Aki y Joker " The Killing Joke"

*Noche cerrada en la  villa de Baterilla. Sus ciudadanos se encontraban durmiendo en sus cómodas casas sin saber que ocurría más allá de las lindes de la propia ciudad. Saliendo de la  aldea, colina arriba se encontraba una feria de circo totalmente abandonada, al menos eso aparentaba. Antiguamente los ciudadanos de Baterilla veían su turismo crecer gracias a aquel lugar, pero, todo acabó con la aparición del cadáver de una niña llamada Marian. Esta niña fue encontrada colgada del tiovivo bocabajo con una gran sonrisa dibujada a cuchillo y una carta de Comodín colgando de su cuello. La población quedó consternada tras aquel suceso y se vió obligada a cerrar la feria y comenzar a temer por el "asesino sonriente".

*Se dice que algunos aldeanos oyen risas desde la feria abandonada, otras veces música. Pero, nadie se ha atrevido a entrar de nuevo allí. Aquella noche cerrada en baterilla, la música comenzó a escucharse desde la colina, oyéndose cosas como "rico caramelo, rico caramelo " " vean el espectáculo de leones" " titit..tititit. bom bom". Las luces se encendieron aparentemente, pero solo los dos focos de la entrada, dejando el resto a oscuras. Los pocos ciudadanos de Baterilla que se asomaron a su ventana para ver solo pudieron decir.*

-Otra vez no...niñas volved a la cama.

-Pero yo quiero caramelo papa.

-HE DICHO QUE VUELVAS A LA CAMA CON TU HERMANA.

*La ciudad llevaba aterrada 2 años por estos acontecimientos,¿que demonios pasaba en esa feria?. Lamentablemente la hermana menor de aquella familia logró escapar de la casa e ir a la feria, ella esperaba que le dieran caramelo y nada más pasar de largo los focos de la entrada una figura oscura enseña su mano a la luz con un poco de caramelo en una manzana*

-¿Quieres caramelo niñita?, sígueme hay mucho mas allí *señalando la carpa del circo*

*La niña sin dudarlo corre con aquel extraño y tras 30 segundos se escucha un grito desde la feria*

Llegué a la ciudad a media tarde, pero llevaba todo el día caminando y lo primero que hice fue echarme a dormir contra una farola. Me arropé en mi capa y ahí me quedé. Juraría que un par de lugareños se me acercaron preocupados, aunque tal vez lo haya soñado...

Hacía exactamente tres días que venía buscando la villa de Baterilla. Aquella noche, cuando entré a la taberna, había un tipo temblando a un lado de la barra. El posadero le había echado una manta por los hombros y le ofrecía bebidas calientes. El pobre tipo parecía aterrado, y en sus ojos despuntaba la locura. Yo había venido con la intención de flirtear con alguien para que pagase una habitación...y después darle con la puerta en las narices, por supuesto. Pero el señor asustado me había llamado la atención. Jeje...sonriendo encantadora me acerqué y agachandome hasta su altura y le pregunté que era lo que había ocurrido. Al principio no quería hablar, pero un par de minutos después, gracias a la persuasión y un generoso abrazo, me lo contó todo. Venía de un lugar llamado Baterilla, donde en la cima de la colina había una ''feria fantasma'' donde se oían sonidos y se veían luces extrañas. Me embargaron pensamientos melancólicos de mi infancia y resolví ir allí. Un par de carantoñas más y el tipo me enseñó la dirección. Qué simple.

Por desgracia...me perdí, y me llevó mas tiempo del que había calculado. Para cuando desperté se había echo de noche. Bostecé y mirando a mi alrededor, cuando empecé a escuchar frases conocidas. Sonriendo, me dirigí a la colina de la que salían. A medio camino, me impacienté y eché a correr. Estaba exultante, llevaba mucho sin pasar por una feria y tenía morriña...Frené en seco al llegar a la cima, y la capa ondeó a mi alrededor. Las dos luces de la entrada parecían darme la bienvenida, y con paso firme, me dispuse a entrar.

*Al llegar aquella muchacha pelirroja a la entrada, por primera vez en dos años, toda las luces se encendieron, todas las atracciones comenzaron a moverse y la música inundó la zona. A pesar de todo el colorido, la feria estaba totalmente en ruinas, dandole un aspecto fantasma. Se volvian a escuchar las frases de caramelo entre otras, cocnretamente de la caseta de dulces*

-Vengan vengan caramelo gratis!!

*Una figuro oscura dentro de la caseta vendía caramelo a los visitantes, solo se miraba su mano, la cual llevaba una manga morada y un guante blanco*

-¡¡Caramelo gratis por esta nochee!!

*Las atracciones continuaban y aquella niñita que se había escapado de casa no aparecía en la explanada de la feria, solo la recién llegada*

Tan pronto puse un pie dentro de la feria, una explosión de luz y sonido me sobresaltó. Las atracciones estaban en movimiento, las luces se encendieron, y por un momento todo se volvió mágico. Solo era una ilusión, por supuesto. Bastaba echar un vistazo para descubrir el óxido y la descomposición allí presentes. De todas maneras, me brillaban los ojos. Oí una voz gritando caramelo gratis. No era exactamente mi alimento preferido, pero era obvio que aquel que decía debía de ser la misma persona que había puesto en marcha la feria. Después de un par de vueltas, identifiqué a la voz saliendo de una caseta. Tan solo se veía una manga morada y una mano enfundada en un guante blanco. Sonreí y me acerqué.

-Quería darle las gracias por resucitar esta feria. ¿No son hermosas las luces de las atracciones?

Me quedé mirando a la oscuridad, allí a donde suponía que el hombre tenía la cara.

-No me gusta el caramelo, ¿Sabe usted dónde puedo conseguir palomitas? Me apetece algo salado.

*Aquel hombre quedó silenciado ante la respuesta de la muchacha, pero ahora, entre la sombra de la caseta se vio una gran sonrisa, tan amenazarte como psicópata que pronunció unas palabras*

-En la casa de la risa *señaló con la mano que sostenía el caramelo*- Entra por la puerta principal y enciende, nada mas entrar el interruptor de tu derecha.

*La feria continuaba funcionando, y la casa de la risa, era el lugar más grande. Aquel hombre desapareció en la oscuridad de la caseta ¿a donde había ido?. Sin duda, la curiosidad y hambre de la muchacha se resolverían entrando en la casa de la risa*

Me estaba divirtiendo con las maneras del extraño. Resultaba obvio que era una trampa, esa sonrisa no me daba precisamente la bienvenida. Sin embargo, no había caminado tres días para resultar muerta a la primera. Las luces y sonidos de las atracciones a mis espaldas me inspiraban confianza. El hombre desapareció entre las sombras, dejándome un escalofrío de emoción por todo el cuerpo. No pude evitar una sonrisa mientras le hacía una exagerada reverencia a la oscuridad. Puede que yo no le viera, pero no era tan idiota de pensar que me había perdido de vista.

-Gracias por las indicaciones. Iré pues, espero encontrarle de nuevo. Todo este colorido se disfruta más estando acompañada, ¿No lo cree?

Sin mas, me giré con un revuelo de mi capa y me dirigí a la gigantesca casa de la Risa. Me evocaba muchos y muy tiernos recuerdos, no pude evitar quedarme unos minutos a la entrada haciendo memoria. Una tímida sonrisa melancólica asomaba a mi rostro. Al fin, me estiré y desperecé y echando una última mirada al negro cielo nocturno, me aventuré a entrar. Estaba oscuro como boca de lobo, pero él había dicho que había un interruptor a la derecha. Dado el estado de toda la feria, temí electrocutarme, por lo que me agaché en busca de un palo o algo con lo que darle al interruptor. Por desgracia solo encontré una piedra suelta. Me encogí de hombros y le di con ella al interruptor, intrigada por ver qué ocurriría.

*El interruptor encendió un pasillo en La Casa de la risa, pero para sorpresa e la muchacha al encender las luces se encuentra a pocos centímetros de su cara al cadáver de la niñasecuestrada hace 2 años pudriéndose, con una gran sonrisa hecha a cuchillo en la cara sujetada por cadenas en el aire mirándo a la muchacha pelirroja fijamente , y a los pies de esta, palomitas*

*En ese momento una voz se escucha*

-!!Bienvenida a la casa de la risa , los juegos y la diversión!!

*La puerta de detrás de la muchacha pelirroja se cierra, dejando solo ver el pasillo de luces y el cadáver. El Pasillo, resultaba ser un laberinto de espejos. Podía avanzar hacia adelante únicamente. En ese momento suena música de feria dentro del laberinto de espejos*

-Vaya!

Eso no me lo esperaba. Un cadáver de una niña (Muerta sabe dios cuánto ha, a juzgar por el olor...uff.) Había aparecido justo enfrente de mi cara. Tenía una larga sonrisa, evidentemente cincelada a cuchillo, con gotitas de sangre seca por doquier, a modo de tenebroso pintalabios. Unos ojos azules me miraban fijamente, resecos, y el pelo se le enredaba por los hombros, sucio y lleno de polvo. ¿Cuánto llevaría ahí? Bueno, no era asunto mío. Unas cadenas la sujetaban desde lo alto. A sus pies una solitaria bolsa de palomitas, me miraba con deseo. Me quedé perpleja un par de segundos, antes de alargar la mano y cerrarle los ojos con delicadeza. No me inspiraba compasión, pero los muertos deberían quedarse dormiditos y no salir a fastidiar. Acto seguido le di un manotazo bestial que la hizo balancearse de lado a lado como una macabra marioneta. Me giré hacia el laberinto de espejos y con las manos en las caderas, grité a la nada:

-¡Pero bueno! Pensaba que era la única chica aquí esta noche. Tsk...todos los hombres sois iguales. Por suerte...-dije mientras me echaba el pelo por los hombros con descaro y me inclinaba a coger las palomitas.- Por suerte, eso no ocurre con las mujeres. Y si uno de los dos va a acabar colgado de cadenas...creo que a usted le favorecen más.

Dicho esto, me encaminé con paso firme por el camino de espejos, atenta y sonriendo encantada. Me estaba divirtiendo demasiado. ¡Era fantástico!

*En el laberinto de espejo se observaban caras de todo tipo de payasos riendo a la vez. En ese preciso costante los cristales cambiaban de posición cada 2 minutos, creando un laberinto totalmente nuevo. Tras varios minutos reconfigurándose el laberinto deja ver un pasillo con una puerta al fondo. La puerta era de color verde con unos HA HA HA pintados en ella de color morado. Un cartel la adonada en su centro donde ponía "sala de espectáculos". El único camino era aquel pasillo. Mientras tanto los payasos se reían a través de los espejos ¿serían reales o una mera ilusión?. Por megafonía se escuchaba una especie de canto de aquel payaso que le había ofrecido algodón de azúcar*

-¿Porque se fue? ¿me abandonó? La niñita que quiero hoy....paseeen y veeaan lo que tras la puerta se encondee, un gran premio del tamaño de un puenteee...ten cuidado de que no te encuentre...

Comiendo palomitas me adentré en el laberinto de espejos mirando a todas partes con curiosidad sincera. Esperaba verme reflejada, pero todo lo que había eran caras de grotescos payasos riendo. Me acerqué a uno de los espejos y di unos golpecitos con la mano tratando de descubrir el truco que había conseguido tal cosa. Seguro que resultaría útil en los espectáculos de mi troupe...

Pero en cuanto lo toqué, empezó a moverse. Me aparté algo sobresaltada, pero riendo de la sorpresa. Fui esquivando los diferentes espejos que se movían a mi alrededor. Era casi como bailar, y era muy entretenido. Seguí comiendo palomitas entretanto. Estaban deliciosas, al punto justo de sal y con mucha mantequilla. Hmm...De pronto, me di cuenta de que yo seguía bailando, pero el laberinto ya no se movía. Los payasos seguían riendo como un macabro coro, pero no les hice caso. Me di la vuelta y me encontré frente a un pasillo largo, con una puerta al fondo. Era verde, y estaba pintarrajeada encima. ''HA HA HA'' decía la pintada. Un cartel identificaba la puerta.

''Sala de espectáculos''

Eché a andar por ese único camino obvio, y de repente empezó a escucharse una voz, proveniente seguramente de unos altavoces que no podía ver. Reconocí en ella al tipo que antes me había ofrecido dulce algodón y me había indicado el camino. Cantaba, parecía alegre. Mi sonrisa se acentuó. Ya eramos dos. Respirando hondo, cambie mi mano izquierda por una garra de tigre, y con cuidado seguí comiendo palomitas. Así al menos podría reaccionar si algo ocurría al cruzar la puerta. Pues había llegado al término del pasillo y solo eso me quedaba por hacer. Pero llamar a la puerta lucía absurdo y hasta aburrido en ese lugar, así que la abrí de una patada y rápidamente me adentré en la oscuridad.

*Aquella sala estaba completamente iluminada por candelabros y una arañera en su centro. La decoración era muy particular pues El Joker se encontraba sentado junto a una mesita tomando un té mientras veía dibujos animados con las piernas cruzadas con la taza en mano. La sala estaba decorada por muchos juguetes y recortables de niñas por toda la sala. Joker al oír el estruendo no se inmutó y vió a la muchacha comiendo las palomitas que le había ofrecido le dijo*

-Hola querida pasa pasa ven a ver dibujos animados conmigo ¿quieres te?¿cafe?

Cuando entré a la sala, no se lo que me esperaba, pero desde luego no esto. La iluminación era bastante tétrica, compuesta de velas en numerosos candelabros. Desde el centro del techo, una enorme lámpara de araña dominaba el lugar. Desde una televisión llegaban ruidos de dibujos animados. Nunca me había interesado mucho por ellos, no tuve televisión en mi infancia. Pero parecían entretenidos, ya que el hombre de antes estaba sentado enfrente, viéndolos. No disimulé mi sorpresa. Había supuesto que me costaría un poco más encontrarle, pero quién soy yo para juzgarle. Me acerqué mirando alrededor. Juguetes. Muñecos y peluches, trenecitos eléctricos, pelotas y muchos más llenaban la sala. Recortables de niñas adornaban las paredes y el suelo. Me detuve junto al hombre. Tomaba algo que parecía té en una taza y estaba sentado con las piernas cruzadas. Me senté a sus pies, rechazando silenciosamente la otra silla. Recosté mi espalda contra un gigantesco oso panda de peluche y seguí comiendo palomitas. La verdad, estaban deliciosas. Le sonreí, no tenía sed.

-No, gracias. Estoy disfrutando la comida, no me apetece mezclar el sabor con otra cosa. ¿Quiere usted que comparta mis palomitas? Por cierto...hermosa feria. Hacía bastante que no estaba en una, me despierta la añoranza...pero por otra parte, también mi sangre hierve de excitación por seguir jugando. ¿Sabe a lo que me refiero?

Le miré con la mirada llena de una inocencia que no sentía. No creía poder confiar en aquel desconocido, pero tampoco iba a marcharme con el rabo entre las piernas.

*El Joker miraba como comía las palomitas que le había ofrecido ¿De verdad había sido tan fácil?.El payaso se giró y observó sentado a la muchacha en el oso panda de sus sala, y este comenzó a esbozar una risa*

-¿Están ricas eh? a mi me encantaaaaaan juju.

*Se vuelve a girar y mira los dibujos sin dejar de hablar *

-Espero que te guste el somnífero con el que están fabricadas muchacha .....jujjajajajajajajajaaj ¿va a ser una gran noche no crees? *Se levanta y saca un revolver de su chaqué y camina hacia la muchacha*

-Hora de dormir....*El somnífero tendría que haber hecho efecto dentro de unos minutos pues el joker ya había planeado dar las palomitas con un anticipo de 5 minutos mientras hablaba con la muchacha en el pasillo anterior así como por el resto de la atracción, por tanto o hacía algo o podía quedarse dormida, mientras que, aquel payaso...sostenía el revolver.*

Miré a las palomitas, calculando. No había comido tantas, quedaba aún bastante más de la mitad así que seguramente tardara algo en hacer efecto. Sonreí, ventajas de disfrutar la comida despacito. Me incliné y mientras miraba al payaso a los ojos sin dejar de sonreír, dejé las palomitas a mis pies para luego levantarme y estirarme. Tenía la certeza de que el hombre no dispararía hasta verme dormida. Le di un puntapié al envoltorio y las palomitas se desparramaron entre ambos.

-Por casualidad, ¿Cuánto pusiste? Porque todavía me siento muy despierta. Lo suficiente para jugar un rato más... ya soy mayorcita y puedo quedarme hasta tarde, señor.

Le guiñé un ojo. Seguramente no tuviera mucho más que unos minutos de todas maneras, así que más me valía actuar rápido. Lancé un par de ondas cortantes a su mano que sujetaba el revolver y di unos pasitos de baile para coger impulso antes de saltar en el aire, dar una voltereta y aterrizar tras él. Iba contando mentalmente. Empezaba a perder energía. Era el momento. Cambié y me transformé en una enorme tigresa. Si ya antes no había tomado la dosis entera, dudaba mucho que fuera suficiente para algo de este tamaño. Seguramente en unos minutos ya se habría disipado lo suficiente como para que volviera a mi forma natural. Traté de apoyar una garra en su hombro mientras le rodeaba el cuello con la otra. Con una felina sonrisa, pensé:

- Game over, mister.

[AI]

*Mi mano se queja al recibir el golpe dejando caer el revolver al suelo bajo un leve gemido de dolor, pero en el transcurso en el que la muchacha saltaba por encima mía me giré hacia ella y  apreté  la flor de mi pecho con mi otra mano  lanzando un chorro de ácido hacia su pecho, si ella decidia evitar el ácido lograría  evadir su  golpe, si me atacaba y no lo evitaba, el ácido haría el resto corroyendo posiblemente su pecho y por tanto caería antes de tocarme*
[AI]

Nota: Este ácido atraviesa metal con mucha facilidad, si toca carne puedes decir sayonara y estando a poca distancia, más.

Me eché hacia atrás en cuanto le vi mover la mano con determinación. Justo a tiempo, aterricé frente a él mientras un chorro de algo salía de esa flor que llevaba en el pecho. Al caer al suelo, se oyó un desagradable sonido mientras el ácido corroía el cemento. Fijé mis ojos en el hombrecito frente a mi, cautelosa. Estaba claro que acercarse era sin duda mala idea.

Pero yo tenía otros ases en la manga.

Comencé a gruñir, aumentando el sonido hasta que se convirtió en un auténtico rugido que retumbó por todo el lugar. De entre mis fauces salieron disparadas ondas cortantes, que el viento producido por mi rugido volvía impredecibles. Eran mortíferas, complicadas de esquivar, y se dirigían hacia él. Mientras, sin quitarle un ojo de encima, retrocedí un par de pasos y esperé a su siguiente movimiento. Él había demostrado ser astuto... pero yo no pensaba quedarme de brazos cruzados. Al fin y al cabo, cuanto más complicada es la pelea, más divertido es ganarla.

Centré mis sentidos en mi misma, buscando cambios que me dijeran que la sustancia ya se había consumido. Un poco más, apenas uno o dos minutos y volvería a estar al 100%. Solo tenía que aguantarle un poco más.