[FICHA] Charlotte B. Duran [TERMINADA]

Exp: 0

Nivel: 1

Nombre: Charlotte Brimaz Durán

Apodo: Weaver of the Beasts (Tejedora de las Bestias)

Edad: 21 años

Sexo: Mujer

Raza: Humana

Rango/Empleo: Recluta/Marine

Rango social: Medio.

Descripción estilo de lucha:
-Nombre: Wild Parade
-Ejecución: Haciendo uso de sus conocimientos como domadora, aparte de sentirse toda una tigresa realmente, una tejedora de las bestias, ataca con tácticas que asemejan mucho a muchos animales salvajes; Actualmente tiene tres modos de pelear que podría hacer uso en cualquier momento cambiando posiciones corporales que se asemejan mucho a artes de batalla centenarias.

Postura del Tigre: Ataca a su enemigo u enemigos con una velocidad bastante elevada, haciendo uso de sus garras de metal. Cuando adopta la postura del tigre, agazapa su cuerpo y a veces inclusive llega a apoyar las manos en el suelo para servirse de impulso al correr. Lanza golpes de manera errática, y la mayoría del tiempo dirigiendo estos al cuello del oponente. Pero de todos modos es cuidadosa en esta postura, solamente atacando cuando lo ve adecuado u ve una apertura en la defensa del enemigo la cual ella pueda aprovechar.
Postura de la Tortuga: Basándose en la defensa, cubrirse la mayor cantidad de ataques posibles y buscar la mayor apertura para rápidamente cambiar de postura y así atacar lo más posible y hacer el mayor daño que se le sea posible. Si bien no es una postura demasiado efectiva o eso opina ella, es donde menos le hacen daño, o al menos cuando más se cubre.
Postura del Oso: Es la postura más descuidada de las tres que posee momentáneamente, ya que significa que atacará sin piedad, pero tampoco se cubrirá demasiado. Atacará siempre de frente y pocas veces reculará para darle un respiro al enemigo. En esta postura también buscará dar cabezazos, puñetazos y no usará las garras per se. Su cuerpo en la postura del oso siempre es sobre dos pies, serán movimientos lentos pero brutos, y usará la mayor fuerza posible en cada uno de sus ataques, sin piedad.

Tori-Tori no Mi: Modelo Fénix (Ave-Ave)
-Tipo: Zoan Mitológica (Legendaria)
-Apariencia de la Fruta: Un tallo redondeado con hojas del mismo color, beige sucio, medio verdoso. Estas hojas cubren parcialmente el fruto principal, el cual se asemeja mucho a un arándano solo que este es de un color más azulado en vez de violeta oscuro. Su textura interna es similar a la de una nuez, pero su sabor es extremadamente dulce muy parecido al de una banana madura con su piel oscurecida, roza lo empalagoso. En la lengua produce un picor muy intenso, y cuando se traga, un ardor casi insoportable recorrerá el esófago del usuario. Una vez se consuma la fruta, su poder se hará notar por unos pocos segundos ya que unas llamaradas de tonalidad jade surgirán de las manos del usuario. Luego se extinguirán inmediatamente.

Imágen:

-Poder Característico: Le permite al usuario transformarse en la mitológica ave fénix y un híbrido del mismo.
-Descripción Detallada: Permite al usuario convertirse en un fénix, en cuya transformación puede volar y utilizar sus garras tan duras como el acero. Además en esta forma está envuelto de llamas, pero estas no queman al contacto ni parecen tener una temperatura elevada. Además posee una transformación híbrida que consiste en la aplicación de su poder en su cuerpo humano, el cual vendrá definido por la tabla de más adelante. Toda su velocidad y capacidad de regeneración en forma híbrida se duplica, y en forma completa queda triplicada, aunque consume más energía por sanación en estas formas, lógicamente.

La Akuma permite al usuario regenerar heridas mediante el fuego que este mismo crea. Estas llamas no son calientes y no queman o se extienden como el fuego normal, así como tampoco pueden ser apagadas con el agua dulce (como el de la lluvia) salvo en grandes cantidades como un lago, en el que se apagarían al 50%. Sin embargo y al igual que otras Akumas su debilidad es el agua marina. La capacidad regenerativa de la misma vendrá determinada por la siguiente tabla. Una vez por rol, mientras mantenga la forma completa, si muere se convertirá en cenizas y resurgirá de ellas, reviviendo, a no ser que utilicen haki.
Como todas las Zoans, esta fruta concede al usuario un aumento de sus capacidades, en especial vista y oído al ser una fruta de un ave rapaz. Así mismo, en su forma híbrida su agilidad y fuerza aumentan a razón de un 10% cada 2 niveles, y su agilidad y velocidad un 10% por nivel en forma completa (estos porcentajes son respecto a la base).

Tabla:

Mascota - Domadora:
Un lobo blanco macho, de un tamaño común pero con varias curiosidades que lo hacen un tanto único realmente. Su pelaje es totalmente blanco como la mismísima nieve, la esclerótica de sus ojos son negros y el iris es rojo como la de un ratón. Debajo de ambos ojos posee dos marcas asemejando cicatrices en las que no crece pelaje. Su nariz es marrón y las almohadillas en sus patas son de color rosa. Posee afiladas garras al igual que dos hileras de filosos dientes. Su pelaje es sumamente suave y su cola mucho más peluda que la de los lobos convencionales; Su nombre es Cotton Candy; Aún no responde demasiado bien a las ordenes de Charlotte debido a que ella igual es una domadora iniciada todavía.

Imagen:

Descripción física: Tal vez la palabra más adecuada para describir el físico de Charlotte sea la palabra provocadora. Desde su ámbar mirar hasta sus morenos y rozagantes pies. La mujer ostenta una anatomía envidiable, voluptuosa y llamativa. No es raro que miradas indiscretas caigan sobre ella, sin embargo la mujer pareciera no darse cuenta o no interesarse en aquello. Nada puede cambiar su relajada persona y apacible carácter. Es una dama relativamente alta, llegando con facilidad al 1,70 de estatura sin calzado. Posee una admirable forma de reloj de arena: caderas anchas, cintura diminuta y pechos voluptuosos y firmes. Sus piernas, torneadas y suaves al tacto, provocan desvelarse en caricias y besos, poseyendo además un abdomen firme y marcado, envidiable en varios ámbitos.

Su rostro tiene una sutil forma de diamante. Posee unos luceros color ámbar, felinos y tupidos de largas y rizadas pestañas. Cejas delgadas y finas, en conjunto con una nariz breve y unos labios pálidos y pequeños pero carnosos. Su voz es suave y armoniosa, dando la sensación de inducir al oyente en un estado de tranquilidad. Rara será la ocasión en la que la mujer lleve maquillaje, salvo un poco de brillo labial y sombras sutiles, muy suaves. Su cabello, corto y lacio cae sinuoso de a ratos, otras veces atado en una pequeña coleta, peinados elegantes, no hay límite para ella y su rubia cabellera; Posee un tatuaje en su omóplato izquierdo, el cual representa su oscuro y oculto pasado. La marca de los Tenryuubito. Lo oculta todo el tiempo bajo vendas blancas que cubren parte de su antebrazo y obviamente el susodicho omóplato, tapando así el tatuaje.
Sus prendas diarias varían desde vestidos ajustados con tajo a un lado del muslo hasta trajes bastante serios pero femeninos, con faldas sensuales y ajustadas al cuerpo. Inclusive es capaz de llevar ropa que no deja mucho a la imaginación como sujetadores deportivos, shorts y botas. No sigue ninguna moda en específico, siempre y cuando se sienta cómoda y bonita.

Imágenes:

Tatuaje:

Descripción psicológica: Peculiar podría apelar a la personalidad de Charlotte, pero sería limitarse demasiado y encajonarla en una simple y llana palabra, cuando lo cierto es que la mujer se encuentra repleta de matices únicos. Charlotte es una mujer madura, con un toque muy ligero de jovencita traviesa que tanto atrae y llama la atención. Le gustan los retos y se suele mostrar positiva (sin ser ingenua o soñadora), siempre tratando de mostrarse como una persona abierta y disponible a nuevas opciones e incluso aventuras. Es segura de si misma, ligeramente desvergonzada, sincera y sobretodo coqueta. Se le podría llamar atrevida y alocada, pero ciertamente esas palabras ofenden a la fémina. Es una hedonista de corazón, y no se limita en placeres y gustos; sin embargo y de ninguna manera se le deberá de llamar o considerar como pervertida o incluso perversa. Charlotte disfruta de la vida y de los pequeños y grandes placeres que pueda obtener de ella... y si el sexo está entre ellos, la mujer simplemente se limitará a 'dejarse llevar'. La rubia siente una extrema debilidad por vivir la vida y comerse al mundo entero en el proceso. Teme quedarse estancada y le tiene pavor al olvido y al paso del tiempo.

Gracias a su oficio como Marine es que se ha convertido en una persona mucho más analítica e introspectiva que lo que era en la adolescencia. Es sumamente responsable y entregada a su trabajo, le gusta ayudar y escuchar y se siente plena cuando logra servir de pilar para alguien más. Dentro de sus horarios de trabajo es una mujer y profesional, absolutamente intachable. Pero fuera de este, deja ver su verdadera personalidad en una mucho más brillante y relajada. Será muy raro verle mortificada por algún problema o dificultad, pues ha aprendido a llevarse la vida con tranquilidad y a no preocuparse por las cosas que simplemente no puede cambiar.

Tiene un extraño sentido del humor y en ocasiones se reirá de cosas sin sentido. Otras veces hará comentarios aparentemente incoherentes, sin embargo 'ella misma se entiende' y preferirá guardar el secreto por temor a dañar susceptibilidades. Sí, su humor puede ser un poco cruel y negro, pero nada que ponga en peligro la sanidad mental de nadie. Por otro lado es una mujer sensual y sugerente, además de muy creativa e inteligente. Es asertiva y no se anda con rodeos o tapujos, espera lo mismo de las demás personas. Eso sí, Charlotte es una persona de carácter amable y siempre antepondrá la educación y las buenas maneras.

A pesar de todo, le cuesta un poco confiar en las personas y puede llegar a ser un poco escurridiza y complicada de leer, especialmente por lo difícil que es seguirle la pista. Puede ser un poco intimidante, sobre todo por esa natural seguridad que tiene en si misma. No es especialmente ególatra y se podría decir que su autoestima está en niveles normales. Está muy consciente de las cosas que puede y no hacer. Es curiosa y siempre tiene deseos de saber y conocer. Su mayor defecto es ser egoísta, de su tiempo, de sus personas queridas y de su aprecio.

En pareja, Charlotte es una excelente amante, en todo el sentido de la palabra. Es detallista, leal y sobre-protectora. Sin embargo, la fémina siempre mantendrá cierto halo de misterio... pues en su interior guarda secretos demasiado dolorosos como para siquiera atreverse a compartirlos con alguien más. Es, de cierta manera, la penitencia que se ha impuesto por haber cometido errores en el pasado. Es recelosa de su intimidad y habrá que tenerle mucha paciencia y tacto para sacar a relucir su lado más débil y frágil.

Gustos: Tiene un pequeño diario personal en el cual pasa escribiendo sus vivencias, tanto pasadas como presentes a lo largo del día, es algo muy privado suyo y que mantiene casi a todo momento junto a ella. Le encanta el alcohol, dormir y las lecturas ligeras. Es bien sabido que Charlotte es una gran bebedora social, y no será raro verla un poco pasada de copas pronto en las fiestas. Le fascina tener tiempo para si misma y salir de paseo y viaje. Está acostumbrada a la buena vida, y no soporta no darse sus pequeños lujos... como comprarse ropa o zapatos de diseñador. Le gusta en demasía su trabajo y pocas cosas disfruta más que ayudar al que lo necesita, y capturar piratas... es fiel creyente de que la paz y la justicia van de la mano. Tiene un gran afán con recordar a sus hermanas y contarles a los demás de ellas, imaginarse en sueños despiertos cómo podrían llegar a ser ellas realmente a la edad que tendrían ahora. Suele tener la costumbre de cruzar sus brazos por debajo de los senos, obviamente causando que estos se levanten de una forma un tanto reveladora e indebida, aunque no le importa mucho que la miren... siempre y cuando no la toquen. Discutir... Si les contara realmente cuanto le gusta hacerlo, tener la razón es una de sus grandes virtudes y si la tiene demostrará su gran regocijo con una leve sonrisa superada y socarrona.

Desagrados: No tolera el olor del cigarro, le provoca dolor de cabeza. Tampoco es muy buena tratando con la suciedad, ya que se asquea con muchísima facilidad... sobre todo con aromas fuertes o desagradables. Tiene cierto miedo a las alturas y a veces hasta le provoca desmayos. No le gustan los humanos que creen que los Gyojin son una raza inferior. Tiene un profundo odio no solo hacia los hombres, sino también hacia los Tenryuubito, aunque aquello no lo sabe nadie más que ella misma, es algo que oculta hasta a las personas de suma confianza. Aborrece con A mayúscula a las personas mentirosas u aquellas que gustan de engañar a la gente, viles embusteros no se acerquen a ella si no quieren salir lastimados; No le agradan las personas débiles, siempre quiere estar en compañía de aquellas personas que tienen un buen sentido de la justicia y no son unos debiluchos. Sobre todo si estos son lo suficientemente fuertes como para no depender de que alguien les salve el trasero todo el rato; Por más que sea una domadora de animales y los adore con todo su ser, les tiene un pánico inexplicable a las arañas, le traen malos recuerdos de sus tiempos como esclava. Detesta con todo su ser a aquellas personas que se fijan principalmente en su cuerpo y desean cortejarla por ello y no por su personalidad, aborrece a la gente superficial, en exceso.

Habilidades: Debido a la fineza que posee esta fémina de cabellera rubia, su habilidad en la danza y baile artístico es excepcional, siendo capaz de mover su cuerpo de manera muy sensual y armoniosa para la vista. Digamos que es una mujer prodigio para el baile, por lo que se le da sumamente bien. De todos modos, lo más importante es que sus dotes como líder son impresionantes, llegando a ser bastante convincente a la hora de hablar. Se le da mejor ordenar que seguir órdenes, tiene el don de la palabra y desde pequeña cree que lo ha tenido, digamos que ha nacido con él. Tiene un buen sentido de la elegancia y moda. Desde pequeña ha tenido un gran gusto por los instrumentos musicales, teniendo la habilidad suficiente como para tocar instrumentos de cuerda como el violín, violonchelo, la guitarra, e inclusive sabe tocar bastante bien el piano, aunque lo hace más como un pasatiempo que como una profesión, es imposible no contarlo como una habilidad. Su tranquilidad es uno de sus más grandes dotes, la paciencia que posee es prácticamente envidiable, llegando a tener un temple serio y firme a la hora de cumplir con sus obligaciones, inclusive en momentos de máximo peligro. Es fiel a su ética y moral, por lo que nunca asesinará a alguien que sea inocente, por más orden que le den.

Torpeza: Tal vez el miedo a que la vida le dé la espalda hace que se esfuerce a veces de más, llevándose a límites innecesarios cuando las cosas podrían solucionarse de una manera más simple, puede que ser demasiado perfeccionista sea más un defecto que una virtud. Quedarse en el olvido es algo que teme y demasiado, por lo que siempre intentará estar en boca de aquellos a los que ella considera importantes, siempre atendiendo sus necesidades siempre y cuando no abusen de su confianza. Sí, es bastante confianzuda aunque no una estúpida... pero simplemente no puede evitar echarle la mano a quien más lo necesite, es una buena samaritana y eso la gran mayoría del tiempo le trae problemas. No sabe cómo comportarse frente a un hombre, por lo que se le verá un tanto titubeante, o al menos, dudosa en lo que decir, pero actuar siempre lo hará bajo sus principios. Es de esas personas que piensan que el pelear a distancia es para cobardes, por lo que no sabe ni quiere saber cómo manejar armas de fuego u a distancia. Podría decirse que es una persona de lo físico, cuerpo a cuerpo. No sabe ubicarse demasiado bien en alta-mar, de hecho no sabe navegar siquiera. Siente una gran torpeza al no saber leer mapas, apenas y podría ubicarse haciendo uso de una brújula y aún así seguro pasaría semanas en medio del mar antes de llegar a una isla que con gran posibilidad, esté deshabitada.

Profesiones:
Luchadora Nvl.1
Domadora Nvl.1
Médica Nvl.1

Banda: -

Armas: Un par de knuckles de hierro templado, con tres largas garras acopladas.

Imagen:

Guantelete de Rayo
Guantelete con poderes antiguos que, al golpear cualquier objeto o persona, imbuye la zona en un bombardeo de electrones extremo, electrocutando la parte golpeada.

Imagen:

Historia:

Hija mayor de tres hermanas gemelas. Ambas nacidas la misma noche, pero con diferencias de pocos minutos, exceptuando la última de las tres, la cual debido a algunas complicaciones minúsculas, tardó un poco más de dos horas extra en salir del vientre de nuestra amada y olvidada madre. Sí, olvidada. ¿Porqué exactamente olvidada? Pocas horas luego del parto, debido a la pérdida de sangre por los desgarros internos, la falta de líquidos y una presión alta combinada con un ritmo cardíaco demasiado bajo hizo que su vida... simplemente se desvaneciera de su ser. Nunca llegamos a conocerla realmente, pero... sí conocimos a nuestro padre. Un humilde pero bien educado hombre de negocios, hijo de una familia multimillonaria, merecedora de ser llamados de la realeza. Así éramos nosotras tres también, unas pequeñas princesas de la realeza, pero con ciertas cualidades que nuestro padre hasta el día de hoy nunca supo comprender. Las tres éramos prácticamente iguales, al menos en cuanto a facciones físicas y faciales, pero leves diferencias nos separaban la una de la otra. Yo, siendo la mayor, mi piel era tostada como si hubiese tomado mucho sol, mis ojos eran de color ámbar y siempre tuve la necesidad aventurera de descubrir el mundo que me rodeaba, imaginarse que a los seis meses empecé a gatear por la casa, siendo una exploradora innata. Aparte de que siempre me llevé bien con los animales, era como una habilidad desde nacimiento, me querían y yo los quería a ellos. Algo que mi padre agradecía mucho que haya heredado de él, siendo este un domador conocido de animales y bestias de inimaginable rareza.

Luego estaba Cassandra, la más apasionada y maternal de las tres, la del medio por así decirlo. La que siempre estaba junto a sus dos hermanas, la mayor y la menor, cuidándonos de todo mal que pudiera pasarnos. Digamos que nuestra infancia fue más que perfecta, de esas que se podría decir los recuerdos eran buenos de tener. De esos en los cuales cada día eran un mar de risas hasta llorar, y en el que los juegos y la presencia de nuestro padre nunca cesaba, es más, siempre estuvo ahí para nosotras cuando más lo necesitamos. Cassandra siempre intentaba reconfortarnos cuando nos lastimábamos por torpes u aventureras, o nos curaba lo mejor posible inclusive dándonos un besito en las rodillas, codos, rostro... donde fuera que nos hubiéramos lastimado; Y por último... estaba Chessire, aunque tanto mi padre como Cassandra y yo le decíamos simplemente Chessy. Era... bueno, era la más torpe de las tres, la que se pasaba tropezando con todo, la que no sabía atarse los cordones o se ponía la ropa al revés. Pero no lo hacía por tener algún retraso mental, simplemente era... la más pequeña, la que tardó más en salir, tal vez lo vaga que era se justificaba por eso realmente. Pero siempre estaba con una adorable sonrisa en su rostro, pasara lo que pasara siempre estaba ahí sonriendo para nostras dos, animándonos a seguir adelante, fuera porque estábamos aburridas, o porque no nos animábamos a hacer alguna cosa en especial. Inclusive cuando nuestro padre nos retaba a las tres, siempre estaba ella con su sonrisa y pocas palabras calmadas para hacer que nos cayera menos furia encima.

Básicamente, nuestra infancia siempre fue una de las mejores, alguna que otra vez hacíamos enfurecer a nuestro padre, pero nada que nos dejara marcas o malos recuerdos de los que nos arrepintiéramos en toda la vida. Claro... al menos en nuestra infancia, queda todavía un largo camino para recorrer.

No todo lo que brilla es oro, o eso dice un dicho. Las cosas... no siempre fueron buenas en la familia, no en cuanto a felicidad, sino en cuanto a estado económico. Poco a poco las deudas recaían sobre los hombros de mi padre, el cual casi que desesperado, se metía en más préstamos y deudas que sabía no podría pagar, solamente para pagar las otras deudas, y así pasaron varios años, hasta que a la temprana edad de los 12 años, pocos días después de nuestros cumpleaños tanto de Cassandra, Chessy como el mío, nuestro padre nos agarró a las tres, nos sentó en un sofá y de cuclillas frente a nosotras, se echó a llorar. Era tan desconsolado el llanto que inicialmente quisimos acercarnos y abrazarle, pero nos lo negó. Fue como si tanto su corazón como el nuestro lentamente estuviese siendo hecho trizas. Pero desconocíamos exactamente la razón, pero esta no se hizo tardar demasiado. Y admito que hubiera preferido el llanto y el silencio antes que lo que nos dijo...

— Perdónenme... les he ... decepcionado. — murmuraba él, arrugando el ceño. Su cabellera que antes era rubia y hermosa ahora se encontraba con más canas que antes, al parecer los años y el estrés le estaban pasando cuenta.
— Papá... ¿porqué lloras? No... no entiendo. — decía Cassandra, aún sentada junto a nosotras dos, mirándole tan confundida como las demás.
— S-sí... papi, dinos. Nosotras... te ayudamos. — murmuró Chessy, encogida de hombros. Yo las miré a ambas y no entendía perfectamente por qué demonios estaban tan consternadas. Tal vez le había dado un bajón anímico y nada más, quien sabe. Podría decirse que era la más despreocupada de las tres, ¿tal vez por ser la mayor? Bah, aunque fuesen por escasos minutos una de la otra. Pero no, no era lo que yo pensaba, nuestro padre comenzó a llorar más y más fuerte, encogiéndose de hombros y bajando la mirada.

— ¡Pueden pasar! — exclamó algo que no entendimos del todo bien. ¿Qué significaba aquello? A esa edad nuestra inocencia no nos dejaba reconocer el peligro a primera mano. Evidentemente lo que nos esperaba no era para nada agradable, muy en el fondo de nuestros corazones lo sabíamos, solo que no pudimos darnos cuenta a tiempo; Tres hombres de apariencia un tanto mayor aparecieron en la sala en donde estábamos las tres junto a nuestro padre. Uno de ellos era un tanto rechoncho pero no obeso, los otros dos tenían cara de cincuentones. Se notaban de la nobleza debido a las posturas que adoptaban como también sus vestimentas y galeras que un par de ellos llevaban encima. Aunque lo más curioso de ellos es que tenían una especie de burbujas en sus cabezas, algo que nos hizo reír levemente aunque sus miradas serias, intimidantes nos acallaron por completo al instante. Nos quedaron mirando bastante expectantes, pero también con una expresión que en aquel momento no entendimos, pero que ahora me caía en cuenta qué era: Deseo y perversión; Asco me daba, pero... tuvimos que ser educadas con ellos. Nos paramos las tres juntas y reverenciamos como damas que éramos, jóvenes pero damas igual. Luego de eso volvimos a sentarnos e inmediatamente nuestro padre volvió a hablar, medio que explicando la situación aunque no del todo bien.

— Papá... está en problemas monetarios, digamos que... muy graves. Posiblemente deban irse un tiempo con.. estos hombres, ¡pero no se preocupen! En poco tiempo papá volverá a buscarlas. — dijo él, a lo que nosotras evidentemente, no nos molestó mucho la idea, aunque desconocíamos realmente porqué nos estaban llevando. Aquellos sujetos con burbujas en los rostros empezaron cada uno a señalarnos. El más regordete señaló a Cassandra, uno de los que parecía más viejo me señaló a mí, y el que asemejaba más joven, a Chessy. ¿Porqué nos señalaban por separado? Pues... no se hizo esperar mucho la respuesta, ya que ellos empezaron a hablar uno por uno.
— Vengan, preciosas... cada una se irá con nosotros, y posiblemente no se vean más. Igualmente, agradecidas deberían estar con su padre, que fue tan amable de darles una mejor vida que una llena de deudas y posiblemente futura pobreza y vergüenza ajena. — comentó el más regordete. Se acercaron a nosotras y como instinto nos agazapamos juntas en el sofá. Nuestro padre se quedó ahí, en cuclillas frente a nosotras, bajó el rostro mientras lloraba. Su llanto no nos hizo mejor realmente, ahora teníamos miedo.
— ¿P-papá? ... ¿Qué pasa? — pregunté yo, cuando sentí un fuerte agarrón que seguro me dejaría un buen moretón en el brazo. "¡Suéltame!" fue lo primero que atiné a decir. Mientras veía de soslayo cómo agarraban a Cassandra y a Chessy por separado. Empezaban a llevarnos, de manera forzosa. Nuestros gritos desesperados se hicieron notar por toda la mansión a medida que nos arrastraban con ellos como si fuésemos simples juguetes de diversión, como muñecas de trapo porque ni de porcelana éramos ya a esas alturas con el trato que nos estaban dando.

Nos miramos mutuamente entre hermanas, intentando agarrarnos de las manos. Lo único que teníamos de nosotras... era nosotras mismas y nuestros relicarios que tenían las imágenes de las otras dos hermanas. El de Chessy cayó al suelo roto, el de Cassandra lo mantuvo agarrado firmemente con su mano, y el mío quedó colgado siempre en mi cuello, a medida que nos alejaban la una de la otra, nuestro llanto desconsolado poco a poco fue separándose, el unísono se volvió simplemente... singular, ya no había plural en el "hermanas", ya eso no existía, quedó atrás, con nuestra separación... ¿Porqué, papá? ... ¿Porqué nos vendiste? ...

Mi vida desde ese entonces solo pasó a ser un verdadero suplicio. Si bien las primeras semanas estaba esperanzada con que mi padre me viniera a buscar en poco tiempo, lentamente... al pasar de los meses y por culpa de las palabras desalentadoras del Tenryuubito que me había comprado, empecé a perder esa poca esperanza que tuve en un inicio. También el volver a ver a mis hermanas. Forzada a... satisfacer sexualmente a aquel anciano, la primera vez fue la peor. Mi cuerpo fue maltratado brutalmente, marcada en la espalda con un tatuaje representando a los Tenryuubitos, fui abofeteada por no cumplir órdenes, ahorcada hasta rozar la inconsciencia debido a la falta de aire, atada de pies y manos para que no pudiera moverme y amordazada de vez en cuando si no es que estaban usando mi boca. Ningún lugar en mi cuerpo quedó intacto, cada milímetro de mi fue manchado con la asquerosa lujuria de ese tipo. Primero era él solo, abusando de mi y aprovechándose de la diferencia de edades, fuerza y tamaño. Pero las cosas no terminaron ahí, no quedó satisfecho con que fuera su juguete sexual personal un año completo, sino también me presentó a sus amigos... era tal el asco que tenía, pero no pude resistirme a ello.

Tuve que aguantarme las lágrimas o si no me golpearían más y más. Hasta el punto en que perdiera el conocimiento, ¿pero se detenían ahí? ¡Claro que no! Mi vida fue un calvario inclusive cuando no sabía lo que estaba pasando a mi alrededor, usaban tanto mi cuerpo cuando estaba consciente y cuando no. Estos tipos no tenían deparo. Apenas y se acordaban de darme de comer, y la mayoría del tiempo se excusaban diciéndome "Ya te dimos de comer bastante, ¿no crees? No seas golosa" ... Malditos cerdos buenos para nada, abusándose de su estatuto social solamente porque eran protegidos por el mismísimo Gobierno Mundial y la Marina, inclusive siendo estos tratados como escoria por los Tenryuubitos. ¿A dónde iremos a parar? Un mundo en donde los que heredan un pasado de importancia se terminan creyendo los dioses del Universo; Pero hubo una ocasión en especial en la que un compañero del Tenryuubito apareció en mi dormitorio, de esas pocas en las que no estaban teniendo sexo conmigo contra mi voluntad, encerrada en mi pequeño dormitorio, con escasas prendas... ¿cuántos años habían pasado ya? Casi tres, cuatro... perdí la cuenta, casi nunca podía saber qué hora era, ¿en qué momento perdí la noción del tiempo realmente? deseaba que llegara la hora en la que pudiera descansar y dormir, pero a veces, ni aún así.

Un hombre cincuentón, amigo del Tenryuubito. Había participado muchas veces con este al momento de abusar de mi, quien sabe cuantas ocasiones había tenido conmigo... y estaba ahí, parado frente a mí, mirándome con esa expresión libidinosa, llena de deseo, pero parecía que estaba ahí con otra mentalidad aparte de tener sexo conmigo. Sus palabras no hicieron demasiado deparo en mis sentimientos, ya que se escuchaba claramente cómo le importaban poco y nada estos, si no quedaba obvio por las veces que me forzaron a tener sexo con ellos, muchas veces grupal, sinceramente no podría decirles más.
— ¿Qué tal estás, Charlotte? ... ¿Te duele mucho el trasero por lo de esta mañana? Lo siento pero no lo siento, quería probarlo... ya sabes, romper la "cereza" de atrás, pagué mucho por ello. Me lo merecía realmente. — me decía en un tono socarrón. Yo solamente solté un bufido, encogida de hombros y recostada en mi cama. Me agazapé abrazándome las rodillas, adoptando posición fetal en esos momentos, sin darle la espalda de todos modos, una nunca puede ser demasiado precavida de hecho; Me le quedé mirando fijo, sin responderle ni una sola palabra. — Vamos enana, dime... ¿acaso no me vas a contestar pensando que así te salvarás de lo inevitable? — empezó diciendo, sabía que se venían cosas peores... mis ojos ya empezaban a llenarse de lágrimas nuevamente. ¿Cuántos años tendría ahí? 16 años, o 17 más o menos... ya había perdido la cuenta siéndoles sincera.

— Eres una puta nada más... Un juguete sexual del Tenryuubito y de sus amigos, como yo... No saldrás nunca de aquí, cuando dejes de sernos útil y divertida, simplemente te mataremos, te dejaremos como alimento para los perros que nos protegen. Serás comida del pueblo, y tus huesos serán usados para base del caldo que beben los pobres diablos en las zonas más necesitadas. — me decía él en un tono que se denotaba quería hacerme sentir peor de lo que ya me sentía. Esa era la manera de ellos para hacer que fuese sumisa. Sin embargo, siempre mantuve mi cordura, siempre que pudiera luchar lo haría, solamente no quería morir... ¿Qué podía hacer yo ante ellos, más que cumplir sus ordenes? Morir iba a morir igual según ellos decían, pero como todo camino, al fondo del túnel siempre habrá una luz de esperanza, y a eso me sostenía yo... a ese casi imperceptible haz de luz que lograba que yo no cayera sumida en la locura, esclava del placer que podrían entregarme aquellos hombres. Una resistencia divina, había que decir.

Fue evidente que denigrarme no era lo único que quería, esa noche, como tantas otras... no fue una tranquila, no pude casi ni dormir, y bañarme... si bien me bañaba seguido, esa noche me sentí sucia, peor que otras ocasiones a decir verdad, las cosas que me hizo ese tipo, lo que tuve que vivir en esa temporada, no quiero volverlas a recordar nunca más, varias veces quise morir si no es que todo el tiempo. Y heme aquí, contándolas para ustedes, estimados y morbosos lectores.

Cumpleaños número 18, seguramente sería una de esas ocasiones en las que más abusarían de mi con la mera excusa de que sería un regalo de cumpleaños. ¿Será que directamente pensaban que lo disfrutaba? No lo sé, pero había algo extraño en el aire ese día. Tal vez era ese aroma a humo, o el simple hecho de que no entró nadie a mi dormitorio esa misma mañana para aprovecharse de mi cuerpo mientras estaba adormilada. Los gritos que se escuchaban desde lejos solamente me hacían sospechar más aún, y cuando quise darme cuenta, una explosión no muy grande voló la puerta metálica de mi dormitorio en la que me mantenían apresada. Un sujeto de porte bastante masculino pero para nada bruta, sus facciones eran delgadas y bastante atractivas, toda una hermosura. Mis mejillas se sonrojaron a medida que él se adentraba a la habitación, mirándome fijo. ¿Sería otro de esos que se aprovecharían de mi? Su melena era castaña oscura, con reflejos sutiles de rubio, curioso en realidad. Pero no, me liberó las esposas y luego se puso frente a mí, ofreciéndome su gabardina la cual poseía capucha, para tapar mi cuerpo más que nada. Quedando de cuclillas ante mi mientras yo estaba sentada en la cama con los pies apoyados en el suelo, empezó a hablarme en un tono de voz que me hizo inclusive... sonreír, y llorar al mismo tiempo, me sentía salvada, aliviada al fin, ¿este infierno se había terminado al fin?

— Ven conmigo, te sacaré de aquí, no hagas muchas preguntas si quieres vivir... solamente confía en mí. — y sin muchos preámbulos, luego de decirme eso, me ofreció su mano diestra. Sin dudarlo ni un segundo, la tomé y empezó a llevarme por los pasillos laberínticos de esa enorme mansión. Los gritos desesperados y algunos hasta desgarradores eran de los guardias personales del Tenryuubito peleando con posiblemente los subordinados u compañeros de ese tipo que me había rescatado. Pero no era la única en salir de ese lugar, habían una enorme cantidad de esclavos y esclavas principalmente que parecían estar siendo liberados en ese mismo momento. Cuando salimos de esa enorme edificación, parecida a un castillo de hecho, lo que vi en el exterior me dejó casi cegada. ¿Cuántos años sin ver el sol frente a frente? Un cielo despejado y celeste me esperaba. Pero no tuve mucho tiempo de disfrutarlo, ya que cerca de nosotros cayó una flameante roca que atacaba justamente los patios de Marejois. Sí, estábamos en aquella isla, donde los Tenryuubitos suelen estar todo el tiempo.

— ¡Súbete a mi espalda, les daré la señal a mis compañeros para que nos vayamos! — exclamaba el castaño, a lo que yo sin rechistar, acostumbrada a que me dieran ordenes, me subí a su espalda y sin duda alguna me agazapé a su cuerpo, agarrándolo inclusive con las piernas. Su cuerpo se transformó rápidamente, volviéndose un águila calva pero de tamaño enorme, sus alas posiblemente superaban en tamaño dos cuerpos míos estirados a lo largo. — Y-ya estoy... — fue lo único que logré decirle, lo único que atiné en susurrar. Escondí mi rostro en su emplumada espalda cubierta por la tela de su ropa que extrañamente se adaptó al nuevo tamaño de su cuerpo, y sin más preámbulos emprendió vuelo, no sin antes soltar un chillido característico de las águilas calvas, esa era la señal respectiva para sus compañeros que se retiraran. Habían muchos barcos en las orillas, muchos de ellos estaban empezando a hundirse seguro debido a la pelea marítima que se estaba llevando a cabo. Todo un caos, pero yo... cerré los ojos, no por miedo a las alturas, sino porque al fin, luego de tantos años pude sentir el aire acariciar mi rostro, la brisa desordenar mi larga cabellera. Pero al fin era libre... ¿Verdad? Sí, mi corazón pudo palpitar al fin en tranquilidad, nunca más sería usada... ¡Nunca más!

Poco tiempo fue el que pasé con aquel hombre que me salvó aunque sabía no será la última vez que nuestros caminos se cruzarían y nos volviéramos a encontrar. Al enterarme de que era parte de la Revolución y que sus ideas de "salvar al mundo de la esclavitud" era básicamente seguir peleando con aquellos que me habían destruido por completo, no le vi sentido seguir insistiendo. Creer en una mentira, mentira que me había salvado la vida, pero... mentira al fin y al cabo. Creí que todo cambiaría, pero al parecer no fue así. Querían usarme para matar a los demás Tenryuubitos solamente por tener la marca, desde el momento en que salí me vi en la necesidad de ocultarla con una venda, mil y un intentos hubieron de sacarla, pero era tal el dolor que sentía tan solo con verla, que se me hacía imposible despegarme del pasado; Terminé siendo dejada en alta mar, con poco y nada de agua y comida, lo suficiente como para sobrevivir unos días nada más. Afortunadamente, fui encontrada por un buque de la Marina que pasaba por allí, el cual se dirigía hacia Shelltown. Fue allí en ese momento que decidí alistarme en la Marina, y si bien era una organización que trabajaba bajo el mandato del Gobierno Mundial, directos protectores de los Tenryuubitos, había algo en mi interior que me decía que siendo miembro de esta, podría encontrar más fácilmente a mis hermanas.

Un haz de esperanza se despertó en mi en ese momento, y fue cuando empezó mi entrenamiento. Desde los 18 años que fue cuando entré, hasta ahora... tres años completos en los cuales sudé mucho, sufrí, lloré, oculté toda posible privacidad. Pero gradualmente fui ganándome el respeto que por más Recluta que fuera, me merecía; No me maltrataban, era como si fuese una familia, nos cuidábamos nuestras espaldas, aunque no quería que nadie cuidara la mía en absoluto... solo para no permitir que vieran la marca en mi omóplato. Mi pasado seguía persiguiéndome hasta el día de hoy, no me dejaba en paz, pero había algo en claro... no dejaría que me detuviera en absoluto aunque fuese lo último que haría en este universo. No permitiría que nadie más sufriera como mis hermanas y yo lo hicimos. No dejaría que el dolor que yo pasé lo pasara alguien más, y sobre todas las cosas, encontraría a mis hermanas por más que me llevara toda una vida y la siguiente hacerlo, volveríamos a estar juntas. Lo sentía en el fondo de mi corazón, aún seguían vivas... Solamente esperen, Cassandra, Chessy... ¡Espérenme, volveremos a estar juntas!

Como Akuma no Mi escojo la Zoan Mitológica Legendaria Tori-Tori no Mi: Modelo Fénix

Tori-Tori no Mi: Modelo Fénix (Ave-Ave)
-Tipo: Zoan Mitológica (Legendaria)
-Apariencia de la Fruta: Un tallo redondeado con hojas del mismo color, beige sucio, medio verdoso. Estas hojas cubren parcialmente el fruto principal, el cual se asemeja mucho a un arándano solo que este es de un color más azulado en vez de violeta oscuro. Su textura interna es similar a la de una nuez, pero su sabor es extremadamente dulce muy parecido al de una banana madura con su piel oscurecida, roza lo empalagoso. En la lengua produce un picor muy intenso, y cuando se traga, un ardor casi insoportable recorrerá el esófago del usuario. Una vez se consuma la fruta, su poder se hará notar por unos pocos segundos ya que unas llamaradas de tonalidad jade surgirán de las manos del usuario. Luego se extinguirán inmediatamente.

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-Poder Característico: Le permite al usuario transformarse en la mitológica ave fénix y un híbrido del mismo.
-Descripción Detallada: El usuario adquiere una resistencia a lesiones similares a las de un Usuario Logia. Al igual que los usuarios Logia, su cuerpo es intangible en su forma de fénix, y por tanto, es inmune a los ataques físicos. Sin embargo, los usuarios Logia conservan sus lesiones hasta que se curan naturalmente, mientras que el usuario de esta fruta puede recuperarse de cualquier daño que se acumula en su forma humana por volver a su forma ave fénix, o ave fénix híbrido. Esto le permite recuperar, incluso de las lesiones tomadas mientras está en contacto con el Kairoseki, pero sólo después de que deje de tocarla; La fruta le da al usuario mayor velocidad y capacidad de volar así como la posibilidad de lanzar ataques aéreos. Además de ser capaz de transformarse en un fénix de llamas de color jade a voluntad, la fruta le permite regenerar cualquier herida con fuego, muy similar a cómo un ave fénix se dice que se levanta de sus propias cenizas. Debido a esto, el usuario es muy resistente y puede tomar una gran cantidad de daños en su forma de ave fénix sin resultado visible que no sea el tiempo necesario para regenerar.

Al igual que otros usuarios Zoan, se es capaz de adoptar una forma híbrida humano-animal. Sin embargo, a diferencia de la mayoría de los usuarios Zoan, Charlotte puede transformar algunas partes seleccionadas de su cuerpo sin tener que cambiar toda su apariencia. En su forma más comúnmente humano-bestia, Charlotte puede sólo transformar los brazos en alas de fuego (o a veces opta por mantener sus manos) para que pueda volar y aún atacar a patadas normales. Se ha manifestado la capacidad de transformar sus pies en garras de ave fénix, con el que puede reducir a sus enemigos; También se ha mostrado la capacidad de convocar llamas azules alrededor de su persona, en su forma humana (posiblemente por el cambio parcial en su forma híbrida o forma completa-Fenix). Estas llamas azules no son calientes y no queman o se extienden como el fuego normal, en cambio, son las que le permite sanar; Tiene las mismas debilidades aparentes que toda Akuma no Mi común y corriente. Más no se le ha visto ninguna debilidad extra más.

Ya que es una Akuma no Mi Legendaria, de la tabla se deberá encargar el Staff. Espero un buen trabajo aunque dudo mucho que no lo hagan y evidentemente harán lo más justo para todas las partes ^^. Solamente espero que no se les haga muy complicado debido al poco uso que se ha demostrado se dicha fruta en la serie.

En cuanto al Item inicial debido a que saqué una nota superior a 8, escojo tener un Guantelete de Rayo, de esos que ya no se venden.

Guantelete de Rayo
Guantelete con poderes antiguos que, al golpear cualquier objeto o persona, imbuye la zona en un bombardeo de electrones extremo, electrocutando la parte golpeada.

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