llevaría bajo su pecho mientras sus ocelos azulados se fijaban en cada rincón del lugar por si veía alguna perturbación en este. Debía estar atenta a cada detalle.
Por suerte o desgracia, el nerviosismo de esta se hacía presente. Era muy impaciente… Siempre le había gustado ir a la acción y más ahora que tenía el humor de perros.
Se levantó comenzó sus dos horas de ejercicio rutinario y tras acabar y tomar una ducha, alguien le trajo una carta de un oficial de la marina encargándole una misión que al parecer era importante.
Carta tomaría con su mano dominante a regañadientes, pues eso quería decir que no podía pasar un rato en la biblioteca estudiando diversas cosas que realmente le interesaban.
- Tsk… Espero que sea importante.
Terminaría por abrirla con cuidado para leer con detenimiento lo que tenía que hacer.
El deber le llamaba nuevamente y no iba a decir que no, pero eso no quería decir que no estuviera malhumorada por no cumplir exactamente con lo que tenía que hacer hoy.
Unifrome prepararía con detenimiento mientras cepillaba sus largos cabello con cuidado. Café tomaría con rapidez y tomaría el barco en dirección al lugar señalado.
A pesar de recibir varios: ``buenos días´´, esta no respondería con una actitud más allá que de una agría.
- Hoy espero que tengamos buena caza chicos.
Diría antes de llegar a puerto y dispersarse entre el grupo de marines. Cada uno tenía su posición y su labor en aquella escena, y Natasha sería que en un futuro no muy lejano entrara por aquella puerta del establecimiento. Estaba pensando en su entrada espectacular y en su mente era perfecta como ella misma.
Manos llevaría bajo su pecho mientras sus ocelos azulados se fijaban en cada rincón del lugar por si veía alguna perturbación en este. Debía estar atenta a cada detalle.
Por suerte o desgracia, el nerviosismo de esta se hacía presente. Era muy impaciente… Siempre le había gustado ir a la acción y más ahora que tenía el humor de perros.
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Nuestro pequeño matón no tardó mucho en tener compañía, por la puerta entró un marine que, sin lugar a dudas era el indicado, ¿Si no, que hacía en esa taberna de mala muerte? Sus sospechas se confirmaron cuando este tomo asiento y pidió una copa -No hay días buenos- contestó Mako, serio, tajante y bastante áspero, se notaba a la legua que el uniforme no era de su agrado. Alzó el mentón, doblando el cuello hacia atrás a la par que se escuchaban unos crujidos, luego suspiró y se quitó las gafas a la vez que volvía el cuello a su posición -Me pregunto por que un marine se sienta con alguien sin importancia como yo- De su americana saca un pañuelo, como no negro azabache y empieza a limpiar los cristales de las lentes -Creo que mi compañía no será suficiente para entretenerle mientras toma una copa- Dijo mirando fijamente al marine, con esos ojos fríos y penetrantes
Quería echar a ese marine de ahí, claramente era con quien había quedado pero eso no significa que no se deba tomar precauciones, la misión era en sí bastante rara como para estar relajado. En la cabeza del moreno rondaba la idea que la familia "Lister" le tendiera una trampa, ultimamente su suerte parecía haberse acabado, había fallado en algunas misiones y sabía bastante sobre el bajo mundo de Dark Home, por lo que la idea de librarse de cabos sueltos no era tan descabellada por no decir que dicha familia era de las más sangrientas de dicha isla.
Ahora ante la presencia del marine empezaba una pequeña partida de ajedrez, claramente el marine debía estar preocupado por si también era una trampa pero se le veía bastante relajado, también estaba el pequeño detalle de... ¿Quien entrega la carta primero? ¿El que paga o el que tiene la información? El estaba más acostumbrado a llevar un maletín y dejarlo en un sitio, o darle una paliza a cualquiera, desde civiles, a rateros o a dueños de locales que no pueden o quieren pagar lo suficiente -¿Quiere que me vaya a otra mesa oficial?- Preguntó tanteando terreno, Mako no era de los que les gustaba pensar, era de los que les gustaba actuar...
La mesa donde se situaba Mako, estaba frente a la chimenea, una mesa más al fondo daba a una pequeña ventana para poder ver las vistas de la calle, justo delante de donde está sentado, pasan los camareros con las bebidas, comidas y demás. Una gran cabeza de animal sobre el fuego, bigas de madera, velas y telarañas. Siempre había que fijarse bien donde uno está y el sabía donde sentarse. En el centro, para poder salir por la puerta rápido, donde hay más luz por si tiene que disparar, donde más rehenes puede tener... Era tan paranoico que de poco servía confiar en sus jefes
Quería echar a ese marine de ahí, claramente era con quien había quedado pero eso no significa que no se deba tomar precauciones, la misión era en sí bastante rara como para estar relajado. En la cabeza del moreno rondaba la idea que la familia "Lister" le tendiera una trampa, ultimamente su suerte parecía haberse acabado, había fallado en algunas misiones y sabía bastante sobre el bajo mundo de Dark Home, por lo que la idea de librarse de cabos sueltos no era tan descabellada por no decir que dicha familia era de las más sangrientas de dicha isla.
Ahora ante la presencia del marine empezaba una pequeña partida de ajedrez, claramente el marine debía estar preocupado por si también era una trampa pero se le veía bastante relajado, también estaba el pequeño detalle de... ¿Quien entrega la carta primero? ¿El que paga o el que tiene la información? El estaba más acostumbrado a llevar un maletín y dejarlo en un sitio, o darle una paliza a cualquiera, desde civiles, a rateros o a dueños de locales que no pueden o quieren pagar lo suficiente -¿Quiere que me vaya a otra mesa oficial?- Preguntó tanteando terreno, Mako no era de los que les gustaba pensar, era de los que les gustaba actuar...
La mesa donde se situaba Mako, estaba frente a la chimenea, una mesa más al fondo daba a una pequeña ventana para poder ver las vistas de la calle, justo delante de donde está sentado, pasan los camareros con las bebidas, comidas y demás. Una gran cabeza de animal sobre el fuego, bigas de madera, velas y telarañas. Siempre había que fijarse bien donde uno está y el sabía donde sentarse. En el centro, para poder salir por la puerta rápido, donde hay más luz por si tiene que disparar, donde más rehenes puede tener... Era tan paranoico que de poco servía confiar en sus jefes
- Taberna:
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Y es que la situación claramente era tensa para ambos participantes en aquel intercambio que, por qué no decirlo, era especialmente poco habitual puesto que las cosas podrían salir tan mal en aquella ratonera, que debían estar con mil y un ojos pendientes de todo lo que pudiera parecerles sospechoso, extraño o incoherente. Era por eso también, que cuando le trajeron la copa que había pedido, la movería suavemente en círculos con total naturalidad. Pese a su posible joven apariencia, su ropa era de un oficial, por lo que nadie al menos entre los civiles cuestionaba su capacidad o rango, incluso pudiera parecer que los que le veían, le admiraban por su temprana edad y ese significativo rango que, no era el suyo realmente. Sin embargo, ¿cuál era la forma de que el adverso pudiera llegar a esa percepción? ¿llegaría finalmente? En principio, el papel que interpretaba el joven cadete, parecía de libro.
— En ese caso, dejémoslo únicamente en días. — Respondería con naturalidad, dándole un suave sorbo a su bebida.
Realmente, pese a sus pensamientos intrusivamente desafortunados, se encontraba dándolo todo por el bien de la misión y la Marina, pues su compromiso con esta corporación era incluso envidiable para algunos de sus compañeros más veteranos, aunque por ahora, solo necesitaba seguir esforzándose y alzarse poco a poco en los escalafones de la misma. Aunque, cabía destacar algo evidente, y es que, si él estaba vestido de oficial, probablemente hubiese un oficial vestido de cadete. Al fin y al cabo, la misión propiamente dicha era un movimiento general del navío en el que se encontraban tanto el cadete haciéndose pasar por oficial como "carnada" como el marine traidor que se encontraba retenido en el barco por motivos más que evidentes.
— Tu compañía es justamente lo que estoy buscando. ¿Por qué si no, de todas las mesas, estaría compartiendo mi licor contigo? — Quizás pecaría de soberbia, a causa de la interpretación que llevaba. Debía parecer duro, aunque no en exceso desagradable o inaccesible.
Varios toquecitos daría con su mano diestra, aquella que mantenía sobre el sobre que aún reposaba contra la madera. Claramente, era una señal de que el intercambio debía suceder lo antes posible. El gesto era sencillo de entender, aunque no por ello podía ser evidente. Por eso, mirada dirigiría al techo con lentitud, antes de volver a dirigir una mirada que caía en picado contra la adversa, ahora, desprovista de sus lentes.
— ¿Sabes? Dicen que cuando los pájaros tararean sus canciones, en realidad están manteniendo conversaciones entre sí. ¿Es la interacción social, una recompensa entre emisor y receptor? —
Diría con bastante naturalidad. Un tema tan banal y simple, al que nadie le daría importancia aunque lo escuchasen. Quizás no significaba nada, siendo una absoluta absurdez, o quizás no fuera este el caso. Sin embargo, el Marine mantenía su mirada totalmente fija en la adversa con cierta determinación y un tenue brillo audaz en sus ojos, debido quizás a la respuesta sobre las preguntas en el aire anteriormente mencionadas.
— En ese caso, dejémoslo únicamente en días. — Respondería con naturalidad, dándole un suave sorbo a su bebida.
Realmente, pese a sus pensamientos intrusivamente desafortunados, se encontraba dándolo todo por el bien de la misión y la Marina, pues su compromiso con esta corporación era incluso envidiable para algunos de sus compañeros más veteranos, aunque por ahora, solo necesitaba seguir esforzándose y alzarse poco a poco en los escalafones de la misma. Aunque, cabía destacar algo evidente, y es que, si él estaba vestido de oficial, probablemente hubiese un oficial vestido de cadete. Al fin y al cabo, la misión propiamente dicha era un movimiento general del navío en el que se encontraban tanto el cadete haciéndose pasar por oficial como "carnada" como el marine traidor que se encontraba retenido en el barco por motivos más que evidentes.
— Tu compañía es justamente lo que estoy buscando. ¿Por qué si no, de todas las mesas, estaría compartiendo mi licor contigo? — Quizás pecaría de soberbia, a causa de la interpretación que llevaba. Debía parecer duro, aunque no en exceso desagradable o inaccesible.
Varios toquecitos daría con su mano diestra, aquella que mantenía sobre el sobre que aún reposaba contra la madera. Claramente, era una señal de que el intercambio debía suceder lo antes posible. El gesto era sencillo de entender, aunque no por ello podía ser evidente. Por eso, mirada dirigiría al techo con lentitud, antes de volver a dirigir una mirada que caía en picado contra la adversa, ahora, desprovista de sus lentes.
— ¿Sabes? Dicen que cuando los pájaros tararean sus canciones, en realidad están manteniendo conversaciones entre sí. ¿Es la interacción social, una recompensa entre emisor y receptor? —
Diría con bastante naturalidad. Un tema tan banal y simple, al que nadie le daría importancia aunque lo escuchasen. Quizás no significaba nada, siendo una absoluta absurdez, o quizás no fuera este el caso. Sin embargo, el Marine mantenía su mirada totalmente fija en la adversa con cierta determinación y un tenue brillo audaz en sus ojos, debido quizás a la respuesta sobre las preguntas en el aire anteriormente mencionadas.
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Mientras los dos mantenían una conversación de lo más interesante, Natasha en el exterior estaba dando las instrucciones de donde posicionarse cada uno.
Arriba en el tejado del sitio, intentando no hacer mucho ruido, se posicionaría un grupo de marines con armas de largo alcance que apuntaban en dirección a la puerta y otros a las ventanas por donde cabía la posibilidad de que pudiera escapar el ajeno.
- No tengo todo el día chicos. Daros prisa.
Diría firmemente y a pesar de no ser un cargo mayor, lo parecía, pues habían depositado la confianza en ella sus superiores claro está.
Dedo índice señalaba los laterales del establecimiento para que diez hombres se repartieran por la mitad en cada lado.
En cambio, Natasha esperaría delante del lugar. Ahora nadie podía entrar ni salir sin ser visto. Se le prohibió por ahora la entrada a civiles. No querían mareos de personas de arriba - abajo.
Dicho eso, no podía hacer mucho más, solo esperar y confiar en su compañero. Esperaba que todo saliera a la perfección.
Arriba en el tejado del sitio, intentando no hacer mucho ruido, se posicionaría un grupo de marines con armas de largo alcance que apuntaban en dirección a la puerta y otros a las ventanas por donde cabía la posibilidad de que pudiera escapar el ajeno.
- No tengo todo el día chicos. Daros prisa.
Diría firmemente y a pesar de no ser un cargo mayor, lo parecía, pues habían depositado la confianza en ella sus superiores claro está.
Dedo índice señalaba los laterales del establecimiento para que diez hombres se repartieran por la mitad en cada lado.
En cambio, Natasha esperaría delante del lugar. Ahora nadie podía entrar ni salir sin ser visto. Se le prohibió por ahora la entrada a civiles. No querían mareos de personas de arriba - abajo.
Dicho eso, no podía hacer mucho más, solo esperar y confiar en su compañero. Esperaba que todo saliera a la perfección.
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El homrbe se rehusó a irse a otra mesa o permitir que Mako se largase y, tras su primera frase, entendió que era el hombre con el que había sido citado en dicha taberna, que, por otra parte la primera impresión que dio al criminal fue la adecuada, soberbio, pedante... Como se imaginaba a una manzana podrida en la marina. Cuando tocó el sobre, claramente entendió que se había topado con el indicado, que tenía que hacer el intercambio y salir por patas del lugar antes de que cualquier cosa se torciera... Se volvió a colocar las gafas, lentamente metió su mano derecha en la solapa de la americana y sacó un sobre a la misma velocidad, igual de lento. El sobre lo depositó en la mesa, mirando hacia el entorno de forma disimulada, buscando miradas indiscretas, gestos que no viniesen a cuento o cualquier resquicio de que todo se iba a torcer, pero no encontró, por lo que con el dedo indice arrastró el sobre a medio camino del destinatario esperando que el Marine hiciera lo mismo con el suyo...
-¿Conversación? Se comunican pero dudo que hablen- contestó a lo de los pájaros, no era lo mismo, los animales tenían muchas formas de comunicarse y de hacerse entender pero no de habl... Da igual, no era un tema ni importante ni necesario por lo que no dijo mucho más sobre los pájaros y esperó al intercambio simultaneo. Ahí parado su cabeza le jugó una mala pasada, estaba tan centrado en que podría salir mal de aquel trueque, que no cayó en la cuenta que la entrada de clientes había sido detenida, si hubiera estado calmado como lo hacía siempre, se habría percatado pero las misiones que estaba fallando últimamente le hacían pensar que si le había llegado la hora de jubilarse. El no creía que dicha hora estuviera ni siquiera cerca de llegar pero el simple hecho de pensarlo, te hace creer que no eres el único. Si la familia "Lister" cree que ya no eres útil, no duda en librarse del problema... Mako había hecho trabajos parecidos para ellos con gente en su misma situación, es lo único que le quitaba el sueño desde que aceptó y vio las miradas de desprecio... Era el mejor y ahora no es más que alguien mediocre... "Paranoias mías" se repetía en esa cabeza pelona para autoconvencerse pero algo, una espina clavada en su nuca, le decía que no olvidase ese pensamiento -Tengo prisa- Comentó al marine para acelerar el intercambio y poder irse
-¿Conversación? Se comunican pero dudo que hablen- contestó a lo de los pájaros, no era lo mismo, los animales tenían muchas formas de comunicarse y de hacerse entender pero no de habl... Da igual, no era un tema ni importante ni necesario por lo que no dijo mucho más sobre los pájaros y esperó al intercambio simultaneo. Ahí parado su cabeza le jugó una mala pasada, estaba tan centrado en que podría salir mal de aquel trueque, que no cayó en la cuenta que la entrada de clientes había sido detenida, si hubiera estado calmado como lo hacía siempre, se habría percatado pero las misiones que estaba fallando últimamente le hacían pensar que si le había llegado la hora de jubilarse. El no creía que dicha hora estuviera ni siquiera cerca de llegar pero el simple hecho de pensarlo, te hace creer que no eres el único. Si la familia "Lister" cree que ya no eres útil, no duda en librarse del problema... Mako había hecho trabajos parecidos para ellos con gente en su misma situación, es lo único que le quitaba el sueño desde que aceptó y vio las miradas de desprecio... Era el mejor y ahora no es más que alguien mediocre... "Paranoias mías" se repetía en esa cabeza pelona para autoconvencerse pero algo, una espina clavada en su nuca, le decía que no olvidase ese pensamiento -Tengo prisa- Comentó al marine para acelerar el intercambio y poder irse
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El marine mantenía una mirada perfectamente fija y calmada ante la situación en la que se encontraba con aquel canalla con el que tenía que llevar a cabo el intercambio. Aunque todo fuera un paripé por su parte, se estaba metiendo tanto en el papel, que poco tenía que hacer para continuar por aquel camino. Y es que empezaba a notar como el adverso poco a poco, parecía acabar rápidamente con aquello que se llevaban entre manos. Cosa que era más que evidente pues, si algo salía mal para alguno de ambos bandos, podía ser una catástrofe sin precedentes dentro de sus respectivas situaciones.
Mirada pronto se dirigiría hacia aquel sobre que el hombre situaba sobre la mesa, arrastrándolo con lentitud hasta la mitad de la extensión de la misma. Por supuesto, este imitaría el gesto como una "muestra" de cooperación y buena voluntad para un fructífero intercambio. Tras encontrarse en aquella situación, donde ambos sobres estaban uno al lado del otro, este soltaría su sobre propiamente dicho para dirigir la mano anteriormente portadora, hacia el nuevo. Se suponía que llevaba dinero, o eso le habían dicho, cosa que le hizo chirriar la cabeza al darse cuenta de lo que tenía que hacer ante aquello.
— Tampoco tengo todo el día. — Respondería a las palabras adversas. — ¿Está todo? —
Preguntaría con toda la naturalidad del mundo, pues su intención más básica y primaria ante aquella situación no era otra más que guardarse el sobre en la chaqueta que cubría su torso y marcharse por la misma puerta por la que había llegado. Sin embargo, debía ser un poco más paciente... Un poco más, en lo que Natasha y el resto del escuadrón se posicionaban correctamente para aquello que habían ido a hacer allí bajo una tapadera tan rastrera como inusual para los jóvenes cadetes y compañeros de no excesivo mayor rango. Si ambos estaban llevando papeles tan importantes en aquella misión, era nada más y nada menos, porque les estaban dando la oportunidad de demostrar sus capacidades y no permanecer tanto tiempo limpiando la cubierta y haciendo tareas tan... Defraudantes, como limpiar la sentina del navío en el que se transportaban. Aquellas tareas eran tan odiosas como escabrosas para los cadetes, pero estar bajo del todo en la pirámide era lo que significaba... Era por eso, que tanto él, como su instinto interior, querían escalar rápidamente por aquella pirámide que conformaba no solo la cadena trófica natural, sino también, el escalafón jerárquico de la Marina.
Largo sorbo daría al licor en el interior de aquel vaso, para finalizarlo y dar un golpecito seco a la mesa de madera.
— Un placer... Compartir un agradable rato contigo, buena decisión esta taberna, te lo admito. —
Diría el marine con la intención de levantarse y marcharse con el sobre adverso, fruto del intercambio de aquella situación tan... Peculiar.
Mirada pronto se dirigiría hacia aquel sobre que el hombre situaba sobre la mesa, arrastrándolo con lentitud hasta la mitad de la extensión de la misma. Por supuesto, este imitaría el gesto como una "muestra" de cooperación y buena voluntad para un fructífero intercambio. Tras encontrarse en aquella situación, donde ambos sobres estaban uno al lado del otro, este soltaría su sobre propiamente dicho para dirigir la mano anteriormente portadora, hacia el nuevo. Se suponía que llevaba dinero, o eso le habían dicho, cosa que le hizo chirriar la cabeza al darse cuenta de lo que tenía que hacer ante aquello.
— Tampoco tengo todo el día. — Respondería a las palabras adversas. — ¿Está todo? —
Preguntaría con toda la naturalidad del mundo, pues su intención más básica y primaria ante aquella situación no era otra más que guardarse el sobre en la chaqueta que cubría su torso y marcharse por la misma puerta por la que había llegado. Sin embargo, debía ser un poco más paciente... Un poco más, en lo que Natasha y el resto del escuadrón se posicionaban correctamente para aquello que habían ido a hacer allí bajo una tapadera tan rastrera como inusual para los jóvenes cadetes y compañeros de no excesivo mayor rango. Si ambos estaban llevando papeles tan importantes en aquella misión, era nada más y nada menos, porque les estaban dando la oportunidad de demostrar sus capacidades y no permanecer tanto tiempo limpiando la cubierta y haciendo tareas tan... Defraudantes, como limpiar la sentina del navío en el que se transportaban. Aquellas tareas eran tan odiosas como escabrosas para los cadetes, pero estar bajo del todo en la pirámide era lo que significaba... Era por eso, que tanto él, como su instinto interior, querían escalar rápidamente por aquella pirámide que conformaba no solo la cadena trófica natural, sino también, el escalafón jerárquico de la Marina.
Largo sorbo daría al licor en el interior de aquel vaso, para finalizarlo y dar un golpecito seco a la mesa de madera.
— Un placer... Compartir un agradable rato contigo, buena decisión esta taberna, te lo admito. —
Diría el marine con la intención de levantarse y marcharse con el sobre adverso, fruto del intercambio de aquella situación tan... Peculiar.
Sarukki
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Natasha se cansó de esperar. A decir verdad, estaba muy impaciente por lo que tomaría las riendas de la situación. Pasar a la acción era algo que excitaba a la peliazul en todos los sentidos. Era un hobby para ella.
Largos cabellos echaría tras sus hombros para sentirse más cómoda, ajustaría su gorra y se posicionaría frente la puerta la cual abriría de una fuerte patada. Quería que este se diera cuenta de su presencia nada más hiciera acto de presencia.
Una vez dejando la entrada abierta, diversos marines entraron para cubrir a los ciudadanos presentes en aquel lugar.
Natasha sin embargo, se dirigirá a paso firme a la mesa ajena, llegando apoyar ambas manos en esta y dirigiendo sus ocelos azulados al adverso.
- Espero que esté teniendo un buen día… Espero no ser inoportuna. - breve pausa haría manteniendo una posición más firme -. No tengo que explicarle la situación, pero si debo decirle que si intenta escapar se acordará de mí. Así que le agradecería que no pusiera resistencia.
Con todo eso quería decir, que estaba totalmente rodeado y que si quería huir, iba a ser bastante difícil y que la peliazul a pesar de ser un rango bajo aún, tenía el coraje de mil hombres.
- Rotzank, buen trabajo… Creía que te ibas a poner nervioso y lo echarías todo a perder. - seria sincera con sus palabras, no obstante, confiaba en su compañero -. He llegado justo a tiempo por lo que veo…
Pues sí, justo a tiempo. De haberse adelantado minutos antes, no hubiera funcionado el plan.
Largos cabellos echaría tras sus hombros para sentirse más cómoda, ajustaría su gorra y se posicionaría frente la puerta la cual abriría de una fuerte patada. Quería que este se diera cuenta de su presencia nada más hiciera acto de presencia.
Una vez dejando la entrada abierta, diversos marines entraron para cubrir a los ciudadanos presentes en aquel lugar.
Natasha sin embargo, se dirigirá a paso firme a la mesa ajena, llegando apoyar ambas manos en esta y dirigiendo sus ocelos azulados al adverso.
- Espero que esté teniendo un buen día… Espero no ser inoportuna. - breve pausa haría manteniendo una posición más firme -. No tengo que explicarle la situación, pero si debo decirle que si intenta escapar se acordará de mí. Así que le agradecería que no pusiera resistencia.
Con todo eso quería decir, que estaba totalmente rodeado y que si quería huir, iba a ser bastante difícil y que la peliazul a pesar de ser un rango bajo aún, tenía el coraje de mil hombres.
- Rotzank, buen trabajo… Creía que te ibas a poner nervioso y lo echarías todo a perder. - seria sincera con sus palabras, no obstante, confiaba en su compañero -. He llegado justo a tiempo por lo que veo…
Pues sí, justo a tiempo. De haberse adelantado minutos antes, no hubiera funcionado el plan.
Mako
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Intercambio hecho, todo tranquilo, pudo dar un suspiro inapreciable, se guardó el sobre en la chaqueta y le dio un buen bocado al sándwich mientras cogía el café para darle un buen sorbo. Pero llámalo karma, llámalo suerte, un fuerte y brusco golpe llamó la atención, la puerta se abrió para dejar ver, primero a una marine y luego a un montón de ellos, quienes entraron pisando fuerte y nunca mejor dicho pues la mujer dejó claro quien estaba al mando. A Mako le pilló de sorpresa, pero las palabras de la mujer le dieron algo de tiempo para pensar... -Sí, llega a tiempo, sí, ha sido bastante inoportuna y sí, voy a oponer resisten...- No terminó la frase cuando lanzó el café a la cara de la mujer, necesitaba quitarle tiempo de reacción, Luego se levantó toscamente y lanzó la silla hacia atrás, claramente la puerta principal no era una opción pero la ventana de atrás... Quizás le daba mejores oportunidades. Corrió hacia ella sacando su revolver en el proceso y disparó dos veces hacia los marines que habían entrado con la mujer, claramente ella estaría entretenida con el café en al cara, por lo que dijo el marine que creía que era un traidor era cuestionable en combate o eso dio a entender la mujer por lo que solo quedaban los de atrás. Tras obligar a cubrirse y crear un poco de confusión, saltó con todas sus ganas para atravesar con el hombro la ventana...
Una vez hecha toda la escenita necesaria para salir de la taberna, se encontró con dos marines a cada lado de la calle en la cual cayó. Se dirigió sin dudar hacia dos de ellos y disparó dos veces más, a cada pierna derecha de los soldados, no pretendía matar a nadie, sabía que estaba en una situación muy mala y acabar matando a juguetes de la marina sería contraproducente en un juicio y en su sentencia claro...
Tras pasar la barrera de los dos heridos, giró a la derecha, luego a la izquierda, siguió recto tres calles y nuevamente hacia la derecha, se había estudiado las salidas pertinentes de la taberna, no por nada era un profesional aún que en el fondo, sabía que estaba más cerca de los barrotes que de ver el sol nuevamente. Mientras corría como alma que persigue el diablo escuchaba los gritos de los marines, venían más... Metió su mano en el bolsillo interno de la americana para sacar una caja de veinticuatro balas... Cogió cuatro y recargó el tambor del arma...
[20 balas en la caja, 6 en el arma]
Una vez hecha toda la escenita necesaria para salir de la taberna, se encontró con dos marines a cada lado de la calle en la cual cayó. Se dirigió sin dudar hacia dos de ellos y disparó dos veces más, a cada pierna derecha de los soldados, no pretendía matar a nadie, sabía que estaba en una situación muy mala y acabar matando a juguetes de la marina sería contraproducente en un juicio y en su sentencia claro...
Tras pasar la barrera de los dos heridos, giró a la derecha, luego a la izquierda, siguió recto tres calles y nuevamente hacia la derecha, se había estudiado las salidas pertinentes de la taberna, no por nada era un profesional aún que en el fondo, sabía que estaba más cerca de los barrotes que de ver el sol nuevamente. Mientras corría como alma que persigue el diablo escuchaba los gritos de los marines, venían más... Metió su mano en el bolsillo interno de la americana para sacar una caja de veinticuatro balas... Cogió cuatro y recargó el tambor del arma...
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