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Reino de Lvneel
Reino localizado en North Blue. En este reino nació y fue ejecutado "Mentiroso Norland". Su historia es conocida a lo largo de todo North Blue, la de como hizo partir a su rey a Grand Line en busca de la Ciudad de Oro y como fue ejecutado como mentiroso tras no encontrarla.
Turnos: Sawn-Zarlet-Sawn-Zarlet
Moderación: Crimson
Condiciones:
- Combate a K.O
- El ganador recibe 1800 exp. El perdedor gana 900 exp.
- Los daños en combate se mantienen en toda la historia del PJ.
- Si gana Dave, se lleva la recompensa entera de Zarlet.
- Si gana Zarlet se le sube la recompensa un 10%
Reino localizado en North Blue. En este reino nació y fue ejecutado "Mentiroso Norland". Su historia es conocida a lo largo de todo North Blue, la de como hizo partir a su rey a Grand Line en busca de la Ciudad de Oro y como fue ejecutado como mentiroso tras no encontrarla.
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- Combate a K.O
- El ganador recibe 1800 exp. El perdedor gana 900 exp.
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- Si gana Dave, se lleva la recompensa entera de Zarlet.
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Sawn
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Akuma no mi
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Era un día cálido, mi ropa de invierno era un infierno tenerla puesta, empezaba a sudar y no me apetecía llevar en la mano la chaqueta. Me encontraba en un reino, si no recordaba mal se llamaba Lvneel. Había llegado al pueblo horas atrás, necesitaba conseguir más información sobre los piratas que cogieron presos a varios científico, uno de ellos mi padre. Me situaba en aquel momento en el puerto, los pescadores de allí me miraban raro y alguno que otro venís, se reía de mi y se iba, pero esas acciones me daban igual.
Estaba sentado en una caja vieja y vacía, mirando el mar tranquilamente antes de seguir preguntando, me quedaban pocas zonas por cubrir y quería estar descansado. Cuando vi el momento oportuno, me levanté y me dirigí al pueblo, cubierto de edificios muy bonitos, el material del que estaban hechos me gustaba mucho, posiblemente podría conseguir algunos para edificar algo, aunque fuese una caseta de perro. La gente paseaba con sus cestas en mano para ir a hacer la compra o posiblemente para que le diese el aire, cosa que dudaba más que lo primero.
La gente seguía mirándome como si fuese un loco, y tenían su parte de razón, hacía un día soleado con algo de calor y yo llevaba ropa de invierno, me daba risa solo de pensar que estaba loco. Llegué a una taberna, estaba nueva , se podía ver porque las paredes estaba limpias, cuando entré, todo era igual, un espacio cerrado y bien limpio, donde varias mesas llenaban el espacio junto con unas cuantas sillas de más. Cuando entré las personas que estaba dentro tomando bebida o algún plato que servían allí me miraron de la misma forma que la gente de la calle.
Podía alcanzar a escuchar un susurro de una persona, decía que estaba loco, una leve mueca de risa apareció en mi cara, al final me tenía que creer que estaba loco de verdad, pero que se iba a hacer, no iba a montar un número porque me dijesen eso, además lo que quería era no llamar la atención en ningún momento. Me acerqué tranquilamente al mostrador esquivando las diversas mesas que habían en mi camino, cuando llegué al mostrador el tabernero se acercó.
Tabernero: ¿Quiere algo señor?
Dave: ¿Conoces a este sujeto?- Digo mientras saco del bolsillo de la chaqueta un wanted-
Tabernero: No me suena la verdad, lo siento si no te e servido de ayuda, ¿le puedo ofrecer algo?
Dave: No gracias, seguiré buscando. Otra cosa, diles a los tipos estos que cuando llegué el invierno, no se reirán tanto de la gente que lleve chaqueta.
Tras hablar con el tabernero sin resultado, guardé el wanted en el mismo bolsillo, me giré y salí de la taberna, mirando de reojo a esos tipos que se estaban riendo. Al salir, el sol me volvía a dar, en verdad era un estorbo llevar la chaqueta, pero no me la quité. Seguí caminando, ya no había tanta gente como antes, quedaban poca. El calor iba aumentando y yo cada vez estaba más molesto, ahora si que no se podía aguantar el sol, me estaba abrasando, al final me quité la chaqueta.
Finalmente llegué a una zona llena de hierba verde, donde no habían edificaciones, donde detrás mía había dejado el peublo y enfrente mía a varios metros en lo alto de una colina que tenía algo de desnivel, pero no mucho.
Estaba sentado en una caja vieja y vacía, mirando el mar tranquilamente antes de seguir preguntando, me quedaban pocas zonas por cubrir y quería estar descansado. Cuando vi el momento oportuno, me levanté y me dirigí al pueblo, cubierto de edificios muy bonitos, el material del que estaban hechos me gustaba mucho, posiblemente podría conseguir algunos para edificar algo, aunque fuese una caseta de perro. La gente paseaba con sus cestas en mano para ir a hacer la compra o posiblemente para que le diese el aire, cosa que dudaba más que lo primero.
La gente seguía mirándome como si fuese un loco, y tenían su parte de razón, hacía un día soleado con algo de calor y yo llevaba ropa de invierno, me daba risa solo de pensar que estaba loco. Llegué a una taberna, estaba nueva , se podía ver porque las paredes estaba limpias, cuando entré, todo era igual, un espacio cerrado y bien limpio, donde varias mesas llenaban el espacio junto con unas cuantas sillas de más. Cuando entré las personas que estaba dentro tomando bebida o algún plato que servían allí me miraron de la misma forma que la gente de la calle.
Podía alcanzar a escuchar un susurro de una persona, decía que estaba loco, una leve mueca de risa apareció en mi cara, al final me tenía que creer que estaba loco de verdad, pero que se iba a hacer, no iba a montar un número porque me dijesen eso, además lo que quería era no llamar la atención en ningún momento. Me acerqué tranquilamente al mostrador esquivando las diversas mesas que habían en mi camino, cuando llegué al mostrador el tabernero se acercó.
Tabernero: ¿Quiere algo señor?
Dave: ¿Conoces a este sujeto?- Digo mientras saco del bolsillo de la chaqueta un wanted-
Tabernero: No me suena la verdad, lo siento si no te e servido de ayuda, ¿le puedo ofrecer algo?
Dave: No gracias, seguiré buscando. Otra cosa, diles a los tipos estos que cuando llegué el invierno, no se reirán tanto de la gente que lleve chaqueta.
Tras hablar con el tabernero sin resultado, guardé el wanted en el mismo bolsillo, me giré y salí de la taberna, mirando de reojo a esos tipos que se estaban riendo. Al salir, el sol me volvía a dar, en verdad era un estorbo llevar la chaqueta, pero no me la quité. Seguí caminando, ya no había tanta gente como antes, quedaban poca. El calor iba aumentando y yo cada vez estaba más molesto, ahora si que no se podía aguantar el sol, me estaba abrasando, al final me quité la chaqueta.
Finalmente llegué a una zona llena de hierba verde, donde no habían edificaciones, donde detrás mía había dejado el peublo y enfrente mía a varios metros en lo alto de una colina que tenía algo de desnivel, pero no mucho.
Zarlet
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Me encontraba en el camarote de mi barco junto a Zarzi. Estábamos ya apunto de irnos a acostarnos a dormir cuando pude observar que alguien entraba en mi camarote. La puerta empezó a chirriar, instintivamente mire hacía la puerta y pude observar que el que se encontraba allí no era otro que mi capitán Stinger. Como siempre su simple presencia me seguía intimidando como el primer día. Una persona alta, inteligente y firme con sus decisiones como un buen capitán. Llevaba una capa con capucha de color negro, Con la insignia de nuestra bandera. Como todos yo también tenía una de esas aunque me la solía guardar para cuando tocaba salir.
Esté entro a paso lento y se dirigió hacía mi, al parecer tenía algo que contarme. Me quede callado observando, inquieto por saber que era eso que me tenía que contar.
-Zarlet, tengo algo que contarte. Me he acostado con una amiga y creo que tiene alguna enfermedad pero como me guiaba lo que tu ya sabes, pues creo que me lo ha contagiado.
Me encontraba allí, sentado en mi cama aguantando las estupideces de mi capitán borracho y sin poderme librar de el.
-A ver... no debes de preocuparte por eso, por que siempre hay una solución para todo. Ahora vas, coges tu daga o si quieres te dejo mi katana y le cortas el cuello, de está forma el problema se habrá solucionado. Ya sabes que los problemas hay que cortarlos por la raíz, si la raíz muere, el problema muere con ella.
Mi capitán se veía convencido con esa respuesta y salio de mi camarote, apenas se podía mantener de pie y por eso mismo sabía que en ese estado no iba a poder hacer nada.
Sin pensármelo más veces o darle más vueltas me fui a descansar. Zarzi empezó a roncar y esto no me dejaba dormir. Me quede desvelado una media hora, escuchando los ronquidos de mi mascota y compañero. Cuando de pronto unos chillidos se empezaban a escuchar por el barco. Salí rápidamente de mi habitación y me dirigí hacía donde provenían los gritos.
Cuando llegue a la cubierta principal me pude encontrar a mi capitán Stinger, encima de una mesa. Esté estaba más borracho de lo que estaba antes, sus manos estaban recubiertas de sangre y en el centro de la mesa había una chica joven, decapitada y con una espada clavada en su sien como si de un ritual satánico fuese. Al parecer el inútil esté me había hecho caso y había acabado el problema desde la raíz.
El cuerpo de la mujer se encontraba al final de la sala, desangrando-se rápidamente. Al parecer mi capitán ha recorrido toda la habitación con la cabeza en la mano, como si de un trofeo se tratase.
-¡¡¡La fiesta ha acabado!!!-
Grite para que todos en el barco me pudieran escuchar.
-Jack, acompaña a todos los invitados fuera del barco o mátalos lo que te de la gana. Y Silver tu acompaña a nuestro capitán hacía su camarote que ya ha tenido bastante diversión por esta noche.
Después de darles esas ordenes me volví hacía mi habitación a acostarme y esperar que al día siguiente cuando me levantara estuviese todo limpio.
A la mañana siguiente, cuando me desperté, me encontraba más cansado que de costumbre. Al parecer no había dormido más de cinco o seis horas, aunque eso no me importaba, ya que no tenía tiempo para quejarme. Me vestí y me puse un pantalón pirata y una camiseta blanca de manga corta y encima la sudadera con el símbolo de nuestra bandera. Después de eso, me dirigí hacía el baúl donde almacenaba todos mis objetos y cogí mis dos katanas, y le dí una daga a Zarzi. Esté ya se había puesto por si solo, el parche en el ojo que tanto le gustaba llevar. -Después de tanto tiempo conseguí que aprendiera a ponerse el parche el solo.- Estaba pensando cuando lo pude ver con el parche.-
-Bueno Zarzi, hoy llegamos a la isla. Estoy ansioso ya por saber cual va a ser nuestra próxima aventura.
Salí y fui paseando por el barco hasta la cubierta. Ese camino lo hacía casi todos los días, pero nunca me había parecido tan largo como está vez. Cuando llegué a la cubierta, pude observar como ya no quedaba ningún pasajero de la fiesta de la noche anterior. Aunque si era cierto que nadie se había dignado ni a limpiar un poco.
Cuando levante la vista para mirar más allá, mis ojos se fijaron directamente al cadáver que había hecho mi estúpido pero capitán Red Stinger. Cada vez que lo veía me recorría un pinchazo en la columna que hacía que me entrara algún que otro escalofrío. Aquella imagen la había visto cientos de veces, pero es algo que jamas te acostumbras a ver. El cuerpo estaba en descomposición y cada vez aquella sala olía peor, así que hice todo lo que debía de hacer.
Me fui a la cocina y cogí seis bolsas de basura, un mocho y liquido para limpiar todas las manchas de sangre en el barco. Además también pille un ambientador para quitar ese mal olor que había en la sala y se estaba dispersando por todo el barco.
El cuerpo lo descuartice y lo puse en seis bolsas de basura y las tire al mar. Luego me pase toda la mañana limpiando la sala, hasta que por fin conseguí que se quedara bien limpia. Después de todo aquel trabajo mañanero, descanse hasta llegar a la isla que ya se encontraba cerca.
Todavía estuvimos navegando dos horas más, hasta que por fin, pudimos anclar en el puerto de detrás de la isla. Donde solían estacionar-se todos los piratas.
-¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡SSSTIIIIIIINGEEEEEEEEEEEEEERRRRRR!!!!!!!!!!!!!!!!!!! !¡¡¡¡¡¡¡ME ADELANTOOOOOOOO!!!!!!!!
Grite desde la cubierta para que me pudiera escuchar bien. Aunque con la resaca que llevaba del día anterior dudo que me pudiera escuchar decentemente. Sin mas demora salí del barco de un salto y me adentre en aquella maravillosa isla. Aunque lo que tenía claro era, que lo primero que quería visitar es la tienda de armas, ya que las espadas me fascinaban desde mi infancia.
Esté entro a paso lento y se dirigió hacía mi, al parecer tenía algo que contarme. Me quede callado observando, inquieto por saber que era eso que me tenía que contar.
-Zarlet, tengo algo que contarte. Me he acostado con una amiga y creo que tiene alguna enfermedad pero como me guiaba lo que tu ya sabes, pues creo que me lo ha contagiado.
Me encontraba allí, sentado en mi cama aguantando las estupideces de mi capitán borracho y sin poderme librar de el.
-A ver... no debes de preocuparte por eso, por que siempre hay una solución para todo. Ahora vas, coges tu daga o si quieres te dejo mi katana y le cortas el cuello, de está forma el problema se habrá solucionado. Ya sabes que los problemas hay que cortarlos por la raíz, si la raíz muere, el problema muere con ella.
Mi capitán se veía convencido con esa respuesta y salio de mi camarote, apenas se podía mantener de pie y por eso mismo sabía que en ese estado no iba a poder hacer nada.
Sin pensármelo más veces o darle más vueltas me fui a descansar. Zarzi empezó a roncar y esto no me dejaba dormir. Me quede desvelado una media hora, escuchando los ronquidos de mi mascota y compañero. Cuando de pronto unos chillidos se empezaban a escuchar por el barco. Salí rápidamente de mi habitación y me dirigí hacía donde provenían los gritos.
Cuando llegue a la cubierta principal me pude encontrar a mi capitán Stinger, encima de una mesa. Esté estaba más borracho de lo que estaba antes, sus manos estaban recubiertas de sangre y en el centro de la mesa había una chica joven, decapitada y con una espada clavada en su sien como si de un ritual satánico fuese. Al parecer el inútil esté me había hecho caso y había acabado el problema desde la raíz.
El cuerpo de la mujer se encontraba al final de la sala, desangrando-se rápidamente. Al parecer mi capitán ha recorrido toda la habitación con la cabeza en la mano, como si de un trofeo se tratase.
-¡¡¡La fiesta ha acabado!!!-
Grite para que todos en el barco me pudieran escuchar.
-Jack, acompaña a todos los invitados fuera del barco o mátalos lo que te de la gana. Y Silver tu acompaña a nuestro capitán hacía su camarote que ya ha tenido bastante diversión por esta noche.
Después de darles esas ordenes me volví hacía mi habitación a acostarme y esperar que al día siguiente cuando me levantara estuviese todo limpio.
A la mañana siguiente, cuando me desperté, me encontraba más cansado que de costumbre. Al parecer no había dormido más de cinco o seis horas, aunque eso no me importaba, ya que no tenía tiempo para quejarme. Me vestí y me puse un pantalón pirata y una camiseta blanca de manga corta y encima la sudadera con el símbolo de nuestra bandera. Después de eso, me dirigí hacía el baúl donde almacenaba todos mis objetos y cogí mis dos katanas, y le dí una daga a Zarzi. Esté ya se había puesto por si solo, el parche en el ojo que tanto le gustaba llevar. -Después de tanto tiempo conseguí que aprendiera a ponerse el parche el solo.- Estaba pensando cuando lo pude ver con el parche.-
-Bueno Zarzi, hoy llegamos a la isla. Estoy ansioso ya por saber cual va a ser nuestra próxima aventura.
Salí y fui paseando por el barco hasta la cubierta. Ese camino lo hacía casi todos los días, pero nunca me había parecido tan largo como está vez. Cuando llegué a la cubierta, pude observar como ya no quedaba ningún pasajero de la fiesta de la noche anterior. Aunque si era cierto que nadie se había dignado ni a limpiar un poco.
Cuando levante la vista para mirar más allá, mis ojos se fijaron directamente al cadáver que había hecho mi estúpido pero capitán Red Stinger. Cada vez que lo veía me recorría un pinchazo en la columna que hacía que me entrara algún que otro escalofrío. Aquella imagen la había visto cientos de veces, pero es algo que jamas te acostumbras a ver. El cuerpo estaba en descomposición y cada vez aquella sala olía peor, así que hice todo lo que debía de hacer.
Me fui a la cocina y cogí seis bolsas de basura, un mocho y liquido para limpiar todas las manchas de sangre en el barco. Además también pille un ambientador para quitar ese mal olor que había en la sala y se estaba dispersando por todo el barco.
El cuerpo lo descuartice y lo puse en seis bolsas de basura y las tire al mar. Luego me pase toda la mañana limpiando la sala, hasta que por fin conseguí que se quedara bien limpia. Después de todo aquel trabajo mañanero, descanse hasta llegar a la isla que ya se encontraba cerca.
Todavía estuvimos navegando dos horas más, hasta que por fin, pudimos anclar en el puerto de detrás de la isla. Donde solían estacionar-se todos los piratas.
-¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡SSSTIIIIIIINGEEEEEEEEEEEEEERRRRRR!!!!!!!!!!!!!!!!!!! !¡¡¡¡¡¡¡ME ADELANTOOOOOOOO!!!!!!!!
Grite desde la cubierta para que me pudiera escuchar bien. Aunque con la resaca que llevaba del día anterior dudo que me pudiera escuchar decentemente. Sin mas demora salí del barco de un salto y me adentre en aquella maravillosa isla. Aunque lo que tenía claro era, que lo primero que quería visitar es la tienda de armas, ya que las espadas me fascinaban desde mi infancia.
Sawn
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Akuma no mi
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El lugar donde me encontraba era bonito, quitando el castillo, que a mi parecer me parecía muy feo. Allí en la colina me senté y después me tumbé en la hierva, cual se movía gracias al viento, una suave brisa que aliviaba. Dejé la espada a mi lado, hasta me quité la chaqueta, quedándome con la camiseta blanca de manga corta, me sentía raro en ese momento, no acostumbraba a quitarme la chaqueta. Todo era tranquilidad, se escuchaban a lo lejos los gritos de la gente.
Empecé a pensar sobre mis cosas, que no eran pocas, por desgracia tenía muchas cosas que hacer y en mente. Lo principal era salvar a mi padre, ya habían pasado 2 meses después de aquella acción. Me había sumido en mis propios pensamientos, no sabía como lo hacía, pero en esos instantes se me había olvidado donde estaba y que hacía allí. Desperté de todo aquello, seguía tumbado en la hierva como un tonto sin nada que hacer.
Me levanté, miré al cielo, estaba cambiando, de la suave brisa cambió a un viento más fuerte y el cielo despejado se cubría por unas nubes negras, con ganas de descargar, parecía que esos tontos que se reían iban a pasarlo mal si no se ponían una chaqueta. Empecé a tener frío, me puse la chaqueta, cogí mi espada y me fui de allí, tenía pensado ir al puerto. Empecé a caminar con paso lento y relajado, no tenía prisa, además me encantaba la lluvia, así que era una escusa.
Cuando llegué al pueblo, la gente iba corriendo para llegar a sus casas, empezaba a llover fuertemente, en cuestión de segundos las calles estaban solitarias y se creaban unos ríos pequeños que iban al mar. Me encantaba la sensación fría cuando las gotas de agua te pegan en la cara, era una sensación que superaba a muchas cosas en este mundo, mi paso se ralentizó más. Por el camino me llamó la atención una tienda, era una tienda de espadas, la única que seguía abierta.
Entré en la tienda, estaba todo lleno de diferentes espadas, habían solo dos personas, el dependiente y un tipo que se veía claramente que no era de aquí, me sonaba bastante. Metí la mano en un bolsillo de la chaqueta y saqué un wanted, el tipo ese era el que buscaba. Miré a mi alrededor el dependiente estaba casi durmiendo, era un hombre de una elevada edad, no llegaba a los 70 años y parecía muy honrado, no quería destrozar su tienda.
Me quedé cerca de la puerta donde habían espadas, me quedé allí esperando a que ese tipo saliese de la tienda, era eso o atacar para que se enfureciese y atacase, cosa que podía salir mal y la tienda saliese muy mal.
Empecé a pensar sobre mis cosas, que no eran pocas, por desgracia tenía muchas cosas que hacer y en mente. Lo principal era salvar a mi padre, ya habían pasado 2 meses después de aquella acción. Me había sumido en mis propios pensamientos, no sabía como lo hacía, pero en esos instantes se me había olvidado donde estaba y que hacía allí. Desperté de todo aquello, seguía tumbado en la hierva como un tonto sin nada que hacer.
Me levanté, miré al cielo, estaba cambiando, de la suave brisa cambió a un viento más fuerte y el cielo despejado se cubría por unas nubes negras, con ganas de descargar, parecía que esos tontos que se reían iban a pasarlo mal si no se ponían una chaqueta. Empecé a tener frío, me puse la chaqueta, cogí mi espada y me fui de allí, tenía pensado ir al puerto. Empecé a caminar con paso lento y relajado, no tenía prisa, además me encantaba la lluvia, así que era una escusa.
Cuando llegué al pueblo, la gente iba corriendo para llegar a sus casas, empezaba a llover fuertemente, en cuestión de segundos las calles estaban solitarias y se creaban unos ríos pequeños que iban al mar. Me encantaba la sensación fría cuando las gotas de agua te pegan en la cara, era una sensación que superaba a muchas cosas en este mundo, mi paso se ralentizó más. Por el camino me llamó la atención una tienda, era una tienda de espadas, la única que seguía abierta.
Entré en la tienda, estaba todo lleno de diferentes espadas, habían solo dos personas, el dependiente y un tipo que se veía claramente que no era de aquí, me sonaba bastante. Metí la mano en un bolsillo de la chaqueta y saqué un wanted, el tipo ese era el que buscaba. Miré a mi alrededor el dependiente estaba casi durmiendo, era un hombre de una elevada edad, no llegaba a los 70 años y parecía muy honrado, no quería destrozar su tienda.
Me quedé cerca de la puerta donde habían espadas, me quedé allí esperando a que ese tipo saliese de la tienda, era eso o atacar para que se enfureciese y atacase, cosa que podía salir mal y la tienda saliese muy mal.
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Pido victoria del combate por retiro del foro de Zarlet, cobrando toda su recompensa.
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Felicidades Sawn, hojas de pj actualizadas
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