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Reconversión  Empty Reconversión {Jue 16 Nov 2023 - 18:53}

No recordaba nada de lo que había sucedido, tan sólo recuerdo las últimas palabras del que había sido mi capitán : “abandonad el barco” justo antes de que aquella explosión nos hiciera trizas a mi y a doscientos hombres mas´. Aún así no sé como había acabado allí, en aquel bote de preservación en el laboratorio número cuatro de la Legión, en una isla cuyo nombre ya ni recuerdo. Fuera como fuera estaba completamente rodeado de cables, es más no notaba partes de mi cuerpo, hasta que me di cuenta de que enfrente de donde estaba, podía ver piernas, brazos, y partes varias en sendos frascos tratados. Como era obvio esto produjo un shock en mi, que provocó que agitara el bote donde me encontraba  echando algo de líquido por el borde, machando el suelo.

Fue entonces cuando uno de los muchos hombres con bata que pululaban por la zona se detuvo enfrente de mi, haciendo un gesto con las manos para que me calmara. Intenté hablar, pero no podía, ya que mi mandíbula estaba seccionada en parte por un lateral, hasta que me di cuenta, que, cuando bajé los ojos...estaba flotando en el líquido, dándome cuenta de que los frascos que había visto enfrente mía no eran otra cosa que mi propio cuerpo. Estaba realmente confuso y aturdido por los acontecimientos, pues no sabía como había sobrevivido a aquel atentado y aún así, cuando posé mi vista ante el científico que tenía delante, este comenzó a hablarme con tono calmado. Era un hombre alto, corpulento y con una larga barba trenzada blanca, con una lustrosa calva y gafas negras que le adornaban los ojos. Con un leve carraspeo se dirigió a mi llevándose las manos a la espalda.

-Por favor tranquilícese señor Maximilian, entiendo que este confuso pero si se detiene unos instantes se lo explicaré todo. ¿Podrá hacerme caso? Le juro que todo tiene explicación.

Estaba realmente abombado, y aún así me quedé mirándole fijamente unos segundos, como dudando se asentir con la cabeza o no. Finalmente, asentí y dejé que el doctor, con una sonrisa disimulada me hablara.

-Como bien sabe, el Endeavour, el barco donde iba usted ha explotado como veo que bien ha recordado. Lamento decirle que solo seis, incluyéndole a usted, de sus compañeros han sobrevivido. Fuimos en su búsqueda a las pocas horas y tuvimos la suerte de encontrarles todavía con aire en los pulmones sobre los restos del buque todavía ardiendo en mitad  del mar. Si pudiera moverse vería que no es el único metido en una cápsula de preservación, y seguramente se este preguntando el porqué está dentro de una. Bien es cierto que podríamos haberle dejado morir en el mar, pero por muchas veces que digan que somos poco más que gentes de dudosa moralidad, la tenemos, y eso no quiere decir que seamos estúpidos. Los seis que se salvaron son científicos, al igual que usted, y por tanto son activos valiosos para nosotros. Además hemos considerado que hayan sobrevivido es un auténtico milagro, y si le sirve de consuelo, esto mandará un mensaje a los revolucionarios de que su intento de “atentado” ha fracasado.

Fue entonces cuando se llevó las manos al frente, dejando ver que en una de ellas tenía una tabla con unos documentos en ella.

-Lamentablemente su cuerpo ha quedado hecho trizas Maximilian, más que el resto de sus compañeros, pero no se preocupe, pues hemos logrado adecuar una solución para usted. Sin embargo puedo entender que ahora mismo está sufriendo mucho, así que se lo pondré fácil; yo le expondré una opción, si no la quiere y desea morir, tenga a bien que su muerte no será en vano. Más si quiere vivir y meterle un palo por el culo a los que le hicieron esto, y a todos los que vengan por detrás, creo que le encantará mi propuesta. Más antes debo saber si usted quiere participar en dicha propuesta. Aceptaría  esta segunda opción si se la propusiera?.

Me volví a quedar mirándolo, cerrando entremedias los ojos como dudando de su palabra. Bien sabía de que pie cojeaban los científicos de la Legión, al fin y al cabo yo era como ellos, y sin embargo no vi que no tuviera demasiadas alternativas. No quería morir ,eso era obvio, y solo esperaba no estar pactando con el diablo. Así que asentí levemente mientras unas burbujas salían de la mascarilla que tenía en lo que me quedaba de mandíbula.

-Me alegra que acepte, pero oh- se da un golpe de mano en la frente- Tendré que exponerle todo. Bien, escuche; tanto usted como sus compañeros se someterán a una “reconversión” para que vuelvan a ser autónomo. Bien es cierto que sus compañeros solo necesitarán algunas mejoras puntuales, pero con usted haremos un cambio en profundidad. Le vamos a otorgar una armadura que le permita volver a ser el hombre que era, obviamente tendrá algunas mejoras  para permitirnos estudiarle y mejorarla con el paso del tiempo. Han sido supervivientes de un atentado por parte de nuestros enemigos, pues ahora ustedes serán los que le devuelvan el golpe volviendo al ruedo. Solo necesitamos que acepte la re conversión. Le mejoraremos el cuerpo y pasará a ser un soldado de la Legión.

Fruncí la mirada ante aquello.

-Oh, no se preocupe, seguirá siendo un científico, pero uno que si me lo permite, acojonará. Al igual que el resto, ya tienen instrucción militar, así que creo que tenemos más de la mitad del trabajo hecho. Así que si la próxima vez alguien viene a por usted, estaremos preparados y usted también. El proceso será indoloro, pues bastante ha tenido ya , tan sólo dígame si acepta o no.

La propuesta era jugosa, y viendo que no quería morir, acepté con gusto aquella segunda oportunidad. Si bien esa armadura iba a ser mi cara nueva, que menos que tratar de asumir que me esperaba un nuevo futuro. Así que asentí con la cabeza sin quitarle la vista al científico.

-Sea- dijo con una sonrisa antes de hacer un gesto a alguien de la sala al cual no podía ver –Por cierto, me llamo Robert.¡Metan el anestésico!- gritó.
En menos de dos segundos un líquido tintoso invadió el tanque donde estaba, haciendo que lentamente me fuera durmiendo hasta perder la consciencia.

No sé cuanto tiempo pasó, ni que estaba pasando. De vez en cuando podía ver, con los ojos abiertos por unos segundos una luz enfocándome en toda la cara, mientras un montón de manos con guantes e instrumental mecánico y médico se pasaban de unas a otras, dándose órdenes y prisa. Cuando los ojos se volvían a cerrar la oscuridad me invadía, y tan sólo venían diversas imágenes esporádicas. Podía escuchar la voz de mis compañeros de departamento reírse y hacer chistes como si estuviéramos en un bar todos juntos, hasta que uno de ellos comenzaba a gritar. Al poco venía otra imagen, pero esta vez como si fuera un olor a mi nariz, de brea quemada mientras lograba escuchar a lo lejos ¡Saltad del barco!, viendo la cara de mi antiguo capitán aquel fatídico día. Comenzaba a sentirme mal y a enfurecerme por aquello, pues veía a ratos amigos míos ardiendo vivos, astillas por todos lados, cañones volando por el aire ante las explosiones, cuerpos desintegrarse al momento por llamas mientras corrían a tirarse por la borda.

Notaba que estaba sudando, pero de impotencia. En mi mente estaba cerrando los puños, furioso, apareciendo en aquella cubierta en llamas buscando al culpable mientras la explosión empezaba a producirse. A lo lejos vi una figura, oscura que sonreía y escapaba de la explosión. Sudaba cada vez más y comenzaba a correr sin lograr avanzar ni un metro. Finalmente sentí aquel fuego abrasador rodearme hasta ,directamente notar como mi piel se desprendía del huello, hasta lanzar una gran grito que hizo que me despertara.

Abrí los ojos de golpe y de un impulso salté hacia adelante, o eso hubiera hecho si unas grandes correas que me ataban manos, piernas y cuello no me lo hubieran impedido. Me encontraba atado en una mesa de operaciones en posición vertical y no sabía que estaba pasando, solo estaba enfadado, confuso y escuchaba mi respiración mecánica. Esto provocó que me calmara, viendo hacia los dos lados pude ver que mis brazos eran mecánicos, terminados en largas garras biomecánicas, al igual que los pies. Parecía ser que ya estaba en mi nuevo cuerpo y aún así todo me parecía muy extraño. Así que eché una panorámica a la sala donde me encontraba. Era un quirógrafo, cuyas máquinas y herramientas estaban tiradas todas por el suelo, algunas incluso lanzaban chispas de los golpes que habían recibido. Los azulejos de las paredes estaban rotos, como si alguien les hubiera dado puñetazos, y fue entonces cuando pude ver a varios soldados de la legión recogiendo a varios cirujanos inconscientes a mi alrededor, mientras que a mi lado, había dos soldados más ajustando las correas de la camilla donde me encontraba. Realmente parecía que ha había pasado un tornado por aquel quirófano, y fue entonces cuando la puerta de la cristalera frontal se abrió, dejando ver al doctor Rober que se acercó a mi con paso tranquilo.

-¿Ya estamos más tranquilo Maximilian?- dijo con tono preocupado.

Estaba confuso, todavía sofocado por la falta de aire, pero al ver todo aquel estropicio en la sala no pude evitar preguntarle.

-¿Tranquilo?¿Que ha sucedido? ¿Ya estoy...?

-Completo, si, de eso hablaremos ahora- dijo mientras dejaba salir a los soldados con los cuerpos inconscientes de dos cirujanos por la cristalera. Puse cierta cara de preocupación.-No se preocupe, solo están inconscientes y con algún golpe que otro, así que se pondrán bien. Su conversión ha sido exitosa Maximilian, pero ha habido algo que no hemos tenido en cuenta y que ha sido todo un descubrimiento para nosotros, ya que ha sido el único en manifestarlo.

-¿El que?- dije aún jadeante.

-Cuando le pusimos en su nuevo cuerpo, parecía que su mente estaba sufriendo pesadillas, comenzó a moverse en la camilla, incluso su porción de cara empezó a sudar. Tenía espasmos incluso con las articulaciones recién puestas. Con un grito y una fuerza inusitada se levantó de la camilla y comenzó a golpear a todo lo que se le ponía por delante al grito de “Os mataré”. Bien sabemos que no estaba diciéndoselo a los cirujanos y que estaba en una especie de trance o algo. Nunca había visto esto, sus extremidades se volvieron negras y ha hecho...todo lo que ve a su alrededor en apenas cinco minutos hasta que hemos logrado reducirle y colocarlo en la camilla de nuevo. De hecho, cuando la cosa se calmó pensamos que había sido un error del traje, pero las mejoras están en correcto funcionamiento, y menos mal que el comandante Antares estaba al otro de la cristalera, junto a mi. Y me ha explicado lo que le ha sucedido, por ello creo que le dejaré hablar con él mientras yo superviso los últimos detalles de los acoplamientos de la armadura al ordenador. Comandante, entre por favor.

Dicho esto Robert salió de la estancia, dejando paso a un hombre bastante alto, fornido, ataviado con un traje de gabardina de cuero negra. Su cara estaba cubierta con una gran más cara, y su pelo era morado y estaba de punta, como el de un erizo. Se acercó a mi lentamente, hasta que se dirigió a mi.

-Saludos Sr. Maximilian. Le felicito por hacer aceptado el sometimiento a este proyecto, pues admito que le ha echado mucho  valor al llevar a cabo este procedimiento. Mi nombre es Antares, comandante Antares, superviso por parte del bando militar de la Legión el proyecto. Digamos que soy el supervisor del doctor Robert. Amito que no tenía mucha fe en este tipo de “ salvación” para soldados, y mucho menos para científicos, y sin embargo me complace verle con tanta energía y fuerza nada más volver a la “vida”.

-Lo siento señor- dije con una voz totalmente mecánica- ¿Seré castigado por estos destrozos?.

-¿Castigado?- rió levemente- No no mi buen muchacho, al contrario. Es cierto que tus compañeros ya están listos, pero tu has llevado más tiempo que el resto. Si sigues atado es porque has demostrado tener un poder que pocos tienen. ¿Recuerdas algo después del anestésico? ¿Te has concentrado en algo? ¿Has notado algo raro en tu cuerpo?
Eran muchas preguntas, pero la verdad que el comandante no andaba muy desencaminado.

-No señor, no más que imágenes esporádicas del accidente. He escuchado a mis compañeros de departamento festejar, charlar conmigo para luego escucharles gritar, verles arder y luego todo explotar.

-¿Había algo más Maximilian?

-Si, vi a una sombra a lo lejos, se reía y colocaba la bomba para luego huir. Yo no era capaz de alcanzarlo porque todo explotó y el fuego me abrasó, luego, desperté aquí y me he encontrado con todo esto, y con mi nueva...apariencia.

El comandante sonrió levemente mientras asentía a mi información.

-No se preocupe, en cuanto se encuentre mejor y se adapte a su nueva condición, dígale al doctor Robert que yo me encargaré de usted, pues como soldado, estará bajo mi mando directamente y hablaremos más de lo que ha ocurrido aquí hoy.

Dicho esto se despidió y se marchó, dejándome allí con un grupo de científicos que entraron en la sala, acompañados de guardias, y por varias horas , estuvieron mirándome, analizándome y preguntándome cosas.

Pasaron los días y me fui haciendo a mi nueva condición. La verdad que me costó bastante hacerme a mi nuevo cuerpo, por no decir que prácticamente comer era jodido para mi. Prácticamente no quedaba nada orgánico dentro de mi, salvo mi corazón, pulmones, una parte de mi tráquea y espina dorsal y parte de mi cara, que ahora iba adornada por una máscara metálica estilizada. Pasé bastante tiempo sufriendo las mejoras del equipo científico, y de hecho, me mejoraron las extremidades con funciones rotativas, al igual que me introdujeron unos implantes oculares que me permitían ver en la oscuridad, aunque esto si dolieron un poco al tener que ser implantados en lo poco que quedaba de mi ser. El saco ventral sintético fue mejorado, protegiéndome así del calor y siendo protegido por el armazón de la coraza de mi tórax. Si bien estas mejoras eran simples, cumplían una primera función de “testeo” y debían ser mejoradas una vez hiciera pruebas de campo.

Lo bueno de todo esto es que acabé haciendo buenas migas con Robert, y ambos compartimos nuestros conocimientos, aunque Robert iba a años luz de mi. Aún así pude aprender mucho de él, hasta que al final me acabó enviando al despacho del comandante Antares, el cual ya me había llamado previamente días antes, pero no había ido porque todavía no estaba a punto para salir del laboratorio. A las doce del mediodía fui llamado al despacho de Antares, tal y como se me había avisado previamente. Cuando entré por aquella gran puerta de caoba  pude ver un gran despacho. Una gran mesa tallada estaba situada en su centro con un sillón de color verde. Varios cuadros de comandantes  ilustres decoraban la estancia, y un sofá adornaba la pared izquierda junto al único y gran ventanal que había junto a el. Varias alfombras rojas estaban situadas debajo de la mesa del escritorio, bajo el sofá y bajo un mueble bar que había a la derecha. Encima del escritorio había una caja de puros, varios expedientes y muchos otros papeles bien ordenados. En la silla verde estaba el propio Antares, que estaba mirando un par de expedientes, y nada más verme me dijo que me sentara en la silla que había justo enfrente de él, para luego volver a mirar los papeles. Yo me acerqué con el debido respeto y tomé asiento, sin decir nada, hasta que él me preguntara algo, aunque debido a mi peso la silla por poco más rompe. Antares estaba muy relajado, aunque por unos instantes alzó la mirada hacia mi al escuchar la característica respiración a través de mi máscara, pues Antares la había escuchado en sus inicios, cuando había salido del “cascarón”, pero ahora parecía una respiración controlada y mucho más ronca.

-Bien Maximilian, imagino que todavía se acuerda sobre lo que había pasado cuando  el proyecto introversión finalizó. El doctor Robert junto a la directiva del laboratorio me ha puesto al corriente de todo lo acontecido con usted desde que nos vimos a la última vez. Desde que tuvo aquella “epifanía” en el quirófano le he seguido muy de cerca y he pedido estar muy pendiente de usted. Su compañeros se adaptaron bien a sus mejoras mecánicas, pero usted ha sido como fusionar a esos seis en uno. Ahora mismo usted es una arma perfeccionada, espero que use bien el don que se le ha brindado- dijo antes de colocar los informes en la mesa-  Los informes de Robert son interesantes, a la par, yo he visto su instrucción militar antes de ser destinado al departamento de biomecánica, y la verdad que no entiendo por que no se fue usted por la rama militar directamente, porque valía para ella. Pero bueno dejémonos de chanzas, pues estoy seguro de que quiere que le den una maldita explicación ¿ no? - dijo antes de sacar un puro de la pequeña cajita que había en el escritorio y encenderlo con un mechero que llevaba en su chaqueta reglamentaria. - ¿Conoce lo que llamamos Haki?

No me sonaba para nada aquel término, de hecho, era la primera vez que lo escuchaba puesto que ni en el primer año de entrenamiento en la Legión  nos habían dicho nada. Así que tras quedarme unos segundos en silencio le respondí.

-No señor, nunca lo había escuchado.

-No se preocupe, yo se lo explico. Como bien sabe usted de forma totalmente involuntaria reventó todo un quirófano a base de ¿puñetazos negros? , si , creo que le dijeron eso en su momento, por cinco minutos. Me dijo que había recordado escenas de su atentado, levantándose precipitadamente de la camilla una vez salió del trance. Me apostaría el rango, y no lo perdería, a que sentía un gran odio y furia ¿No?.

-Si, señor, era como una...

-¿Pesadilla?¿No?. Bien, le explicaré.  El Haki es  una fuerza muy poderosa que se encuentra en cada ser viviente del mundo. No es diferente de los sentidos comunes que la gente normalmente posee. Sin embargo, la mayoría de las personas no lo notan o fallan en “despertarlo”. Para que me entienda en términos simples, haki es la capacidad de sentir y utilizar la energía espiritual y dominar a los enemigos. Hay un total de tres tipos de Haki, normalmente, hay dos tipos de haki común en todos dado el entrenamiento adecuado que pueden desarrollarse. Usted ha usado uno de estos sin darse cuenta, pues para activarlos se necesita un catalizador; estos pueden ser desde la pérdida de algo importante para nosotros, la pérdida de alguien que nos importa, o nuestra propia supervivencia ante un peligro mortal entre otras cosas.  Usted ha usado como catalizador para ese “despertar”, que no ha sido nada más y nada menos que su ira.  Su furia e impotencia de ver como lo matan, ya no solo a usted, sino a todos sus compañeros en aquel atentado. Por ello vio aquella figura negra en sus “visiones esporádicas”. Una figura que deseaba atrapar con toda su alma, y que aún así se escapó de entre sus dedos.- dijo antes de acomodarse bien en la silla y proseguir- Pocos pueden despertar el Haki en su interior, y eso suele ser comparativa de espíritus fuertes, y parece ser que hicimos bien en salvarle la vida y, por que no decirlo, darle una nueva. Usted ha usado el que denominamos Busoshoku haki. Para que me entienda, ha creado una pequeña “armadura invisible” que le permite golpear con mayor fuerza a sus enemigos, así mismo si lo entrena adecuadamente podrá crear lo que denominamos “armadura” que es lo mismo que el modo ofensivo, solo que para actos defensivos. Es realmente útil para golpear a usuarios de akuma no mi.

Se levantó de la silla y se sentó en la esquina de su pupitre, mirando a hacia mi con los brazos cruzados.

-Sin embargo, el tercer tipo de haki tan sólo puede usarlo un reducido grupo de usuarios, cuyo poder es tal que pueden despertarlo. Normalmente quien posee los dos primeros tiene alguna opción de tener el tercero. Por este motivo, me encargaré de entrenarlo yo mismo a partir de ahora, y no se preocupe, mientras estuvo en los laboratorios ya le he dado de alta como soldado bajo mi brigada. Ahora tan solo nos queda “ prepararte” y ver si de verdad eres un tesoro en bruto, o si eres una pérdida de tiempo.
Se volvió a levantar, para luego volver a sentarse en su silla.

-¿Alguna pregunta soldado?

Tras haber escuchado toda aquella información, la cual iría asumiendo pasados los minutos, le respondería con una única duda, la única que me interesaba.

-Si señor, solo una....¿Cuando cazaré revolucionarios?.

El comandante esbozó una sonrisa, y mientras se encendía un puro comenzó a reírse de forma altiva.

-Tranquilo Maximilian, no queramos caminar antes que gatear. Vuelva al laboratorio y siga las instrucciones del doctor Rober, cuando le necesite, le haré llamar. Por ahora retírese, pero ya le adelanto que los jueves entrenaremos desde las nueve de la mañana hasta las doce de la noche. Así que dígale a Robert que le desactive las mejoras cuando venga al dojo. Tráigase un bocata para el descanso de las dos, y unas galletas, me gustan de canela.

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Reconversión  Empty Re: Reconversión {Miér 22 Nov 2023 - 16:42}

Buenas Darvius, soy un droide moderador y hoy vengo a revisar tu diario. Roger, Roger.

Empecemos con un punto que me escama un poco: Los dos personajes con los que te relacionas parecen el mismo. Los dos tienen el mismo ritmo al hablar, se comportan de la misma forma y en general parece que se comportan igual. Tal vez quieras de cara al futuro centrarte más en darles una identidad propia, sobre todo si van a aparecer en próximas publicaciones.

Por lo demás la historia está bien. Es sencilla, pero no siempre hace falta una trama con 70 giros. Se me hace un poco raro que no mantuviesen el cuerpo desconectado hasta terminar, pero nunca (como es lógico, Darvius está sopa) se menciona que no sea en una prueba de las partes cuando se levantó y empezó a liarla. Sencillamente un comentario por si no lo habías pensado, más por mencionarlo que otra cosa.

Respecto a las peticiones despiertas el Haki, así como te llevas la cruz de hierro. También las partes ciborg que te salen a 320 doblones. Recuerda que al ser completamente mecánico no puedes desarrollar Power Ups físicos ni aprender Rokushiki una vez tengas la posibilidad. Te llevas 359px y 36 doblones.

Ten un buen día.
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Reconversión  Empty Re: Reconversión {Sáb 25 Nov 2023 - 9:00}

Muchas gracias por ese detalle, ni me había dado cuenta la verdad. Iré perfeccionándolo para futuros roles y diarios. Gracias por la corrección, la acepto y un saludo
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Reconversión  Empty Re: Reconversión {Lun 27 Nov 2023 - 22:39}

Hoja actualizada.
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