Inura Nomiya
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Era un día como cualquier otro, estaba en Little Garden por que según lo que había oído había un pirata con una jugosa recompensa. Iba vestido con una camiseta negra con algunas aberturas pequeñas las cuales dejaban algunas partes de mi cuerpo al desnudo. Unos pantalones negros y un cinturón negro del cual colgaban mi daga y mi katana. Llevaba algunos cuchillos arrojadizos en los bolsillos del pantalón, tenía lo justo para defenderme y moverme bien. No había visto ni los carteles ni nada, simplemente había escuchado algunos rumores, pero era mejor asegurarse e ir a mirar que no hacerlo.
-No parece que haya nada por aquí... aunque quizás podría intentar explorar la isla un rato mas, a lo mejor encuentro algo.-
Seguí caminando por aquella isla, aunque solo encontraba una cosa, vegetación y mas vegetación. Había algún que otro animal, pero la mayoría de cosas que veía era vegetación, simplemente eso. Escuché unos pasos así que me escondí detrás de un árbol para esconderme y estar seguro de quienes eran. Eran dos chicos con el pelo castaño ambos y los ojos no se los pude ver, pues estaban muy lejos. Vestían unas capas marrones mas unos pantalones negros y una camiseta blanca. No sabía ni quienes eran ni porque estaban en esa isla, así que lo mejor que podía hacer sería espiarlos.
-No parece que haya nada por aquí... aunque quizás podría intentar explorar la isla un rato mas, a lo mejor encuentro algo.-
Seguí caminando por aquella isla, aunque solo encontraba una cosa, vegetación y mas vegetación. Había algún que otro animal, pero la mayoría de cosas que veía era vegetación, simplemente eso. Escuché unos pasos así que me escondí detrás de un árbol para esconderme y estar seguro de quienes eran. Eran dos chicos con el pelo castaño ambos y los ojos no se los pude ver, pues estaban muy lejos. Vestían unas capas marrones mas unos pantalones negros y una camiseta blanca. No sabía ni quienes eran ni porque estaban en esa isla, así que lo mejor que podía hacer sería espiarlos.
Kagemaru Korosuki
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Akuma no mi
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Con mi nueva apariencia y falsa identidad, me empezó a tocar a realizar misiones del gobierno para así que estos no sospechasen de mí, además claro está el de poder realizar trabajos con lo que espero saber más de esta facción, siendo la mayoría de estos trabajos el vigilar a algún sospechoso pirata, o ir en busca de algunos papeles en una que otra ciudad. Lo que más me gusta en este tipo de misiones es poder ver como todos los idiotas marines de turno siempre me saludan de buena forma, como si nunca hubiese cometido un crimen. A eso se le suma que pueda apreciar mi nuevo cuerpo, con el que conseguiré aprender de forma eficiente las técnicas prohibidas del gobierno que en su día supe de forma no tan precisa, con lo que ahora podre dominar mejor estas artes, y así dominar este mundo con mis nuevos poderes.
Siendo así mi misión empecé a realizar otra de estas, con la que podre acabar con la tanda de misiones de esta semana. La misión actual a la que me tengo que someter es una investigación en Little Garden, en la que debo interrogar a cualquier persona que se encuentre por la zona, y con eso acabar la masiva cantidad de piratas que llegan por la zona hacia el resto del mundo. Parece a simple vista una misión fácil, ya que únicamente debo eso, vigilar cualquier llegada a la isla y matar a los que me salga de las narices, siendo esto último lo que me hizo elevar una sonrisa en su momento que leí dicha carta.
Volviendo al presente empiezo a realizar mi recorrido hacia la misión vigente, siendo mi posición actual la misma isla donde ya llegue momentos antes en uno de los numerosos navíos de la marina tras aceptar la misión. Para mi suerte solo tuve que bajar con mi actual capucha que oculta todo mi cuerpo y tapando consigo mi rostro y todo mi cuerpo, siendo para mi mala suerte el tener que ocultar mis Sais en mi espalda a la par que porto mis Botas azuladas. Ahora lo que tengo que hacer es llamar lo menos posible la atención y empezar a buscar gente, así que empiezo mi recorrido a la isla, con lo que espero encontrar a algún que otro pirata y así destronarlos de su misión.
Siendo así mi misión empecé a realizar otra de estas, con la que podre acabar con la tanda de misiones de esta semana. La misión actual a la que me tengo que someter es una investigación en Little Garden, en la que debo interrogar a cualquier persona que se encuentre por la zona, y con eso acabar la masiva cantidad de piratas que llegan por la zona hacia el resto del mundo. Parece a simple vista una misión fácil, ya que únicamente debo eso, vigilar cualquier llegada a la isla y matar a los que me salga de las narices, siendo esto último lo que me hizo elevar una sonrisa en su momento que leí dicha carta.
Volviendo al presente empiezo a realizar mi recorrido hacia la misión vigente, siendo mi posición actual la misma isla donde ya llegue momentos antes en uno de los numerosos navíos de la marina tras aceptar la misión. Para mi suerte solo tuve que bajar con mi actual capucha que oculta todo mi cuerpo y tapando consigo mi rostro y todo mi cuerpo, siendo para mi mala suerte el tener que ocultar mis Sais en mi espalda a la par que porto mis Botas azuladas. Ahora lo que tengo que hacer es llamar lo menos posible la atención y empezar a buscar gente, así que empiezo mi recorrido a la isla, con lo que espero encontrar a algún que otro pirata y así destronarlos de su misión.
Helado-chan
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- ¡JODER ZESH, TE HE DICHO QUE ESTÉS ATENTO AL MALDITO TIMÓN! ¡CASI NOS COMEMOS ESA ROCA!
- ¡QUÉ TE CALLES Y COCINES!
Esas fueran las últimas palabras que mantuvimos mi hermano y yo durante los siguientes cuarenta minutos. Yo por mi parte terminé de hacer la pasta y la salsa de tomate para que el maldito tragón de Zesh comiera y me puse en la cubierta a jugar con los blandos y elásticos mofletes de Shiro, el cual solamente pudo dejarse con un rostro de resignación infinita.
- ¡BAJA Y BUSCA COMIDA!
-¡AG POR DIOS, MENUDO VAGO ESTÁS ECHO, OSTIAS!
Alcé a Umbra por encima de mí y di un fuerte tajo al aire creando una ligera ráfaga de viento a la par que colgaba mi guadaña en la espalda. Ya hacía meses que había empezado a entrenar con la energía vital y no me iba para nada mal. Ya lograba crear corrientes de energía para atacar a lo lejos y cortar zonas que no están a mi alcance; sin duda una las mejores técnicas que tenía en aquel momento sin duda.
Me adentré bastante en la isla en busca de algo comestible mientras el vago de mi hermano se quedaba en la pequeña barca pesquera arreglando los rasguños producidos por los consecutivos golpes contra rocas. Pero no había nada. Shiro ya se había quedado dormido panzabajo en mi cabeza y sus ronquidos hacían mella en mi cabeza. Esbocé una sonrisa y le rasqué la cabeza mientras evitaba con un salto una rama en mi camino.
Un bosque enorme, con raíces que tocan las narices y no te dejan andar, y lo peor de todo, ni una maldita planta comestible. Ya lo único que me faltaba era...
- ¡¡COÑO, UN CASTOR!! ¡¡Y GIGANTE!! -Dije mientras agarraba con fuerza la piel del cuello de Shiro y echaba a correr.
El castor era de un tamaño cincuenta o sesenta veces superior al de los bichos de su especie; por muy loco que estuviera, que lo estaba, intentar matar a ese bicho era un auténtico suicidio. Y no podía morir, que si no mi hermano vendría a resucitarme para volver a matarme a puñetazos.
Gracias a mis pequeños entrenamientos en los bosques pude perder al animal gigante de vista escalando con una velocidad que solo yo conocía por un árbol. Después de eso seguí corriendo "porsiáca" entre las ramas de los árboles; por mucho que saltaba, Shiro seguía roncando el muy vago. Aquel día iba a ser muuuy largo.
- ¡QUÉ TE CALLES Y COCINES!
Esas fueran las últimas palabras que mantuvimos mi hermano y yo durante los siguientes cuarenta minutos. Yo por mi parte terminé de hacer la pasta y la salsa de tomate para que el maldito tragón de Zesh comiera y me puse en la cubierta a jugar con los blandos y elásticos mofletes de Shiro, el cual solamente pudo dejarse con un rostro de resignación infinita.
- ¡BAJA Y BUSCA COMIDA!
-¡AG POR DIOS, MENUDO VAGO ESTÁS ECHO, OSTIAS!
Alcé a Umbra por encima de mí y di un fuerte tajo al aire creando una ligera ráfaga de viento a la par que colgaba mi guadaña en la espalda. Ya hacía meses que había empezado a entrenar con la energía vital y no me iba para nada mal. Ya lograba crear corrientes de energía para atacar a lo lejos y cortar zonas que no están a mi alcance; sin duda una las mejores técnicas que tenía en aquel momento sin duda.
Me adentré bastante en la isla en busca de algo comestible mientras el vago de mi hermano se quedaba en la pequeña barca pesquera arreglando los rasguños producidos por los consecutivos golpes contra rocas. Pero no había nada. Shiro ya se había quedado dormido panzabajo en mi cabeza y sus ronquidos hacían mella en mi cabeza. Esbocé una sonrisa y le rasqué la cabeza mientras evitaba con un salto una rama en mi camino.
Un bosque enorme, con raíces que tocan las narices y no te dejan andar, y lo peor de todo, ni una maldita planta comestible. Ya lo único que me faltaba era...
- ¡¡COÑO, UN CASTOR!! ¡¡Y GIGANTE!! -Dije mientras agarraba con fuerza la piel del cuello de Shiro y echaba a correr.
El castor era de un tamaño cincuenta o sesenta veces superior al de los bichos de su especie; por muy loco que estuviera, que lo estaba, intentar matar a ese bicho era un auténtico suicidio. Y no podía morir, que si no mi hermano vendría a resucitarme para volver a matarme a puñetazos.
Gracias a mis pequeños entrenamientos en los bosques pude perder al animal gigante de vista escalando con una velocidad que solo yo conocía por un árbol. Después de eso seguí corriendo "porsiáca" entre las ramas de los árboles; por mucho que saltaba, Shiro seguía roncando el muy vago. Aquel día iba a ser muuuy largo.
Inura Nomiya
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Akuma no mi
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Seguía espiando a aquellos dos sujetos mientras esos hablaban, no sabía que se traían entre manos, pero si podía cobrar algo de dinero por sus cabezas, mejor que mejor. Estuvieron un buen rato hablando y entonces empezaron a moverse, así que decidí seguirlos sin que me vieran, usando los árboles para ocultarme de ellos. No paraban de andar por ese lugar, pero desde donde estaba apenas podía escucharles, pero si me acercaba más acabaría siendo descubierto, y eso no era bueno. Aunque solo necesitaba a uno vivo, además, no parecían ser marines o del gobierno, o ningún caza, así que seguramente fueran parte de alguna banda revolucionaria.
-Ya podrían tener algo que les identificara a los revolucionarios... aunque claro, si lo hicieran no serían los cobardes que son, debe ser muy bonito enfrentarse al gobierno sin que les descubran, ¿no?-
Esa frase la dije en voz alta para asegurarme de si esos dos eran revolucionarios o no, y mira por donde, uno de ellos simplemente gritó enfadado que ellos luchaban al menos para derrotar a una justicia corrupta. Prueba suficiente como para pasar a la acción, tiré un cuchillo arrojadizo hacia uno de los dos, los cuales aun no me habían visto y estaban de espaldas justo cuando el cuchillo impactó en el corazón de uno de ellos. Abandoné el lugar en el que estaba, para luego dar un rodeo y abrazar al otro revolucionario por detrás mientras el otro moría. Puse el filo de mi daga en su cuello, apenas lo tocaba, pero este sabía que iba a pasar si probaba a hacer cualquier otra cosa.
-Dime donde esta tu jefe, ahora mismo, no quiero perder mas el tiempo y mas te vale no jugármela, por que podrías pasarlo muy mal.-
-Ya podrían tener algo que les identificara a los revolucionarios... aunque claro, si lo hicieran no serían los cobardes que son, debe ser muy bonito enfrentarse al gobierno sin que les descubran, ¿no?-
Esa frase la dije en voz alta para asegurarme de si esos dos eran revolucionarios o no, y mira por donde, uno de ellos simplemente gritó enfadado que ellos luchaban al menos para derrotar a una justicia corrupta. Prueba suficiente como para pasar a la acción, tiré un cuchillo arrojadizo hacia uno de los dos, los cuales aun no me habían visto y estaban de espaldas justo cuando el cuchillo impactó en el corazón de uno de ellos. Abandoné el lugar en el que estaba, para luego dar un rodeo y abrazar al otro revolucionario por detrás mientras el otro moría. Puse el filo de mi daga en su cuello, apenas lo tocaba, pero este sabía que iba a pasar si probaba a hacer cualquier otra cosa.
-Dime donde esta tu jefe, ahora mismo, no quiero perder mas el tiempo y mas te vale no jugármela, por que podrías pasarlo muy mal.-
Zesh Aran
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- ¡Joder Zesh, te he dicho que estés atento al maldito timón! ¡Casi nos comemos esa roca! -
- ¡Qué te calles y cocines! -
Así eran en la gran mayoría las conversaciones entre los dos Aran, Zareth siempre empezaba gritando y por algún motivo su hermano acaba gritando todavía más. Zesh continuaba al timón de una barca pesquera que dejaba mucho que desear como barca para un gremio de cazadores pero que servía para que dos enanos se embarcaran en una aventura en el mar.
Sin mencionar el minúsculo percance con la roca, el viaje estaba siendo coser y cantar, o conociendo a Zesh más bien "comer y cantar". La brisa era agradable y no muy fuerte, era como si estuviera meciendo con cuidado aquella barca, guiándolos exactamente donde querían llegar. A su derecha se encontraba con él su inestimable compañero de viaje y ayudante al timón Kuro, un extraño ser similar a un conejo de orejas gigantes de colores blanco y verde el cual no se estaba quieto un solo segundo.
Al cabo de unos larguísimos 40 minutos Zareth había terminado de cocinar un plato de pasta para que comieran.
- Kuro, te dejo al timón, no me defraudes. En menos de 20 minutos deberíamos llegar a una isla. -
Kuro le miró y una sonrisa se dibujó en su rostro mientras daba pequeños saltos.
- Claro que no, Kuro hace trabajo bueno. -
Zesh le pasó la mano por encima de la cabeza al pequeñín y se la acarició.
- Te traeré algo rico sin que se entere Zareth. -
Se metió las manos en los bolsillos y caminó hasta la pequeña, por no decir minúscula cocina de aquel intento de embarcación. Desconocía si su hermano ya había comido o simplemente no tenía hambre pero en cuanto llegó vio como salía fuera a jugar con su mascota Shiro, quien curiosamente era el hermano de Kuro. El joven cazador se sentó en la silla y se acercó un poco más a la mesa, juntó las manos y susurró.
- Gracias por la comida. -
Tras eso devoró en apenas unos instantes el enorme plato de pasta que su hermano había preparado para él. Se levantó de un pequeño salto y llevó su plato al montón para que lo fregara su hermano en cuanto tuviera tiempo. Fue hasta donde tenían almacenada la comida y observó la escasez de alimentos que estaban empezando a sufrir, cogió una manzana para Kuro y se dirigió al exterior. Se podía observar ya sin ningún problema como la isla de Little Garden se encontraba ante ellos. Se colocó cerca de su hermano para que pudiera escucharle perfectamente y gritó.
- ¡Baja y busca comida! -
-¡Agh por dios, menudo vago estás hecho, ostias! -
Tras los gritos característicos de aquellos dos hermanos, Zareth marcho al interior de la isla en busca de comida mientras que Zesh se quedó en el barco afirmando que debía de realizar unas reparaciones a unos imperfectos de los cuales quizás exagerará su gravedad para no tener que ir en ese instante. Caminó de nuevo hasta el lugar donde estaba el timón donde el bueno de Kuro se encontraba la mar de feliz al timón agitándolo de lado a lado mientras cantaba, o eso parecía una extraña melodía.
- Trulalá 'qui solo manda Kuro que éh capitán, trulalá. -
El peliblanco dibujó una sonrisa al ver a su compañero cantando tal cosa y le aplaudió para que se girara.
- ¡Aquí tienes tu manzana, Pavarotti! Vigila el barco un poco más.-
Kuro la agarró al vuelo y comenzó a devorarla a una velocidad que rivalizaba con la de su dueño. Sin más Zesh se dirigió a realizar las pequeñas reparaciones.
- ¡Qué te calles y cocines! -
Así eran en la gran mayoría las conversaciones entre los dos Aran, Zareth siempre empezaba gritando y por algún motivo su hermano acaba gritando todavía más. Zesh continuaba al timón de una barca pesquera que dejaba mucho que desear como barca para un gremio de cazadores pero que servía para que dos enanos se embarcaran en una aventura en el mar.
Sin mencionar el minúsculo percance con la roca, el viaje estaba siendo coser y cantar, o conociendo a Zesh más bien "comer y cantar". La brisa era agradable y no muy fuerte, era como si estuviera meciendo con cuidado aquella barca, guiándolos exactamente donde querían llegar. A su derecha se encontraba con él su inestimable compañero de viaje y ayudante al timón Kuro, un extraño ser similar a un conejo de orejas gigantes de colores blanco y verde el cual no se estaba quieto un solo segundo.
Al cabo de unos larguísimos 40 minutos Zareth había terminado de cocinar un plato de pasta para que comieran.
- Kuro, te dejo al timón, no me defraudes. En menos de 20 minutos deberíamos llegar a una isla. -
Kuro le miró y una sonrisa se dibujó en su rostro mientras daba pequeños saltos.
- Claro que no, Kuro hace trabajo bueno. -
Zesh le pasó la mano por encima de la cabeza al pequeñín y se la acarició.
- Te traeré algo rico sin que se entere Zareth. -
Se metió las manos en los bolsillos y caminó hasta la pequeña, por no decir minúscula cocina de aquel intento de embarcación. Desconocía si su hermano ya había comido o simplemente no tenía hambre pero en cuanto llegó vio como salía fuera a jugar con su mascota Shiro, quien curiosamente era el hermano de Kuro. El joven cazador se sentó en la silla y se acercó un poco más a la mesa, juntó las manos y susurró.
- Gracias por la comida. -
Tras eso devoró en apenas unos instantes el enorme plato de pasta que su hermano había preparado para él. Se levantó de un pequeño salto y llevó su plato al montón para que lo fregara su hermano en cuanto tuviera tiempo. Fue hasta donde tenían almacenada la comida y observó la escasez de alimentos que estaban empezando a sufrir, cogió una manzana para Kuro y se dirigió al exterior. Se podía observar ya sin ningún problema como la isla de Little Garden se encontraba ante ellos. Se colocó cerca de su hermano para que pudiera escucharle perfectamente y gritó.
- ¡Baja y busca comida! -
-¡Agh por dios, menudo vago estás hecho, ostias! -
Tras los gritos característicos de aquellos dos hermanos, Zareth marcho al interior de la isla en busca de comida mientras que Zesh se quedó en el barco afirmando que debía de realizar unas reparaciones a unos imperfectos de los cuales quizás exagerará su gravedad para no tener que ir en ese instante. Caminó de nuevo hasta el lugar donde estaba el timón donde el bueno de Kuro se encontraba la mar de feliz al timón agitándolo de lado a lado mientras cantaba, o eso parecía una extraña melodía.
- Trulalá 'qui solo manda Kuro que éh capitán, trulalá. -
El peliblanco dibujó una sonrisa al ver a su compañero cantando tal cosa y le aplaudió para que se girara.
- ¡Aquí tienes tu manzana, Pavarotti! Vigila el barco un poco más.-
Kuro la agarró al vuelo y comenzó a devorarla a una velocidad que rivalizaba con la de su dueño. Sin más Zesh se dirigió a realizar las pequeñas reparaciones.
Kagemaru Korosuki
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Tras alejarme de aquel navío de un tamaño no tan colosal empiezo a desplazarme por aquel bosque del que siempre que regreso por un motivo u otro no paro de presenciar cómo este crece más de lo normal, siendo al final todo un dilema encontrar las ultimas huellas que deje al desplazarme por esta. Una leve sonrisa se me dibuja al acercarme a uno de los arboles de aquel inmenso bosque, al que pude pasar la mano lentamente mientras compruebo como dos rasguños de gran tamaño se me hacen visible. Estas fueron hechas por mi arma cuando peleaba contra un sucio pirata hace ya de eso un par de meses, con lo que me supongo que no ha pasado tanto como supuse, pero por otro lado nuevos vegetales han crecido en apenas unas semanas, y eso si que me preocupa, ya que el objeto que enterré en mi pasada misión puede haber sido dañada por la extensiones de sus raíces.
Con esa preocupación en mi mente empiezo a ajustarme mejor la capucha a la par que me abrocho bien esta para que mi cuerpo no sea visto, con lo que empiezo a desplazarme por la zona con una gota de sudor cayéndome por la frente, siendo el motivo principal el calor que está presente en el medio. Lo malo de todo esto es que no quiero ser visto, así que me toca aparentar un hombre de negro con su capucha y todo, lo que a fin de cuentas es perjudicial tanto para mi cuerpo, como para mi oficio, pero mi estúpido orgullo me impide quitármelo en estos momentos.
Mis pasos comenzaron a hacer leves ruidos en aquel medio lleno de vegetales, con lo que empecé a frenar mis pasos mientras empiezo a vigilar mas el medio por si algún humano se encuentra presente en este. Yo como todo buen miembro del gobierno empiezo a disimular mejor mi apariencia y utilizo las habilidades del Seimen Kikan para que mi rostro se vaya editando levemente como que mi pelo creciese algo más. A esto le sumo que mi barriga se pusiesen más “flaco”, con lo que mi cuerpo se sintió más cómodo y con menos peso, y de ello a que al reducir mi peso pude continuar mi caminata sin hacer tanto peso como antes, con lo que evito romper una que otra rama y poder así cumplir mi misión de forma satisfactoria.
Tras adentrarme lo suficiente en aquel bosque puedo oír como la voz de un hombre se hace oíble, con lo que giro mi rumbo hacia aquella posición mientras los pasos se hacen menos oíble gracias a que voy expulsando burbujas de tonalidades rojas por la zona plana de mi bota, con lo que hace que mi cuerpo no toque el suelo antes de dar otro salto hacia mi siguiente paso. Con ello consigo desplazarme por el medio selvático mientras los ruidos cesan, con lo que empecé a guiarme únicamente por mi instinto, siendo para mi suerte presenciar como un individuo de cabellera blanca amenazaba la vida de un hombre que pasea por la zona, siendo mi mayor sorpresa ver como un segundo objetivo se encuentra en el suelo muerto supuestamente-Que risa….Pensar que este ha matado a un pobre hombre…-Pienso mientras contemplo la escena muy alegre, como si eso fuese algo bueno-Lo mejor será dejar que su suerte actué sola-Expreso en mi mente mientras me escondo bien en los matorrales haciendo un leve ruido para así no ser pillado.
Mira por dónde. Un idiota de turno se hizo presente aniquilando personas de la zona como un sanguinario lobo. Si esto sigue así únicamente tendré que matarlo a él tras que sacie su sed de sangre, con lo que más me vale desplazarme por el medio evitando hacer ruido posible, para así continuar con mis objetivos tras la espera de que ese hombre que está actualmente secuestrado por el albino sea despojado de su vida por el cuchillo que tiene en su cuello. Por ello permanezco raudo y quieto con una de mis manos en mi espalda, con lo que pretendo dentro de mi capucha agarrar una de mis Sais, con la que podre defenderme en el sumo caso de que este ingenuo me descubra, aunque de darse ese caso su vida acabara antes. Ahora, ya solo queda esperar.
Con esa preocupación en mi mente empiezo a ajustarme mejor la capucha a la par que me abrocho bien esta para que mi cuerpo no sea visto, con lo que empiezo a desplazarme por la zona con una gota de sudor cayéndome por la frente, siendo el motivo principal el calor que está presente en el medio. Lo malo de todo esto es que no quiero ser visto, así que me toca aparentar un hombre de negro con su capucha y todo, lo que a fin de cuentas es perjudicial tanto para mi cuerpo, como para mi oficio, pero mi estúpido orgullo me impide quitármelo en estos momentos.
Mis pasos comenzaron a hacer leves ruidos en aquel medio lleno de vegetales, con lo que empecé a frenar mis pasos mientras empiezo a vigilar mas el medio por si algún humano se encuentra presente en este. Yo como todo buen miembro del gobierno empiezo a disimular mejor mi apariencia y utilizo las habilidades del Seimen Kikan para que mi rostro se vaya editando levemente como que mi pelo creciese algo más. A esto le sumo que mi barriga se pusiesen más “flaco”, con lo que mi cuerpo se sintió más cómodo y con menos peso, y de ello a que al reducir mi peso pude continuar mi caminata sin hacer tanto peso como antes, con lo que evito romper una que otra rama y poder así cumplir mi misión de forma satisfactoria.
Tras adentrarme lo suficiente en aquel bosque puedo oír como la voz de un hombre se hace oíble, con lo que giro mi rumbo hacia aquella posición mientras los pasos se hacen menos oíble gracias a que voy expulsando burbujas de tonalidades rojas por la zona plana de mi bota, con lo que hace que mi cuerpo no toque el suelo antes de dar otro salto hacia mi siguiente paso. Con ello consigo desplazarme por el medio selvático mientras los ruidos cesan, con lo que empecé a guiarme únicamente por mi instinto, siendo para mi suerte presenciar como un individuo de cabellera blanca amenazaba la vida de un hombre que pasea por la zona, siendo mi mayor sorpresa ver como un segundo objetivo se encuentra en el suelo muerto supuestamente-Que risa….Pensar que este ha matado a un pobre hombre…-Pienso mientras contemplo la escena muy alegre, como si eso fuese algo bueno-Lo mejor será dejar que su suerte actué sola-Expreso en mi mente mientras me escondo bien en los matorrales haciendo un leve ruido para así no ser pillado.
Mira por dónde. Un idiota de turno se hizo presente aniquilando personas de la zona como un sanguinario lobo. Si esto sigue así únicamente tendré que matarlo a él tras que sacie su sed de sangre, con lo que más me vale desplazarme por el medio evitando hacer ruido posible, para así continuar con mis objetivos tras la espera de que ese hombre que está actualmente secuestrado por el albino sea despojado de su vida por el cuchillo que tiene en su cuello. Por ello permanezco raudo y quieto con una de mis manos en mi espalda, con lo que pretendo dentro de mi capucha agarrar una de mis Sais, con la que podre defenderme en el sumo caso de que este ingenuo me descubra, aunque de darse ese caso su vida acabara antes. Ahora, ya solo queda esperar.
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Shiro, mi rata-conejo-deorejasgigantes-coloroscuro-voladora-contrescuernos-yvagadecojones seguía durmiendo; la verdad, era impresionante la manera que tenía aquel bicho de dormir incluso en las situaciones más inverosímiles en las que nos podíamos llegar a encontrar. Tras un buen rato después, corriendo para escapar del castor gigante, lo volví a dejar tumbado en lo alto de mi cabeza, dejando sus orejas de forma que parecieran mías. Ésa imagen se hacía bastante graciosa si se veía a distancia.
Caminé y caminé por las ramas de los árboles, dando suaves saltos de una a otra que no me resultaron para nada difíciles, puesto que la distancia tan corta que había entre los árboles me daba bastante ventaja. Desde lo alto podía ver animales extraños recorriendo la selva, aunque para mi suerte todos eran terrestres y no tenían la capacidad suficiente para escalar y alcanzarme, y los que a lo mejor hubieran podido, o eran herbívoros o no lograban escucharme.
Todo estaba siendo realmente aburrido, lo único que me sacaba un poco de la rutina saltadora era la increíble forma de roncar que tenía Shiro, que aunque no era muy estridente, lo suficiente estando a menos de cinco centímetros de mi oído.
Pero cuando todo parecía perdido y mis ganas de volver tras mis pasos a la lata de sardinas que habíamos llamado "bote" aparecieron, pude ver no muy lejos de mi posición a un chico "escondido" entre los arbustos, y el "escondido" tiene comillas porque a éso no se le podía llamar escondite; no al menos desde mi posición.
Me situé justo encima del chico que estaba intentando esconderse, agarré una de las lianas que había en el árbol, me coloqué boca abajo después de meter a Shiro en mi camisa para que no cayera,y me deslicé poco a poco y sin general ruido alguno. La camisa bloqueaba los ronquidos de mi pequeña mascota, pero tras cinco segundos sin escucharla empecé a echar de menos aquel estridente sonido. Cuando hube estado ya casi al ras del suelo, más exactamente a un metro del chico, lo miré fijamente, y me preparé...
-¡HOLA!
Para soltar un grito que despertó hasta a mis familiares que estaban en la Villa Aran. Aquel grito seguramente me hubiera delatado, pero claro, como para no hacerlo. JAJAJA. Que cachondo que soy a veces.
Caminé y caminé por las ramas de los árboles, dando suaves saltos de una a otra que no me resultaron para nada difíciles, puesto que la distancia tan corta que había entre los árboles me daba bastante ventaja. Desde lo alto podía ver animales extraños recorriendo la selva, aunque para mi suerte todos eran terrestres y no tenían la capacidad suficiente para escalar y alcanzarme, y los que a lo mejor hubieran podido, o eran herbívoros o no lograban escucharme.
Todo estaba siendo realmente aburrido, lo único que me sacaba un poco de la rutina saltadora era la increíble forma de roncar que tenía Shiro, que aunque no era muy estridente, lo suficiente estando a menos de cinco centímetros de mi oído.
Pero cuando todo parecía perdido y mis ganas de volver tras mis pasos a la lata de sardinas que habíamos llamado "bote" aparecieron, pude ver no muy lejos de mi posición a un chico "escondido" entre los arbustos, y el "escondido" tiene comillas porque a éso no se le podía llamar escondite; no al menos desde mi posición.
Me situé justo encima del chico que estaba intentando esconderse, agarré una de las lianas que había en el árbol, me coloqué boca abajo después de meter a Shiro en mi camisa para que no cayera,y me deslicé poco a poco y sin general ruido alguno. La camisa bloqueaba los ronquidos de mi pequeña mascota, pero tras cinco segundos sin escucharla empecé a echar de menos aquel estridente sonido. Cuando hube estado ya casi al ras del suelo, más exactamente a un metro del chico, lo miré fijamente, y me preparé...
-¡HOLA!
Para soltar un grito que despertó hasta a mis familiares que estaban en la Villa Aran. Aquel grito seguramente me hubiera delatado, pero claro, como para no hacerlo. JAJAJA. Que cachondo que soy a veces.
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