Alvar, Ely, Hayden y los demás [Ely - Haydemaral]

  Elyria tenía, de nuevo, la responsabilidad de estar a cargo de la supervisión y entrenamiento de uno de sus compañeros. Últimamente le estaban dando mucho trabajo con eso, y apenas podía pasar tiempo con Anais. Y no le gustaba eso, aún si Alvar se encargaba de ella perfectamente. Pero había perdido a sus dos padres por culpa del gobierno, quería estas ahi para ella.

  Pero al menos, esta vez era en San Poplar, en casa. No tendría que pasar semanas lejos de todo. Eran deseos un tanto egoistas, teniendo en cuenta que era una marine, pero bueno, no perdía nada por soñar, ¿no? Si cumplía sus objetivos podría crear un mundo más seguro para todos y poder ser feliz junto a Alvar, Anais y Nissa.

  En cualquier caso, aún tenía mucho trabajo por delante. Terminó todo el papeleo aburrido de las últimas investigaciones, deseando la desaparición de la burocracia. Y luego pasó un rato con Anais, jugando con ella hasta que tuvo que irse al cuartel.

  Alvar ya estaba allí, y el chico que le ayudaría hoy debía estar por llegar. Era una misión sencilla, solo había que buscar y capturar a un criminal que había sido visto por última vez huyendo en dirección a las montañas. No se le consideraba especialmente peligroso, así que era ideal para comprobar las capacidades de Hayden en un entorno realista pero que no supusiese un peligro real para nadie.

  Mientras esperaba, se puso a hablar un rato con su querida Alvar. Se acercó a ella por la espalda, aprovechando que no había nadie más cerca para darle un abrazo a la altura de la cintura. Ya habían tomado hace tiempo la dificil decisión de no seguir con su relación romántica, pero eso no significaba que no pudiese darle un abrazo.

  "¿Cómo está Anais?" Preguntó la teniente Alvar, en un tono dulce y agradable por el cariño recibido.

  "Genial, ya casí no llora por las noches. Parece que fue ayer cuan—"

  "Fue ayer Ely. Te tiraste toda la tarde conmigo quejándote."

  "Pues también es verdad," dijo Elyria, riendo en voz alta. "Pero en serio, se encuentra genial. Aunque aún me preocupa que le habrá ocurrido a sus recuerdos... Ni si quiera se si prefiero que sepa lo que le pasó a sus padres o no."

  "Aun tienes tiempo para decidir eso, querida. En caso de que no lo recuerde lor su cuenta, claro. Me cuesta imaginar como te sientes por que el peso de esta decisión recaiga sobre tús hombros."

  "Sí... Es una mierda. Por cierto, ¿sabes algo de el chico que llegaba hoy? ¿Se retrasó el trén marítimo de Water 7?"

  "Seguramente. Espero que tenga una excusa para llegar a estas horas..."

Estaban a punto de llegar a la isla. Hayden todavía no comprendía por qué motivo, si se acababa de alistar, ya le estaban enviando al Grand Line. ¿Era por qué se habían dado cuenta de lo fuerte que era y por ello el East Blue se le quedaba pequeño? Sí, seguro que era eso. Sin embargo, estaba algo enfurruñado, aunque por su aparente sonrisa de dientes puntiagudos parecía indicar lo contrario, pues le había tocado sentarse junto al idiota de Hogan, su compañero de la academia. Era un canijo que se creía mejor que los demás porque su padre era un aclamado Capitán.

Aquello tenía una palabra. Una palabra que Hayden había oído alguna vez murmurada en su casa, siempre por los guardias que cuchicheaban a espaldas de su hermano cuando se unió a la legión. Era... ¿Neputaismo? Hijoputismo. No, Laputerío. ¡Nepotismo! Eso era. Estaba seguro de que volvería a olvidarse en unos minutos. Estaba sentado en su asiento del tren con los brazos detrás de la cabeza y sin molestarse a esconder sus dientes de tiburón, lo que hacía que su compañero buscase estar sentado lo más lejos posible de él.

—Me ganabas porque hacías trampas —dijo Hogan a su lado. Era algo que le gustaba decir a Hayden cada vez que se pasaban en silencio más de cinco minutos.

Hayden abrió un ojo y lo miró.

—No son trampas, soy así, lo siento —dijo sin sentirlo y volvió a cerrar los ojos.

—¡No es normal que alguien pueda transformarse fuego y evitar todos los ataques! ¡Y menos en un entrenamiento! Es trampa.

—Los entrenamientos son para practicar como pelearemos en combates reales. Si no utilizo mi poder de la Fruta del Diablo durante un combate real, perderé. Por tanto, hay que usarlo también en los entrenamientos. Además, no es mi culpa que no sepas usar haki.

—¡Que eso no existe!

Hayden suspiró. Se quitó los brazos de detrás de la cabeza y se estiró en un bostezo.

—Sí lo hace, y si supieras usarlo podrías tocarme.

Ciertamente, el propio Hayden no tenía muy claro lo que era el haki. Sabía que existía, pero no de dónde provenía. Ni siquiera sabía si él podría usarlo, teniendo en cuenta que prácticamente había perdido su forma física. Finalmente el tren marítimo se detuvo. Hayden se puso de pie de un salto y, sin siquiera despedirse de Hogan, empezó a correr a la salida, cruzándose con el superior que estaba supervisando su viaje.

—Recluta Ashworth, le están esperando en el cuartel.

—Vooooooooy~~ —canturreó pasando corriendo y saliendo del tren. Oía los gritos del supervisor que intentaba disciplinarle sonando cada vez más lejanos.

Una vez salió del tren miró hacia el horizonte poniéndose una mano sobre la frente, como intentando bloquear el sol de su visión. Una vez hubo aclarado cual era el camino hacia el cuartel, se agachó ligeramente y colocó un puño en el suelo mientras la otra mano se posaba sobre su pierna. Llevaba desde el día que huyó de su isla buscando replicar lo que hizo al saltar del muelle al barco. Cuando saltó consiguió aumentar la altura de salto y el tiempo en el aire gracias a su fuego. Si hubiese sabido hacerlo bien podría haber llegado al barco en vez de caer al agua y ser rescatado como una damisela en apuros. Incluso le había puesto nombre.

—Rocket... ¡¡Skywalk!!

Y saltó. De sus pies descalzos salieron unas ráfagas de llamas que lo levantaron del suelo varios metros. ¡Lo iba a conseguir! ¡Iba a llegar volando al cuartel e iba a impresionar a su superior! ¡Seguro! A pesar de que el suelo estaba cada vez más... cerca... Oh... Cayó al suelo de boca, arrastrándose por el mismo un par de metros y con los pies en alza. Cuando hubo usado bien su cara para frenar, sus pies y el resto de su cuerpo cayeron también al suelo con un ruido sordo. Pudo oír al capullo de Hogan reírse de él a su lado. Enseguida Hayden se levantó y empezó a correr. Su irritable compañero pareció entenderlo como un desafío, pues empezó a correr hacia su lado y pronto estaban los dos echando una carrera hacia el cuartel dándose golpes hombro a hombro.

Llegaron a la puerta dónde estaba el superior que iba a supervisarle y se cuadraron, todavía dándose empujones. El superior que había viajado con ellos en el tren llegó jadeando y, enseguida, les dio un puñetazo a cada uno en la cabeza como reprimenda. Hayden cayó al suelo, dolorido y con un chichón en la cabeza delante de la puerta a laque habían llamado mientras Hogan era arrastrado por la oreja hacia el lugar al que él le habían destinado.

—Ouch... —murmuraría una vez abriesen la puerta a quién sea que deba supervisarle.

 Cómo si sus palabras hubiesen invocado al demonio, nada más preguntó que si llegaba tarde, pudo escuchar el ruido de los chicos entrando al cuartel con mucho amor, cariño y respeto. Y el puñetazo que recibieron se escuchó bastante claro también. Así que se giró a mirar, encontrándose con un chico tirado en el suelo. Se tuvo que esforzar por no ponerse a reir por la situación, en cierta forma le resultaban entrañables las tonterías de los crios.

 "Levantate anda," dijo Elyria mientras caminaba en dirección a Hayden, con una mano en la cintura. "Tenemos trabajo que hacer. Y parece que impresionaste a todos en la academia, si te han enviado aquí para tu prinera misión oficial." O más bien, que Elyria había exigido que la hicieran en San Poplar por una vez, para poder cuidar de Anastasia. Pero aún así, había escuchado cosas buenas de el. Y no le mandarían a un debilucho al que se fueran a cargar a la primera de cambio.

 "Por cierto, ¿Cuál es tu nombre?"

 Alvar llegó por detrás, suspirando. Se había pasado toda la noche trabajando en burocracia, la actividad mas aburrida de la historia de la humanidad. Y evidentemente, no estaba para aguantar esto ahora.

 "En fin Ely, nos vemos mañana. Necesito dormir un poco."

 "¿A estas horas?" Dijo en tono de broma. "Nah, descansa. No tengas pesadillas con hacienda."

 "¿Hacienda? Ely, no estoy para tonterías ahora.

 "Ni idea, es solo que se me ocurrió y sonaba intimidante."

 Incluso Nissa se llevo una mano a la cara en un gesto de facepalm Ah, por cierto, Nissa era una amiga de Ely. Real, no imaginaria eh. Pero era complicado. Era una criatura de luz, que podía tomar culquier forma, pero solía elegir la de una mujer en miniatura. También podía hacerse visible y audible exclusivamente a quien ella quisiera. Lo cual significaba Elyria casi todo el tiempo. Y últimamente también se le aparecíana Alvar de vez en cuando. Y no, no estaba loca y hablaba sola. De verdad que no.

 "Joder Ely... En fin, me voy. Y igual deberías dejar de ignorar al pobre chaval."

 "Igual sí. Descansa."

 Entonces, antes de que pudiese ir con el, trajeron a otro chico a rastras.

 "¡Recluta Hogan! Ponte en pié y saluda a la capitana Elyria." Dijo el marine genérico numero quince.

 El chico se levantó reticente, haciendo un saludo militar torpe. Al menos lo había intentado.

 "¿Capitana? ¡Entonces seguro que has oido hablar de mi padre! ¡Es el mejor, se llama Hogan junior!"

 "Ni idea," respondió Elyria en seco. "Aunque seguro que es un gran hombre."

 Y el chico no pareció escuchar la segunda parte, porque se le quedo la cara en blanco al recibir una hostia de realidad. La primera de tantas.

 "Mi capitana, hemos decidido que Hogan vaya con vosotros a la misión. Estos dos crios tienen que aprender que la Marina es un equipo."

En cuanto escuchó la orden de levantarse se puso de pie de un salto y se cuadró en postura militar, de manera bastante exagerada. Si bien ya parecía que sonreía al no poder ocultar sus dientes de tiburón, se ensanchó su sonrisa al oír que había impresionado a todos en la academia. Se extrañó un poco al oír que le preguntaba su nombre. Esperaba que siendo un mundo tan burocrático como era el de la marina le hubiesen informado de como se llamaría. Tal vez, si no lo habían hecho, es que no los había impresionado tanto.

—¡Ashworth, capitana! ¡Hayden Ashworth! —se presentó en alta voz.

Se relajó y se mantuvo en silencio mientras conversaba con su compañera. Podía notar la juzgadora mirada del teniente que lo había llevado hasta allí clavada en su nuca. Era bastante incómodo. Una vez la compañera de la capitana se hubo marchado, otro marine volvió con Hogan, diciendo que tenían que aprender a trabajar en equipo. Hayden refunfuñó inflando los mofletes. Había pasado horas en el tren pegado a ese energúmeno y ahora le iba a tocar estar más rato con él. Vio como Hogan adoptaba una postura de apariencia desentendida, mirándose las uñas mientras decía de manera pasivo-agresiva:

—Vaya, tal vez así Don Dientes-Grandes aprenda el nombre del hijo de Hogan de una vez.

—Sigues sin poder ni tocarme. Y fijo que tu viejo tampoco.

Aquello pareció golpear un nervio en Hogan, que llevó la mano a su cintura, cogió la porra que usaba como arma y se abalanzó sobre Hayden. El arma pasó en un arco atravesando el hombro derecho del joven y saliendo por su cintura en el lado contrario, dejando tras de si un rastro de llamas en el cuerpo de Hayden. Hogan se quedó mirando su porra, que estaba en llamas, y pegó un grito. Empezó a sacudirla buscando apagarla mientras el fogoso muchacho se reía y lo señalaba. El teniente le dio un puñetazo en la cabeza que impactó sin problemas.

—¡¿Es qué quieres prender fuego al cuartel, pedazo de anormal?! —Le puso la mano en la nuca a Hayden y practicamente le obligó a inclinarse ante la capitana a modo de disculpa mientras él también lo hacía —. Ruego que lo disculpe, Capitana. Puedo asegurar que el muchacho promete y que tiene buenos ideales, tan solo le falta disciplina. Y bueno, como ha visto, tuvo la suerte de encontrarse con una fruta del diablo del tipo Logia, y ahora... Es como un pez grande en un estanque pequeño. Debe aprender que no todo el mundo es como Hogan y encontrará gente que podría no solo golpearle, sino matarle.

Hayden se calló lo que pensaba. Suerte... Si de verdad hubiera tenido suerte no se la habría comido. La habría vendido y ahora mismo estaría viviendo una vida tranquila con sus dos amigos. Tuvo que alistarse expresamente para tener un sitio donde comer y dormir, así como tener cierta protección. Su hermano no iba a parar de buscarle y... Le tenía miedo.

—Lo siento... —dijo simplemente con un hilo de voz—. Prometo que no prenderé fuego al cuartel... —el teniente le dio una colleja—... que no le prenderé fuego a nada.

 Elyria suspiró, llevándose una mano a la cara en gesto de facepalm cuándo vió la discusión estúpida de los dos críos. Nissa se cruzó de brazos, volando frente a ella y mirándola extrañada.

 “¿No es un poco hipócrita que pongas esa cara cuándo discutes conmigo de cosas más estúpidas cada día?“ Dijo mientras se reía, sabiendo que no le podía responder. No por nada, pero si le hablaba a lo que para el resto era aire, igual la tachaban de loca y tal.

 Lo que sí que no se vió venir fue cuándo el chico de la sonrisa grande, Hayden, resultó ser usuario de fruta del diablo. Y de una logia de fuego, ni más ni menos. Le traía recuerdos del pasado… No del suyo, claro, de los libros de historia. Esperaba que a este chico le esperase un final menos… dramático.

 “No se yo si lo llamaría suerte, teniente Briarwood,“ dijo Elyria mientras hacía un gesto con la mano para indicarles que volviesen a ponerse firmes. “No es tan bonito y glorioso como lo pintan algunos. Y el poder de una logia… es un arma de doble filo. Y ya no hablo del agua. Hablo de lo poderoso que te vuelve al instante, sin que nadie te pueda tocar. Hasta que la vida te da una hostia de realidad. Y esa hostia de realidad iba con Haki de Armadura, así que te la comes.“ Entonces miró al chico, clavándole su mirada penetrante, la cual derrochaba autoridad. La había echado de menos. “Espero que seas consciente, Ashworth. No es solo tu vida la que está en juego cuándo te alistas en la Marina.“ Y de nuevo miró al teniente. “Puede retirarse, gracias por traer a los chicos.“

 En fin. Ahora les tocaba salir a trabajar. Lo que no se esperaba hoy era acabar con dos chicos, encima dos que se llevaban de perros. Pero bueno, tendrían que aprender a trabajar en equipo, por las buenas o por las malas. Y no, eso no era una amenaza. Solo esperaba que no acabaran con su paciencia.

 “Seguidme,“ dijo Elyria antes de salir del cuartel, comenzando a caminar en dirección a las montañas a las cuales se le había visto huir al ladrón. “Imagino que Hayden está al tanto. O al menos debería. Pero cómo Hogan ha venido en el último momento os haré un resumen rápido. Básicamente, un criminal de baja peligrosidad ha sido visto huyendo hacia las montañas. La misión es encontrarlo y arrestarlo. Super simple. ¿Alguna pregunta? Y no, no vale quemarlo vivo. Os estaré evaluando, así que espero que os comporteis y podáis trabajar en equipo. Vuestras diferencias os las guardais para cuándo no esteis de servicio. ¿Entendido?“

 Bueno… A ver si eso funcionaba. La verdad es que no tenía demasiada confianza viendo lo que habían tardado en pegarse. Y bueno, estaba claro cuál de los dos salía perdiendo.

Hayden se puso firme en cuanto la capitana dio la orden haciendo esa señal. Vio como Hogan hacía lo mismo. Entonces la mujer empezó a hablar. Por lo visto sabía mucho más que él sobre las frutas del diablo. Él ni siquiera sabía lo era una logia, y mucho menos que la suya era de esas. Aquello le hizo plantearse muchas cosas. ¿Acaso había mucho más a su poder además de volverse intocable? Había intentado replicar lo que hizo aquel día, claro, cuando casi voló, pero hasta el momento no lo había conseguido. Se miró las manos. ¿Acaso había más poder del que pensaba inicialmente? Se esforzó un poco y, entonces, una pequeña llama nació en la palma de su mano. La cerró de golpe, apagándola, antes de que el teniente la viese y le diese otra colleja. Le lanzó una mirada a Hogan, bajándose un párpado con el dedo y sacándole la lengua a modo de burla cuando la capitana habló del haki. Sabía que existía y que Hogan estaba equivocado.

Volvió a cuadrarse abandonando esa expresión de burla en cuanto la capitana se dirigió hacia él. En cuanto el teniente se fue siguió a la capitana cuando lo dijo. Iba detrás de ella, junto a Hogan, aguantándose las ganas de darle codazos. Su compañero parecía estar también haciendo un esfuerzo por ignorarle. Iba escuchando la explicación de la misión, asintiendo con una mano en la barbilla y los ojos cerrados, fingiendo que se acordaba de lo que le habían contado. Estaban dirigiéndose hacia las montañas. ¿Se había escapado por allí?

—No se preocupe, capitana —dijo empezando a hacer estiramientos con las piernas —. Me basto yo solito para cazar a ese tío. Tan solo dígame como se llama y que aspecto tiene para encontrarlo —añadió dando puñetazos propios del boxeo al aire—. Lo traeré vivo y no lo quemaré. ¡Hah! —el último puñetazo al aire dejó escapar una pequeña bocanada de fuego que enseguida se apagó. La sonrisa de Hayden se ensanchó—. ¡¿Ha visto eso?! ¡Puedo tirar fuego, no solo convertirme en él! Esto va a ser pan comido.

—¿Es que no has prestado atención?—dijo Hogan —. Tenemos que trabajar en equipo, ya lo han dicho.

—Tú tan solo mira de lejos, dejaré que te lleves la mitad del mérito, no tengo problema. Bien, vamos allá, vamos, vamos vamos, ¡¡¡Vamos!!! —empezaba a venirse arriba.

  Elyria alzó una ceja ante el comentario de Hayden. Vale, parece que no le había hecho ni puto caso sobre creerse mejor que nadie. Dudaba poder hacerle ver la realidad así como así, la gente no cambia tan fácilmente, pero le preocupaba lo mal que acababa este tipo de persona. Muerta en una cuneta sin nadie que vaya a ayudarles.

 Nissa estaba frente a el, sacándole la lengua, así que Elyria le hizo un gesto con la mano para que se.estuviese quieta. Un poco feo burlarse así de el sin que pudiese verlo, después de todo solo era un crío.

 "Ashworth, no me hagas arrepentirme de traerte a esta misión, o va a acabar siendo tu amiguito Hogan el que haga todo el trabajo."

 Hogan se rió, pegándole un codazo a Hayden. "¡Eso capitana! ¡Que el tonto tramposo se vuelva a casa!"

 Elyria suspiró algo molesta, y clavó su mirada penetrante en los ojos de ambos, uno a uno, manteniéndola durante unos segundos. Una mirada potente, que desprendía autoridad y de la cual era muy dificil escapar.

 "¡A ver! Os vais a comportar como lo que jurasteis ser, ¿Entendido?" Dijo Elyria en un tono de voz algo más alto, cansada de sus tonterías. "Me da igual que os lleveis bien o no, quien sea vuestro puto padre, o el ego que traigais encima por tener un poder que os queda grande. Mientras esteis de servicio todo eso es irrelevante y solo teneis una misión. ¿Ha quedado claro?"

 Y dicho esto, siguió caminando en dirección a la montaña, atenta por si veía, escuchaba o sentía algo raro. Aunque ahora mismo solo olía a quemado. Iba a ser un coñazo encontrar a ese criminal aquí en medio, pero bueno. Por lo que le habían dicho, no era especialmente inteligente. La última vez le pillaron tomándose una cerveza en el bar de al lado del local que había robado. Lamentable.

 Y cómo si sus pensamientos le hubiesen invocado, por fín pudo detectar una presencia a lo lejos. Conforme se acercaban, pudo sentir su posición con más precisión, y gracias a sus ojos con cámara térmica, no tardó en encontrarle escondido detras de una roca grande. ¿En serio esperaba atacar por sorpresa a tres marines y que funcionase? En fin. Tal vez se había confiado al ver dos niños, pero se llevaría una agradable sorpresa. No agradable para el, claro.

 Elyria siguió caminando como si nada, sin avisar a los chicos. Quería comprobar lo atentos que estaban, y si eran capaces de reaccionar a tiempo y defenderse. Si la cosa se ponía fea siempre podía entrar ella, así que no había mucho problema.

 Y entonces, atacó. El hombre salió disparado a toda velocidad de detrás de la roca, cargando un puñetazo cubierto de haki de armadura hacia la cabeza de Hayden. Vale, tal vez si que sabía a lo que se enfrentaba. Aunque tal vez fue simplemente un—

 "¡Niñato de mierda, te matare y me llevare tu fruta!"

 Vale, lo sabía.

Se cuadró enseguida cuando la capitana pareció enfadarse. ¿Se estaba pasando? Empezaba a pensar que sí. Nunca había tenido una pasión especialmente fuerte por la marina, pues se había unido para tener un sitio en el que dormir y comer. ¿Era ese un problema? Ciertamente, ya no podía renunciar... y tampoco quería. Puede que no viviese su profesión con tanta pasión y furia como algunos otros, pero seguía encontrando cierta satisfacción en la idea de detener los malévolos planes de criminales, piratas y... la Legión. ¿Eran tan malos en la Legión, acaso? Ciertamente, su hermano era parte de la misma, pero también lo fue su padre antes que él. Y su padre era la persona más buena que había conocido.

Sin embargo, antes de que pudiera terminar de reflexionar, apareció un tipo con rostro bastante enfadado y con furia en la mirada. Hayden se colocó en posición, viendo como venía hacia él. Por la reacción de la capitana dedujo que debía ser aquel el criminal que buscaban. Aunque si no lo era, de todas formas, estaba cometiendo un crimen al asaltar a un marine. Sonrió diabólicamente. Menudo necio. No solo no iba a poder golpearle sino que se iba a quemar el puño. Estaba a punto de descubrir quien era Hayden Ashworth, el llameante, aquel que no puede ser golpeado, la antorcha humana, la llama del futuro, la...

El puño hizo contacto con su mejilla. Podía sentir la fuerza haciendo empuje en su rostro, llevándolo a un lado. Durante un instante parecía verlo todo a cámara lenta. El rostro de la capitana, la mirada sorprendida de Hogan, el cielo, el suelo que se acercaba cada vez más... Cayó. El golpe le había mandado volar un par de metros y cayó al suelo de boca. Se incorporó un poco, a cuatro patas, y tosió. Uno de sus colmillos cayó al suelo con algo de sangre.

—¡Cabrón! —exclamó enfadado poniéndose de pie y mirando al criminal—. ¡Me has roto un diente!

—¡Me contaste que te volvían a crecer! —exclamó Hogan asustado.

—¡Sí, pero sigue doliendo como mil demonios! ¡Ahora verás!

Arrastró un poco los pies en el suelo. Siempre que se enfadaba nacían llamas de distintas partes de su cuerpo y sus ojos brillaban con furia. Apretó los puños y vio como Hogan preparaba la porra. Saltó hacia el criminal con el puño en llamas en ristre, pero antes de poder siquiera alcanzarlo, el puño del criminal se clavó en su estómago. Algo de sangre salió de su boca al quedarse unos instantes sin respiración.

—¡GUH! —exclamó moviéndose hacia atrás al recuperar el aliento—. ¡¿Cómo me estás dando?!

—Haki, idiota —exclamó con confusión en el rostro antes de mirar a la capitana—. ¿Es qué no tenéis escuelas en la marina para enseñarles o qué?

  Elyria fue la primera en sorprenderse cuándo el puñetazo del fugitivo consiguió golpear a Hayden. No se esperaba que un idiota supiese usar haki, aunque no debía ser muy avanzado, no sentía ninguna fuerza especial en el. Así que simplente caminó hacia atras tranquilamente, sentándose en una roca y cruzándose de piernas. Esta era la misión de los chicos después de todo. Y por muchos entrenamientos que hiciesen en la academia, siempre venía bien un criminal real para despertar. ¿Y que mejor oportunidad que esta? Recibirían unos buenos golpes, pero con Elyria cerca, nunca estarían realmente en peligro.

 Vió satisfecha cómo Hogan parecía querer unirse a la carga, pero se llevó una decepción cuando se quedó congelado al ver a su compañero recibir otro fuerte golpe. Aunque sinceramente, no le culpaba. Ella ya tenía experiencia, pero las primeras veces eran duras. Bueno, siempre es duro, pero las primeras veces no sabes llevarlo muy bien.

 Ante la pregunta, Elyria simplemente ladeó su cabeza hacia un lado. Probó a proyectar su haki del rey, sin la fuerza que había usado esa última vez, y pudo ver la cara de terror que se le quedó al criminal.

 "¿Qué decías? Solo eres material de entrenamiento, cuándo acabemos te vas a venir directito al calabozo."

 El hombre estaba deaeando responder. Deseando hacerse el chulo, decir que era muy poderoso y que ellos no podían hacer nada contra el. No que fuera cierto, pero este tipo de gente solía tenérselo muy creido. Aunque esta vez... No. Ni siquiera se atrevió a mirarle o dirigirle la palabra, y se centró en los chicos.

 "¡Hogan! ¡No te quedes ahi parado, haz que tu padre esté orgulloso!" Dijo Elyria intentando animarle un poco a pelear. Por lo poco que había visto de el, tal vez eso podría tener efecto.

 "Y Hayden. No eres intocable. En la academia te enseñaron también a esquivar y bloquear, espero que no te saltases las lecciones con tu logia..."

 El hombre estaba muy callado. No tenía pensado parar de atacar, al menos hasta que Elyria no se acercase. Pero no se atrevía a abrir la boca. Mejor, tampoco tenía nada util que aportar.

 Hogan fue a intentar darle un porrazo en la cabeza, pero fue rechazado de una patada en el pecho. No acabo con un diente roto como Hayden, pero tampoco salió ileso. Aunque se levantó rápido. Elyria no sabía si por orgullo, por su padre o por intentar hacerse el chulo delantw de Hayden, pero estaba impresionada por su velocidad de recuperación. Tal vez todas esas supuestas derrotas contra Hayden en la academia le habían enseñado algo.

 "¡Sois dos contra uno, intentad trabajar juntos!"

 "Pero capitana, somos tre—"

 "¡Dos contra uno! Yo estoy en modo espectadora."

 Entonces, el fugitivo, aún mudo, pero cabreado, se dejó de tonterías y se puso un guantalete con pinchos en cada puño. Y sin pensarselo dos veces, fue a golpear a unos de los chicos con cada uno, a la vez. A ver que podían hacer en esa sitiación.

—¡Vale, bloquearé! —respondió a la orden de la capitana justo antes de que el criminal se pusiese unos pinchos en los puños—, vale, no puedo bloquear eso.

Vio como el tipo llevaba ambos puños hacia atrás y dirigía un puñetazo a cada marine, al mismo tiempo. Aquello era arriesgado y le volvía lento. En un rápido movimiento, se tiró al suelo apoyándose con las manos en el mismo, esquivando el golpe, al mismo tiempo que daba una patada hacia arriba desviando el otro puño que iba directo a la cara de Hogan. Tras desviarlo, aprovechando su desequilibrio y aún agachado, dio un par de puñetazos al criminal en el pecho que dejaron quemaduras en su ropa. Parecía extrañamente mudo, viendo lo mucho que había alardeado antes. Hayden se mantuvo en posición de pelea, con los puños alzados. El tipo sabía haki, sí, ¿pero como de experto era en el tema? Imaginaba que no mucho, si la capitana creía que sería alguien que dos reclutas pueden detener. Exhaló aire de sus pulmones que se convirtió en una bocanada de fuego.

—¡Vamos!

Pasó a la ofensiva. Los puñetazos que no alcanzaban su objetivo dejaban tras de sí un rastro de fuego o expulsaban una pequeña llamarada que quemaba ligeramente al criminal, que empezaba a ponerse a la defensiva caminando hacia atrás. Por su parte, Hogan estaba observando, nervioso. Apretaba con fuerza su arma y casi parecía a punto de llorar. Le temblaban las piernas y parecía no poder moverse ni para huir. Las palabras de la capitana hacia él resonaban en su mente todavía.

«No puedo seguir así...—pensó—... Padre... Cuando te dije que quería alistarme como tú te alegraste mucho... Y yo... yo... Me acomodé. Usar tu nombre me facilitaba las cosas... Me convertí en un cretino. Nunca más, padre. Seré el marine que siempre quisiste que fuese..."

Hogan dejó de temblar. Gritó y empezó a correr hacia delante, levantando su arma. Hayden aprovechó un esquive para ponerse justo al lado del criminal y descargar un fuerte puñetazo en el centro de su espalda. Antes de que pudiese girarse y devolverle el golpe recibió un batazo en la cabeza por parte de Hogan. La amplia sonrisa de Hayden se ensanchó aún más. El hombre gritó furioso, dirigiendo un puñetazo alzado a Hayden, sin embargo el golpe nunca llegó pues Hogan utilizó su porra como barrera agarrando su brazo por detrás. El joven marine de fuego aprovechó y dirigió tres puñetazos directos a su estómago, que dejaron su camiseta en llamas. Si atacaban los dos a la vez apenas tendría tiempo para contraatacar.

 Elyria asintió con aprobación cuándo vió lo bien que logró esquivar el ataque, incluso dando un golpe extra para salvar a su compañero de un buen puñetazo. Nada mal, ¿ocurriría un milagro y acabarían trabajando juntos? Eso estaría bastante bien, la verdad. Aunque también pudo comprobar que había consumido la fruta hace bien poco, no tenía apenas control sobre ella, y lo poco que estaba haciendo ni siquiera parecía ser a propósito.

 Hogan le preocupaba, para que mentir. Estaba en una situación en la que había visto a muchos novatos. No importaba lo fuerte y poderoso que fueras, y ni siquiera tu experiencia de combate. En combates de práctica. Cuándo llegaba la hora de la verdad, muchos se quedaban congelados. Muchas cosas podían llevar a esto, desde miedo a que te hicieran daño hasta no querer atacar en serio a otra persona, por mucho que esta fuese un criminal fugado. No era para nada fácil, ni mucho menos. Solo esperaba que sus palabras sirvieran de algo, pero cada vez estaba menos segura.

 Y entonces la dejaron callada. En un momento se lanzó al atacar al criminal, y con una sorprendente coordinación con Hayden, comenzaron a aprovechar su ventaja numérica para acorralar y atacar al criminal. Estaba orgullosa de ellos. Por fin habían entendido que tenían un mismo objetivo, y que pelear juntos le ahorraría dolores de cabeza. Y musculares. Y roturas de huesos. En fin, se entiende. Pero joder, le alegraba que se complementasen tan bien, aún si luego personalmente no eran precisamente mejores amigos. Aunque bueno, a saber cómo evolucionaba su relación después de esto. Pocas cosas unen más que combatir juntos contra un enemigo común.

 En cualquier caso, el hombre se estaba empezando a cansar. Y no solo físicamente, que también. Pero parecía que ya no subestimaba tanto a los chicos. Curioso que le hubiera costado unos cuántos golpes darse cuenta de que no podría hacer nada si seguía así. Al menos parecía haber olvidado que Elyria estaba sentada tranquilamente en una roca cercana, observando, y que podía entrar y cerrar el combate en cualquier momento que considerase oportuno.

 “¡Putos mocosos, ahora os vais a enterar de quién soy yo!“ Gritó el criminal antes de dar un salto, escapando de los golpes de Hayden y Hogan. Y entonces comenzó a girar en el aire, como una peonza. “¡Let it rip hijos de puta! ¡Ataque beyblade!“ Y entonces pudo ver unas púas metálicas en sus zapatos, antes de bajar a toda velocidad a golpear a los chicos mientras giraba a toda velocidad. Aunque para Elyria, lo más sorprendente del ataque es que no acabara vomitando del mareo.

Eso era algo que siempre había querido hacer. Lo de gritar sus ataques antes de hacerlo. Todos los luchadores guays lo hacían. Aunque no todos sonaban tan bien, como era el caso del ataque de aquel criminal. ¿De dónde lo había sacado? Dio un empujón a Hogan para sacarlo de la trayectoria del ataque a la vez que saltaba hacia el otro lado, haciendo que las armas de los pies del hombre golpearan y dejaran surco en el suelo. Rápidamente dirigió una patada a Hogan, que la intentó esquivar pero no pudo evitar llevarse un corte en la mejilla. Hayden apretó los dientes, furioso. Fue directo a golpear al tipo en la nuca, pero este se lo vio venir y dirigió una patada hacia atrás. La esquivó en el último momento moviéndose hacia atrás, cancelando su ataque que a punto estuvo de dañarle.

—¡Esto es el Grand Line, perras! ¡Aquí no valéis nada! ¡Vais a ver mi ataque final, que ni siquiera esa capitanucha vuestra podrá acercarse sin hacerme daño! ¡¡Deadly Beyblade Spin!!

Rápidamente se tiró al suelo apoyándose con las manos y haciendo el pino. Hayden y Hogan saltaron hacia atrás cuando este empezó a girar con las piernas estiradas, formando un campo de ondas cortantes a su alrededor. Estas se disipaban a los pocos metros, creando un campo impenetrable.

—¡Esto es bueno! —gritó Hogan desde el otro lado una vez se hubieron alejado del rango del ataque—. Solo tenemos que esperar a que se canse, no puede estar así siempre.

—¡Nah! —exclamó Hayden con una diabólica sonrisa—. Vamos a terminar esto con un ataque final. ¡Hogan! ¡Ayúdame a llegar alto!

—¡¿Qué?! ¡¿Cómo?!

Pero Hayden ya había empezado a correr, rodeando el campo de ataque del criminal y dirigiéndose hacia Hogan. Parecía dispuesto a saltar y su compañero pareció entenderlo, porque enseguida cogió su arma con ambas manos y la sostuvo en horizontal frente a si mismo. Hayden saltó y pisó el arma, empujando a Hogan hacia abajo, pero este consiguió empujarlo hacia arriba. En el aire, llamas salieron de sus pies descalzos, propulsándose en el aire. El joven marine giró, colocándose en posición justo encima del criminal.

—¡¡¡Higher up...!!!—gritó en el aire mientras empezaba a caer encima del criminal, donde el campo de ondas cortantes no llegaba. Alzó su pierna derecha por encima de la cabeza mientras caía—¡¡¡... NUTCRACKER!!!

Fuego salió de la punta de su pie propulsándolo hacia abajo. Entonces, en un rápido y fuerte golpe, su talón golpeó al criminal en sus partes nobles, concretamente en la zona oscura entre las joyas de la corona y el agujero de salida de deshechos al que nunca le da el sol. El impacto hizo que dejara de girar y cayese al suelo. Hayden cayó también de espaldas al otro lado y enseguida se puso de pie, mirando al criminal, que estaba en el suelo. Su único movimiento eran espasmos de dolor cada dos segundos y gimoteos agudos. Pareció que empezaba a moverse, apoyándose de rodillas, a lo que Hayden actuó de manera improvisada para evitar que continuase peleando.

—¡¡LOWER DOWN NUTCRACKER!!

Y le dio un puntapie de nuevo en la misma zona, que lo hizo saltar medio metro y volver a caer al suelo llevándose las manos a la entrepierna, totalmente derrotado. Hayden gritó victorioso y corrió riendo de alegría hacia Hogan, que también reía. Ambos chocaron las manos en absoluta victoria.

 Elyria no entendía nada. ¿Qué clase de drogas le habían dado a este idiota? Todo el mundo sabía que no era un beyblade de verdad si no salían hologramas de unicornios y monstruos extraños. Solo era una peonza. Un triste trompo de cien berries, con una armadura de chinchetas mal puestas que se cargaba por completo la distribución de peso. Un desastre propio de niños de patio de colegio, vamos.

 Por suerte los chicos eran mas listos que este idiota, y cuándo se puso a girar sin sentido, aprovecharon para atacar por el único punto donde estaba completamente indefenso. Por arriba. Aún así, no pudo evitar cerrar los ojos y apretar las piernas al ver ese ataque. Fue tan brutal, que le dolió verlo. Había ciertas lineas que una persona no debía cruzar a la hora de acabar con sus enemigos. Pero joder si era efectivo.

 “¡Joder, está loco el puto niño!“ Gritó Nissa, llevándose las manos a la boca. Por suerte solo Elyria podría verla y escucharla.

 “Un poco, si…“ Dijo Elyria en voz baja, caminando en dirección al hombre para esposarle.

 “¡No os penséis que habéis derrotado al gran—“

 Harta de escuchar sus tonterías, Elyria lo mando a dormir usando su Haki del Rey. Ya había tenido suficiente, y los chicos habían demostrado perfectamente de lo que eran capaces. Y sobretodo, que eran capaces de olvidar sus diferencias durante el servicio y trabajar en equipo. Sinceramente, estaba orgullosa de ellos.

 “Muy buen trabajo; Hayden, Hogan,“ dijo mientras esposaba al hombre trompo, ahora inconsciente. “Podéis estas orgullosos de lo que habéis logrado aquí hoy. ¿Veis como colaborar da sus frutos? Os coordinasteis perfectamente, muy bien hecho.“ Entonces miró a Hogan. “Tu padre estará orgulloso de ti cuándo se entere.“

 Elyria comenzó a caminar en dirección al cuartel, dejando atrás al criminal. “Podéis cargar a ese idiota. No pienso quitaros el mérito por vuestro arresto, el trabajo lo habéis hecho vosotros.“


 Esa misma noche, mientras Elyria cuidaba de Anais, el sargento Kraus llamó a la puerta con fuerza, gritando que era urgente. La marine corrió a abrir la puerta, preguntando que qué demonios pasaba para interrumpirle a estas horas.

 “¡Ha habido un secuestro! ¡El recluta Hogan ha desaparecido, y hemos encontrado una nota de unos tales Reyes del giro, pero sin respiro diciendo que soltemos al criminal que trajeron los chicos esta mañana!“

 “¿¡Qué!? ¿Cómo habéis podido permitir que secuestren a un recluta en vuestras narices?“ Dijo Elyria en un tono serio, clavando su mirada penetrante en los ojos del sargento.

 “C-capitana, yo… ¡Lo sentimos! Parece que salió a dar una vuelta, pero cuándo pasaron las horas y no supimos nada nos preocupamos y…“

 “¡Joder! ¡No podemos perder más tiempo, vamos!“

 Y rápidamente, corrió en dirección al cuartel. Lo primero que hizo fue buscar a Hayden. Compartía habitación con Hogan, así que seguramente había sido el último en verle.

Hayden estaba muy contento. En su primera misión de mediana importancia había conseguido salir exitoso. Todo lo demás fue bastante aburrido. Entregar al criminal, rellenar el papeleo... Se lo cargó todo a Hogan, que tenía más mano para ello, y lo hizo un poco a regañadientes. Pasado el tiempo ya cayó la noche y Hayden fue directo a la habitación que compartía con Hogan. Mientras el muchacho se preparaba para dormir, su compañero soltó una exclamación de sorpresa.

—¡Creo que me olvidé de algo durante el papeleo! ¡Ahora vengo!

Y antes de que Hayden pudiese siquiera responder salió de la habitación corriendo. Se encogió de hombros y se echó en la cama, poniendo ambos brazos tras la cabeza y bostezando. No sabía cuanto tiempo había pasado ni si se había quedado dormido, pero unos golpes en la puerta lo despertaron. Se levantó de golpe y vio que la cama de Hogan seguía vacía. ¿Sería él el que llama? Saltó de la cama y abrió la puerta para ver... a nadie. Alzó una ceja, confuso. En cuanto fue a cerrar vio, clavada con un pincho, un papel en la puerta. Lo cogió y leyó lo que tenía escrito. Lo que había en la hoja le enfadó tanto que está empezó a quemarse. Alguien se la quitó de la mano y apagó el fuego antes de que volviese ilegible.

—¿Qué ha...? —dijo un marine parándose a leer la hoja. Hayden estaba demasiado ofuscado para siquiera pararse a pensar en quién era—... ¿Han secuestrado a un recluta? ¿En el cuartel? ¿Cómo demonios...? Ashworth, quédese aquí, iré a avisar a la capitana.

Y se fue corriendo. Hayden estaba quieto. Puede que le gustase picar a Hogan o retarse continuamente, pero hoy había sentido con él una conexión y amistad que no sentía desde el incendio. Y justo el día que había hecho un nuevo amigo después de tanto tiempo ya se lo querían quitar. Estaba enfadado, sentía ira. De sus pies empezó a nacer un fuego que creció a su espalda, dando una extraña forma bailante de unas alas de demonio, mientras su boca parecía una macabra sonrisa puntiaguda y sus ojos brillaban con furia. Giró ligeramente a ver la capitana que, tras ser avisada, acababa de llegar en busca de Hogan.

—Van a arder... —susurró iracundo Hayden—. Yo haré que ardan.

 Elyria corrió a la habitación de Hayden sin distraerse con nada más. Estaba preocupada por Hogan, en estas cosas las primeras horas eran clave. Pero también estaba enfadada. ¿En qué mundo cabe que secuestren a un recluta en un cuartel de la Marina?” Se supone que es un lugar seguro, ¿Cómo demonios hemos podido permitir que esos putos idiotas se lleven a Hogan?

 Pero tenía que controlarse. Esto no le iba a ayudar en nada ahora mismo, y las prioridades estaban claras. Y tenía que darle un buen ejemplo a Hayden. Así que respiró profundamente un par de veces para calmarse antes de llegar.

 Cuándo vio y escuchó a Hogan tragó saliva. El pobre había luchado junto a él justo esta mañana, habían conseguido arrestar a su primer criminal juntos. Y ahora se lo habían llevado. No podía culparle por sentirse así. No culparía a alguien por sus sentimientos humanos. Pero tampoco iba a permitir que una falta de control de los mismos diese problemas. Aunque era una situación difícil de manejar.

 ”Lo encontraremos, te lo prometo,” dijo Elyria mientras colocaba una mano en su hombro, apretando levemente. ”Puedo hacerlo sola o puedes venir conmigo a salvar a tu compañero. Me has demostrado que te mereces lo segundo, pero si no te calmas no dudaré en pararte los pies, ¿entendido? Nada de quemar vivo a nadie ni de ir a matar sin mi orden directa, no quieres llevar ese peso encima…” Eso último sobraba un poco, pero le salió con algo de pena, intentando disimular lo mejor que podía. Pero su lucha interna con sus ideales, con la vida y la muerte, nunca pararía. Y la estaba rompiendo.

 Sin decir nada más por el momento, le hizo un gesto a Hayden para que la siguiera fuera. Por suerte, las huellas de un chavalito rozando la pubertad eran relativamente reconocibles. Solo había dos en el área y uno estaba con ella. Así que fue a hablar con sus compañeros, que ya habían comenzado la búsqueda, para ver si habían podido descubrir algo.

 “¡Capitana!” Gritó el sargento Kraws al verle acercarse. ”Seguimos las huellas hasta el bosque, y bueno… Sígame.”

 Elyria alzó una ceja, suspirando. ¿No podía decirle lo que era de camino? En fin, no iba a gastar energía en tonterías ahora mismo, y los pobres ya tenían suficiente con el caos de la situación.

 Cuándo llegaron, pudo ver un enorme agujero en el suelo, y con una linterna que tomó prestada del sargento, qué seguía en horizontal en forma de túnel subterráneo. ¿Cómo habían logrado hacer algo así en tan poco tiempo? Bueno, la respuesta parecía bastante obvia. Cuándo pasaban este tipo de cosas, lo más probable solía ser que uno de los criminales era usuario de una fruta del diablo.

 ”Preocupante... Es muy peligroso bajar como si nada, estoy segura de que está lleno de trampas... Y bueno, no hay mucho espacio para maniobrar si las cosas se ponen feas, si nos rodean...” Dijo Elyria, llevando una mano a su barbilla, pensando cómo afrontar la situación.

 ”Ya he llamado a refuerzos Capitana. Pero Alvar está en Water 7 con veinte de nuestros hombres, tardarán unas horas en llegar...” Dijo el sargento, al cual también se le notaba preocupado.

 “Demasiado lento. En unas horas será mucho más difícil encontrarles.” Entonces se fijó en la mirada de Hayden. ”Nosotros vamos a bajar. Sargento, vigile la entrada, y mande a un grupo a seguir explorando por la superficie. Tal vez haya alguna otra entrada. O salida. Informe a la teniente cuándo llegue, ella es la mejor en esto. No hay tiempo que perder.”

 Después de terminar de dar órdenes al resto, Elyria miró al fondo del agujero, y después a Hayden. ”Espero que se te de bien escalar. Y ni se te ocurra usar fuego ahí abajo. Morir en una explosión subterránea no está en mis planes de hoy.” Y sin pensárselo más, se puso la linterna en la boca y tomó la delantera. Saltar era una mala idea sin poder ver del todo bien el fondo, así que simplemente clavó a Khione en la pared para usarla como apoyo y bajar poco a poco. Hayden probablemente podría usar sus manos, pero eso no era fácil para Elyria. Nada de esto era fácil para Elyria. Solo esperaba poder mantener su fobia a raya. Había podido sobrevivir los túneles subterráneos en Karakuri, esto era lo mismo pero con menos cemento. Era lo mismo, si…