crea-viudas
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Nos encontramos en un pueblo pequeño, situado en una isla tranquila con una montaña central, el pueblo esta situado al sur de la isla, al este se encuentra el desierto, y el lado de la montaña que da a un barranco, al norte se encuentra el gran lago y la zona de cataratas de la montaña; y al oeste se encuentra un gran bosque de ligero espesor.
La Montaña tiene un templo arriba, un templo que según la leyenda, esta abandonado.
Para subir a la montaña solo se puede subir desde el bosque.
[img][/img]
Empezamos todos en el pueblo, Lupin - Tamashi - Crea-viudas- Lupin - ...
La Montaña tiene un templo arriba, un templo que según la leyenda, esta abandonado.
Para subir a la montaña solo se puede subir desde el bosque.
[img][/img]
Empezamos todos en el pueblo, Lupin - Tamashi - Crea-viudas- Lupin - ...
Lupin
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Me encontraba sentado en la playa del pueblo, hacia un día muy soleado con una temperatura muy apacible se podría decir que hacia un tiempo caribeño, la gente hacia sus tareas paseaba y se bañaba, era un día como otro normal, un día alegre y tranquilo ``Ojala siempre fuera así´´. Descansé durante una media hora y cuando paso ese tiempo me levante recogí mi macuto y empece a caminar hacia el centro del pueblo, donde había una placeta redonda con un pozo en medio y rodeado de casas con cuatro pasillos cada uno orientado a un punto cardinal. Me percaté de una armería la cual estaba un poco en ruinas, solo veía un y aunque un horno y un viejo que martilleaba con maestría el acero candente, esa imagen me sorprendió pues que hacia un hombre de tal edad trabajando en una herrería aunque me alegraba pues su uso del martillo hacia ver que era un maestro herrero consumado. Decidí acercarme a el para mantener una conversación y quien sabe descubrir algo sobre esta isla.
Buenas mañanas tenga maese herrero, buen acero el que martillea y prodigiosa técnica la vuestra.
mantuvimos una conversación el maestro herrero y yo y me comento ya con confianza y hablando de otros tema que había un templo el cual según la leyenda esta vació pero no se sabia si era cierto o no. Me señalo por donde debía de estar y me dirigió hacia la montaña. Me despedí de el y me acerque al pozo a rellenar mi petaca.
En dos horas ya estaba caminando en un camino pedregoso subiendo la montaña tal cual me dijo el maestro herrero. ``Sube hasta que las nubes no parezcan estar en el cielo y entonces llegaras al templo donde nadie mora´´ Pare a descansar y decidí esperar un rato para ver lo que sucedía por aquel camino y ver si me encontraba con algún caminante. Cuando me fije en el camino que dejaba atrás era bello el atardecer bañado por el mar y el cielo rojizo con la luna, astro rey de la noche, ya reclamando su puesto en el cielo nocturno.
Buenas mañanas tenga maese herrero, buen acero el que martillea y prodigiosa técnica la vuestra.
mantuvimos una conversación el maestro herrero y yo y me comento ya con confianza y hablando de otros tema que había un templo el cual según la leyenda esta vació pero no se sabia si era cierto o no. Me señalo por donde debía de estar y me dirigió hacia la montaña. Me despedí de el y me acerque al pozo a rellenar mi petaca.
En dos horas ya estaba caminando en un camino pedregoso subiendo la montaña tal cual me dijo el maestro herrero. ``Sube hasta que las nubes no parezcan estar en el cielo y entonces llegaras al templo donde nadie mora´´ Pare a descansar y decidí esperar un rato para ver lo que sucedía por aquel camino y ver si me encontraba con algún caminante. Cuando me fije en el camino que dejaba atrás era bello el atardecer bañado por el mar y el cielo rojizo con la luna, astro rey de la noche, ya reclamando su puesto en el cielo nocturno.
Maki
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
La noche no tardaría en llegar. En poco más de una hora, según sus cálculos, la oscuridad se haría dueña del cielo y cubriría con su negro manto aquel lugar. No tenía claro donde se encontraba, solo sabía que no aguantaría más el incesante movimiento que las olas provocaban al chocar contra el barco. No le importaba el lugar, solo quería un sitio donde poder caminar sobre tierra firme. Por suerte para él no tardó en encontrarlo y al cabo de un rato que le pareció eterno, por fin alcanzó la costa. No había más que un pequeño puerto en la parte sur de la isla y este estaba repleto de barcos pesqueros y alguna que otra nave mercante. El pelirrojo decidió anclar su barco un poco más al oeste, de forma que pasase desapercibido en cuanto anocheciera. No era propenso a llamar la atención y la prudencia nunca estaba de más.
Tamashi descendió con calma de su pequeña y sencilla embarcación, se colocó la capucha sobre su cabeza y se dirigió hacia el lugar del que provenían las luces. Desde la distancia podía ver una serie de puntos de luz ambarina que indicaban la presencia de vida. Al menos por el momento. Si algo había aprendido durante su vida era que la vida no duraba para siempre y mucho menos la vida humana.
El pelirrojo no tardó en llegar. Atravesó un amplio portón de madera que anunciaba la entrada al pueblo y caminó con calma en busca de algún lugar tranquilo donde poder olvidarse del constante balanceo de las olas. Realmente necesitaba con urgencia pisar tierra firme. Sin embargo, tras deambular por allí unos minutos, no halló nada ni remotamente parecido a la hospitalidad. No parecía que los habitantes del lugar tuviesen en buena estima a los extraños. No podía culparles, en los tiempos que corrían no podían permitirse el lujo de ser confiados con los desconocidos, y menos aún con los encapuchados.
Comenzaba ya a pensar que tendría que pasar la noche al raso cuando un hombre le indicó que no era el único extraño de aquel día. Por lo visto varias horas atrás un joven de pelo castaño había emprendido el camino a un templo abandonado ne lo alto de la montaña.
-Siento decepcionarte amigo, pero aquí no vas a encontrar alojamiento. No nos fiamos de los extraños, al menos no tanto como para dejarlos dormir bajo nuestro techo. -le dijo un hombre que se dedicaba a moldear a golpe de martillo lo que parecía ser una gran espada de más de dos metros. A Tamashi le sorprendió que un pueblo como aquel necesitara su propio herrero. -Pero si quieres un lugar cubierto puedes ir al templo. Ahora mismo esta abandonado así que no te molestará nadie. Pero más vale que no causes problemas. -Tamashi se despidió fríamente y emprendió el camino hasta la cima. No tenía inconveniente en dar una caminata, al fin y al cabo no tenía otra cosa que hacer, y cualquier cosa era preferible a pasar otra noche en el mar.
En poco más de hora y media ya había llegado hasta el pie de la montaña y había encontrado el que según había oído era el único camino de ascenso. Este estaba en el interior del bosque, parcialmente oculto entre la vegetación. Era evidente que no solía ser muy transitado. Aun así había varias ramas rotas, lo que indicaba que alguien más había estado por allí no hacía mucho. Supuso que sería el otro extranjero, por lo que no le dio demasiada importancia. El asesino se ajustó la capucha y comenzó a subir pausadamente, al tiempo que respiraba hondo para disfrutar el limpio y puro aire del bosque.
Tamashi descendió con calma de su pequeña y sencilla embarcación, se colocó la capucha sobre su cabeza y se dirigió hacia el lugar del que provenían las luces. Desde la distancia podía ver una serie de puntos de luz ambarina que indicaban la presencia de vida. Al menos por el momento. Si algo había aprendido durante su vida era que la vida no duraba para siempre y mucho menos la vida humana.
El pelirrojo no tardó en llegar. Atravesó un amplio portón de madera que anunciaba la entrada al pueblo y caminó con calma en busca de algún lugar tranquilo donde poder olvidarse del constante balanceo de las olas. Realmente necesitaba con urgencia pisar tierra firme. Sin embargo, tras deambular por allí unos minutos, no halló nada ni remotamente parecido a la hospitalidad. No parecía que los habitantes del lugar tuviesen en buena estima a los extraños. No podía culparles, en los tiempos que corrían no podían permitirse el lujo de ser confiados con los desconocidos, y menos aún con los encapuchados.
Comenzaba ya a pensar que tendría que pasar la noche al raso cuando un hombre le indicó que no era el único extraño de aquel día. Por lo visto varias horas atrás un joven de pelo castaño había emprendido el camino a un templo abandonado ne lo alto de la montaña.
-Siento decepcionarte amigo, pero aquí no vas a encontrar alojamiento. No nos fiamos de los extraños, al menos no tanto como para dejarlos dormir bajo nuestro techo. -le dijo un hombre que se dedicaba a moldear a golpe de martillo lo que parecía ser una gran espada de más de dos metros. A Tamashi le sorprendió que un pueblo como aquel necesitara su propio herrero. -Pero si quieres un lugar cubierto puedes ir al templo. Ahora mismo esta abandonado así que no te molestará nadie. Pero más vale que no causes problemas. -Tamashi se despidió fríamente y emprendió el camino hasta la cima. No tenía inconveniente en dar una caminata, al fin y al cabo no tenía otra cosa que hacer, y cualquier cosa era preferible a pasar otra noche en el mar.
En poco más de hora y media ya había llegado hasta el pie de la montaña y había encontrado el que según había oído era el único camino de ascenso. Este estaba en el interior del bosque, parcialmente oculto entre la vegetación. Era evidente que no solía ser muy transitado. Aun así había varias ramas rotas, lo que indicaba que alguien más había estado por allí no hacía mucho. Supuso que sería el otro extranjero, por lo que no le dio demasiada importancia. El asesino se ajustó la capucha y comenzó a subir pausadamente, al tiempo que respiraba hondo para disfrutar el limpio y puro aire del bosque.
crea-viudas
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Otro día ayudando al típico cuartel del típico pueblo de la típica isla donde nunca pasa nada. Siempre la misma rutina. Odio que me manden de un lado para otro simplemente para entretenerme.
Ir con la patrulla por el pueblo, echar un vistazo al puerto, mirar en la torre vigía si hay alguna novedad... rutina.
Pasando por los comercios, nos parábamos en algunos para hablar con ellos y demás, y curiosamente, el herrero nos dijo que dos forasteros preguntaron, el día anterior, por el templo de la montaña, uno que lleva abandonado muchos años.
Cuando volvimos al cuartel, me ofrecí para acercarme a investigar, y una vez dado el permiso del capitán del cuartel, me preparé para el viaje.
Siguiendo algunas indicaciones, me dirigí al bosque, para buscar la senda que subía a la montaña.
Ir con la patrulla por el pueblo, echar un vistazo al puerto, mirar en la torre vigía si hay alguna novedad... rutina.
Pasando por los comercios, nos parábamos en algunos para hablar con ellos y demás, y curiosamente, el herrero nos dijo que dos forasteros preguntaron, el día anterior, por el templo de la montaña, uno que lleva abandonado muchos años.
Cuando volvimos al cuartel, me ofrecí para acercarme a investigar, y una vez dado el permiso del capitán del cuartel, me preparé para el viaje.
Siguiendo algunas indicaciones, me dirigí al bosque, para buscar la senda que subía a la montaña.
Contenido patrocinado
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.