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Ohara había sido el sitio seleccionado para mandar ahora al moreno. No era un sitio que le molestara visitar, podría acceder a la biblioteca que le interesara mediante un permiso especial y ver cosas para su propio bien. Al parecer el lugar había recibido la amenaza de ser atacado por una pequeña banda de corsarios que se hacían llamar los dragones del averno. La misión de los dos agentes era neutralizarlos, el moreno se hallaba ya dentro de la biblioteca. Su compañero era un CP1, pero esta vez parecía ser alguien más serio y no la inútil de Kaori.
Estaba sentado sobre una mesa, ojeando un libro de portaba negra y letras blancas, no parecía haber nadie más en la sala, no sabía dónde podía estar su compañero, pero no notaba presencias con su haki allí dentro. El CP4 estaba observando un libro que hablaba sobre el apocalipsis y el fin del mundo debido a las guerras entre piratas y marines. El libro era muy interesante y tenía entretenido a aquel tipo que sonreía de forma seria e irónica. Pasó sus dedos suavemente cambiando de página mientras sonreía de lado ahora un poco más tranquilo y continuaba leyendo. Todo lo que ponía en ese libro era fantástico, guerras, sangre y mucho dolor en ambos bandos, algo que sin duda el corrupto del gobierno anhelaba y deseaba que ocurriera. Después de unos segundos cerró el libro de forma calmada y lo dejó en su correspondiente estantería.
El moreno llevaba su habitual sudadera azulada y su malla negra debajo, además de su pantalón negro y sus sandalias. En la espalda portaba una guadaña de color blanco de la cual salía una cadena que estaba atada a su muñeca, algo difícil de ver a simple vista. Ahora fue mirando las secciones despacio buscando algo que pudiera interesarle, en su otra faceta de asesino necesitaba saber varios conocimientos y allí los encontraría, le había gustado bastante aquella misión. De repente pudo ver un pequeño tablón con carteles, en ellos se vio a sí mismo con su máscara puesta con el precio de 50.000.000 B. sonrió de lado sabiendo que ya se había dado a conocer, pero no bastaba con eso, pronto su suma superaría incluso la de los Yonkous. Pero por el momento se conformaba con esa cifra que consideraba baja. De repente la puerta de la biblioteca se abrió y entró un tipo de pelo corto rojizo y ojos azules, caminó hasta la posición del agente del gobierno y le saludó haciéndole un gesto para después hablarle en un tono tranquilo.
- Agente 666. Según la amenaza quedan menos de quince minutos para que ese ataque suceda, debería prepararse ¿No piensa igual?
Preguntó aquel hombre rápidamente, en ese momento el chico moreno sonrió de lado mientras le miraba con sus extraños ojos cada uno de un color. Observó lentamente los carteles y tras aquello asintió despacio dirigiéndose hacia la puerta por la que había entrado el pelirrojo. Aquello era una lata pero ya podría investigar después. Se dirigió a una de las ramas de aquel árbol y se sentó en ella pegando la espalda a la corteza y manteniéndose atento ante todo desde unos diez metros de altura. Tenía una buena vista y podría actuar rápidamente desde su actual posición. Suspiró despacio metiendo su mano izquierda en el bolsillo mientras se relamía un poco pues le había entrado un poco de hambre. Esperaba también que apareciera su compañero. No le habían dicho quién era, solo que se trataba de un CP1 y probablemente sería una gran ayuda para aquel objetivo que tenían.
Estaba sentado sobre una mesa, ojeando un libro de portaba negra y letras blancas, no parecía haber nadie más en la sala, no sabía dónde podía estar su compañero, pero no notaba presencias con su haki allí dentro. El CP4 estaba observando un libro que hablaba sobre el apocalipsis y el fin del mundo debido a las guerras entre piratas y marines. El libro era muy interesante y tenía entretenido a aquel tipo que sonreía de forma seria e irónica. Pasó sus dedos suavemente cambiando de página mientras sonreía de lado ahora un poco más tranquilo y continuaba leyendo. Todo lo que ponía en ese libro era fantástico, guerras, sangre y mucho dolor en ambos bandos, algo que sin duda el corrupto del gobierno anhelaba y deseaba que ocurriera. Después de unos segundos cerró el libro de forma calmada y lo dejó en su correspondiente estantería.
El moreno llevaba su habitual sudadera azulada y su malla negra debajo, además de su pantalón negro y sus sandalias. En la espalda portaba una guadaña de color blanco de la cual salía una cadena que estaba atada a su muñeca, algo difícil de ver a simple vista. Ahora fue mirando las secciones despacio buscando algo que pudiera interesarle, en su otra faceta de asesino necesitaba saber varios conocimientos y allí los encontraría, le había gustado bastante aquella misión. De repente pudo ver un pequeño tablón con carteles, en ellos se vio a sí mismo con su máscara puesta con el precio de 50.000.000 B. sonrió de lado sabiendo que ya se había dado a conocer, pero no bastaba con eso, pronto su suma superaría incluso la de los Yonkous. Pero por el momento se conformaba con esa cifra que consideraba baja. De repente la puerta de la biblioteca se abrió y entró un tipo de pelo corto rojizo y ojos azules, caminó hasta la posición del agente del gobierno y le saludó haciéndole un gesto para después hablarle en un tono tranquilo.
- Agente 666. Según la amenaza quedan menos de quince minutos para que ese ataque suceda, debería prepararse ¿No piensa igual?
Preguntó aquel hombre rápidamente, en ese momento el chico moreno sonrió de lado mientras le miraba con sus extraños ojos cada uno de un color. Observó lentamente los carteles y tras aquello asintió despacio dirigiéndose hacia la puerta por la que había entrado el pelirrojo. Aquello era una lata pero ya podría investigar después. Se dirigió a una de las ramas de aquel árbol y se sentó en ella pegando la espalda a la corteza y manteniéndose atento ante todo desde unos diez metros de altura. Tenía una buena vista y podría actuar rápidamente desde su actual posición. Suspiró despacio metiendo su mano izquierda en el bolsillo mientras se relamía un poco pues le había entrado un poco de hambre. Esperaba también que apareciera su compañero. No le habían dicho quién era, solo que se trataba de un CP1 y probablemente sería una gran ayuda para aquel objetivo que tenían.
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El agente continuaba observando el horizonte despacio y atento a cualquier movimiento que pudiera ocurrir en aquel lugar. Un ataque pirata y encima avisando, era algo de idiotas y el moreno pensaba que tal vez era una trampa o una broma. Sin embargo el gobierno no se arriesgaba al parecer, de repente pegó un suspiro colocando ambas manos detrás de la cabeza y entrecerrando los ojos. Estaba a punto de echarse una pequeña siesta del aburrimiento. Pero antes de nada su haki le advirtió de una presencia cercana, podía ser un animal o alguien, giró su mirada y no vio a nadie, sin embargo escuchó una voz que procedía de debajo del árbol. Su mirada descendió hasta ver a un chico rubio hablándole, había dicho su nombre, Miszvat. Dar el hombre así de buenas no era un buen plan, él al menos no pensaba decir el suyo por el momento. Podía lamentarlo mucho si en otro momento tuviera que decirlo, por el momento solo lo sabía la estúpida de la morena de lava, ya que los superiores del gobierno dijeron su nombre en voz alta, malditos cerdos idiotas, muchos líderes y pocas cabezas. Por el momento ese tema debía dejarlo a un lado y centrarse en lo que estaba haciendo en aquel sitio, su mente debía mantenerse fría en todo momento para estar relajado.
Lentamente se levantó de su posición y mantuvo su seria mirada en aquel chico, la guadaña del moreno salió de la espalda de este como si tuviera vida propia y se puso a levitar a su lado. El moreno suspiró acariciando esta, gracias a su control de energía podía manipular sus armas sin empuñarlas, esta se volvió a la espalda del agente corrupto. Ahora el chico pegó un salto hacia el suelo cerrando los ojos, desde esa altura podía llegar a matarse, sin embargo estando ya a un metro del suelo, golpeó el aire con los pies quedando suspendido unos segundos más y después aterrizando con elegancia gracias al Geppou. Ahora caminó hasta el otro chico mientras mantenía su mirada seria en todo momento. Tras unos segundos se dirigió a él hablándole en un tono calmado y serio, con una voz inexpresiva y seca, como si aquel hombre fuera un cadáver o algo así. La verdadera respuesta es que su frialdad era increíble y hablaba así con todos, despreocupándose siempre de la situación fuera la que fuera, lo que era a veces una pequeña ventaja pero también un inconveniente.
- Soy el agente 666, veo que el gobierno me ha colocado un compañero decente por una vez. Así mejor, estoy harto de tratar con inútiles parásitos o hacer de canguro de pijas del CP. Encantado pues.
Le respondió mientras ahora escuchaba un pequeño ruido a su alrededor. Venia del bosque de al lado y de repente pudo ver como un grupo de veinte hombres se aproximaban gritando con espadas y demás armas en las manos. Al parecer no era una mentira ni una amenaza con trama, los idiotas habían acudido de verdad. Una banda menos entonces, serían exterminados uno a uno. El chico deslizó su mano hacia el frente con el puño cerrado, la guadaña volvió a levitar a su lado sostenida por la cadena y de repente el moreno empezó a caminar hacia la posición de aquellos idiotas que se hacían llamar corsarios.
- Cada uno que se ocupe de diez, he contado veinte.
Dijo el moreno mientras caminaba hacia ellos con la mirada calmada, como si fuera a recoger setas en lugar de pelear a muerte. Todo lo tenía calculado, a veces incluso daba miedo y ponía nerviosos a los altos cargos del CP. Ahora comenzaba la batalla entre los corsarios y los dos agentes que habían sido mandados allí para ocuparse de la amenaza.
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Interesante era la palabra apropiada, los hombres iban hacia ellos y el moreno no esperó más para comenzar a atacar. Salió despedido metiéndose entre dos de ellos y lanzando un puñetazo al frente, la guadaña por sí sola se movió con una destreza increíble y llego hasta su lado levitando a un metro de su dueño y con la cadena unida a su muñeca. Aquellos dos corsarios entrecerraron los ojos y cada uno cayó a un sitio distinto con cortes profundos en el cuello. La sonrisa del moreno aumentó mientras miraba a los otros ocho que le tocaban. Estos retrocedieron un poco y comenzaron a gritar llamándole demonio, otro de ellos salió corriendo con una katana a por él mientras lanzaba tajos a diestro y siniestro. La guadaña blanca se movía con la energía del chico bloqueando todos los tajos, tras unos segundos volvió a pegar un tajo con fuerza con un tirón de su muñeca y la guadaña atravesó el corazón de aquel tipo dejándole tirado en el suelo boca arriba sangrando por el pecho.
Ahora la mirada del agente se centró en los siete que parecían quedar, uno de ellos sacó un lanzallamas y de detrás de uno de los árboles y corrió hacia él. Esta no hizo nada y se quedó quieto, de repente las llamas inundaron un par de árboles y bañaron al moreno completamente. Aquel tipo comenzó a reír como un loco al ver como lo quemaba. La sorpresa llegó cuando la mano de aquel tipo salió del fuego ardiendo cogiendo al atacante del cuello y metiéndolo en las llamas, este gritó muriendo abrasado y de ellas salió el chico moreno como si nada, pero con los ojos iluminados en dorado y con las llamas apagadas de su cuerpo. Era totalmente inmune al fuego, ahora rió sádicamente lanzándose a por el resto y lanzando tajos con su guadaña ahora en mano, la gente caía muerta a sus pies y la sangre bañaba el resto del de los árboles de alrededor.
Nunca debieron haberse metido en aquella isla, habían encontrado a la mismísima muerte, los cadáveres rodeaban al chico, pero aún faltaba uno de sus diez. Se encontraba apuntándole con un rifle desde un árbol. Atemorizado pegó un disparo y la bala golpeó la cabeza del moreno tirándole al suelo, cerró sus ojos despacio dejando la guadaña a un lado. El pirata bajó del árbol acercándose mientras le apuntaba tragando saliva, de repente la guadaña atravesó su cráneo y el chico se levantó sonriendo de lado sin ninguna herida. La bala estaba a unos tres metros, el haki armadura del moreno le había protegido. Ahora el cuerpo sin vida de aquel idiota cayó al suelo, los diez enemigos le habían durado poco, ahora miró hacia donde estaba el otro chico, esperaba que no tardara mucho en eliminar a los que le tocaban.
Se acercó despacio pegando ahora su espalda a un árbol mientras guardaba la guadaña en su espalda, la misión había sido demasiado fácil a decir verdad. Solo faltaba que el rubio se ocupara de los que faltaban, ahora podría seguir investigando por allí. Esperaba con aquello al menos un bonito ascenso o pondría una queja, seguramente se inventaría que hubo más piratas de lo normal. El moreno era todo un sociópata y estaba infiltrado en el CP con el único objetivo de aprender sus técnicas para su propio beneficio. Una vez las aprendiera todas estaba claro que desertaría, aunque de una forma un poco curiosa que se averiguaría mucho más adelante. Una forma en la que su propio funeral debía llegar antes de tiempo para que sus planes fueran bien, así pensaba Kogáto, o más bien, Jin Surfer.
Ahora la mirada del agente se centró en los siete que parecían quedar, uno de ellos sacó un lanzallamas y de detrás de uno de los árboles y corrió hacia él. Esta no hizo nada y se quedó quieto, de repente las llamas inundaron un par de árboles y bañaron al moreno completamente. Aquel tipo comenzó a reír como un loco al ver como lo quemaba. La sorpresa llegó cuando la mano de aquel tipo salió del fuego ardiendo cogiendo al atacante del cuello y metiéndolo en las llamas, este gritó muriendo abrasado y de ellas salió el chico moreno como si nada, pero con los ojos iluminados en dorado y con las llamas apagadas de su cuerpo. Era totalmente inmune al fuego, ahora rió sádicamente lanzándose a por el resto y lanzando tajos con su guadaña ahora en mano, la gente caía muerta a sus pies y la sangre bañaba el resto del de los árboles de alrededor.
Nunca debieron haberse metido en aquella isla, habían encontrado a la mismísima muerte, los cadáveres rodeaban al chico, pero aún faltaba uno de sus diez. Se encontraba apuntándole con un rifle desde un árbol. Atemorizado pegó un disparo y la bala golpeó la cabeza del moreno tirándole al suelo, cerró sus ojos despacio dejando la guadaña a un lado. El pirata bajó del árbol acercándose mientras le apuntaba tragando saliva, de repente la guadaña atravesó su cráneo y el chico se levantó sonriendo de lado sin ninguna herida. La bala estaba a unos tres metros, el haki armadura del moreno le había protegido. Ahora el cuerpo sin vida de aquel idiota cayó al suelo, los diez enemigos le habían durado poco, ahora miró hacia donde estaba el otro chico, esperaba que no tardara mucho en eliminar a los que le tocaban.
Se acercó despacio pegando ahora su espalda a un árbol mientras guardaba la guadaña en su espalda, la misión había sido demasiado fácil a decir verdad. Solo faltaba que el rubio se ocupara de los que faltaban, ahora podría seguir investigando por allí. Esperaba con aquello al menos un bonito ascenso o pondría una queja, seguramente se inventaría que hubo más piratas de lo normal. El moreno era todo un sociópata y estaba infiltrado en el CP con el único objetivo de aprender sus técnicas para su propio beneficio. Una vez las aprendiera todas estaba claro que desertaría, aunque de una forma un poco curiosa que se averiguaría mucho más adelante. Una forma en la que su propio funeral debía llegar antes de tiempo para que sus planes fueran bien, así pensaba Kogáto, o más bien, Jin Surfer.
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Un usuario del tipo logia, de modo que esa era la habilidad especial de aquel rubio. Había peleado usando su fruta y lo había hecho bastante bien. Su velocidad fue increíble, eso hizo que el moreno sonreirá de lado, peor le molestaba que todo ese talento se desperdiciara en el gobierno mundial. Estaba claro que ese chico sería un potente aliado para una guerra donde la marina y el gobierno debían ardes sin importar nada más. De repente escuchó las palabras del chico, el moreno no dijo nada, simplemente asintió mientras la guadaña volvía a su mano, de repente miró hacia el gran árbol frunciendo el ceño y apretando el puño izquierdo. Estaba notando muchas presencias, más de las que había antes. No podía distinguirlas pero había al menos unas treinta más. De modo que aquellas ratas tenían formaciones tácticas y aquella había sido la primera. De repente salió corriendo de la entrada un hombre de pelo canoso y de avanzaba edad, tenía una bata blanca y unas gafas y parecía nervioso y bastante asustado. Sus botas eran negras y portaba un pantalón negro y largo, este tipo comenzó a hablarles rápidamente.
- ¡Necesito ayuda agentes, unos corsarios han entrado por el otro lado y están saqueando todo lo que encuentran, no podemos permitir que lleguen a los archivos principales!
El moreno devolvió la mirada al rubio y acto seguido observó una ventana a unos doce metros de altura, si se dividían y los derrotaban desde un lado distinto e inesperado, tendrían una gran ventaja. No podía creer que aquellos idiotas se hubiesen colado, cerró sus ojos unos segundos mientras se mentalizaba y su guadaña se movía inestable debido a su control de energía, de repente esta se relajó y la tomó con una mano del mango. Dejó de usar la energía para eso, pretendía ahorrarla y no pensaba gastarla moviéndola de un lado a otro, aunque era su manía. Tal vez por aquello su mote era el escorpión de las sombras, debido a su cabello oscuro y a la manía de mover la guadaña como si fuese una especie de cola. Su mirada ahora buscó al rubio una vez abrió los ojos y fue cuando se dirigió de nuevo a él con su tono habitual.
- Parece ser que esos insectos están entrando por la otra parte, yo iré por la parte de arriba y los esperare por la zona de los archivos principales. Una vez eliminemos todas las ratas encontrémonos
Una vez hubo dicho aquello observó la ventana anterior y salió corriendo hacia el árbol, pegó un salto golpeando el aire con sus pies y empezando a subir usando la técnica del CP conocida como Geppou. No tardó mucho en llegar a aquel piso y meterse dentro, al parecer estaba más arriba que los otros corsarios que atacaban las plantas más bajas. De repente pudo notar como muchos pasos se acercaban a su posición, por lo que se preparó observando la puerta esperando a que entraran. Para pasar a la zona de archivos importantes, aquellos payasos deberían pasar por la guadaña del moreno. Estaba seguro de que el rubio eliminaría fácilmente a los otros, pero esperaba que no se cargara ningún archivo. Kogáto se sentó cómodamente en una de las sillas de la sala mientras silbaba calmado esperando a sus rivales. Movía la guadaña con su mano derecha de forma calmada con una media sonrisa inquietante digna del mayor de los asesinos. La sangre estaba por correr, y esa sala iba a ser el escenario que se llenaría del líquido rojo carmesí.
- ¡Necesito ayuda agentes, unos corsarios han entrado por el otro lado y están saqueando todo lo que encuentran, no podemos permitir que lleguen a los archivos principales!
El moreno devolvió la mirada al rubio y acto seguido observó una ventana a unos doce metros de altura, si se dividían y los derrotaban desde un lado distinto e inesperado, tendrían una gran ventaja. No podía creer que aquellos idiotas se hubiesen colado, cerró sus ojos unos segundos mientras se mentalizaba y su guadaña se movía inestable debido a su control de energía, de repente esta se relajó y la tomó con una mano del mango. Dejó de usar la energía para eso, pretendía ahorrarla y no pensaba gastarla moviéndola de un lado a otro, aunque era su manía. Tal vez por aquello su mote era el escorpión de las sombras, debido a su cabello oscuro y a la manía de mover la guadaña como si fuese una especie de cola. Su mirada ahora buscó al rubio una vez abrió los ojos y fue cuando se dirigió de nuevo a él con su tono habitual.
- Parece ser que esos insectos están entrando por la otra parte, yo iré por la parte de arriba y los esperare por la zona de los archivos principales. Una vez eliminemos todas las ratas encontrémonos
Una vez hubo dicho aquello observó la ventana anterior y salió corriendo hacia el árbol, pegó un salto golpeando el aire con sus pies y empezando a subir usando la técnica del CP conocida como Geppou. No tardó mucho en llegar a aquel piso y meterse dentro, al parecer estaba más arriba que los otros corsarios que atacaban las plantas más bajas. De repente pudo notar como muchos pasos se acercaban a su posición, por lo que se preparó observando la puerta esperando a que entraran. Para pasar a la zona de archivos importantes, aquellos payasos deberían pasar por la guadaña del moreno. Estaba seguro de que el rubio eliminaría fácilmente a los otros, pero esperaba que no se cargara ningún archivo. Kogáto se sentó cómodamente en una de las sillas de la sala mientras silbaba calmado esperando a sus rivales. Movía la guadaña con su mano derecha de forma calmada con una media sonrisa inquietante digna del mayor de los asesinos. La sangre estaba por correr, y esa sala iba a ser el escenario que se llenaría del líquido rojo carmesí.
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Los pasos cada vez estaba más cerca, el moreno terminó por levantarse sonriendo de lado mientras estiraba la mano cogiendo un libro al azar de aquella sala tan especial. Observó aquel libro cuyo título ponía “las formas más masivas de exterminio” con una media sonrisa algo más sádica lo guardó en su sudadera. Aquello le iba a servir para cumplir sus objetivos de manera rápida y simple, destrucciones masivas peligrosas era una combinación que le encantaba al moreno. Seguía escuchando pasos más cercanos y ahora se preparó para la pelea mientras sonreía de lado observando la puerta. Los pomos se giraron y la puerta se abrió dejando ver a bastante corsarios que venían sonriendo. Había un número de veinticuatro. Iba a reducirlo totalmente, sin pensárselo pegó un salto al aire con su Geppou comenzando a dar zancadas manteniéndose a una altura de dos metros del suelo.
- Dragón Fantasmal
Fue lo único que dijo el chico, los demás hombres miraron sin entender y de repente el agente lanzó un tajo con fuerza al aire, de dicho tajo surgió enseguida un enorme dragón de color blanco y de ojos rojos al estilo de la mitología chica ya que era bastante alargado como una serpiente. El enorme monstruo salió disparado hacia aquellos idiotas estrellándose contra el grupo y despezándolos debido a que era el aura de una onda de choque de energía constante con bastante potencia. Había matado un total de diez, ahora quedaban catorce y lo miraban horrorizados ante aquello. Tras ellos el dragón había seguido su curso arrasando la pared y saliendo estrellándose en el exterior contra el suelo. Ahora tocaba seguir la masacre de aquellos idiotas.
Bajó de su sitio mientras los observaba con una media sonrisa algo tétrica. Ahora sus pies tocaban el suelo, dos de ellos se lanzaron a por él con katanas en sus manos mientras gritaban con furia. El tipo solo tuvo que realizar dos movimientos de su guadaña para decapitarlos a ambos y que las cabezas rodaran por el suelo. Tenía mucho cuidado de no dañar nada, pero esto debido a su propio beneficio. Cuatro más corrieron hacia él con lanzas, uno a uno fueron cayendo ante las acometidas de la guadaña, el primero fue partido en dos mientras que el segundo fue decapitado también. El tercero por ir de chulo riendo, acabó con la garganta cortada. Él último lanzó un terrible tajo contra su pecho, pero de repente las palabras del moreno sonaron en un tono irónico y algo arrogante, como si estuviera muy calmado ante tan peligroso ataque contra su pecho.
- Tekkai.
El filo de la lanza se estrelló contra su pecho pero no le hizo nada, eso hizo que los ojos de aquel hombre se abrieran como platos. Ahora la guadaña blanca se desplazó gracias a un movimiento del agente, directa a por el estomago del infeliz. La hoja lo atravesó de lado a lado y lo dejó allí desangrándose, tras unos cinco segundos lo lanzó contra unas mesas vacías y se acercó clavando la hoja en su frente. Mataba a sangre fría sin ningún remordimiento, ahora se giró despacio observando al resto. Quedaban unos ocho, se sentó de repente en una silla mientras dejaba su guadaña en la mano apuntando hacia el techo. Su mirada estaba tranquila y no pretendía pelear con ellos si no le atacaban. Esto era debido a que pudo ver tras ellos un cadáver en el suelo, los piratas no se habrían dado cuenta, estaba claro, el chico rubio no andaba lejos y quería dejarle esos payasos a él.
- Dragón Fantasmal
Fue lo único que dijo el chico, los demás hombres miraron sin entender y de repente el agente lanzó un tajo con fuerza al aire, de dicho tajo surgió enseguida un enorme dragón de color blanco y de ojos rojos al estilo de la mitología chica ya que era bastante alargado como una serpiente. El enorme monstruo salió disparado hacia aquellos idiotas estrellándose contra el grupo y despezándolos debido a que era el aura de una onda de choque de energía constante con bastante potencia. Había matado un total de diez, ahora quedaban catorce y lo miraban horrorizados ante aquello. Tras ellos el dragón había seguido su curso arrasando la pared y saliendo estrellándose en el exterior contra el suelo. Ahora tocaba seguir la masacre de aquellos idiotas.
Bajó de su sitio mientras los observaba con una media sonrisa algo tétrica. Ahora sus pies tocaban el suelo, dos de ellos se lanzaron a por él con katanas en sus manos mientras gritaban con furia. El tipo solo tuvo que realizar dos movimientos de su guadaña para decapitarlos a ambos y que las cabezas rodaran por el suelo. Tenía mucho cuidado de no dañar nada, pero esto debido a su propio beneficio. Cuatro más corrieron hacia él con lanzas, uno a uno fueron cayendo ante las acometidas de la guadaña, el primero fue partido en dos mientras que el segundo fue decapitado también. El tercero por ir de chulo riendo, acabó con la garganta cortada. Él último lanzó un terrible tajo contra su pecho, pero de repente las palabras del moreno sonaron en un tono irónico y algo arrogante, como si estuviera muy calmado ante tan peligroso ataque contra su pecho.
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El filo de la lanza se estrelló contra su pecho pero no le hizo nada, eso hizo que los ojos de aquel hombre se abrieran como platos. Ahora la guadaña blanca se desplazó gracias a un movimiento del agente, directa a por el estomago del infeliz. La hoja lo atravesó de lado a lado y lo dejó allí desangrándose, tras unos cinco segundos lo lanzó contra unas mesas vacías y se acercó clavando la hoja en su frente. Mataba a sangre fría sin ningún remordimiento, ahora se giró despacio observando al resto. Quedaban unos ocho, se sentó de repente en una silla mientras dejaba su guadaña en la mano apuntando hacia el techo. Su mirada estaba tranquila y no pretendía pelear con ellos si no le atacaban. Esto era debido a que pudo ver tras ellos un cadáver en el suelo, los piratas no se habrían dado cuenta, estaba claro, el chico rubio no andaba lejos y quería dejarle esos payasos a él.
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Como el castaño predecía, el rubio no tardó mucho en surgir, precisamente de una especie de charco que no había visto antes. El chico surgió y acabó con gran parte de los que allí quedaban entre golpes y usando su habilidad. Estaba claro que era un elemento curioso y parecía desprender calor, sin embargo no entendía aún que podía ser. Dejó uno con vida, un hombre que seguramente era el líder de aquel grupo de estúpidos que había osado atacar aquel árbol de información tan valiosa. No había eliminado el jefe y le daba la espalda como si nada, tal vez prefería que el moreno se ocupara de él. Interrogarle podía ser una muy buena idea para averiguar que buscaba, pero al agente le daba igual eso, no le interesaba beneficiar al gobierno. Además conocía las palabras idóneas para quedar bien y no como un cabrón de tres al cuarto y de esa forma no podía levantar sospechas por su comportamiento. De modo que caminó hacia el líder mientras ahora hablaba en un tono calmado y serio dirigiéndose al chico avisándole de ello.
- Si tú o yo hubiéramos sido los derrotados piensa que no nos habrían interrogado o arrestado, nos hubieran matado simplemente, para evitar cosas así es mejor recurrir a los accidentes, ojo por ojo…
Antes de acabar la frase aquel líder sacó una espada bastante larga y atentó contra el moreno, sin embargo este bloqueó el arma imbuyendo su guadaña en haki armadura. La mirada de aquel hombre era de pánico mientras que los dos ojos de distinto color, del chico moreno permanecían serios y mostrando frialdad absoluta. Tras un ágil movimiento cortó el brazo derecho de su rival, acto seguido clavó la guadaña en el suelo y saltó sosteniendo el mango quedando haciendo el pino sobre este en pleno aire, una pirueta increíble. De ahí saltó volviendo a colocar sus pies en la parte intermedia del mango y saltó tres metros casi chocando con el techo, para lanzar un terrible tajo con fuerza al líder. Debido a la inercia y su fuerza, lo partió en dos de arriba abajo. Cada mitad cayó a un lado distinto acabando totalmente con la vida de aquel parásito.
- Y diente por diente
Dijo después mientras observaba como varios científicos se acercaban segundos más tarde agradecidos mientras algunos limpiadores acudían. Habían completado el trabajo a la perfección, el líder había caído seco por el tajo de aquel hombre. La guadaña ahora se movió por si sola volviendo a la espalda de su dueño y quedándose allí. Ahora el moreno se cruzó de brazos mientras observaba al tipo que tenía frente a él. Era el hombre que les había pedido ayuda anteriormente tras haber matado ellos la primera oleada de enemigos.
- Muchas gracias señores agentes, ha sido un placer haberles tenido aquí y ya veo que aún podemos confiar en el gobierno, les estamos agradecidos.
- No dé tantos agradecimientos, han tenido suerte, la próxima vez pongan más vigilancia, si no llegan a avisar podrían haber robado ya que nosotros no hubiéramos sido mandados. Sería una lástima que alguien robara un libro de estos archivos tan secretos.
Dijo de repente el moreno. Él mismo había robado un buen libro, pero había sido listo. Lo había hecho a escondidas sin que nadie le viera y se había asegurado de que no hubiese cámaras. Ahora se quedó observando a los científicos mientras dirigía la mirada a su compañero del CP1. Había peleado bastante bien y había estado a la altura de un potente aliado.
- Si tú o yo hubiéramos sido los derrotados piensa que no nos habrían interrogado o arrestado, nos hubieran matado simplemente, para evitar cosas así es mejor recurrir a los accidentes, ojo por ojo…
Antes de acabar la frase aquel líder sacó una espada bastante larga y atentó contra el moreno, sin embargo este bloqueó el arma imbuyendo su guadaña en haki armadura. La mirada de aquel hombre era de pánico mientras que los dos ojos de distinto color, del chico moreno permanecían serios y mostrando frialdad absoluta. Tras un ágil movimiento cortó el brazo derecho de su rival, acto seguido clavó la guadaña en el suelo y saltó sosteniendo el mango quedando haciendo el pino sobre este en pleno aire, una pirueta increíble. De ahí saltó volviendo a colocar sus pies en la parte intermedia del mango y saltó tres metros casi chocando con el techo, para lanzar un terrible tajo con fuerza al líder. Debido a la inercia y su fuerza, lo partió en dos de arriba abajo. Cada mitad cayó a un lado distinto acabando totalmente con la vida de aquel parásito.
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Dijo después mientras observaba como varios científicos se acercaban segundos más tarde agradecidos mientras algunos limpiadores acudían. Habían completado el trabajo a la perfección, el líder había caído seco por el tajo de aquel hombre. La guadaña ahora se movió por si sola volviendo a la espalda de su dueño y quedándose allí. Ahora el moreno se cruzó de brazos mientras observaba al tipo que tenía frente a él. Era el hombre que les había pedido ayuda anteriormente tras haber matado ellos la primera oleada de enemigos.
- Muchas gracias señores agentes, ha sido un placer haberles tenido aquí y ya veo que aún podemos confiar en el gobierno, les estamos agradecidos.
- No dé tantos agradecimientos, han tenido suerte, la próxima vez pongan más vigilancia, si no llegan a avisar podrían haber robado ya que nosotros no hubiéramos sido mandados. Sería una lástima que alguien robara un libro de estos archivos tan secretos.
Dijo de repente el moreno. Él mismo había robado un buen libro, pero había sido listo. Lo había hecho a escondidas sin que nadie le viera y se había asegurado de que no hubiese cámaras. Ahora se quedó observando a los científicos mientras dirigía la mirada a su compañero del CP1. Había peleado bastante bien y había estado a la altura de un potente aliado.
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Todo estaba perfecto, el moreno pensaba ya en largarse de aquel lugar. Sin embargo escuchó a su compañero algo de contar los libros. “Maldición, si se dan cuenta voy a tener que matarlos a todos y decir que fueron los piratas” Pensó mientras disimuladamente se colocaba detrás de una estantería envolviéndose unos segundos en llamas e iluminando sus ojos, de esa forma nadie le vio. Al segundo escuchó un ruido muy fuerte y las llamas desaparecieron, había estado a punto de transformarse en su forma completa y haberlos exterminado a todos. Se asomó de nuevo y pudo ver como la estantería estaba tirada en el suelo, tras aquello el rubio miró al anciano y le dijo el número de libros que había, este dijo que estaban todos. Al parecer o el chico no sabía contar o había mentido, fuese como fuese, había salvado la vida de aquellas personas pues en caso de que le hubieran pillado, los habría asesinado a sangre fría.
De repente el rubio se acercó a él diciendo aquellas palabras. El moreno no se movió ni un segundo. Era bastante extraño, no le había delatado. Ahora asintió simplemente mientras pasaba por delante de la estantería de forma calmada observándola. Los ancianos lo miraban confusos mientras intentaban entender que hacía, en ese momento el agente sonrió de lado mientras miraba a su compañero con una mirada calmada y tranquila. “Qué cabrón, hay dos libros menos, uno lo tengo yo, ah sí que el otro lo has cogido tú” Pensó mientras le sonreía con una mirada inquietante, intentado decirle que sabía perfectamente que tenía uno de los libros. El analizador CP4 volvió a mirar ahora a los demás tipos que había allí reunidos mientras les dirigía la palabra de forma calmada y con aquel tono frio de siempre, muchos ya se habían acostumbrado a dicho tono.
- Todo en orden, ahora debo irme, debo partir a una misión secreta. Después de realizar esta debía largarme a la siguiente.
Dijo en voz alta mirando a su compañero para después pasar por su lado de forma calmada y de repente salir corriendo hacia la ventana. Saltó de repente por ella en un acto suicida, muchos ancianos corrieron para ver qué diablos pasaba, pero de repente usando el Geppou empezó a desplazarse por el aire dirigiéndose al mar. Allí pudo ver algo que le gustó, al parecer en ese momento un barco de turistas estaba pasando por la orilla, era su billete para largarse de la isla y dirigirse a otra para realizar alguna maldad con su identidad oculta de asesino. Se dirigió a la parte de atrás del barco y aterrizó de forma sigilosa en esta mientras ahora sonreía de lado. Ya estaba dentro de aquel lugar y solo debía entrar y quedarse oculto en algún camarote vacio o matar a las personas que ocuparan ya uno.
No tardó en encontrar uno perfecto, se componía de una puerta que estaba abierta, pero ahora él podría echar el cerrojo, una cama de un tamaño normal. Algunas estanterías decoraban el camarote y además había una mesita y un armario. El chico se metió y cerró la puerta con cerrojo, después se quitó la sudadera y la malla negra quedando con el torso al descubierto y con el pantalón solamente pues se quitó las sandalias. Ahora estaba realmente cómodo y se echaría una siestecita, después se ocuparía de quemar aquel barco y largarse de allí llevándose más precio por su cabeza. Él ya tenía sus propios planes y estaba claro que la destrucción del barco encajaba en ellos, pero ahora solo quería dormir.
De repente el rubio se acercó a él diciendo aquellas palabras. El moreno no se movió ni un segundo. Era bastante extraño, no le había delatado. Ahora asintió simplemente mientras pasaba por delante de la estantería de forma calmada observándola. Los ancianos lo miraban confusos mientras intentaban entender que hacía, en ese momento el agente sonrió de lado mientras miraba a su compañero con una mirada calmada y tranquila. “Qué cabrón, hay dos libros menos, uno lo tengo yo, ah sí que el otro lo has cogido tú” Pensó mientras le sonreía con una mirada inquietante, intentado decirle que sabía perfectamente que tenía uno de los libros. El analizador CP4 volvió a mirar ahora a los demás tipos que había allí reunidos mientras les dirigía la palabra de forma calmada y con aquel tono frio de siempre, muchos ya se habían acostumbrado a dicho tono.
- Todo en orden, ahora debo irme, debo partir a una misión secreta. Después de realizar esta debía largarme a la siguiente.
Dijo en voz alta mirando a su compañero para después pasar por su lado de forma calmada y de repente salir corriendo hacia la ventana. Saltó de repente por ella en un acto suicida, muchos ancianos corrieron para ver qué diablos pasaba, pero de repente usando el Geppou empezó a desplazarse por el aire dirigiéndose al mar. Allí pudo ver algo que le gustó, al parecer en ese momento un barco de turistas estaba pasando por la orilla, era su billete para largarse de la isla y dirigirse a otra para realizar alguna maldad con su identidad oculta de asesino. Se dirigió a la parte de atrás del barco y aterrizó de forma sigilosa en esta mientras ahora sonreía de lado. Ya estaba dentro de aquel lugar y solo debía entrar y quedarse oculto en algún camarote vacio o matar a las personas que ocuparan ya uno.
No tardó en encontrar uno perfecto, se componía de una puerta que estaba abierta, pero ahora él podría echar el cerrojo, una cama de un tamaño normal. Algunas estanterías decoraban el camarote y además había una mesita y un armario. El chico se metió y cerró la puerta con cerrojo, después se quitó la sudadera y la malla negra quedando con el torso al descubierto y con el pantalón solamente pues se quitó las sandalias. Ahora estaba realmente cómodo y se echaría una siestecita, después se ocuparía de quemar aquel barco y largarse de allí llevándose más precio por su cabeza. Él ya tenía sus propios planes y estaba claro que la destrucción del barco encajaba en ellos, pero ahora solo quería dormir.
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