Shin contra el mundo I

VS


Este lugar también es conocido como "El País del Puente en Construcción", debido a que se está construyendo un puente. Es un lugar lleno de trabajadores, todos ellos criminales y reinos esclavizados por el Gobierno Mundial, cuyo objetivo es hacer un puente capaz de conectar a varias islas entre si.

Dexter-Shin-Dexter...

Condiciones:
- El ganador se llevará 1000 de EXP, el perdedor 800 y en caso de empate 850
- Las peleas serán a KO sin muertes ni cicatrices [es para pasar el rato nada más] Aunque si el rival quiere, puede pedir una moderación, me da igual eso.
- No importa el nivel ya que quiero divertirme, así que si eres nivel 100 o nivel 1 me da igual.
- Las islas serán elegidas por quien tenga la buena voluntad de abrir las peleas.
- No habrá saltos de turnos [contestaré lo más rápido posible que pueda]

El cielo estaba gris y bastante nublado, incluso parecía que podía ponerse a llover en cualquier momento, aunque aún no caía ni una sola gota, y una cierta humedad embargaba el ambiente, aunque aquello podía deberse a la evaporación del agua marina. Eso le convenía, pues en un entorno húmedo la electricidad fluía con mucha mayor facilidad, lo que le daba una interesante ventaja sobre el oponente que tenía en aquel momento. También tenía en cuenta que lucharía sobre un puente, y podría suponer un problema si se resbalaba y caía al agua, puesto que, siendo un usuario el agua era su mayor enemiga, algo que necesitaba evitar a toda costa si no quería morir. La idea de un combate amistoso lanzado al aire como quien no quiere la cosa sonaba bastante interesante, y el hombre que lo había retado sonaba interesante. "Midorima Shintaro", aquel nombre sonaba una y otra vez en su cabeza mientras la Joya surcaba las olas a lo largo y ancho del East Blue, buscando encontrar aquel país conocido como Tequila wolf, un puente en construcción, interminable, que cada día era prisión y hogar de más condenados, gente que apresaban y obligaban a vivir allí, construyendo el puente, muriendo en el intento y dejando sus cadáveres caer al mar, dejándolos a merced de las mareas.

El barco pronto se acercó al puerto principal del país-prisión, y Dexter hizo atracar el barco. Con un gesto dejó a Robin quieto, esperando a que su amo volviera cuando el combate hubiera cesado. Caminó por el asfaltado suelo de aquel lugar, deseoso de conocer a la persona tras el nombre. Sabía algunas cosas de él, pues no era idiota y sabía informarse bien, casi tan bien como cuando era cazador, y no cayó en balde el conocer que ahora pertenecía a la banda de Sons of Anarchy, o eso pretendía hacer ver su capitana, Dark D. Rose, una muchacha tan atractiva como encantadora que estaba en la recta final para hacerse Yonkaikyo. Sus contactos eran buenos, aunque no lo suficiente para informarle del físico o la capacidad de lucha de aquel sujeto, en el que en aquellos momentos estaba tan interesado. Tenía que vencer a aquel muchacho, tanto por su honor y vanidad como por el enfado de la Pesadilla si se enteraba de su derrota. A él no le pasaría nada, pero Midorima tendría serios problemas, aunque el dragón frenaría los pies de su capitán para evitar cualquier problema.

Aquel día vestía algo poco usual en él. Lejos de sus elegantes ropas nobles, pieles de tonos oscuros y pantalones de tergal, aquel día estaba listo para luchar. Un pantalón deportivo negro, y una camiseta blanca, con un corazón anatómicamente dibujado en el centro, agarrado por una mano negra. Era uno de sus uniformes de gala, vestir deportivas con aquello, ponerse los guantes de acero y llevar a Nadia en la mano izquierda mientras la dejaba girar entre sus dedos. Algún día regresaría a aquella isla y encontraría a la homónima de su bastón. Aunque por el momento debía conformarse con la gran vara que usaba para potenciar tanto sus golpes eléctricos como para desestabilizar a sus oponentes con quiebros y ataques de distancia media. Tras un año entrenando día sí y día también con aquella vara la sentía casi como propio cuerpo. Estaba preparado.

Terminó de caminar casi en el límite del puente, donde obreros seguían trabajando pese al mal tiempo, y se quedó alerta, esperando a su compañero de juegos.

-Shintaro, vamos a jugar.

El arma daba vueltas en su mano, deseosa de parar en algún lugar, mientras los ojos de doncella brillaban con un tenue resplandor azul, emitiendo de vez en cuando un reflejo que golpeaba la mirada de Dexter, fija en el horizonte. De repente, unos pasos a su espalda lo distrajeron, y olió el calor de un humano. Se giró y vio ante él un alto joven peliverde, no tan alto como él, pero de impactante figura. Brazos y piernas bastante largas, torso algo escaso en comparación, lo que le daba un aspecto curioso. "Ni dos codos ni dos rodillas, o eso parece", se dijo para sí mientras examinaba cuanto podía el cuerpo de su adversario. Le gustaban aquellas peleas, en las que no había daño ninguno y nadie se jugaba nada. Sin embargo, las ansias de ganar muchas veces en él surtían un efecto indebido. Se motivaba, y cuando la victoria estaba cerca aquella emoción de caza lo invadía, surgiendo el descontrol. Esperaba que aquello no pasara.

-Buenos días, Shintaro- dijo, poniéndose en la posición defensiva, con la cabeza del bastón apuntando al suelo, y el cañón mirando al cielo, en una posición diagonal entre sus brazos, con las piernas flexionadas-. Vamos a divertirnos un poco.

Dio un paso hacia delante, lentamente. Sabía que era un combate amistoso y empezar duro podría tomarse a bravas. Quería tener un juego relajado, y una demostración de cualidades mayor por parte del chiquillo. "Chiquillo... Tendrá la misma edad que yo", pensó mientras mantenía a Nadia mirando hacia el suelo, lista para atacar. Tras unos instantes mirándolo, se percató de que el chico llevaba un abrigo. "Debiera quitárselo, o le restará movilidad". Podría tratar de ganarle por agilidad, aunque no parecía el típico luchador que se basara en fuerza bruta. Aquello era hasta una ventaja para luchar contra el chico de la sonrisa gélida.

Dio un salto hacia adelante y cuando posó levantó de nuevo, levitando por unos instantes mientras su pierna se dirigía a la cara del chico, y el bastón buscaba golpear su estómago. Su camiseta era holgada, y el aire entraba en ella durante los saltos, dando una sensación de frío extremo que le hizo tensar demasiado la pierna, y el golpe se tornó ligeramente torpe. Aunque con un poco de suerte le daría.

Golpe Blanco [AIF]

El chico bloqueó completamente la patada con el brazo, algo lógico y esperable. Por esa razón había enviado el bastón a golpear su abdomen, para castigarlo ligeramente, y que sufriera los achaques del primer encuentro durante todo el combate. Tuvo la gran suerte de que recibiera el impacto de la cabeza de Nadia completamente, y mientras él recuperaba el equilibrio su oponente daba un par de pasos hacia atrás, tratando de recuperar el aliento, ligeramente encorvado por el golpe, tocando el suelo con la mano. "Buen golpe, aunque esperaba no darle tan fuerte", pensó para sí mientras sujetaba de nuevo el bastón con ambas manos, esta vez en paralelo a su oponente, listo para bloquear sus golpes.

-¿Dafac?- No pudo evitar decir Dexter al ver a su oponente levantarse con una sonrisa sádica, mientras lo reprendía por no haberse presentado. Parecía que empezaba el combate de verdad. Se retiró unos extraños objetos del cuerpo. Parecían realmente pesados, y cuando cayeron al suelo, amén de un ruido metálico, agrietaron ligeramente el suelo del puente en el que combatían. ¿Cómo podía alguien moverse tan fácilmente con aquellos pesos en el cuerpo? Bueno, está claro que él podía, pero poseía una fuerza metahumana debido a la Ryu Ryu no mi. ¿Guardaría aquel chico una fruta en su ser? Existía aquella posibilidad, aunque era remota-. ¿No te molestaste en leer la nota que te envié? Creí que te importaba- dijo, con tono bromista pero amigable, a la vez que su rival comenzaba a moverse de forma veloz.

"Velocidad. Eso es", dijo la mente de Dexter mientras veía a Shintaro correr hacia él, preparando los golpes que iba a darle cuando se acercara. Su puño estaba caliente, aunque su pierna también, y tenía serias dudas acerca de qué sucedería, pero pronto se reveló. Con un movimiento del bastón bloqueó el puño derecho, y elevó ligeramente la altura de la pierna contraria, la realmente destinada a golpearlo. "Dulce casualidad", pensó mientras la otra pierna le lanzaba un cañonazo al estómago, y aunque intentó bloquearlo, sólo consiguió apartarse ligeramente, de modo que recibió toda la fuerza en el páncreas. Durante unos instantes dudó si había sido una buena opción tratar de evitar el golpe, pues aquel dolor no era ni por asomo menor al de un golpe en el estómago. "Por lo menos así podrás moverte mejor, idiota", dijo su cabeza al tiempo que un gancho que le afeitó el lado derecho de la cara. Qué escozor, pero al menos lo pudo esquivar. "Ahí seguro que no nace más pelo. Qué mala bestia".

Tras aquello dio unos pasos hacia atrás, y quedó a unos metros de él, tomando distancia. Seguía en posición de combate, pero se veía mucho más relajado que cuando comenzaron. Por un lado aquello le gustaba, pero por el otro no. Antes su oponente se creía inferior, pero comenzaba a darse cuenta de lo parejas que estaban sus fuerzas. Ahora arriesgaría más, pero también se andaría con más precauciones. Seguramente ahora fuera difícil golpearlo de nuevo con el bastón. Se levantó con cierta dificultad, mientras respiraba hondo, para recuperar el aire expulsado en aquella patada, tratando de mantener el equilibrio en aquella primera etapa de su recuperación tras el golpe. Contempló a su oponente, el peliverde que lanzó un reto al aire y el Zafiro aceptó. Podría atacarlo por muchos sitios, pero sólo había uno que fuera realmente vulnerable. Y lo iba a atacar.

Corrió de nuevo hacia él, con el bastón agarrado de su mano derecha, girando mientras él avanzaba, y cuando estuvo lo suficientemente cerca introdujo el dedo en el hueco del bastón. La electricidad comenzó a fluir por el imán gigante de metro y medio y por el dragón de platino. Sus rayos se potenciarían y sus golpes paralizarían ligeramente el cuerpo, o por lo menos la zona impactada. Saltó y trató de darle un golpe en la cabeza con los ojos de doncella, para luego apartarse, fuera cual fuere el resultado, y lanzarle un disparo eléctrico por el cañón de Nadia. Aquello era casi seguro que lo dejaría débil, y tal vez decantara el combate a su favor. Tras el rayo, llegaría la tormenta. Un aluvión de golpes encadenados para tratar de debilitarlo más todavía. Patada al costado, gancho al estómago y una patada para finalizar, en la cabeza. Esperaba no dejarle secuelas.

-Y por cierto, me llamo Dexter Black.

Mi Nombre es Dexter Black [AB]

Quedó paralizado, y sus golpes atinaron en él. Con las costillas sonó un "Crack", y tras el gancho Shintaro quedó postrado, esperando la clemencia del sueño. Su oponente cayó al suelo, con los ojos cerrados, rompiendo un pedazo del puente con el cuerpo. "Dios, cómo pesa, y parecía ligero", pensó mientras contemplaba la escena, regodeándose en su interior de la victoria contra aquel chico. Las competiciones amistosas, de aquel tipo, le encantaban. Luchar por luchar, sentir la adrenalina fluyendo por sus venas y el latir de su corazón al ritmo de un vibrato. Era una sensación única, incomparable con cualquier otra excepto las mujeres, la conquista y caza, rápida o lenta, el premio de cada mujer, su confianza, el amor compartido... Aquello era lo único que Dexter amaba más que la lucha. Y estaba convencido de que quien pensara lo contrario era por no haber conocido a la persona correcta.

De repente, mientras daba la espalda al peliverde, que yacía con ligeros espasmos respiratorios, un chasquido sonó. Se estaba levantando de su adormecimiento. ¿Cómo había podido resistirlo? Aquel era un golpe destinado a dejar fuera de combate a cualquiera. "Eres alguien especial, Midorima Shintaro. Espero poder combatir más veces contigo", dijo una voz en su cabeza a la vez que el cuerpo del chico humeaba, y su piel tomaba un tono rojizo. "¿Qué demonios?". No le dio tiempo a reaccionar. Como un suspiro, el rival se puso tras él y le asestó una fuerte patada en las rodillas. Tal fue la fuerza del impacto que Dexter salió disparado contra la columna que tenía justo al lado, y en el rebote Midorima ya estaba delante de él, para darle un fuerte puñetazo en la cara, que le dobló la nariz, aunque aquello no fue lo peor. Tras aquello le envió un puntapié al abdomen, dándole, esta vez sí, en la voca del estómago, haciéndolo vomitar el temprano desayuno de tostadas y chocolate fundido que había tomado aquel día al amanecer, pero pudo reaccionar a tiempo para tirarse al suelo antes de que un devastador gancho le destrozara las costillas por completo.

"¿Y ahora qué?", se dijo, medio angustiado, perdido en una semiconsciencia difusa, viendo el cielo, blanco y brillante sobre él. Su pelo casi acariciaba el vómito, y su rival estaba muy cerca de hacerse con la victoria. No podía consentirlo. El Zafiro Negro nunca perdía. ¿Qué clase de cazador era si no? Debía levantarse, debía ponerse de pie de nuevo, y atacar. Vencer. Por Nadia. "¿Por Nadia o por ti? ¿De verdad Nadia querría esta lucha?", dijo su niñera mental, aquella odiosa e insistente voz que no se detenía cuando Dexter pensaba de forma que su cabeza no computaba. Aún así no podía permitir aquella derrota. No podía perder contra un pirata, no podía perder. Agarraba a Nadia con todas sus fuerzas, tratando que se convirtiera en un apoyo mágico y lo ayudara a guardar la verticalidad. Pero aquello no iba a pasar.

-¡Por los vientos de Norgannon!- Gritó, y una coraza escamosa creció a su alrededor, mientras su cuerpo se estiraba notablemente. Sus rasgos comenzaron a afilarse y sus colmillos se alargaron. De su espalda notó cómo surgían unas alas membranosas, desplegadas, pues no podían nacer en otra posición. En aquel momento ya tenía más energías, y la sangre del dragón fluía por sus venas. El corazón le latía deprisa, y había entrado en frenesí. Se levantó de un salto, soltando a Nadia, que rodó un poco por el suelo, hasta encontrarse con un tope de carril-. El poder de lo arcano me recorre- dijo una voz reptiliana, grave y gutural-. Ahora, es hora de dormir.

Era la hora. Un último ataque a la desesperada. Notaba su nariz sangrando y sus costillas rotas, aunque soldando lentamente por la forma dracónica. Aquello debía terminarse ya. Los combates breves e intensos eran los mejores, pero aquel lo estaba dejando algo tocado. Allí estaba él, listo para recibir su golpe definitivo. En aquella forma era más fuerte, y más veloz, y su electricidad nacía con más poder. En aquellos momentos era lo que necesitaba, cubrirse de un manto eléctrico, y hacerle sentir el rayo en todo su esplendor. No existía el dolor, debía resistirlo. Comenzó a correr a por él, tan rápido como sus costillas se lo permitían, bastante rápido, en realidad, pues soldaban bien, pero prefería no recibir golpes ahí, así que lo protegería a toda costa. La electricidad comenzó a recorrerlo, y ligeros zumbidos sonaban saltando al hormigón del suelo. Otros rompían el aire, haciendo saltar chispas. Aquello no podía fallar. Poco a poco fue concentrando la energía en brazos y piernas. La diferencia de potencial haría parrillada con el chico. Peliverde a la plancha...

Saltó sobre él y trató de arrearle un taconazo en el cuello. Tras aquello, y al posar tierra, lanzó su puño derecho contra la cabeza, y el izquierdo contra el estómago, y tras aquello ambas piernas comenzaron a volar, dando dos golpes, tratado de llegar cada uno a un costillar. Acto seguido abrió la boca y exhaló su aliento de relámpagos, tratando de provocar una parálisis nerviosa temporal en él. Aquel ataque no era tan fuerte como el anterior, pero esperaba que ante el cansancio de su oponente fuera bastante. Tras aquello se apartó unos pasos hacia atrás, para preparar un contraataque, en caso de que decidiera lanzarse contra él.

LOS VIENTOS DE NORGANNON [AMF]

Midorima sonrió cuando notó que su ataque había funcionado y cuando vio a Dexter tirado en el suelo, con el vómito a su lado sonrió aun más y por unos momentos bajo la guardia y de hecho empezó a caminar rumbo a su abrigo ya que en su mente se figuro la idea de que su rival estaba durmiendo tranquilamente aunque tampoco había desactivado su técnica por el simple hecho de que aun no estaba seguro de que estaba derrotado al cien por ciento. De hecho, estaba tan inseguro como antes y por ende se quedo quieto y sin perder la calma cuando escuchó el grito de su rival tras sus espaldas, una sonrisa de diversión se formo en sus labios y entonces se dio media vuelta para esquivar el ataque de su rival.

Aunque se quedó mudo y su sonrisa se borró de su rostro ya que fue entonces que comprobó que ese sujeto era un usuario de una Akuma no mi y todo indicaba que era una zoan, las más complicadas de tratar así que una vez se transformo por completo supo que estaba en problemas. Midorima: Mierda, puto bastardo con forma de réptil…esto va a doler muchísimo. Fue la frase que se le cruzó por su cabeza al momento de ver a semejante monstruo, así que tuvo que hacerse de mucho valor para no lanzarse al agua y escapar, de hecho sus piernas ya no estaban respondiendo bien….un extraño escalofrío recorrió la espalda del peli verde, quien se toco las costillas para darse cuenta de que estaban rotas de verdad, y entonces en cuanto vio que ese sujeto empezaba a avanzar una gota de sudor frío recorrió su sien derecha ya que logro ver y escuchaba a la perfección que ese tipo estaba cargado en electricidad y eso explicaba todo lo que había pasado antes, suspiro de forma pesada para luego concentrarse en los movimientos de ese sujeto.

Lo primero que hizo fue esquivar la patada que venía desde el aire, para acto seguido bloquear una de las dos patadas con el brazo izquierdo, cosa que lo peor que pudo haber hecho ya que este se quebró en tres partes y la otra hizo lo propio con sus costillas, mucha sangre salió por su boca y con esos dos simples golpes estaba ya casi inconscientes, y el broche de oro fue el aliento eléctrico de Dexter lo dejó tumbado en el suelo, su cuerpo dio un par de pasos para acto seguido caer de boca al suelo quedando totalmente derrotado con sus ropas prácticamente carbonizadas. Sus ojos estaban totalmente en blanco y de hecho un pequeño hilillo de sangre salía de su boca, este hilillo poco a poco iba formando un charco de sangre en el lugar. La consciencia se iba de a poco y el cielo para Midorima lentamente se iba haciendo oscuro, pero aun así no estaba perdido del todo ya que su técnica aun no desaparecía cosa que indicaba que aun seguía luchando y aparte no podía darse el lujo de volver donde su amada con una derrota como esta y menos ante Dexter, un sujeto que no se merecía que Shintaro cayera derrotado tan fácilmente. Midorima: Levántate, vamos mierda ¡Levántate! Era la frase que se repetía en su cabeza, y  fue entonces que su llama de la voluntad volvió a arde como nunca e hizo que el cuerpo de Shintaro se levantara de nuevo, aunque claro aun estando de pie sus piernas ya no respondían como antes de hecho estas estaban tambaleando y tosía sangre que adornaba la blanca nieve que estaba en el lugar. En ese estado se atrevió a decirle a Dexter:

Midorima: Esta será tú victoria, pero aun así te dejaré bien claro algo, recuerda mi nombre maldito bastardo, ya que este hombre será el que en un día te derrotará. Y si aun lo dudas ¡TE DEJARÉ UN LINDO RECUERDO!

Fue entonces que su técnica volvió a activarse con fuerza y su cuerpo estaba más rojo que nunca e inclusive el vapor estaba en aumento, puso la mano en el suelo para así volver a darse todo el impulso con sus debilitadas piernas, y haciendo un último esfuerzo fue que gracias a su velocidad apareció en pocos segundos delante de Dexter, y entonces sin hacer ninguna clase de finta empezó con su último combo. Lo primero fue un puñetazo directo al rostro, lo segundo fue una poderosa patada a las costillas que sabía que estaban heridas, lo tercero fue un poderoso gancho al hígado, y para finalizar lanzó una poderosa patada al rostro. Ni siquiera se tomo el tiempo para retroceder ya que sabía que estaba acabado. Era el último aliento de Midorima.

Último aliento [AMF]

"Ahora sí...", susurró la voz mientras su rival besaba el suelo, cayendo semi-inconsciente sobre el terreno. Menos mal, porque estaba agotado, y no podría mantener la forma mucho más. El humo aún no se había esfumado, y el brillo rojizo en su cuerpo era más intenso si cabe, pero su rival yacía medio muerto a sus pies. Tal vez se hubiera pasado un poco. Sin duda alguna, era un combate amistoso. ¿Por qué demonios había utilizado aquella forma? No tenía que matarlo, sólo tenía que divertirse. "Pero has desatado a la bestia", respondió una voz en su cabeza. Era cierto, era muy competitivo, y cuando además se transformaba se volvía un cazador, una bestia movida por el ansia de combatir, ganar, y a veces, devorar. Pero no estaba hambriento, sólo furioso con el hombre que le había roto la nariz, aunque se la podría recolocar más tarde de un tirón.

Pero se levantó de nuevo. Tenía una voluntad de hierro aquel tipo, y estaba seguro de no ser por la fruta que llevaba en sus adentros el chico lo habría derrotado sin dificultades. En el futuro sería muy poderoso, y deseaba enfrentarse a él cuando el destino volviera a unirlos, pero en otra ocasión de verdad amistosa. Ya habían tenido su primer contacto, y el chico lanzaba improperios contra él, aunque entre ellos sonó que el chico le daba la victoria, pero sin embargo se abalanzó una vez más sobre él. Seguramente habría advertido de la misma forma que él la debilidad de sus costillas, y pretendía darle donde más le dolía, en un intento por hacerlo caer a él también.

Le lanzó un simple puñetazo al rostro, que esquivó con facilidad, aunque dejó indefenso ante la patada que volaba hacia su costillar, y no pudo detenerla. Cayó de rodillas, recibiendo un gancho en la cara. Seguramente se dirigía a su torso, pero no contaba con que cayera al suelo así. El golpe lo hizo volcarse sobre el suelo, y caer de nuevo mirando al cielo, para ver una última patada volar sobre su cabeza. "Dios, menudo golpe de suerte", se dijo mientras se levantaba con dificultades, agarrando su costillar semifracturado. "Me llega a coger sin estas escamas y me destroza", pensó, luchando contra aquel terrible dolor. Se sentía muy cansado, pero al menos ya estaba de pie, que era más de lo que se podía decir de Shintaro, tirado en el suelo, ya vuelto a la normalidad y completamente inmóvil.

Pasó a su lado, cojeando de la pierna derecha. Le había bloqueado golpes muy fuertes y él también había recibido lo suyo. A cada paso su cuerpo tomaba más facciones humanas, y en su cabeza reapareció el cabello quimérico, por un lado albino y por el otro completamente negro. Había investigado y era un fenómeno bastante extraño, referente a la pigmentación del cabello. "Albino y con quimerismo, vaya..." pensó mientras se tocaba el pelo sudoroso, y se detenía un momento, delante de Nadia. Agarró su nariz y dio un fuerte tirón, recolocando el tabique en su sitio. Se le hincharía durante un tiempo, pero en breves recuperaría la normalidad. Hacía un calor del demonio, y necesitó quitarse la camiseta. Lentamente se agachó a por su bastón, y sintió un ligero mareo, pero nada que no pudiera controlar. Se acercó de vuelta a Midorima, que estaba tirado en el suelo, boca arriba, y lo miró a la cara, sin saber si respondería. Igualmente le tendió la mano. Seguramente necesitara ayuda para levantarse.

-Buen combate. ¿Amigos?

Aquellos segundos iban a ser eternos para él. El combate podría haber terminado o no haber hecho nada más que comenzar. Era un rival que parecía guardar mil secretos en la manga, pero esperaba que hubiera visto que ya no servía de nada seguir luchando, sólo para seguir ambos lesionándose más y más. El viento golpeaba su pecho desnudo, y comenzaba a llover. Si no se levantaba debería cargarlo él hasta un lugar seguro.

OFF:

Hoja de pj actualizadas